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El Catoblepas, número 44, octubre 2005
  El Catoblepasnúmero 44 • octubre 2005 • página 13
Artículos

La revaluación de la moneda china

Elda Molina Díaz
Eduardo Regalado Florido

Las recientes modificaciones en el sistema cambiario chino denotan
la lógica y coherencia del accionar chino en pos del logro
de los objetivos de su proyecto nacional

Después de que los principales centros de poder económico del mundo y China sostuvieran una extensa etapa de enfrentamiento en lo concerniente al valor de la moneda china y a su régimen cambiario, el país asiático por fin, en fecha reciente, realizó la revaluación, a la vez que modificó su sistema de cambio.

La ocurrencia de tal acontecimiento, aunque esperado, resultó un tanto sorprendente. Por un lado, las autoridades chinas habían declarado que la flexibilización de su régimen cambiario estaba dentro de los objetivos de la reforma económica, además estaban las fuertes presiones desatadas por sus principales socios comerciales, que podrían lesionar la evolución de su proceso de modernización económica. Mientras que por el otro, no se esperaba de inmediato pues en múltiples ocasiones habían manifestado explícitamente que no iban a revaluar su moneda ya que aún no estaban dadas las condiciones macroeconómicas idóneas para dar ese paso.

La revaluación adquiere gran trascendencia, luego de haber estado en el centro del debate de la comunidad financiera internacional por mucho tiempo, debido, principalmente, a los enfoques controvertidos de las diferentes partes acerca de las posibles consecuencias de dicho proceso, tanto para China como para el resto de los países, dado su peso dentro de la economía mundial, en especial, por el lugar que ocupan sus exportaciones en el comercio internacional. Además, el tema ha trascendido a las relaciones políticas entre las partes implicadas, impregnándolas de tensión.

Régimen cambiario chino

Desde los primeros años de la reforma económica que ha tenido lugar en China, el Estado se ha encargado de establecer las regulaciones necesarias para mantener el control sobre las divisas y la tasa de cambio. Tal propósito ha estado en función de lograr la estabilidad de la moneda como condición necesaria para sostener el equilibrio económico, político y social del país.

En un primer momento, el tipo y régimen de cambio se fijaba administrativamente, pero con el avance de la reforma se fueron introduciendo modificaciones que flexibilizaron estos mecanismos de acuerdo a las exigencias de las transformaciones que iban implementándose. Así, a partir de 1994, la tasa de cambio oficial del Renminbi (RMB) se determinó a través de un sistema de tasa flotante administrada, mediante el cual el precio de la moneda podía fluctuar dentro de un pequeño rango, pero las autoridades podían intervenir en el mercado mediante actividades de compra o venta, para mantener el precio de la moneda.

Además, el RMB ha estado atado al dólar estadounidense, entre 8.27 y 8.28 yuanes por dólar, desde 1996. Los analistas y expertos foráneos consideran este nivel por debajo de su valor real (entre un 20 y 40%), teniendo en cuenta que la moneda china no fluctuaba libremente en el mercado de cambios, sino que para mantener su estabilidad frente al dólar, China tenía que intervenir comprando la divisa estadounidense, lo que denotaba que en la práctica el yuan estaba devaluado.

De esta manera, los productos de exportación chinos, ya baratos debido al menor costo relativo de la mano de obra, se hacen mucho más competitivos en los mercados extranjeros, lo que determina que inunden estas plazas y releguen a los productores nacionales. En este contexto, los principales países desarrollados{1}, sobre todo Estados Unidos{2}, Unión Europea y Japón, vienen presionando a China, fundamentalmente en los dos últimos años, a fin de que revaluara su moneda.

Sin embargo, aunque la presión sobre China la han argumentado a partir de los postulados de «eliminar los desequilibrios de la balanza comercial y propiciar un mayor crecimiento a escala global», la realidad es que los países industrializados han adoptado una posición clásicamente proteccionista que responde no sólo a intereses económicos, sino incluso hasta políticos{3}.

Hasta ahora, China se había mantenido firme en la no revaluación, esgrimiendo razones de gran peso en defensa de su economía nacional{4}.

Revaluación

El 21 de julio de 2005, China modificó, a través de tres medidas fundamentales, su sistema cambiario: la revaluación de su moneda frente al dólar en un 2,1%, situándola en 8.11 yuanes por dólar y la flexibilización de su régimen cambiario, al ampliar la banda de fluctuación de su tasa de cambio hasta 0,3%{5} a partir de un precio de referencia, que a partir de ahora se establece con respecto a una canasta de monedas integrada por el dólar, el euro, el yen, el won coreano, la libra y las monedas de Singapur, Malasia, Rusia, Australia, Canadá y Tailandia{6}.

Lo anterior significa que el precio del yuan puede oscilar diariamente, fortaleciéndose o debilitándose, pero dentro de los límites permitidos, y que las autoridades pueden intervenir cuando lo requieran las circunstancias. Desde que se asumió el nuevo sistema, el yuan se ha apreciado levemente, llegando a 8.1062 yuanes por dólar a mediados de agosto{7}.

Asimismo, el Banco Central planteó que podrá ajustar la banda cuando lo crea apropiado, según la madurez del mercado y las condiciones económicas y financieras.

De forma paralela, las autoridades financieras han permitido una ampliación del comercio de divisas dentro del país, autorizando a instituciones no bancarias a hacer negocios en el mercado cambiario. Para garantizar el orden en los mercados y mantener la estabilidad básica de la tasa de cambio a un nivel razonable y balanceado, éstas han planteado que mantendrían una estricta vigilancia sobre los mercados, fortaleciendo la administración y supervisión.

Además, el Banco Central ha dado a conocer nuevas reglas que permitirán un uso más amplio de los derivados de divisas, con el objetivo de satisfacer las necesidades de protección contra riesgo cambiario, que se incrementará luego de la revaluación del 21 de julio.

Muchas han sido las especulaciones de los analistas acerca de los motivos que tuvo China para realizar en estos momentos la revaluación de su moneda, que de manera general, la han reducido a una concesión ante las fuertes presiones de los principales centros de poder.

Lógicamente, en la decisión tuvo que haber influido, en cierto grado, los reclamos de las partes demandantes, pero, además, existen otras razones de envergadura, relacionados con sus intereses nacionales que motivaron la revaluación.

En primer lugar, con tal conducta China hace evidente su intención de no deteriorar sus estratégicas relaciones externas para proteger el buen desenvolvimiento del proceso de reforma, dada la profunda inserción de su economía fundamentalmente con estas potencias, al tiempo que le resulta beneficioso resaltar su voluntad de acatar las normas de la OMC. En otras palabras, China está dando muestras de flexibilidad y de que está dispuesta a cooperar con la comunidad internacional.

Por otra parte, en China han venido evolucionando condiciones específicas que demandan la gradual transformación de su régimen cambiario y la valorización de su moneda. De hecho, actualmente existen desequilibrios y desproporciones que atentan contra el buen desenvolvimiento de la dinámica económica{8}, que pudieran aliviarse con una medida de este tipo.

Posibles consecuencias

Para hacer un balance de las posibles consecuencias de las nuevas medidas relacionadas con la moneda china, hay que partir de que la magnitud del incremento en el tipo de cambio fue marginal, por lo que no se esperan efectos inmediatos importantes para el comercio internacional{9}.

Sin embargo, la medida sí tuvo efectos inminentes en las finanzas internacionales, específicamente, sobre los títulos y monedas de todo el mundo, reflejando una vez más la enorme influencia china en la economía internacional. Por ejemplo, a la mañana siguiente de anunciada, el precio de las Notas del Tesoro de EEUU de 10 años se redujo{10}. El mercado de acciones de EEUU también se vino abajo en ese momento, registrándose caídas importantes en los índices de acciones Dow Jones Industrial y Standard & Poors{11}. Asimismo, el dólar cayó frente al euro, el yen y otras monedas asiáticas después del anuncio{12}.

Si en realidad este es, como parece serlo, sólo un primer paso en un proceso de apreciación gradual en el camino de la liberalización total del régimen cambiario{13}, entonces son de esperar revalorizaciones mayores con consecuencias más relevantes, tanto positivas como negativas.

Para China:

Una apreciación significativa de la moneda podría ponerle freno al crecimiento desmesurado de la economía, ya que sería una vía para detener el crecimiento de la oferta monetaria, lo que a su vez reduciría las presiones inflacionarias. También disminuirían los superávits externos al estimular las importaciones y desestimular las exportaciones, al tiempo que se moderaría el incremento del crédito y la entrada de inversión extranjera directa.

Además, sería más barato para China adquirir productos en el exterior lo que traería una serie de efectos positivos como: aumentaría el poder adquisitivo de las empresas chinas que importan materias primas, tecnología y productos avanzados, así como de las que compran activos extranjeros; incidiría en un incremento del salario real de los trabajadores, ya que fortalecería la demanda interna al aumentar el poder de compra de los consumidores chinos; forzaría a las empresas nacionales a ser más eficientes al tener que competir con productos de menores precios; y se reduciría el precio de las exportaciones (que contienen materias primas importadas), aunque este efecto no alcanzará por igual a toda la cadena productiva y será menor que el encarecimiento que sufrirán los productos de exportación por la revaluación.

De igual modo, se argumenta que el gobierno podría destinar los recursos que usaba para mantener fijo el tipo de cambio a otros propósitos, dentro de los que se encuentran desarrollar la infraestructura y ofrecer otros servicios.

Por último, entre las posibles ventajas de la apreciación, se prevé que pudiera mitigar el resentimiento que tienen hacia China muchos países subdesarrollados que ven en los productos chinos la amenaza de sus nacientes industrias y un rival en la atracción de inversión extranjera.

No obstante, muchos analistas reconocen que una apreciación significativa traería desventajas para China en los momentos actuales. En primer lugar, se encarecerían las exportaciones chinas, con lo que caería la demanda externa y se afectaría su estratégico sector exportador, que ha sido, en gran medida, el motor impulsor del crecimiento{14}. Esto traería afectaciones en el mercado laboral, ya que al reducirse la demanda de productos chinos, disminuirá la necesidad de continuar incrementando la producción como hasta ahora y se reduciría la necesidad de mano de obra.

Además, se afectaría la inversión extranjera directa debido al encarecimiento relativo de los costos de producción (mano de obra, materias primas y materiales), por lo que los capitales emigrarían hacia otros países en busca de mayor rentabilidad.

Por otro lado, la sobrevaluación, con un sistema financiero débil, podría desencadenar una fuerte actividad especulativa dentro y fuera del país, que originaría serios problemas financieros. Es más, casi desde que se iniciaron las presiones a la revaluación, parte del «capital golondrina» internacional comenzó a entrar a China, cuestión que tiende a agudizarse dada las expectativas de posibles revalorizaciones futuras.

Para el resto del mundo:

Muchos analistas coinciden en que la revalorización de la moneda china más que contribuir al crecimiento y equilibrio de la economía mundial podría conllevar a una situación de mayor inestabilidad global.

De manera general, una apreciación del yuan pudiera influir en cierto aumento de las exportaciones de los países cuyas monedas se deprecien, pero no significaría la solución definitiva a los problemas de competitividad que enfrentan, ya que estos obedecen a causas más profundas derivadas de sus estructuras productivas, a la vez que la competitividad china se explica más por la fuerza de trabajo calificada y barata del país que por el valor de su moneda.

Desde otro ángulo, se estima que en el comportamiento reciente de las exportaciones de China ha influido de manera significativa el dinamismo de las empresas privadas y de las multinacionales que operan en el país{15}. Es decir, que gran parte de los productos que exporta China proceden de compañías norteamericanas{16}, europeas y japonesas, por lo que si se estas exportaciones se reducen, se verían perjudicadas las ganancias de dichas empresas. Sus ingresos igualmente se afectarían, al disminuir el poder adquisitivo de estas empresas, debido al aumento del costo de la mano de obra y de los insumos y servicios que compran en China.

A su vez, a la reducción de las exportaciones chinas se le ha atribuido otro efecto negativo colateral. Si el país debe producir menos para exportar se reducirían sus necesidades de importación, lo cual podría tener un impacto negativo sobre el comercio mundial dado el peso de China como importador{17}.

También, el incremento de los precios de los productos chinos haría desaparecer de los mercados de los países importadores un importante grupo de mercancías con una aceptable relación precio-calidad que dañaría, a través del incremento de la inflación, el nivel de vida de un importante segmento de la población.

Además, los efectos de una apreciación de la moneda china en la economía mundial estarán estrechamente vinculados a las consecuencias específicas de dicho proceso sobre EEUU dado su peso en la economía mundial. El incremento del valor del yuan podría contribuir en alguna medida a la disminución del déficit comercial estadounidense{18}, pero el impacto más significativo sería en el mercado financiero, con consecuencias catastróficas, tanto para EEUU como para el resto del mundo.

Si China no necesitara comprar tantos dólares para mantener su tipo de cambio y, en consecuencia, disminuyera la demanda de los bonos estadounidenses, este país dispondría de menos recursos para financiar sus déficits fiscales{19}, lo que conduciría a un incremento de sus tasas de interés, y por tanto, a una disminución de sus ritmos de crecimiento y los de la economía mundial.

La elevación de las tasas de interés, a su vez, representaría un incremento del servicio de la deuda externa denominada en esa moneda y contratada a tasa de interés flotante, de los países subdesarrollados, en particular de América Latina.

A largo plazo, si la elevación de las tasas no compromete el desenvolvimiento económico de EEUU podría provocar un diferencial positivo a favor de este país que atraería capitales desde el exterior. Si bien esto les resultaría beneficioso en términos de contar con los recursos que necesitan, representaría un peligro para otros países, sobre todo subdesarrollados, en términos de fuga de capitales, tanto domésticos como de inversión extranjera, fundamentalmente en cartera.

Valoración de la reciente revaluación

La actual revaluación de la moneda china no constituye un signo de debilidad del gigante asiático. Por el contrario, el hecho de que el país haya resistido las fuertes presiones a las que estaba sometida por un período de tiempo considerable, es una manifestación de su fortaleza. Este paso puede concebirse, además, como el inicio de un proceso de consecución de metas a más largo plazo en el empeño de modernización de la economía.

En cuanto a la magnitud de la revaluación, ella denota que la decisión responde básicamente a intereses nacionales, ya que su pequeña dimensión protege a la economía nacional de sus vulnerabilidades, tanto internas como externas, a la vez que aplaca los reclamos internacionales por el momento, lo que le permite ganar tiempo en el fortalecimiento de su economía.

Es decir, aunque la revaluación no cumplió las expectativas que demandan las naciones industrializadas{20}, en sentido general la reacción internacional fue positiva pues se apreció como un primer paso hacia la flexibilización de su sistema cambiario después de varios años de inacción, gesto que constituye además una señal de que China quiere cooperar en aras de mantener la estabilidad económica y política internacional.

Es de destacar que la decisión de determinar el tipo de cambio a través de una canasta de monedas, en lugar de relacionarla con sólo una, constituye una fortaleza para la moneda china debido a que la hace menos dependiente de la dinámica de un país en particular, es decir, es una forma de diversificar el riesgo y amortiguar las fluctuaciones de su tipo de cambio, a la vez que se asume un criterio más objetivo para establecer su valor.

Por último, algunos analistas han manifestado su inconformidad con respecto a la estrecha banda de flotación establecida y a que el sistema pueda resultar excesivamente manejado por el gobierno. Sin embargo, ello le brinda la posibilidad a las autoridades de intervenir directamente cuando las circunstancias lo requieran, en función de proteger los intereses de la nación.

En resumen, como puede apreciarse, las peculiaridades de las recientes modificaciones en el sistema cambiario chino, denotan la lógica y coherencia del accionar chino en pos del logro de los objetivos de su proyecto nacional.

Bibliografía:

Associated Press: «China reveals composition of currency basket», The New York Times, 10 agosto 2005.

Bradsher, Keith: «China's opaque currency policy», The New York Times, 22 julio 2005.

Buckley, Chris & Vikas Bajaj: «China says it will no longer peg its currency to the US dollar», The New York Times, 21 julio 2005.

BBC Mundo.com: «¿Por qué es tan importante el yuan?», 30 mayo 2005.

BBC Mundo.com: «China revaluó...¿y ahora qué?», 25 julio 2005.

Kalish, Ika: «¿Qué significa la revaluación del yuan de China?», 10 agosto 2005.

Tejeiro, Mario: «China y el mundo: ¿qué hay detrás de la revaluación?», Revista Libertad y Desarrollo, nº 255, 25 julio 2005. www.lyd.org

Tamames, Ramón: «La revaluación china: un laberinto de incertidumbres», Revista Economía en Perspectivas, julio 2005.

Notas

{1} Muchas veces utilizando a los organismos internacionales como el FMI.

{2} Casi 70% de los productos de consumo masivo en Estados Unidos proviene de China, lo que determina que el Congreso de EE.UU. esté considerando una ley que impondría un impuesto del 27.5% a las importaciones chinas, si los chinos no revalúan significativamente el yuan.

{3} La posición actual de los países reclamantes está lejos de resolver los problemas esenciales que causan los desequilibrios actuales, ya que en realidad existen además otras causas que los motivan, por ejemplo, el desmesurado déficit presupuestario y la baja capacidad de ahorro interno de EE.UU. En los casos de la Unión Europea y Japón, la causa fundamental está en los crecimientos estructurales que obstaculizan el crecimiento doméstico. Para profundizar en este análisis se puede consultar el trabajo de los autores: «China: otra vez en defensa del renminbi».

{4} Estas razones se explican en el trabajo: «China: otra vez en defensa del renminbi», de los autores.

{5} 0,15% por arriba y por debajo del precio de referencia.

{6} Aún no se ha dado información acerca del peso de cada divisa en la canasta.

{7} Cotización a la que cerró el mercado de Shanghai el 10 de agosto del presente año. (The New York Times, AP, «China reveals composition of currency basket», 10 agosto 2005).

{8} Para profundizar sobre los desequilibrios y desproporciones se puede consultar el trabajo de los autores: «China: otra vez en defensa del renminbi.»

{9} La elasticidad de los precios de la mayoría de las exportaciones chinas es baja, por lo que un pequeño cambio en ellos no causaría un cambio drástico en la demanda del consumidor. De hecho, varios ejecutivos de más de una docena de compañías chinas, plantearon que esperaban un pequeño impacto sobre sus exportaciones si el yuan subía menos de 5%, y sólo un modesto efecto si lo hacía entre un 5 y 10%. (The New York Times, «China's opaque currency policy», by Keith Bradsher, 22 julio 2005.)

{10} Consecuentemente, el rendimiento de los bonos –que se mueve en dirección opuesta– subió a 4.276% de un 4.16% en que se encontraba la tarde anterior

{11} El índice promedio D-J industrial cayó de 32.72 a 10,656.43 y el S&P de 5.06 a 1,230.14. El compuesto Nasdaq, sin embargo, subió a 3 de 2,188.57. (The New York Times, «China says it will no longer peg its currency to the US dollar», by Chris Buckley & Vikas Bajaj, 21 julio 2005).

{12} The New York Times, AP, 21 julio 2005.

{13} Las autoridades chinas han declarado que la plena libertad monetaria está condicionada a una previa consolidación del sistema bancario.

{14} Las exportaciones de China suponen el 70% del PIB del país.

{15} Se estima que en China están radicadas alrededor de 460 mil empresas extranjeras en estos momentos.

{16} 10 de las 40 mayores exportadoras de China son compañías norteamericanas como Motorola y Dell. (Chicago Tribune, 24 noviembre 2003.)

{17} China es el mayor comprador del mundo en más de 100 renglones y algunos analistas estiman que, de mantenerse esta tendencia, podría llegar a convertirse en el segundo mayor comprador general en 20 años. (Pequín Informa, 13 diciembre 2003.)

{18} Cerca del 30% del déficit comercial de EEUU es con China.

{19} China es el segundo comprador de bonos del gobierno norteamericano en la actualidad después de Japón. De las reservas internacionales de China (750 mil millones de dólares), casi 300 mil están materializadas en Bonos de Tesoro de EEUU.

{20} Las expectativas de revaluación eran de un 10%, aunque en realidad los reclamos eran de al menos 20%.

 

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