David Stoll, ¿América Latina se vuelve protestante? Las políticas del crecimiento evangélico
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El renacimiento de restauración

El movimiento de restauración tenía el apoyo de algunos de los principales televangelistas, incluyendo a Pat Robertson. Pero a nivel de sus seguidores, consistía en una multitud de ministerios y de iglesias carismáticas. Varios de sus líderes salieron de las Asambleas de Dios, cuya combinación de fervor y supervisión había producido muchos empresarios espirituales que seguían su propio llamado. En América Latina, los restauracionistas estaban representados, principalmente, por nuevas misiones que formaban parte del tremendo fermento pentecostal. Pero su influencia también era visible en dos extensas organizaciones. Una era Juventud con una Misión (YWAM), la más grande de las agencias que envía miles de jóvenes norteamericanos en cortos viajes evangelizadores alrededor del mundo. Otra era la Fraternidad de Hombres de Negocios del Evangelio Completo (FGBMF), una red de clubes de hombres cuyos líderes –generalmente del «cinturón del sol» conservador del Sur y Oeste de los Estados Unidos– buscaban evangelizar a las elites políticas, militares y empresariales de América Latina.

Este era el ala más dinámica y expansionista del evangelicalismo norteamericano. Los carismáticos restauracionistas tendían a ser jóvenes, que recientemente habían dejado vidas de pecado y que todavía atravesaban crisis espirituales. Algunos eran un producto desorientado de la contra-cultura, en busca de un camino recto. Ciertos líderes eran ex-músicos de rock. Ocasionalmente, el magnetismo personal de los líderes, sus pretensiones de relaciones especiales con Dios, y las fuertes demandas sobre sus discípulos llevaban a acusaciones de que estaban [81] estableciendo cultos a su alrededor. Sin tradiciones firmes y sin autoridades superiores, excepto el mismo Señor, estas iglesias podían ser como «cañones sueltos» , capaces de provocar cualquier cosa. En un momento, parecían estar regodeándose en la auto-gratificación consumista del movimiento «nómbralo y exígelo». Al momento siguiente, se presentaban como las tropas de choque de la derecha religiosa.

Estos cristianos eran fundamentalistas en lo referente a la infalibilidad bíblica y a la necesidad de enfrentar al demonio. Algunos observadores dirían que eran fanáticos. No existía una sombra de gris en su universo moral, sólo negro y blanco, bueno y malo. Su creencia en la guerra espiritual –batallas con los demonios y liberaciones milagrosas– podía ser tan fuerte que parecía subyugar a la decencia humana. Pero los restauracionistas no predicaban que los cristianos debían apartarse del mundo. Al tolerar las diferencias doctrinales que los fundamentalistas de la escuela antigua no toleraban, evitaban algo del sectarismo que había vuelto famosos a estos últimos.

Una razón por la cual los restauracionistas mantenían cierta ecumenidad era su entrega a la política de derecha. Como resultado, ayudaron a unificar a la derecha religiosa. En asuntos extranjeros, su dogma central era identificar a los Estados Unidos con la mano derecha del Señor en la lucha contra el comunismo. Parecían no dudar sobre utilizar el armamento bélico norteamericano alrededor del mundo. Cualquiera que fuere la causa, debía ser justa.

El Maranatha Campus Ministries, uno de los nuevos grupos carismáticos que estaban penetrando en América Latina, ejemplificaba el estilo restauracionista. Maranatha ofrecía cultos entusiastas y fraternidades cálidas en sus cien congregaciones universitarias. Pero su concepción del mundo era extremadamente rígida, aún supersticiosa. «Nada es neutral en el mundo Maranatha», informó un ex-miembro. «O es el deseo de Dios o es la obra del demonio, hasta cuando se lava la ropa.»{50}

Maranatha era el trabajo de Bob Weiner, un joven ministro que se presentaba como un entrenador de fútbol. En una de sus concentraciones, en 1981, el ambiente era el de un día de entrenamiento después de haber perdido el último partido. El entrenador pensaba que su equipo [82] no estaba trabajando lo suficientemente duro. Mientras tanto, algunos de los padres que miraban desde los graderíos pensaban que Weiner estaba presionando demasiado duro. Se quejaron de que sus chicos estaban sufriendo extraños cambios de personalidad, estaban fracasando en la escuela y estaban entregando a Maranatha sumas de dinero destinadas para su educación. Cuando los padres transmitieron estas preocupaciones a Maranatha, una de las respuestas fue que el demonio los estaba utilizando.

Tras varios incidentes en los que padres de jóvenes maranathanistas secuestraron y «desprogramaron» a sus hijos, estudiosos evangélicos realizaron un informe. Concluyeron que Maranatha estaba reemplazando la autoridad de la Biblia con la autoridad de Bob Weiner. Entre otras cosas, los investigadores no estaban impresionados con las «palabras del Señor» –profecías o revelaciones divinas– con las cuales los líderes mantenían en línea a sus discípulos.{51} En Maranatha, el autoritarismo del movimiento pastoral se encontraba vivito y coleando.

Weiner también era conocido por «llamar a las tropas» –es decir, por ordenar manifestaciones universitarias a favor de causas como los contras nicaragüenses.{52} Con la creencia de que los contras eran luchadores cristianos de la libertad, los maranathanistas distribuyeron una publicación en la que ofrecían a los contribuyentes las envolturas de balas disparadas a los sandinistas.{53} Al señalar el peligro de un ataque soviético marítimo por la costa sur de los Estados Unidos, Maranatha publicó una encuesta que informaba que una gran mayoría de universitarios estaba deseosa de unirse a las fuerzas armadas para luchar en América Central.

De acuerdo al periódico de Maranatha, los cristianos norteamericanos tenían la responsabilidad de ser los guardianes de la libertad alrededor del mundo. Ahora que el presidente Reagan estaba tomando decisiones cruciales sobre Nicaragua, el periódico urgía a sus lectores a bombardear toda la situación con oración. Cualquiera que fueren las medidas militares a tomarse en los próximos meses, señalaba Maranatha, no se podía confiar en las armas. No, los cristianos deberían pedir al Señor una intervención sobrenatural en contra de la revolución sandinista. [83] Ninguna acción militar por parte de los Estados Unidos tendría éxito si los cristianos no luchaban en el reino espiritual.{54}

Notas

{50} Diane Divoky, «UCD Ministry: Evangelism or Mind Control?» Sacramento Bee, 4 de junio de 1984, pp. B1-2.

{51} Randy Frame, «A Team of Cult Watchers Challenges a Growing Campus Ministry», Christianity Today, 10 de agosto de 1984, pp. 38-43.

{52} John Fialka, «Fervent Faction», Wall Street Journal, 16 de agosto de 1985, pp. 1, 15.

{53} Freedom Fighter (Washington, D.C: Coalition for Democracy in Central America), enero de 1985, p. 12.

{54} Lee Grady, «Communist Aggression in Nicaragua», Forerunner, diciembre de 1984, pp. 17-19, 24.

 

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