David Stoll, ¿América Latina se vuelve protestante? Las políticas del crecimiento evangélico
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La reconstrucción y la última lluvia

Basándose en el lenguaje bíblico sobre tomar el dominio de la tierra, la derecha religiosa empezó a hablar de «tomar el dominio» sobre la sociedad norteamericana y «reconstruirla» según los principios bíblicos. Leales a su perspectiva de conquista, algunos dieron el siguiente paso lógico: que la Biblia prometía a los cristianos el dominio político sobre todas las naciones. «La orden de nuestro General es que pongamos a las naciones del mundo bajo Su dominio», escribió un creyente. «Se nos ha ordenado disciplinarlos y se nos ha prometido que nuestro Señor permanecerá con nosotros hasta que se complete la conquista. Los líderes y las personas de las naciones que planeen renunciar a la regla de Dios están conspirando en vano. Se debe decir a los individuos y a las naciones: el Reino de Dios ha llegado y su crecimiento no tendrá fin.»{41}

Una fuente de inspiración para esta clase de pensamiento fue la teología de la Reforma, que descendía de Juan Calvino y su experimento en Ginebra. La derecha religiosa no era la única que acudió a la tradición de la Reforma como una guía para el papel de la iglesia en la sociedad. A lo largo del espectro político, los evangélicos hablaban sobre la necesidad no sólo de esperar pasivamente la segunda llegada de Cristo, sino también de promover los valores del Reino aquí y ahora. Algunos neo-evangélicos utilizaron los valores del Reino, como la justicia social, para hacer una distinción entre lo cultural y lo bíblico, para separar el auténtico mensaje del evangelio de las distorsiones realizadas por el hombre, y para emitir críticas radicales contra el evangelicalismo norteamericano.{42} [78]

Para el movimiento «Reconstrucción Cristiana», lo ideal era el regreso a la regla de Dios tal como la habían ejemplificado los puritanos que colonizaron América del Norte en el siglo diecisiete. Debido a que los reconstruccionistas se sentían también atraídos por la ideología ultraderechista de la supervivencia –el afán de almacenar armas y víveres para sobrevivir los últimos días– su idea de convertir a los Estados Unidos en una nación cristiana era una feroz combinación de teocracia y darwinismo social.{43} «Las así llamadas sociedades subdesarrolladas», escribió un iluminado reconstruccionista, «son subdesarrolladas porque son socialistas, demoníacas y malditas».{44}

Otra fuente de inspiración para la toma de dominio era una oscura tradición pentecostal conocida como la «última lluvia». Concebida como una emanación del Espíritu Santo, bañaba a la derecha religiosa y a algunas de las misiones más dinámicas para América Latina. La tradición se originó entre los evangélicos deseosos de obtener la misma clase de poder espiritual derramado por el Espíritu Santo en la época del Nuevo Testamento. Dicha «primera lluvia», decidieron, sería seguida por una «última lluvia» de milagros al fin del mundo. Los historiadores no han prestado mucha atención a la última lluvia. Sólo recientemente la influencia de sus enseñanzas ha sido tomada en cuenta.

Por lo menos parte de la presente difusión puede remontarse al descenso del Espíritu Santo durante los avivamientos a finales de los años 40, en el lugar poco probable de North Battleford, Saskatchewan. La ocasión fue un cisma local en la rama canadiense de las Asambleas de Dios. Los líderes de la división profetizaban un avivamiento universal, un movimiento poderoso del espíritu que arrebataría al mundo antes del regreso de Cristo. Declarando su nombramiento divino, anunciaron la restauración de los ministerios del Nuevo Testamento y se nombraron apóstoles y profetas. Extendiendo sus manos, impartían curaciones físicas y otros dones espirituales. Para sus seguidores, pronunciaban profecías detalladas que tenían que obedecer. Después de que surgió el temor de que se tomaran las Asambleas de Dios, los líderes fueron condenados como no-bíblicos y expulsados de las iglesias establecidas.{45}

Como lo sugiere el episodio, la lluvia espiritual de milagros y revelaciones fue demasiado trastornadora para las denominaciones pentecostales establecidas. [79] Para esta etapa, perseguían moderación y aceptación del mundo cristiano más extenso. Poco después, la última lluvia había caído en el olvido, dejando atrás únicamente a grupos separados que se consideraban los «hijos manifiestos de Dios» o los «vencedores». Creían que antes de la llegada de Cristo tomarían el dominio sobre la tierra y sobre la misma muerte.{46} Pero las ideas asociadas con la última lluvia persistían como una tradición esotérica que corría por debajo en el movimiento pentecostal. En el siguiente gran avivamiento pentecostal, con la renovación carismática de la década de 1960, estas ideas emergieron nuevamente en la forma de varias doctrinas.

Una de tales convicciones era que, a través del «poder de la palabra», los cristianos de elite podían dirigir eventos y gobernar el universo, una creencia popularizada en la «confesión positiva», también conocida como «nómbrala y exígela». Otra doctrina que nació de la última lluvia enfatizaba la sumisión a la autoridad espiritual: se manifestaba en el movimiento «pastoral» o «discipulado». Al igual que los mentores de la última lluvia, los líderes pastorales se consideraban apóstoles y profetas, practicaban la puesta de manos, y entregaban profecías para que sus discípulos las siguieran al pie de la letra.

Un argentino llamado Juan Carlos Ortiz –coincidentemente, cuñado del evangelista Luis Palau– desempeñó un papel prominente en la formulación de la doctrina pastoral. A pesar de ser expulsado de las Asambleas de Dios en su propio país, Ortiz y su sistema llegaron a los Estados Unidos a través de un grupo llamado Ministerios Cristianos de Crecimiento de Fort Lauderdale, Florida. A medida que los evangelistas de Fort Lauderdale establecían cadenas de sumisión hacia sí mismos alrededor del país, llegaron a tener demasiado éxito en la opinión del liderazgo pentecostal establecido, el cual les acusó de tomar un «control antibíblico» sobre sus seguidores y de «robar las ovejas» de otros pastores.{47}

Durante el escándalo resultante, el movimiento pastoral supuestamente ablandó sus prácticas autoritarias. Pero bajo el nombre de «renacimiento o avivamiento de restauración», los mismos líderes, junto con muchos otros nuevos, expandieron su agenda para los años ochenta.{48} En un momento en que muchos carismáticos habían perdido la esperanza [80] de renovar las denominaciones establecidas, los restauracionistas les urgían a desertar hacia nuevas asociaciones carismáticas que «restaurarían» la auténtica iglesia del Nuevo Testamento.{49} Los restauracionistas también esperaban que un avivamiento masivo arrebataría al mundo y anunciaría el Reino de Dios. Sobre la base de una iglesia restaurada, el mundo se construiría nuevamente. En cuanto a su propio papel, se consideraban como co-gobernantes con Cristo, como señores espirituales de un nuevo orden del mundo. Entre ellos se encontraban los consejeros religiosos que rodeaban al dictador evangélico de Guatemala, Efraín Ríos Montt.

Notas

{41} Monte Wilson de Fishers and Builders, en Tallahassee, Florida, «The Nations of the World Are His!» Forerunner (Gainesville, Florida: Maranatha Campus Ministries), agosto de 1986, pp. 20-21.

{42} Christianity Today, 5 de septiembre de 1986, pp. 30-31.

{43} David Rausch y Douglas Chismar, «The New Puritans and their Theonomic Paradise», Christian Century, 3 de agosto de 1983, pp. 712-715.

{44} Gary North, citado por Rodney Clapp, «Democracy as Heresy», Christianity Today, 20 de febrero de 1987, pp. 17-23.

{45} Darrand y Shupe 1983: 33-59, véase también Holdcroft 1980.

{46} «The Manifest Sons of God», 1985, y «Satan Unmasked», s.f. [folletos], Sacramento, California: Apologetics Resource Center.

{47} Edward E. Plowman, «The Deepening Rift in the Charismatic Movement», Christianity Today, 1º de octubre de 1975, pp. 52-54. John Maust, «Charismatic Leaders Seeking Faith for Their Own Healing», Christianity Today, 4 de abril de 1980, pp. 44-46. Berberian 1983: 40-41, 82-109.

{48} Para la descripción de un movimiento similar en Gran Bretaña, véase Walker 1985.

{49} Larry Tomczak, «God's Solution to the Current Crisis», People of Destiny (Wheaton, Maryland), septiembre-octubre de 1983, pp. 4-9.

 

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