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El Catoblepas, número 21, noviembre 2003
  El Catoblepasnúmero 21 • noviembre 2003 • página 12
Artículos

Constitución del materialismo vitalista

Javier Méndez-Vigo Hernández

Se presenta el monismo sustancia, la teoría evolucionista
y la concepción antropológica de Diderot

Al encontrarse uno con los escritos de Diderot se puede llegar a la conclusión de que existen distintos pasos, distintas rupturas. Podemos incluir que no crea sistema; que no crea dogma como hicieran otros pensadores del siglo XVII. Tampoco era su objetivo. Pero en cambio, en constante diálogo con la teología{1} y con las ciencias de su época. Diderot va construyendo una obra unitaria. Diálogo que desarrollará fundamentalmente a través de L'Encyclopedie. Unidad que va a circunscribirse a tres ejes que se encuentran íntimamente interrelacionados entre sí: un monismo sustancial, una teoría evolucionista y una concepción antropológica.

El monismo sustancial

En la tesis L de la Interpretación de la Naturaleza Diderot realiza un esbozo de lo que será la nueva ontología materialista. Diderot se inclina por dar a la materia otras propiedades distintas a la extensión o el movimiento

«Unos no han demandado más que la extensión y el movimiento. Otros han creído deber añadir a la extensión, la impenetrabilidad, la movilidad y la inercia. La observación de los cuerpos celestes, o más generalmente la física de los grandes cuerpos, ha demostrado la necesidad de una fuerza por la que todas las partes tienden o pasan unas hacia las otras, según una cierta ley; y se le ha admitido la atracción en razón simple de la masa, y en razón recíproca del cuadrado de la distancia»{2}

Diderot desarrolla el transformismo como hipótesis, en diálogo con las ciencias naturales –en particular con Maupertuis. Y dicha hipótesis le pone enfrente del mecanicismo. ¿Cómo llega a esta conclusión? Hay que tener en cuenta el hecho de que el proyecto de Diderot no es dogmático, además parte de la experiencia que desarrollan aquellas ciencias; en especial la biología. Este hecho también le lleva a una nueva concepción del método.{3}

A diferencia del racionalista, el filósofo experimental recurre en su metodología a tres principios:

  1. La Observación recoge los hechos
  2. La reflexión los combina
  3. La experiencia verifica el resultado de la combinación

Estos tres principios permiten superar el paradigma racionalista, pero sin abrazar el empirismo. Diderot requiere en su proyecto cognoscitivo un representación especulativa de la naturaleza ya que sin ésta dicho proyecto dejaría de tener sentido: «la independencia absoluta de un solo hecho es incompatible con la idea del todo; y sin idea del todo nada de filosofía»{4}

Ya en la Leerte sur les aveugles se es consciente del impacto que supone el hecho biológico. Allí donde los empiristas como Locke o Condillac no ven más que una especulación metafísica, Diderot pone el acento sobre la naturaleza biológica del hombre. El hecho deviene humano y es el primer paso para aceptar los monstruos. El ciego es un monstruo, en algún sentido, pero cercano a nosotros y del que podemos aprender.

Diderot en contra del empirismo (para el que en su especulación, el ciego no sabría reconocer las cosas al tener distintas impresiones que nosotros), muestra que este monstruo también tiene razón, tiene juicio, y por ende la misma organización que todos nosotros. En contra del empirismo o del sensualismo Diderot afirma que la razón no se reduce a una mera suma o combinación de sensaciones. El ciego traduce todas sus sensaciones en términos de tocar por lo que necesita de abstracciones, necesita traducir a términos, a signos, aquello que no puede representar por medio del sentido de la vista. En suma Diderot defiende la existencia de un sensorio común ya que «no solo experimenta el ojo, sino también el cerebro»

Ya se está dialogando con las ciencias naturales. La Mettrie es el primero en introducirnos en la noción del sensorio común que Diderot fundamentará en Les Èlements de phisiologie. Sin embargo en la Leerte sur les Aveugles nos dice

«No conozco nada que demuestre mejor la realidad del sentido interno que esta facultad débil en nosotros, pero fuerte en los ciegos de nacimiento, de sentir o recordar la sensación de los cuerpos, mientras estén ausentes y que no actúen más sobre ellos»{5}

¿Por qué La Mettrie? Porque inicia la separación del mecanicismo cartesiano y rechaza el dualismo de aquél. Ya en el Tratado del Alma nos dice que «el alma separada del cuerpo por abstracción, asemeja a la materia sin ninguna forma: no se la puede concebir. El alma y el cuerpo han sido hechos conjuntamente en el mismo instante, y como de un solo golpe de pincel»{6}

El Mecanicismo como explicación científica

El dualismo cartesiano al partir del «yo pienso» separaba radicalmente ambas sustancias, ya que del hecho de que el «yo» sea una cosa que piensa no podemos deducir que el «yo» solo sea una cosa que piensa; es decir algo inextenso. Por el contrario si seguimos a Hobbes (tal como hace Diderot) tenemos que afirmar que el hombre es cuerpo y que el pensamiento es una actividad del hombre.

El mecanicismo tal y como fue desarrollado por Descarte en el Hombre-Máquina reduce las leyes de la vida a la pura ley de la mecánica. Para Descartes el hombre deviene una «máquina» y como tal se encuentra formada por una serie de piezas que el conocerlas nos va a posibilitar la explicación de cualquier acto humano.

Con esto no queremos afirmar que el mecanicismo no fuera válido en un momento concreto. Por el contrario, creemos que el paradigma mecanicista supuso un primer criterio por el que se podía producir un hiato entre la ciencia y la metafísica. Fue un paradigma que permitió la explicación del organismo humano mediante determinadas leyes que además parten de la crítica de la descripción de la kínesis aristotélica.

Por otro lado, el mecanicismo fue posible gracias a que a partir del siglo XVII los pensadores tiene como presupuesto la «revolución científica» e intentan sustituir la imagen aristotélica del mundo por una nueva imagen global de la realidad. Hay que tener en cuenta que como consecuencia de la física de Galileo el universo se concibe como una «máquina celeste» que es posible leer en e libro de la matemática; es decir que el «como» de dicho mecanismo se establecerá a partir de una serie de leyes físico- matemáticas.

Y de aquí a afirmar que la naturaleza humana, al pertenecer a dicho universo - máquina, también puede ser reducida a este tipo de leyes no que da nada más que un paso. Lo que nos lleva a decir que en dicho paradigma nada puede quedar fuera de la materia y del movimiento,

El mecanicismo además parte del presupuesto de identificar la extensión con la materia. Por lo que se define a la materia como homogénea,{7} en suma se niega el vacío pues el espacio siempre se encuentra lleno. Pero si aplicamos tales presupuestos al hombre nos daremos cuenta de que su reduccionismo sólo puede explicar la nutrición y el crecimiento. Sin embargo el hombre y los seres vivos son mas complejos y no necesitan del relojero.

El nuevo Materialismo

El mecanicismo representa, en principio, la única actitud posible acorde con el conocimiento de la época ya que fue capaz de encauzar la vida dentro de los límites de lo visible y lo analizable.{8} Ahora bien, en la primera mitad del siglo XVIII tal paradigma entra en crisis. El mecanicismo presuponía una elección divina y una reducción de la materia a la extensión y el movimiento; olvidándose del Situs. En última instancia y siguiendo a Leibniz{9} hay que decir que el mecanicismo no tiene en cuenta los caracteres originales de la vida y no explica la unidad formal del Todo. Esto sólo será posible s el organismo se explica a partir de la dinámica.

La revolución newtoniana permite que las distintas corrientes del pensamiento, al comienzo del Siglo XVIII, caminen hacia una concepción dinámica de la naturaleza. Lo que supone la concepción de distintas perspectivas que ayudan a abandonar la «necesidad mecánica» y adentrarnos en una causa inmanente.

Ya el mismo Montesquieu nos dice que «las leyes son las relaciones necesarias que se derivan de la naturaleza de las cosas» con lo que introduce un principio de inteligibilidad inmanente como forma de superar el mecanicismo.{10} Por otro lado, con Newton se ve que el principio de atracción es una cualidad natural de cualquier partícula, lo que permitirá la transición de un atomismo geométrico a un atomismo dinámico.

El dualismo cartesiano entra en crisis al reducir el universo a la Totalidad divina. Sólo una substancia, de ahí el materialismo de Diderot cuando nos dice: «de allí, una infinidad de especies animales salidos de un primer animal; una infinidad de seres emanados de un primer ser; un solo acto de la naturaleza»{11}

Todo lo dicho no hubiera sido posible sin el desarrollo de la biología. A lo largo del siglo XVIII la Escuela de Montpellier se reclama del vitalismo, partiendo de la tesis de G. Sthal que distinguió entre materia viva e inerte afirmando que «toda materia es sensible»; o bien distinguiendo entre lo irritable y lo sensible ya que mientras un tejido irritable tan sólo se contrae, por su parte el tejido sensible envía un mensaje (Haller). En última instancia defienden un principio vital, destinado a sustituir al alma como «principio organizador» (Bathez).

Los nuevos descubrimientos a partir del microscópico como los animáculos llevaron a la exigencia de un principio desconocido que a final del siglo devendría en el término de fuerza vital. ¿Dónde queda el dualismo? Ya La Mettrie afirmaba en el Hombre- Máquina que «todas las facultades del Alma dependen de la propia organización del Cerebro y de todo el Cuerpo».{12} Por su parte Diderot en el artículo «Alma» de L'Encyclopedie comienza a asimilar el spinozismo y al mismo tiempo admite la noción de cuerpo organizado; aunque en dicho artículo todavía no lo depura de las connotaciones preformistas. Para en última instancia decirnos que el alma se encuentra en la glándula pineal. Todavía duda y bascula con el cartesianismo.

Sin embargo, la ciencia lleva a Diderot a afirmar que la materia no puede identificarse con la extensión tal como afirmaba el mecanicismo. Pero tampoco puede quedar abarcada (la materia) por las nociones de los impenetrable, lo móvil, la inercia, la inercia y la atracción ya que con dichas nociones «es imposible explicar la formación de una planta o un animal». Por consiguiente, Diderot introducirá otras dos propiedades descubiertas por Maupertuis

Simultaneidad de la creación de la formación de las sustancias, que, contenidas unas en otras, se desarrollan en el tiempo por la continuación de un primer milagro

La extemporaneidad de su producción que no es más que un encadenamiento de milagros reiterados en cada instante de la duración....{13}

La teoría evolucionista

Toda la fisiología del siglo XVIII intenta dar una explicación coherente y nueva en aquello que el mecanicismo no la pudo dar. Ya que en ningún sitio fue tan importante el fracaso del paradigma mecanicista como en el problema de la generación.

Es el momento de los experimentos de los fisiólogos como Trembley o Leevwhoek sobre el pólipo o la hidra de agua dulce. Que les lleva a descubrir que el pólipo es algo híbrido entre la planta y el animal; lo que permitirá a Diderot decir que «es la última de las plantas y el primero de los animales». Ahora bien, este experimento produce un cuestionamiento filosófico. Ya que si este animal-planta puede reproducirse por si mismo, entonces ¿dónde se encuentra el principio organizador o alma? Para La Mettrie como para Diderot lo que hace dicho experimento es demostrarnos que las propiedades de la vida se encuentran expandidas por toda la materia.

Además los fisiologistas se dan cuenta de que no se puede dar cuenta de la reproducción por medio de la estructura visible. Tanto para Bufón como para Maupertuis existe la necesidad de hacer intervenir una estructura secreta no visible. Y esto es así ya que se comienza a concebir a los seres vivos como seres organizados. Así «para el fisiologista Haller, un ser está compuesto en parte de fibrillas y en parte de un número infinito de láminas»{14}

Es necesario reducir todos los organismos a unidades elementales que se denominan «partículas vivientes» [Maupertuis] o «moléculas orgánicas» [Bufón]. Pero tengamos en cuenta que esto no es posible sin la ontología leibniziana, sin la noción de infinito, o sin la noción de individuo. Y el individuo es la mónada.

Para Leibniz en la más pequeña parte de la materia se da un mundo de criaturas, de vivientes, de animales, de almas.{15} Siguiendo con lo individual se puede concebir que el conjunto de láminas puede llegar a formar un cuerpo elástico y que sus partes coherentes constituyan un pliegue, dividiéndose éstos infinitamente, por lo que nos encontramos siempre con un pliegue en el pliegue hasta formar algo cavernoso que se pliega constantemente sobre sí.{16}

Además los experimentos que realizan Maupertuis y Bufón van a ayudar a salir de las tesis mecanicistas. Maupertuis nos dice que «cuanto más alejado está el niño del momento en que debe nacer, más su tamaño y figura se alejan del hombre. Siete u ocho meses se descubre en el embrión una figura humana... Anteriormente no es más que una materia informe».{17} En dicha obra se critica las tesis del fijismo ya que para Maupertuis «la materia, divisible hasta el infinito, forma distintamente en su huevo el feto que debe nacer en mil años, como el que deba nacer en nueve meses». No existe nada preexistente, tan sólo es necesario que aparezca aquella estructura no visible y que para Maupertuis es alguna especie de materia sutil que «insinuándose en sus miembros les de movimiento y la vida». Pero Maupertuis no va a diferenciar entre la memoria de esta estructura que dirige la formación del embrión y la memoria física.

Bufón, por su parte, piensa que ha de haber un modelo, un molde, una disposición interior. Es decir que la reproducción de los seres exige lo que Bufón denomina el molde interior.

Lo sensible

El spinozismo Diderot lo introduce en L'Rêve y anteriormente en L'Interprétation de la nature. Por boca de D'Alembert afirma: «il faut que la pierre sente». El origen de dicha tesis la encontramos en el artículo «Animal» donde, siguiendo a Bufón admite la degradación animal, y con Bordeau defiende que la sensibilidad es una propiedad de la materia, con lo que sobrepasa a La Mettrie.

Bufón concebía un orden de «dignidad decreciente» que desde el hombre bajaba hasta los animales salvajes, que sólo dependen de las leyes de la naturaleza.{18}

¿Por qué la hipótesis de la sensibilidad? Diderot continua hablando con las ciencias naturales, discute con el doctor Baumann [Maupertuis] sobre el principio de continuidad y de su posibilidad en la naturaleza. Baumann exclama

«El ser corporal es este ser; estas modificaciones son el deseo, la aversión, la memoria y la inteligencia; en una palabra, todas las cualidades que reconocemos en los animales, que los Antiguos comprendían bajo el nombre de Alma sensitiva»{19}

Diderot que ha leído a Leibniz y que sigue a Maupertuis ve que dichos atributos provienen de la «teoría de la monada» . Todo lo cual le permite caminar hacia un paradigma superior y superador de la ontología dualista. Como bien nos dirá en Le Rêve es necesario concebir al animal como un Todo; pero esto sólo es posible si se acepta la teoría de las monadas; y al mismo tiempo se defiende la ley de la mínima acción que desarrolló Maupertuis. En última instancia Diderot elegirá el campo de los nuevos descubrimientos científicos de la biología

«El elemento seminal extrae una parte semejante a la que debe formar en el animal, que siente y piensa, tendrá alguna memoria de su situación primera; de ahí la conservación de las especies»{20}

¿Cuál es el conflicto existente en la biología en el siglo XVIII? El conflicto que se da entre el fijismo y el transformismo. Para el fijismo la generación y la formación de un ser vivo se realizaba en uno de los progenitores, de donde salía completamente formado. Dicha teoría podía mantenerse bajo el paradigma cartesiano ya que permitía recurrir a la suprema armonía divina.

Precisamente las investigaciones de Bufón ponen en crisis el paradigma mecanicista. Bufón rechaza el fijismo al partir de las tesis leibnizianas: 1) el hecho de que la Naturaleza no da saltos y 2) la ley de la continuidad.{21} Partiendo de dichos presupuestos se puede llegar a descubrir el primer elemento [prototipo].

La influencia de todo lo dicho la encontramos a lo largo de L'Interprétation de la nature. En dicha obra Diderot a partir de las primeras conjeturas sigue las tesis del transformismo, aceptando los descubrimientos de la medicina. Descubrimientos que más tarde y dialogando con Bordeau plasmará en Le Rêve. Por la misma época escribe a Duclos

«la sensibilidad es una propiedad universal de la materia, propiedad inerte en los cuerpos brutos,..., propiedad vuelta activa en los mismos cuerpos por su asimilación con una sustancia animal viva... El animal es el laboratorio donde la sensibilidad, de inerte que era, deviene activa»{22}

Diderot llega aquí a la misma conclusión que D'Holbach que en su Sistema de la Naturaleza viene a decirnos que «la primera facultad que vemos en el hombre vivo y de la que derivan todas las demás facultades es la sensibilidad».{23}

Diderot intentaba sobrepasar con estas hipótesis el mecanicismo construyendo un materialismo coherente, pero fracasa por el momento ya que dicha hipótesis [la de la sensibilidad] es metafísica al estar basada en una monada materializada que se carga de conciencia y finalidad.{24}

Diderot continua hablando con las ciencias de la naturaleza, en particular con la biología. Es la búsqueda de lo invisible, del encuentro con el «animáculo» [esperma]. Esto le permite a la biología sustituir la teoría de la «doble simiente»{25}; al mismo tiempo defender a Diderot que el Universo es un Todo, desde los más mínimos elementos. Así en L'Interprétatio de la nature, después de hablar sobre el elemento seminal y de infinidades de especies animales nos dice que

«De estas percepciones de elementos juntadas y combinadas, resultará una percepción única; y este sistema de percepciones en el que cada elemento habrá perdido la memoria de si misma y concurrirá a formar la conciencia del todo, será el alma del animal»{26}

Diderot distingue entre lo inerte y lo activo siguiendo ya los descubrimientos de los fisiologistas; y con dicha distinción se separa del sensualismo de Condillac pues el bloque de mármol puede ser reducido a polvo y mezclarse con la tierra para regarlo. Lo que se consigue con el paso del tiempo es que dicha mezcla se transforme en un nuevo tipo de materia, en humos. En última instancia dicho humos deviene planta

«Las plantas se alimentan de la tierra, y yo me alimento de las plantas»{27}

Los descubrimientos científicos como el de Needhan le permiten hablar de continuidad y acercarse a la noción de generación espontánea ya que en «la gota de agua, todo se ejecuta en un guiño de ojo». Junto a Bordeau se adentra en la estructura ausente y mediante la analogía de la abeja nos dice

«Si el hombre no se resuelve en una infinidad de hombres, se resuelve, al menos en una infinidad de animáculos, de los que es imposible prever las metamorfosis y la organización futura y última»{28}

La materia no puede identificarse simplemente con la extensión, las moléculas son heterogéneas. Ya que «en ese océano de materia, ninguna molécula se asemeja a una molécula, ninguna, ninguna molécula que se asemeje a sí misma un instante»{29}

El animal va organizándose a partir de estos animáculos. Diderot duda y recurre a la analogía con la máquina: «lo que me ha hecho comparar las fibras de nuestros órganos con cuerdas vibrantes sensibles».{30} Una cuerda estremece a otra, la mueva: análogamente una fibra nerviosa ante el estímulo exterior se mueve y transmite hacia otra hasta llegar a dar información. Se encadenan los movimientos. La fibra es la cuerda biológica del ser organizado.{31}

No queda más remedio que rechazar el dualismo, pues es incompatible con las ciencias naturales. Hay que introducir una nueva hipótesis que explique la evolución de las formas simples a las formas complejas de la vida

«¿Cómo esta masa pasará a otra organización, a la sensibilidad, a la vida? Por el calor. ¿Quién producirá el calor? El movimiento. ¿Cuáles serán los estados sucesivos del movimiento?... Primeramente es un punto, un filamento que se extiende y que se colorea; la carne se forma, una materia amarillenta que se divide y produce los intestinos; es un animal. Este animal se mueve, se agita, grita...»{32}

Sólo existe una solución, abrazar el monismo materialista ya que sólo existe un animal en el Todo; y una de las propiedades de la materia es la sensibilidad.

El organismo humano es el más complejo, es una totalidad y no necesita de relojero, ya que como la Araña es una «máquina» viva que se puede regenerar. Ya que «si un átomo hace oscilar uno de los hilos de la tela de araña, entonces suena la alarma, se inquieta, huye o acude....»{33}

La analogía se desarrolla, se asemeja la estructura de la Araña a la del Cuerpo humano. Por la boca de Bordeau se desarrolla una teoría materialista de lo cognoscitivo; pues la sensibilidad se manifiesta de distintas formas de «los órganos emanados de cada una de las fibras». Todos los órganos del cuerpo tienen sensibilidad, tienen sensaciones particulares. Y en última instancia todo depende del nivel organizativo de las partes del Todo: «la fibra es un animal simple, el hombre es un animal complejo».{34} Pero dentro de la complejidad ha de existir algo que lo ordene, y siguiendo con la analogía de la araña reclama que «el origen del haz manda, y todo el resto obedece. El animal es maestro de sí»{35}

Diderot abraza la hipótesis evolucionista [transformismo] para sobrepasar la hipótesis mecanicista. Y con ella la teoría de la evolución

«Formula las primeras leyes universales del devenir, las primeras leyes de la dialéctica: unidad de la naturaleza, dada en su materialidad-carácter universal del devenir, del nacimiento y de la desaparición de las cosas en los mundos»{36}

El estudio de la ciencia biológica le ha llevado a distinguirse de todas las concepciones teológicas. El hombre, el ser más complejo de la naturaleza, depende de la organización del organismo. Dicha concepción de la naturaleza le lleva a realizar una «crítica interna» a Helvetius y a defender un humanismo donde no van a tener cabida las distinciones absolutas.

La naturaleza humana

El evolucionismo/ transformismo nos conduce a demostrar la existencia de monstruos. Lo realmente existente es el individuo que mediante transformaciones constantes hace evolucionar a la especie.

En el debate con Helvetius se confrontan dos tipos de materialismos. Aquél incluye la determinación biológica y concibe al hombre como producto del medio. Mediante que Diderot, al lado de D'Holbach, acentúan la permanencia de la materia; y más allá de D'Holbach nos muestra la personalidad psicofisiológica de la naturaleza humana. Siguiendo a Bermudo Ávila{37} podemos afirmar que Helvetius se inclina por un materialismo sociológico que lleva a «acentuar la dependencia del espíritu de la ley y de la educación, de la estructura social y de las costumbres»

Diderot en La Refutation reprocha a Helvetius las cuatro paradojas que sostiene; primeramente la afirmación de que sentir es juzgar; en segundo lugar, que no hay justicia ni injusticia absoluta; en tercer lugar, que es la educación y no la organización lo que diferencia a los hombres; en fin, que los bienes físicos son los principios de las pasiones.

De las cuatro sólo nos vamos a remitir a la primera. Diderot no cree que ésta sea rigurosamente cierta. Ya que siguiendo a la ciencia vemos que «el ser totalmente privado de memoria siente, pero no juzga». Por ende, el juicio supone la comparación de ideas.{38} Diderot todavía va más lejos

«De toda esta metafísica del autor, resulta que los juicios, o la comparación de los objetos entre ellos, supone algún interés para compararlos, ahora bien, ese interés emana necesariamente del deseo de ser feliz, deseo que toma su fuente en la sensibilidad física»{39}

Diderot camina hacia la formulación de la concepción que aplicará en Le Élements: hacer depender el conocimiento, la naturaleza humana de la organización. Frente a Descartes y Helvetius se inclina por Hobbes cuando nos dice: «siento, pienso, juzgo, pues una porción de materia organizada como yo puede sentir, pensar y juzgar».

Según Diderot hay que partir de la sensibilidad física, ya que dicha propiedad de la materia nos introduce en el Todo, en el Devenir natural, ya que

«La vegetación, la vida o la sensibilidad y la animalización son tres operaciones sucesivas. El reino vegetal podría ser, y haber sido la fuente primera del reino animal y haber tomado la suya en el reino mineral, y aquél emanar de la materia universal heterogénea»{40}

De nuevo el desarrollo del huevo; la hipótesis del paso de lo inerte a lo vivo. La sensibilidad física nos deviene vida pues «es necesario estar organizado como nosotros para actuar». Diderot no está lejos de sobrepasar la definición de Helvetius; a partir de ahora sentir es vivir. Entre otras razones porque la «sensibilidad es una causalidad propia del animal, que le previene de las relaciones existentes entre él y todo lo que le rodea»{41}

La Organización

La sensibilidad organiza la naturaleza; sin ella tan sólo queda la molécula inerte. Lo organizado, la naturaleza contiene tres niveles sucesivos: «la vida del animal entero, la vida de cada uno de sus órganos y la vida de la molécula»{42}

¿Qué es el hombre desde la perspectiva psicofisiológica? Para Diderot el centro no se encuentra en el exterior: «la característica del hombre está en su cerebro, y no en una organización exterior».{43} La naturaleza humana es algo más que una máquina, cercana y al mismo tiempo más organizada que el resto de los animales, por consiguiente se basta a sí misma. Ya tiene el cerebro que le permite regenerarse y organizarse. Y al ser el animal mejor organizado tiene la Razón.

«La diferencia de un alma sensitiva con un alma razonable no es más que un asunto de organización. El animal es un todo, uno, y puede ser esta unidad lo que constituye el alma, el sí, la conciencia con la ayuda de la memoria»{44}

El organismo lo organiza un centro, un sensorio común que Diderot identifica con el cerebro. Dicho sensorio organiza a partir de la sensibilidad; el cerebro tiene sus propio canales –los nervios–.{45} Para Diderot la sensación se ejecuta por los nervios que transmiten la información al sensorio común. ¿Cómo pasar de esta información, que llega mediante estos canales al cerebro, al juicio? Después de su experiencia con el ciego Diderot nos que dice que «los sentidos actúan sobre el cerebro». Por consiguiente

«Por la razón que son duraderas, hay coexistencia de sensaciones. El animal siente esta coexistencia. Ahora bien, sentir dos seres coexistentes es juzgar. He ahí el juicio formado, la voz, el artículo....»{46}

El cerebro es el que liga las distintas sensaciones, las compara se produce un encadenamiento. Es decir mediante la analogía y la comparación podemos arribar a la verdad cognoscitiva. Esto supone que el criterio de certeza es la experiencia. Ya no es posible la metafísica. Nuestro materialismo [el de Diderot] proviene de un estudio de la naturaleza humana a la luz de los descubrimientos científicos. Naturaleza no lejana al animal y, por ende, se concibe el Universo como una Totalidad, que le permite negar cualquier tipo de absolutismo y caminar hacia un nuevo humanismo.

Notas

{1} Diderot fue alumno del colegio jansenista de Hazcourt y al mismo tiempo conoce los presupuestos de la teología de los jesuitas. Ver Arthur M. Wilson, Diderot, Ed. Laffont/Ramsay, París 1995.

{2} Diderot, Oeuvres philosophiques, Garnier, París 1964, págs. 224-225.

{3} El método de Diderot se acerca más bien al de Bacon que al de Descartes; se parte de la experiencia y de la analogía

{4} Diderot, op. cit., pág. 186.

{5} Diderot, op. cit., pág. 97.

{6} La Mettrie, Oeuvres philosophiques (I), Ed. Fayard, París 1987, pág. 125.

{7} M. Carmen Iglesias, El pensamiento de Montesquieu, Alianza Universidad, Madrid 1988, pág. 88. Precisamente el hecho de que en el mecanicismo la materia fuera homogénea y pasiva hacía que estuviera desprovista de cualquier capacidad para actuar. Lo que iba a entrar en contradicción al adentrarnos en las ciencias que estudian los seres vivos. Ver Javier Moscoso, Materialismo y religión, Ediciones del Serbal, Barcelona 2000, pág. 40 y ss.

{8} François Jacob, La logique du vivant, Ed. Gallimard, París 1970, pág. 49.

{9} Yvon Belabal, Leibniz critique de Descartes, Ed. Gallimard, París 1960, pág. 417.

{10} Mª Carmen Iglesias, op. cit., pág. 180.

{11} Diderot, op. cit., pág. 227. Para ver la influencia de Spinoza en la Ilustración ver el excelente estudio de P. Vernier, Spinoza et la pensée francaise avant la Revolution, PUF, París 1954.

{12} La Mettrie, op. cit., pág. 98.

{13} Diderot, op. cit., pág. 225.

{14} François Jacob, op. cit., pág. 88.

{15} Es lo que permite una visión monadológica de los viviente. Pero esto conlleva sobre todo a la sustantibilidad de lo viviente, frente a lo inerte. Ver Gustavo Bueno, Prólogo, a Leibniz, Monadología, Pentalfa, Oviedo 1981.

{16} Para un estudio de la noción de pliegue ver G. Deleuze, Le Pli, Ed. Minuit, París 1988.

{17} Maupertuis, El orden verosímil del cosmos, Alianza Editorial, Madrid 1985, pág. 134.

{18} Ver el capítulo que trata sobre la Antropología de Bufón en Michel Duchet, Antropología e historia en el siglo de las Luces, Siglo XXI, Madrid 1975.

{19} Diderot, op. cit., pág. 226.

{20} Diderot, op. cit., págs. 226-227.

{21} Leibniz, Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano, Ed. Nacional, Madrid 1977, pág. 49.

{22} Diderot, op. cit., pág. 249.

{23} D'Holbach, Sistema de la Naturaleza, Editorial Nacional, Madrid 1982, pág. 180.

{24} H. Lefebvre, Diderot ou les affirmations fondamentales du materialisme, L'Arche, París 1923.

{25} Javier Moscoso, op. cit., pág. 63.

{26} Diderot, op. cit., pág. 228.

{27} Diderot, op. cit., pág. 263.

{28} Diderot, op. cit., pág. 298.

{29} Diderot, op. cit., pág. 300.

{30} Diderot, op. cit., pág. 271.

{31} Diderot se inclina por la defensa de la teoría nerviosa en la explicación del organismo humano. Teoría que fundamentará más tarde en Les Élements.

{32} Diderot, op. cit., pág. 275.

{33} Diderot, op. cit., pág. 315.

{34} Diderot, op. cit., pág. 345.

{35} Diderot, op. cit., pág. 346.

{36} H. Lefebvre, op. cit., pág. 128.

{37} José Mª Bermudo, Prólogo a Del Espíritu, Ed. Nacional, Madrid 1984, pág. 20.

{38} Diderot, op. cit., pág. 563.

{39} Diderot, op. cit., pág. 563.

{40} Diderot, Élements de physiologie, Librairie Nizet, París 1964, pág. 7.

{41} Diderot, op. cit., pág. 21.

{42} Diderot, op. cit., pág. 27.

{43} Diderot, op. cit., pág. 48.

{44} Diderot, op. cit., pág. 59.

{45} Para delimitar la influencia que tuvieron los fisiologistas, y en particular la Escuela de Montpellier ver Jean Mayer, Introducción a Élements de physiologie.

{46} Diderot, op. cit., págs. 232-233.

 

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