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← Quito 1985 · capítulo 6 · páginas 283-287 →

David Stoll · ¿Pescadores de hombres o fundadores de Imperio? El Instituto Lingüístico de Verano en América Latina

Una bala terrorista izquierdista

El Instituto Lingüístico siguió pendiendo de un hilo en Colombia, evitado por sus correligionarios nacionales, repudiado por indigenistas y organizaciones indígenas, acosado por las autoridades de inmigración, y protegido de la expulsión por uno que otro político poderoso. Incluso aquel baluarte empezó a resquebrajarse una vez más con el intento de criminalizar la existencia misma de los movimientos indígenas como el CRIC. Inspirado en parte por antropólogos enemistados que perdieron el control de sus planes, un nuevo Departamento de Asuntos Indígenas tendría la autoridad para negar a los foráneos el permiso para realizar actividades relacionadas con los indígenas; cancelar la condición legal de las comunidades y asociaciones nativas; y designar a los abogados para defender a las comunidades nativas en la corte{118}. Después que la ley se atascó en el Congreso, en 1980, sus auspiciadores trataron de calmar a la oposición al añadir un proyecto de ley para expulsar al ILV{119}. Dado que las guerrillas estaban nuevamente activas cerca de la base de Lomalinda, se asignaron tropas para protegerla. Los traductores de la Biblia chocaban con los guardianes de las plantaciones de marihuana y coca: al acudir a las autoridades, bien podían estar acudiendo a los dueños.

En este magnífico retrato apareció Chester Allen Bitterman. Con veintiocho años a su muerte, era hijo de un mecánico independiente de Lancaster, Pennsylvania y, como la mayor parte de los reclutas de Wycliffe, producto de un hogar evangélico. Este lo había guiado de la primaria evangélica al Instituto Bíblico de Columbia en Carolina del Sur y de regreso a la Iglesia Independiente del Calvario, cuyos 1.650 miembros dan 400.000 dólares al año a más de cien misioneros alrededor del mundo{120}. En este ambiente Bitterman conoció a su esposa, la hija del administrador de vuelos de Wycliffe en Colombia, y decidió convertirse en traductor Bíblico. En las escuelas de verano él era el tipo de estudiante de quien [284] se dice que su empeño compensa su trabajo académico. A pesar de la elección de Malasia por parte de la pareja, la junta directiva de Wycliffe les pidió que fueran a Colombia, donde fueron conducidos por un camino tan desgastado que se estaba haciendo intransitable. Durante su año y medio en el país, Bitterman no había podido comenzar el trabajo en tres distintos grupos (en un caso el Ministerio de Gobierno negó el permiso) antes de hacer visitas exploratorias a los últimos ciento veinte indígenas Carijona del mundo{121}.

“Una vez que el piloto partiera estaríamos solos”, escribió Bitterman a casa. “'Al menos tenemos un radio', pensé… A la mañana siguiente vimos a nuestro primer Carijona. Su nombre era Luis… Una de las cosas que aprendimos ese día fue que siempre debes tomar el juicio de un indígena sobre el tiempo o la distancia y duplicarlo… Y decir que la trocha estaba en mal estado era el mejor ejemplo de actitud positiva optimista que yo haya experimentado. El lodo llegaba encima de nuestras botas… Sabemos que Dios ama a esta gente y quiere que ellos lleguen a gozar de una relación positiva con El… Recen con nosotros para que los indígenas empiecen a construirnos una casa tribal…; que Dios continúe ablandando los corazones Carijona, preparándolos para recibir Su Palabra; que Dios nos guíe hacia los dos o tres individuos de la tribu que El ha planeado sean nuestros maestros del idioma”{122}.

El 19 de enero de 1981, siete secuestradores irrumpieron en la residencia del ILV en Bogotá en busca del director de la filial Álvaro Wheeler. Como no estaba allí, llevaron a cambio a este traductor aprendiz. En un mensaje al apenas instalado presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, los secuestradores amenazaron con matar a su cautivo a menos que su organización abandonara el país en un mes. Como política establecida, el ILV y los gobiernos de Colombia y Estados Unidos se rehusaron a considerar demandas terroristas. La filial no sólo planeaba enviar a traductores a otros quince idiomas sin la Palabra de Dios: no planeaba irse del país hasta 1995{123}. Después de cuarenta y siete días y mucha confusión sobre quiénes eran los secuestradores, el cuerpo de Bitterman fue encontrado envuelto en una bandera del Movimiento 19 de Abril (M-19). [285]

Los guerrilleros del M-19 toman su nombre de la elección presidencial de 1970, sobre la cual se dice que el candidato del Frente Nacional ganó sólo gracias a la aritmética oficial. Cinco años más tarde los sobrevivientes parlamentarios de tal desengaño, la Alianza Nacional Popular, inculparon al ILV por la complicidad en todos los atentados imperialistas imaginables. En cuanto al M-19, atrajo la imaginación popular como ningún otro grupo guerrillero en los últimos años. Justo antes del secuestro de Bitterman, la revista Cromos divulgó una encuesta mostrando que dos líderes del M- 19 eran las personas más populares del país. El Presidente Turbay estaba en décimo lugar, detrás de una reina de belleza{124}. En respuesta a la teoría de la embajada dominicana por parte del grupo en 1980, una comisión de la Organización de Estados Americanos confirmó informes de tortura generalizada, a veces asesinato, de prisioneros indefensos por parte de la policía y el ejército{125}. Dieciséis días después de la ejecución de Bitterman, Turbay reclamó que las fuerzas del M-19 habían sido entrenadas en Cuba y rompió relaciones con ese país, una jugada ampliamente atribuida a presión ejercida desde Washington{126}.

Antes y después de la muerte de Bitterman, líderes del M-19 negaron responsabilidad y culparon a una facción, la que también negó toda conexión antes y después del asesinato. En una reunión de los dos grupos del M-19 el 14 de febrero, calificaron a los comunicados en su nombre de “falsos” y señalaron con el dedo a inteligencia militar, tal vez hasta la CIA, que, según dijeron, estaba tratando de dividir y desacreditar al movimiento{127}. Los secuestradores siguieron reclamando representar a la facción del M-19, como también lo hizo el gobierno. Como los dos bandos sin duda se han infiltrado mutuamente, cabe la tercera posibilidad de un consorcio. Para poner en aprietos al M-19 y tal vez retirar a traductores de la Biblia moralistas e informantes de plantaciones para-gubernamentales de coca y marihuana, por ejemplo, un provocador podría haber persuadido a miembros de la línea dura del M-19 de llevar la teoría de la conspiración hasta su conclusión lógica. Aun así, si una facción del M-19 realmente asistió a Bitterman sin ninguna ayuda para-oficial, habría encontrado amplia razón para pretender que no lo había hecho. [286]

El Instituto Lingüístico recogió una cosecha martirológica. Una prensa anteriormente escéptica simpatizaba ahora con un joven que quería ayudar a los indígenas y dejó a una viuda y dos niñas pequeñas. Dónde estaba la base de cohetes secreta del ILV? “Lágrimas corrieron por mis ojos”, escribió un anciano Siona{128}. El Presidente Turbay y su Ministro de Gobierno, quien hacía un año había proclamado estar expulsando la filial, se sumaron a los líderes del M-19 en condenar el asesinato y extender sus condolencias. Entre las cien personas arrestadas por el ejército estaba Alfredo Torres Pachón, un funcionario del Consejo Latinoamericano de Iglesias afiliado al Consejo Mundial de Iglesias, quien había tratado de mediar sin el consentimiento del ILV y criticado su línea dura. Otros pastores protestantes supuestamente recibieron amenazas de guerrillas, alineando a los protestantes colombianos para la causa del ILV. En Estados Unidos, defensores de Wycliffe acusaron a opositores de responsabilidad intelectual por la muerte de Bitterman{129}. El Secretario de Estado Alexander Haig expresó su ultraje ante un acto terrorista. Voceros del gobierno de Reagan mencionaron a Bitterman junto con las monjas norteamericanas asesinadas en El Salvador.

Todos los miembros de Wycliffe parecían ahora públicamente dispuestos a morir por Cristo. Toda la confusión y la hostilidad que habían provocado podían ser transformadas en el antiguo drama de sacrificio y redención. La muerte de Chet no había sido un accidente: Dios no cometía equivocaciones. ¿No lo había traído a Bogotá una operación de la vesícula biliar justamente antes que los secuestradores dieran el golpe?{130}. Allá, en casa en Pennsylvania, la señora Mary Bitterman creía que su hijo había nacido para dar su testimonio al M-19{131}. Pero mientras el impacto de Chet en sus asesinos quedó como un misterio, los resultados de su sacrificio para Wycliffe eran suficientemente claros: durante el año siguiente, las contribuciones aumentaron en un veintidós por ciento y los reclutas en un setenta por ciento{132}. Al tiempo que la filial recibía más amenazas de muerte y algunos empleados colombianos renunciaban, ésta solicitaba a los sostenedores en Estados Unidos: [287]

RECEN por trabajadores que entren a los quince idiomas restantes.
DEN GRACIAS por la protección divina en los centros así como en las áreas aisladas.
RECEN por que Dios utilice los intentos de obstaculizar la obra para avanzar el Evangelio.
DEN GRACIAS por el apoyo e interés mostrados por el Gobierno Colombiano.
RECEN por que los líderes colombianos tengan sabiduría en su lucha contra las amenazas a la paz en su país{133}.

Citó a Jesús el piloto del DC-3: “Todos los hombres os odiarán por Mí”{134}.

Notas

{118} pp. 26-7 Survival International Review otoño 1979.

{119} pp. 1-2 Latinamerica Press (Lima, Noticias Aliadas) 13 de marzo 1980.

{120} pp. 20-3 Christian Herald junio 1981.

{121} In Other Words abril (pp. 1-8) y verano (pp. 18-19) 1981.

{122} Circular, Wycliffe Associates Newsletter marzo/abril 1981.

{123} pp. 3, 6A Excelsior (México, D. F.) 22 de febrero 1981.

{124} p. 8 Uno Más Uno (México D.F.) 10 de enero 1981.

{125} p.12A Washington Post (Washington, D.C.) 31 de julio 1981.

{126} Penny Lernoux. pp. 784-6 Nation (New York) 27 de junio 1981.

{127} pp. F1-3 Foreign Broadcast lnformation Service 17 de febrero 1981. Excelsior 16 de febrero (pp. 3, 17A) y 13 de marzo (p. 3A), 1981.

{128} pp. 7, 8A Excelsior 24 de marzo 1981.

{129} Richardson 1981.

{130} Ibid.

{131} pp. 1, 6 sección 3 Chicago Tribune 16 de febrero 1982.

{132} Blair 1982:31.

{133} p. 1 Wycliffe Associates Newsletter marzo/abril 1981.

{134} Beyond (Waxhaw, North Carolina: Jungle Aviation and Radio Service) septiembre/octubre 1981.

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