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El Catoblepas, número 174, agosto 2016
  El Catoblepasnúmero 174 • agosto 2016 • página 56
Artículos

Sinfonías y sistemas filosóficos

Nicole Holzenthal

Una filosofía española no solo es posible, sino que existe desde bastante antes del Idealismo alemán.

Gustavo Bueno y Nicole Holzenthal en la Johannes-Gutenberg-Universität Mainz, tras la presentación de Der Mythos der Kultur, en 2002[Gustavo Bueno y Nicole Holzenthal en la Johannes-Gutenberg-Universität Mainz, tras la presentación de Der Mythos der Kultur, en 2002]

En la semana que siguió al fallecimiento de don Gustavo y doña Carmen los lectores de periódicos en Alemania, Austria y Suiza pudieron leer en diferentes sitios la noticia, siempre la misma, por lo visto sacada directa y literalmente de agencia, citando El País y la Fundación Gustavo Bueno, de que el «filósofo español Gustavo Bueno [había] muerto». La nota recordaba que había enseñado en Salamanca y Oviedo, que era el «representante conocido del materialismo filosófico» - sistema sobre el cual, sin embargo, no se dice nada-, el fundador de la revista de filosofía «El Basilisco» y de la academia filosófica «Fundación Gustavo Bueno». Cada nota mencionó que hacía dos días que había muerto su esposa. Pero el lector de periódico alemán se queda sin saber más sobre el filósofo.

Para los alemanes quise dibujar un simple esbozo de quién es Gustavo Bueno, filosóficamente hablando y más allá de cualquier halo romántico, y escribí un artículo en alemán y en español que en España salió en La nueva España y posteriormente en el Diario de Mallorca. Hasta la fecha, no he conseguido publicarlo en alemán, en ninguno de los grandes periódicos alemanes, suizos o austriacos, ni siquiera en los que en su momento sacaron las reseñas de mi traducción Der Mythos der Kultur. Puede que sea porque era mal momento, las vacaciones estivales, o tal vez entonces la situación fuera distinta. Acaso el declive económico de España conlleva una recaída, tras un breve momento de prestigio del «pensamiento» español que parecía seguir a la primera traducción de un libro de Bueno, a nuestro viaje por los Institutos Cervantes y a la entrada de Bueno en la enciclopedia Brockhaus{1}? ¿O acaso no se quiso publicar mi artículo por la hipótesis polémica que defiendo? ¿Cómo que un español iba superar a un filósofo alemán? Ahí va la re-traducción de lo que ojalá publique para el 92 aniversario del nacimiento de Gustavo, así son los periódicos.

El Materialismo Filosófico supera al Idealismo alemán

Se podría decir que Gustavo Bueno es el Kant español. El filósofo español adoraba, a su manera, al filósofo de Kônigsberg, cuyas Críticas comparaba con sinfonías. Ambos construyeron sistemas filosóficos «sinfónicos». Diría que incluso la vida de Bueno, ese fin, tiene algo de obra musical. Pero con esta comparativa me quedaría corta. Lo cierto es que Bueno partía de Kant, pero también trituraba sus Ideas y las reconstruyó desde su propio sistema, el Materialismo filosófico, y así superó a Kant.

Podría decir que Gustavo Bueno es el Hegel español. El filósofo español adoraba al autor de la Fenomenología del espíritu. De hecho, en una de las habitaciones de la casa familiar riojana hay un dibujo del filósofo alemán que uno de los compañeros clase le regaló al pequeño Hegel de Santo Domingo de la Calzada. Muchos discípulos subrayan que Bueno siempre fue hegeliano. Por otra parte, Bueno sigue a Marx cuando supera -en una Aufhebung- el sistema dialéctico idealista de Hegel, sustituyéndolo gracias a una dialéctica materialista, fuente de la cual también bebió el materialismo filosófico del español.

En este sentido no es muy equivocado tampoco decir, como lo hizo Volker Rühle presentándolo en el Instituto Cervantes de Múnich, que Gustavo Bueno es marxista. Es cierto que Bueno también era uno de los mejores estudiosos españoles de las obras de Marx, ya durante el franquismo -tenía valor-, en este sentido también cabe llamarle, si se quiere, un tipo de Marx español. Pero ni siquiera en la época en la que más hablaba de las Ideas de Marx, Bueno fue de los dogmáticos, ni jamás confundía el marxismo con una religión secular. Ambos se pueden considerar materialistas, pero el alemán queda anclado en los esquemas hegelianos, aunque puestos al revés, mientras que el Materialismo filosófico superó cualquier huella monista o dualista gracias a su pluralismo ontológico.

Inauguración de la Fundación Gustavo Bueno[Inauguración de la Fundación Gustavo Bueno]

Desde luego, decir que Bueno es kantiano, hegeliano o marxista quedaría muy corto. Del mismo modo podríamos llamarle aristotélico por haber estudiado al griego o platónico. Así también vale denominarlo suarezista, molinista, espinosista... Lo impresionante era que leía a prácticamente todos los filósofos occidentales, y partía positiva o negativamente de ellos. Bien hacía pedazos a sus filosofías, bien salvaba lo que se podía, y así algo de ellas queda incorporado al Materialismo filosófico.

De esta manera queda superado el Idealismo alemán por el Materialismo filosófico - y para ponerle también un adjetivo nacionalista: el Materialismo filosófico español. Porque sí es posible no solo pensar, sino también hacer filosofía, una filosofía sistemática en español. No en castellano, sino en español (no hablamos de las «fermosas» flores del funeral de Carmen, sino de las flores hermosas). El mismo Bueno subrayó, en un artículo que le encargaron para el Anuario del Instituto Cervantes, que una filosofía española no solo es posible, sino que existe desde bastante antes del Idealismo alemán. No solo pensar se puede en español, que es lo que reconoce José Luis Abellán en su Historia crítica del pensamiento español, sino filosofar sistemáticamente, como muestra el mismo Bueno - lo muestra teóricamente y en la práctica. Lo contrario fue defendido por Ignacio Sotelo, intelectual «castellanohablante», en su momento profesor en la Universidad Libre de Berlín... Sin duda, un español renegando de su filosofía nacional es mejor recibido en Alemania que un español o una alemana reivindicándolo. La leyenda negra, en este sentido, funcionando dentro y fuera de España.

A pesar de estas adversidades, en alemán de momento se puede leer su ensayo de filosofía de la cultura Der Mythos der Kultur{2} y cuatro artículos en la Europäischen Enzyklopädie zu Philosophie und Wissenschaften de Sandkühler{3}: «Todo / parte» y «Holismo»; «Materia» y «Ciencias naturales»; el artículo «Filosofía hoy», en Beiträge zur Philosophie aus Spanien de Volker Rühle{4}. Entre la literatura secundaria destaco la entrada «Gustavo Bueno» en la prestigiosa enciclopedia Brockhaus Enzyklopädie{5}.

Lo que nos deja Bueno es el sistema más completo y útil que yo vea, no solo en lengua española. Un sistema filosófico -nada fragmentario, sino sistemático, muy poco usual actualmente- que se relaciona con todas las disciplinas. Bueno fue un sabio porque estaba al día en una enorme cantidad de ciencias. Además, sabía sintetizar y no perdía la visión global, tomaba en consideración la panorámica. Yo no alcanzo encontrar a nadie que le haga sombra. Por eso, decir que Bueno sea el Kant o Hegel o Marx español no le hace justicia a Bueno, que los supera.

Ahora hemos de intentar superar dignamente la pérdida del magisterio del filósofo más importante de nuestro presente con su permanente referencia a la actualidad. Tuve la gran suerte de ser aceptada como una de las últimas discípulas directas de Bueno. Me mudé a Oviedo justo cuando él dejó la universidad, bajo grandes protestas locales, nacionales e internacionales. No fue su deseo abandonarla, sino el de adversarios suyos que le quitaron la venia legendi de modo vil. Entonces es cuando «The Times» le denominó como «Spain’s Top Philosopher», con toda razón. Mi búsqueda de una filosofía sistemática en español, la cual ya anhelaba Miguel de Unamuno, justo en este tiempo dio resultado. Fue para mí un gran honor estar en la inauguración de la Fundación Gustavo Bueno en Oviedo en 1998. En 2002 viajé con el matrimonio Gustavo Bueno y Carmen Sánchez por Austria y Alemania para presentar mi traducción Der Mythos der Kultur en los Institutos Cervantes alemanes y austriacos y mi Alma Mater, la Johannes Gutenberg Universität, de Maguncia. El humor de Bueno queda asociado a ese viaje, tanto como su trato directo y poco complicado con las personas y las cosas. Imagínense la escena en la que un filósofo tan eminente como Bueno, cuando el director le enseñó su Instituto Cervantes de Viena, lo primero que hizo era expresarle, al director, ¡su preocupación de que se les hundiera el viejo suelo de madera de la biblioteca! «¿No se preocupa de que, con todo este peso, se les viene todo abajo?» Parecía que ya estaba calculando el peso de los libros, pero le interrumpieron. «¡Cuidado con la biblioteca!», recalcó.

Tanto durante este viaje, como en todos esos años posteriores cuando manejo ideas del Materialismo Filosófico en el extranjero ante un público internacional/no hispánico{6} -sea en Viena, en Bremen o Maguncia, o en Bangkok- he podido experimentar una recepción marcada de curiosidad, a veces de sorpresa y generalmente de mucho respeto por parte de los académicos.{7}

El filósofo materialista nunca está solo, no se ensimisma. Gustavo Bueno Martínez no podría haber trabajado como lo hizo sin su resoluta y cariñosa mujer, doña Carmen Sánchez, sin su gran familia (cinco hijos, uno de los cuales lleva la fundación, y cinco nietos, uno de los cuales actualmente está en el Max-Planck-Institut de Berlín). Le apoyaban también sus estrechos colaboradores de máximo nivel intelectual, desde los primeros momentos hasta hoy. Bueno no hubiera sido quien es sin el intercambio de ideas con una cada vez más larga red de variopintos «materialistas filosóficos», que cada uno trabaja en sus campos, ni sin las polémicas con sus adversarios que le retaron, que le hacían falta. Porque pensar es pensar contra alguien, como solía decir.

Lo que queda es una extensa obra escrita y filmada. Abarca una ontología, una teoría de la ciencia («gnoseología», la «Teoría del cierre categorial»), una filosofía de la religión, teoría política, de los medios, una filosofía de la cultura, bioética, tratados de moral, etc. - no dejó sin tratar prácticamente ningún área de la filosofía. Porque no había que ser especialista en «Re», solía decir Bueno, con ese brillo en los ojos. Ni un músico puede limitarse a tocar solo una nota musical, ni un filósofo a ser especialista sólo en un área de la Filosofía. Mencionamos esta creciente red internacional de estudiosos. Como solistas, dúos, tríos, cuartetos... u orquestas van a seguir interpretando y tocando, a veces afinándolo un poco, el instrumento puesto a disposición. Símil aparte, nos espera continuar un trabajo permanente de usar la herramienta del Materialismo Filosófico, para triturar mitos e ideas confusas - una labor absolutamente necesaria en el mundo actual, para enfrentar los enormes problemas que nos acechan.

Hasta aquí el artículo para españoles y germanófilos o «germánicos». Me permito añadir el siguiente epígrafe.

Materialismo filosófico en alemán, Der Mythos der Kultur, en 2002 y Brockhaus Enzyklopädie donde figura una entrada biográfica de Bueno

Sistema y sinfonía

Lo dicho, una obra filosófica, si es parte de un sistema, puede trazarse con cierta analogía respecto de una sinfonía. Si Gustavo Bueno solía decir de las Críticas de Immanuel Kant que eran adorables en cuanto constructos quasi musicales, sinfónicos, ¿qué estaba diciendo? Una crítica es más fructífera cuando parte de una estructura sistemática porque no hay que explicar cada cosa desde cero de nuevo en cada texto, en ciertas ocasiones basta con introducir un término ya elaborado y aclarado en otro texto del mismo sistema al que hace referencia para que en el nuevo contexto funcione, si es que funciona, lo cual hay que examinar en cada caso. Para volver a recurrir a la analogía musical, una obra sinfónica también reproduce o varía, en diferentes sitios, la misma secuencia, a veces con ligeras modificaciones porque el nuevo contexto en el cual se inserta así lo requiere. Pero el oyente atento entonces reconocerá esta secuencia y la sabrá entender. Hasta puede esperar ciertos elementos que han de seguir, prever lo que tiene que venir, tener cierta Protention, como diría Husserl. Así, el conocedor de la obra de un filósofo sistemático sabrá prever qué conclusiones pueden seguir a qué planteamiento. Si la obra filosófica es formalista, ésto siempre funcionará. Sin embargo, cuando se considera «materialista», surge este problema: la materia se puede rebelar. Puede que tú queras llevar a cabo una cierta argumentación, siguiendo los planteamientos del sistema, pero las cosas no encajan. Por eso, un sistema filosófico materialista nunca está cerrado del todo, siempre traza lazos con otras concepciones, científicas o de otra índole, es transversal.

Entonces, un sistema filosófico materialista solo es una herramienta, un ancla que sirve para no perderse en el cosmos, una referencia -o bien una música en el espacio sonoro, que sirve para reconocer secuencias, para recomponer subsecuencias- para orientarnos, para no empezar desde cero, no partir de una tabula rasa. Preguntarán ¿por qué no? Muchos querían o quieren comenzar una y otra vez de nuevo. Pero no es posible, tampoco es necesario. Hay cosas objetivas, hay verdades asentadas, cristalizadas, «identidades sintéticas», las hay. Es poco práctico querer descubrir América a estas alturas. Entre otras cosas, porque ya está descubierta y la vida de todos modos es demasiado corta, como para perder el tiempo con logros ya alcanzados. Suele ser corta para que un individuo o siquiera un grupo de gente muy inteligente pueda esbozar un buen mapa de referencia, e ¡imagínense que es corta para abarcar las complejidades de las materialidades! Solo un mapa, solo una orientación, que no es poco. Si subrayé que Bueno nunca estaba del todo solo, por cierto, lo digo en el sentido de que lo hablaba con mucha gente, sus colaboradores, su mujer, sus hijos, nietos, sus adversarios, etc. Sus obras eran el resultado de no solo de lecturas, sino de diálogos, peleas. Bueno sabía de la imposibilidad de un sistema filosófico cerrado - nunca podrá abarcarlo todo y dejaría de ser filosófico. Aún así trabajaba a contrarreloj para asentar unas buenas bases. Vivió casi 92 años, escribía sin cesar sus obras sinfónico-filosóficas para, con toda esta generosidad que le caracterizaba, dejarnos el mejor mapamundi que él sabía dibujar - y sabía descomponer, esbozar y componer mejor que nadie. Pero tengamos presente que sus obras siempre iban a seguir siendo un mapa, marcaban puntos de referencia. Eran únicas, sí, pero nunca formales, nunca exentos. Su abstracción era el resultado gradual de partir de la materia y cuando llegaba a las formas más abstractas, pedía que estas volvieran a poder insertarse en la materia y que tal inserción funcionase, en breve: hacía un regressus e intentaba llevar a cabo un progressus. Eso es lo que quería decir generalmente cuando revindicaba lo «materialista», con «sistema materialista» o «filosofía materialista», que fuera circularista en su proceder. Y este procedimiento es lo que evitaba que cayera en un formalismo abstracto que suele cometer hipóstasis: entonces un mapa pierde la referencia a lo que pretende reconstruir. Ültimos significados de la analogía: la obra sinfónica queda cerrada, en su forma escrita, la partitura - cuando se toca, vuelve a abrirse y cada vez suena un poco diferente, variando sobre lo mismo, pero el contexto sonoro puede variar, (in extremis, pueden oírse, por ejemplo, bombas cayendo alrededor de la orquesta o bien gente muy enferma que tose sin parar), también puede variar el contexto cultural (como obras de Wagner en Israel).

Poéticamente describe José Ignacio Gracia Noriega los últimos días de la vida biológica de don Gustavo y doña Carmen. Leyendo su artículo «Una tarde serena y dos mañanas de sol» el escritor y amigo de los Bueno desde hacía 50 años, vemos que incluso en los últimos actos, o tactos, se pueden encontrar toques musicales - la misma melodía, cantada en canon, acompañaba el final de sus vidas. Hasta hubo al menos un momento de alegretto al romper a reírse ambos en uno de los últimos momentos de extrema lucidez en la terraza de Niembro, como nos contó Gustavo Bueno Sánchez.

¿Y ahora?

Vida y obra de Gustavo Bueno ahora están cerradas operatoriamente, en el sentido de que él ya no va a escribir más. Al volver a leer una obra de Bueno ahora sabemos que él ya no la podrá matizar, no puede añadir un escolio como al Animal divino, ni un epílogo como a Etnología y utopía, ni un nuevo prólogo como al Mito de la Cultura, ni va a añadir el descubrimiento de Baltasar Ayala{8} y su importancia para el Derecho Internacional a España frente a Europa. Por solo dar unos ejemplos. En este sentido está cerrada. Pero ¡no hipostasiemos! ¡No formalicemos el materialismo! Tampoco, al contrario, relativicemos todo ahora.

Ésta es una dificultad en el manejo de la herramienta que nos dejó. Al abrir la obra, hay que caminar por la estrecha «senda de la arista» - una Gratwanderung-. Siempre corremos el peligro de caer por un precipicio. Está el del dogmatismo fijista, por un lado. O se puede caer por el otro lado, el de relativizar los puntos de referencia y así disolver el sistema. Cada uno que use la herramienta que nos deja Bueno ha de estar dispuesto a revisar, una y otra vez, su uso de los mapas respecto del terreno, con los mismos criterios filosófico-materialistas. Caminar por esa arista es muy difícil, pero es lo que toca, lo que más provecho traerá a la hora de re-tocar las sinfonías materialista-filosóficas o echar a andar con ayuda del «mapamundi» dibujado.

Nicole Holzenthal, Dra. europea de Filosofía, Directora de Cima & Holzenthal

Notas

{1} «Bueno, Gustavo» in der Brockhaus Enzyklopädie, 21a edición, tomo V. Leipzig/Mannheim: F.A. Brockhaus, 2006. 20.

{2} Gustavo Bueno: Der Mythos der Kultur. Introducción y traducción N. Holzenthal. Berna/Frankfurt/New York: Lang, 2002.

{3} Gustavo Bueno en la en la Europäischen Enzyklopädie zu Philosophie und Wissenschaften, Hans Jôrg Sandkühler (ed.): «Ganzes / Teil», tomo II, S. 219-231; «Holismus», tomo II, S. 552-559; «Materie», tomo III, S. 281-308 y «Naturwissenschaften», tomo III, S. 533-545. Hamburg: Felix Meiner Verlag, 1990.

{4} Gustavo Bueno: «Philosophie heute. Antworten auf Fragen von Volker Rühle», in: Volker Rühle (ed.): Beiträge zur Philosophie aus Spanien. Verlag Karl Alber, Freiburg/München 1992, S. 55-92.

{5} Nicole Holzenthal: «Bueno, Gustavo» en la Brockhaus Enzyklopädie, 21a edición, tomo 5. Leipzig/Mannheim: F.A. Brockhaus, 2006. 20.

{6} Lectores de los textos secundarios sobre el MF como Nicole Holzenthal: «Berührungspunkte und Kontraste zwischen dem Konstruktiven Realismus und dem Philosophischen Materialismus», en K. Greiner y F. Wallner (eds.): Aus dem Umfeld des Konstruktiven Realismus (CR). Studien zur Wissenschaftskultur. Bern: Peter Lang, 2010. 165-187.
«Wissenschaftsphilosophische Fragen an den Philosophischen Materialismus und den Konstruktiven Realismus», en A. Schulz y F. Wallner (eds.): Aspects of Constructive Realism. Bern/Frankfurt/New York/Brüssel: Peter Lang, 2012. 179-204.
«Die Kultur - ein Konstrukt», en Fritz Wallner y Andreas Schulz (ed.): Construction and Interpretation. Concepts of a Culturally Guided Philosophy of Science. Bern/Frankfurt/New York/Brüssel: Peter Lang, 2013. 137-159.
«Culture and Medicine in the Philosophical Materialism and Constructive Realism», en Fengli Lan y Fritz Wallner (eds.): The Concepts of Health and Disease From the Viewpoint of four Cultures. Nordhausen: Traugott Bautz, 2014. 91-118.
«Culturally different Presuppositions of Ethics and Moral doctrines - Islam and the West», en F.G. Wallner und G. Klünger (eds.): Constructive Realism. Philosophy, Science and Medicine. Nordhausen: Traugott Bautz, 2016. 57-76.

{7} Véase entrevista a N. Holzenthal en la TPA

{8} Remito a la conferencia que dio Tomás García López en la Fundación Gustavo Bueno sobre «Sobre el derecho y los oficios de la Guerra, de Baltasar de Ayala» el 19 enero 2015 y que Bueno menciona específicamente en la entrevista publicada en Cima & Holzenthal Magazine.

 

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