Separata de la revista El Catoblepas • ISSN 1579-3974
publicada por Nódulo Materialista • nodulo.org
El Catoblepas • número 7 • septiembre 2002 • página 21
Sobre el libro Televisión, comunicación, sociedad y futuro, Oviedo 2002 (actas de las jornadas que con el mismo título se celebraron en Oviedo, Gijón y Avilés durante los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2001)
El 28 de agosto de 2002 un incendio en Torrespaña (el conocido «Pirulí») dejó sin televisión (y sin radio) a cinco millones de personas en la Comunidad de Madrid. El revuelo que este incidente causó fue considerable, ya que la brusca supresión de la oferta televisiva durante casi tres horas supuso, no sólo multitud de malentendidos entre los «afectados», sino pérdidas económicas valoradas en miles de euros. De la importancia de este suceso da fe el hecho de que esa misma tarde el Ministro de Ciencia y Tecnología, José Piqué, declarase la intención del Gobierno de abrir un expediente informativo que pudiese aclarar las causas del incendio. Por otro lado, Retevisión, empresa encargada de gestionar las emisiones de televisión vía terrestre y por tanto responsable de la buena marcha de las mismas, se encontraba con las posibles demandas que pudieran interponer las distintas cadenas de radio y televisión que vieron interrumpida su programación. Telecinco fue la primera en anunciar oficialmente la posibilidad de reclamar daños y perjuicios a través de un descriptivo comunicado de prensa en el que pretendía hacer notar que, al daño a esa cadena causado, se debía sumar «la gran preocupación y desasosiego en la población»:
«Queremos resaltar la importancia que tiene la correcta emisión de la señal de televisión para la tranquilidad ciudadana, y particularmente en la capital de España, por lo que solicitaremos a Retevisión un informe completo de las causas por las que se ha producido el incendio en sus instalaciones y de por qué motivo no se ha podido establecer una alternativa de emisión. En cualquier caso, Telecinco se reserva el derecho a reclamar por lo daños y perjuicios económicos sufridos por esta acción».
Tanto RTVE como Antena 3 prescindieron de comunicados de prensa y optaron por una postura más prudente a la espera de recibir el informe técnico de Retevisión y evaluar con más calma y exactitud las posibles consecuencias.
Evidentemente, la noticia del incendio abrió los informativos de la noche en todas las cadenas de televisión y a la mañana siguiente fue portada en todos los periódicos. La evidente «alarma» que provocó la ausencia de programación hizo que saltaran a primer plano bomberos y técnicos que trabajaban en Torrespaña, desorientados consumidores aturdidos ante telepantallas en gris... Y todo esto porque durante tres horas no se vio televisión en Madrid.
Este podría haber sido un buen caso de estudio para analizar en las Jornadas que se celebraron en Asturias (Oviedo, Gijón y Avilés) los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2001 bajo el título de «Televisión, comunicación, sociedad y futuro»{1} y cuyas actas han sido editadas por la Asociación de la Prensa de Oviedo y el Gobierno del Principado de Asturias (Oviedo 2002). Agrupadas en ocho sesiones encontramos las intervenciones de los distintos ponentes que participaron en estas Jornadas. Televisiones autonómicas, modelos europeos de televisión, modelos públicos, modelos privados, son algunos de los temas que se trataron. Sin duda, ya el primer texto: «Comunicación y ocio en la sociedad del futuro», incita a seguir leyendo, puesto que plantea uno de los «por qué» de estas jornadas y uno de los problemas más evidentes de la televisión en España, si no el único del que se derivan todos los demás: el hecho de que el modelo de televisión en España es un modelo obsoleto y desfasado, incapaz de hacer frente a una demanda cada vez más exigente y diversificada. Juan Cueto Alas, periodista, lo plantea con una claridad inmejorable: «El problema de la televisión en España –lo vuelvo a repetir– no sólo es un modelo desfasado, sino que además es un modelo pequeño.» Desfasado y pequeño, porque quienes atienden a las audiencias de masas, descuidan (u olvidan) la presencia de las televisiones digitales, internet, los canales de pago por visión, &c., toda una serie de ofertas que han ido diversificando el mercado y convirtiendo a «la gran audiencia» en un fantasma del pasado:
«En el libro que citaba de Gustavo, la más rigurosa y moderna reflexión sobre el fenómeno que nos ocupa{2}, se habla de dos modelos teóricos de televisión que la progresía tiene in mente: el modelo de la Escuela de Francfort y el modelo McLuhan. Dos ruinas teóricas basadas, justamente, en el primitivo sistema de la televisión masificada cuando las imágenes audiovisuales eran un bien escaso y estaban exclusivamente controladas por los poderes políticos. Para entendernos y en dos palabras, a modo de titular periodístico: 'cosas viejas del siglo pasado'. Ni el medio es el mensaje, sino todo lo contrario (capitalismo de contenidos, recordémoslo), ni tampoco el consumo es pecado como insistían Adorno y compañía, con permiso de la chica que ha escrito esta tontería antiglobalizadora de No Logo.»
¿Responde el desfase del actual modelo de televisión únicamente a la fragmentación de la audiencia? La respuesta es no. Porque no sólo se ha fragmentado el público sino que también se han fragmentado los canales y lo que quizá sea más significativo, las pantallas. El recuerdo de una única pantalla en el hogar ha desaparecido (o está desapareciendo) al mismo tiempo que otras pantallas ocupan lugares destacados en el hogar: la pantalla del ordenador, por ejemplo. «Es la realidad cotidiana, la de los ocios y negocios del día a día en todo el globo. Y esto no es futurismo, es sencillamente lo que pasa al otro lado de la pelmaza y anómala frontera hispanoitaliana.»{3}
Miguel Somovilla (periodista y editor adjunto de Edición América de TVE), Esperanza Martín (Directora de Antena de Onda 6{4}) y Juan Tapia (Periodista y director general de Barcelona Televisió, BTV) dedican varias páginas a los «Modelos tradicionales y nuevos modelos de televisión: la vieja y la nueva comunicación pública», haciendo especial hincapié, sobre todo los dos primeros, en la tecnología digital (Televisión Digital Terrestre) frente a la tecnología analógica. La TDT supone no solamente un considerable aumento del mercado mediante la oferta de distintos servicios a través de la telepantalla (telebanca, televenta, juegos, &c.), sino que supone por encima de todo un mayor número de canales, una «multiplicación de la oferta». Y precisamente es esta «multiplicación masiva de la oferta» la que plantea la pregunta por la calidad de los contenidos que se hacen tanto Miguel Somovilla como Juan Tapia:
«¿Ha aumentado la calidad o la pluralidad informativa de las televisiones en forma similar a la que ha aumentado la oferta? [...] el diagnóstico que desgraciadamente tenemos que hacer es que la oferta material de canales de televisión ha aumentado mucho más que el pluralismo y que la calidad de la televisión...»{5}
Otro de los temas que se trataron en estas jornadas es el que se refiere al tan ansiado como odiado Consejo del Audiovisual (cuarta sesión: «Consejos del Audiovisual, garantía de independencia»), organismo que sería el encargado de legislar y regular todo lo referente a la televisión en España (contenidos, publicidad, &c.):
«el Consejo tiene que ser capaz de organizar las normas reguladoras del conjunto del sistema y luego tener capacidad sancionadora en caso que esas normas sean violadas [...] Para ello se necesita, por lo tanto, una autoridad: a) con independencia política y b) con independencia respecto a la propia industria. Y en consecuencia hay que refrendarlo con una ley que organice esta autoridad con plena garantía de independencia.»{6}
Cataluña es la única Comunidad Autónoma que tiene su propio Consejo del Audiovisual y su presidente, Francisco Codina, intervino en esta sesión relatando la gestación del propio consejo gracias a un proyecto fallido de Consejo Audiovisual para toda España. Como bien explica Francisco José Bastida (Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo y presidente de la Fundación Opinión Pública Libre):
«En España eso se ve perfectamente con lo ocurrido en la comisión parlamentaria mencionada por Codina{7}, que dio comienzo a sus trabajos en el año 1993; después, en 1995, redactó un informe que parecía había conseguido un consenso total de los grupos políticos. Sin embargo, a la hora de ponerse a elaborar una proposición de ley del Consejo de lo Audiovisual, cada grupo presentó su propia proposición.»{8}
Si a esta «falta de acuerdo» de los grupos políticos le sumamos el recelo evidente de las «televisiones comerciales» ante cualquier intrusión ajena a su propia dinámica interna, tenemos ya elementos suficientes para empezar a entender por qué aún no existe un Consejo de Audiovisual en España (de hecho son España y Luxemburgo los únicos países que no cuentan con un consejo regulador):
«en la anarquía en la que funciona esto en España y de la libertad total y absoluta en que nos movemos, pues no les interesa que, de pronto, entre ahí ningún organismo que ponga algunos reparos a cierto tipo de publicidad o haga algún tipo de actuación en el funcionamiento de la programación...»{9}
En resumen podríamos decir que la conclusión de esta cuarta sesión fue la de la necesidad (sobre el papel) de crear un Consejo de Audiovisual, teniendo presente que en la práctica es enormemente complicado (por no decir imposible) implantar en España un organismo tal.
Y si antes hemos hablado de Europa como referente para el Consejo de Audiovisual, lo modelos europeos de televisión debían estar también presentes: «Los modelos europeos de televisión y la nueva producción multimedia. Economía y desarrollo del sector audiovisual en Europa» (quinta sesión). De lo expuesto por Vicente Parajón (Director General Adjunto en la Dirección General Sociedad de la Información de la Unión Europea), Alicia G. Montano (Subdirectora de Informe Semanal de TVE) y Mikel Legarza (Socio Consejero del Grupo Árbol) podemos concluir que: en primer lugar en Europa se está dando una convergencia de tecnologías pertenecientes, principalmente, a tres industrias: telecomunicaciones, informática y audiovisuales; que los distintos modelos de televisión, bien sean públicos o privados, comparten casi al cincuenta por ciento a las audiencias, aunque en los últimos años se haya dado un considerable aumento de las audiencias entre las televisiones no «generalistas» (televisiones de pago, locales, &c.); y por último, que el futuro de la televisión en Europa y, por supuesto, también en España, es la Televisión Digital Terrestre.
La sexta sesión estuvo dedicada en una primera parte a «La producción de contenidos: el reto de las cadenas públicas», en la que participó exclusivamente Pancho Casal (Director General de Continental Producciones S.A.), dando un repaso general a lo que ocurrió en Galicia en torno a la televisión autonómica y la demanda de profesionales, como ejemplo de lo que nunca se debe hacer a la hora de montar una televisión autonómica: «Pasó en Galicia, pasó en todas las autonómicas. El tema de que la gente, por urgencia o por tal, tenga la tentación de traer profesionales de fuera que normalmente vienen de manera totalmente oportunista [...] Es lo que pasó en Galicia, tal cual; trajeron gente semirretirada de TVE, que había fracasado en otras televisiones, y, bueno, vinieron a Galicia, les pagaron muy bien, pero el resultado fue un fracaso terrible...» Nunca sabremos si el resultado hubiera sido mejor con la contratación de personal gallego.
En la segunda parte de esta sesión intervinieron Rubén García-Quismondo (Consultor de Televisión AAE2) y Francisco Vacas (Doctor en Comunicación. Profesor de Universidad) en torno a «La financiación de los medios de comunicación públicos: subvenciones, publicidad y nuevos sectores de negocio», en la que se da un repaso a la televisión pública en España y a sus principales vías de financiación que, en la mayoría de los casos son mixtas, es decir, financiación pública y privada (principalmente la publicidad). Nada que no supiéramos ya acerca del endeudamiento de la televisión pública y de su «pleitesía» hacia quien la subvenciona, pero ¿esto no pasa también en la privada?
El interés por la televisión autonómica es evidente a tenor de las tres sesiones que dedicaron a este asunto. La primera de ellas (tercera sesión en el marco general de las Jornadas), «Las nuevas televisiones autonómicas: ¿nuevos modelos o viejo estilo?», contó con la intervención en primer lugar de Bernardo Díaz Nosty (Catedrático de Periodismo de la Universidad de Málaga), quien fue tajante en su juicio sobre las televisiones autonómicas:
«Las televisiones autonómicas clásicas, las de primera división, son unos medios que mimetizan los modelos maestros de las televisiones públicas nacionales y de las televisiones privadas nacionales. Son, en términos generales, televisiones caras y malas [...] y no cumplen con su objetivo fundamental [...] de convertirse en televisiones especializadas en lo local o en lo regional...»{10}
De las tres intervenciones restantes, Enrique Guillén Pardos (Jefe de la Oficina del Gobierno de Aragón), Javier Moreno Romagueras (Director General de Relaciones Institucionales de la Junta de Extremadura) y Jaime García Candau (Director General del Ente Público RTVE de Castilla-La Mancha), merece la pena ser destacada esta última y ello debido a que (como no podía ser de otra manera) hace una defensa a ultranza de la televisión pública («creo en la televisión pública» dice el señor Candau a las pocas líneas), una defensa de RTVE. Destacada intervención en el conjunto de las restantes que arremeten constantemente contra el modelo de televisión de RTVE.
«Dicen que el Estatuto de la Radiotelevisión Española 'está obsoleto', no está obsoleto, es que no se cumple, pero obsoleto no está para nada, absolutamente para nada [...] Evidentemente lo que se ha hecho es un incumplimiento flagrante del Estatuto de Radiotelevisión española que no está obsoleto absolutamente para nada, en lo fundamental para nada; lo que ocurre es que se ha pervertido el sentido fundamental de la televisión pública. Dar un oferta de televisión de calidad, con transparencia informativa, y en concurrencia con terceros, pero no desde la marginalidad a la que quieren llevar la televisión pública algunos, sino desde la competencia de ser competentes, es mi discurso en la actualidad.»{11}
La siguiente sesión dedicada expresamente a la cuestión de la televisión autonómica fue la séptima, titulada «Cine, nuevos medios y televisiones autonómicas» en la que José Antonio Quirós (Guionista y director de cine) y Gonzalo Tapia (Producciones La Iguana) están de acuerdo en lo esencial: una televisión autonómica haría crecer una industria audiovisual casi inexistente en Asturias, donde si no existe es precisamente porque no hay televisión autonómica. El pez que se muerde la cola.
También intervino en esta sesión Juanjo Guerenabarrena (Director general de laOtra, segundo canal de Telemadrid) con una exposición más elaborada titulada «El proyecto de laOtra. Una televisión de lo que no hay», que más que el título de una conferencia parece un slogan publicitario. Nada reprochable por otra parte ya que de lo que se trata es de imponer nuevos modelos de televisión, y aunque reprochable es descarado despliegue de las maravillas de la cadena que él dirige, encomiable el entusiasmo (quizá calculada ingenuidad) que derrocha. Sin palabras:
«En conclusión, el proyecto de laOtra nace a partir de un largo e intenso proceso de reflexión y discusiones, apoyado unánimemente por todos los grupos políticos y que se ha basado en las siguiente certezas: La televisión puede dejar de ser solamente un electrodoméstico iletrado. Cualquier sector social, político o cultural puede y debe tener un espacio o cadena de referencia, lo mismo que se acostumbra a tener un diario de referencia, por ejemplo. La tercera certeza es que la televisión puede y quizá deba incluirse en la vida de las personas como un elemento de uso, ayuda e interacción y no solamente (que también) como información y entretenimiento menor.»{12}
Y habiéndose celebrado en Asturias y siendo como es una de las pocas Comunidades Autónomas que no cuenta con televisión autonómica la última sesión era obligado dejársela a los principales grupos políticos para que se pronunciaran al respecto («La postura de las diferentes ideologías políticas»). Marta Prieto Busto (Secretaria General de Unión Renovadora Asturiana), Francisco Javier García Valledor (Portavoz del Grupo Parlamentario de Izquierda Unida en la Junta General del Principado de Asturias), Fernando Goñi (Diputado del Grupo Parlamentario Popular en la Junta General del Principado de Asturias y Portavoz de Comunicación del PP en Asturias) y Elena Díaz Palacios (Diputada del Grupo Parlamentario Socialista y Secretaria General de la Agrupación Socialista de Lena) expusieron brevemente la política de partido correspondiente en torno a la cuestión sobre la televisión autonómica en Asturias. Y nosotros, aún más brevemente la resumimos aquí. URAS: si, IU: si, PP: no, PSOE: habría que estudiarlo un poco más, es mejor que RTVE emita más horas, hace falta un convenio entre Gobierno y RTVE... ¿Televisión Autonómica en Asturias? Quién lo sabe.
Y ya para finalizar, simplemente una advertencia para el lector. Conviene recordar y aclarar, como bien hace Yolanda Vázquez (coordinadora de estas Jornadas) en la última página del libro, que la mayoría de las intervenciones contenidas en él son transcripciones de lo que se dijo en la mesa de debate, luego enviadas a los autores y corregidas por ellos. Muchas de ellas sonarán demasiado «coloquiales». De todos modos, sigue siendo una lectura recomendable si lo que se pretende es conocer el estado actual de la televisión y de su industria.
Notas
{1} Asociación de la Prensa de Oviedo, Asociación de la Prensa Deportiva, Asociación de Productoras de Televisión de Asturias, Asociación Profesional de Radio y Televisión de Asturias, Consejo Asesor de Radio Televisión Española de Asturias y Gobierno del Principado de Asturias.
{2} [N. del A.] Juan Cueto se refiere al libro de Gustavo Bueno, Televisión: Apariencia y Verdad, Gedisa, Barcelona 2000, 333 págs.
{3} Juan Cueto ha sido Director de Programación de Canal Piu (Italia).
{4} Televisión digital privada de la Comunidad Autónoma de Madrid (agosto de 1999), que emite desde el 21 de noviembre de 2000.
{5} Intervención de Juan Tapia, página 45.
{6} Intervención de Emilio Prado Picó, Catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad Autónoma de Barcelona y Director del «Euromonitor» (Observatorio Permanente de la Televisión en Europa).
{7} [N. del A.] Se refiere a la intervención de Francisco Codina: «Transcurría el año 1995 más o menos. En aquel momento yo era senador en las Cortes Generales y tuve la suerte de pertenecer a una comisión que estudió los contenidos en un momento en que la televisión se destacó especialmente por un tipo de programación que se tendió a llamar, no sé si injustamente o no, telebasura [...] En aquel momento, el Senado creyó que había que trabajar en esa dirección. Se creó una comisión, que presidió en aquel momento una senadora independiente del Grupo Socialista, Victoria Camps», página 89.
{8} Intervención de Francisco José Bastida, página 103.
{9} Intervención de Diego Carcedo (periodista, escritor y consejero del Consejo de Administración del Ente Público RTVE), página 85.
{10} Intervención de Bernardo Díaz Nosty, página 57.
{11} Intervención de Jordi García Candau, página 77.
{12} Intervención de Juanjo Guerenabarrena, página 209.