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El Catoblepas · número 191 · primavera 2020 · página 37
Artículos

Confucio en la China del siglo XXI y del COVID-19

Antonio Muñoz Ballesta

Sobre la moral determinante del Imperio del Centro

Confucio

“Recuerdo que una de las cosas que más me indignó fue cuando Mao prohibió escuchar a Mozart porque era un compositor burgués.”
Gustavo Bueno

“Arréglese al estado como se conduce a la familia, con autoridad, competencia y buen ejemplo.”
“El gobierno es sinónimo de rectitud. Si el rey es recto, ¿cómo podría atreverse nadie a ser deshonesto?”
Confucio

I

Confucio (551 a. C. - 471 a. C.) fue un moralista y sabio chino –no un filósofo– cuya doctrina adoptó el pueblo y la administración imperial. El pensamiento de Confucio no es un saber de segundo grado que tenga en cuenta la ciencia (la geometría):

“Confucio es muy difícil realmente saber lo que es. Desde el punto de vista del pensamiento abstracto, Confucio es prácticamente nulo. Da consejos prácticos, útiles, de un administrador o director de escena.” Gustavo Bueno, entrevista a Iker Izquierdo, 2013.

Las Ideas de filosofía, civilización, ciencia & cía. se introducen en China por el contacto con los occidentales, especialmente, con el comunismo de Mao inspirado en Marx y Lenin. Sin embargo, el estado o Imperio chino (República Popular China) no ha tenido una intención expansiva (civilizatoria) mundial, quizá porque en sí misma ya tiene una dimensión continental y una población muy numerosa.

La presencia de empresas chinas por el mundo actualmente se debe más a la consecución de divisas y recursos naturales para China que a una expansión de su “civilización”. Y las razones de ello no están en el marxismo o leninismo (en el fondo la URSS era un imperio generador) que pueda conservar el Partido Comunista Chino, sino en la moral tradicional: en el confucianismo.

“La ‘filosofía’ de los chinos es la de seguir siendo chinos. Estar instalado en una tradición de idioma, costumbre, rituales, familia, tradiciones, etc. Y al margen del animismo, por otra parte, no veo dónde está la religión en China.” Gustavo Bueno.

El confucianismo sirve al estado chino para seguir el esquema del Imperio romano, “una esfera que quiere ser sumidero de todas las demás, que todas las demás giren a su alrededor” (Gustavo Bueno).

II

La doctrina de Confucio es el ortograma{1} moral y político –ejercitado quizá como una falsa conciencia– de la nación China como Imperio estatal (emergido y no ya “emergente”) en el siglo XXI, junto con el maoísmo, el taoísmo y el budismo (el islam y el cristianismo siguen siendo una minoría en la actualidad).

Desde que se establecieron con Deng Xiaping, tras la muerte del Gran Timonel, los dos sistemas (el capitalista y el socialismo) en un solo país (“un país, dos sistemas”) de dimensiones continentales (Imperio), los cargos políticos dirigentes del Partido empezaron a complementar el pensamiento de Mao (para la mayoría de la población), con el pensamiento de Lao Tsé, dirigido este último a una creciente nueva casta –los nuevos ricos– surgidos del capitalismo emergente (AMB, “Lao Tsé en la China del siglo XXI”, EC 24:16), pero rescatando también de la tradición moral y política china de milenios el confucianismo.

El pensamiento de Confucio es, por tanto, la perfecta conjugación política que el Partido Comunista Chino necesita, junto con el pensamiento socialista de Mao, para conseguir que toda, o una gran mayoría, de la población china (1400 millones) se mantenga en orden y obediente al gobierno público de Beijing –y de las grandes provincias–, tanto en su vida laboral{2} y familiar como en su vida social y política, quedando el budismo como una consolación final de tipo individual (de sus egos diminutos) para los chinos que se queden atrás en la gran pirámide de competitividad capitalista y socialista existente en el Imperio del Centro.

La constitución determinativa de la nueva realidad (hiperrealismo{3}) del Covid 19 en la ciudad de Wuhan a finales del año pasado vino acompañada de otra hiperrealidad en nuestro mundo, que ha quedado un tanto desapercibida y sin analizar por ahora, me refiero a la respuesta política, económica, logística y sanitaria que el gobierno público de China construyó en pocas semanas ante la peligrosa epidemia convertida en pandemia en poco tiempo por la “globalización” (JRL, “Coronavirus: ¿El fin de una idea apotropaica de la globalización?”, EC 191:11).

La planificación, programación y realización del confinamiento (total, territorial y severo) en sus edificios y domicilios de millones de familias e individuos durante más de dos meses –paralizando la economía–, con el cierre total de la ciudad de Wuhan y otras grandes megaciudades y provincias chinas, para evitar la propagación del virus y el aumento de muertes, supone una nueva realidad material nunca antes conocida o categorizada en el mundo (Mi).

Hiperrealidad social y política-económica, que construida en China por primera vez en la historia, ha sido reproducida meses después –con diferentes variantes– por los cuerpos políticos o estados de Italia, España, EEUU, y una gran mayoría, casi total, de los países de la esfera terrestre.

Ahora bien, como toda constitución determinativa del hiperrealismo (estromática ontológica), el gobierno público chino –análogamente a como un científico, o equipo de laboratorio, produce el electrón o el quark, &c.– tuvo que movilizar, coordinar y organizar, grandes elementos de materialidad primogenérica (M1), segundogenérica (M2) y terciogenérica (M3): edificios, autopistas, automóviles, comidas, medicamentos, sentimientos de unidad, obediencia y disciplina, Ideas de China, de Orden, de Obediencia, de Progreso, &c., para conseguir el fin eutáxico del Imperio.

Por otro lado, sin la institución del Ego Transcendental{4} chino constituido por la metábasis de los millones y millones de egos diminutos (psicológicos) en el Imperio actual, no hubiera sido posible ni la determinación (constitutiva) del Covid 19 por los laboratorios científicos en M1 del Mi, ni el confinamiento sanitario, político y económico, de millones de personas (M2, M3 del Mi), pues solo una institución de tal rango puede construir el mapa de nuestro mundo y del mundo nuevo en el que siempre nos encontramos.

III

¿Qué características tiene la milenaria doctrina de Confucio para haber sido esencial en esta nueva realidad del confinamiento sanitario y político que ha mantenido la eutaxia de China –y posteriormente la de España– en momentos tan peligrosos?

Podemos contestar a esta pregunta remitiéndonos a una de las obras fundamentales de Confucio: Analectas{5}.

La primera característica de la moral política China, independientemente de si es la de época de Mao o de mil años antes o en la actualidad, es el respeto a los mayores y, en general, al cargo superior en el trabajo o en el gobierno de la nación.

Así decía Confucio, según los discípulos que recogieron por escrito sus enseñanzas en la obra que comentamos:

“El Maestro You dijo: «Un hombre que respeta a sus padres y a sus mayores difícilmente estará inclinado a desafiar a sus superiores. Un hombre que no esté inclinado a desafiar a sus superiores nunca fomentará una rebelión. Un caballero trabaja en lo esencial; una vez que lo esencial está asegurado, se desarrolla la Vía. Respetar a los padres y a los mayores es la base esencial de la humanidad».” Analectas, capítulo 1.2

Así que la inmensa mayoría de chinos es obediente, en su familia, con los mayores, en el trabajo con sus jefes (el sindicato en China está para ayudar al jefe de la empresa) y en política con los dirigentes del gobierno del Partido, y para tener la virtud de un noble, de un verdadero chino, hay que ser respetuoso y obediente con el superior y sus planes y programas.

La segunda característica fundamental es que el gobernante debe serlo por méritos propios, por su virtud y esfuerzo, por su generosidad con los gobernados e inteligencia política para la eutaxia de un Estado:

“El Maestro dijo: «Para gobernar un Estado de tamaño medio, hay que despachar los asuntos con dignidad y buena fe; ser frugal y amar a todos; movilizar al pueblo sólo en los momentos adecuados».” Analectas, capítulo 1.5

La tercera característica fundamental es el patriotismo unido a la educación nacional misma desde niño. La Nación, como sabemos, es el conjunto de los vivos presentes y también de los antepasados y de los por venir, ya sea la Nación política como la étnica (los chinos de la RPCh pertenecen en un 91% a una sola etnia: la etnia Han).

“Zixia dijo: «Un hombre que valora la virtud más que la buena apariencia, que dedica toda su energía a servir a su padre y a su madre, que está dispuesto a dar su vida por su soberano, y que en la relación con sus amigos es leal a su palabra, aunque alguno pueda llamarlo inculto, yo seguiré manteniendo que es un hombre educado».” Analectas, capítulo 1.7

“El Maestro Zeng dijo: «Cuando se honra a los muertos y se mantiene viva la memoria de los antepasados remotos, la virtud de un pueblo se halla en su plenitud».” Analectas, capítulo 1.9

La cuarta característica fundamental de la moral política de Confucio es la virtud del gobierno público y el buen trato que debe dar a sus gobernados (en correspondencia con la obediencia de éstos que se manifiesta también en el protocolo con los cargos o en los ritos tradicionales), sin la coacción y violencia permanente a la que, quizá, se viera obligado en la exclusiva tradición maoísta:

“El Maestro dijo: «Quien gobierna mediante la virtud es como la estrella Polar, que permanece fija en su casa mientras las demás estrellas giran respetuosamente alrededor de ella».” Analectas, capítulo 2.1

“El Maestro dijo: «Manejado por maniobras políticas y contenido con castigos, la gente se vuelve astuta y pierde la vergüenza. Conducidos por la virtud y moderados por los ritos desarrollan el sentido de la vergüenza y de la participación».” Analectas, capítulo 2.3

Una quinta característica fundamental de la moral que enseñó Confucio es su implantación política: ni el pueblo ni los gobernantes deben preocuparse por los dioses o Dios (el Cielo), sino por la justicia o eutaxia{6} y orden de la sociedad.

“El Maestro dijo: «Venerar a dioses que no son vuestros es servilismo. No actuar cuando lo exige la justicia es cobardía».” Analectas, capítulo 2.4

“El Maestro dijo: «Es hermoso vivir en medio de la humanidad. Difícilmente es sabio escoger un lugar para vivir desprovisto de humanidad».” Analectas, capítulo 4.1

(Entendiendo aquí “humanidad” en el sentido del eje circular del espacio antropológico y capa conjuntiva del Imperio.)

Concluimos: la nueva realidad en nuestro mundo del Covid 19, y de los confinamientos de millones de personas, requieren del patriotismo e inteligencia política (orden, respeto y obediencia) de gobernantes y gobernados (en el imperio estatal de China y en el estado de España). Y con la disciplina y esfuerzo de toda la nación se podrá vencer la crisis sanitaria y la depresión económica reforzando la eutaxia del estado.

Murcia, 29 de Abril de 2020.

——

{1} “Supuestas ciertas materias conformadas capaces de moldear a otros materiales de su entorno, llamamos ortogramas a tales materias formalizadas cuando son parte de procesos recurrentes (principalmente acumulativos, o simplemente sucesivos) en los cuales los materiales conformados son capaces de actuar como moldes activos. Un programa algorítmico (por ejemplo, el algoritmo de Euclides) es un ortograma, pero no todo ortograma es un programa (una Gestalt también desempeña funciones de ortograma). El concepto de ortograma puede utilizarse también para definir la conciencia y la falsa conciencia del sujeto operatorio (individuo que pertenece siempre a más de un grupo social diferente) como el proceso en el cual un sujeto operatorio que ha alcanzado la automatización de un número indeterminado de ortogramas (lo que implica una capacidad de corregir los errores derivados del ejercicio, adaptando el sistema a las nuevas circunstancias materiales) es conducido a un conflicto producido por la confluencia de esos ortogramas.” Pelayo García Sierra, Diccionario filosófico.

{2} En la novela de Miguel Espinosa “Escuela de mandarines”, los becarios tienen bien claro la obediencia a los cargos superiores, como manda el confucianismo, hasta que se produce una rebelión por una interpretación diferente de un texto. Para las costumbres chinas lo importante son los valores y cargos personales y no tanto la ley o el contrato –como ocurre en occidente–.

{3} “El hiperrealismo es la concepción ontológica propia del materialismo filosófico que, aplicada a la realidad cósmica, niega el vacío, en cuanto no-ser, vinculándolo a una kenosis constitutiva del mundo. El hiperrealismo se opone tanto al realismo como al idealismo y se abre paso a través de la reabsorción o desbordamiento de la dicotomía sujeto/objeto.” Pelayo García Sierra, Diccionario filosófico.

{4} “La constitución del sujeto en cuanto ego transcendental (E) puede ser considerada como el proceso recurrente de un paso al límite de las relaciones de identidad (terciogenéricas) al que tienden los sujetos operatorios (segundogenéricos, alineados en el eje pragmático: autologismos, dialogismos, normas) en tanto interactúan, a través de sus individuos o términos corpóreos (primogenéricos) en el proceso de constitución del Mundo.” Pelayo García Sierra, Diccionario filosófico.

{5} Confucio, Analectas, Editorial Arca de Sabiduría.

{6} “‘Eutaxia’ ha de ser entendida aquí en su contexto formalmente político, y no en un contexto ético, moral o religioso (“buen orden” como orden social, santo, justo, etc., según los criterios). “Buen orden” dice en el contexto político, sobre todo, buen ordenamiento, en donde “bueno” significa capaz (en potencia o virtud) para mantenerse en el curso del tiempo. En este sentido, la eutaxia encuentra su mejor medida, si se trata como magnitud, en la duración. Cabe pensar en un sistema político dotado de un alto grado de eutaxia pero fundamentalmente injusto desde el punto de vista moral, si es que los súbditos se han identificado con el régimen, porque se les ha administrado algún “opio del pueblo” o por otros motivos.” Gustavo Bueno, PECP, página 181.

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