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El Catoblepas, número 80, octubre 2008
  El Catoblepasnúmero 80 • octubre 2008 • página 12
Artículos

Indoamérica según
Víctor Raúl Haya de la Torre

Felipe Giménez Pérez

Comunicación defendida en los
XI Encuentros de Filosofía (Gijón, julio 2006)
 

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Víctor Raúl Haya de la Torre 1895-1979El pensador, ensayista e ideólogo peruano Víctor Raúl Haya de la Torre (1895-1979, a partir de ahora lo nombraré como VRHT), así como buen discípulo y secretario del también ideólogo, esta vez mejicano, José Vasconcelos (1882-1959), es el fundador en el día 7 de mayo de 1924, estando exiliado en Méjico, de la APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana), un proyecto de partido político revolucionario antiimperialista a nivel continental iberoamericano que aspiraba a lograr la unidad continental iberoamericana. Por cierto, debo de paso decir que VRHT denomina a Iberoamérica como Indoamérica, lo cual no resulta en modo alguno baladí.

1. El Espacio-Tiempo histórico

Dice VRHT que «El aprismo arranca filosóficamente del determinismo histórico de Marx y de la dialéctica hegeliana adoptada por él para su concepción del mundo.»{1}

Influido por Hegel y por Spengler y Toynbee, así como por la Geopolítica, construye VRHT una filosofía relativista política de la historia adaptada a sus fines políticos y entre éstos el principal, a saber: la consecución de la unidad continental de Indoamérica. La Nación o Pueblo-Continente indoamericano debe formar una entidad estatal.

Afirma VRHT que aspira a la «emancipación mental indoamericana de los moldes y dictados europeos».{2} Pretende construir una ideología política autóctona indoamericana y adaptada a la realidad de Indoamérica. Sin embargo, no se trata de ningún indigenismo que signifique un retorno a la época precolombina. Se trata de pensar los fenómenos políticos de Indoamérica desde Indoamérica y teniendo en cuenta el relativismo espacial, geográfico, temporal, histórico y por tanto político desde el que hay que pensar la realidad de Indoamérica.

Según VRHT, el devenir histórico discurre por varios caminos y sin un mismo y sincrónico movimiento. No hay una historia unilineal. Cada espacio continental tiene su propio ritmo histórico. Igual que hay un Espacio-Tiempo histórico europeo, hay un Espacio-Tiempo histórico chino o norteamericano y otro de Indoamérica. Todos los hechos políticos son relativos y condicionados por el espacio y el tiempo en el que tienen lugar según afirma VRHT. Sin embargo, matiza VRHT, «Espacio histórico no es, pues, únicamente, la influencia de la Geografía sino la constante relación telúrica del hombre y su tierra, su paisaje, su tradición, sus parentescos étnicos, su arte y sus muertos. En suma, todo aquello que nos suelda y atrae consciente y funcionalmente a una determinada región. Más justo habría sido decir que el Espacio histórico significa la influencia de la Socio-geografía o de la Antropo-sociogeografía si se le quería someter forzadamente a un casillero estricta y escuetamente técnico-científico. Porque ya incorporando una categoría sociológica al Espacio histórico entra en él la Psicología social que es un factor singularmente importante para completar su sentido vital e inseparable del Tiempo histórico.»{3}

Por su parte, el Tiempo histórico significa el grado de desarrollo de las fuerzas productivas de una formación económico-social además del grado de desarrollo social y político de un país. «Hay algo más: el Tiempo histórico no es sólo concebible y observable cuando un pueblo adquiere la madurez de conciencia social que le capacita para ser protagonista e intérprete de su propio proceso y del proceso del mundo. No bastan, pues, el ámbito geográfico y una raza habitante para alcanzar la conciencia del Espacio-Tiempo histórico y la categoría de Pueblo-Continente. Hace falta una dinámica económico-social en apreciable desarrollo y un cierto grado de cultura y de relación funcional con la multiplicidad y universalidad de los demás procesos históricos del mundo.»{4} El ámbito geográfico nacional del Perú es insuficiente para Haya de la Torre. Sólo el continente indoamericano tiene relevancia política e histórica.

El Espacio-Tiempo histórico sólo existe si hay Historia así como conciencia de ella. «El Espacio-Tiempo… no existe sin la Historia. Vale decir, no es posible sin la conciencia política que es la Historia.»{5}

Esta conciencia social se interpreta de forma psicológica. Se trata pues, de «la capacidad psicológica de un grupo social para realizar su historia y para interpretarla desde su propia realidad.»{6}

Entonces, «el relativismo de la política está determinado por la realidad geográfica y social, por el grado de evolución económica, por la raza y la historia de cada colectividad, que todo esto implica el espacio-tiempo histórico.»{7} Es un relativismo político, histórico y cultural el que resulta de la teoría del espacio-tiempo-histórico de Haya de la Torre. «La concepción del espacio-tiempo-histórico de Haya de la Torre, no hace otra cosa que tratar de introducir en la historia el relativismo aceptado en la física del siglo XX y el cual desconoció Marx.»{8}

2. La unidad continental de Indoamérica

La unidad de Indoamérica según VRHT se fundamenta, como ocurre en Vasconcelos, en la existencia de la quinta raza, la raza cósmica, producida por el mestizaje entre las viejas razas celtibérico-arábigas y africanas con las razas indígenas de América.

Cuando se le preguntó a VRHT por qué utilizaba el nombre de Indoamérica, respondió que tal nombre formaba parte de la identidad del APRA y de Indoamérica. «El nombre es parte de nuestra identidad». Aclara a continuación que «Nuestros países son un nuevo mundo. Por eso yo no hablo de Tercer Mundo, sino de Novomundo. Aquí no hay luchas de razas ni de religiones. En el Novomundo alumbra el porvenir del mestizaje. Hemos fundido razas y vivimos pluralismo de creencias.» A continuación señala la influencia que Vasconcelos ha ejercido sobre él. «José Vasconcelos llamó a estas tierras: continente de la raza cósmica. Aquí la batalla principal se dirige contra el subdesarrollo en todas sus manifestaciones. En este frente de batalla podemos afiliar a muchos hombres y mujeres que no cargan el prejuicio racial. No padecemos fratricidios.» Precisamente la conciencia indoamericana es algo que caracteriza esencialmente al APRA. Se trata de lograr la unidad política continental de Indoamérica.

En un libro titulado La defensa continental afirma VRHT lo siguiente:

«Después de una detenida verificación, mantengo mis conclusiones de hace once años: el término «Hispano o Ibero América», y sus derivados «hispano o iberoamericano» o «hispano o iberoamericanismo», corresponden a la época colonial. Son vocablos de un significado pretérito y ya anacrónico. Se refieren a una América exclusivamente española –o portuguesa cuando del vocablo Ibérico se trata–, e implican el desconocimiento de las influencias posteriores a la Colonia, que han determinado nuevas modalidades en nuestro Continente. La leyenda negra antiespañola está operando aquí en el intento de ruptura definitiva con todo lo que tenga que ver con España y con la época colonial. En el fondo, la independencia de España significa asumir la negatividad de España, esto es, asumir la leyenda negra antiespañola.

El término «América Latina» y sus derivados «Latinoamérica» y «latinoamericanismo» son más amplios, más modernos a decir de VRHT. Corresponden cronológicamente, al siglo XIX. Abarcan todo lo español y portugués de nuestra historia, sin excluir el aporte africano, porque incorporan a Haití, que habla francés, a nuestra gran familia continental.

Pero el término «Indoamérica» es más amplio, va más lejos, entra más hondamente en la trayectoria total de nuestros pueblos. Comprende la prehistoria, lo indio, lo ibérico, lo latino y lo negro, lo mestizo y lo «cósmico» –digamos, recordando a Vasconcelos–, manteniendo su vigencia frente al porvenir. Es término «muy antiguo y muy moderno», que corresponde justamente a la presente etapa revolucionaria de nuestra América, apenas iniciada en México, en que aparece la gran síntesis de la oposición de los contrarios que impulsa el devenir de nuestra historia.»{9} Indoamérica contiene lo indio, la prehistoria, lo ibérico, lo latino y lo negro, lo mestizo y lo cósmico, viene a decir en «La defensa continental» (1940). Lo que une a Indoamérica es lo indígena. Todos los habitantes de Indoamérica, aunque no sean indígenas tienen ya algo de indígenas por el mero hecho de existir, respirar, vivir sobre la tierra de Indoamérica. Es algo telúrico, profundo lo que produce este efecto político sobre los hombres de América. Además de esto, lo que une a Indoamérica es la democracia, la libertad. Es una relación telúrica profunda la que existe entre la geografía, la tierra y los habitantes de Indoamérica.

Este proyecto político está dirigido contra los EE.UU. Se inspira en él, pero va contra él en cuanto imperialismo. La unión de Indoamérica sirve para que los países integrantes de Iberoamérica tengan un papel histórico-mundial decisivo. «Estados Unidos de Norte América son lo que son: Estados que se unieron para alcanzar la fuerza que tienen actualmente. Los Estados Desunidos del Sur son un conjunto de naciones envenenadas por odios de campanario, ancladas en el revanchismo de viejas heridas, amarradas a las culpas históricas de los oligarcas que empujaron a nuestros pueblos a guerras fratricidas. Por eso el Aprismo levanta su bandera de hermandad: unión de países, para crear la Indoamérica poderosa que soñó Bolívar», La base teórica de la Idea de Unidad Continental de Indoamérica reposa sobre la idea del Pueblo-Continente. Parece pues, afirma Haya de la Torre, que el mundo va a definirse geopolíticamente en un equilibrio continental entre diversos bloques continentales.

La solución de los problemas del Perú sólo se halla en la unión continental. La política exterior tiene prioridad sobre la política interior. La dialéctica de Estados es superior a la de clases. La solución de los problemas de Iberoamérica es la unión continental. «Nuestra campaña tiene que ser, pues, contra el enemigo de fuera y contra el enemigo de dentro. Uno de los más importantes planes del imperialismo es mantener a nuestra América dividida. América Latina, unida, federada, formaría uno de los más poderosos países del mundo, y sería vista como un peligro para los imperialistas yanquis.»{10} (la cursiva es nuestra).

Esta unión continental forma parte del antiimperialismo del APRA y de VRHT: «Nuestros pueblos deben emanciparse del imperialismo, cualquiera que sea su bandera. Deben unirse, transformando sus actuales fronteras en meros límites administrativos y deben nacionalizar progresivamente su riqueza bajo un nuevo tipo de Estado.»{11} El antiimperialismo del APRA y su tesis de la unidad política de Indoamérica van inextricablemente unidos. La lucha por la emancipación nacional frente al imperialismo exige forzosamente la unión política y económica de Indoamérica. VRHT, analiza el problema de Indoamérica en clave de política internacional o en clave de dialéctica entre Estados. Hay que «Tender a la unificación de los países indoamericanos para formar un gran organismo político y económico que se enfrente al imperialismo… es sin duda, la tarea inicial y necesaria del APRA, antes y después de su primera política en cualquiera de nuestros países.»{12} Eso es, según VRHT porque «Ningún Estado latino o indoamericano –sostuvimos– podrá cumplir una efectiva transformación socio-económica integral, aisladamente. Ninguno tampoco podrá lograr el revolucionario equilibrio de servirse de la economía capitalista extranjera para constituir una propia, progresar y resistir, sin malogro, a los inevitables excesos del imperialismo.»{13}

La unidad política de Indoamérica va acompañada de la unidad económica. A este respecto VRHT se inspira en la CEE para preconizar la unidad económica de Indoamérica. «El Destino de América demuestra, sin quererlo, que la unión o confederación de nuestra América es un imperativo revolucionario del más puro carácter económico. No podrá realizarse por los Estados actuales, por las clases dominantes pertenecientes a la internacional del capitalismo. Tendrá que ser obra de la acción conjunta de los pueblos, de las clases oprimidas, en defensa de de la opresión de fuera y de dentro.»{14}

Se trata entonces de «Formar una sólida unión, bloque, anfictionía o federación indoamericana para pactar en condiciones de equidad y de coordinación eficiente con la Federación norteamericana, que debe ser nuestra aliada –no nuestra dueña– en esta empresa de libertad común.»{15} Hay que establecer un pacto por las libertades con los EE.UU. y para que no haya imperialismo. Es un pacto por la democracia, porque existe el derecho de intervención militar para proteger la democracia. «Porque, como ya queda dicho, no son islas nuestros países, sino parte inseparable de un todo cuyo destino histórico está señalado por la unidad de su geografía, por la hermandad de sus razas y la comunidad de su pasado. Así, la convivencia interamericana debe sujetarse a un equilibrio coordinado que mantenga, con el respeto de la autonomía nacional de cada país, lo que es condición ineludible para su existencia y libertad, parte a su vez de la existencia y libertad de la comunidad republicana continental: el mantenimiento de la democracia y el derecho a tomar parte en su defensa cada vez que peligre en cualquiera de nuestros pueblos.»{16} Hay que insistir en que es en principio una unidad muy laxa porque VRHT señala que esta unión anfictiónica o federal, no sacrifica la fisonomía nacional de cada país, ni sus intereses, ni su libertad, ni su sentido de patria. Es una especie de alianza defensiva permanente, política, económica y militar la que postula VRHT entre las naciones políticas indoamericanas.

3. El antiimperialismo

VRHT funda en la ciudad de Méjico, el 7 de mayo de 1924, como ya dijimos más arriba, la Alianza Popular Revolucionaria Americana, APRA como ya hemos dicho más arriba. Los cinco puntos básicos del programa del APRA son los siguientes:

  1. Antiimperialismo.
  2. Unidad política continental o Indoamérica.
  3. Nacionalización de tierras e industrias.
  4. Interamericanización del Canal de Panamá.
  5. Solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidos del mundo.

Hay que señalar que de tales cinco puntos, cuatro son de política internacional. Haya de la Torre tiene muy claro que la dialéctica de Estados es el motor de la Historia mucho más que la lucha de clases. La primacía de la política exterior o mundial si se quiere es algo que queda claro. El objetivo del APRA es la unión continental más que el socialismo o el reformismo en el interior de las fronteras políticas nacionales convencionales establecidas del Perú.

«Económicamente, Indoamérica es una dependencia del sistema capitalista mundial –parte o provincia del imperio universal del capitalismo financiero–.»{17}

Distingue VRHT dos tipos de imperialismo: uno militar y saqueador que usa la violencia y las armas y otro simplemente depredador, pero financiero y económico. Éste usa el dinero.

El imperialismo es la fase superior del capitalismo en los países desarrollados, pero es la primera fase del capitalismo en los países explotados. Por lo tanto, conviene tener esto en cuenta a la hora de ser antiimperialista:

«Empero, vale no olvidar que el sistema capitalista del que el sistema capitalista del imperialismo es máxima expresión de plenitud, representa un modo de producción y un grado de organización económicos superiores a todos los que el mundo ha conocido anteriormente y que, por tanto, la forma capitalista es paso necesario, período inevitable en el proceso de civilización contemporánea. No ha de ser un sistema eterno –porque lleva en sí mismo contradicciones esenciales entre sus métodos antitéticos de producción y apropiación–, pero tampoco puede faltar en la completa evolución de alguna sociedad moderna. Consecuentemente, para que el capitalismo sea negado, abolido, superado, debe existir, madurar y envejecer con mayor o menor aceleración, pero su presencia no puede suprimirse del actual cuadro histórico del desenvolvimiento humano.»{18}

Además:

«La afirmación marxista de que el imperialismo es la última etapa del capitalismo, Lenin, esta afirmación no puede aplicarse a todas las regiones de la tierra. En efecto, es ‘la última etapa’; pero sólo para los países industrializados que han cumplido todo el proceso de la negación y sucesión de las etapas anteriores. Mas para los países de economía primitiva o retrasada a los que el capitalismo llega bajo la forma imperialista, ésta es ‘su primera etapa’.»{19}

El antiimperialismo no será entonces un anticapitalismo comunista o marxista, sino un antiimperialismo nacionalista realizado por un frente nacional unido de tres clases: campesinado, pequeña burguesía nacional y trabajadores manuales e intelectuales. Se trata de acabar con el imperialismo pero sin producir consecuencias indeseables para el desarrollo de las fuerzas productivas. «Tenemos, pues, planteado en Indoamérica un problema esencial que siendo básicamente económico es social y es político: la dominación de nuestros pueblos por el imperialismo extranjero y la necesidad de emanciparlos de ese yugo sin comprometer su evolución ni retardar su progreso.»{20}

Se trata de tomar del imperialismo lo útil y desechar lo inútil y nocivo. «Se trata de construir las bases de una nueva organización económica y política que cumpla la tarea educadora y constructiva del industrialismo liberada de sus aspectos cruentos de explotación humana y de sujeción nacional».{21}

Se trata de ser antiimperialista, pero no de ser suicidas. Se trata de acabar con la inundación, pero sin acabar con el agua. La relación con el imperialismo será de amor-odio. «Luego, la América Latina, como un todo, confronta forzosamente esta realidad: servirse del imperialismo económico, vale decir, de la importación de capitales necesarios para su desenvolvimiento industrial y defenderse del imperialismo político que aquél lleva implícito. A fin de cumplir ambos propósitos la América Latina debe unirse económica y políticamente. Porque su industrialización exige planes continentales propios y coherentes que correspondan a la problemática de su magnitud regional. Además, porque su defensa de los peligros imperialistas de todo tipo político sólo puede encararse ventajosamente con la unión. El contenido afirmativo de toda negación, resistencia o lucha antiimperialista es, prioritariamente, el movimiento hacia la unidad de los Estados y pueblos latino e indoamericanos. Sin ella, éstos vivirán siempre sometidos.»{22}

Mientras que los partidos comunistas de los países iberoamericanos han sido fieles y eficaces representantes de los intereses de la Unión Soviética, el APRA siempre ha sido antiimperialista de forma radical y consecuente. «el aprismo, desde 1924 hasta la fecha nunca ha dejado de combatir a cualquier clase de imperialismo económico en los países indoamericanos.»{23} El PC desea una dictadura del proletariado de tipo soviético, de una clase. El APRA desea una democracia funcional organizada por un Estado antiimperialista dirigido por un frente unido de varias clases: obreros, campesinos y clase media. Además, la independencia con respecto a la III Internacional diferenciaba netamente al APRA del PC.

Tiene que quedar claro que «Desde su iniciación, el aprismo surgió como un movimiento revolucionario continental, decidido a luchar teórica y prácticamente contra dos enemigos poderosos y perfectamente identificados: el imperialismo y el feudalismo. El feudalismo en cada campo nacional y el imperialismo en el terreno continental.»{24}

La lucha contra el imperialismo no es algo secundario o decorativo en la ideología aprista de VRHT. Es tal lucha antiimperialista lo prioritario como objetivo político para VRHT y para el APRA. Toda política de modernización de Indoamérica es antiimperialista por definición: «No es posible separar la lucha contra el imperialismo exterior, de la lucha contra el feudalismo nacional en Indoamérica. Porque no se podrá combatir el imperialismo sin estructurar una nueva organización de la economía nacional, a base del Estado. Y no se podrá controlar el Estado, sin revolucionar la economía nacional, sin la transformación efectiva del sistema feudal de producción, cuya clase dominante controla el Estado, directa o indirectamente, con apoyo del imperialismo.»{25}

VRHT tiene clara la superioridad de la dialéctica entre Estados sobre la lucha de clases. La lucha antiimperialista está por encima de la dialéctica de clases. «No desconocemos, pues, los antagonismos de clase dentro del conjunto social indoamericano, pero planteamos en primer término la tesis del peligro mayor que es elemental a toda estrategia defensiva. El peligro mayor para nuestros pueblos es el imperialismo. Él amenaza no sólo como fuerza explotadora, sino como fuerza conquistadora.»{26}

En consecuencia, según VRHT: «Sostenemos, pues, que la actual tarea histórica de nuestros pueblos es la lucha contra el imperialismo… Ella nos impone subordinar temporalmente todas las otras luchas que resulten de las contradicciones de nuestra realidad social –y que no sean contradicciones del imperialismo– a la necesidad de la lucha común.»{27}

Esto se dice desde una posición ideológica que se dice deudora del materialismo histórico: «Vale decir, que nosotros aceptamos marxistamente la división de la sociedad en clases y la lucha de esas clases como expresión del proceso de la Historia; pero consideramos que la clase opresora mayor –la que realmente respalda todo el sistema de explotación refinado y moderno que impera sobre nuestros pueblos– es la que el imperialismo representa. Porque el Imperialismo desempeña en ellas la función que la gran burguesía cumple en los países de más alto desarrollo económico.»{28} Es primordial pues la unificación de las 20 repúblicas en que se divide la gran nación Indoamericana para conseguir luchar con éxito por la defensa de la soberanía nacional en peligro.

La revolución que propugna VRHT no es socialista, sino social, reformista, nacional y antiimperialista. Por eso no hay que acabar con el imperialismo destruyendo sus logros económicos, sino domesticando sus efectos indeseables. El APRA es un verdadero Partido Revolucionario Antiimperialista Internacional Latinoamericano en palabras de VRHT. También señala de paso las analogías entre el APRA y el PRI y con el Kuomintang (Partido Popular Nacional). El APRA es un movimiento autónomo y autóctono. No busca importar ideologías de fuera de Indoamérica. VRHT pensaba que «La emancipación de los pueblos indoamericanos se deberá a los pueblos indoamericanos mismos.»{29} El Estado antiimperialista es la nueva forma política de transición al socialismo desde el imperialismo. El modelo es Méjico. No es un Estado democrático liberal, sino un Estado de guerra o de defensa antiimperialista. En Este Estado Continental Indoamericano antiimperialista, según VRHT es fundamental la guerra defensiva económica. Se trata pues de limitar la iniciativa económica privada y de controlar el mercado y la propiedad privada. El Estado antiimperialista ha de dirigir la economía y controlar la inversión de capitales. La democracia sería una democracia funcional basada en las categorías del trabajo y de la producción. Los sindicatos serían verticales. Dice VRHT que esta organización vertical sindical se opone a la organización corporativista horizontal del fascismo y al horizontalismo cuantitativo de la Democracia burguesa. Es una especie de Estado corporativo el Estado que postula VRHT aunque él quiera marcar sus distancias con el fascismo europeo. Esto que busca el APRA es la negación de la democracia burguesa. Este Estado contratará con el imperialismo, claro que sí, pero en condiciones más ventajosas. Hay que evitar a toda costa el nacionalismo ciego y negativo racialista y retrasado. Esto se hace desde la unión política y económica de los países iberoamericanos. Los límtes políticos son arbitrarios:

«Las fronteras políticas actuales de nuestros países corresponden a una etapa feudal y son carentes de justificación en nuestro tiempo. Tales fronteras ayudan solamente a preservar el feudalismo. De este modo se vincula el imperativo histórico de la desfeudalización con la unión o federación de estados indoamericanos para luchar contra el imperialismo extranjero, que respalda a los feudalismos nacionales.»{30}

4. Conclusión. Redefinición política del continente iberoamericano

Tenemos que señalar las siguientes conclusiones en lo que a la Redefinición política del continente iberoamericano se refiere, a las que hemos llegado después de leer la obra de VRHT:

1ª En primer lugar Iberoamérica se define políticamente a decir de VRHT como una entidad política independiente de España y de lo español. Por eso se llama Indoamérica, porque Indoamérica no es sólo lo hispánico, sino más bien lo indio, aymaras, quechuas, mayas, &c. Además existen, señala VRHT diferencias idiomáticas. En todo caso, no es el idioma español lo que vincula a los pueblos de Indoamérica, sino más bien la raza. Es algo telúrico, profundo, cósmico lo que vincula a los habitantes de Indoamérica entre sí y con la tierra indoamericana.

2ª En segundo lugar, Indoamérica se define políticamente por el antiimperialismo frente a los EE.UU. Se rechaza entonces el panamericanismo y se prefiere usar el término «interamericanismo». Tiene que ser democrático.

3ª La unidad política de Indoamérica constituye un pueblo o nación-continente.

4ª En todo caso la ideología política no debe ser importada desde Europa, sino fabricada en Indoamérica y destinada a resolver los problemas políticos autóctonos, de acuerdo con el Espacio-Tiempo histórico.

5ª Se llega así a un socialismo no comunista. No se cree en la dictadura del proletariado, sino más bien en un régimen de Frente Nacional Socialista y Antiimperialista mediante la alianza de tres clases: el proletariado, el campesinado y la pequeña burguesía. Con los años, VRHT derivó hacia el reformismo socialdemócrata.

Notas

{1} Víctor Raúl Haya de la Torre, Espacio-Tiempo histórico, cap. I. Obras Completas, Vol. IV, Editorial Juan Mejía Baca, Lima 1977, pag. 399.

{2} Víctor Raúl Haya de la Torre, Espacio-Tiempo histórico, Ediciones de Cultura Hispánica, Madrid 1988. Publicado en Cuadernos Americanos (Méjico 1945). Incorporado en el libro Espacio-Tiempo histórico. Recogido de Haya de la Torre, Obras Completas, t. VI, págs 407-421.

{3} Víctor Raúl Haya de la Torre, Espacio-Tiempo histórico, op. cit.

{4} Víctor Raúl Haya de la Torre, Espacio-Tiempo histórico, op. cit.

{5} Víctor Raúl Haya de la Torre, Espacio-Tiempo histórico, op. cit.

{6} Víctor Raúl Haya de la Torre, Espacio-Tiempo histórico, op. cit.

{7} Víctor Raúl Haya de la Torre, La verdad del Aprismo, La posición política del Aprismo, Ediciones de Cultura Hispánica, Madrid 1988. Fragmentos del folleto que, con ese título, fue publicado por el Buró de Redactores de Cuadernos Apristas. El autor fue Haya de la Torre, junio de 1940. Reproducido de Obras Completas, t. I, págs. 274-290.

{8} Manuel Vázquez Díaz, «Balance del aprismo», sobretiro de Ciencias Políticas y Sociales, Año VI, número 19, México D.F., Enero-Marzo de 1960, pág. 63.

{9} Víctor Raúl Haya de la Torre, La defensa continental, citado por Manuel Vázquez Díaz en «Balance del aprismo», op. cit., pág. 75.

{10} Víctor Raúl Haya de la Torre, «El pensamiento de la nueva generación antiimperialista latinoamericana contra el enemigo de fuera y contra el enemigo de dentro» (Discurso pronunciado en París, en junio de 1925).

{11} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, Ediciones Ercilla, Santiago de Chile 1936, pág. 27.

{12} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, Ediciones Ercilla, Santiago de Chile 1936, pág. 124.

{13} Víctor Raúl Haya de la Torre, «Problemas e imperativo de la unidad continental», mayo de 1960, Obras Completas, vol. I, Editorial Juan Mejía Baca, Lima 1977, pág. 391.

{14} Víctor Raúl Haya de la Torre, Obras completas, Vol. I. pág. 15.

{15} Víctor Raúl Haya de la Torre, Obras completas, Vol. II, pág. 254. «La defensa continental» (1940).

{16} Víctor Raúl Haya de la Torre, Obras completas, Vol. IV, pág. 303. «La defensa continental».

{17} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, Ediciones Ercilla, Santiago de Chile 1936, pág. 18.

{18} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, op. cit., pág. 20.

{19} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, op. cit., pág. 21.

{20} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, op. cit., pág. 21.

{21} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, op. cit., pág. 25.

{22} Víctor Raúl Haya de la Torre, «Problemas e imperativo de la unidad continental» (mayo de 1960), Obras Completas, Vol. I, Editorial Juan Mejía Baca, Lima 1977, pág. 391.

{23} Manuel Vázquez Díaz, «Balance del aprismo», op. cit., pág. 65.

{24} Manuel Vázquez Díaz, op. cit., pág. 67.

{25} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, 1928, citado por Manuel Vázquez Díaz en «Balance del aprismo», op. cit., pág. 67.

{26} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, op. cit., pág. 119.

{27} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, op. cit., pág. 119.

{28} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, op. cit., págs. 119-120.

{29} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, op. cit., pág. 94.

{30} Manuel Vázquez Díaz, op. cit., pág. 68.

 

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