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El Catoblepas, número 79, septiembre 2008
  El Catoblepasnúmero 79 • septiembre 2008 • página 7
La Buhardilla

La muerte de un guionista

Fernando Rodríguez Genovés

David Angell, creador y guionista de Frasier, entre otras conocidas series de televisión, fue una de las víctimas de los ataques terroristas del 11-S, ocurridos hace ahora siete años. Nunca los olvidaremos

David Angell, Frasier

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Comedia y drama

Aun convencido de que lo que voy a comunicar a continuación no tiene la menor relevancia pública y que a muy pocos lectores, si acaso alguno, pueda interesar, declaro sin pompa ni jactancia que yo no tengo por costumbre «ver la televisión». Veamos, o sea, entendámonos: ver lo que se dice «ver», cierto que avisto la pantalla del televisor, colgado de la pared, junto a algunos cuadros, en el salón de mi casa, en los cuales sí reparo a menudo y disfruto contemplándolos.

Lo que quiero decir cuando afirmo que no «veo la televisión» es que no tengo por norma ni usanza seguir la programación de las cadenas de televisión. Que no sé, en suma, «lo que ponen», o lo en ella «echan», que es expresión más precisa a propósito del caso, y, en consecuencia, no sigo la tele ni estoy en la onda. Como digo, no me jacto de dicha actitud, que no es pose ni actitud militante contra-la-televisón. Pero ésa es la verdad, eso es lo que gano y eso es lo que me pierdo con ella.

De hecho, en algunas de las casas en las que he residido ni siquiera tenía conectado el televisor al enchufe o la conexión correspondiente que permite captar la señal hertziana, digital o lo que sea, para así «ver la televisión». Cuelga, pues, de la pared del salón de mi casa, más que un televisor, un monitor, una ventana rectangular que alumbra bastantes momentos gozosos de mi vida, en los que puedo disfrutar, por ejemplo, de películas y óperas recogidas y almacenadas en discos. Y también, por qué no, de algunas series televisivas reunidas en colecciones de DVD. Una de mis series favoritas es Frasier.

David Angell, Frasier

No me considero un adicto a Frasier, no llego a tanto. Aunque sí debo decir que he recorrido las 11 temporadas de la serie con perseverancia y gusto, nunca por disciplinada obligación ni por ciega fidelidad. No tengo colgadas fotografías de los protagonistas de Frasier en mi dormitorio o despacho, pero sí estoy más o menos al corriente de las evoluciones de sus personajes principales, y si bien no llego hasta el punto de conmoverme con las vicisitudes por las que pasan, sí disfruto, y no poco, con las situaciones en que se ven inmersos. Me divierten bastante sus chistes y bromas, por lo general, de buen tono cómico y saludable inteligencia.

No niego que haya otras series de televisión, principalmente de producción norteamericana, que tengan más interés, e incluso más calidad que la de mi favorita. Yo, sin embargo, veo y repongo con asiduidad la serie completa de Frasier. Y esto es lo que hay. ¿Qué quieren que les diga? No me siento orgulloso de semejante inclinación, pero tampoco pediré disculpas por ello.

Como seguidor, pues, de Frasier, estoy en condiciones de valorar su evolución a lo largo de las 11 temporadas por las que ha transitado en la pantalla. La calidad media de la serie se ha mantenido, a mi juicio, durante todo su periplo. Como no puede ser de otro modo, la sitcom interpretada por Kelsey Grammer en el papel de Frasier Crane cuenta con episodios sencillamente magistrales y otros que son para olvidar, por poco inspirados, malogrados, o sencillamente, por penosos.

Es probable que en alguna otra ocasión escriba con mayor extensión y detalle acerca de la naturaleza del sentido del humor de Frasier que tanto me atrae (con Groucho Marx y Billy Wilder a la cabeza), de los motivos de la fascinación que me tiene, en fin, cautivado, no cautivo, desde hace más de una década. Mas, hoy no es día de investigación, sino de conmemoración.

El transcurrir del tiempo ha provocado, también es verdad, un cierto agotamiento de la serie. Once años, 11, son muchos en la vida ficticia de unos personajes de televisión y bastantes para la paciencia del espectador. Es difícil no caer en la repetición, la inercia o sucumbir a la siempre arriesgada renovación sin que decline el leitmotiv ni la buena inspiración. A veces suceden hechos reales que afectan en el desarrollo de una serie y la estrangulan o hieren seriamente: una huelga en el sector; la quiebra de la productora; serios conflictos internos en la producción o realización; un cambio en los guionistas o actores; la enfermedad o la… muerte de alguno de sus personajes, sean protagonistas que salen en la pantalla o no.

Tales sucesos pueden llegar a ser traumáticos. Por ejemplo, cuando la muerte de un miembro relevante del equipo directivo o del interpretativo no es producida por motivos naturales, por enfermedad, ni aun por accidente, sino de forma violenta o por un crimen, o un ataque terrorista. O por el más vesánico ataque terrorista conocido en la historia de la humanidad. Durante los once años de vida de la comedia, en un momento funesto, el día 11 de septiembre de 2001, sobreviene la tragedia. De la comedia pasamos al drama.

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No volvió a casa

David AngellEl guionista y productor ejecutivo David Angell, de 54 años, co-creador de las series Frasier junto a Peter Casey y David Lee, animador asimismo de la serie televisiva Cheers y Wings, iba de pasajero, junto a su esposa, Lynn, bibliotecaria de profesión, en el Vuelo 11 de la compañía American Airlines. El avión en el que viajaban fue estrellado por terroristas islámicos contra la torre norte de las Twin Towers a las 8,45 de aquel día aciago. Fue una de las víctimas del 11-S.

Las notas de agencia y los obituarios que informaron en su día del suceso, añaden poco más a lo arriba expuesto. Que David Angell nació en Rhode Island, que trabajó para el Pentágono durante varios años, hasta que en 1977 decidió trasladarse a California, donde fijó su residencia y orientar su carrera profesional hacia la escritura de guiones para la televisión y la producción de series. Entre ellas, Frasier. El día de la vesania, 11 de septiembre de 2001, volvía a su casa en la costa oeste después de asistir a una celebración familiar en Massachussets.

No podría demostrarlo, pero tengo la sensación de que tras la tragedia, la serie ha perdido calidad. Percibo que los guiones han sufrido una crisis de inspiración, una depresión. Sea como sea, lo cierto es que tras el 11-S y la muerte de David Angell, Frasier ya no es lo mismo. La cosa tiene menos gracia.

Frasier emitió su último episodio el 13 de mayo de 2004. Fue dedicado a la memoria de uno de sus creadores, David Angell. En este mes de septiembre, dentro de la particular serie de artículos que aquí consagramos al recuerdo del 11-S, la Buhardilla dedica su espacio a la memoria de un guionista.

 

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