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El Catoblepas, número 81, noviembre 2008
  El Catoblepasnúmero 81 • noviembre 2008 • página 17
Libros

El español en los Estados Unidos

José Andrés Fernández Leost

Reseña del libro Enciclopedia del español en los Estados Unidos. Humberto López Morales (coord.) Santillana-Instituto Cervantes, Madrid 2008.

Academia Norteamericana de la Lengua Española

El español es el segundo idioma con mayor número de hablantes en Estados Unidos. Estados Unidos será pronto –según algunos es ya– el segundo país hispanohablante del mundo, por encima de Colombia, España y Argentina. La población de origen hispano en Estados Unidos suma un total de más de 45 millones, constituyendo un 15% de la población del país. Los hispanos se han convertido en el primer grupo de inmigrantes del país, por encima de la población negra y asiática, según un ritmo que no hace sino aumentar.

La juventud de la población hispana (con una media de 26 años), su alto índice de natalidad y su creciente presencia en el sistema educativo y laboral, perfilan un horizonte en el que la lengua española cobra un protagonismo crucial: en 2050 se prevé que la población hispanohablante estadounidense supere los 100 millones. A ello se suma la imparable expansión de los medios de comunicación, las manifestaciones artísticas y, en definitiva, de los modos de expresión en español. La renovación de costumbres que traen los inmigrantes, cada vez más presentes en zonas urbanas, está contribuyendo a la mutación de la cartografía cultural norteamericana.

¿Se está forjando una nueva identidad cultural de nacionalidad hispano-norteamericana? De acuerdo con ciertos enfoques, cabe hablar de un proceso de conformación cultural transversal: la cristalización de una comunidad hispana unitaria en Estados Unidos, con unas características comunes. Una comunidad singular, impulsada por la potencia de una cultura global transnacional. No obstante, pese a tal tendencia, es necesario introducir numerosos matices que el presente arroja. Las peculiaridades propias de las culturas de origen de la población hispana, encerradas a menudo en enclaves específicos (méxico-americanos, cubanos, colombianos, &c.), hacen que todavía sea prematuro hablar de unidad. Además, los bajos índices de escolaridad, la aún escasa presencia de inmigrantes hispanos en trabajos de alta cualificación, su situación económica, o la misma política mono-lingüística defendida por la Administración pública, son factores que, sin llegar a bloquearlo, ralentizan el avance del español.

Atenta a todos estos asuntos, la Enciclopedia del español en los Estados Unidos se presenta como una recopilación exhaustiva impulsada por el Instituto Cervantes, que analiza la situación actual del español a fin de comprender mejor su proyección futura, abordando el estudio desde distintas perspectivas. A lo largo de 70 entradas el lector puede consultar las múltiples realidades del mosaico hispano en Estados Unidos: más de 40 de expertos coordinados por el profesor Humberto López Morales se acercan a los aspectos demográficos, legales y políticos, socio-lingüísticos, mediáticos, artísticos y empresariales del español en Estados Unidos. Asimismo, la obra incorpora un enfoque histórico de la presencia hispana en el país, desde los asentamientos que datan del siglo XVI, hasta el proceso migratorio de las últimas décadas.

Carmen Caffarel, directora del Instituto Cervantes, introduce los contenidos de la obra exponiendo sus ejes fundamentales y sus objetivos. Se trata de «hacer partícipe a toda la comunidad lingüística hispana de la importancia del español en Estados Unidos», y de subrayar el valor estratégico de los hispanos en su vida pública. A su vez, ha de aprovecharse tal pujanza en los ámbitos de difusión cultural, en los sectores económicos y en el mundo de la enseñanza.

La Enciclopedia se compone de las siguientes áreas temáticas:

I. Las primeras huellas y la demografía hispana en Estados Unidos

En un primer bloque se rastrean las huellas hispanas en Estados Unidos entre 1512 y 1822 –a través de la construcción de establecimientos religiosos, civiles y militares–, deteniéndose en los casos de la Florida, el suroeste americano y la Louisiana, según el relato legado por las fuentes históricas. La llegada de los colonos entre los siglos XVI y XVII aporta claves genéticas de la historia del español en Estados Unidos, como implica la conformación del «español patrimonial» que todavía puede localizarse en tales tierras.

En esta sección se destaca la contribución de una base originaria de habla castellana, andaluza y canaria, que se expande como caldo de cultivo lingüístico en el sur de Estados Unidos. Sin embargo, serán los procesos migratorios iniciados en el siglo XIX, primero desde México, y más adelante desde otros puntos de América Latina (Puerto Rico, Cuba, Centroamérica, &c.), los que repercutirán decisivamente en la penetración del idioma.

La parte dedicada a la exposición de la realidad de la presencia hispana a día de hoy insiste en el factor de las oleadas migratorias. Según lo explica el demógrafo Carlos Domínguez, el siglo XX resulta decisivo, tanto más a medida que avanza. Los datos son concluyentes: entre 1990 y 2000 la cifra de hispanos en Estados Unidos creció un 61%, pasando de 20 a más de 35 millones de habitantes. En 2006 la población hispana supera ya los 45 millones y se espera un crecimiento del 188% de aquí a los próximos 40 años. En comparación con las demás minorías, la progresión de los hispanos es asimismo indiscutible: superan en más de 4 millones al grupo afro-americano y en casi 30 millones al asiático. Entre el 1 de julio de 2005 y el 1 de julio de 2006 los hispanos constituyeron casi la mitad (1,4 millones) del crecimiento total de la población (2,9 millones). Es más: el 47% de la población estadounidense nacida en el extranjero es de origen hispano. A partir de estos datos, en la Enciclopedia se examinan, punto por punto, la peculiaridad de los casos mexicano, cubano, dominicano y puertorriqueño.

Los diferentes artículos analizan también los rasgos de los inmigrantes hispanos, según las causas que motivan su migración y su distribución geográfica. Los estudios detectan razones de índole económico (migraciones por pobreza en los países de origen), político (huida por la situación política que se vive en el país) o mixto, lo que, a su vez, determina en gran medida el perfil socioeducativo, el grado de integración social y laboral, o incluso la distribución territorial de los inmigrantes en el país de acogida. Los trabajos también registran la persistencia de desigualdades que padecen los hispanos, ejemplificadas en las diferencias de renta (26.769$ de renta media anual por cada hispano frente al promedio total estadounidense de 41.386$), o en la ocupación laboral, centrada en los sectores del transporte, la construcción y los servicios. Sin embargo, se observa un gradual reposicionamiento ocupacional en el mundo de los negocios y la comunicación, en sintonía con los intereses empresariales que provoca el aumento de la presencia hispana, así como con la mejora de la formación educativa de sus nuevas generaciones y la imagen de prestigio que va recuperando el idioma y la cultura hispana.

En las diferentes entradas de la Enciclopedia se muestra, por lo demás, cómo la tendencia a segmentar la población hispana en tres grandes subgrupos, vinculados a tres zonas geográficas (puertorriqueños en Nueva York, cubanos en Florida y mexicanos en Texas y California), ha quedado obsoleta, en virtud de la dispersión de los nuevos contingentes hispanohablantes a lugares muy variados (estados de Washington o Massachusetts), o a la facilidad del transporte tanto interior como internacional.

El «microcosmos» de Chicago

El trabajo dedicado a la ciudad de Chicago en tanto «microcosmos hispano» ofrece un ejemplo de las dificultades de integración que atraviesan los inmigrantes hispanos. El caso concentra las características generales de la inmigración: entre 1980 y 1980 el potencial industrial de la ciudad atrae a sudamericanos de clase media y baja en busca de oportunidades económicas o refugio político hasta el punto de convertirse en la minoría más numerosa de la ciudad. En el año 2000 uno de cada cuatro residentes ya es de origen hispano. Pero la diversidad de las etnias y comunidades obstaculiza la conciencia de una identidad común, que tan sólo florece con la emergencia de elites que lideran el proceso de unidad identitaria. La configuración del sentido de lo hispano constituye en definitiva una estrategia agrupacional que posibilita el progreso social, refrena las desigualdades y la discriminación, mejora los niveles de educación y favorece la asimilación.

II. El análisis lingüístico y la enseñanza del español en Estados Unidos

En este apartado, el español merece un tratamiento según las variedades dialectales derivadas del país de origen de los hispanohablantes, y el grado de dominio entre las distintas nacionalidades. El interrogante a desentrañar consiste en predecir la posible conformación de un dialecto hispano-norteamericano común a todo Estados Unidos. En la actualidad, según se muestra, la realidad refleja la existencia de distintos manifestaciones del español, consecuencia tanto de usos importados del país de origen como de los del territorio en el que se ubican los hablantes (de cuño estadounidense). Cada dialecto posee singularidades propias tanto en el plano léxico como morfo-sintáctico, pero conservando siempre la estructura gramatical del español.

Los investigadores catalogan las siguientes modalidades dialectales: méxico-estadounidense (California, Arizona, Colorado, Nuevo México, Texas e Illinois), que es la más extendida, con alrededor de 15 millones de hablantes; puertorriqueña (Nueva York); cubano-estadounidense (Florida); y centroamericana-estadounidense (establecida en el centro-oeste del país). Cada modalidad introduce a su vez especificidades internas según su variedad culta o popular, derivadas de los usos urbanos y rurales del idioma.

El caso del spanglish

El factor crucial de las modulaciones dialectales en el español de Estados Unidos radica en la evidente presencia socio-lingüística del inglés, que permea el idioma a través de prestamos y transferencias fónicas, léxicas o fraseológicas. A esta manifestación lingüística se la conoce como spanglish, aun existiendo peculiaridades regionales o localismos (chicano, cubonics o nuyorrucan).

El trabajo de Ricardo Othegay detalla las características del spanglish, subrayando lo desafortunado que resulta utilizar dicha expresión puesto que no se produce hibridación gramatical entre el español y el inglés. Más correcto resulta hablar de «español popular de Estados Unidos» como designación de la propia peculiaridad idiomática hispano-norteamericana. La clave explicativa se encuentra en la distinción entre sistema y uso de la lengua, tributaria de la clásica división lingüística entre lengua y habla (Ferdinand de Saussure). Por tanto, no es cierto que se de una mezcla sistemático-lingüística, como el vocablo spanglish sugiere, porque «las innovaciones en el uso de los hispanohablantes no acarrean cambios en el sistema de la lengua española». Entonces, ¿en qué consiste el spanglish? El spanglish no es más que una adaptación de sistemas de necesidades expresivas de una cultura (hispánica) con otra (inglesa).

El estatuto de la enseñanza del español

Dentro del campo de los estudios lingüísticos, la Enciclopedia evalúa la enseñanza del español en Estados Unidos y pretende responder a la cuestión de la unificación del uso del idioma. El capítulo es esencial para sondear el futuro del español, tanto en relación a su difusión cuanto por lo que respecta a su calidad y su presencia en las instituciones públicas. En este sentido, los análisis revelan cómo el español, restringido frecuentemente al ámbito familiar y vecinal, a menudo se encuentra con dificultades para expandirse a círculos laborales, educativos o culturales.

Dos notas merecen especial atención: la consideración del español como lengua extranjera (en detrimento de la educación bilingüe), y su posición privilegiada en la educación secundaria, en comparación con otras lenguas. El artículo de Ofelia García aborda el debate sobre la educación bilingüe en la enseñanza estadounidense, tema que cobra protagonismo en la segunda mitad del siglo XX con el aumento de inmigrantes, la lucha por los derechos civiles, y la presión de determinados poblaciones hispanohablantes. La predominancia de una política monolingüe defensora de «una sola lengua para uno sólo país» se topa con el problema de integrar en la escuela a alumnos que no saben inglés. Por ello, frente a la política de mantenimiento del idioma de origen se ofrece en todo caso una educación bilingüe transicional, orientada hacia la adquisición del inglés (Ley de Educación Bilingüe de 1968).

La enseñanza del español supone el contrapunto de la realidad del español en la enseñanza: el español es el idioma más estudiado en Estados Unidos como lengua extranjera. De acuerdo con las estadísticas, en el ciclo de secundaria el español acapara el 78% de las matrículas, seguido muy de lejos por el francés (28,8%) y el alemán (5,4%).

III. Los medios de comunicación y la industria cultural

Las partes de la Enciclopedia dedicadas a los medios de comunicación y a las actividades culturales son las que mejor reflejan el impacto del español en Estados Unidos. A la creciente difusión en español de prensa escrita, a la expansión de emisoras y cadenas de radio, o al incremento de la influencia y repercusión social de las televisiones y del uso de Internet en español, se añade la proliferación de una industria cultural que aglutina a la producción narrativa y ensayística, la creación de revistas y publicaciones literarias, el cine, el teatro, la música, &c.

Veámoslo. Actualmente puede encontrarse prensa escrita en español en cualquier rincón de Estados Unidos. El crecimiento cualitativo va unido a la mejora de la calidad de las publicaciones, proceso a su vez paralelo al aumento de los ingresos y del conocimiento de la población hispana. Ejemplo de ello son los diarios La Opinión de Los Ángeles, con una tirada de 124 mil ejemplares y un público de 520 mil lectores, o La Prensa de Nueva York, con un público lector aproximado de 240 mil lectores. 600 publicaciones hispanas se traducen en 20 millones de ejemplares repartidos a diario en Estados Unidos en virtud de un público potencial de 40 millones de lectores.

La magnitud, por otro lado, que está tomando la televisión en español es todavía más impresionante. Recuérdese que en Estados Unidos el primer canal de transmisión de información en español se realiza a través de la televisión. Univisión, cadena que transmite su programación en español, se ha situado ya como la quinta cadena de televisión más importante, tan sólo por detrás de NBC, ABC, CBS y FOX. Telemundo, segunda cadena en importancia que retransmite en español, se ha incorporado por razones de mercado a la NBC, mientras que otras empresas anglohablantes cuentan con filiales en español, como muestra el caso de la cadena de informativos CNN. En este contexto, el mercado publicitario invierte cada vez más en la promoción española de sus productos, habida cuenta de que, según se apunta, el 50% de los hispanos presta más atención a los anuncios en español.

La Enciclopedia considera además los efectos de la propagación mediática del español, abordando el proceso de unificación del uso lingüístico que ello supone más allá de las variedades locales. La sujeción a determinadas reglas comunes que encauzan su homogeneización se ha visto reforzada por la utilización de Manuales de estilo, además de por el Proyecto de la Asociación de Academias de la Lengua Española que ha dado por resultado un Libro de estilo común, el Diccionario panhispánico de dudas.

¿Y cuál es el lenguaje de los jóvenes? ¿No representan ellos el futuro del español? La obra examina las características del discurso juvenil en español en Estados Unidos a través de una investigación sobre el ciberhabla (e-mails, blogs, chats, &c.). El antinormativismo que les caracteriza (desprecio de la ortografía, uso de abreviaciones, predominio de lo visual frente a lo textual, emotividad…) no implica la emergencia de un nuevo código lingüístico, cuya estructura queda intacta. Su innegable incorrección gramatical queda al menos compensada cuantitativamente con el elevado índice de escritura registrado; en conclusión: escriben más y escriben peor.

Junto a los medios de comunicación, la producción cultural plasma el empuje del español en todos sus ámbitos: revistas literarias, cuentos, poesía, teatro, música…, toda manifestación artística es rastreada históricamente hasta nuestros días, según distintas nacionalidades y corrientes. Ante el mundo de la novela, por ejemplo, Mercedes Cortazar y Eduardo Lago nos presentan una perspectiva complementaria, colocándonos respectivamente ante la pista de las posibilidades de la narrativa escrita en español en Estados Unidos, así como ante la existencia de multitud de escritores hispanos que se expresan en inglés. Asimismo, la Enciclopedia se convierte en una guía imprescindible para el sector editorial, el cual encontrará referenciado un minucioso panorama de las editoriales que publican libros en español en Estados Unidos (literarias, ensayísticas, de texto, o incluso gubernamentales).

En el apartado musical se nos recuerda la resonancia de los Premios Grammy Latino celebrados anualmente en Los Ángeles. Resulta inevitable subrayar el éxito que han conseguido en Estados Unidos artistas como Alejandro Sanz, Ricky Martin, Juan Luis Guerra o Carlos Santana, nombres junto a los cuales se recuperan los de figuras históricas: Antonio Machín, Celia Cruz, &c. En la misma estela, el artículo de Joaquín Badajoz remarca el «boom latino» que se ha producido en Hollywood en los primeros compases del siglo XXI. Pero no se trata ya de consignar la notoriedad de numerosos actores o directores de origen hispano en la industria cinematográfica estadounidense (Benicio del Toro, Salma Hayek, Pedro Almodovar…), sino de constatar cómo «el español comienza a ser parte importante de producciones de mediano y alto presupuesto».

En este sentido es interesante indicar, de acuerdo a lo que nos revela el trabajo sobre el estado actual de la empresa hispana, cómo las empresas de propiedad hispana observan en la última década incrementos de más del 80%, tanto en número de empresas como en nivel de recaudaciones. Un último dato al respecto: las empresas hispanas en Estados Unidos han pasado de percibir ingresos de 30.000 millones de dólares en 1982 a percibir una suma de 245.600 millones en 2002.

Conclusiones

La Enciclopedia se cierra con un conjunto de conclusiones que inciden en la importancia central del español en el mundo globalizado, no ya sólo por cuestiones demográficas, sino por el estatus sociocultural y económico que está adquiriendo la población hispana. Así, Gonzalo Navajas sostiene que la cultura hispánica en Estados Unidos está conformando un modelo bicultural hispano-norteamericano, con unas características distintivas propias, en tanto canal no sólo de comunicación sino de identidad comunitaria, de una importancia decisiva para el futuro de la lengua española. En palabras de Eduardo Lago, director del Instituto Cervantes de Nueva York, se está operando un cambio de actitud hacia el español –que está pasando a ser reconsiderado como lengua de prestigio–, envuelto en el fortalecimiento de una visión del mundo hispánica. Acaso sean los primeros signos de la nueva entidad cultural que se está construyendo en Estados Unidos.

 

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