Separata de la revista El Catoblepas • ISSN 1579-3974
publicada por Nódulo Materialista • nodulo.org
El Catoblepas • número 6 • agosto 2002 • página 17
Sobre la edición española de Federico Nietzsche,
El caso Wagner, Nietzsche contra Wagner,
Ediciones Siruela (Biblioteca de Ensayo 19), Madrid 2002, 117 págs.
Se puede decir que la publicación de este libro (traducido por José Luis Arántegui, siguiendo la edición italiana de las Obras completas de Nietzsche, a cargo de Giorgio Colli y Mazzino Montinari, publicada en Milán 1970) tiene interés para el profano que quiera ampliar su cultura filosófica, para los iniciados que quieran profundizar en un campo no investigado y para el especialista en Nietzsche, quien al tiempo de juzgar la traducción encontrará noticias de sumo interés sobre materiales inéditos del filósofo. Begoña Lolo, en su prólogo a esta edición, presenta las circunstancias de los dos textos, El caso Wagner y Nietzsche contra Wagner, publicados en 1888 y 1889, una vez fallecido el compositor.
Entre los asuntos filosóficos más importantes que se discuten puede destacarse la idea nietzscheana del renacimiento del espíritu dionisiaco y la consideración de la música como parte dionisiaca del alma. Según Federico Nietzsche (1844-1900) en la música de Ricardo Wagner (1813-1883) se personificaría en un principio el milagro de la metafísica de Schopenhauer y la renovación de la vida espiritual alemana. Al romper con Wagner afirmará que las objeciones a sus músicas son filosóficas y no estéticas.
Al hombre y Dios dionisiaco no sólo puede concedérsele la visión de lo más terrible y cuestionable sino incluso el acto terrible y todo lujo de destrucción y aniquilación; en él lo malo, lo odioso e insensato parecen permitidos igual que en la naturaleza. El hombre epicúreo sería contrario al dionisiaco griego, siendo el cristiano una especie de epicúreo con el lema: «la fe es bienaventuranza», llevando el principio del hedonismo lo más lejos posible.
Para Nietzsche la ópera de Wagner es la ópera de la redención. Wagner entiende su música relacionada con el amor, la música es una mujer y el auténtico amor es el que concibe, pues implica entrega absoluta. Wagner cree en dios y en el arte redentor y las palabras de Feuerbach acerca de la sana sensualidad, le sonarán a Wagner a palabras de redención.
Nietzsche entiende la música como categoría del espíritu humano, la concepción del mito en Wagner tiene sentido religioso, en Nietzsche es un elemento consustancial al servicio del arte. En Wagner la música es un medio, en Nietzsche un fin en si mismo. La elección de Bizet frente a Wagner, se debe a que sus músicas se asientan en temáticas realistas, frente a las músicas basadas en el mito.
En cuanto a la relación de las ideas morales con la música, Nietzsche afirma que la mayoría de los artistas hacen como Wagner y se creen desprendidos en el amor, buscan el provecho del ser distinto, pero quieren poseerlo; ni Dios es la excepción. La moral para Nietzsche niega la vida, la compasión es virtud moral de los decadents y la música de Wagner se tiene por verdad que no es.
El propio Wagner asegura que se siente poseído de la potencia sagrada de una música cuya alma devolvería a la vida el espíritu del cristianismo, cree hallar en Sigfrido el prototipo del revolucionario, y los males del mundo vienen de antiguas capitulaciones.
En relación a la música de Wagner, Nietzsche afirma: su orquestación es brutal, artificial e inocente, mientras que la música de Bizet la concibe como serena; acusa a Wagner de introducir principios donde falta talento, de retórico teatral, de bastarle el sonido y el movimiento; le critica además por creer despreciable todo lo que no sabe, por hacer creer que sabe mucho más de lo que en realidad conoce y por pensar que es inimitable.
Las acusaciones a Wagner y a los wagnerianos van desde calificativos como indolentes, idiotas, inmaduros, no entendidos en música y dominados por Wagner. A Wagner, al decir que su música es más que música, llega a calificarlo de serpiente de cascabel, carente de libre albedrío, heredero de Hegel, quien habría embaucado a sus seguidores.
Para Nietzsche, Wagner es condescendiente con todo lo que él odia incluido el antisemitismo. El filósofo debe ser contrincante de los problemas de su tiempo, la mala conciencia del mismo, el enfrentamiento a la realidad debe producirse sin temor.
Expresiones como «he dado a los alemanes los libros más profundos de filosofía, razón de más para que no entiendan una palabra de los mismos», denota una soltura expresiva llamativa y atrayente a la vez por su sensacionalismo, por la riqueza literaria de la misma y por el interés que despierta en la profundización del conocimiento del autor, no solo ligado a su tiempo, sino muy de hoy en día.
Resulta curioso tratar de averiguar por qué Nietzsche tarda tanto tiempo en romper con Wagner, por qué importa tanto a su sistema filosófico que exista una música que le sirva de complemento, que sea como si dijésemos parte del mismo. Si el filósofo concibe o comprende el mundo tal como es, la única preocupación debe ser que sus apreciaciones sean correctas; de nada sirve que luchemos contra la salida del sol por las mañanas, es una cosa dada, lo que hacen los hombres son cosas naturales, dadas, tratar de comprender la cosa producida como sus cambios debe ser la labor del filósofo, y no rasgarse las vestiduras porque alguien escriba música de una u otra manera.
Retomando lo anterior se puede decir que en toda la obra se echa de menos la discusión filosófica sobre si la música pura es capaz de transmitir pensamientos o sentimientos. Se sabe que la música despierta sensaciones, emociones, adorna determinadas situaciones pero es incapaz de hacer lo que hace la palabra. El oído humano está capacitado para escuchar todos los tonos y tonalidades de la música, pero no siempre coincide en el sentimiento o el pensamiento que escucharla provoca. Tratar de entender el pensamiento filosófico de Wagner a través de sus composiciones musicales, es como querer entender el pensamiento político de Einstein a través de las fórmulas de la relatividad.
Lo anterior nos lleva a barruntar el interés de seguir la investigación del pensamiento de Nietzsche por esa línea, para ver como encuentra relación entre las leyes de la armonía, entre el arte de combinar los sonidos de Wagner y su pensamiento filosófico.