Separata de la revista El Catoblepas • ISSN 1579-3974
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El Catoblepas • número 42 • agosto 2005 • página 1
Del uso que, en los tiempos del Régimen instaurado en España por Francisco Franco, se hizo de la Idea de Cultura y otras de su ralea, tales como Raza, Nación, Destino, Historia, Fe, Espíritu o Gracia de Dios
«Por el imperio de la cultura vayamos hacia Dios»
La Cultura es uno de los ideales prácticos de mayor rango. Sin embargo, arguye Gustavo Bueno en su libro El mito de la cultura, nadie entiende qué es eso de la Cultura. En cierto modo, podría decirse que el mito de la Cultura incorpora muchas de las funciones que el mito de la Raza desempeñó hasta el final de la II Guerra Mundial. Recuérdese, para el asunto que nos va a ocupar, que Francisco Franco firmó, bajo el seudónimo de Jaime de Andrade, el guión de una película titulada precisamente Raza, dirigida por el magnífico cineasta José Luis Sáenz de Heredia, a la sazón primo hermano de José Antonio Primo de Rivera.
Según Bueno, a comienzos del siglo XXI la Idea de Cultura ha alcanzado la posición privilegiada de clave de bóveda de la cúpula ideológica de las sociedades modernas de tradición cristiana. –No las de tradición musulmana u oriental. Que tomen nota los culturalistas, progresistas, laicos (que han colgado los hábitos) y ecuménicos, de éste nuestro mundo occidental.– En función de la Idea de Cultura se definen realidades espirituales tales como Hombre, Libertad o Nación. El Hombre será «animal cultural», la Libertad se alcanzará a través de la Cultura y la Nación se definirá ahora, no tanto por la Raza cuanto por la Cultura. Por ello, cada Nación exigirá darse a sí misma la forma de un «Estado de Cultura». Se definirá como misión esencial del Estado, la de promover la Cultura Nacional y hacer posible el acceso de todos los ciudadanos a ella.
Franco dejó dicho que «el concepto de Libertad ha progresado grandemente. Hoy se imponen de manera acuciante la Libertad contra la miseria y la Libertad contra el terrorismo, sin las cuales es imposible la práctica de ninguna otra Libertad»{1}.
«Podremos hablar de libertades, elevándoos primero de la miseria y educándoos, dándoos pan y Cultura.»{2}
En la España franquista, el prestigio del ideal de Cultura experimentaba un eclipse al atravesar las regiones controladas por la Iglesia católica. Pero este eclipse se despejaba en el momento en que la Idea de Cultura alcanzaba las regiones controladas por el Estado y su Partido único. Dijo Franco:
«En el orden cultural, el Estado español actuará como un Estado católico, porque debemos reconquistar nuestro universo espiritual, cuya atracción y cuyo esplendor queremos que brillen de nuevo, para rechazar a la sombra las malas costumbres extranjeras que tan perniciosamente han llegado a seducir a ciertos de nuestros intelectuales. Para los intelectuales de alma y pensamiento españoles, hay aquí una tarea magnífica, porque un pueblo puede improvisarlo todo, excepto su cultura intelectual.»{3}
«El clero está en condiciones de ayudar a la reforma de España. Deberá permanecer menos al margen, mezclándose más en la vida intelectual de España. La enseñanza religiosa no debe limitarse a la infancia. Es una Cultura superior de carácter filosófico de la que tienen necesidad las juventudes universitarias, porque a esa edad es cuando se busca el Sentido de la vida, y se reforma la Idea del Destino de la Humanidad.»{4}
«En este campo se sitúan hoy dos grandes anhelos de la política nacional. De una parte, la inquietud por la creación de una Ciencia verdadera, sometida inexorablemente al servicio de los intereses espirituales de la Patria. De otra, la preocupación porque una densa y auténtica Cultura cristiana nos dé la promesa de una juventud fuerte y unida, para cumplir sin vacilación nuestro Destino ante la Historia.»{5}
Donde dice Franco, dígase también Heidegger{6}. Añade Franco:
«En el progreso de las ciencias utilitarias, la Física y la Química han pospuesto a las que constituían la base de las viejas formaciones. Nosotros restablecemos hoy en nuestras Universidades las otras dos ciencias olvidadas: la Filosofía y la Metafísica.»{7}
En el caso de la Cultura española, «dos siglos de bastarda Cultura han insistido en cultivar todo lo que separa, escindiendo a la Ciencia de la Fe, dividiendo la cultura especulativa de la cultura experimental, las almas de los cuerpos, y llegando a una especie de separatismo científico que tendía a destruir la unidad del antiguo, vital y armonioso árbol de la ciencia»{8}. (La pueril concepción que el invicto caudillo tenía de la Ciencia, está aquí bien clara.) Añade:
«Contra los protagonistas seudo-científicos de la heterodoxia hispana, máximos responsables de la catástrofe ideológica y moral de que hubo que redimir con las armas a nuestro Pueblo, España reafirmó su Fe en el prestigio histórico de su tradición científica y, apoyada en esa Fe, ha acometido la empresa de suscitar un Renacimiento en el que nuestra Ciencia aparezca en la plenitud de sus cualidades universales, como Ciencia para la Verdad y para el Bien, concebida como unidad filosófica, tesoro inmutable de nuestra tradición científica.»{9}
Por tanto:
«Contra los falsos intelectuales soberbios de la vida, que nunca creyeron en la Ciencia española, se alzan hoy estos muros, tras de los cuales bulle el ejército intelectual de la nueva España, que tremola enhiesta la bandera de la Ciencia española, católica (universal), poseída de diáfana unidad y subordinación al progreso de la Nación; la misma Ciencia que campeaba señora en el Occidente y en el Oriente, cuando el mundo aprendía a navegar en libros españoles o nuestras ideas circundaban el universo, y una lección hispana sentaba cátedra en todas las universidades del Renacimiento.»{10}
Decía José Antonio Girón de Velasco, ministro de Trabajo de Franco:
«Sólo una fuerza es capaz de fundir las paredes aislantes y crear el clima común en que la Paz social pueda servir de base a la Justicia social. Esta fuerza es la Cultura de universal patrimonio. Creo que cuando se habla de diferencia de clases, se habla en realidad de diferencia de culturas. Más aún, cuando se habla de lucha de clases, ¿no se quiere, más bien, hablar de una lucha de culturas?»{11}
Ahora bien, dice Bueno, esa Cultura de universal patrimonio, ¿hay que entenderla como una Cultura ya instituida tal que, siendo de todos, esté administrada o secuestrada por ciertas clases privilegiadas? De lo que se trataría entonces, sería de repartir los contenidos de la Cultura monopolizada por la burguesía entre todos los hombres. Sin embargo, no es evidente que estos contenidos de la Cultura sean virtualmente universales. La Cultura de universal patrimonio debe ser entendida como una Cultura cuyos contenidos han de ser necesariamente nuevos, pues sólo en esta hipótesis la universalización de una Cultura podrá llegar a ser una Cultura de universal patrimonio.{12} En cualquier caso, la Idea de una Cultura de universal patrimonio sólo parece significar algo cuando se mantiene en estado de extrema confusión y oscuridad. Confusión y oscuridad que tendrán lugar en el terreno objetivo, puesto que la Cultura abarca componentes que, aunque no enteramente separables, sí son muy heterogéneos.{13}
En resolución, según Franco, por el Imperio de la Cultura se va hacia Dios{14} y sus manifestaciones fueron, además, destruidas por los rojos{15}. La proyección universal de la Cultura es obra imperial de nuestro Genio{16} y el idioma español es su vehículo en el mundo. El Imperio de la Cultura española es honor de la Raza y es Fe, preocupación por el Pueblo y hondo patriotismo.{17} Además, el progreso de España es cultural{18} y cultural es la catolicidad de nuestro Estado.{19} La Nación española es predilecta de Dios,{20} se proyecta históricamente en lo universal{21} y la Cultura ha de penetrar en todos sus ámbitos{22}, porque la unidad de España, base de la Libertad,{23} va unida a la unidad espiritual,{24} es decir, a la unidad de Cultura.
En este supuesto, la Sociedad civil procede de la Gracia de Dios y el Poder viene también de Dios. Así se entiende que las monedas españolas llevasen inscrita, en torno a la efigie del Jefe del Estado, la siguiente leyenda: «Francisco Franco, Caudillo de España por la Gracia de Dios.»
Notas
{1} Discurso inaugural de la segunda etapa de las Cortes Españolas, 14 de mayo de 1946.
{2} Cuenca minera de Asturias, 21 de mayo de 1946.
{3} Declaraciones a «Candide», 18 de agosto de 1938.
{4} Ibidem.
{5} Inauguración de la Ciudad Universitaria, Madrid, 12 de octubre de 1943.
{6} Heidegger llama Destino al enviar re-unidor que pone al Hombre en un camino de des-ocultamiento. Por tanto, el Destino es advenir, como Historia, del pensar esencial. (Pura cháchara metafísica.) Mutatis mutandis, esto fue la Cultura al servicio del Espíritu, la Verdad y la Patria, durante la España franquista. (Esto fue la Cultura en tiempos de Franco, y esto sigue siendo.) La Cultura se abre camino ahora a través del Hombre, pero lo trasciende. El Espíritu, a través de la Cultura, se sitúa por encima de él. Kerler o Hartmann estuvieron muy cerca de este espiritualismo contrario al Humanismo, que ponía al Héroe o al Genio en una sublime soledad. Precisamente, Heidegger cuidó también de establecer distancias entre el Hombre y la existencia auténtica del «Ser-ahí», en su «Carta sobre el humanismo». (Gustavo Bueno, El mito de la cultura, Editorial Prensa Ibérica, Barcelona 1996, pág. 72.)
{7} Inauguración del Instituto «Elio Antonio de Nebrija», 26 de mayo de 1946.
{8} Zaragoza, 12 de octubre de 1939.
{9} Inauguración de la Ciudad Universitaria, 12 de octubre de 1943.
{10} Al Consejo de Investigaciones Científicas, 12 de octubre de 1946.
{11} «La Cultura como instrumento necesario para la Revolución social», Teatro San Fernando, Sevilla, 25 de noviembre de 1950. Dijo Franco, en línea con esta doctrina de Girón de Velasco: «Si nuestro régimen no puede constituir un ideal para los frívolos ni los ociosos, sí lo puede constituir para todos los sectores trabajadores de la Nación, al ofrecerles las mayores posibilidades para el logro de sus aspiraciones en el orden del Espíritu, la Cultura, la Justicia y el Progreso, contra la lucha de clases» (Alicante, 12 de mayo de 1944.)
{12} Se postulará una unidad de concatenación entre las culturas tal que, en el proceso de esa concatenación, vayan configurándose las leyes universales de una Cultura de universal patrimonio, según el modo de la unidad atributiva constituida por partes heterogéneas que resultan de dividir la Cultura a base de diferencias.
{13} Gustavo Bueno, op. cit., pág. 14.
{14} Inauguración de la Ciudad Universitaria, 12 de octubre de 1943.
{15} En la Presentación de credenciales del Nuncio de Su Santidad, 24 de junio de 1938.
{16} Al Consejo de Investigaciones Científicas, 12 de octubre de 1946.
{17} Declaraciones a «La Nación» de Buenos Aires, 2 de noviembre de 1938.
{18} Inauguración de las emisiones para América de Radio Nacional, 21 de junio de 1945.
{19} Declaraciones al corresponsal de una Agencia inglesa, Diciembre de 1937.
{20} Clausura del II Congreso del Frente de Juventudes, El Escorial, 3 de octubre de 1942.
{21} «La Patria no es sólo el espacio geográfico sobre el que discurre nuestra vida, ni los bienes todos que la Nación comprende, incluidos los espirituales o los culturales: es la proyección histórica (en lo universal) de nuestra Nación. Su unidad espiritual (mutatis mutandis, su identidad cultural), su unidad social y su unidad histórica forman su gran unidad de Destino.» (Concentración de productores. Madrid, 18 de julio de 1943.)
{22} Inauguración de la Ciudad Universitaria, 12 octubre de 1943.
{23} Ante el Consejo Nacional, 17 de julio de 1944.
{24} Clausura del II Congreso del Frente de Juventudes, El Escorial, 3 de octubre de 1942.