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El Catoblepas
  El Catoblepasnúmero 4 • junio 2002 • página 23
Libros

Vete al infierno

Sharon Calderón Gordo

A propósito del libro de Ignacio Jericó Bermejo, Domingo Bañez. Teología de la infidelidad en paganos y herejes (1584), Revista Agustiniana (Pensamiento 5), Madrid 2000, 486 páginas

Alice Cooper Alice Cooper (1948). Alias de Vincent Fournier, célebre cantante de rock conocido principalmente por la espectacularidad de sus conciertos y la irreverencia de las letras de sus canciones. Precursor del glam y del «rock satánico», cuyo máximo exponente actual es el grupo Marilyn Manson (quienes se reconocen deudores de Alice Cooper), ha sido durante largo tiempo azote de las buenas costumbres y abanderado de ese estilo de vida cuyo lema ha sido y es «sexo, drogas y rock & roll». Tomó su nombre, según cuenta él mismo, de una de las brujas de Salem que «se manifestó» mientras junto a su madre y unos amigos hacían una sesión de guija. Comentadísimo fue el episodio en el que en unos de sus conciertos terminó con la vida de una gallina, lanzándola hacia un gran ventilador encima del escenario, con la consiguiente sorpresa de todos los presentes al comprobar lo que había sucedido. «Alice Cooper va al infierno» es el título de uno de los más de 20 álbumes que el rockero con nombre de mujer tiene en el mercado y por los que es considerado ya una leyenda del rock. Pero pasados los años, casado y con hijos, decidió que debía volver al redil, pedir perdón y pagar por los pecados y la vida que había llevado. Hoy, tras una conversión ejemplar, Vincent Fournier, no solo es un buen cristiano temeroso de Dios sino que colabora activamente en distintas causas relacionadas con la drogadicción y la reinserción de jóvenes americanos.

Ignacio Jericó Bermejo, Domingo Bañez Domingo Bañez (1528-1604). Dominico de San Esteban, confesor de Santa Teresa, profesor de Prima en la Universidad de Salamanca en 1581, y conocido y estudiado por la polémica que mantuvo con Luis de Molina en torno a la cuestión de la gracia y del libre albedrío. Considerado como el último gran representante de la Escuela de Salamanca, menos conocida es, como bien dice Ignacio Jericó Bermejo, su teoría de la infidelidad dispersa en varios escritos y que ahora se presenta en el mismo orden expositivo en el que lo hizo el propio Bañez. La Suma Teológica respondía al problema de la infidelidad en musulmanes y judíos pero no daba cabida en el conjunto de los infieles a nuevas incorporaciones como la de los indios de América y los protestantes de Europa. Este es el principal objetivo del trabajo de Bañez: acomodar estas nuevas realidades a la doctrina tomista.

La obra que presenta Ignacio Jericó se divide en cuatro partes. La primera es una extensa introducción en la que se ofrece una amplia biografía de Domingo Bañez, motivada según el autor, por el olvido al que se ha sometido al dominico, siendo lo normal exponer su doctrina junto a la de otros representantes de la Escuela. Y junto a esta biografía, como no podía ser de otro modo, una breve exposición de lo que es la Escuela de Salamanca, siempre en torno a la figura de Bañez. Quizá la parte que más llame la atención de todo el libro sea la segunda, que consiste en la reproducción de la exposición de la problemática de la teología de la infidelidad tal y como Bañez la hizo; teniendo en cuenta que estamos hablando del siglo XVI, acostumbrarse a este modo de presentación resulta francamente complicado para un lector inexperto. Incluso Ignacio Jericó reconoce que podría haberse suprimido esta primera parte en función de esa dificultad que plantea, pero concluye que «precisamente, ahí está su valor. Se ofrece al lector la oportunidad de comprobar cómo fue la exposición real de Bañez». Más innecesaria parecerá aún si tenemos en cuenta que la segunda parte que se ofrece es una reorganización al estilo expositivo del siglo XXI de los textos de Bañez en torno a la infidelidad. Así las cosas, tendría más sentido haber presentado una edición facsimilar de los escritos de Fray Domingo. Por último el libro cuenta con una cuarta y última parte: la esperada «Conclusión» en la que «se expondrá cuales fueron la plataformas fundamentales que motivaron la problemática de la infidelidad en el siglo XVI y qué habían de facilitar su progresivo desarrollo».

Brevemente podemos decir que la doctrina de la infidelidad de Domingo Bañez distingue tres especies de infidelidad, vista ésta desde el punto de vista de la fe que se pierde o se deja (y no desde la perspectiva del objeto de oposición a la fe, porque entonces como señala Tomás de Aquino habría infinitas especies de infidelidad al ser infinitos los errores posibles en lo que a la fe se refiere): paganismo, judaísmo y herejía. En torno a estas tres especies se organiza su exposición aclarando y explicando cada una de ellas.

En torno a la edición de la obra podemos citar como curiosidad que se publicó en un principio como artículo en Revista Agustiniana, artículo evidentemente muy extenso que ocupó todo el número 124 (vol. XLI, enero-abril 2000, 486 págs.). Y por otro lado ha sido publicado ya como libro (ISBN 84-86898-78-1), por la editorial Revista Agustiniana. Pero para quien tenga la oportunidad de leer una y otro que no se preocupe, porque no se perderá ni una sola línea, ya que estamos hablando del mismo texto.

Vale. Y ahora la gran pregunta: ¿qué tienen que ver Domingo Bañez y Alice Cooper? Evidentemente nada, pero era necesario animar esta pobre reseña de alguna manera y nada mejor que presentar a Vincent Fournier como un caso de estudio. ¿Qué mejor que un rockero satánico convertido al cristianismo? ¿Pagano o hereje? Si alguien tiene alguna curiosidad puede consultar Domingo Bañez. Teología de la infidelidad en paganos y herejes y con un poco de suerte podrá resolver esta duda que no le dejará ya vivir tranquilo.

 

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