Separata de la revista El Catoblepas • ISSN 1579-3974
publicada por Nódulo Materialista • nodulo.org
El Catoblepas • número 112 • junio 2011 • página 12
Hace un año, por estas fechas, hablábamos de que la revista digital El Catoblepas cumplía cien números. Ahora le toca el turno al programa televisivo Teatro Crítico, y lo celebramos de igual manera. Al igual que entonces, ofreceremos algunos datos y veremos qué ha supuesto la irrupción y consolidación de este programa en el panorama del pensamiento filosófico audiovisual en español.
Teatro Crítico comienza a emitirse en octubre de 2007 en TeleOviedo (después lo hará en Teleasturias, y, en una tercera etapa, la actual, se puede visionar en Internet, a través de su página web y del canal de la Fundación Gustavo Bueno en Youtube). Inicialmente constaba de dos partes: la tertulia y el debate. La primera dedicada a comentar diversos temas de actualidad asturiana (entiéndase: lo ocurrido a lo largo de la semana en Asturias en el ámbito político, social, deportivo, &c.). La segunda centrada en temas más generales, en principio, ajenos a la inmediatez de la acuciante actualidad (aunque según vayan avanzando los programas, ésto se vea rectificado).
Con este formato de Tertulia y Debate se desarrolla Teatro Crítico durante sus dos primeras temporadas, la 2007-2008 (del 3 de octubre de 2007 al 16 de julio de 2008) y la 2008-2009 (del 24 de septiembre de 2008 al 15 de julio de 2009). A partir de la tercera temporada, la Tertulia queda suprimida y prevalece únicamente el Debate. Y decimos prevalece porque consideramos que entre el Debate y la llamada Mesa Redonda (el nombre que adoptará en la tercera y cuarta temporadas el Debate) hay una conexión sinalógica evidente. No se trata de que se hace algo parecido, sino de que es el mismo formato. En esta línea Debate-Mesa Redonda nos centraremos, dejando así de lado la parte tertuliana (que, por supuesto, puede verse en la página web del programa).
Inicialmente (en la primera temporada), la Tertulia tiene una duración de unos veinte minutos, y el Debate se extiende durante una hora más o menos. Pero con el tiempo, y en esa misma temporada (y para cifrarlo más en concreto, con el programa nº 21 titulado «Televisión y política», emitido el miércoles 5 de marzo de 2008, y con una duración de 35 minutos –el anterior son 51 minutos–) el Debate se ve reducido, y de estar cercano a la hora, se ve reducido a la mitad. En total, se emiten cuarenta programas, que suman 30 horas y 2 minutos, lo que nos da una media de 45 minutos por programa.
La segunda temporada se ve aún más jibarizada, realizándose programas que no llegan ni a los veinte minutos. Se emiten 41 programas, con una duración total de 17 horas y 50 minutos, resultando una media de 26 minutos por programa.
La tercera temporada, ya en Teleasturias, comienza el miércoles 18 de noviembre de 2009 y finaliza el miércoles 27 de enero de 2010. Se emiten 9 programas, que equivalen a 8 horas y 27 minutos, obteniendo una media de 56 minutos por programa.
La cuarta temporada, la vigente, no depende de unos estudios de grabación de una cadena televisiva sino que el programa se realiza en la Fundación Gustavo Bueno. Esta temporada se inauguró el miércoles 2 de febrero de 2011, llegando al programa nº 100 el 25 de mayo de 2011. Hasta ese momento se han realizado 10 programas, o lo que es lo mismo, un total de 10 horas y 44 minutos, y una media de 1 hora y 4 minutos cada programa.
El Debate-Mesa Redonda es conducido por Sharon Calderón Gordo. Sólo ha faltado a tres programas: al nº 65 («Racismo legal en Brasil», 25 marzo 2009), al nº 83 («Levi-Strauss y el estructuralismo, II», 25 noviembre 2009) y al nº 87 («Jose María Laso Prieto (1926-2009), in memoriam», 23 diciembre 2009).
Al Debate-Mesa Redonda han acudido 47 invitados. De éstos, 26 han participado una sola vez en el programa. Y otros 8, lo han hecho dos veces. Así, 34 de los 47 participantes en el Debate-Mesa Redonda lo han hecho de modo puntual. Si a ellos añadimos, tres personas que han participado en tres ocasiones, y una que lo ha hecho en cuatro, tenemos que 38 de los 47 participantes son no habituales. Veamos entonces quiénes sí lo son.
Marcelino J. Suárez Ardura es el colaborador más asiduo, al haber participado en 46 programas. Le siguen Tomás García López con 33, Gustavo Bueno con 29, Gustavo Bueno Sánchez con 28; Javier Delgado Palomar con 27 y José Manuel Rodríguez Pardo con 22. Y en una segunda instancia están José María Fernández González con 8 programas y David Alvargonzález con 7.
De esas 47 personas, 5 son mujeres, lo que supone un 9% de los invitados que han pasado por el programa. A su vez, esas 5 mujeres suman 7 participaciones, de un total de 259, resultando un porcentaje del 4% (en realidad, ni llega a eso). Eso sí, como calmante para las alarmadas feministas (y feministos), siempre vigilantes y dispuestas a denunciar a quienes no cumplan la denominada «cuota femenina», hay que decir que, gracias a la presentadora, tienen su «género» representado (es iluminador leer a este respecto, un artículo precisamente de la presentadora del programa, Sharon Calderón, titulado «Ni género ni sexo», El Catoblepas, número 46, diciembre 2005).
A lo largo de estos cien programas se han presentado diversos libros. Así, Gustavo Bueno lo ha hecho con sus tres últimas obras: La fe del ateo (2007), El mito de la derecha (2008) y El fundamentalismo democrático (2010). José Ramón Esquinas Algaba presentó su libro Jesús de Nazaret y la mujer; Vicente José González García, Bernardo del Carpio y la batalla de Roncesvalles; José Manuel Rodríguez Pardo, El alma de los brutos en el entorno del padre Feijoo; y Pedro Insua, En defensa de España.
Pero también se han dedicado programas a la reedición de algunos libros en formato PDF y de libre acceso en la red. Ha sido el caso del Ensayo sobre las categorías de la Economía política (1972), El papel de la filosofía en el conjunto del saber (1970), el Primer ensayo sobre las categorías de las ciencias políticas (1991), Etnología y utopía (1971, 1987), La filosofía de Gustavo Bueno (1992), El individuo en la historia (1980) y El sentido de la vida (1996).
Además, se dedicó un programa al Estatuto gnoseológico de las Ciencias Humanas, que si bien no es una obra nueva (está fechada en 1976, tras años elaborándola), era de difícil consulta, con lo que la digitalización y publicación en Internet, supone que muchas personas podrán leerla.
Coincidiendo con ciertos actos, congresos, jornadas o debates que se desarrollasen en Oviedo (o Gijón), Teatro Crítico ha posibilitado que esas discusiones no se quedasen en las salas de los recintos habilitados a tales eventos sino que llegasen a un número mayor de espectadores. De este modo, se dedicaron programas a las jornadas sobre Bernardo del Carpio, la filosofía, los bicentenarios del 9 y 25 de mayo ovetense, la exposición Oviedo XII siglos, los Encuentros de Filosofía de la Fundación Gustavo Bueno (2008, 2009 y 2011), y la jornada en que se debatió acerca del Materialismo filosófico y la literatura.
Un buen programa de debate no puede obviar el curso de los acontecimientos. Lo que para algunos sería una cuestión ociosa, colateral o un asunto menor, para el programa Teatro Crítico no ha sido así, alejándose así de la postura gnóstica de Plotino o de tantos pensadores de altura, que entienden que no merece la pena detenerse a analizar o debatir sobre sucesos efímeros que nos brinda la actualidad. Pero son éstos los que no comprenden que en cualquier episodio, por ridículo que parezca (piénsese, por ejemplo, en el programa nº 78, «Obama mata una mosca»), están implícitas muchas ideas, y que hay que someterlas a crítica filosófica (es decir, separar y clasificar, para intentar poner un poco de orden).
Esto se ve muy bien con el asunto (o espectáculo) de los «indignados». Un programa dedicado al tema (como lo ha sido el nº100 –y también el 101, que aquí no tenemos en consideración–) sirve para poner sobre el tapete multitud de ideas que están siendo utilizadas por los «indignados» (aunque en la mayoría de casos, al igual que Monsieur Jourdain, hablen en prosa sin saberlo) de manera confusa y oscura, todas entremezcladas y pensando que descubren el Mediterráneo{1}.
En Teatro Crítico, como genuina plaza de las ideas, se ha hablado sobre la paz, la guerra, la democracia, la nación, el estado, España, Europa, el catolicismo, el Islam, el laicismo, el ateismo, la izquierda, la derecha, el fútbol, la globalización, los bicentenarios de independencia americanos, la literatura, el cine, el nacionalismo secesionista vasco, la corrupción política, la antropología, la televisión y no se sabe cuántas cosas más. Como se suele decir, sobre lo divino y sobre lo humano. Sin duda, tiempo ha habido en 57 horas y 3 minutos para hacerlo.
Al principio, el programa quería llegar al mayo número posible de espectadores, y por ello se intentaba no utilizar en demasía conceptos e ideas que pudieran desanimar al televidente. Con el paso de los programas se fue utilizando con mayor vigor el lenguaje filosófico, y, sobre todo, la terminología del materialismo filosófico. A día de hoy, el objetivo del programa sigue siendo (suponemos) que sea visto por el mayor número de gente, pero, eso sí, sin dulcificar en exceso los temas o el lenguaje utilizado, y a la vez sin olvidar que se trata de un debate televisivo.
Al seguir Teatro Crítico pegado a la actualidad, se puede seguir el curso de destacados acontecimientos de los últimos años (como si de un anuario se tratara), viendo el índice de programas emitidos. Así, en la primera temporada (2007-2008) se prestó atención a la polémica implantación de la asignatura para la ESO «Educación para la Ciudadanía», impulsada por el PSOE; a la idea de nación, concepto «discutido y discutible» para el todavía presidente Rodríguez Zapatero; a la ley conocida popularmente como Ley de Memoria Histórica; a los resultados de las elecciones generales de 2008; a la Semana Santa; a uno de los peligros para España (y para el denominado mundo occidental) al que se presta muy poca atención y que es el de la amenaza yihadista (la periodista catalana Pilar Rahola acaba de publicar sobre el tema La república islámica de España); al cambio climático, con Al Gore como portavoz del movimiento (y con películas como Avatar –2009, James Cameron–, que llega a millones de personas en todo el mundo); a China en vísperas de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008; al laicismo; a la Exposición Oviedo XII Siglos; a la huelga de transporte española de junio de 2008; y a la vinculación del fútbol con la política, bien sea, en enfrentamiento entre clubes (entre ciudades) o entre selecciones (entre países), a propósito de la consecución de España de su segunda Eurocopa (tras la primera de 1964 ganada a la URSS con el famoso gol de Marcelino, tras rematar un balón que bajaba embarrado tras centro de Chus Pereda –no de Amancio–).
En la segunda temporada (2008-2009) se habló de las elecciones estadounidenses, que enfrentaron a Obama con McCain; de las peticiones de apostasía de algunos ciudadanos españoles (que, en el fondo, no suele ser más que anticlericalismo); de los vestigios romanos de Oviedo, tras los descubrimientos del verano de 2008; de la campaña iniciada en Londres y seguida en España de los autobuses con el eslogan «Dios no existe, deja de preocuparte y disfruta de la vida», propia del ateísmo más grosero y de la felicidad canalla (en este sentido, parece muy acertada la vinculación que establece José Manuel Rodríguez Pardo entre ambos, al final de la tercera sesión del Seminario sobre la Religión, 28 Marzo 2011, de la Escuela de Filosofía de Oviedo); de las cacerías compartidas entre el Ministro de Justicia español, Fernández Bermejo, y el juez más conocido, Baltasar Garzón; de la desaparición de Marta del Castillo; de la crisis económica; de los derechos de autor; de las elecciones vascas y de las europeas; y de la publicación de la encíclica de Benedicto XVI, Caritas in veritate.
En la tercera temporada (2009-2010), la más corta con sólo 9 programas, se dedicaron dos programas a Levi-Strauss tras su fallecimiento, al igual que se le dedicó uno a José María Laso Prieto por el mismo motivo; se habló sobre el secuestro del Alakrana; y la última sesión del curso estuvo centrada en el «cierre» de TeleAsturias.
En la cuarta temporada, todavía vigente, se han dedicado muchos minutos a analizar las revueltas del Norte de África (la llamada «primavera africana»); al aniversario de la proclamación de la Segunda República; a la captura y ejecución (o ejecución y captura) de Ben Laden; y al movimiento Indignados-DRY-15 M, del que ya hemos hablado.
Teatro Crítico constituye una referencia ineludible para quienes gustan de un sólido y serio programa de filosofía. Además, pasa a ingresar en el club de los programas centenarios, que no es fácil, junto a la Tertulia de los Catedráticos (programa de Libertad Digital TV, dirigido y presentado por Dieter Brandau, con Gabriel Albiac y Agapito Maestre como habituales, y con invitados ocasionales –José Luis Garci, Amando de Miguel, Andrés Amorós, Luis Alberto de Cuenca, &c.–) y a Plaza de Armas (que dirige y conduce, desde México, Ismael Carvallo).
Sirvan estas líneas como homenaje a los que hacen posible el programa, y desde aquí le deseamos (y auguramos) buena salud.
Pola de Siero, Lunes 13 junio 2011
Nota
{1} Digamos cuatro palabras sobre el movimiento Indignados-DRY-15M. Desde el desconocimiento (la ignorancia) de casi todo, basado en la creencia de que todo lo anterior (la tradición, la historia) es un rollo, no sirve para nada o, directamente, es fascista, se consideran en el punto (cero) de crear una nueva sociedad. La historia puede comenzar. Todo lo anterior era simple prehistoria, y a partir de ahora (de esa generación) empezará el nuevo mundo, la nueva era. Lo anterior no les interesa y no va con ellos. Y piensan (es un decir) que no tiene ningún peso sobre ellos (¡pobres diablos!). De esta ingenua pretensión creadora (por decir algo), ya tenemos ejemplos históricos suficientes. No se puede empezar de cero porque sencillamente es imposible. Ahora bien, si nos creemos la teoría roussoniana del contrato social y estimamos que el hombre es un ser maravilloso en el estado de naturaleza y que es la sociedad la que lo corrompe, pues se comprende que los acampados crean estar constituyendo una nueva sociedad, como si de inocentes hombres salvajes se tratara (en esto último igual no están tan desencaminados, al menos en cuanto a alguna faceta se refiere, como pueda ser su agudeza intelectual o su pensamiento). Sólo que están dormitando en el centro de la ciudad, con «todo» a mano (en ocasiones, textualmente). Si se alejasen unos kilómetros más allá, por ejemplo en las «profundidades» de la Casa de Campo de Madrid (como sugiere David Gistau en su columna de El Mundo del martes 31 de mayo de 2011), la cosa sería distinta. ¿Cuánto duraría este movimiento? ¿Quizá una noche?
Sin duda, el conjunto de ciudadanos indignados es muy heterogéneo, y es complicado realizar un diagnóstico enteramente certero. Pero el reivindicar (como se hace machaconamente) que son gente con estudios (carreras universitarias y másters) no dice absolutamente nada, más que el hecho de que tienen unos títulos. Como mucho, serán competentes en lo suyo, pero patinan o desbarran a la hora de manejar ideas y tener una visión de conjunto. Las ideas que manejan son de un simplismo tremendas. Pero, ¿qué se puede esperar de quien no lee ni siquiera la prensa?
Tampoco hay que olvidar que lo que latía en muchos de los que acudían a las plazas era el componente lúdico («vaya lo que te estás perdiendo»). Acampada en la plaza, con comida, música, sexo y juegos malabares. ¿Qué más se puede pedir? Ellos están en su derecho de acampar. Y el estado de sacarlos de ahí expeditivamente. Esto quiere decir que se produce conflicto entre distintos planos, cosa que los indignados, en su irenismo, son incapaces de ver.
Una parte de la población se ha movilizado y protestado, como pedían muchos («los jóvenes no mueven un dedo», «están acomodados»), denunciando ciertas injusticias del «sistema». Algunas de sus propuestas podrían ser atendidas (como la Ley de Reforma Electoral –otra cosa es los problemas que acarrearía eso–), pero la mayor parte de sus peticiones no pasan de las de niño-adolescente enrabietado.
Este movimiento no es más que puro idealismo (aunque contenga sectores o estromas materialistas), pensamiento Alicia acampado (debe leerse a este respecto el artículo de Gustavo Bueno sobre la visión idealista de la democracia, en este mismo número de El Catoblepas). En cuanto a la insistencia por parte de los indignados de que están haciendo historia y los españoles viviendo un momento histórico, hay que decirles que esperen. Eso se sabrá por las consecuencias de sus cuatro semanas garrapatianas reflexionando y votando sin parar (muestra de fundamentalismo democrático, o si se quiere, de democratitis). Y cuando conminaban a los medios televisivos a que les apoyasen porque su fuerza era imparable, no se daban cuenta de la contradicción en la que incurrían. Si es imparable, da igual quien intente oponerse, ya que será llevado por delante (del mismo modo, no tenían por qué entorpecer y hasta impedir que las diferentes cadenas televisivas realizaran las conexiones oportunas con la Puerta de Sol de Madrid –Intereconomía realizó un gran seguimiento del movimiento Indignados-DRY-15M la semana previa a las elecciones municipales y autonómicas–).
Por una parte, apelan a la democracia directa, pero ésta sólo tiene sentido en comunidades muy pequeñas. La manera de gestionar una nación de casi cincuenta millones de personas es cosa muy distinta. Por otro lado, pretenden acabar con la corrupción. Muy bien. Pero es que así es el asunto (pueden leer una ontología de la corrupción en El fundamentalismo democrático). No es ningún déficit, ni se va arreglar con comisiones que vigilen lo que hacen los políticos («quince personas controlando a cada político», proponía algún iluminado. Y era jaleado. Puede verse en el programa Crónicas emitido por la TVE 2 el domingo 12 de junio de 2011). Lo que se podría hacer (no es nuestra propuesta) es pedir la pena capital para los políticos corruptos, como sucede en otros sitios. ¿Estarían ellos de acuerdo? En absoluto. ¿Y por qué no dicen nada de que Bildu esté en los ayuntamientos vascos? Eso sí que es la corrupción absoluta del sistema.
Y así otras tantas propuestas, todo lo bienintencionadas que se quieran, pero que si son completamente idealistas (no ya utópicas, que requiere ser consciente de las dificultades que conlleva llevar a la práctica ese proyecto, como señala Gustavo Bueno en el programa nº 100, «Demócratas indignados y acampados», y en sus libros), son útiles (o pueden serlo) en un plano poético-literario, pero no en uno político (de realpolitik). Además, ese pensamiento idealista se vuelve de mala fe (como señaló Tomás García, en el programa nº 101, «Demócratas indignados e inconsistentes», siguiendo las tesis expuestas en Zapatero y el pensamiento Alicia). Critican el funcionamiento de la democracia española. Muy bien, pero ¿cuál es la solución? ¿cuál es la alternativa? Si es la humanidad, la conciencia, la paz y todos los lemas que rezan las pancartas, apañados vamos, porque eso no es medida política alguna sino deseos (legítimos) de gente con ideas muy endebles que lo único que piden es «un piso, comprarse unos trapos y vacaciones pagadas».