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El Catoblepas, número 56, octubre 2006
  El Catoblepasnúmero 56 • octubre 2006 • página 1
Documentos

Palabras ¡No!
¡Hechos!

«Madrid es la capital de la nación porque reune, por sus cualidades especiales, la neutralidad regional necesaria para que ninguno de los pueblos que integran España se alce en dominio sobre los demás. Defender Madrid es defender la idea de España. Todos unidos por un sentimiento fraternal componemos la patria común. Sin ese sentimiento, España no podría existir.»

Por su interes en estos tiempos de vergonzosa manipulación de la idea de España, urdida por historiadores mercenarios y babosos, agentes del engaño y otros ideólogos de la «memoria histórica» al servicio de políticos separatistas y secesionistas, enemigos de España y tan traidores a la Nación española como sus cómplices, reproducimos un folleto de veinte páginas publicado por la «Junta Delegada de Defensa de Madrid. Delegación de Propaganda y Prensa» de la República Española (impreso en blanco y negro, formato 218x155 mm, por «Aldus, Consejo Obrero, Castelló, 65. Madrid»), a finales de 1938 o principios de 1939, alentando a los «españoles leales» a colaborar en la defensa de Madrid y en la evacuación de quienes no podían intervenir directamente en la guerra por defender la «patria común» y la «idea de España».

Palabras ¡No! ¡Hechos! Defender Madrid es defender la idea de España

Palabras ¡No! ¡Hechos!

¡Madrid, asesinados sus hijos, arrasados sus monumentos, en llamas sus tesoros de arte! En Madrid, donde nunca había pasado nada, pasa ahora lo más grande de la historia contemporánea de España, y será menester que transcurra tiempo para que los propios madrileños, todavía no asesinados, alegremente conformes con su tremendo destino, puedan percibir las repercusiones que su resistencia sin límite va a tener en los destinos de España.

Ayuda a Madrid: es tu obligación –si eres un español leal–, y es también tu conveniencia.

Contribuyendo con tu esfuerzo personal a la defensa de Madrid salvarás a España de una esclavitud cierta, a la que intentan condenarla los facciosos. Tú evitarás que caiga sobre ti y sobre tus hermanos el yugo del fascismo y que sus cinco flechas se hundan en tu cuerpo, asesinando todas tus facultades de hombre: cabeza que piensa, lengua que habla, corazón que siente, vientre que nutre y sexo que engendra.

¿Prefieres ser esclavo a ser hombre libre? ¿Ignoras que el fascismo europeo mueve a los rebeldes y que éstos son sus servidores? La libertad de España, en todos sus aspectos, está en tus manos; quieren arrebatártela, libertad de acción; libertad de trabajo; libertad de pensamiento; libertad económica.

Si ellos triunfasen, tú serías un simple número en la organización fascista: no un HOMBRE. Si ahora lo eres, si eres un hombre español, lucha por defenderte y por defender a tus hermanos.

Si Madrid cayese en manos del fascismo internacional, en sórdida colaboración con los rebeldes, no pienses que el resto de España podría soportar quebranto tan decisivo para nuestra causa.

Roto el muro de Madrid, el resto de las posiciones españolas vendría al suelo; porque Madrid es, como lo ha sido siempre, el eje de equilibrio de todas las fuerzas españolas.

Madrid es la capital de la nación porque reune, por sus cualidades especiales, la NEUTRALIDAD regional necesaria para que ninguno de los pueblos que integran España se alce en dominio sobre los demás. Así como París no representa a una región francesa determinada, Madrid tampoco representa a una región española. Madrid no es la capital de España por ser la de Castilla la Nueva, sino que su falta de carácter regional, su espíritu internacional y cosmopolita son la garantía de su independencia, y con ella, la de cada pueblo de España. Todos los pueblos que integran nuestra Patria reunen en Madrid a sus representantes con el doble fin de atender a sus regiones respectivas y para colaborar en la construcción de España: gran nación integrada por muchos pueblos.

Todos unidos por un sentimiento fraternal componemos la patria común. Sin ese sentimiento, España no podría existir. Madrid es su eje de equilibrio, el arquitrabe que mantiene juntas las piedras del arco.

Defender Madrid es defender la idea de España.

Ayuda a Madrid. Envía a tus hermanos para que defiendan Madrid.

No sólo se defiende Madrid con las armas. Una guerra no se libra exclusivamente con fusiles. Los fusiles necesitan municiones. Mujeres, hombres de edad, muchachos, colaboran en la fabricación de las municiones; atienden a las necesidades del combatiente; cumplen con los múltiples servicios de retaguardia.

Al Ejército de las primeras filas sigue otro ejército de obreros. En éste se apoyan sus espaldas. Ambas masas luchan para ganar la guerra. TODOS COMEN, en las trincheras y en las fábricas, en la primera línea y en la ciudad movilizada.

Todas las regiones españolas se necesitan unas a otras para que sus necesidades más imperiosas queden suficientemente atendidas. Madrid, el Madrid heroico que está ganando la futura libertad de España, precisa ser abastecido.

Mientras pelea con el enemigo nacional e internacional necesita que las manos de los buenos españoles le ofrenden el alimento indispensable.

¿Cómo resistirá en las trincheras si tú no lo sostienes? Tu deber de español leal es cultivar tu suelo libre de enemigos y entregar cuantos frutos puedas al soldado que lucha y muere por ti.

Defiende tú la Patria con el arado como él la defiende con las armas. A la generosidad del que da su vida por la Patria corresponde con tu esfuerzo generoso.

Envía víveres a Madrid, y así lo defenderás.

Todos los que permanecen dentro del cerco de Madrid deben ser combatientes. De un modo o de otro, todos han de combatir, y combaten, por la libertad de la Patria. Los que no pueden contribuir por su edad o incapacidad física a la defensa de Madrid, no deben estorbar con sus bocas –dignas también de ser atendidas– a quienes lo defienden activamente.

Mujeres, niños, ancianos, deben quedar fuera de los peligros de un Madrid asaltado por el enemigo; diariamente atacado con sus aviones, con el cañón, con todas las máquinas de guerra inventadas por la industria criminal al servicio de los plutócratas.

Es menester descongestionar Madrid. Si tú, en calidad de español leal, no abres las puertas de tu casa a quien busca refugio lejos de Madrid, ¿quién se las abrirá?

Ábreles tus brazos y tu corazón. Son tus hermanos, mucho más desgraciados que tú, que han perdido en la destrucción de Madrid cuanto poseían tras del esfuerzo de toda una vida. Por deber de humanidad, de patriotismo, de luchador tú también, debes acoger a los que se ven forzados a abandonar sus hogares.

De otro modo, la muerte hará en ellos su presa: seres indefensos que no pueden oponer su pecho varonil al enemigo, para salvarse y para salvarte a ti, español leal.

¿Dónde quieres que se vayan si no los acoges tú? ¿A terreno faccioso, con sus hermanos fratricidas? Tú no eres de éstos.

Que al llamar a tus puertas no sufran mayores congojas que las que llevan en su pecho. Que los viejos vean un hijo en ti, y los niños un padre. Y todos, un hermano.

Ayudando a la evacuación fortalecerás su defensa.

¿Quieres ganar la guerra? Ayuda a Madrid.

Palabras No, ¡Hechos! Defender Madrid es defender la idea de España
Palabras No, ¡Hechos! Defender Madrid es defender la idea de España
Palabras No, ¡Hechos! Defender Madrid es defender la idea de España
Palabras No, ¡Hechos! Defender Madrid es defender la idea de España
Palabras No, ¡Hechos! Defender Madrid es defender la idea de España
Palabras No, ¡Hechos! Defender Madrid es defender la idea de España
Palabras No, ¡Hechos! Defender Madrid es defender la idea de España
Palabras No, ¡Hechos! Defender Madrid es defender la idea de España
Palabras No, ¡Hechos! Defender Madrid es defender la idea de España

Palabras ¡No! ¡Hechos! Defender Madrid es defender la idea de España

 

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