David Stoll, ¿América Latina se vuelve protestante? Las políticas del crecimiento evangélico
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Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo

Los lazos de los evangélicos con la derecha religiosa en los Estados Unidos hacía difícil que los latinoamericanos aceptaran las afirmaciones de estar fuera de la política. Un ejemplo flagrante y frecuentemente atacado fue la Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo. Los fondos para la campaña del grupo para completar la Gran Comisión eran proporcionados por los que llamaban «el manojo de la historia», predominantemente millonarios de Texas, quienes hacia 1981 habían prometido cerca de 220 millones de dólares. El presidente de la campaña era Nelson Bunker Hunt, el petrolero de Dallas que, en su tentativa de monopolizar el mercado de plata mundial, provocó en 1980 un crac financiero que requirió de una fianza federal billonaria. Aparte de entregar a la Cruzada Estudiantil seis millones de dólares para su película épica Jesús, proyectada mundialmente, Hunt también apoyaba a los contras nicaragüenses y a la Liga Mundial Anticomunista.{62}

No estaba claro si esta clase de hombre estaba invirtiendo en la Cruzada Estudiantil para salvar almas o para estabilizar el ambiente empresarial. No obstante, lo que más molestaba a los críticos del grupo, incluyendo a muchos evangélicos, era el uso que su fundador Bill Bright hacía del evangelismo para alcanzar los objetivos políticos de sus patrocinadores. Durante las protestas universitarias de la década de 1960, Bright había proclamado una «revolución espiritual» como la única solución para los problemas del mundo, y llevó a su organización en contra de los estudiantes radicales. En 1974, se puso de acuerdo con un congresista de Arizona, John Conlan, para una prueba de las técnicas que, pocos años después, generaron la derecha religiosa.

De manera reservada, Conlan utilizó la estructura de la Cruzada Estudiantil para convertir a los estudios bíblicos y a las escuelas dominicales en sesiones organizativas para candidatos políticos. Los evangélicos moderados se sintieron ofendidos al enterarse de que, según Conlan, los únicos «cristianos reales» eran los ideólogos de derecha como él. Mientras tanto, Bright se encontraba abriendo una [199] Embajada Cristiana cerca del Congreso norteamericano, para evangelizar a la elite de Washington, D.C. Cuando en 1976 la revista evangélica Sojourners le denunció ante el mundo, Bright se refugió en lo que parecerían ser mentiras plausibles. Insistía en que la Cruzada Estudiantil nunca estuvo políticamente motivada.{63} Al igual que otros líderes misioneros prominentes, incluyendo a Jimmy Swaggart de las Asambleas de Dios y a Loren Cunningham de Juventud con una Misión, en los años ochenta se encontraba en el directorio de varias coaliciones de la derecha religiosa.{64}

A pesar de las afirmaciones de Bright de estar fuera de la política, estaba obviamente comprometido con lo que podría ser llamado «pre-política», es decir, el uso de la religión para asentar las bases de la movilización posterior. Por ejemplo, tómese en cuenta su folleto ampliamente distribuido sobre los deberes de los ciudadanos cristianos, con el que se anunciaban los servicios de Voz Cristiana, un descendente del esquema Conlan que identificaba a los congresistas liberales como objetivos para las campañas electorales sucias.{65} Según los registros de la Voz Cristiana, para valorar a los congresistas de acuerdo a sus votos, las posiciones cristianas incluían el apoyo al armamentismo, a las dictaduras y a las guerrillas de derecha auspiciados por la CIA.{66} Por supuesto, en la práctica de la «pre-política», Cruzada Estudiantil no se diferenciaba de un sacerdote católico que, basándose en la Biblia, urgía a sus parroquianos a unirse a una liga campesina. La diferencia estaba en que Campus Crusade incitaba a los cristianos a apoyar la política exterior estadounidense y el statu quo, en lugar de cuestionarlos.

Cruzada Estudiantil era sólo una de las varias misiones norteamericanas con un especial interés en los estudiantes latinoamericanos. Los evangélicos conservadores envidiaban y temían la influencia de los académicos marxistas sobre este sector de la población. A juzgar por lo que algunas agencias decían a sus sostenedores estadounidenses, una de las principales razones para llevar a cabo el ministerio con los estudiantes era para prevenir que se convirtieran en comunistas.{***} [200] En América Latina, sin embargo, los estudiantes evangélicos tendían a negar tal ambición, menos aún enfrentarse a los radicales. Y aunque desearan hacerlo, en general eran demasiado pocos y demasiado débiles. Bajo el régimen de Pinochet en Chile, un grupo estudiantil de Puertas Abiertas, que se llamaba a sí mismo «la Revolución de Jesucristo», trató de realizar una marcha bajo el lema: «¡No al Marxismo ateo!» Algunos intrigantes se infiltraron en la marcha y provocaron a las fuerzas de seguridad a lanzar gases lacrimógenos a los evangélicos. Los líderes de la «revolución» fueron encarcelados.{67}

Es importante enfatizar que el ministerio de la Cruzada Estudiantil no era abiertamente político. En comparación con la derecha religiosa, a menudo parecía más moderado. «No hay politización en la Cruzada Estudiantil», me aseguró el director Sergio García Romo. «No estamos tratando de rescatar a la juventud latinoamericana de la revolución. Aquello sería ahistórico. La revolución social aquí es inevitable, y sería ingenuo pensar que no lo es. Se puede ser cristiano bajo cualquier sistema político.» De los quinientos empleados a tiempo completo en América Latina, decía García, tal vez cinco eran norteamericanos, y del 50 al 100% del financiamiento del grupo en América Latina era nacional, dependiendo del país. «¿Cómo puede demostrar que lanzamos consignas políticas?», desafiaba. Los izquierdistas acusaban a la Cruzada Estudiantil de desmovilizar a los estudiantes sólo porque ésta no compartía su versión del cristianismo, se quejaba García.{68}

Una razón por la que existían alegaciones erróneos contra la Cruzada Estudiantil era la confusión sobre lo que era ésta. A tal incertidumbre contribuían sus tácticas disimuladas para aproximarse a los católicos, al operar bajo el nombre no solo de La Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo, sino también como Movimiento Alfa y Omega. En 1978, en Colombia, un cardenal católico acusó a Alfa y Omega de utilizar los estudios bíblicos y el carismatismo para alejar a los católicos de su iglesia.{69} La Cruzada Estudiantil negaba estimular las prácticas carismáticas{70} para no alienar a sus patrocinadores anticarismáticos en los Estados Unidos. No obstante, Jesús, la impresionante película del grupo, doblada a más de cien idiomas hacia 1985, fue acreditada por causar muchos milagros.{71} En la práctica, la Cruzada Estudiantil aparentemente utilizaba al carismatismo como una forma de llegar a los católicos y conducirlos hacia las iglesias pentecostales con las que frecuentemente trabajaba.{72}

En una complicación adicional, alrededor de 1980, un líder colombiano se llevó consigo una facción grande que se extendió hacia los países vecinos bajo el nombre de Alfa y Omega. Disgustados por el hurto de sus rebaños, la jerarquía católica panameña consignó a Alfa y Omega en la misma categoría de «secta no cristiana» que los Hijos de Dios y los discípulos de Sun Myung Moon.{73} Al sudoeste de Colombia, una organización afín llamada «Agape», que funcionaba como un Cuerpo de Paz evangélico y aparentemente pertenecía a la misma facción. Ganó el respaldo de los políticos del área y utilizó su programa de asistencia en contra de la organización indígena local, el Consejo Regional Indígena del Cauca.{74}

En cuanto a la Cruzada Estudiantil de Bill Bright, su literatura era blanda y apolítica en extremo. Cuando los agentes de seguridad sandinistas detuvieron a su director en Nicaragua por poseer literatura contrarrevolucionaria, solo lograron identificar como material incriminatorio a las «Cuatro Leyes Espirituales» de Bill Bright.{75} Este es un panfleto distribuido alrededor del mundo: si hace alguna referencia a la política, fui incapaz de encontrarla.

Los miembros de la Cruzada Estudiantil debían absorberse en un intenso programa de discipulado espiritual, en lugar de convertirse en activistas de la derecha religiosa. Explicaban que, si suficiente gente aceptaba a Cristo, no habría necesidad de unirse a movimientos políticos radicales. «El conglomerado estudiantil es una de las fuerzas más poderosas en una sociedad», me dijo un vocero en Ecuador. «Si podemos salvar a los estudiantes, se puede salvar a la sociedad. Cambiar al individuo en primer lugar, aquello cambiará la estructura.» El vocero añadió que la idea de transformar a la sociedad a través de un movimiento espiritual se oponía a otro concepto, de transformación a través de la violencia.{76} [202]

Algunos líderes de Cruzada Estudiantil eran explícitos acerca de la necesidad de derrotar al comunismo y a la teología de la liberación.{77} En El Salvador, los directores del grupo dijeron al New York Times que su objetivo era tanto ideológico como religioso. «Nuestro objetivo principal es influir en la universidad», explicó Manuel Martínez. «Todos los movimientos de masa y las revoluciones empiezan allí. El conflicto que ahora tenemos en El Salvador empezó en las universidades.»

«Los marxistas se infiltran en las universidades», añadió el director nacional, Adonai Leiva. «Nosotros también lo hacemos. El marxismo es la primera cosa que los estudiantes de humanidades escuchan. Está planificado de esa forma. Por consiguiente, nosotros tratamos de llegar a ellos primero. Así que empezamos a trabajar en los colegios y en las preparatorias... En nuestros métodos y estrategias ponemos énfasis en el contacto personal. Generalmente, hacemos el seguimiento de una persona a través de visitas y contactos durante tres meses, al igual que un futbolista sigue la pelota. Luego, si la persona todavía se resiste, le incorporamos a una célula, un grupo pequeño que se reúne frecuentemente para orar y para discutir. Por supuesto, no todas las personas te permiten realizar todo esto.»{78}

Aún si la Cruzada Estudiantil estaba cosechando frutos en El Salvador, sus resultados en ciento cincuenta universidades a lo largo de América Latina no eran espectaculares. A pesar de sostener la retórica de cambiar la sociedad, en la práctica canalizaba a los adeptos hacia más evangelismo del estilo de puerta a puerta. En los estudios bíblicos y en los seminarios para entrenamiento de líderes, enfatizaba el cultivo de la virtud personal y cómo funcionar sin problemas como parte de una organización. El mensaje fundamental, para jugar de acuerdo a las reglas, no parecía muy atractivo para los jóvenes latinoamericanos que conocían el sistema demasiado bien y sabían que les ofrecía poco.

«Es más o menos cierto que no estamos cosechando multitudes», admitió el director regional Sergio García. En relación al objetivo de Puertas Abiertas de evangelizar a unos diez millones de jóvenes latinoamericanos en 1985, García lo consideraba como una treta para conseguir fondos. «No se ve seriedad», era su opinión, compartida por otros evangélicos. «Hablan fácilmente de alcanzar millones. ¿Como pueden [203] lograr en meses lo que nos ha costado años conseguir?»{79} Los ministerios estudiantiles supuestamente se dedicaban a evangelizar a los católicos, pero parecían únicamente evitar la deserción de jóvenes evangélicos.

Notas

{***} No todos los ministerios estudiantiles ansiaban fomentar una contrarrevolución. La Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos estaba asociada con la Fraternidad Evangélica Mundial. No era, me informó uno de sus portavoces, una «reacción» u «organización de lucha» contra la izquierda o la derecha. En mayo de 1983, el gobierno salvadoreño arrestó al director centroamericano por acusaciones de subversión, aparentemente debido a su trabajo con los refugiados y sus visitas a grupos en Nicaragua (Missionary News Service, 15 de junio de 1983).

{62} «Nelson Hunt Loses a Bundle But Raises a Billion», Christianity Today, 2 de mayo de 1980, p. 54. Conway y Siegelman 1984: 176. Barry et al. 1986: 27, 63.

{63} Wallis y Michaelson 1976. Quebedeaux 1979: 186-189.

{64} Bright se encontraba en la comisión de coordinación de la Coalición para el Avivamiento –Coalition on Revival– (Forerunner, diciembre de 1985, p. 7); en el consejo de administración de la Coalición Americana para Valores Tradicionales del Reverendo Tim La Haye (folleto de La Haye, s.f., «Should Ministers be Involved in Politics?»); y era miembro de la (pro Guerra de las Galaxias) Coalición Religiosa por una Política para la Defensa Moral (Christianity Today, 4 de abril de 1986, pp. 43-44).

{65} Entrevista al co-fundador de Christian Voice, Colonel Doner, «We Must Take Action», Christian Life, octubre de 1984, pp. 36-42.

{66} Wallis 1986: 22.

{67} «Marxist Students Can't Stop Chile's 'Revolution, '» Open Doors, septiembre-octubre 1985, pp. 8-9.

{68} Entrevista del autor a Sergio García Romo, ciudad de México, 2 de septiembre de 1985.

{69} «Alfa y Omega: ¡ya la encontramos!» Alternativa (Bogotá), 29 de enero de 1979, pp. 12-13. El Tiempo (Bogotá) 3 de diciembre de 1978, pp. 11, 13-14.

{70} Entrevista del autor a Sergio García Romo.

{71} Peter Wagner, «What Happens When You See Jesus», Christian Life, abril de 1986, p. 73.

{72} Para El Salvador, véase Simons 1986 y Resource Center 1988b: 17.

{73} Conferencia Episcopal Panameña 1984: 50.

{74} «Lector Denuncia», Unidad Indígena (Bogotá), mayo 1982, p. 5. «Los Agapes», Unidad Indígena, diciembre 1982, p. 3.

{75} Institute on Religion and Democracy 1986: l.

{76} Entrevista del autor a Pablo Martínez, Quito, 18 de junio de 1985.

{77} Huntington y Domínguez 1984: 31.

{78} Simons 1986.

{79} Entrevista del autor a Sergio García Romo.

 

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