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El Catoblepas, número 112, junio 2011
  El Catoblepasnúmero 112 • junio 2011 • página 10
Artículos

Protestantismo y democracia

Atilana Guerrero Sánchez

Comunicación defendida ante los
XVI Encuentros de filosofía, Oviedo 15-16 de abril de 2011

Atilana Guerrero Sánchez en los XVI Encuentros de filosofía, Oviedo 15-16 de abril de 2011

Siguiendo el análisis que Gustavo Bueno realizó acerca de la influencia de la religión en la sociedad española en 1994, desde entonces, el proceso que Bueno llamó la «luteranización terminal del catolicismo hispánico» se ha visto activado por la existencia de núcleos de instituciones protestantes que, si bien por sí mismos no tendrían un alcance notable, en contacto con la ideología democratista, han servido de catalizadores de la misma. Nos encontramos así con un proceso en el que dos nematologías de instituciones de distinta naturaleza coinciden en su doctrina subjetivista formalista realimentándose mutuamente.

El producto de la intersección de estos dos grupos de instituciones que funcionan como nematologías entendidas al modo de conceptos-clase nos ofrece las diversas posibilidades de interpretación del enunciado titular. En efecto, las cinco posibilidades serían aquellas según las cuales el producto de las clases «Protestantismo» y «Democracia» nos dijeran lo siguiente:

1) Si la democracia se encuentra incluída en la religión protestante, al modo en el que decimos que se diluye el contenido político en el marco religioso, entonces nos encontraríamos con una nueva pulsación del agustinismo político, doctrina teológico-política que fue la protagonista durante toda la Edad Media sin que ello quiera decir que no haya de encontrarse en la actualidad. De hecho, la principal figura del protestantismo español en los medios de comunicación, César Vidal, escribe, por ejemplo, acerca de la relación entre democracia y protestantismo:

«Con todo, el gran salto hacia un sistema democrático lo dieron los descendientes de los puritanos a finales del s. XVIII en lo que sería conocido como los Estados Unidos de América. Aquellas colonias inglesas habían sido pobladas en no escasa medida por gente que amaba a Dios, que creía firmemente en la Biblia y que había preferido abandonar su tierra y trasplantarse al otro lado del Atlántico a no tener plena libertad religiosa. Pocas emigraciones –si es que alguna– ha sido tan fecunda como ésa para el progreso del género humano.
Los Padres fundadores estaban empapados de la visión teológica de los puritanos. De hecho, de todos ellos solo uno era católico y otro teísta. El resto era medularmente protestante e incluso muy firmemente creyente. El resultado fue la creación de un sistema puro de división de poderes, un énfasis enorme en la libertad de conciencia -lo que exigía una separación entre iglesia y estado bien distinta, por ejemplo, del posterior laicismo de la masonería- una desconfianza hacia la formación de partidos (Jefferson afirmaba que la democracia podía sobrevivir sin partidos, pero no sin libertad de prensa), una insistencia en la independencia judicial y el imperio de la ley, y, finalmente, una convicción de que la democracia sólo era posible si contaba con un sustrato moral sólido que arrancaba de las páginas de la Biblia. Como señalaría Adams, sin gente de ese tipo la democracia era lisa y llanamente imposible.»

2) Si ahora es el orden religioso el que se incluye en el político, o, en nuestro caso, si es la Democracia la que absorbe el protestantismo, nos encontramos con una posición bastante parecida a la que sostendría cualquier político español de nuestros días, al menos, «de cara a la galería» –dicho esto para los que «compatibilizan» su condición de católicos con la de «ser demócratas». Una forma bastante depurada de esta interpretación la podemos ver en la que se mantuvo en España durante la discusión acerca de la libertad de cultos durante el sexenio revolucionario, ejemplarmente sostenida por Fernando Garrido, cuyo discurso pronunciado en el Congreso de los Diputados, sobre la libertad de cultos (30 de abril de 1869), podemos leer en el Proyecto Filosofía en español. En su folleto titulado La República democrática, federal universal... (1855) dice lo siguiente en el apartado VII, titulado «De la religión en la república democrática»:

«La religión, en lugar de perder, gana pues con la República; porque depurada por la publicidad y la libertad, de los vicios que hoy la corroen, dejará de ser una institución social, un oficio mundano, para volver a adquirir un carácter esencialmente espiritual.
En el sistema democrático, la administración pública no tiene nada que ver con la religión. Los fieles se entienden directamente con el clero, al cual pagan espontáneamente el culto.
Si la religión católica es la verdadera, ¿por qué temen sus defensores de por vida, que hombres que profesan otras religiones vengan a establecerse y a practicarlas en España? ¿No les será más fácil de ese modo convertirlos por la persuasión y el ejemplo, haciéndoles abandonar sus errores?
¿Qué le importa además al buen cristiano que su vecino sea protestante, con tal que sea buen ciudadano y hombre de bien?
¿Acaso los españoles de hoy son mejores católicos que sus abuelos, porque hoy, como en tiempo de aquéllos, no existan ya en España los protestantes, moriscos ni judíos, que expulsaron los estúpidos reyes de la raza austríaca?
Sea la que quiera la religión que los [110] hombres profesen, pueden estar plagados de vicios o adornados de todas las virtudes.
La diferencia de religión no debe ser entre los hombres un motivo de odio o menosprecio, sino de caridad y amor. Jesucristo ha dicho: «amemos más al más desgraciado.» ¿Y quién puede serlo más, a los ojos de un buen cristiano, que el que está sumido en los errores de una falsa religión?
Por otra parte, en el fondo son iguales todas las religiones, puesto que todas tienen por objeto la adoración del Ser Supremo; su diferencia esencial consiste sólo en la revelación, en la forma, en las prácticas exteriores.
La religión de Jesucristo manda al hombre amar a sus semejantes sin distinción de religiones.
La libertad de cultos, lejos de ser un mal, es pues un bien para los pueblos, porque tiende a que se destruyan los odios, creados por las falsas interpretaciones dadas a la religión por los malos sacerdotes.»

3) La conjunción de 1 y 2 es la posición en la que el Protestantismo y la Democracia se identifican. En ella nos encontraríamos ante la posición más depurada del cesaropapismo. Las Iglesias nacionales a las que da lugar la reforma protestante demuestran la filiación que el movimiento tenía con la constitución de las respectivas naciones históricas. Actualmente Estados confesionales en Europa que podrían figurar bajo esta interpretación son Inglaterra, Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia (con sus respectivas iglesias nacionales protestantes).

4) La intersección cuyo producto es el conjunto vacío podría interpretarse así: dado que el Protestantismo es una religión que surge en el Antiguo Regimen, no hay lugar para considerarla en un régimen democrático. O incluso: la separación entre el poder secular y el espiritual es tal que no hay lugar a relaciones de ningún tipo. La libertad de conciencia se ejerce al margen del régimen político.

5) Por último, en la intersección parcial, creemos que nos encontramos ante la interpretación menos arriesgada y en la que cabe el margen suficiente para la búsqueda de relaciones tal y como se presentan en este trabajo que sólo pretende establecer los vínculos observados entre el protestantismo español y la ideología democratista a través de diversas instituciones.

1

Comenzando por la consideración acerca del nombre «protestante», lo primero que podemos señalar es su condición de referir un concepto oblicuo o reflejo, puesto que nos es dado desde una plataforma ajena o externa al concepto mismo. En efecto, «protestantes» son los que protestan, pero contra aquello desde lo cual precisamente se les define y, paradójicamente, los propios «protestantes» son los que adoptan el nombre que los católicos usaron para denominarles despectivamente{1}. Esto ya es suficientemente indicativo de que no hay modo de explicar su constitución como corriente teológica o doctrinal al margen de la propia doctrina católica de la que reniegan. Y esto dicho en un sentido objetivo, puesto que, en efecto, por sus intenciones, la «protesta» buscó desde el principio su independencia de Roma. Otra cosa es la denominación de «luteranos», «calvinistas» o «cuáqueros», que son conceptos rectos, los cuales no se utilizan tan a menudo por parte de los miembros de dichas sectas probablemente a causa de la debilidad que denota ante sus oponentes la común falta de acuerdo. Precisamente es la denominación de «cristiano» la que sirve para encubrir dichas diferencias y de paso «matar la especie por el género» anegando a los propios católicos en la indistinción .

Lo mismo valdría para el término «Reforma», que supone una estructura previa sobre la cual se pretenderían ejecutar determinados cambios precisamente para mantenerla: nada más lejos de lo que históricamente significó la así mal llamada «Reforma protestante». (Balmes, por ello, dice con razón que más que «reforma» fue «revolución».)

Lutero no habría venido a significar nada nuevo en sus críticas a la Iglesia si las comparamos con las que a lo largo de los siglos sostuvieron las distintas herejías. Casi todas venían casi siempre a soslayar la necesidad de que una institución «humana» fuese la mediación entre los hombres y Dios para obtener la salvación, consiguiéndose esta en virtud de cualidades personales que los elegidos vendrían a poseer frente al resto de la población. Diríamos que, aplicándose las categorías políticas, las sectas vienen a sostener una posición «aristocratista» frente a la «socialista» de la Iglesia católica. En cualquier caso, lo verdaderamente nuevo de la Reforma vino con la situación política en la que se encontró Alemania gracias a la cual la reforma luterana no cayó en saco roto. Desde que los diversos «reinos sucesores» de Roma quedaran vinculados bajo el marco común de una Iglesia internacional (la llamada «cristiandad») permitiendo la aparente superioridad del poder eclesiástico sobre el poder civil, el equilibrio inestable entre los Estados se rompió con el desarrollo de las naciones históricas europeas. Especialmente, el límite de este proceso tiene lugar cuando España, seguida del impulso que comenzó en su lucha contra el Islam, descubre un «Nuevo Mundo» que no entraba en los cálculos de la cúpula ideológica medieval. A partir de entonces se hace evidente lo que nunca había sido otra cosa, y es el hecho de que la Iglesia fuese no tanto el poder espiritual, frente al temporal, cuanto el poder (siempre sostenido por ejércitos) de controlarse los diversos «poderes temporales» entre sí. La ruptura del equilibrio que supuso la existencia de un imperio verdaderamente universal con España, a cuyo lado el poder de Roma lo único que podía hacer era someterse, permitió que el resto de naciones cuyo desarrollo político iba más o menos parejo, dieran la espalda a una Roma que ya no podía mantener su posición.

Este proceso de «inversión teológica»{2} en el que el «poder espiritual» es dirigido por el «temporal» permite analizar las diferencias entre la Iglesia y la Reforma protestante como las diversas figuras de una dialéctica cuya contradicción, expuesta en términos teológicos, se establece entre Dios y el Mundo como los dos términos que la Iglesia se encargaba de comunicar.{3}

Así, decimos que la Iglesia Católica es el esquema material de identidad presupuesto en el conflicto dialéctico, cuya fractura se produce en el proceso del que venimos hablando, y en el que la Reforma protestante de Lutero (lo que vendría a simbolizar la constitución de Alemania como nación histórica) es una de las figuras de esta dialéctica.

Desde la Filosofía de la Religión del materialismo filosófico entendemos que el catolicismo, como religión terciaria, en su desarrollo a lo largo de la Edad Media, supone tal incremento del «cuerpo» de la misma, es decir, dicho en términos teológicos, tal grado de «mundanización» del reino espiritual, que el protestantismo vendría a significar un «freno» a tal desarrollo. Y ello en vista de que, de seguir en dicha dialéctica, la religión pudiera dejar de contener ámbito alguno reservado al «misterio». Así, las normas que caracterizan al protestantismo como religión de la «interioridad» (frente a la exterioridad católica y judía): volver a las fuentes, quedarse con la sola escritura, la iconoclastia, &c. se pueden entender como la figura dialéctica del regressus hacia el punto en el que la «mundanización» del Dios terciario cristiano todavía no se había producido.

Por el contrario, el progressus con el que la Iglesia alimenta dicha «mundanidad» se ve abocado a su propio fin en la metábasis, cuando otra institución sea capaz de servir en las funciones de las que la Iglesia (emic) se había hecho valedora. O, dicho con el ejemplo de la Biblia: siguiendo el progressus desde el texto revelado, hasta que las diversas interpretaciones del texto bíblico son tales que el mantenimiento de la ortodoxia se hace imposible.

Siguiendo la definición dada en el Diccionario Filosófico de Pelayo García Sierra, Metábasis es la

«figura o estrategia, en la línea del progressus, de la dialéctica procesual divergente [100-103.] En la metábasis, el desarrollo de identidad (según su ley propia) conduce a una configuración que se encuentra «más allá de la serie»(metábasis eis allos genos) y que, aunque no es contradictoria en sí misma, implica la resolución del proceso por «acabamiento» (la continuación indefinida del proceso de lo mismo sería incompatible con este límite)».

Pues bien, la Metábasis le corresponde al papel del Imperio español que llega al límite del proceso en el que ya no es la Iglesia la que comunica la «buena nueva», sino que es el Imperio, pasando a ser aquella una institución al servicio del mismo («Por Dios hacia el Imperio»)

«Anástasis: Figura o estrategia, en la línea del regressus, de la dialéctica procesual divergente. En la anástasis, el desarrollo de un esquema material de identidad conduce a una configuración contradictoria que obliga (apagógicamente) a un regressus equivalente a una detención o involución del proceso antes de alcanzar su límite.»

Así, la Reforma protestante tiene mucho de reacción «medievalizante», como dice Troeltsch, cuando es la misma «transparencia» de las relaciones del Dios católico con el mundo las que rechaza –indulgencias-, o dicho desde el materialismo filosófico, es el mismo mundo infecto en sus contradicciones lo que se está rechazando. Para ello, se vuelve a las fuentes más irracionalistas de la tradición teológica, promocionando una concepción del hombre como criatura desvalida, pecadora, que no puede salvarse por sus obras, siempre manchadas, corruptas. El rechazo de la labor de la tradición, que iba incorporando como revelación divina la que se derivaba de lo que era también obra humana, le lleva a una doctrina de salvación que, frente al catolicismo, distingue entre los elegidos y los condenados sin mediación racional operatoria alguna.

(El resto de la taxonomía de las figuras de la Dialéctica podría completarse con otras situaciones en las que reconocemos procesos del presente todavía abiertos en el seno de la Iglesia, tales como el ecumenismo, que podría entenderse desde la figura de la catábasis, pues «en la catábasis el desarrollo regular de dos o más procesos mantenidos según una ley de identidad se resuelve por su confluencia (o identidad sintética [214-217]) en una configuración que constituye el límite externo de los confluyentes («lo distinto se hace lo mismo»». Las diferentes Iglesias cristianas han visto que, frente al Islam, quizás sea mejor estrategia vincularse de nuevo. Así como la catástasis («el desarrollo regresivo de los procesos según una ley de identidad conduce a un límite contradictorio en sí mismo que obliga a la detención del proceso») podría reconocer en el integrismo católico.)

2

En la actualidad, la permanencia de las ideologías o instituciones asociadas al conflicto religioso secular entre católicos y protestantes fue puesta de manifiesto por Gustavo Bueno a propósito del análisis del programa de TV Gran Hermano (recogido, por cierto, en un reciente libro de Elizabeth López, Gran hermano, y ahora... ¿qué?){4}, y dio la pista para el análisis de muchos otros fenómenos entre los que, creemos, se encuentra la ideología del fundamentalismo democrático.

Tal parece como si para los fundamentalistas democráticos, en efecto, España, en virtud de su tradicional catolicismo, no hubiera podido producir en su seno la democracia política, forma política importada del «exterior» constituido por países que, no por casualidad, suelen ser de tradición protestante. La transición política desde la Dictadura a la Democracia se entiende por el fundamentalista como el fruto de la adquisición por parte de los españoles de virtudes que no se hallan en su carácter, en particular: la tolerancia, el respeto a las opiniones ajenas, &c. explicándose los «déficits» de dicha democracia española, frente a otras democracias, por la «falta de hábitos democráticos» entre la población.

Casi se podría decir que el famoso ensayo de Max Weber sobre la ética protestante, junto con las respuestas a que dio lugar desde el catolicismo (por ejemplo, de Amintore Fanfani{5}) vendrían a ser de nuevo otra manera de plantearse el «problema» por antonomasia de España, arrastrando con él al resto de países católicos.

A continuación formulamos brevemente en una lista más o menos rapsódica los paralelismos que encontramos entre los más conocidos principios de la doctrina protestante y la ideología democratista:

• Sola scriptura (Sólo por medio de la Escritura se encuentra la salvación, frente al catolicismo, que considera a la tradición también como fuente de la revelación{6}) ←—→ Juridicismo (el famoso lema con el que Gustavo Bueno suele cifrar dicho juridicismo, «fiat justitia et pereat mundus», frente al materialismo político que entiende que la realidad desborda a las leyes)

• Sola fide (solo la fe salva, y no las obras) ←—→ Sólo vale la opinión, y no la argumentación pública.

• Conciliarismo ←—→ Confusión entre el concepto de democracia política y el de democracia procedimental.

• Corrupción de la carne: el hombre es pecador y sólo la gracia le puede salvar ←—→ Corrupción individual en sentido jurídico: el problema de la democracia es la corrupción de los individuos que no están a la altura del sistema, nunca la corrupción del propio sistema democrático.

• Maniqueísmo: Dios-demonio/ justificados-condenados ←—→ maniqueísmo derecha-izquierda, democrático-no democrático.

• Todo el mundo puede leer la Biblia ←—→ todo el mundo puede gobernar, (principio de la definición de democracia =gobierno del pueblo) .

• La enseñanza «amable» a los niños ←—→ pedagogía krausista

• Desprestigio del magisterio sacerdotal («todos somos sacerdotes») ←—→ desprestigio de la educación («todos somos profesores»)

La «verdadera democracia», además, desde el fundamentalismo democrático, apela a razones que tienen que ver con principios teológicos protestantes, pues las críticas que suelen hacerse a la democracia española realmente existente, a saber, la ausencia de separación de poderes y elección personal de los representantes (que los parlamentarios respondan ante los electores de su circunscripción y no ante las cúpulas de la formación política de la que forman parte) sólo se entiende desde la consideración del hombre como un ser pecaminoso, al que hay que ponerle trabas para que no delinca. ¿Por qué no puede el partido ser mediador entre el votante y el representante? ¿A caso no es más plausible que un grupo experimentado sepa quién puede hacer mejor el trabajo que el ciudadano de a pie, que desconocer realmente las capacidades del dicho representante? La desconfianza en la razón común objetiva es lo que está detrás de estas precauciones.

3

Presentamos a continuación un «barrido fenomenológico» sobre destacadas instituciones protestantes de la actual democracia española:

El 31 de enero de 2011 se creó el primer periódico diario digital protestante en España, «Protestante Digital» (que hasta entonces era una revista semanal que funcionaba desde el año 2003). Asegurando ofrecer una «cosmovisión protestante» de la actualidad, el periódico contiene entre sus «principios fundadores» una perspectiva acerca de la historia de España que creemos necesario contraatacar desde el ateísmo católico. Por ejemplo, la entradilla de la noticia de su creación dice lo siguiente:

«Este es el primer día de la nueva etapa de Protestante Digital, convertido en un diario online. El primero que como tal surge desde el protestantismo español. Han pasado cuatro siglos desde que la Reforma protestante llegó a España para ser aniquilada a sangre y fuego.»

(Lo suyo sería decir «a hierro y fuego»; el hierro, del garrote con el que se ajusticiaba a quienes se retractaban en el último momento, pudiendo así salvarse, y el fuego de la hoguera, para los pertinaces, que no querían morir eutanásicamente.)

Asimismo, ligado al mismo proyecto{7}, se ha creado un premio denominado Unamuno, amigo de los protestantes, cuya primera edición data del año 2006.

Aparte de la propia manipulación de la figura filosófica de Unamuno (ateo católico, aunque existencial), que más que «amigo de los protestantes», sería amigo del pastor anglicano llamado Atilano Coco –cuyo fusilamiento trató de evitar su esposa enviando una carta a Unamuno para que intercediera por él ante las autoridades franquistas–, hay que denunciar la concesión del premio otorgado en la última edición de 2010 al traductor Francisco Ruiz de Pablo por su traducción de «Artes de la Santa Inquisición». Según publicaba la noticia el diario citado:

«El premio de este año resalta "la inquietud y el rigor" de Ruiz de Pablos en su tarea de traducción e investigación sobre la obra de intelectuales reformados españoles que en su momento fueron desterrados de la memoria colectiva.»

Pues, obviando la discusión acerca de la necesidad de traducir obras de interés histórico, hay que decir , en primer lugar, que los llamados «intelectuales reformados españoles» nunca han sufrido el desinterés de la investigación en España. Muy al contrario, precisamente se podría decir que tradicionalmente, al menos desde que funciona la Historia de la filosofía, ha sido la filosofía católica la que ha sufrido dicha marginación (siendo la figura de Menéndez Pelayo en esto paradigmática, cuya famosa obra lleva por título Historia de los heterodoxos españoles, y no de los «ortodoxos»).

Pero además, creemos que es puro oscurantismo presentar como «desterrados de la memoria colectiva» (¿colectiva de quiénes?) a autores que no han tenido mayor interés que el uso ideológico que se ha hecho de sus obras, tal como el famoso «Reginaldo Montano», seudónimo del autor de las «Artes», libro que sirvió para dar comienzo, junto con la Apología de Guillermo de Orange y las Relaciones de Antonio Pérez, a la leyenda negra antiespañola en Europa -ya traducido al español, por cierto, en una edición crítica en 1991 por Nicolás Castrillo Benito que hacía innecesaria esta presentación como novedad de algo que no lo es{8}. No deja de ser curioso, además, que la editorial encargada de publicar semejantes «novedades», la editorial MAD (cuyo negocio principal son los temarios de oposiciones), tenga sede en Sevilla –junto con Valladolid, principales focos del protestantismo del siglo XVI– y lo haga bajo una «colección de Historia» que tiene como único objeto las obras de los reformadores españoles del siglo XVI.

Otro premio, de reciente creación, es el Jorge Borrow de difusión bíblica: primera edición del 2010 concedido a Juan Antonio Monroy y en la segunda, a Samuel Escobar, detrás de cuya organización se encuentra la asociación cultural de Salamanca Jorge Borrow y GBU (Grupos Bíblicos Universitarios).

Pero destacados políticos españoles supuestamente católicos también colaboran en la difusión de la ideología protestante. El «caso Bono» ilustra la desfachatez de este bachiller Carrasco de La Mancha:

«El presidente del Congreso, José Bono, lamentó hoy, en una referencia a Max Weber y su obra «La ética protestante y el espíritu del capitalismo», que España no tuviese «la suerte de los calvinistas y protestantes», confesiones religiosas para las cuales cuando alguien tenía éxito se «les decía que estaban predestinados» mientras que en este país, «el que se predestinaba iba a la hoguera». Añadió que eso sigue ocurriendo «en algunos ámbitos» en los que se sigue acusando a las personas que triunfan en los negocios.
Bono hizo estas declaraciones en medio de la polémica suscitada por su propio patrimonio durante su intervención en el Foro de la Nueva Economía en el que presentó al presidente de Chile, Sebastián Piñera. Destacó la faceta de empresario del dirigente chileno, uno de los hombres de negocios más ricos del país andino, apuntando que «un empresario tiene la virtud de levantarse creando oportunidades».
En este sentido, aseguró que no se puede prescindir de los emprendedores y empresarios que «todos los días se levantan creando oportunidades, creando riquezas, esos emprendedores y empresarios que algunos, por un mal entendido creyeron que así no se salva ninguno».
Asimismo, criticó que en nuestro país enseñaran más «la historia del ojo de la aguja» en alusión al Evangelio de San Mateo que dice que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre al Reino de los Cielos.» http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=8788

Y si el espíritu sopla a través de las lenguas nacionales, mención especial merece la alianza entre catalanismo y protestantismo:

«El acto debe enmarcarse en la celebración del 30 Aniversario del Consejo Evangélico de Catalunya. En el transcurso del mismo se dejó constancia de que había llegado la hora de que la ciudad y su ayuntamiento, por un lado, y la Comunidad Protestante, por el otro, dejaran de vivir de espaldas.
Como muestra de agradecimiento se obsequió al alcalde con una versión facsímil editada por el Consejo Evangélico del Nuevo Testamento de 1832, la primera versión en lengua catalana, promovida por los evangélicos de la época. De esta manera se quiso dejar constancia del arraigo y la historicidad de las Iglesias Protestantes en la ciudad de Barcelona. Y también se puso de manifiesto que desde siempre la nuestra es una Iglesia que se conoce y se reconoce como el Pueblo de la Biblia, tanto ayer como hoy.
También se obsequió al alcalde con un Recordatorio en el que constaba la fecha del acontecimiento a fin de que sirviera como referente del inicio de un Nuevo Camino entre el Ayuntamiento de Barcelona y la Comunidad Protestante, entre el Consistorio barcelonés y el Consejo Evangélico de Catalunya, en el que se pase de las declaraciones de buenas intenciones a una cooperación efectiva entre las partes.
Finalmente el Alcalde tomó la palabra para anunciar que la ciudad dedicará un parque o una plaza pública a Martín Lutero, el precursor de la Reforma Protestante dado que actualmente en la ciudad no existe una sola calle que lleve el nombre de un protestante por su relevancia como tal. Autor: Guillem Correa, para Noticias Ferede.» http://www.ferede.org/general.php?pag=vernoticia&cod=2295

Y la orientación de todos estos «fenómenos» se encuentra en el Sancta Sanctorum del Pensamiento Alicia, pues bajo el marco del Plan Nacional para la Alianza de las Civilizaciones (http://www.pnac.es) se justifica la creación de una Fundación llamada «Pluralismo y Convivencia» encargada de fomentar la pluralidad religiosa en España.

En efecto, para comprobar su apoyo contante y sonante a las religiones de «reconocido arraigo en España», nada mejor que ver los presupuestos adjudicados a sus representantes oficiales:

«La Junta Rectora de la Fundación Pluralismo y Convivencia, en su reunión de 22 de diciembre de 2010, tras el estudio de las propuestas elaboradas por el Comité de Evaluación respecto de las solicitudes presentadas a la Convocatoria de esta Fundación, relativa a la realización de Programas relacionados con el fortalecimiento institucional, coordinación de las Federaciones con sus comunidades religiosas, y mejora y mantenimiento de infraestructuras y equipamiento de los órganos federativos de las confesiones religiosas minoritarias con Acuerdo de cooperación con el Estado español, para el año 2011, ha acordado por unanimidad conceder las subvenciones a los proyectos presentados por las entidades que a continuación se indican:
— Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE): 722.754,71 €.
— Federación de Comunidades Judías de España (FCJE): 329.325,50 €.
— Comisión Islámica de España (CIE): se hace una reserva de 592.500 € que se asignará previa presentación, aprobación y justificación de proyectos trimestrales.
Su adjudicación se ha realizado bajo los principios de imparcialidad, no discriminación y proporcionalidad, tal y como se establecen en el artículo 8.2 del Estatuto de la Fundación.
La concesión y aceptación de las presentes subvenciones, implica igualmente la aceptación de las obligaciones contempladas en los artículos 10, 11 y 12 de la Convocatoria.
En Madrid, a 3 de enero de 2011
José Manuel López Rodrigo
Presidente de la Junta Rectora.»

Pues bien, dicha Fundación, que entre sus muchas actividades edita libros de texto para escuelas evangelistas u ofrece cursos para democratizar a imames, tiene varias lineas de actuación en la subvención de las actividades de federaciones religiosas y de la «libertad religiosa y de convicción». Una de ellas es la que promueve a la GBU (Grupos Bíblicos Unidos), asociación con sede en Barcelona, de alcance nacional, repartida por la mayoría de ciudades de España con editorial propia (Andamio) que publica todo tipo de «basura bibliográfica» de autoayuda bajo piadosos comentarios bíblicos. Pero también, atención, al periódico Protestante digital, con lo que este conglomerado de instituciones protestantes, supuestamente fruto de la «libertad de conciencia» de sus cultivadores, vemos que tiene, finalmente, apoyo económico e ideológico del «gobierno Zapatero». El aire de secta, a pesar de sus grandes dimensiones, se detecta por la ubicuidad de sus colaboradores, premiados, articulistas, que acaban apareciendo todos en todas, a parte de un plantel de «formadores anglófonos» que vienen a ser los padres fundadores de la misión.

De entre todos ellos, por cierto, resulta chocante la presencia como «figura mediática» de César Vidal, cuya labor de crítica al gobierno socaildemócrata desde diversos frentes (periódico, radio y TV) se ve no sólo empañada, sino casi diríamos que neutralizada, cuando vemos que se haya «imantada» por este sectarismo protestante. Y lo decimos especialmente por una de las secciones del programa de radio en el que colabora con Federico Jiménez Losantos, actualmente en emisión, cuyo simpático título podría hacer creer que combate «limpiamente» la ignorancia. En efecto, la «Breve Historia de España para inmigrantes, nuevos españoles y víctimas de la LOGSE» dio lugar a la publicación de un libro conjunto de Losantos y Vidal de notable éxito. Pues bien, si nos sorprendía la forma acrítica en que el periódico Protestante Digital se presentaba al público con toda la carga de la Leyenda Negra contra España, comprobemos cómo presenta César Vidal en el prólogo de la segunda parte de su Historia de España –sendos autores tienen sus prólogos respectivos– las causas de los «males de España»:

«Ciertamente sus navegantes llegaron hasta los extremos de Asia, sus conquistadores domeñaron imperios, sus soldados destacaron durante siglo y medio como los mejores del mundo [...]Sin embargo, al mismo tiempo, España fue perdiendo a jirones su imperio, se estancó económica y socialmente, y, por último, se encontró despojada de su condición de primera potencia para acabar rivalizando con Turquía a finales del siglo XIX por el título del «hombre enfermo de Europa.»
La razón de esos males en cadena es fácil de trazar para los historiadores rigurosos. De entrada, no puede pasarse por alto, como frecuentemente se ha hecho, que en la gran fractura religiosa que experimentó Europa occidental a inicios del siglo XVI, España quedó firmemente anclada en el campo no de la Reforma sino de la Contrarreforma.»

Con estos remedios, puede que sea preferible que las «víctimas de la LOGSE» se mantengan en su virginal ignorancia...

Notas

{1} http://es.wikipedia.org/wiki/Protestantismo

{2} Ver la voz en el Diccionario de Pelayo García Sierra: http://www.filosofia.org/filomat/df368.htm

{3} V. «Sobre la Idea de Dialéctica y sus figuras» de Gustavo Bueno, en El Basilisco, 2ª época, nº 19.

{4} Elizabeth López, Gran Hermano. Y ahora...¿qué?, Ediciones Protocolo, Oviedo, 2010.

{5} Amintore Fanfani, Catolicismo y Protestantismo en la génesis del Capitalismo, Rialp, 1953

{6} http://es.wikipedia.org/wiki/Sagrada_Tradici%C3%B3n

{7} La información que suministra el propio medio dice que:

«Protestante Digital forma parte del proyecto Areópago Protestante; que fomenta ser un foro de encuentro y diálogo entre el protestantismo y la sociedad, incluyendo otras religiones. El nombre nace de la escena del libro de Hechos en la que el apóstol Pablo se encuentra en Atenas, en el Areópago, para hablar y escuchar desde la perspectiva de su fe cristiana, pero sabiendo entender la cultura de su entorno. Forman parte de Areópago protestante –además de Protestante Digital- el Premio Unamuno amigo de los protestantes, la Agencia de Comunicación protestante (ACPress), y la versión de Protestante Digital en inglés (Spain Today) y catalán (Notícies Protestants); esperando que nuevos proyectos se pudiedan añadir en el futuro.
Areópago Protestante es a su vez una iniciativa que impulsa la Alianza Evangélica Española, de la que depende en última instancia. La Alianza Evangélica es la corporación interdenominacional más antigua del actual protestantismo. Tuvo su origen en Londres en 1846 con objeto de promover la unidad cristiana y la defensa del cristianismo bíblico, sobre la base de una declaración de fe netamente evangélica. En España la Alianza Evangélica se fundó en Septiembre de 1877 y empezaron a desarrollarse actividades a partir de 1878, si bien ésta no llegó a constituirse legalmente hasta 1914. Es uno de las principales referencias del protestantismo español (sin ser ni mucho menos la única), y representa a España en las Alianzas Evangélicas Europea (EEA) y Mundial (WEA, que representa a 430 millones de evangélicos en el mundo). La EEA y WEA llevan su voz a instituciones como el Parlamento Europeo y las Naciones Unidas.»

{8} Nicolás Castrillo Benito, El «Reginaldo Montano»: primer libro polémico contra la Inquisición española. CSIC, 1991.

 

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