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El Catoblepas, número 36, febrero 2005
  El Catoblepasnúmero 36 • febrero 2005 • página 22
Libros

El caso de México
ante las lenguas vernáculas

Eliseo Rabadán Fernández

Apuntes para un análisis a propósito del libro Lenguas vernáculas,
del antropólogo Gonzalo Aguirre Beltrán

«Obligada a entenderse con realidades ajenas y volátiles (fragilidad de las culturas exóticas al contacto aculturativo), la antropología no puede pretender ni una comprensión (Verstehen) fundada en una empatía imposible ni una interpretación (hermeneusis) basada en la esperanza de poder reconducir lo desconocido a lo conocido. Debe reducirse a formular opiniones (éndoxai) sobre proposiciones contradictorias (los dispersos, fragmentarios y no pocas veces contrapuestos informes etnográficos). Lo que radicalmente excluye su posibilidad de establecer leyes generales, y coarta ab initio la posibilidad de convertirse algún día en ciencia nomotética.» (Alberto Cardín, Coda al libro Tientos etnológicos.)

Para comenzar, debemos aclarar que el título de este comentario nos remite a un caso expuesto por el antropólogo mexicano Gonzalo Aguirre Beltrán en su libro Lenguas vernáculas, su uso y desuso en la enseñanza: el caso de México{1}

Una vez planteado el modo en que Pike maneja los conceptos emic/etic, y aunque sea muy brevemente, el modo en que Marvin Harris entiende la utilidad y pertinencia de los mismos, estaremos en condiciones de proponer que la Teoría del Cierre Categorial de Gustavo Bueno resulta de gran relevancia gnoseológica en el caso que nos ocupa, ya que como trataremos de mostrar, su aplicación a la educación de los indígenas puede resultar, creemos, muy sugerente y acaso de mayor eficacia, cuanto a sus fines, que las teorías que han venido llevándose a la práctica durante tantos años de intentos de mejorar la situación de alrededor de cuatro millones de ciudadanos mexicanos que no pueden considerarse plenamente parte de ese estado o cuerpo político (la sociedad política conformada por los miembros del Estado Mexicano amparados por una Constitución política).{2}

I

Al observar los problemas que los responsables de la Educación mexicanos se encontraban –el periodo a que Aguirre Beltrán se refiere abarca desde 1937 hasta la fecha de redacción del libro que mencionamos, es decir, hasta prácticamente hoy en día– recordamos los problemas que enfrenta la Corona Española cuando trata de incorporar a los indios a la «cultura» española. Para este asunto remitimos al libro de ]osé Luis Suárez Roca, Lingüística misionera española. Pero lo que nos interesa en este momento es mostrar cómo la utilización de las «teorías» de Pike por parte de los maestros y directores de los programas estatales mexicanos sobre la enseñanza de las diversas comunidades indígenas-Oaxaca, Chiapas, partes de Veracruz, &c., cuya lengua materna es el tzotzil, el tarasco, el náhuatl, entre otras, resulta en cierta medida un enorme fracaso que preocupa a quienes están al cargo de una misión que era vista como prioritaria para el Estado mexicano: evitar la extinción de grupos étnicos y la marginación social de los mismos, debida fundamentalmente a su monolingüismo, en un país cuya lengua oficial es el español, y el no conocer dicho idioma supone para los indígenas monolingües, como es evidente suponer, un serio problema.

Se recurre una y otra vez a los «misioneros» norteamericanos del Instituto Lingüístico de Verano{3}. El mismo Aguirre Beltrán se refiere a su labor «científica» como «el único procedimiento práctico... no hay otro». Pretenden estos científicos –veremos cómo desde la Teoría del Cierre Categorial hay argumentos para mostrar la imposibilidad de que ello sea válido desde la tesis por la cual sólo hay ciencia en sentido estricto si se puede establecer una identidad sintética, cosa que resulta fundamental para nuestra propuesta respecto a la educación y los «pueblos étnicos», en los términos que maneja Aguirre Beltrán– que aplicando reglas de la escritura del idioma inglés, se puede enseñar a escribir en lengua vernácula. Pero al comprobar que los indios no logran un avance en cuanto a su incorporación a la «cultura» que está detrás, por así decirlo, del idioma y la escritura españoles.

La preocupación de los «científicos» aumenta y buscan nuevas «vías» de solución. Se mira hacia Wohrf, se desarrollan proyectos «políficos» para promocionar la «Filosofía indoamericana» y diversos modelos que no resultan otra cosa que «nematologías», es decir, en el sentido que Gustavo Bueno da al concepto: ideas que resultan supuestamente verdades para un determinado grupo que las considera dogmas, pero que parecen remitir a un auténtico «corpus» de teoremas científicos que no son sino pseudociencia con apariencia de conocimiento verdadero, y que se mueve en un contexto de «heterías soteriológicas», grupos de influencia política y que buscan ejercer poder en beneficio de quienes forman parte de tales grupos.{4}

II

La polémica sobre el significado y el uso de los términos emic y etic suscitada entre Harris y Pike no podemos desarrollarla en este momento en toda su extensión, pero sí podemos al menos tratar de definirla a través de una cita del propio Marvin Harris, quien hace referencia a un texto de The rise of anthropological theory, a History of theories of culture:

Las proposiciones emic se refieren a sistemas lógico-empíricos cuyas distinciones fenoménicas o «cosas» son construidas a partir de contrastes y significaciones significativas con sentido, reales, precisas o de alguna otra manera miradas como apropiadas por los mismos actores. Una proposición emic puede ser falsada si puede mostrarse que contradice el cálculo cognitivo por el cual actores relevantes juzgan que dichas entidades son similares o distintas, reales, que tienen sentido son significativas, o en algún otro sentido apropiadas o aceptables. Las proposiciones etic dependen de distinciones fenoménicas juzgadas como apropiadas por la comunidad de los observadores científicos. Las proposiciones que no pueden ser falsadas si no son conformes respecto de la noción del actor acerca de lo que es significativo, real, con un sentido, o apropiado.

Harris se refiere a la necesidad de establecer el problema de la distinción emic/etic con la mayor precisión para evitar confusiones que impiden establecer una «ciencia nomotética de los sistemas culturales». Se refiere a que Pike utiliza la distinción únicamente para que al antropólogo al lingüista que trabaja con pueblos étnicos –en el sentido de Aguirre Beltrán– pueda introducirse en la «cultura» de los mismos, sin trastocar su concepción del mundo en el sentido de que el lenguaje es una manera de conducta social... la propuesta de Harris se fundamenta en el hecho de que se debe insistir en el modo en que lo etic resulta crucial para establecer esa «ciencia nomotética». Se refiere al modo en que Pike maneja el problema del robo y el adulterio entre los mixtecos de México. No aporta datos estadísticos, al modo en que lo haría el sociólogo «occidental», sino que Pike, manejando los criterios emic/etic al modo en que Harris lo critica, sólo utiliza la información para explicar por qué estas conductas son desarrolladas en un contexto social en el que la opinión pública es un sistema para prevenir el adulterio y el robo. Desde la posición gnoseológica de Gustavo Bueno, veremos, hay un conjunto de aportes que permiten evitar esta controversia, pero antes de ello vamos a tratar de exponer muy brevemente lo que Harris nos muestra como las otras alternativas a lo que él mismo defiende respecto del uso crucial de lo etic.

Las alternativas siguientes son desechadas por Harris: a) subjetivo/objetivo; b) punto de vista dentro/fuera; c) conocido/operacional; d) mental/conductual. Hay que señalar la necesidad de manejar criterios de distinción que deben estar necesariamente encuadrados en el seno de una teoría de la ciencia, cosa que Harris por cierto no desarrolla, por lo cual su planteamiento carece de la necesaria fundamentación en el orden gnoseológico. Pero para este asunto remitimos al libro de David Alvargonzález, en el cual se lleva a cabo una exhaustiva crítica de la obra del antropólogo norteamericano.{5}

III

Trataremos a continuación de establecer un esquema muy «apretado» de la problemática que nos ocupa mediante las referencias básicas del citado artículo de la revista El Basilisco de David Alvargonzález, el cual debe ser estudiado necesariamente en modo tal que se complemente con el artículo publicado en la misma revista y el mismo número, de Gustavo Bueno, titulado «Sobre el alcance de una ciencia media (ciencia beta 1) entre las ciencias humanas estrictas (alfa 2) y los saberes prácticos positivos (beta 2)». Para tener conocimientos científicos –desde la perspectiva de la Teoría del Cierre Categorial– es preciso que se de un cierre parcial de un sistema operatorio. «El problema que se presenta en la antropología viene derivado de que en las ciencias humanas y etológicas, sin embargo, las operaciones de los sujetos materiales son ellas mismas términos del campo (términos fisicalistas y fenomenológicos), lo cual da lugar a una situación especial, toda vez que el sujeto gnoseológico realiza operaciones sobre las operaciones del sujeto material (y también puede ocurrir recíprocamente)» (Alvargonzález, 1989). Por otra parte lo que sucede en el caso que Harris mencionaba cuando achacaba a Pike que no utiliza lo etic (estadística sobre los casos de robo o adulterio por ejemplo) de manera «científica» tenemos el caso en la posición defendida por Harris de que ese modo de manejar lo etic desde el cierre categorial, sería considerado precisamente como definido en el plano de una situación alfa 2, ya que los mecanismos operatorios manejan fenómenos para regresar a factores genéricos (estadísticos, biológicos, culturales) que expliquen dichos fenómenos. Ahora bien, lo que sucede en los estados operatorios beta uno, a saber, que «si la construcción de relaciones esenciales entre las operaciones de¡ sujeto material y del sujeto gnoseológico, o la determinación de unas operaciones por otras» ...se reduce a que quien maneje el «juego» de situaciones representadas en los casos 1) de que el sujeto gnoseológico reconstruye las operaciones M sujeto material; 2) las operaciones del sujeto material aparecen determinadas por el sujeto que tiene la ciencia del juego. Esta situación como señala Alvargonzález, y en referencia a Bueno (1976), no produce una verdadera identidad sintética.

Conclusión

Concluiremos mostrando la misma inquietud que Alvargonzález plantea al final de su artículo ya citado en el sentido de que si los sociólogos, antropólogos, politólogos, educadores, tratan de manejar sus propuestas en el caso de los grupos étnicos mexicanos del modo en que lo han venido haciendo, es decir, presentando sus «hallazgos» como si fuesen verdades científicas que neutralizan las operaciones de los sujetos gnoseológicos y se eliminan y se consideran las operaciones materiales como esenciales al campo, se está haciendo un «mal favor» a esas comunidades. Hemos podido comprobar el nefasto papel que están jugando científicos sociales en el Estado de Veracruz que manejan el concepto de sociedad civil como si fuese una categoría científica, cuando no es sino el mero producto ideológico avalado por Fundaciones que aportan enormes sumas de dinero, proyectos financiados hasta con un millón de dólares por la Ford Foundation. Nos preocupa ya que hablando con estudiantes nativos de regiones limítrofes del Sur de México con Guatemala, en la zona conflictiva de acciones zapatistas y ejército mexicano, que ahora ocupa los locales de la Casa de Cultura por cierto, nos comentan que ellos quieren comprender qué significa el término «globalización». Me costó varias horas –a pesar de que este chico ya había leído, en español, el libro de John Saxe Fernández sobre la Globalización– tratar de explicarle el proceso por el que ellos en sus tierras se ven afectados por el modo en el que el capitalismo nucleado en torno a grandes compañías de agrobussiness y la banca internacional mueve los precios del plátano o el café, y por qué ellos como pequeños propietarios no pueden hacer frente a una situación que resulta de la superioridad técnica de una cultura frente a otra.

Me hubiera sido necesario más tiempo para explicarle algunos conceptos clave de la filosofía de Bueno, como el de espacio antropológico y el de ceremonia, para que quizá alcanzara a ver que lo emic y lo etic sin otras aportaciones, no es suficiente para enfrentar problemas sociales tan complejos.

Bibliografía

Notas

{1} Cfr. Gonzalo Aguirre Beltrán (1983). En este libro nos muestra el autor el modo en que se lleva a la práctica la enseñanza del idioma español a los indios en México, y las «escuelas» o métodos utilizados a lo largo de los siglos. Nos interesa, para este trabajo, centrar nuestra atención en la «teoría tagmémica del lenguaje», esto es: la que se puso en práctica a través del llamado Instituto Lingüístico de Verano y las teorías del lingüista norteamericano Kenneth Pike. También nos referiremos a la influencia que tuvo en los responsables de la educación indígena en México Franz Boas.

{2} Sobre los planteamientos de Pike y Harris utilizaremos el libro editado por Thomas Headi & Kennet Pike y Marvin Harris: Emics and Etics, The insider/outsider debate, 1990. Sobre las tesis de Bueno, remitimos a Etnología y utopía, y en especial, pues para este comentario resulta muy pertinente, la lectura del artículo de David Alvargonzález en la revista El Basilisco, 2ª época, nº 2, 1989: «Problemas en torno al concepto de 'Ciencias Humanas' como ciencias con doble plano operatorio». Sobre los trabajos de Bueno relacionados con la temática, son útiles los sitios de internet: filosofia.org y fgbueno.es

{3} El artículo «Babel redivivo: o divide y vencerás», de Gustavo Bueno Sánchez, El Catoblepas, nº 2, página 10 (abril de 2002) resulta fundamental para entender el papel que este Instituto juega en el proceso educativo de indígenas, desde la perspectiva norteamericana en el presente. También, por supuesto, el libro ya clásico de David Stoll, ¿Pescadores de hombres o fundadores de Imperio? (1985), disponible íntegramente en internet en la Biblioteca de Nódulo.

{4} Sobre estos conceptos puede consultarse el Diccionario filosófico de Pelayo García, tanto su edición sobre papel (Pentalfa 2000) como su versión digital: www.filosofia.org

{5} Nos referimos a Ciencia y materialismo cultural, UNED, Madrid 1989.

 

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