Separata de la revista El Catoblepas • ISSN 1579-3974
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El Catoblepas • número 74 • abril 2008 • página 14
En este trabajo se pretende analizar el carácter de las relaciones entre China y América Latina. Para tal propósito se parte de una breve descripción de los actores, posteriormente se muestra el desarrollo que han alcanzado las relaciones sino-latinoamericanas, enfatizando en las motivaciones que tiene cada uno para su ampliación, para luego valorar lo que han significado estos lazos hasta el momento y las posibles futuras implicaciones, sobre todo para América Latina que es quien más pudiera verse afectada en forma negativa.
I. Descripción de los actores: China – América Latina
China
En los últimos años, China ha aumentado de manera considerable su peso en la economía mundial, esencialmente en la producción, el comercio internacional y las finanzas internacionales.
La economía del país ha venido creciendo a una tasa promedio anual de 9,67% desde 1978, y en los últimos 5 años lo viene haciendo a más del 10%, por lo que se le considera una de las principales locomotoras del crecimiento mundial. En estos momentos es la cuarta economía del mundo con un Producto Interno Bruto (PIB) de 3,43 billones de dólares, cifra que representa alrededor del 4% del PIB mundial{1}.
El acelerado crecimiento supone una fuerte demanda de materias primas y energía. El consumo diario de combustibles se estima en 6,3 millones de barriles de petróleo (8% del total mundial). Asimismo su demanda de materias primas ha originado un aumento del consumo mundial de los principales metales en un 50% durante los últimos años.
Por otro lado, se trata de un país que cuenta con alrededor de 1 350 millones de personas, con un crecimiento anual de su población de entre 10 y 12 millones. Si a eso se le añade que sólo el 11 % de la superficie del país son tierras cultivables, y que la desertificación crece un 18% anual, se puede comprender que también origine una fuerte demanda de alimentos a nivel mundial.
Para que se tenga una idea, en 2004 China era ya el principal consumidor mundial de cobre, estaño, zinc, platino, acero y mineral de hierro; el segundo consumidor de aluminio, hidrocarburos, plomo y soya; el tercero de níquel y el cuarto de oro.
En la mayoría de estos casos su participación en el consumo mundial es poco más del 20%, habiéndose duplicado entre 1990 y 2004{2}.
No hay que perder de vista, además, que la estrategia de desarrollo diseñada por China plantea lograr una sociedad modestamente acomodada, para lo cual necesitará cuadruplicar el PIB per cápita para esa fecha. Esto implicará a su vez un incremento del consumo que de alguna manera incidirá en las importaciones. Con ello se espera además un incremento de la clase media (que ya es hoy 19% de la población y se espera que para el 2020 llegue al 40%) que supone también un incremento de la demanda.
En ese contexto, China importó 865 500 millones de dólares en los 11 primeros meses del 2007, lo que la situó en el tercer lugar mundial como importadora{3}.
Con respecto a las exportaciones mundiales, el país ocupa el segundo lugar con 1,1 billones de dólares{4}. Este desempeño ha sido el resultado de una estrategia de desarrollo donde el sector exportador ha sido el encargado de impulsar el crecimiento económico.
En el futuro próximo se esperan comportamientos similares ya que el crecimiento constituye no sólo un requerimiento del desarrollo económico chino, sino también una necesidad desde el punto de vista social y político por lo que significa desde el punto de vista del empleo. De esta manera, el país requiere mantener ritmos exportadores que lo garanticen.
La participación de China en el comercio internacional ha tenido una fuerte influencia en los precios. Por un lado, ha contribuido al incremento de los precios de determinados productos (como el hierro, el oro, el petróleo y la soya) por el aumento de la demanda china, y por otro, ha conllevado a una disminución de los precios de los productos en los que la producción local excede el consumo interno (juguetes, textiles, confecciones y productos de la industria electrónica), por la ampliación de la oferta a bajos precios relativos.
Otro aspecto a tener en cuenta es la participación de China en las finanzas internacionales, tanto como receptora como proveedora de flujos. Los flujos financieros, de todos los tipos, que van a países subdesarrollados, están muy concentrados en unos 10 países y en todos los casos China es uno de ellos.
Especialmente se destaca su participación como receptora de Inversión Extranjera Directa (IED). Es el destino más atractivo del mundo{5}, superando incluso a Estados Unidos (EEUU) y está considerada como el país que genera más confianza entre los inversores{6}.
En 2007 recibió 90 400 millones de dólares en inversiones{7}. Se dice que la IED ha contribuido en más del 50% al crecimiento de sus exportaciones.
Como proveedora de fondos al resto del mundo, aún la importancia de China es limitada, sin embargo, su presencia en las finanzas internacionales está creciendo. Hay que tener en cuenta que el país acumula grandes reservas{8} mediante las cuales provee de ahorros baratos al resto del mundo, sobre todo a Estados Unidos.
Además, es relevante su despunte como origen importante de IED. Aunque los montos invertidos por China en el exterior aún representan una proporción relativamente baja de las inversiones en el exterior del mundo, han crecido en los últimos años a unos niveles y ritmos sorprendentes. De hecho, algunos analistas señalan la posibilidad de que para el 2012 la inversión china en el exterior supere a la que recibe{9}.
Su posición como inversionista la ha llevado a situarse en la lista de los primeros proveedores, desplazando a Japón, puesto que no había ocupado antes ningún país subdesarrollado. Así, se ubica en el quinto lugar mundial en cuanto a flujos, después de EEUU, Alemania, Reino Unido y Francia{10}.
Fuente: Bázquez, Rodríguez y Santiso (2005), BBVA
Hasta el momento, alrededor de 10 000 empresas chinas han colocado capitales en más de 170 países y regiones. Los destinos principales de sus inversiones son Asia (particularmente Hong Kong), África, y América Latina.
Según algunas fuentes, el flujo de inversión directa china en el exterior fue de alrededor de 16 mil millones de dólares en el 2007{11}, mientras otras apuntan que sobrepasó los 20 mil millones de dólares{12}. Con respecto al stock de inversiones, se encuentran valores entre 90 mil millones de dólares{13} y 75 mil millones, ocupando el lugar 22 en el mundo{14}.
La IED en el exterior le garantiza el acceso a los recursos naturales (petróleo, gas, mineral de hierro) que necesita y encontrar mercados para industrias donde la demanda china está cubierta y existe exceso de capacidad instalada (maquinaria, equipos electrónicos), por lo que es de esperar que se mantenga o amplíe la tendencia.
El gigante asiático también está emergiendo como un potencial proveedor de préstamos y asistencia para el desarrollo.
En los últimos años se ha ido conformando una tendencia que favorece los préstamos bancarios entre los propios países subdesarrollados a través de los llamados préstamos sindicados sur-sur. China no ocupa aún un lugar prominente como prestamista en general, pero en los últimos años se ha ido incorporando a dicha tendencia.
Entre el 2004 y el 2006, los bancos de países subdesarrollados ofrecieron el 4,5% del total de préstamos sindicados internacionales, aproximadamente 5.3 miles de millones de dólares, de los cuales cerca de ¾ fueron otorgados por bancos de China, India, Malasia y Sudáfrica. Específicamente los bancos chinos, en particular el Banco de Exportación-Importación de China y el Banco de Desarrollo de China, proveyeron casi la mitad del total de los préstamos (unos 2.4 miles de millones de dólares){15}.
En cuanto a la asistencia oficial para el desarrollo, varios países subdesarrollados están emergiendo como nuevos donantes de ayuda (a pesar de ser también receptores de este tipo de flujo), aunque resulta difícil cuantificar el volumen, composición y distribución de esta ayuda, pues por razones obvias la actividad no se reporta oficialmente. Entre los nuevos donantes se encuentran países como Brasil, China, India y Rusia.
En el caso de China, el gobierno provee préstamos concesionarios y ayuda, en estos momentos particularmente a África, por medio del Banco de Exportaciones-Importaciones de China.
América Latina
Si se observan a simple vista los indicadores macroeconómicos de América Latina a partir del 2003, tales como el crecimiento del PIB y el comportamiento de sus cuentas externas, pudiera pensarse que finalmente la región comenzó a transitar hacia una fase de recuperación que la llevaría a superar los problemas que la aquejaban a inicios de la década, sin embargo, la realidad es bien distinta.
No es la primera vez en los últimos 20 años que la región latinoamericana y caribeña pasa por un período de crecimiento económico global modesto pero continuado durante un corto ciclo. Asimismo, se trata de un crecimiento limitado si se compara con el de otras regiones, como Asia, Europa Oriental y hasta África.
Por otra parte, este crecimiento es controvertido también al interior de la región pues existen diferencias notables entre países y subregiones.
Otro elemento a tener en cuenta es que se ha mantenido la fuerte dependencia externa del comercio y las inversiones (capitales y tecnología), por lo que el crecimiento ha estado influenciado por coyunturas externas favorables, en este caso por el auge del comercio mundial y los altos precios de las materias primas.
Las cuentas externas mostraron un comportamiento favorable, pero en realidad fueron el reflejo de cuantiosas salidas de capital por concepto de rentas (utilidades e intereses) y servicio de deudas vencidas con organismos financieros internacionales.
Por último, los aparentes resultados alentadores no han tenido una repercusión interna positiva, ya que no se ha evidenciado su contribución a la creación de bases sólidas para crecimientos continuados o para un futuro desarrollo económico y social. Por el contrario, no se aprecia una mejoría sensible en indicadores sociales como el empleo, los ingresos reales o la reducción de la pobreza.
Por todo ello puede afirmarse que el modelo de desarrollo conocido como el Consenso de Washington, promovido por el FMI y el Banco Mundial, ha fracasado, lo que pudiera compulsar a la búsqueda de una nueva inserción internacional a través del comercio y las inversiones.
Precisamente, el agotamiento del modelo neoliberal coincidió con el incremento significativo de los vínculos económicos de algunos países latinoamericanos con China a partir de la visita de Hu Jintao a la región en el 2004.
¿Será el incremento de las relaciones China – América Latina la respuesta a la satisfacción de las necesidades de ambos?
Para poder responder esta pregunta hay que partir del análisis del estado actual de las relaciones bilaterales.
II. Situación actual de las relaciones China - América Latina
Motivaciones
Existen intereses comunes para la ampliación de las relaciones entre China y América Latina. Los más evidentes son la expansión del comercio entre las dos regiones y la mutua colaboración en diferentes esferas como la económica, la cultural, la académica, la deportiva y en materia educativa. A la vez que cada una de las partes tienen motivaciones específicas.
En el caso de China, el principal interés es económico sin excluir otros. En primer lugar, América Latina representa para China un mercado estable de donde importar materias primas, energía y alimentos y una plaza donde colocar inversiones para garantizar esas importaciones, y en segundo lugar, aunque no es lo más importante, también un mercado hacia donde exportar productos elaborados (textiles, electrónicos, &c.).
Además, China tiene un marcado interés geopolítico en América Latina ya que la conexión entre el Atlántico y el Pacífico es clave para la ampliación de su comercio con el resto del mundo. En ese sentido las relaciones con Panamá, Chile, Brasil y Argentina son muy importantes.
Un segundo objetivo geopolítico pudiera ser el acceso al mercado norteamericano a través de América Latina. China tiene una relación un tanto conflictiva con Estados Unidos debido a la situación comercial entre ambos, por lo que no sería despreciable el intento de continuar penetrando este mercado a través de terceros, en este caso utilizando los tradicionales vínculos comerciales de la región con ese país.
Las motivaciones políticas de China son amplias: obtener apoyo diplomático en su disputa con Taiwán y en su posicionamiento global; fortalecer y equilibrar sus vínculos en el escenario mundial{16}; establecer alianzas con países en desarrollo para solidificar su posición en la OMC.
América Latina, por su parte, tiene marcados intereses económicos y también geopolíticos y políticos, aunque habría que señalar que no puede hablarse de la región como un todo, sino que existen diferencias de intereses por países.
Desde el punto de vista económico, América Latina desea expandir y abrir nuevos espacios para sus productos; lograr una mayor diversificación geográfica de su demanda; obtener capitales y tecnologías y lograr otro punto de apoyo para su desarrollo que la haga menos dependiente de Estados Unidos.
Las relaciones con China pudieran ser un paso de acercamiento a Asia, lo que le permitiría diversificar sus relaciones externas, y potenciar su capacidad de negociación frente a terceros.
Estrategias
La estrategia desarrollada por China en su relación con América Latina, se manifiesta muy pragmática, premeditada y amplia, es decir, se trata de una estrategia de Estado, no excluyente, diseñada para el largo plazo y que abarca diferentes áreas.
Los vínculos económicos se encuentran en el centro de la relación. Como su principal interés es la obtención de materias primas, energía y alimentos, ha tratado de no inundar los mercados latinoamericanos con exportaciones masivas, para evitar conflictos comerciales con la región (el caso de México y Centroamérica es una excepción).
En lo político ha prevalecido la “diplomacia blanda” y “ascensión pacífica”, lo que significa que las relaciones se basan en el respeto mutuo; la no agresión; la no intervención en los asuntos internos; la igualdad y el beneficio recíproco y la coexistencia pacífica. Igualmente, las relaciones se caracterizan por no tener condicionamientos o imposiciones políticas.
El pragmatismo se evidencia a su vez en que China ha establecido relaciones tanto con los Partidos en el poder como con las fuerzas opositoras. En estos momentos mantiene vínculos con 90 entidades políticas de 29 países{17}. Por otra parte, ha incrementado su presencia y cooperación en los organismos regionales{18}.
En contraste, América Latina carece de una estrategia prediseñada, coherente y de largo plazo. En primer lugar, no se trata de un solo país; en segundo lugar, no todos los países tienen interés en desarrollar las relaciones con China debido a que no se pueden beneficiar en la misma medida, incluso, algunos pueden verse perjudicados; y en tercer lugar, los gobiernos no tienen la fuerza, capacidad de movilización o convocatoria que tiene el gobierno chino.
Se puede decir entonces que América Latina ha respondido pasivamente con una escasa incorporación al proyecto de desarrollo de China y que en lugar de una política de largo plazo, a lo sumo existen reacciones. Posiblemente una excepción sea Brasil.
Resultados
Comercio
Aunque el volumen de los intercambios no es despreciable, lo más destacable es la rapidez del incremento de los vínculos. Actualmente China es el tercer socio comercial de Latinoamérica. En 1975 el comercio bilateral era de apenas 200 millones de USD, mientras que en el 2007 alcanzó los 102 mil millones de dólares{19}, sobrepasando el nivel calculado por China para el 2010 (100 mil millones de dólares).
La tasa de incremento promedio anual del comercio bilateral entre 2001–2006 fue de 33,8%, y de 2006 a 2007 de 46,2%.
Sin embargo, el intercambio se concentra en 7 países latinoamericanos, cuyas exportaciones de conjunto representan aproximadamente del 80 al 95% de todas las exportaciones de la región a China. Los siguientes países exportan alrededor de: Brasil, 40% del total; Chile, 17%; Argentina, 15%; México, 10%; Perú, 7%; Venezuela, 3% y Costa Rica, 3%{20}.
En sentido general, el crecimiento del comercio con China y de los precios de los productos de exportación ha significado para América Latina un incremento de sus ingresos por exportación que en buena parte han explicado el crecimiento mostrado por la región latinoamericana en los últimos años.
También ha aumentado la importancia de América Latina para China como socio comercial, sobre todo porque se ha convertido en el principal proveedor del país asiático en varios rubros (soja, cobre, mineral de hierro, níquel, harina de pescado, cueros, azúcar, zinc, estaño, uvas, &c.).{21}
No obstante, la región se encuentra después de Asia, EEUU, Japón y la Unión Europea. China exporta a América Latina sólo alrededor del 3% de sus exportaciones totales e importa de la región cerca del 4% del total de sus importaciones{22}. América Latina, por su parte, ha estado importando de China alrededor del 9% del total de sus importaciones.
Desde el punto de vista cualitativo también se aprecia una disparidad en las relaciones: mientras el 70% de todo lo que importa China de América Latina son productos primarios y manufacturas basadas en recursos naturales, América Latina importa de China fundamentalmente manufacturas.
Finanzas
China ha otorgado créditos a América Latina, sin embargo, en las relaciones financieras se destacan las inversiones directas. El país es un inversor neto de capitales en Latinoamérica, donde tiene invertido más del 50% del valor total de sus inversiones extranjeras, convirtiendo a América Latina en el segundo destino de la IED china.
En los nueve primeros meses del 2007 las inversiones chinas en la región fueron de 9 300 millones de dólares, dirigidas a los sectores de infraestructura, manufactura, minería y energía{23}. En lo adelante, hasta el 2015, se espera un ritmo inversor promedio de $10 mil millones anuales.
Aunque las inversiones chinas en la región no pueden considerarse aún muy significativas en términos relativos, si se observan los acumulados se aprecia un importante crecimiento. En 1999 la región contaba con 8 200 millones de dólares de IED china y para el 2007 la cifra ascendía a $ 70 000 millones.
Colaboración
Con respecto a la colaboración, China ha concretado acuerdos de asistencia económica con naciones latinoamericanas en áreas de infraestructura, agricultura, medicina, ayuda humanitaria, cultura y desarrollo social. El país llega a emprender cerca de 100 proyectos en la región, sobre todo en el terreno agrícola, espacial y energía atómica.
También ha firmado acuerdos en materia de promoción y protección recíproca de inversiones con 11 Estados de la región.
Seguridad
La presencia de China en el área de seguridad es aún muy limitada, pero alcanza ya a varios sectores, entre ellos la incipiente venta de armas y otros equipos militares, el posible uso militar de satélites que China construyó con Brasil, la protección de las vías de comunicación marítima entre América Latina y China, entre otros.
III. China: Oportunidad o Amenaza para América Latina?
Hasta el momento, las relaciones de China con América Latina han resultado indiscutiblemente beneficiosas para la primera, ya que le posibilita obtener los recursos que necesita para mantener el dinamismo de su desarrollo económico. Es de prever que una ampliación de las mismas en el futuro próximo continúe siendo una oportunidad para China.
Sin embargo ¿podría decirse lo mismo para América Latina?
En primer lugar, hay que tener en cuenta que la posible afectación o beneficio será diferenciado (por países y regiones) y dependerá de la evolución de los nexos comerciales, financieros y de las políticas aplicadas por ambas partes.
Oportunidades
Las oportunidades que ofrecen las relaciones con China para América Latina se concentran en aquellos países que se benefician de la demanda y de los altos precios de los productos que exportan, lo cual ha incidido en su actual crecimiento.
De igual modo, los países latinoamericanos que reciben inversiones chinas se benefician de acceso a financiamiento y tecnología, lo que puede traducirse en un incremento futuro del nivel de exportaciones.
Así, las economías líderes de Sudamérica (Brasil y Chile, y en menor medida Argentina) son las ganadoras absolutas en las relación con China, fundamentalmente sobre la base de la exportación de alimentos y materias primas estratégicas.
Amenazas
Para otras economías de la región, como es el caso de México y gran parte de Centroamérica, se ha puesto de manifiesto que en lugar de complementariedad, ha primado una relación de competencia con los mismos productos (bienes intermedios y manufacturas ligeras) que afecta a estos países desde dos puntos de vista: desplazamiento de sus mercados externos (fundamentalmente EEUU){24} y ocupación de sus mercados internos.
Es decir, las ventajas comparativas y competitivas de China (costo de mano de obra, del transporte, &c.) están causando una pérdida de competitividad a estos países, que a su vez está conllevando a una migración de capitales y consecuentemente a un incremento del desempleo.
Por otro lado, se está produciendo un desbalance comercial a favor de China. En el caso de México, la participación del país asiático en sus exportaciones totales no alcanza el 1%, sin embargo, este es la segunda mayor fuente de sus importaciones.
Otra amenaza para la región es la posibilidad de que se afiance un patrón exportador de productos de bajo valor agregado cuyos precios, volátiles, tradicionalmente han tenido una tendencia a la baja.
Algunos analistas advierten el peligro de desviación de financiamiento, es decir, que ambos compitan por la recepción de flujos de capitales internacionales, en particular de IED.
De hecho, China ostenta la “categoría de inversión”, A2, según las agencias calificadoras de riesgo, mientras la mayoría de los países latinoamericanos no están en esa situación, ni incluso Brasil, y los inversionistas, por supuesto, prefieren invertir donde exista menos riesgo.
Por otra parte, la atracción de IED por China no se basa únicamente en los atractivos legales e impositivos que ofrece a los inversionistas, que de hecho son muy parecidos ya en casi todos los países, sino en las oportunidades de obtención de ganancias que los inversionistas perciben, las cuales pueden variar en dependencia incluso del propio efecto de la IED sobre los patrones de ventajas comparativas y competitividad, que pueden cambiar y afectar a unos países negativamente a costa de otros. En ese sentido sí se produce desinversión, o sea, traslado de fábricas o partes de éstas de México, Filipinas, Tailandia, Malasia, y también de EEUU y Japón, a China.
Sin embargo, si se observa la tendencia de la IED a países subdesarrollados desde fines de la anterior década, no podría afirmarse que los montos recibidos por China sean los responsables de que América Latina haya captado menos IED en los últimos años, pues otros países, como los de Europa del Este por ejemplo, han recibido flujos superiores a los del gigante asiático.
Por otra parte, no hay que desconsiderar la presencia de otros factores internos (políticos o de identidad nacional, por mencionar algunos) que explican el comportamiento de los inversionistas en China. En ese sentido, se estima que aproximadamente un tercio de la IED que recibe el país proviene de emigrantes que están motivados por consideraciones extraeconómicas y no invertirían en otro lugar que no fuera su país, y otro tercio es capital chino que se invierte a través de Hong Kong para beneficiarse de las ventajas impositivas de que goza la inversión extranjera.
Por último, se plantea que las relaciones con China pudieran crear una nueva dependencia geográfica en el futuro, lo que pudiera repetir el esquema ya transitado primero con Europa y después con EEUU.
Perspectivas
Algunos analistas especulan planteando escenarios de cambios potenciales en las relaciones entre ambos. Uno de ellos es el posible debilitamiento de la demanda china por una desaceleración en sus ritmos de crecimientos futuros o porque encuentre otras fuentes de materias primas, por ejemplo, en África. Ello por supuesto tendrá un impacto en las exportaciones latinoamericanas.
Otro cambio pudiera darse si China continúa incrementando sus exportaciones de productos manufacturados a América Latina, de modo que pudieran revertirse los superávits.
Los posibles escenarios han de ser tomados en cuenta sin lugar a dudas, sin embargo, es inminente evaluar lo que representa hoy = la presencia de China en América Latina, sobre todo enfocado a determinar las potencialidades que pudiera tener la región para aprovechar las oportunidades que le brinda la relación con China y eliminar las amenazas.
En ese sentido, los esfuerzos deberían ir encaminados principalmente a determinar las posibilidades que ofrecen los recursos naturales para la generación de eslabonamientos productivos, innovaciones tecnológicas y otras externalidades que permitan incrementar el valor agregado de las producciones y ampliar el acceso al mercado.
IV. Valoraciones finales
En las relaciones entre China y América Latina prevalecen las de carácter económico, fundamentalmente a través de vínculos de comercio e inversión.
China ha mostrado una estrategia integral y profunda que responde enteramente a sus intereses nacionales, mientras que América Latina es deficitaria en su postulado estratégico y mantiene una posición más bien pasiva.
Los vínculos entre China y América Latina suponen oportunidades para ambos e importantes retos para la última. Sin embargo, la región latinoamericana no es homogénea, por lo que el impacto de las relaciones con China hay que analizarlo de forma diferenciada.
Hasta el momento, de manera general, China exporta bienes manufacturados a América Latina e importa materias primas desde esta. De no cambiar esta estructura, los países latinoamericanos consolidarían su tradicional posición desventajosa de depender de la exportación de productos de bajo valor agregado.
La relación con China le ofrece a la región un nuevo tipo de vínculo económico sin condicionamiento político, le propicia ser menos dependiente de Estados Unidos y de Europa y fortalece su capacidad de negociación con ambos.
Para que las relaciones con China tengan un impacto positivo más generalizado, América Latina debe realizar profundas transformaciones en aspectos claves de su estructura económica y su relación bilateral de modo que le permitan aprovechar las oportunidades y eliminar las amenazas. Los responsables de la política económica deberían tener en cuenta aspectos como:
— Establecer una estrategia coherente a nivel estatal.
— Ampliar el conocimiento sobre la realidad China y resolver los temas de competitividad que afectan a la economía de la región.
— Conseguir una diversificación de productos comparables.
— Analizar e impulsar relaciones de complementariedad con China.
— Impulsar alianzas empresariales y tecnológicas.
— Fortalecer el comercio entre empresas y entre sectores.
— Incorporarse al proceso de integración productiva regional (cadenas de valor) que está teniendo lugar en Asia.
— Estimular las corrientes de inversión en esta dirección.
Bibliografía
Notas
{1} El PIB de China creció 11,4% en 2007. Ene 25/2008. spanish.china.org.cn.
{2} Importa el 10% del total de las importaciones mundiales de petróleo y el 31% de las de carbón; el 36% del acero que se importa en el mundo; el 25% del níquel; el 25% del aluminio y el 20% del cobre.
{3} Radio Internacional de China. Dic 18/2007.
{4} Radio Internacional de China. Dic 18/2007.
{5} Se convirtió en el primer receptor de IED del mundo, por primera vez, en 2002.
{6} Gráficos tomados de: Mascareñas, Juan y José Ma. Alvarez-Pallete: “China-Latinoamérica: ¿competencia o cooperación?”. Documento de Trabajo 0504. Univ Complutense y Univ Autónoma. España. ISSN 1698-8183
{7} Reuter y AFP. Ene 1/2008.
{8} China cerró el 2007 con 1 billón 530 mil millones de dólares en reservas. Ene 25/2008. spanish.china.org.cn
{9} The Economist. Survey “China and its region”. Mar 2007.
{10} UNCTAD, 2006; The Economist, Survey “China and its region”, Mar 2007; Reuters, May 16/2007.
{11} Trade Fact of the Week, Oct 24/2007.
{12} EFE. Ene 20/2008.
{13} Crienglish.com. Sep 14/2007.
{14} CIA. The World Factbook. Rank order, stock of direct foreign investment abroad. Ene 24/2008.
{15} Banco Mundial: Global Development Finance. 2007
{16} China trata de mostrar al mundo que sus relaciones externas son amplias y desprejuiciadas, las que no excluyen al Sur y no se detienen por diferencias ideológicas.
{17} El PCCh ha establecido oficialmente vínculos regulares con: “Comisión Regional de la Internacional Socialista”; “Organización Demócrata Cristiana de América”; “Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina”; “Foro de Sao Paulo”; entre otros.
{18} Ejemplos: Relaciones con el Grupo de Río; MERCOSUR; Comunidad Andina de Naciones; Foro de Cooperación Económica y Comercial China-Caribe. Tiene estatus de observador en el BID (1991) y ALADI (1993); tiene vínculos con CEPAL y el SELA. Desde 1998 el Banco del Pueblo de China ingresó en el Banco de Desarrollo del Caribe.
{19} Xinhua. Ene 31/2008.
{20} CEPAL: Panorama de la inserción internacional de América Latina y el Caribe, 2004 – Tendencias 2005. Capítulo V: Aspectos estratégicos de la relación entre China y América Latina y el Caribe.
{21} China importa de América Latina el 80% de sus necesidades de harina de pescado (de Perú y Chile); el 69% del despojos de ave troceados (de Argentina y Brasil) y el 45% de los vinos de uva (de Chile).
{22} CEPAL: Panorama de la inserción internacional de América Latina y el Caribe, 2004 – Tendencias 2005. Capítulo V: Aspectos estratégicos de la relación entre China y América Latina y el Caribe. Según la agencia de prensa Xinhua, de enero a octubre de 2007, China exportó a América Latina 41 410 millones de dólares e importó de la región 40 728 millones de dólares (Xinhua. Dic 31/2007).
{23} Xinhua. Dic 31/2007.
{24} México ya ha sido desplazado por China como principal socio comercial de EEUU.