El CatoblepasSeparata de la revista El Catoblepas • ISSN 1579-3974
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El Catoblepas

El Catoblepas · número 178 · invierno 2017 · página 1
Artículos

¿Es fundamentalista el behaviorismo? El antifundamentalismo del conductismo radical

Miguel Ángel Castro Merino

Comunicación defendida en los XXII Encuentros de Filosofía en Oviedo, Ciencia y fundamentalismo científico

1. Tesis

Se presenta como tesis primera nuestra negación de que todos los behaviorismos sean de la misma estirpe. Por el contrario, el behaviorismo metodológico es fundamentalista como muchos otros, pero a nuestro entender no lo sería la filosofía de la ciencia de la conducta, esto es, el Conductismo Radical skinneriano. Lo que no impide que ciertos desarrollos de su curso histórico estén atravesados por exponentes fundamentalistas al presentar al conductismo radical como una teoría que explicara y diese cuenta de todo el comportamiento humano.

Nuestra exposición sigue decididamente el discurrir escolástico puesto que resulta didáctico en grado sumo.

2. Videtur quod

Parece que todo conductismo es fundamentalista en sus principios, leyes, sentencias y explicación. Esto se observa de modo férreo en Betcherev o Paulov. Así, Watson afirma:

«Dadme una docena de niños sanos, bien formados, y un mundo apropiado para criarlos, y garantizamos convertir a cualesquiera de ellos, tomados al azar, en determinado especialista: médico, abogado, artista, jefe de comercio, pordiosero o ladrón, no importa los talentos, inclinaciones, habilidades, vocaciones y raza de sus ascendientes» (Watson, El conductismo, p. 130).

El modelo de Paulov se puede aplicar en principio a todos los animales y a todos los comportamientos humanos. Skinner en sus exposiciones teóricas, llevado por su mostrenco aislamiento en el condicionamiento operante, dice que con él se puede explicar toda la conducta. (A lo que Chomsky contraargumenta con claridad que existen los universales lingüísticos, mentales e innatos, lo que se observa, según tal pensador, en todas las lenguas y culturas.)

Además, proponen ciertos críticos que el Conductismo Radical y sus antecedentes son reduccionistas del ser humano y merman al hombre interior y con libertad, al negar ésta en todos los escritos Skinner, como en Más allá de la libertad y la dignidad… Esto va contra la filosofía de Pico della Mirandola, de Sartre y de tantas escuelas y corrientes cristianas como las que se llaman humanistas o, en concreto, el personalismo de Mounier.

Por otra parte, el modelo de la Caja de Skinner resulta muy poco convincente, puesto que las ratas y las palomas están en una caja, en un recinto cerrado, hermético, y no en el Mundo (si bien la caja a su vez está en el Mundo). Pero Mundo remite a arcón, al “mundo” en el que se atesoraban las cosas. Caja alude a capsa, a caja con similares matices.

Además, las ciencias físicas no tambalean ni fallan jamás desde el momento en que consiguen identidades sintéticas. Y en el estudio de la conducta humana éstas no se consiguen.

A mayor abundamiento: Skinner y Watson serían fundamentalistas en el sentido “ideológico”, nematológico, del término y no logran entender más que pequeñas partes del campo de la conducta operante, ya que no pueden explicar los misterios del alma humana, por mucho que diga Watson:

«nadie ha palpado un alma o la ha visto en un tubo de ensayo, o ha entrado de alguna manera en relación con ella, como se entra en relación con los otros objetos de la experiencia cotidiana» (Watson, Behaviorism, p. 2 y ss.).

En consecuencia, convendrá entumecer la experimentación behaviorista desde las posiciones de la psicología cognitiva y de otras escuelas, como la Teoría General de Sistemas o la de la Forma, que sí destacan muchos componentes que el behaviorismo pasa por alto: atención, memoria, inteligencia, inputs, outputs…

3. Sed contra

Pero contra esto se dice que del mismo modo que no todos los materialismos son iguales, tampoco lo son todos los conductismos. Existen multitud de ellos, como destacan, por ejemplo, Marino Pérez y Juan Bautista Fuentes. Hay decenas de materialismos y decenas de conductismos. Unos son groseros y otros utilizan finos análisis.

Generalmente, el Conductismo suele presentarse por parte de ignaros desde el modelo E-R (Estímulo-Respuesta). Y ello sin sonrojo por su parte. Es bien sabido que los estudiantes de Psicología no suelen leer los textos mismos, tales como Conducta verbal, Registro acumulativo, &c. Se estudia para exámenes y los mismos profesores han estudiado para exámenes, por lo cual sólo exponen el Conductismo desde un grado poco menos que vulgar. (Otro tanto ocurre en el caso de muchos conductistas que no estudian la obra de Freud en los textos.) Esto nos lleva a un cierto conflicto de facultades en el que según qué catequistas dirijan a los alumnos, serán partidarios de una u otra escuela. Otro tanto diríase de la Gestalt, los humanismos, &c. (Es bien sabido que en las facultades religiosas cristianas los psicólogos, o lo que se entienda por tal, atienden al alma y al cultivo del mundo interior y demás espiritualidades, &c.)

Por esto mismo, nosotros hemos de diferenciar el conductismo metodológico de otros conductismos más elaborados. Tal es el caso, nos parece, del conductismo radical. Ahora bien, el conductismo skinneriano nunca ha querido hablar de la llamada caja negra ni del yo como una sustancia o hipostasis con funciones singulares. Ha renunciado al estudio de “nonsenses” y se ha aplicado al estudio de la conducta por derecho propio.

El Conductismo Radical no se centra sólo en los estímulos ni en las respuestas. Va a realizar el análisis funcional de la conducta y en cada caso se ceñirá a observar conexiones entre los estímulos discriminativos y las respuestas, los programas de razón, intervalo y sus mixturas y otras partes que se especifican en las contingencias.

En un primer momento del análisis experimental de la conducta es observable el condicionamiento clásico o respondiente, pero la amplitud de las partes y la complejidad del organismo humano, con lenguaje incluido, se expande con el modelo del condicionamiento instrumental, que puede explicar ciertos aspectos de la conducta tanto verbal como de otras partes.

Con respecto a las cajas de Skinner, es muy posible que si no se estudia Ciencia y conducta humana, se crea que el conductismo se queda en el esquema E-R, pero esto es lo que Skinner rechazó constantemente en su lucha contra las psicologías cognitivas que apelaban al homúnculo, al hombre interior. Aplicarse al estudio concienzudo del conductismo no implica negar los avances en Etología, pero tampoco negaremos la consigna skinneriana de “selection by consequences”, de la que nunca se apartó, a no ser que se demuestre otra alternativa. Selección por las consecuencias que no supone negar otras partes del campo operante, antes al contrario, necesita de una Idea muy propia al Materialismo Filosófico que es la de institución (procedente de Status, statuere, y de ellas otras tales como constitutio, &c.). De ahí que:

«La selección por las consecuencias es un modo de causalidad que únicamente se encuentra en los organismos vivientes o en dispositivos donde intervienen seres vivos» (Skinner, 1981).

Pues bien, sobradamente el autor estudia y abre el análisis de la conducta al campo institucional, que no sería más que la conjunción de instituciones en conflicto y en armonía. Y esto es así de tal modo que en Ciencia y conducta humana se ensaya la funcionalidad de las diversas instituciones: religiosa, política, escolar, psicoterapéutica… Esto significa ni más ni menos que la psicología deja de ser el estudio de la psique. Y creemos que Skinner nunca abandonó tal rótulo porque si no hubiera sido aún peor comprendido. Pero es que tal rótulo es muy ambiguo, muy problemático y que así como el Cosmos y Dios han sido pulverizados, entre otros por el Materialismo Filosófico, el yo debe ser explicado desde el ego lógico, institucional; porque si no continuaremos ignorantes del contenido skinneriano, a saber: que la conducta se mantiene por las consecuencias y que el denominado Yo recae metafísica cuando se pierde la perspectiva del Ego Trascendental.

Por ello es necesario ampliar en el conductismo la idea de institución y dar cuenta de que los mismos organismos son instituciones, diferentes, pero instituciones. Creemos también que el Materialismo Filosófico necesita conocer el Materialismo Histórico y no menos el Conductismo Radical, si no como ciencia, al menos como tecnología.

Ejemplos de instituciones son los partidos políticos, las facultades, fundaciones, bancos, tiendas, cafeterías, franquicias… y ellas parece que operan por unas conexiones entre unos sujetos operantes y otros. Todas ellas son analizables desde los elementos del condicionamiento operante y otros, pero sin el condicionamiento operante no lo son.

4. Respondeo dicendum quod

A esto respondemos diciendo que el Conductismo Radical sería insuficiente pero resultaría imprescindible en el estudio de los comportamientos operantes. Con el Materialismo Filosófico podemos reconstruir mejor de qué se habla cuando hablamos de instituciones, operantes, inteligencia, voluntad, &c. No ha habido una escuela en la historia de las ciencias, tecnologías y filosofías que nos permita conocer con tanta precisión la conducta como la que nos ha proporcionado el conductismo. Y ello sin menoscabar otras corrientes, como el freudismo.

Desde nuestra filosofía, como saber de segundo grado, proferimos que el control de la conducta, el estudio del castigo, premios, trabajo, metas, finalidad son más susceptibles de análisis con el conductismo. Pero no agota el campo ni puede agotarlo. Es, por ende, muy conveniente el estudio constante de las instituciones desde la analogía con las cajas de Skinner, pero la ciudad, la Nación política, no son cajas de Skinner, así, sin más. Por ello, una vez asimilada esta escuela, necesariamente debemos progresar mediante el estudio de las capas basal, conjuntiva, cortical… y ver analogías.

El behaviorismo ha observado conexiones definidas, morfológicas, en las conexiones entre las respondientes y las instituciones en las que tienen lugar. Esto no quiere decir que pueda dar cuenta de todo lo que ocurre en el campo social, pero sí puede explicar con mayor precisión la funcionalidad de las instituciones y su mantenimiento o extinción. En un experimento químico no podemos deducir la implantación a otros fenómenos químicos, y de ahí no se invalida la Química. Del mismo modo, no podemos trasladar el análisis funcional de la conducta de una explicación concreta a otra, y ello no destruye la tecnología del comportamiento. O sea, hablamos de momentos discursivos, históricos, que precisan un despliegue de operaciones, en ambos casos. Es el caso de la química, en el que hacer lejía conlleva unos componentes y no otros. Del mismo modo, el caso de constituir un partido político es diferente de hacer una película, pero envuelve siempre elementos tales como refuerzos, instituciones previas, &c.

5. Finaliter

Finalmente, creemos que todo lo que dicen las escuelas diversas de psicología puede ser explicado por el conductismo y no a la inversa. Y esto es esencial a lo anterior. Si la conducta se mantiene por las consecuencias, si ello es así, es porque existen organismos que, a su vez, son instituciones. Estas instituciones se mantienen por el poder, por la lucha por la vida. Es el problema del control de la conducta. Control o poder. No hay un solo controlador ni un solo poder. Las instituciones controlan los comportamientos de los individuos, quieran o no. Esto no hace al caso. Existen macro-instituciones como el Estado, instituciones como la Iglesia Romana o un partido político, y otra serie de micro-instituciones, como un bar o un cuerpo humano.

Lo que se llama poder es analizable desde el control tal y como se estudia en la tecnología del comportamiento. ¿Quién controlará al que controla? El tema del poder no es menor y los psicólogos debieran dejarse de tanta introspección para atender a las contingencias, al mundo ahí, a una filosofía seria y más rigurosa. Pero dejarían de ser psicó-logos. Por ello, atender a las instituciones nos debe hacer reparar en la fuerza de acción de unas frente a la reacción de otras no de un modo lineal en la relación sino multimodal, complejo.

¿Podrán más las instituciones separatistas catalana o vasca frente a la Nación española? Con la publicidad dada por las televisiones públicas, esto es, todas, acaso los nacionalismos rancios se impongan. Watson no era fundamentalista. Simplemente lograba vender con éxito muchos de los productos que anunciaba. Por ello, dejó la institución universitaria al ser más reforzado por la televisiva y mediática.

Por tanto, no admitimos que todo conductismo sea fundamentalista, antes bien, defendemos que el Conductismo Radical no puede serlo, ni falta que le hace. Es más, seriamente hemos de advertir que no existe algo así que con el nombre de conductismo exponga lo que la filosofía del Conductismo Radical pretende. Si así fuera, sólo se hablaría de conducta, pero la filosofía de la ciencia del conductismo es un estudio de las instituciones y de muchos aspectos que implican.

Luego, el poder, el control de las conductas, es el tema del Conductismo Radical y por eso quienes tienen los medios de comunicación tienen mucho a su favor. Es el caso que la Fundación Gustavo Bueno es una institución que debe ejercer el contra-control ante tanta impostura. De la lucha conductual institucional resultará su victoria o su extinción. Salud.

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