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El Catoblepas
  El Catoblepasnúmero 5 • julio 2002 • página 17
polémica

Respuesta pública a Montserrat Galcerán
y a Carlos Fernández Liria indice de la polémica

Felipe Giménez Pérez

El autor, profesor de filosofía en un Instituto de enseñanza secundaria de Madrid, responde a Montserrat Galcerán y a Carlos Fernández Liria

A Montserrat Galcerán:

No conozco la conducta de Gabriel Albiac detenidamente en la Universidad Complutense de Madrid. Me dio unas excelentes clases sobre el marxismo o Marx. Sobre Vd. nada tengo que decir negativo. Creo que su ejecutoria docente es buena, brillante incluso. Tengo que decirle que no he robado nada. Se me ha hecho entrega de la carta y yo ingenuamente la he difundido. Envié a El Catoblepas tal carta a ver qué les parecía. Al mismo tiempo me enteré de la polémica anti-Albiac y eso me duele. Considero que se es injusto con Albiac. Sería absurdo que alguien como Albiac se hiciera de «derechas» o reaccionario. Eso es irracional. También es irracional decir que Gustavo Bueno sea fascista por hablar de «imperio», y no decirlo entonces de Toni Negri o de Raymond Aron al hablar de EEUU como de «la república imperial». Ahora Toni Negri no encuentra una expresión mejor que «imperio», igual que Gustavo Bueno en 1999.

Hay que reinterpretar la deriva de Albiac como el despertar de un sueño dogmático o como la reforma de su entendimiento. Creía en el mito revolucionario, tan mito como el mito de la Raza o el mito de la Nación de Alfred Rosenberg. Se dio cuenta de la insuficiencia del marxismo. Defender a Israel no es fascismo. Fíjese en el antisemitismo de Le Pen. Ahí se ve qué es el fascismo. Claro que entonces, también podríamos sacar conclusiones desagradables acerca de los antisemitas de izquierda o progresistas y meterlos en el mismo saco que a Le Pen. Haider igual, también está a favor de Arafat, qué casualidad. Me alegra que Vd. conteste y participe en la polémica. Vd. tiene más estilo que Carlos Fernández Liria.

En cuanto a la COPE, qué terrible que sea la Iglesia Católica quien permita hablar a Albiac y no Polanco y la SER o El País. Resulta que sin Pedro J. Ramírez ahora seguiríamos aguantando el lodo del PSOE, porque nadie habría sabido nada de la corrupción y de los asesinatos y saqueos del Estado por parte del PSOE. Los artículos de Albiac contra el PSOE, ¿son de derechas o de izquierdas? Esa distinción es inoperante. Son verdaderos artículos, además de artículos verdaderos, inteligentes, honestos, correctos. Eso es lo que importa.

Por cierto. Los profesores de filosofía de Instituto son los que tienen que hablar de los problemas reales a los ciudadanos reales de toda España. Los hay de todos los pelajes y los más «revolucionarios» o los que son de su cuerda, de la de Liria y de la de Galcerán, son los más reaccionarios y enemigos de la libertad de expresión, los más sectarios y fanáticos y los más peligrosos para el pueblo. No me parece decente su conducta de insultar a los profesores de instituto. Su conducta pública a favor de la conservación de la filosofía en los institutos nunca la he podido constatar. ¿Participó Vd. acaso en el encierro en la Complutense a favor de la Filosofía en 1995 o 1996?

No se enfade, no todos los que no comulgamos con su doctrina somos fascistas ni conservadores, ni liberales ni nada por el estilo. Tampoco Albiac, cuyas columnas en El Mundo son deliciosas –era más divertido antes de 1996, cuando arremetía contra el PSOE y sus acólitos– ¿Se da cuenta Montserrat Galcerán de los problemas que ha tenido que soportar Albiac por sus opiniones y comentarios en esa época tan dura? De lo que se trata es de ser un espíritu libre y de atreverse a pensar, sapere aude.

A Carlos Fernández Liria:

El Sr. Profesor don Carlos Fernández Liria se revuelve lleno de ira por algo que procede en última instancia de él mismo. Debería estar contento por la difusión de una carta en la que Toni Negri, el gran espinosista, injuria a Albiac, le descalifica personalmente, porque no puede desde su Weltanschauung admitir más que una interpretación marxista-progresista de sus postulados.

Conozco a Carlos Fernández Liria desde hace años. Siempre admiré su sabiduría y su talento. Bondadoso, razonable, generoso, solidario. Creí que, a un individuo como él, el que se publicara una carta privada, que no es privada porque obraba en mi poder (además a través suyo), le traería al fresco, pero veo que no es así y se lanza a descalificarme personalmente de forma irracional. Lo que más me duele es que afirme que estoy enfermo. Que yo sepa, es la primera vez que me lo dice. Sobre tal enfermedad juzgarán los lectores de El Catoblepas y los que me conocen. No sé en qué consiste tal enfermedad. Creo que no se debe descalificar a nadie por las enfermedades, ni las enfermedades orgánico-fisiológicas ni las «mentales». ¿Es que mi entendimiento ha obrado mal al juzgar que tal carta merecía la pena publicarse? Ahora los posibles errores son enfermedades. Con ello Carlos Fernández Liria pretende tal vez despojarme de mi responsabilidad respecto al acto de publicar la carta. Bueno, le voy a simplificar las cosas: la carta la he publicado porque sí, porque he querido y porque no pasa nada. Asumo plenamente la responsabilidad. No estoy enfermo. Así de claro.

Recibí la carta de una amiga común a ambos que me la envió en un correo electrónico bajo el título de «Sorpresa». Efectivamente era una sorpresa. También era una sorpresa la crítica masiva pública a Albiac por sus metamorfosis políticas terribles y profundas. Entonces decidí escribir una crítica a tales críticas en una pequeña nota. Envié a El Catoblepas la carta de Negri a ver qué les parecía y se me dijo que publicara una nota sobre ella y se publicarían ambas: la nota sobre Albiac acompañada de la carta de Negri. A mí me pareció bien porque la amiga común a ambos me dijo que quería que la carta de Negri se difundiera lentamente, discretamente, por Madrid. Me pareció que era más razonable una difusión más filosófica, más pública y erudita. A fin de cuentas Negri es un sabio marxista, más allá de Marx!!! Como todo el mundo, claro está; es marxista sin tener que asumir los postulados políticos marxistas. Eso es lo que duele a los marxistas políticos que quedan, tales como Carlos Fernández Liria o Montserrat Galcerán.

Ni Toni Negri da su opinión públicamente sobre Albiac, ni Albiac entra en la discusión públicamente. Ambas situaciones son cuestionables o criticables. Lo que importa es el hecho de la crítica pública a Albiac descalificándolo y no entrando a desmontar sus argumentos. Albiac como toda persona sensata ha cambiado, pero no es ni de derechas ni de extrema derecha, porque como dice él y decimos otros además de él, los términos derecha/izquierda después de 1991 carecen de todo sentido.

Así que nada más, que no se enfade tanto Carlos Fernández Liria, que ni estoy enfermo, ni Albiac es de extrema derecha, ni Toni Negri se va a enfadar. Creo que Negri es materialista, con lo que todo esto le importará realmente poco. La carta de Negri refleja cómo el Padre se enfada con el Hijo, que se ha vuelto díscolo y se ha atrevido a realizar y ejercitar, con las Ideas del Padre y de otros muchos, un desmontaje de la ideología progresista de la llamada Izquierda, para mostrar sus incoherencias, inconsistencias y su vacuidad. Si la izquierda es estúpida, figúrense cómo será la extrema izquierda (para los que se reclaman de esas etiquetas sin sentido y con un valor sólo psicológico-psiquiátrico).

A la carta de Negri se añade la de Fernández Liria y la antología va engrosándose. Esto es un enriquecimiento en lo que se refiere al área de Historia Natural de la fauna ideológica en peligro de extinción.

Ya ven los lectores de El Catoblepas cómo se ponen estos progres en cuanto desenmascaras su calaña intelectual y moral. Ahora resulta que Carlos Fernández Liria sabía de mi calaña moral y que yo estaba enfermo, y yo sin saber, tanto que yo estaba enfermo como que él así lo pensaba. Qué cosas hay que ver y leer. Yo creía que me tenía aprecio personal, pero así son las cosas.

La carta de Negri puede tener un efecto benéfico sobre Albiac. A lo mejor su lectura le produce una catarsis ideológica y le hace arrepentirse de sus errores, lo que no sería muy espinosista desde luego. Si Albiac entonara su palinodia y a continuación iniciara su palingénesis eso sería maravilloso para Liria y compañía, y tendría que pedirme perdón públicamente si tiene principios éticos. Si Albiac se empecina en el error, entonces deberá seguirme insultando, por el daño que he hecho a la causa revolucionaria. En fin, con tantas frases gruesas e insultos, al final todo queda como está.

Atentamente.

Felipe Giménez Pérez
[recibido el 28 de junio de 2002, al día siguiente de publicarse
los textos de referencia en el avance del nº 5 de la revista]

 

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