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El Catoblepas, número 24, febrero 2004
  El Catoblepasnúmero 24 • febrero 2004 • página 10
polémica

La impiedad necesaria indice de la polémica

Felipe Giménez Pérez

Respuesta a la metafísica subjetiva y poco rigurosa expuesta por Víctor Manuel Alarcón Viudes en su artículo del número 23 de El Catoblepas

En el número 23 de El Catoblepas, de enero de 2004, página 16, se publica un artículo de don Víctor Manuel Alarcón Viudes que me parece erróneo en su planteamiento y en las soluciones por él aportadas. Pretende elaborar una teología natural o teodicea partiendo de una selección de los resultados obtenidos por la ciencia física en el siglo XX. El autor construye una metafísica fideísta sintetizada con un positivismo craso. La ausencia de una filosofía rigurosa es algo palmario en el escrito de don Víctor Manuel Alarcón Viudes. Este artículo de don Víctor Manuel está plagado de incoherencias y contradicciones sin cuento.

Voy a proceder a seleccionar algunos errores de los numerosos que aparecen en el artículo.

Comienza haciendo la afirmación que considero de todo punto falsa que reza así: «Los seres humanos tratamos de descubrir por medio del pensamiento qué es la realidad física, el mundo de la materia y de la energía.»

Lo que se puede replicar a tan peregrina afirmación es que no todos los seres humanos se preocupan de tales asuntos. Creo que sólo un 1% de los hombres se preocupa de la naturaleza del mundo físico: la comunidad científica o algún erudito ocioso y curioso. En cuanto a descubrir la realidad con el pensamiento. Eso es imposible. Con el pensamiento sólo se piensa, pero no se descubre nada. El pensamiento se nutre de la experiencia, por tanto, como no existen intuiciones intelectuales, el pensamiento es esclavo de la experiencia necesariamente. No puede descubrir nada. Puede inventar, pensar sobre lo que ya se sabe o se ha aprendido.

En segundo lugar se habla de la cultura y de forma mitológica e ideológica, como una segunda naturaleza. Yo pienso que sólo hay una naturaleza humana con una multiplicidad contradictoria de propiedades.

En tercer lugar se sostiene la tesis inadmisible que afirma que todos los hombres de la Historia han pensado en Dios. Desde el materialismo filosófico y desde los datos disponibles, parece que el monoteísmo es un invento tardío en la historia (Jenófanes de Colofón tal vez, por supuesto Aristóteles). Tampoco parece que tal pregunta sea esencial al ser del hombre. Es imposible que los neandertales se plantearan la existencia de Dios. Estaban muy ocupados en cazar y sobrevivir. El monoteísmo es un invento filosófico propio de profesionales y no de los hombres. Por lo demás, en su artículo afirma que «El Dios monoteísta aparece tardíamente en la cultura humana»..., pero, ¿cómo puede haber un Dios no monoteísta? Dios o es monoteísta o no es nada.

En cuarto lugar: ¿Cómo puede la ciencia ser falsa? Eso es absurdo. La ciencia está compuesta de verdades unidas materialmente entre sí, entretejidas.

El autor nos realiza la afirmación de que la cultura existe y que forma una suerte de entendimiento colectivo agente parecido al que postulaba Averroes. Hay una mente colectiva que es la cultura y que nos envuelve. El mito de la cultura posee al autor de tan insólito escrito.

«El hecho de que la realidad tenga una determinada forma o estructura es algo en sí mismo extraordinario.» Pues no veo por qué tiene que ser extraordinario el que existan determinadas configuraciones materiales. La materia se determina a sí misma. Unas materias se determinan entre sí. Eso es la codeterminación material.

La pregunta metafísica por excelencia propia de lo que Heidegger denomina «ontoteología», ¿por qué hay ser más bien que nada?, le parece a Víctor Manuel algo fantástico también. Creo que tal pregunta carece de sentido y es tramposa porque está formulada teniendo a Dios como punto de partida. Para un ateo tal cuestión carece de sentido plantearla siquiera.

Víctor Manuel Alarcón Viudes pretende construir un metafísica cosmista porque afirma que la realidad revela una estructura. Concibe el Universo, el Mundo de forma unitaria. Concibe la materia de forma cerrada y mundanista, partiendo de M1 como forma y de considerar a las otras materias como reducidas a M1. Esto se llama formalismo unigenérico primario. M=M1 y Mi=M1. Pero acto seguido plantea la posibilidad de infinitos universos simultáneos, con lo que destruye el cosmismo que está estableciendo.

Además, este cosmismo (afirmar que hay una realidad con una estructura) es atacado por el propio autor al postular un Dios voluntarista, sin límite a su poder absoluto.

Yerra al afirmar que la teología clásica haya sostenido que Dios era incognoscible. La teología clásica afirmaba que podíamos conocer a Dios de forma analógica, de forma limitada, pero que ello no impedía pensarlo como ser omnipotente.

En cuanto a si Dios premia sólo por creer en él, eso parece más bien un dogma protestante. El catolicismo siempre ha sostenido que no basta con la fe, que las obras son las que justifican al creyente.

Lo que no entiendo es por qué Víctor Manuel no prescinde de Dios. Parece que le está reprochando a Dios su actitud de abandono y de descanso, de Deus absconditus, de Dios que vive en los intermundos.

Respecto al universo, no sabemos nada de él. Ya Kant afirmó que el universo en cuanto tal no es objeto de experiencia y que por tanto las afirmaciones sobre el universo no pasan de ser especulaciones que no pueden ser verificadas. A continuación Víctor Manuel Alarcón especula sobre el universo y Dios.

Por una parte llega a pensar de forma feuerbachiana sosteniendo que Dios es un invento humano, pero paradójicamente afirma: «La cultura actuaría como un nudo gordiano entre la realidad física (natura) y la realidad metafísica (Dios). La cultura es la que ha creado la realidad metafísica a la que llamamos Dios.» Nueva hipostatización de la cultura como una substancia que envuelve al hombre y que tiene vida propia e independiente y separada de los individuos.

Se insiste constantemente acerca de la necesidad de un creador, un demiurgo. No cree que la evolución y selección naturales sean fruto del azar. Además es idealista subjetivo: La cultura está creada por el cerebro o pensamiento. La cultura tiene una existencia dentro de la conciencia pero parece que nos envuelve. La verdad es que todo esto resulta sumamente confuso. Demasiados deliremas objetuales para mi gusto a decir verdad.

¿Podría constituir este artículo un ejemplo de locura objetual? La definición de pensamiento nos recuerda a la definición realizada por Descartes: el pensamiento es lo que está presente en la conciencia.

En fin, parece que el autor no se pronuncia sobre si Dios existe o no existe. En fin, si alguien quiere creer en este oráculo, muy libre es de hacerlo, pero no parece el autor de tal metafísica improvisada tener muy claras sus nociones ni qué es lo que quiere demostrar. Como obra literaria perteneciente a la literatura fantástica creo que, además, está mal escrita.

Si Víctor fuera impío y ateo no inventaría toda esta metafísica subjetiva y poco rigurosa. Quiere decir demasiadas cosas contradictorias, distintas en muy poco espacio y mezclándolas sin orden ni concierto. Anímese don Víctor y hágase ateo e impío. Será un primer paso para poder escribir algo mejor y más racional.

 

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