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El Catoblepas, número 155, enero 2015
  El Catoblepasnúmero 155 • enero 2015 • página 9
Artículos

En torno a los géneros literarios en Filosofía

Sebastián Molina Aragüez

Se analiza el papel de los géneros literarios en la Filosofía y las ciencias y su relación con la verdad

géneros literarios

Al fin lo vi venir desde el horizonte,
caminando sobre las aguas,
… como una herida ancha,
reluciente al sol en medio de un agua blanca,
con más vida que la del mar.

María Zambrano,
Diótima de Mantinea.

1.- Importancia de los géneros literarios en filosofía.

Verba volant, scripta manent

En este trabajo me propongo efectuar una visión global de la importancia de los géneros literarios en el pensamiento filosófico y científico occidental, de su estrecha vinculación con dicho pensamiento, su relación con la verdad de lo que se dice, se expresa o se quiere llegar a conocer, y la historia de dichos géneros. En este sentido creo que es conveniente que primero dedique unas líneas a resaltar la importancia que tiene el continente literario para el contenido expresado. Después, en el segundo epígrafe, expondré algunas de las más importantes clasificaciones de los géneros literarios en filosofía. A continuación trataré de dividir los géneros según ayuden a mantener el período de ciencia normal (siguiendo a Kuhn) o a desmantelarlo en una revolución. En el cuarto apartado expondré la teoría del profesor Chamizo sobre la vinculación de los Genera Dicendi con la verdad de lo que se dice o a la que se pretende perseguir, es decir, su aspecto epistemológico, para terminar con un breve resumen de las características del género literario por excelencia de la Modernidad: el Ensayo, teniendo en cuenta sobre todo el carácter de discurso filosófico vertebrador de una Nación política, como da cuenta de ello el filósofo Gustavo Bueno. El género literario ha de ser, desde nuestro punto de vista, una reflexión previa e indispensable para enfrentarse a un texto filosófico. No dice uno lo mismo si utiliza un género literario u otro. El contenido teórico está condicionado por el continente literario.

En este sentido, tengo que decir que tanto en filosofía como en cualquier otra expresión del conocimiento, ya sea en un texto científico, filosófico, poético, en una noticia periodística o en una novela, la vinculación de lo que se dice con el cómo se dice es sumamente importante. El modo de expresar una idea está estrechamente vinculada con la idea misma, puesto que le sirve de puente al autor para comunicarse con el lector. Y más en filosofía, ya que el modo de expresar un texto filosófico es base para ese modo de intelección que el autor quiere expresar. Así, el modo de intelección de un filósofo depende de su época, de sus raíces, de su vida, su relación con la verdad etc. y será expresado de una manera u otra dependiendo de estas circunstancias. Por tanto, para comprender un texto en filosofía tendremos mucho ganado si podemos entender el género literario que este autor utiliza, pues así sabremos la importancia que da a algunos factores como la claridad, el diálogo con el lector, la tolerancia, la posición que adopta conforme a la verdad establecida etc. Y esto es importante debido a que no hay un género específico para expresar la filosofía. Este hecho, la pluralidad de géneros que ha habido en dos mil quinientos años de historia de la filosofía hace que tengamos la obligación de analizar los distintos géneros, sus matices y peculiaridades así como sus semejanzas, para poder comprender mejor un texto filosófico cualquiera. Es ésta, por tanto, una reflexión previa e indispensable para enfrentarse a un texto filosófico. No dice uno lo mismo si utiliza un género literario u otro. El contenido teórico está condicionado por el continente literario y buena parte de los problemas de interpretación están en función del género literario que se ha utilizado. En este sentido, y siguiendo la filosofía orteguiana podemos decir que el genus dicendide una filosofía no es algo ajeno al contenido doctrinal de esa filosofía, sino consustancial con él. Que todo genus dicendi filosófico nace en y de unas circunstancias históricas que es necesario conocer para penetrar en la clave hermenéutica de una filosofía. Que las dos afirmaciones anteriores son aplicables, con todo rigor, a la propia filosofía orteguiana, cuya comprensión sería sumamente difícil sin un correcto conocimiento de la clave del genus dicendi en que está escrita.»{1}

2.- Clasificación de los géneros literarios en filosofía.

Julián Marías establece una clasificación de los diversos géneros literarios en la Historia de la Filosofía: «1) Poema presocrático. 2) Prosa presocrática. 3) Logos o discurso sofístico. 4) Diálogo socrático-platónico. 5)Pragmateía o akróasis aristotélica. 6) Disertación estoica. 7) Meditación cristiana (San Agustín, San Bernardo). 8) Comentario escolástico (musulmán, judío o cristiano). 9) Quaestio. 10) Summa. 11) Autobiografía (Descartes). 12) Tratado. 13) Essay{2}. 14) Sistema como género literario (idealismo alemán).»{3} Así, nos damos cuenta de la gran diversidad de géneros que hacen posible la expresión filosófica pues podemos incluir otros tantos como las cartas, las guías, las confesiones, incluso la novela o la tragedia. De este modo, El Quijote puede ser considerado una novela de pensamiento o una obra filosófica. Sin embargo, podemos decir que existen más y muy diversas clasificaciones de los géneros literarios en filosofía ya que todo dependerá de los criterios de clasificación. Así, para Ortega dependerá de las circunstancias del filósofo en su época, costumbres, escuelas etc. Mientras que para el profesor Chamizo Domínguez dependerá de dos factores. En primer lugar, y, ateniéndose a la obra de mayor repercusión de filosofía de la ciencia contemporánea, La estructura de las Revoluciones científicas de Thomas Kuhn, para establecer un criterio de clasificación de las obras en ciencia y en filosofía podremos ver ciertas semejanzas entre las obras que están escritas dentro de un período de ciencia normal donde existe un paradigma (científico o filosófico) dominante, o las que están escritas en los períodos de cambio revolucionario fuera del paradigma dominante y a la búsqueda de uno alternativo. En este sentido expondré un breve resumen de estas teorías en los dos epígrafes siguientes.

3.- Relación de los géneros literarios con los períodos científicos.

En los libros de filosofía y ciencia también el género literario es muy relevante para acercarse a su contenido porque en cada género se juegan determinados juegos y se siguen determinadas reglas que nos permiten entender lo que se dice en ellos. Dentro de los libros de pensamiento actuales como el ensayo, el artículo y la tesis doctoral tenemos una idea de cada uno por jugar con reglas distintas. Por otra parte, recurriendo a las tesis clásicas de Khun, una ciencia o filosofía se puede encontrar en dos situaciones distintas: o bien en un período de ciencia normal o en uno de cambio revolucionario. El período de ciencia normal se da cuando un paradigma o modelo es comúnmente aceptado por la comunidad de los que practican esa disciplina y de acuerdo con este paradigma se organiza la docencia y la investigación de esa disciplina. Así, hasta la obra de Copérnico la enseñanza e investigación astronómica se organizaba de acuerdo con el paradigma de Ptolomeo. Cuando éste es sustituido por el de Copérnico, la enseñanza e investigación se organizan de acuerdo con el nuevo paradigma. Entre el período de ciencia normal de Ptolomeo y el de Copérnico hay unos doscientos años de revoluciones y cambios constantes. Pues bien, hay géneros literarios típicos del período de ciencia normal y de períodos de cambio revolucionario. Los géneros de ciencia normal son el libro de texto en la docencia y el artículo científico y las tesis doctorales en el campo de la investigación. En la ciencia normal el género literario ha de cumplir una regla básica: la de presentar el paradigma de la ciencia o disciplina. Bien de forma general en el libro de texto o bien atacando una cuestión particular en el artículo o tesis. Y esto «se consigue mediante la utilización de, al menos, otras cinco reglas más: prohibición de recurrir a la historia, prohibición de plantear problemas, prohibición de apelar a paradigmas alternativos al aceptado, prohibición de alumbrar novedades y prohibición de recurrir al lenguaje común y de cualquier ambigüedad terminológica. Éstas cinco reglas de prohibición son mutuamente solidarias, de modo que, si no se respeta alguna de ellas, las demás tienden a no ser eficaces.»{4}

En este sentido no cabe plantear problemas en un período de ciencia normal. Sí se plantearán problemas menores de los cuales el paradigma dominante saldrá reforzado y no se podrá apelar a paradigmas alternativos ya que los paradigmas y libros de texto que los vehiculan son fuente de autoridad con una meta: comunicar el vocabulario y sintaxis del paradigma sin apelar a otros. Según Khun los estudiantes aceptan las teorías por la autoridad del profesor y el texto y no por su evidencia y, por tanto, las únicas novedades alumbradas serán solucionadas desde el paradigma en cuestión. Esta teoría fue expuesta por Ortega para el caso de la filosofía diciendo que nunca ha venido nada nuevo en un manual. Una de las tareas de este manual es la de que aquellos que se inicien en un determinado paradigma se olviden del origen metafórico, metonímico etc… que tienen los términos.

Por su parte, el Ensayo es el género literario del período revolucionario por excelencia ya que, frente al libro de texto (el cual trata de expandir una verdad ya dada, trata de enseñarnos un paradigma ya aceptado por la comunidad científica o filosófica dominante) el ensayo trata de explorar cauces distintos e intenta, para ello, saltarse las normas anteriores con el fin de poner a prueba la capacidad de ese paradigma con problemas que éste no puede resolver. Pero antes de exponer una visión del ensayo veremos otra clasificación muy en relación con la anterior en la que el ensayo se hace heredero del diálogo platónico como fruto de la relación del texto y del pensamiento, del logos, con la situación de la verdad en el tiempo.

4.- La verdad en los géneros literarios.

Como hemos dicho la filosofía a lo largo de su historia se ha expuesto en multiplicidad de géneros literarios distintos.

A continuación expondremos, analizaremos y pondremos ejemplos de algunos de estos géneros, los más paradigmáticos, partiendo de una hipótesis filosófica: encuadrar cada género literario desde la perspectiva de en qué situación temporal se sitúa con respecto a la verdad.{5}

1) En la Edad Antigua: el poema, el diálogo y el tratado.

2) En la Edad Media: las sumas, los comentarios, las cuestiones disputadas y la confesión.

3) En la Edad Moderna: el ensayo.

1) En la Edad Antigua: el poema, el diálogo y el tratado.

A) El poema:

El primer texto coherente de la historia de la filosofía occidental es un poema, el de Parménides. Así, el primer género es el poema y a la hora de exponer un pensamiento filosófico en un poema hay que tener en cuenta dos cuestiones previas como son algunos requisitos como la rima, el número de sílabas etc. (cuestiones externas, formales), pero también en un poema hay muchos más supuestos que en un escrito de otro tipo. El lector de un poema filosófico tiene que hacer un esfuerzo previo que no se le requiere en otro tipo de escritos. Así, en un manual de lógica no hay que hacer suposiciones de ningún tipo.

Dice Ortega que Parménides puede utilizar toda la parafernalia externa del poema homérico porque ya él no cree en los Dioses y Superhombres. Utiliza el cascarón externo para transmitir un pensamiento racional. La Diosa le presenta una primera premisa «El Ser es y el No Ser no es», y él infiere la realidad utilizando la vía de la Verdad (Ser) frente a la vía de la Opinión (No Ser, Doxa). La verdad se sitúa en el pasado y la opinión no tiene un valor cognoscitivo. Esta idea de situar la verdad en el pasado a modo de revelación cambiará con el tiempo pero el trasfondo sigue siendo el mismo. Lo irracional funda aquí lo racional. En el Poema la verdad está en el pasado y además se exige un esfuerzo del lector para interpretar lo que se dice. Sin embargo, el poema moderno no tiene por qué situar la verdad en el pasado, sino que también puede ser testigo de una búsqueda con el lector de esa verdad dialogada en el futuro. Así algunos poemas breves de Proverbios y Cantares de Antonio Machado: ejemplo claro el LXXXV

tú verdad, no, la verdad,
y ven conmigo a buscarla,
la tuya, guárdatela.

B) El diálogo:

Nace también en Grecia pero en contraste con el poema surge cuando la filosofía se hace humana y ya no parte de la verdad expuesta de Dioses si no que va en busca de la verdad del hombre que en cuento hombre puede comunicar a otros hombres. Hunde sus raíces en las charlas del ágora, en la actividad comercial etc. Así, el diálogo adquirirá características propias. Platón, en su diálogo socrático, está tan enraizado en la forma de actuar y pensar del hombre griego que posteriormente han perdido garra y el encanto de los diálogos platónicos, porque los modernos son en realidad monólogos. La filosofía característica del diálogo platónico radica en su origen democrático y formal (foro). Aparece como el enfrentamiento entre dos o más posturas teóricas encontradas entre sí y que se contrastan. Dia (a través de) – Logo (razón-palabra). Se trata de hablar racionalmente, llegar a algún tipo de conocimiento mediante la razón, de contrastar opiniones con objeto de que salga a la luz la verdad o falsedad de las tesis de los interlocutores. Esto hace que para un observador imparcial en la puesta en escena del diálogo no hay ninguna situación preconcebida sino que las tesis van apareciendo al hilo de la conversación y las conclusiones aparecen de forma natural (lo va exigiendo el devenir de la conversación). El fundador del diálogo filosófico fue Sócrates el cual preguntaba desde la conciencia de la propia ignorancia y el deseo de saber. Así pues, el diálogo es una continua búsqueda de la verdad en contraste con el poema el cual partía de una verdad revelada. Esto tendrá unas consecuencias importantes a la hora de encuadrar ambos géneros. En el diálogo existe una igualdad de los interlocutores ya que ambos buscan desde su ignorancia propia la verdad. La vía de la opinión (doxa), marginada por Parménides, cede ante un estatus mucho mayor en el diálogo ya que éste es una obra humana en el que se respeta y toleran diversas opiniones. En el diálogo adquiere también relevancia la pregunta como forma de expresión filosófica incluso más destacable que las respuestas, y éstas son ya verosímiles o no pues la Verdad con mayúsculas es obra de Dioses. Por tanto, podemos considerar al diálogo como una obra abierta siempre a la verdad futura en contraste con el poema, el tratado filosófico medieval o el libro de texto moderno.

Características del Diálogo Socrático:

La filosofía consiste en la búsqueda de la verdad, por tanto la situación temporal en que situamos la verdad con respecto al filósofo es muy importante, y si esto es así podemos utilizar la situación temporal de la verdad en la que se sitúa para clasificar los distintos géneros literarios. En el poema aparece en el pasado. En el diálogo, la relación del filósofo con la verdad es con el futuro. Esto obviamente tiene consecuencias relevantes para entender en qué consiste y sus características esenciales.

1- En el diálogo tiene que haber 2 o más interlocutores pero no muchos más porque entonces se rompe la posibilidad comunicativa y la conversación se convierte en una «hoya de grillos». En la mayoría son 3 o 4 interlocutores y Platón nunca aparece en sus diálogos sino que son otros los que defienden sus ideas.

2- En el poema se recurría a una coreografía especial. En el diálogo no. La mayoría de los personajes son históricamente identificables y además recoge bastante fielmente las opiniones que mantenían (estaban vivos cuando se publica, son personas de carne y hueso y no dioses. La filosofía es ahora una obra esencialmente humana.

3- En la medida en que la filosofía se convierte en una obra humana la opinión adquiere un estatuto gnoseológico de primera magnitud, incluso más que la verdad, porque Sócrates y sus contertulios se sabían como hombres limitados que tienen opiniones y no verdades. Son más relevantes las preguntas que las respuestas (ya que la verdad no está siempre garantizada). La verosimilitud también alcanzará un valor gnoseológico de primera magnitud. (grado de acercamiento a la verdad).

4- La búsqueda de la verdad es esencial frente a otro tipo de géneros como el poema o el tratado en los que la verdad se sitúa en el pasado. Este hecho (la verdad en el futuro) no significa que se niegue la existencia de la verdad en el pasado pero se dice que cualquier verdad pasada debe ser sometida a revisión o como decía Montaigne «debe ser pasada por el tamiz de la razón» ya no situada en un saber comunitario sino individual. De aquí que la relación del filósofo con la verdad no sea la aceptación sino de tamizarla en el intercambio de opiniones. Esto se puede encontrar en otros géneros.

5- Los herederos del diálogo son la Cuestión Disputada en la Edad Media y el Ensayo y las Cartas en la Edad Moderna.

6- En el diálogo la opinión es muy importante pues asociado al hecho de que el hombre se sabe con opiniones y contrastarlas con los demás. Esto va asociado con la idea de tolerancia en todos los aspectos. Ahora no se trata de imponer la verdad sino en que hyo acepte lo que de verdad hay en el otro. Dos nociones de Tolerancia:a) toleramos a alguien cuando no podemos eliminarlo, plano negativo; b) la que debería fundamentar cualquier sociedad democrática (positiva) que radica en que yo acepto al otro precisamente en la medida en que tiene opiniones no compartidas por uno. El otro tiene así un valor en sí. Se reconoce al otro como portador de ciertos valores. Por esto el diálogo no puede consistir en una mera yuxtaposición de monólogos como los diálogos modernos. En el diálogo debe haber un proceso de retroalimentación (feedback).

7- El diálogo debe practicarse necesariamente entre iguales (análoga formación intelectual). El griego de Platón es de la calle mientras que el de Aristóteles es más culto (lección magistral).

8- Teniendo en cuenta todo esto, el diálogo es una obra abierta, no clausurada o terminada en sí misma porque el diálogo como la vida no se puede dar por terminado. En la mayoría de ellos el diálogo no termina con una tesis concreta. El Crátilo termina sin ninguna conclusión: por un lado Hermógenes sostiene que el significado es por convención mientras que Sócrates dice que es por naturaleza; por tanto no prevalece una conclusión. La ausencia definitiva de conclusión está en las entrañas del mismo diálogo.

9- La ausencia de conclusión definitiva es la esencia del diálogo.

Un ejemplo del diálogo socrático puede ser esta preciosa pieza de la literatura universal como es El banquete o del Amor cuando Diotima expone su teoría a Sócrates:

–¿Cómo dices, Diótima? –Le dije yo–. ¿Entonces Eros es feo y malo?

–Habla mejor –dijo ella–. ¿Crees que lo que no sea bello necesariamente habrá de ser feo?

Exactamente.

¿Y lo que no sea sabio, ignorante? ¿No te has dado cuenta de que hay algo intermedio entre la sabiduría y la ignorancia?

–¿Qué es ello?

–¿No sabes –dijo– que el opinar rectamente, incluso sin poder dar razón de ello, no es ni saber, pues una cosa de la que no se puede dar razón no podría ser conocimiento, ni tampoco ignorancia, pues lo que posee realidad no puede ser ignorancia? La recta opinión es, pues, algo así como una cosa intermedia entre el conocimiento y la ignorancia.

–Tienes razón.

C) El Tratado:

Este tipo de género literario es un estudio realizado sobre una discusión filosófica en el que ya no se tiene en cuenta el diálogo sino que se presenta un corpus establecido, una doctrina comúnmente aceptada para la comprensión por parte del público. En filosofía destacan las obras de Aristóteles no tanto en sus génesis sino en sus compiladores helenísticos y gracias a Andrónico de Rodas. Su finalidad propia es la pedagógica. El Tratado consiste en una especie de apuntes de clase y en principio no tienen la pretensión el mostrar la génesis crítica de ninguna doctrina sino la de trasmitir algo comúnmente sabido o aceptado. Por eso, en este tipo de obras y en contraste con el diálogo, la Verdad se centra en el pasado y no en el futuro. Parte de un paradigma sabido a alguien que se está iniciando en tal paradigma. En el Tratado se introduce una terminología técnica que si bien ayuda a una mejor aquilatación de conceptos, las separa del lenguaje común. El Tratado suele ser el género literario que aparece en último lugar después del establecimiento de un determinado paradigma en una determinada actividad intelectual. En la medida en que las obras clásicas funcionaron así hasta el Renacimiento se trataba de transmitir estos saberes aceptados.

Un ejemplo característico es la Metafísica de Aristóteles, así, en el libro IV:

Así pues, es evidente que corresponde a una sola ciencia estudiar lo que es, en tanto que algo que es, y los atributos que le pertenecen en tanto que algo que es; y es evidente que tal ciencia estudia no sólo las entidades, sino también los atributos que a éstas pertenecen, los ya mencionados y también acerca de nociones como las de Anterior-Posterior, Género-Especie, Todo-Parte, y las demás de este tipo.

2) En la Edad Media: El Comentario, La Cuestión Disputada, la Suma y la confesión.

Estos géneros se entienden dentro de la actividad académica de las Universidades. La universidad medieval sólo tenía tres facultades mayores y las escuelas menores. Solían tener la misma forma en que están dispuestas los coros de una catedral. Había un proceso comunitario formado por tres partes: a) Se leía un texto clásico en relación con la Facultad que se tratase (Medicina, Teología y Derecho); b) el catedrático lo comentaba; c) los colegas del catedrático debatían su interpretación. Los alumnos no tenían voz ni voto.

A) EL Comentario: era aquella parte de la clase en el que el catedrático aclaraba las cuestiones que aparecían en algunas de las obras básicas que funcionaban como libros de texto (fuentes). No se trataba de alumbrar verdades nuevas sino de hacer asimilables las verdades transmitidas (verdad en el pasado). Este método comienza a hacer aguas en el Renacimiento por los humanistas ya que para ellos los textos clásicos son más claros que los comentarios por lo que no tienen sentido hacerlos. Cuando uno hace un comentario es para interpretarlo correctamente. En filosofía se comentaban las obras de Aristóteles, las de Pedro Lombardo, los elementos de Euclides o las obras de Ptolomeo.

Como ejemplo vemos, en la siguiente parte del índice del Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo de Tomás de Aquino, la estructura de la misma.

DISTINCIóN 26: LAS PROPIEDADES «PERSONALES» DE LAS PERSONAS

Esquema del argumento de Pedro Lombardo 119
Texto de Pedro Lombardo 120
División del texto de Pedro Lombardo 125
Cuestión 1 126
Artículo 1: Si en Dios la hipóstasis se dice propiamente 126
Artículo 2: Si, quitadas las relaciones mediante el entendimiento, las hipóstasis permanecen distintas 130
Cuestión 2 133
Artículo 1: Si no existen en absoluto las relaciones divinas 133
Artículo 2: Si las relaciones de origen distinguen a las hipóstasis 137
Artículo 3: Si las nociones son solamente cinco 141
Exposición del texto de Pedro Lombardo 144

B) La Cuestión Disputada: la última parte de la clase era la discusión de los diversos catedráticos y ésta se hacía para así alumbrar la verdad. Este género es heredero del diálogo pues la verdad es situada en un futuro que se espera llegar. Como ejemplo vemos la estructura de la misma en el siguiente índice de la Cuestión Disputada sobre las virtudes en general de Tomás de Aquino.

SOBRE LAS VIRTUDES EN GENERAL
Tomás de Aquino

Artículo I. En primer lugar se pregunta si las virtudes son hábitos 9

Artículo II. En segundo lugar se pregunta si la definición de virtud que da Agustín es conveniente, a saber: «la virtud es una buena cualidad de la mente, por la cual se vive con rectitud, de la que nadie hace mal uso, la que Dios obra en nosotros sin nosotros» 23

Artículo III. En tercer lugar se pregunta si la potencia del alma puede ser sujeto de virtud 39

Artículo IV. En cuarto lugar se pregunta si el irascible y el concupiscible pueden ser sujeto de virtud 45

Artículo V. En quinto lugar se pregunta si la voluntad es sujeto de virtud 59

Artículo VI. En sexto lugar se pregunta si en el intelecto práctico está la virtud como en su sujeto 69

Artículo VII. En séptimo lugar se pregunta si en el intelecto especulativo hay virtud 79

Artículo VIII. En octavo lugar se pregunta si las virtudes están en nosotros por naturaleza 89

Artículo IX. En noveno lugar se pregunta si las virtudes son adquiridas por actos 107

Artículo X. En décimo lugar se pregunta si hay algunas virtudes en el hombre por infusión 123

Artículo XI. En undécimo lugar se pregunta si la virtud infusa aumenta 139

Artículo XII. En duodécimo lugar se pregunta si las virtudes se distinguen entre sí. Se investiga sobre la distinción de las virtudes. 155

Artículo XIII. En decimotercer lugar se pregunta si la virtud consiste en un medio 17

C) La Suma sería como un manual académico hoy en día. Un compendio de los apuntes de clase para que los alumnos pudieran examinarse. Compendio de lo que se aceptaba como verdadero en una disciplina. Se asemeja a lo que hoy conocemos como el libro de texto. La verdad está situada en el pasado. Es archiconocida la Suma Teológica deTomás de Aquino. Un ejemplo puede ser esta pieza de la primera parte de la Suma por la que explica el nacimiento de la mujer.

Artículo 3. La mujer, ¿debió o no debió ser formada a partir de la costilla del hombre?

Objeciones por las que parece que la mujer no debió ser hecha a partir de la costilla del hombre:

1. La costilla del varón era mucho más pequeña que el cuerpo de la mujer. Pero de lo pequeño no puede hacerse lo más grande, a no ser añadiendo algo. De haber sido así, diríamos que fue formada de lo añadido más que de la costilla; o por enrarecimiento, porque, como dice Agustín en Super Gen. ad litt., no es posible que un cuerpo crezca a no ser enrareciéndose. Pero el cuerpo de la mujer no es menos denso que el del hombre, al menos en la proporción de la costilla al cuerpo de Eva. Por lo tanto, Eva no fue formada a partir de la costilla de Adán.

2. En las obras creadas al principio no hubo nada banal. La costilla de Adán era necesaria para la perfección de su cuerpo. Por lo tanto, quitándosela, quedó imperfecto. Esto es inadmisible.

3. La costilla no puede arrancarse del hombre sin dolor. Pero antes del pecado no hubo dolor. Por lo tanto, no debió arrancarse al varón la costilla para formar la mujer.

Contra esto: está lo que se dice en Gén 2,22: Y de la costilla que Dios tomó a Adán formó la mujer.

Respondo: Fue conveniente que la mujer fuera formada de la costilla del varón. Primero, para dar a entender que entre ambos debe haber una unión social. Pues la mujer no debe dominar al varón (1 Tim 2,12); por lo cual no fue formada de la cabeza. Tampoco debe el varón despreciarla como si le estuviera sometida servilmente; por eso no fue formada de los pies. En segundo lugar, por razón sacramental. Pues del costado de Cristo muerto en la cruz brotaron los sacramentos, esto es, la sangre y el agua, por los que la Iglesia fue instituida.

A las objeciones:

1. Algunos dicen que el cuerpo de la mujer fue formado por multiplicación de la materia sin adición, de modo semejante a como el Señor multiplicó los cinco panes. Pero es imposible, ya que tal multiplicación o se da por transmutación de la sustancia de la materia o de sus dimensiones. Lo primero no es posible, bien porque la materia en cuanto tal es completamente intransmutable, porque sólo existe en potencia y está únicamente referida al sujeto; bien porque la multitud y la magnitud no son esenciales a la misma materia. Por eso, la multiplicación de la materia no puede entenderse permaneciendo la misma materia sin adición, a no ser que adquiera mayores dimensiones. En esto consiste el enrarecimiento, es decir, en que la materia adquiera dimensiones mayores, como dice el Filósofo en IV Physic.Por lo mismo, decir que la materia se multiplica sin evaporización es poner dos cosas contradictorias, es decir, la definición sin lo definido.

Por eso, al no haber enrarecimiento en tales multiplicaciones, es preciso hablar de adición de materia, sea por creación o, más probablemente, por conversión. Por eso, Agustín enSuper loan. dice: Cristo alimentó con cinco panes a cinco mil hombres del mismo modo que de pocos granos brota una multitud de espigas. Esto se hace por conversión del alimento. Sin embargo, se dice que alimentó a la multitud con cinco panes o que formó a la mujer de una costilla, porque la adición se hizo sobre una materia preexistente de costilla o de pan.

2. La costilla pertenecía a la perfección de Adán, no en cuanto individuo, sino como principio de la especie; así como el semen pertenece a la perfección del sujeto que engendra, y se echa en una operación natural que va acompañada de placer. Por lo tanto, mucho más con el poder divino pudo formarse de la costilla del varón el cuerpo de la mujer sin dolor.

3. La respuesta está incluida en lo expuesto.

D) La confesión: para María Zambrano, San Agustín supone el mayor exponente del género literario más íntimo, la confesión. En sus Confesiones, San Agustín parte de un fracaso, la imposibilidad de un conocimiento verdadero, y, por tanto, de una necesidad, Dios, y una esperanza, llegar a Él en toda su plenitud. La vida le da la espalda, y en esa necesidad de unión de vida y realidad San Agustín muestra su interioridad a Dios, esperando ser acogido en su regazo. Es este un género que otros han cultivado, pero sólo el santo le ha dado tanto sentido. La verdad, por supuesto es la búsqueda de Dios, y por, tanto se situará en la esperanza de un futuro amoroso en Él.

Mas apenas una alta consideración sacó del profundo de su secreto y amontonó toda mi miseria a la vista de mi corazón, estalló en mi alma una tormenta enorme, que encerraba en sí copiosa lluvia de lágrimas. Y para descargarla toda con sus truenos correspondientes, me levanté de junto Alipio -pues me pareció que para llorar era más a propósito la soledad- y me retiré lo más remotamente que pude, para que su presencia no me fuese estorbo. Tal era el estado en que me hallaba, del cual se dio él cuenta, pues no sé qué fue lo que dije al levantarme, que ya el tono de mi voz parecía cargado de lágrimas.

3) Edad Moderna: El libro de texto, el artículo científico, la tesis doctoral y el ensayo.

Atendiendo a la clasificación según el paradigma de Tomas Kuhn hemos dicho antes que tanto el libro de texto en el ámbito docente como el artículo y la tesis doctoral en el ámbito de la investigación son típicos géneros desarrollados en períodos de ciencia normal donde se quiere mantener una verdad dada, la del paradigma, y no se discuten cuestiones fundamentales del mismo. Sólo algunos puntos que serán solucionados dentro del mismo paradigma (en el caso de los artículos o tesis). El manual es un medio de expansión de una verdad dada por el paradigma dominante. Sin embargo, el ensayo es todo lo contrario y puede ser considerado como el heredero del diálogo socrático. En este sentido, y como muestra la importancia que tiene el ensayo como género literario de la modernidad filosófica le dedicaremos el último epígrafe de este breve trabajo. Sin embargo, antes hemos pues de clasificar, no ya atendiendo al origen cronológico o por épocas de la filosofía, sino en relación a la situación temporal de la verdad, los distintos géneros literarios más importantes de la filosofía. Así la verdad puede estar situada en el pasado y su finalidad sería pedagógica, de persuasión o catequización de un paradigma ya sabido por la comunidad científica o de la verdad revelada por Dioses. En este caso al Poema se le añadiría el Comentario y el Libro de texto. Por su parte, el paradigma en la que la verdad está en el futuro y es cosa de hombres sería el Diálogo (Socrático), del cual emanaría como su versión moderna el Ensayo.

5.- El ensayo como Género de la Modernidad en cuanto discurso teórico nacional

El ensayo es la ciencia, menos la prueba explicita.
José Ortega y Gasset

Pese a la clasificación de Julián Marías antes mencionada, el ensayo nace con Montaigne: «El ensayo moderno, pues, data de 1580, fecha en que apareció la primera edición de los Essais. Dentro del mismo siglo XVI, en 1597, comenzarían a publicarse los primeros ensayos de Francis Bacon.»{7}

El ensayo nace cuando entra en crisis el sistema académico medieval y es el vehículo de expresión del pensamiento desde el Renacimiento hasta nuestros días. El ensayo aparece en el panorama filosófico cuando el filósofo toma conciencia de la centralidad del yo con respecto a la verdad y al conocimiento. El yo es un elemento central de la relación del hombre con la verdad porque es el yo el que debe decidir sobre las cuestiones. Además, el ensayo recoge alguna de las instituciones que estaban en el diálogo como la del valor del error de cara a la búsqueda de la verdad y del valor de la opinión. Si esto es así, con respecto a la verdad el ensayista se encontrará en una situación análoga a los participantes del diálogo. La verdad no es algo pasado sino algo en cuya búsqueda se está en la medida en que se reconoce la propia ignorancia. Esto no significa que se niegue la existencia de alguna verdad en el pasado sino la propuesta de que cualquier verdad del pasado debe ser asumida por mí, no en cuanto me viene dada sino en la medida en que yo la paso por el tamiz de la razón. Esta propuesta de la razón encarnada en mí llega a su máximo apogeo en el racionalismo. Por ejemplo, Descartes, en el cual el yo sirve de fundamento de todo lo que existe o puedo conocer. Este yo como garantía última de la verdad sobre todo lo existente culmina en el Idealismo donde mi yo cognoscente constituye el objeto conocido. Lo mismo que en el diálogo, en el ensayo filosófico se debate con lo que han opinado otros, por eso, en los ensayos de Montaigne siempre aparece referencias a lo que otros dicen (los clásicos sobre todo). Tampoco en el ensayo se pretende alcanzar una verdad definitiva sino algo verosímil o cercano a la verdad. Esto hace que el ensayo tenga una vocación divulgativa porque nace como forma de expresión ajena a los medios académicos pero también los autores de las obras más relevantes del pensamiento moderno hasta Kant eran personas ajenas a los medios academicistas. Precisamente por esto están libres de la jerga técnica de la academia.

El término ensayo es sinónimo de prueba, tanteo o experimento. En cuanto a género es un escrito en el que se tantea una idea o varias ofreciendo algunas tesis provisionales para ver pros y contras de esa idea. No suele, por tanto, ser una exposición de una verdad situada en el pasado como el manual, sino una serie de sugerencias relacionadas con la idea apelando al buen sentido del lector y su experiencia directa. La conciencia de la propia ignorancia es el principio para buscar la verdad o la verosimilitud y la tolerancia se convierte en un valor muy importante, ya que el ensayo se sabe como obra humana donde es posible el error. Para terminar la caracterización del ensayo podemos decir que el ensayo, como versión moderna del diálogo filosófico, es una obra humana, abierta, flexible, subjetiva, donde el autor apela al buen sentido del lector, donde el respeto por la opinión es un valor fundamental, donde la verdad se convierte en verosimilitud. En el ensayo no pretende ser dicho todo lo posible por decir en un determinado tema, es decir, no tiene como objeto la exhaustividad, y ni mucho menos tiene una estructura rígida como pudiera darse en un manual el cual pretende ser exhaustivo, objetivo y científico. El ensayo no necesita demostrar nada para conseguir ser científico. No pretende el objetivismo científico sino llevar a cabo un proceso donde se camine hacia la verdad intersubjetiva por medio del buen sentido y la razón.

Estas son, para Martínez Alcocer, las características propias del ensayo, a saber:

«a) Amplitud y heterogeneidad en su temática (característica que se hace abrumante en el caso de Feijoo). Pero sin llegar a caer en el enciclopedismo.

b) El uso de la analogía o comparación demostrativa, que constituye la prueba de la teoría. Es el procedimiento propio del ensayo. Éste no es demostrativo, pues no es ciencia, pero tampoco por ello es arbitrario. El ensayo intenta establecer una teoría, y para ello usa principalmente, aunque no sólo, la analogía.

c) Afán personalizante o personalismo. El autor aparece según esta característica como elemento de experimentación. Por ello el personalismo del ensayo no debe interpretarse como subjetivismo. El autor está muy presente en el ensayo, pero en un papel de actor y testigo de cómo esta teoría que se expone, se gesta y se consolida.

A estas tres características señaladas, el profesor Ros García añade acertadamente otras dos que considera fundamentales, a saber:

d) La actitud crítica. Una actitud fundamental que lleva al ensayista, no a decir unas cuantas ocurrencias bien ordenadas, sino a buscar verdad en el tema propuesto, pues ese es el objetivo del ensayo.

e) El destinatario, que debe ser necesariamente el vulgo, el pueblo, la gente, el hombre masa. El ensayo no puede reducirse a un grupo selecto, debe dirigirse al común de la nación y adaptarse a ese fin. Lo cual se ve perfectamente en el caso del Padre Feijoo, que dedica tanto su Teatro Crítico Universal como sus Cartas Eruditas y Curiosas al «desengaño de errores comunes.»{7}

Vemos, por tanto, la confirmación de lo que antes veníamos a subrayar, el ensayo no pretende el rigor de la demostración científica, pero tampoco es un conglomerado de ideas sin conexión o de meras opiniones no hilvanadas. El ensayo usa la analogía en su explicación de la teoría a la que el autor, mediante la contraposición de ideas, pretende llegar. Y esta teoría será expuesta mediante una actitud crítica, no basada en meras ocurrencias u opiniones, sino en ideas que serán dirigidas al pueblo, destinatario del ensayista, pues el pueblo es reflejo de la Nación política, y habla el mismo idioma del ensayista, que ya no será el latín, propio del conocimiento académico, sino la lengua nacional, la lengua base y común de todos los conciudadanos. Para Gustavo Bueno, el ensayo es un discurso redactado en un idioma nacional y, que, por ende, se vale de ese idioma en una época determinada de desarrollo histórico. Es decir, «Un ensayo es una suerte de teoría expuesta en un lenguaje nacional»{8} y esto implica que el ensayo es una herramienta de la Nación para su defensa frente a otras naciones existentes, esta «dialéctica de estados», descubierta por el Materialismo Filosófico. Y ello hace que el ensayo cobre una importancia de primera magnitud en cuanto que, a través del mismo, la Nación se expresa, mantiene su eutaxia, si bien es sabido que las letras no son nada sin una espada que las defienda. A continuación veremos un ejemplo de este tipo de ensayo por parte del padre Benito Jerónimo Feijoo en su Teatro Crítico Universal:

Volviendo a los Españoles en general, Livio los llama gente fiera, y belicosa. Y en otra parte advierte, que es nuestra Nación la más apta, entre cuantas tiene el mundo, para reparar las ruinas de la guerra; no sólo por la oportunidad de los sitios, mas también por el genio, e ingenio de los naturales. Dionisio Afro la da el atributo de magnánima. Tibulo de atrevida. Lucio Floro de guerreadora, de noble en armas, y varones fuertes, y lo que es más de todo, la apellida Maestra del grande Aníbal en la profesión Militar: elogio, en quien si quisiéramos alargar la pluma, se nos abría espacioso campo a magníficas declamaciones. Pero no es menor el de Vegecio, el cual confiesa que exceden en fortaleza los Españoles a los Romanos.

Por último, para terminar esta breve exposición sobre los géneros literarios en filosofía, podemos decir con Ortega que «cada época trae consigo una interpretación radical del hombre. Mejor dicho, no la trae consigo sino que cada época es eso. Por eso, cada época prefiere un determinado género.»{9}. Si bien, esta interpretación del hombre no es del hombre en general, sino del hombre envuelto en su circunstancia política, en la realidad de su Nación política realmente existente.

Referencias

– Agustín de Hipona, Confesiones
http://www.diocesisdecanarias.es/pdf/confesionessanagustin.pdf

– Aquino, Tomás, Suma de teología, http://hjg.com.ar/sumat/a/c92.html y para los demás índices mostrados http://www.unav.es/pensamientoclasico/Au%20Tom%C3%A1sdeAquino.html

– Aristóteles, Metafísica, Madrid, Gredos, 2011.

– Bueno, G., «Sobre el concepto de ‘ensayo’», Universidad de Oviedo, Oviedo 1966, tomo 1, páginas 89–112.

– Cruz Hernández, M.,«Los ‘géneros literarios’ en el pensamiento medieval con especial referencia a la escolástica islámica», en Heredia Soriano, A. (ed.), Actas del II Seminario de Historia de la Filosofía Española, Vol I, Universidad de Salamanca, Salamanca, 1982, pp. 15–25.

– Chamizo Domínguez, P. J., «La historicidad del género literario en filosofía: el caso de Ortega», en Cuadernos Salmantinos de Filosofía, Vol. XII, (1985), pp. 355–362.

– Chamizo Domínguez, P. J., «Los genera dicendi en ciencia y filosofía», en Martín Vide, C. (ed.), Actas del III Congreso de Lenguajes Naturales y Lenguajes Formales, Vol. II, Promociones y Publicaciones Universitarias, Barcelona, 1988, pp. 489–504.

– Chamizo Domínguez, P. J., «Verdad y futuro: el ensayo como versión moderna del diálogo filosófico», 2002.

– Feijoo, B.J, Teatro Crítico Universal, Tomo IV, http://www.filosofia.org/bjf/bjft413.htm

– Gómez-Martínez J. L., «Teoría del ensayo», Universidad de Salamanca, Salamanca, 1981.

– Kuhn, Thomas, La estructura de las revoluciones científicas, traducido por Agustín Contín, México, Fondo de cultura económica, 1975.

– Machado, Antonio, Poesías Completas. Madrid: Espasa-Calpe, 1989.

– Marías, J., «Los géneros literarios en filosofía», en Obras, Vol. IV, Revista de Occidente, pp. 331-354.

– Martínez Alcocer, E, Feijoo y el género ensayo, http://www.nodulo.org/ec/2014/n146p09.htm

– Ortega y Gasset, José, Meditaciones del Quijote, Madrid, Cátedra, 2005.

– Zambrano, María, La Confesión: género literario, Madrid, Siruela, 1995.

Notas

{1} Chamizo Domínguez, P. J., «La historicidad del género literario en filosofía: el caso de Ortega», en Cuadernos Salmantinos de Filosofía, Vol. XII, (1985), pp. 361-362.

{2} Julián Marías denomina al ensayo en inglés, ya que para él es el género literario británico creado por Bacon; sin embargo para el ensayo debiera ser essais, pues es Montaigne el primero en descubrir este género literario en filosofía. Cf. Chamizo Domínguez, P. J., «Verdad y futuro: el ensayo como versión moderna del diálogo filosófico». , 2002.

{3} Marías, J., «Los géneros literarios en filosofía», en Obras, Vol. IV, Revista de Occidente, pp. 334-335.

{4} Chamizo Domínguez, P. J., «Los genera dicendi en ciencia y filosofía», en Martín Vide, C. (ed.), Actas del III Congreso de Lenguajes Naturales y Lenguajes Formales, Vol. II, Promociones y Publicaciones Universitarias, Barcelona, 1988, p.494.

{5} Este epígrafe resume, critica y amplía brevemente la visión de Pedro Chamizo sobre el criterio temporal de la verdad para la clasificación de los genera dicendien filosofía. Se encuentra en su artículo: Chamizo Domínguez, P. J., «Verdad y futuro: el ensayo como versión moderna del diálogo filosófico», 2002.

{6} Gómez-Martínez J. L., «Teoría del ensayo», Universidad de Salamanca, Salamanca, 1981. (En internet: http://www.ensayistas.org/critica/ensayo/gomez/. Epígrafe 2: Orígenes y desarrollo del ensayo.

{7} Martínez Alcocer, E, Feijoo y el género ensayo, http://www.nodulo.org/ec/2014/n146p09.htm

{8} Bueno, G., «Sobre el concepto de ‘ensayo’», Universidad de Oviedo, Oviedo 1966, tomo 1, páginas 89-112.

{9} Ortega y Gasset, José, Meditaciones del Quijote, Madrid, Cátedra, 2005, pp 182-183

 

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