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El Catoblepas, número 44, octubre 2005
  El Catoblepasnúmero 44 • octubre 2005 • página 19
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Filosofía y «circunstancias»
nacionales e internacionales

Mohamed Bilal Achmal

Sobre posibles cambios en las programas de la filosofía en Marruecos

Al empezar el curso escolar 1995-1996, se produjo un cambio casi total en las temáticas de la filosofía en la enseñanza secundaria marroquí.

Pero desde entonces, no hubo ningún cambio sustancial. Excepto el incremento del horario de aquella asignatura con la creación del prebachillerato oficialmente llamado «Raíces Comunes»; donde se repartían dos horas de filosofía, el estado de la misma quedo intacto.

No obstante, hay indicios de que habrá varios cambios en la forma y en el contenido de todo el sistema educativo nacional; especialmente la de la filosofía en el Bachillerato con la totalidad de sus componentes (el Primero y el Segundo de Bachillerato; el prebachillerato ya se ha estabilizado con su programa inicial de filosofía en lo que va de año).

Aparte del gran debate sobre el cambio previsto en la asignatura de la «Educación Islámica», hay una tendencia general de poner fin a los valores de la violencia, de la intolerancia, y del radicalismo. Sustituirlos por aquellos del diálogo, de la tolerancia y de la moderación, se considera ya casi la voluntad de la mayoría de los ciudadanos del país.

Después de los hechos del 11 de septiembre en los Estados Unidos de América, y los del 16 de marzo de Casablanca, las autoridades tuvieron la convicción de que hay que actuar rápido para hacer frente a tal situación donde parece que la cultura de la muerte ganó el terreno a la cultura de la vida. Una sola vía segura –entre otras– para impedirlo: seguir la buena ruta de la educación. Por eso se prepararon enormes proyectos –similares a aquellos producidos en el campo religioso con la llegada del actual ministro de Asuntos Religiosos– para apoyar las medidas ya tomadas hace más de tres años donde las Autoridades insistieron en instruir los valores de los derechos humanos a los alumnos del secundario (por ejemplo el Decreto Ministerial nº 117, del 25 de octubre de 2002, sobre la enseñanza del los derechos del hombre en la enseñanza secundaria). La filosofía tuvo un peculiar trato en este sentido por su tradicional vinculación con la problemática del derecho en sus formas más abstractas. Se insistió entonces en que la «Madre de las Ciencias» jugase un papel decisivo en cuanto a orientar todas las demás asignaturas a un mismo objetivo : sensibilizar los alumnos de los derechos del hombre y cultivar los valores de la modernidad.

Pero, hasta la fecha, nada llevó las autoridades a cambiar las programas de la filosofía al compás de los hechos antes mencionados. Dicho esto, los cambios en la misma, serían, una vez producidos, más «sustanciales» debido al clima nacional e internacional cargado de máxima tensión «neo-ideológica». Incluso serían más «radicales» teniendo en cuenta las gestaciones meticulosamente coordenadas desde fuera de los «asuntos internos» del Estado marroquí, nada ajeno a la política de las grandes potencias para un mayor apoyo a su política llevada a acabo con fuerza, firmeza y algún desprecio a la «oposición».

Ciertamente, habrá mas cambios en estos asuntos. Y seguramente la filosofía tendrá más tratos especiales en los próximos años. Pero, ¿hacia dónde nos llevará todo aquello? ¿Acaso a una «sociedad sometida» sin mínima voluntad de reclamar el por qué ni el cómo de las cosas como es debido al quehacer filosófico? ¿Y qué de los profesionales de la misma, los alumnos y sus padres, aquellos quienes nada sepan de todo el proyecto? ¿Quizás se les marginalice totalmente durante todo el proceso para garantizar que sus fines lograsen el mayor apoyo posible?

Al creer en las intenciones de las autoridades, el Estado tiene un reto que ganar: profundizar los valores de la democracia, alcanzar la modernidad y hacer del Estado de Derecho una realidad concreta. ¿Pero cómo conseguirlo sin la mínima implicación de todos? ¿Cómo hacerle realizable sin que todos sientan que la enseñanza de la filosofía es asunto suyo? ¿O acaso aún se cree que la filosofía es un asunto exclusivo personal del Estado y no se debe repetir la «torpeza» de dejarlo en manos de los profesionales tal como era en los años sesenta y setenta?

A la víspera de esos posibles cambios, hay que tener en cuenta dos objetivos –sin insistir en los razones que nos llevan a calificarles como máxima prioridad– uno es el porvenir de la ciudadanía y el otro es la soberanía nacional. Intentar deshacerse de ellos, sería el caos total. Las autoridades tienen que repensarlo dos veces antes de proceder a ninguna medida para no cometer tal imprudencia. Y si hubiera quien optase por la tan miserable «Razón de Estado», sin recurrir a la realidad de las cosas, tendría que asumir la dura responsabilidad histórica y moral del asunto. Otra cosa, llegó el momento de dejar muy claro un hecho: los profesionales de la filosofía que somos, también queremos ser «realmente existentes» en el amplio campo de la política educativa nacional.

 

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