Separata de la revista El Catoblepas • ISSN 1579-3974
publicada por Nódulo Materialista • nodulo.org
El Catoblepas • número 82 • diciembre 2008 • página 23
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El pasado mes de septiembre del año en curso, se celebró, en la casi ocho veces centenaria Universidad de Salamanca, el XVI Seminario de Historia de la Filosofía Española e Iberoamericana. La temática que se trató fue: Filosofía y ciencia en el mundo hispánico. Entre los objetivos que se establecieron del Seminario, están: el examen de los aspectos conceptuales, didácticos y metodológicos de la Historia de la Filosofía, el estudio de la vida filosófica en hispano e iberoamérica, el diálogo entre grupos de estudiosos e investigadores y el establecimiento de medios de comunicación entre estos. Las sesiones se llevaron a cabo en el Edificio Histórico de la Universidad, específicamente, en las Aulas Miguel de Unamuno y Francisco de Vitoria, y en el Colegio Fonseca. La organización estuvo a cargo del Departamento de Filosofía y Lógica y Filosofía de la Ciencia, particularmente, de los profesores Roberto Albares Albares, Ricardo Piñero Moral, Antonio Heredia Soriano y Pablo García Castillo.
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Visto desde una óptica un tanto distinta de como comúnmente se abordan las memorias de este tipo de eventos, bien podemos decir que en este seminario participaron –es decir, fueron parte y partícipes del mismo, mediante las voces de otros–: San Isidoro de Sevilla (560-636), como representante de la Antigüedad tardía o Edad Media temprana, según la periodización que se quiera utilizar; Ibn Hazm (994-1063), representando a la Edad Media, o mejor dicho, la filosofía, la ciencia y la religión de la época de mayor auge del Al-Andaluz; Antonio de Nebrija, como representante del Renacimiento español; Jovellanos (1774-1811), como representante de la Ilustración española; Luis Antonio Verney (1713-1792), representando también a la Ilustración, pero de Portugal; y, un Anónimo, un bachiller anónimo, del cual se encontró un manuscrito de lógica, titulado Lógica Directa (seu per se) et Lógica Magna; escrito, al parecer, en el siglo XVIII, en el entonces Virreinato de la Nueva Granada, actualmente territorio de Colombia.
Algunas cuestiones planteadas por éstos, fueron las siguientes: el método de la etimología como técnica innovadora para recuperar la tradición y la enciclopedia de las ciencias (Isidoro); la diferencia y la relación entre «las ciencias tradicionales», propias del Corán y la palabra de Dios, y «las ciencias racionales», propias de la ciencia y la filosofía, a partir de que la civilización musulmana entró en contacto con el legado de la cultura griega (Ibn Hazm); la definición del «humanismo científico», desde la perspectiva de la teoría de la lengua y la reformulación de la gramática y la retórica (Lebrija); la distinción y la relación entre «ciencias de razón» y «ciencias de autoridad», como una reconfiguración entre las cuestiones de fe y los asuntos filosóficos y científicos (Jovellanos).
Algunos otros de los participantes, los más, ya muy siglos XIX y XX, que asistieron al evento fueron: los españoles Julián Zans del Rios (1814-1869), Francisco Giner de los Rios (1839-1915), Nicolás Salmerón (1838-1908), como representantes de la Primera República Española y fundadores de la Institución Libre de Enseñanza (1876); los también españoles, Menendez y Pelayo (1856-1912) y Manuel de la Revilla (1846-1881), mediante su polémica sobre la ciencia española (1872-1876); además, Ortega y Gasset (1883-1955), con su concepto sobre la universidad, y Xavier Zubiri (1898-1893); los exiliados Juan García Bacca (1901-1992) y María Zambrano (1904-1991), como profesor de lógica y filosofía de la ciencia –a principios de la década de los treinta– y con su teoría política –a modo de conmemoración del 50 aniversario de Persona y democracia–, cada uno por su parte; Gustavo Bueno (1924) y Diego Gracia (1941), con su teoría del cierre categorial en el contexto del materialismo filosófico y los principios de la bioética, correspondientemente; los integrantes y representantes de la Junta para la Ampliación de Estudios (JAE, 1907-1939) y los integrantes y representantes de la Revista Llull, órgano de difusión de la Sociedad Española de Historia de la Ciencia (1977-).
Los españoles, sin embargo, que tuvieron una mayor presencia fueron, sin lugar a dudas, los médicos Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) y Pedro Laín Entralgo (1908-2001). Su participación se desbordó en temáticas como: la influencia del primero sobre el segundo, histología y epigénesis, estética, ciencia y creencia, ciencia y filosofía, entre otros.
También tomaron parte del evento, algunos integrantes y representantes venezolanos de la revista El cojo ilustrado, como Rafael Villavicencio (1832-1920) y José Gil Fortoul (1861-1943), a través de sus debates ideológicos, científicos y sociales; los mexicanos Gabino Barreda (1820-1881) y Justo Sierra (1848-1912), mediante la temática del positivismo y el darwinismo y José Vasconcelos, con algunas cuestiones científicas al interior de su pensamiento filosófico; y, por último, algunos portugueses como Leonardo Coimbra, Antonio Sergio y Texeira de Pascoaes (1877-1952), en representación de la filosofía y ciencia portuguesa a principios del siglo XX.
Es preciso añadir que algunas partes del seminario adquirieron tal grado de generalidad o de abstracción que resulta difícil identificar a los presuntos implicados. Tal fue el caso, por ejemplo, de Filosofía y ciencia en el mundo hispánico como una meditación intercultural; Filosofía y ciencia en el nuevo Bachillerato y en los diseños de grados universitarios a la luz del Espacio Europeo de Educación Superior; Notas, cuestiones y perspectivas sobre la historiografía de la ciencia en España; ¿Ciencia para qué?: una cuestión filosófica; La vida como anclaje metafísico en la filosofía española e iberoamericana; Lógica y filosofía de la ciencia en España; y, La filosofía y la ciencia hispánicas en Internet.
De igual manera, por último, es preciso añadir que también tuvieron una especial presencia, mediante la rememoración, el reconocimiento y las dedicatorias de no pocos ponentes, Antonio Jiménez García y Luis Jiménez Moreno, dos profesores, estudiosos de la Historia de la Filosofía y asiduos participantes en el Seminario, desde que éste se fundó, en 1978.
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Visto desde otra perspectiva, ya no de los aludidos sino de las voces cantantes y de acuerdo a sus nacionalidades, de las 30 participaciones del Seminario, 21 fueron de España y 9 de Hispanoamérica y otros países.
En el caso de los últimos, se presentaron una venezolana, un puertorriqueño, un cubano, un chileno, un mexicano, un italiano, un húngaro y dos portugueses. En el caso de los primeros, y agregándole la Universidad de procedencia, se presentaron 7 de la Universidad de Salamanca, 3 de la Universidad Autónoma de Madrid, 3 de la Complutense y 1 por cada universidad de las siguientes: León, Oviedo, Murcia, Zaragoza, Las Palmas y Valencia. Uno más del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y otro más de la Universidad a Distancia de Cantabria.
Ahora bien, dentro de esta misma perspectiva, y ya aludiendo directamente nombres personales –sin dejar de lado sus historias, sus ficciones o, en el último de los casos, sus trayectorias académicas, la mayoría, como profesores universitarios en historia de la filosofía española e iberoamericana–, podemos decir que a este Seminario asistieron: Armando Savignano (y sus estudios sobre Miguel de Unamuno), Raúl Fornet-Betancourt (y sus problemas filosóficos sobre la interculturalidad), Gustavo Bueno Sánchez (y su Proyecto de Filosofía en Español), Luis Mora García (y la presidencia de la Asociación de Hispanismo Filosófico, así como su historia de este mismo seminario), José Luis Abellán (y su Historia crítica del pensamiento español), Marcelino de Cisneros, Juan Pablo Faundez, Ma. Isabel Lafuente (y su Historia de la filosofía, desde una perspectiva del materialismo filosófico), Antolín Sánchez, Alexandra Mulino, Gerardo Bolado, José Esteves, María Manzano, Pablo García Castillo, Juana Sánchez-Gey, Fernando Hermida, Dezso Csejtei, por sólo mencionar algunos…
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Como en casi todos los eventos de esta índole, también hubo un espacio para la presentación de novedades bibliográficas. El nombre, los nombres, los autores, los editores, son, en gran medida, los mismos: Abellán, Marcelino de Cisneros, Esteves Pereira, Ricardo Piñero, Sánchez Cuervo, Savignano, Sánchez-Gey. ¿Bibliografía sobre qué o quién? María Zambrano, la filosofía española del siglo XX, Ortega y Gasset, Obras Completas de Manuel de la Revilla…
Como en casi todos los eventos de esta índole, en éste no dejaron de asistir, por otro lado, los imprevistos, las modificaciones de última hora, los acontecimientos no programados. Tal es el caso, por ejemplo, de la participación de Pablo López López y su propuesta del panlatinismo, así como la llegada y el saludo a los asistentes del Seminario por parte del Sr. Rector de la Universidad de Salamanca.
En fin, como en casi todos los eventos de esta índole, la aclaración, la pregunta, el diálogo, la polémica, desbordaron el marco de la hora y el lugar establecidos para continuarse en el pasillo, en el café, en el comedor, en la plaza, en la calle…
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En síntesis, de acuerdo a la función de este tipo de eventos y los objetivos planteados, desde nuestro particular punto de vista, consideramos que el XVI Seminario –que al mismo tiempo que se celebraba éste, también se celebraban 30 años de la fundación del mismo, bajo la batuta del profesor Antonio Heredia Soriano– cumplió las expectativas. Es decir, hay una correlación entre el nombre del Seminario en general y del tema de esta edición con sus contenidos, por un lado; y, por otro, los objetivos, después de estos 30 años de experiencia, están siendo cumplidos. No por nada, escribió José Luis Mora hace algunos años al final de su texto «El Seminario de Historia de la Filosofía Española e Iberoamericana: modernidad y tradición en Salamanca», las siguientes palabras: «Sin duda, el aula Miguel de Unamuno, sede en la vieja universidad salmantina de la mayoría de las sesiones de este Seminario de historiadores de la filosofía española e iberoamericana, ha visto desarrollarse una comunidad investigadora «cuando en España –como recordaba el profesor Roberto Albares–, hace veinte años, era irrisorio hablar de filosofía hispánica»»… e iberoamericana, añadimos nosotros.