Separata de la revista El Catoblepas • ISSN 1579-3974
publicada por Nódulo Materialista • nodulo.org
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El Catoblepas • número 87 • mayo 2009 • página 16
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Compuesto por ocho ensayos y dividido en tres grandes apartados, Conocer desde el sur es un libro que intenta superar cierta desilusión y conformismo del pensamiento posmoderno y cierto determinismo del estructuralismo y el postestructuralismo; es un libro, asimismo, que intenta renovar la teoría crítica, partiendo de ella misma; es un libro, en pocas palabras, que le apuesta a la posibilidad del cambio social y a la conformación de nuevas subjetividades, tomando en cuenta una serie de ideas y experiencias que el pensamiento occidental moderno dejó al margen –o, incluso, negadas.
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La primera parte, «En búsqueda de un nuevo paradigma crítico», contiene tres ensayos, a saber: «¿Por qué se ha vuelto tan difícil construir una teoría social?», «De lo posmoderno a lo poscolonial, y más allá de ambos» y «Hacia una sociología de las ausencias y una sociología de las emergencias».
Dos ideas centrales del primer ensayo consisten, por un lado, en platearse la pregunta de ¿por qué es tan difícil la crítica habiendo tanto qué criticar?; y, por otro, la postulación del posmodernismo de oposición como alternativa al posmodernismo celebratorio(principalmente al planteado por Lyotard, Vattimo y Rorty). Por su parte, la idea central del segundo ensayo, consiste en una respuesta a las críticas hechas por algunos pensadores latinoamericanos (Dussel, Mignolo y Quijano). Específicamente, se trata de saber si el pos de la posmodernidad tiene alguna relación significativa con el pos del poscolonialismo, a través de una análisis de la modernidad occidental; o más precisamente, a través del examen de la idea de la exterioridad en ésta.
El tema central y, de alguna manera, el hilo conductor del tercer ensayo consiste en lo que el pensador lusitano llama la crítica de la razón indolente. La razón indolente, al decir de Boaventura, se manifiesta en cuatro formas, a saber: la razón impotente, la razón arrogante, la razón metonímica y la razón proléptica. De acuerdo a éstas, lo que presenta enseguida, la sociología de las ausencias y de las emergencias, está con base en el análisis y la crítica a las dos últimas formas.
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La segunda parte del libro, «Fundamentos para una nueva teoría política», contiene los siguientes tres ensayos: «El fin de los descubrimientos imperiales», «La caída del Angelus Novus: más allá de la ecuación moderna entre raíces y opciones» y «Nuestra América: la formulación de un nuevo paradigma subalterno de reconocimiento y redistribuición».
La cuestión principal del primer ensayo de esta segunda parte consiste en una revisión y una reflexión sobre tres grandes acontecimientos del segundo milenio de la era cristiana: el descubrimiento de Oriente, a partir de las cruzadas, a principios de dicho milenio; el descubrimiento del Salvaje, particularmente de América, a mediados del mismo; y el descubrimiento de la naturaleza, llevado a cabo enseguida del anterior. La reflexión se centra sobre la pregunta ¿quién es el descubridor y quién es el descubierto?, así como en las consecuencias que se derivan de ésta. Por su parte, el asunto principal del segundo ensayo, es una parte de una nueva teoría de la historia, a partir de la reflexión de algunas tesis sobre ésta propuestas por Walter Benjamin, y con el propósito de repensar el pasado, con cara al futuro, y que permita replantear la cuestión de la emancipación.
Finalmente, con base a una recuperación y breve estudio del ensayo de Martí, «Nuestra América», publicado en 1891, la cuestión central del tercer ensayo de esta segunda parte, radica en la postulación de la idea de la globalización contrahegemónica. Según Boaventura, existen cuatro maneras de producción de la globalización, a saber: el localismo globalizado, el globalismo localizado, el cosmopolitanismo y el patrimonio común de la humanidad. Las primeras dos corresponden a la globalización hegemónica y las otras dos a la contrahegemónica. Aunque hubo tentativas en el siglo XX de la globalización contrahegemónica en América, Boaventura considera que hay una mayor posibilidad de ésta para el siglo XXI.
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La tercera y última parte, «Una democracia de alta intensidad», contiene los dos ensayos restantes: «La reinvención solidaria y participativa del Estado» y «Reinventar la democracia». A partir de los supuestos de las formas de transformación social, como la revolución y la reforma y de que el estado es el sujeto de la reforma y la sociedad el objeto a reformar, en el primer ensayo, Boaventura postula que está en el llamado tercer sector, también conocidas como organizaciones no gubernamentales, no solamente la posibilidad de la reforma del Estado sino incluso una nueva forma de reformar, no sin dejar de tomar en cuenta que éstas tienen algunas diferencias significativas entre aquellas que pertenecen a los países centrales con respecto a aquellas que pertenecen a países semiperiféricos o periféricos. Como complemento del anterior, el último ensayo tiene como ideas centrales la crisis del contracto social moderno –aquel que se funda en las ideas de Locke, Hobbes y Rousseau–, la aparición de un nuevo fascismo, el fascismo social y la propuesta tanto de las socialidades alternativas como la del Estado como novísimo movimiento social.
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En términos concretos, hay algunas cuestiones que, a nuestro parecer, bien valen la pena subrayarlas en el sentido que éstas pueden hacerlas, al mismo tiempo, como cuestiones guía en la lectura del libro.
La primera de ellas es la concerniente a la teoría crítica. Con respecto a esta, Boaventura especifica: «Por teoría crítica entiendo aquella que no reduce ‘la realidad’ a lo que existe. La realidad, como quiera que se le conciba, es considerada por la teoría crítica como un campo de posibilidades, siendo precisamente la tarea de la teoría crítica definir y ponderar el grado de variación que existe más allá de lo empíricamente dado» (pág. 18). Esta cuestión de lo dado y las posibilidades se presenta, a nuestro entender, como una variante en la sociología de las ausencias y la sociología de las emergencias en tanto que lo dado corresponde a las ausencias y las posibilidades a las emergencias. También aparece como otra variante en el ensayo sobre el Angelus Novus en tanto que lo primero corresponde a las raíces, el pasado, y lo segundo a las opciones, el futuro.
Otra cuestión, es la que corresponde a la de la razón indolente. Con relación a ésta, el lusitano, dice: «La razón indolente subyace, en sus variadas formas, al conocimiento hegemónico, tanto filosófico como científico, producido en Occidente en los últimos doscientos años. La consolidación del Estado liberal en Europa y en América del Norte, las revoluciones industriales y el desarrollo capitalista, el colonialismo y el imperialismo constituyeron el contexto sociopolítico bajo el que la razón indolente se desplegó. Las excepciones parciales, el romanticismo y el marxismo, no fueron ni suficientemente fuertes ni suficientemente diferentes para poder ser una alternativa a la razón indolente. Por ello, la razón indolente creó el marco para los grandes debates filosóficos y epistemológicos de los dos últimos siglos y, de hecho, los presidió. Por ejemplo, la razón impotente y la razón arrogante formatearon el debate entre el estructuralismo y el existencialismo. No sorprende que estos debates hayan sido intelectualmente indolentes. A su vez, la razón metonímica se apropió de debates antiguos, como el debate entre holismo y atomismo, y construyó otros, como, por ejemplo, el Methodenstreit entre las ciencias nomotéticas y las ciencias ideográficas, entre la explicación y la comprensión» (pág. 68). No solamente la cuestión de la razón indolente sino también su contexto, los últimos dos siglos, están en una estrecha relación con la idea de la globalización hegemónica que aborda en el ensayo de nuestra de «Nuestra América» y con la idea del eurocentrismo que esboza en «De lo posmoderno a lo poscolonial». O, más aún, con la idea de un eurocentrismo que, a la vuelta del periodo aludido, terminó por configurarse como la globalización hegemónica o la occidentalización del mundo.
A diferencia de la globalización hegemónica, la globalización contrahegemónica (el cosmopolitismo y el nuevo patrimonio de la humanidad) se presenta como una variante en la cuestión del ethos barroco. Y el ethos barroco, a su vez, se presenta como una variante de esa reconstrucción del pasado con cara al futuro de la que habla en Angelus Novus o de los desafíos que aborda en «De los posmoderno a lo poscolonial» (pensar la emancipación sin una teoría general de la emancipación, determinar en qué medida la cultura eurocéntrica y la filosofía política son indispensables para pensar la emancipación, la posibilidad de la interculturalidad sin relativismos culturales y epistemológicos). Con respecto al ethos barroco, Boaventura especifica: «Mientras la dimensión individual y social de nuestra América guarda cercanía con el pensamiento utópico, mantiene diferencias ostensibles con el pensamiento legalista e institucional. Por utopía quiero decir la exploración, mediante la imaginación, de nuevas formas de oportunidad y voluntad humanas. Asimismo, entiendo por ella la posibilidad de cotejar, a través de la imaginación, las necesidades de lo que sea que exista –simplemente porque existe– para lograr acceder a un escenario radicalmente mejor, por el cual vale la pena luchar y del que toda la humanidad tiene derecho a formar parte. Este tipo de subjetividad y sociabilidad es lo que denomino, siguiendo a Echeverría, el ethos barroco» (pág. 177).
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Paralelamente a las cuestiones de la teoría crítica, la crítica a la razón indolente y al ethos barroco, están la de la relación de occidente con respecto al resto del mundo, las polémicas sobre el tercer sector para la reforma del Estado y los riesgos –puesto que toda posibilidad contiene en sí algo de riesgo– la del fascismo social en la reinvención de la democracia.
Con respecto a lo primero, resume en «El fin de los descubrimientos imperiales»: «Identifiqué los tres grandes descubrimientos matriciales del segundo milenio: el Oriente como el lugar de la alteridad, el salvaje como el de la inferioridad y la naturaleza como el de exterioridad. Son descubrimientos matriciales porque acompañaron todo el milenio o buena parte de él, al punto que al comienzo del tercer milenio, y a pesar de algunos cuestionamientos, permanecen intactos en su capacidad de alimentar el modo como Occidente se ve a sí mismo y a todo lo que no se identifica con él» (pág. 126).
Confiado en que el tercer sector puede ser un elemento de bastante importancia en la reforma del Estado, Boaventura refiere cuatro debates en la actualidad sobre éstos: la localización estructural del tercer sector entre lo público y lo privado; su organización interna, transparencia y responsabilidad; las redes nacionales y transnacionales sobre los que se asienta; y por último, las relaciones con el Estado (cfr. págs. 226 y ss).
Por último, con respecto al fascismo social, señala: «No se trata de un regreso al fascismo de los años treinta y cuarenta. No se trata, como entonces, de un régimen político sino de un régimen social y de civilización. El fascismo social no sacrifica la democracia ante las exigencias del capitalismo sino que la fomenta hasta el punto en que ya no resulta necesario, ni siquiera conveniente, sacrificarla para promover el capitalismo. Se trata, por lo tanto, de un fascismo pluralista y por ello, de una nueva forma de fascismo. Las nuevas formas de la sociabilidad fascista son las siguientes»: el del apartheid social, la del Estado paralelo, la paraestatal, el populista, el de la inseguridad y el financiero (cfr. págs. 259 y ss.).
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Dos ideas de no menor importancia son aquellas que, a nuestro parecer, que le confieren sentido al título y a la totalidad del libro. Éstas son las del Sur y la de la hermenéutica diatópica. Ambas, complementariamente, son una crítica al conocimiento hegemónico y, a la vez, una propuesta epistemológica.
Así, en un primer momento, Boaventura comenta. «Se debe emprender una búsqueda de las diferentes alternativas de conocimiento y de acción, tanto en aquellos escenarios en donde han sufrido una supresión que resulta más obvia de rastrear, como en aquellos en donde se las han arreglado para subsistir, así sea de una forma desacreditada o marginal. No importa en cuál de estos escenarios se emprenda la búsqueda, lo cierto es que la misma debe desarrollarse en el Sur, entendiendo por Sur la metáfora con la que identifico el sufrimiento que ha padecidoel ser humano bajo el sistema capitalista globalizado» (págs. 28 y 29, las cursivas son nuestras).
En un segundo momento, la hermenéutica diatópica, circunscrita a una teoría de la traducción, Boaventura especifica: «Ésta consiste en un trabajo de interpretación entre dos o más culturas con el objetivo de identificar preocupaciones asomórficas entre ellas y las diferentes respuestas que proporcionan» (pág. 92). Y, más adelante, agrega: «La hermenéutica diatópica parte de la idea de que todas las culturas son incompletas y, por tanto, pueden ser enriquecidas por el diálogo y por la confrontación con otras culturas» (pág. 94. Cfr, además, págs. 152 y ss; y, págs. 197 y ss, correspondientes a los ensayos sobre el Angelus Novus y Nuestra América, correspondientemente).
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Como un último comentario, sólo queremos señalar que siete de los ocho ensayos contenidos en el presente libro conforman, a su vez, prácticamente la totalidad de otros dos que han aparecido en lugares y años distintos. Tal es el caso, específicamente, de El milenio huérfano (Trotta, Madrid 2005) y La caída del Angelus Novus (Universidad Nacional de Colombia, Bogotá 2003). Asimismo, que el conjunto de éstos conforman parte del itinerario intelectual y de acción política que el autor ha emprendido entre la década de los noventa del siglo pasado y la primera del presente (Boaventura ha sido parte de suma importancia en la organización y orientación del Foro Social Mundial en sus diversas ediciones), con lo cual podemos considerar como un work in progress a la espera de posibles modificaciones y reorientaciones a partir de las críticas que se le puedan hacer o de algunos otros motivos que le vayan saliendo al paso.
En lo que respecta a nosotros, lo que podemos decir del libro es que éste, por el momento, es de lectura imprescindible tanto para comprender nuestro presente como para aprender a hacer una lectura diferente de lo que hemos sido, somos y podemos ser. Y especificamos que «por el momento», pues sabemos, de alguna manera, que solamente el tiempo y la historia serán, al final cuentas, los jueces que dictaminarán su aprobación de la presencia en la posteridad…
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