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El Catoblepas, número 145, marzo 2014
  El Catoblepasnúmero 145 • marzo 2014 • página 3
Artículos

José Luis Sampedro. Un gimnasta de la libertad

Iván Vélez

Semblanza biográfica de José Luis Sampedro alejada de las tópicas valoraciones, como novelista de éxito o «indignado» oficial, que se pueden observar en los medios de comunicacion de masas.

José Luis Sampedro

Con su salud mermada, ya nonagenario, José Luis Sampedro Sáez (1917–2013) no pudo asistir a las ceremonias intencionalmente revolucionarias que durante el mayo de 2011 –15M–, se desplegaron en la madrileña Puerta del Sol. Arropadas por un indignado y esclarecido coro –«¡Lo llaman democracia y no lo es!»– las reflexiones escritas y, huelga decirlo, la adhesión del autor de El amante lesbiano al movimiento Democracia Real Ya, fueron transmitidas a un público entusiasta.

El fideísmo democrático del movimiento, no obstante su reclamado carácter popular, tomaba su nombre y cierto sustento en la brevísima obra de Stéphane Hessel: ¡Indignaos!, prologada por el propio Sampedro –«Yo también»– en su edición española (Ed. Destino, Barcelona 2011, 60 p.)

El movimiento, tales fueron algunas interpretaciones del momento, emulaba la revolución parisina de 1968 y establecía, al parecer, una gran serie de paralelismos con las llamadas primaveras árabes –aunque en la plaza madrileña hubo más anticlericalismo que plegarias–. Incluso escogía a dos hombres senectos, ambos nacidos en 1917, como una suerte de patronos. No faltaron tampoco, alucinados apóstoles de la democracia y la revolución automática y escatológica, que se aproximaron a la humana riada para lanzar sus redes, a menudo con magros resultados, pues pese a la aparente apertura ideológica de los allí congregados, muchos eran los mitos y tabúes que se observaban.

Sin embargo, pocos de los que, entusiasmados, escucharon cómo Sampedro, gracias a un portavoz que leía su texto, manifestaba su adhesión a Democracia Real Ya, «naturalmente interpretando la palabra real como adjetivo referido a realidad y no a la realeza», conocen muchos de los datos que a continuación ofrecemos del que fuera senador por designación real, esta sí, monárquica. Y es que, antes de que los años transformaran la figura de Sampedro en una versión rediviva del San Jerónimo de Ribera, antes de que su reconocimiento vulgar lo identificara como un exitoso novelista que abandonaba ocasionalmente los predios de la ficción para aconsejar, como hombre sabio, a la sociedad española, José Luis Sampedro desarrolló muchas otras actividades de las que ahora trataremos.

José Luis Sampedro Sáez vio sus primeras luces en Barcelona en 1917, fruto del matrimonio entre Luis Sampedro, médico militar español nacido en La Habana y Matilde Sáez, que lo hizo en Argelia. Su infancia la pasa en Tánger, donde comienza a educarse en su colegio franciscano.

Con el estallido de la Guera Civil, el católico Sampedro, que había obtenido por oposición una plaza de funcionario de aduanas en Santander, será inicialmente movilizado por el ejército republicano, concretamente en un batallón anarquista,{1} pasando al ejército nacional en 1937. Finalizada la Guerra Civil, en 1940 se trasladará a Madrid, ingresando en la recién creada Facultad de Ciencias Económicas de Madrid, fuertemente ligada al ideólogo falangista Javier Conde García (1908–1974), y a personalidades como Joaquín Garrigues –hombre conectado a los intereses norteamericanos en España–, Castiella o Díez del Corral. Sus estudios concluirán en 1947, obteniendo el Premio Extraordinario.

Entre tanto, en 1944 Sampedro, apadrinado por Estanislao de Abarca y Fornés (1889–1950), vicepresidente del Banco Santander, se había casado con Isabel Pellicer –que fallecerá en 1986–, quien trabajaba en la Dirección General de Arquitectura, y a la que conoció cuatro años antes en los ambientes próximos a Y. Revista de la Mujer Nacional Sindicalista, editada por la Sección Femenina de Falange y dirigida por Marichu de la Mora.{2} En dicha revista colaboró Sampedro en 1940 con un cuento titulado Ártico.{3}

El final de la década de los 40 verá las publicaciones de Sampedro en la revista fundada por Pedro Laín y Dionisio Ridruejo, Escorial, en cuyas páginas, tras su refundación, encontramos trabajos y recensiones de nuestro economista, o incluso cuentos como el titulado «La isla sumergida», que aparecerá en 1950 en el suplemento: El jardín de los frailes. De la mano de Laín, Sampedro también participará en Cuadernos Hispanoamericanos, revista fundada y dirigida por aquel en 1949.

Profesionalmente, la estabilidad la había conseguido en 1948, al entrar en el Servicio de Estudios del Banco Exterior de España. En 1951 es nombrado asesor del Ministro de Comercio, don Manuel Arburúa de la Miyar (1902–1981), una de cuyas hijas, Pilar, se casará con José Lladó Fernández–Urrutia, hijo del Presidente del Banco Urquijo Juan Lladó Sánchez–Blanco (1907–1982), Ministro de Transportes y Comunicaciones y de Comercio en la Transición y Embajador de España en Washington. Una conexión económico–político–estratégica nada baladí, pues el Banco Urquijo será una de las instituciones empleadas por Estados Unidos, canalizando capital económico, para influir sobre las elites españolas e ir preparando una alternativa al franquismo alejada de Moscú.

Entre 1955 y 1969, Sampedro será Catedrático de Estructura Económica de la Universidad de Madrid, tarea que simultanea con su cargo en el Banco Exterior –llegará a ser Subdirector General de tal institución–, donde crea un servicio de estudios. Tal experiencia dará como fruto obras como: La nueva forma geográfica del mundo (Publicaciones del departamento provincial de Seminarios de FET y de las JONS, Almería 1953), Principios prácticos de localización industrial (Aguilar, Madrid 1957), y otras en las que muestra su fervor europeísta: Principales efectos de la unidad económica europea (Espasa Calpe, Madrid 1957), Realidad económica y análisis estructural (Aguilar, Madrid 1959) y El futuro europeo de España (Estudios Económicos Españoles y Europeos, Madrid 1961).

El final de la década de los 50 hará más visible públicamente a Sampedro, pues es uno de los firmantes de una carta, «Voces que llaman desde España», publicada en México por España Popular, en la que se pide la amnistía para presos políticos y exiliados. Será sin embargo, en los 60, cuando Sampedro comience a desarrollar las actividades que interesan en el presente trabajo.

El 10 de junio de 1960, Pierre Emmanuel, hombre del Congreso por la Libertad de la Cultura para las cosas de España, dirige una carta al escritor y crítico José Luis Cano{4} en la que le plantea la organización del Comité español apoyándose en el propio Cano, Aranguren, Laín y Marías, si bien se cuida de saber si Cano se asociaría con dicha terna. En unas notas manuscritas al margen, aparece el nombre de Sampedro junto a otros como Montero Díaz, Tierno, Garagorri o Bousoño.

En 1961 Sampedro publica su exitosa novela, El río que nos lleva, pero será también ese año cuando Waldemar Nielsen, agente de la CIA y Director de Recursos Humanos de la Fundación Ford, que ya tenía acuerdos con la Sociedad de Estudios y Publicaciones del Banco Urquijo, y había tanteado a algunas relevantes personalidades españolas, visite nuestro país para reunirse en la sede del Seminario de Estudios de Humanidades con Aranguren, Juan Lladó, Muñoz Rojas y el propio José Luis Sampedro.{5} Entre los objetivos de la visita figuraba la intención de que los economistas españoles colaboraran con los de la embajada norteamericana en Madrid.

Sampedro asumirá la dirección del Seminario de Estructura Económica con los concretos objetivos que señala Gonzalo Anes:

José Luis Sampedro, se planteó la localización económica en Europa y los criterios locacionales en las regiones españolas, con objeto de facilitar las decisiones de los empresarios e incluso ofrecer sugerencias a los potenciales inversores extranjeros.{6}

Los colaboradores de Sampedro en tal Seminario de Economía, en el que se integra el catalanista Ramón Trías Fargas, becado por la SEP en 1955 y autor en 1960 de Balanza de pagos interior, obra en la que analiza tal aspecto referido a Cataluña y el resto de España, fueron: Iluminada García Díaz, Pedro Martínez Méndez, Jacinto Ros Hombravella –hoy firme partidario de la secesión catalana–, Luis Vañó Martínez e Ildefonso Yáñez Diego. El objetivo de la integración en el mercado capitalista europeo era prioritario. Los Seminarios se desarrollaron entre 1962 y 1965, y en el caso de Sampedro, su labor fue supervisada por el británico Richard Bailey, quien le conseguirá una beca de la Fundación Rockefeller para que viaje a Estados Unidos como profesor.

En esta década su presencia en actos públicos crecerá. En mayo de 1961 asiste a unos encuentros titulados «Soluciones occidentales a los problemas de nuestro tiempo», organizados por la Asociación Española de Cooperación Europea, en los que también comparecen los miembros del Congreso por la Libertad de la Cultura: Pierre Emmanuel, Jelensky, Bloch–Michel o Jean Bondy.

Un año más tarde, en marzo de 1962, participa en un Coloquio sobre «el Mercado Común». El periódico ABC, en su edición del 17 de marzo, recogió su intervención:

Don Alberto Ullastres clausura un coloquio sobre «el Mercado Común Europeo»

«Europa ha de unificarse o hundirse», dijo el profesor Sampedro

El ministro de Comercio, don Alberto Ullastres, clausuró anoche en el I.C.A.D.E. el coloquio que se ha celebrado estos días acerca del Mercado Común Europeo. Dirigió los diálogos en ausencia de don José Yanguas Messía el profesor Luna.

Don José Luis Sampedro dijo que la compenetración creciente de la economía española con la europea es una necesidad determinada por las corrientes históricas actuales, porque no hay nación europea que pueda afrontar sola los gastos de los modernos armamentos, investigación astronáutica y energía nuclear; ni existe nación que tenga un mercado interior suficiente para organizar en escala productiva numerosos artículos básicos o de consumo. Hasta la Gran Bretaña quiere hoy poner fin a su "esplendido aislamiento" secular por considerar que no puede continuar al margen de esas corrientes unificadoras. La petición reciente del Gobierno español solicitando la asociación al Mercado Común demuestra que esas posibilidades tampoco se conciben oficialmente entre nosotros.

Ahora se trata, dijo, de plantear adecuadamente ante la decisión integradora las condiciones en que ésta debe llevarse a cabo para incrementar las ventajas, y mitigar las inevitables pérdidas. Europa, añadió el orador, ha de unificarse o hundirse. Por último reiteró su vieja fe en Europa.

Por su parte, Pueblo –21 de marzo de 1962– daba esta información que encaja con un Sampedro de unos tintes liberales que sin duda eran convergentes con la ideología norteamericana que se estaba implantando en España como alternativa a los cantos de sirena –reales o supuestos– del comunismo soviético:

Monopolios

Casi siempre que hemos tocado en esta página el problema candente de los monopolios se ha producido, desde uno u otro sitio, una reacción contraria a nuestras afirmaciones. Se ha dicho que era exagerado, cuando no inexacto, hablar del grado de monopolio que se patentiza en la economía española. Se ha negado, incluso, que existiera en ella tal tensión monopolística.

Recientemente, en los coloquios celebrados por Acción Social Patronal en la Cámara de Comercio, sobre el lema genérico de la integración de España en el Mercado Común, un conocido economista, don José Luis Sampedro —catedrático de Estructura Económica de la Universidad Central— ha dicho algo sobre el grado de monopolio que nos interesa recoger en esta página.

La dificultad principal con la que tropieza la economía española —ha afirmado el profesor Sampedro— es la deficiente productividad de nuestro sistema, que se debe, en parte, al medio ambiente, porque no es el nuestro un país de condiciones naturales favorables. Por otra parte, a todos los españoles corresponde algo de culpa en ello, sin que deba centrarse exclusivamente la atención sobre los empresarios, como se hace algunas veces, ni siquiera sobre los tan mal afamados intermediarios. Otras causas que concurren en el bajo nivel de productividad son las unidades de explotación antieconómica—porque las empresas no tienen, en general, la dimensión óptima, el equipo adecuado—, las deficiencias de los transportes, los defectos de información, etc..., todo lo cual conduce a una situación que, en conjunto, tiene "un considerable grado de monopolio".

Hay, pues, un considerable grado de monopolio en la economía española, según las autorizadas afirmaciones del profesor Sampedro. No se trata de una campaña demagógica —como a veces se dice o insinúa en respuesta a nuestros comentarios—, sino de una realidad que aprecian objetivamente los economistas de más prestigio.

1962 es también el año en que Sampedro ingresa en el Comité español del Congreso por la Libertad de la Cultura, cuyos fondos, controlados por la CIA, se canalizaban a través de la misma Fundación Ford que mantenía acuerdos con la Sociedad de Estudios y Publicaciones. Sampedro, como Aranguren y Marías, estará presente en ambas organizaciones promovidas por el imperio norteamericano como respuesta al poder cuya capital se hallaba tras los Urales.{7}

La actividad de Sampedro en el Comité español del CLC es constante. Será, no obstante, en terrenos que podemos adjetivar como técnicos o académicos, donde su concurso sea más apreciado, como podemos advertir en esta misiva que Pablo Martí Zaro le remite instándole a solicitar fondos estatales para ayudas a la investigación dirigidas a profesores universitarios:

Madrid, 9 de Septiembre de 1.963,
Sr. Don José Luis Sampedro.

Querido José Luis:

Te dirijo estas líneas por encargo de Aranguren para informarte de algo que puede temer gran interés.

Como ya sabrás el Ministerio de Educación Nacional ha establecido un sistema de subvenciones con el fin de favorecer las investigaciones realizadas por catedráticos titulares en cualquier disciplina. Aranguren ha creído que la obtención de esta clase ayudas podría ser enormemente útil para el desarrollo de nuestros trabajos sociológicos, y ha solicitado oficialmente una de esas subvenciones con destino a la sección de Sociología de la Educación que el dirige. En su carta aludía de alguna manera a las otras dos secciones es decir a la de Sociología Económica que tu diriges y a la de Sociología Industrial que dirige Pinillos, así como al carácter internacional de estas tareas, indicando la posibilidad de que todos juntos llegaseis a constituir un grupo de investigación, apoyado en la colaboración del Centro de Sociología Europea. Me ha rogado que te invite a hacer otro tanto, ya que las ayudas de que te hablo han de ser solicitadas personal y separadamente por cada uno de los catedráticos interesados en obtener la subvención.

Si la sugerencia te parece oportuna, debes formalizar tu solicitud lo antes posible, ya que el plazo señalado a tal efecto por el Ministerio expira el dia 15 del cte. Excuso añadir que en el caso de que te decidas a hacerlo, puedes basar tu petición en el proyecto y en el presupuesto redactado por Cuisenier.

La encuesta de Carrión marcha muy bien. Yo he venido a pasar unos dias en Madrid con objeto de continuar los preparativos para el Seminario Literario de Octubre, y hoy mimo vuelvo a Carrión, donde permaneceré hasta el dia 20, como sabes.

En cuanto vuelva te veré. Entre tanto recibe un fuerte abrazo de tu buen amigo.{8}

El interés del Comité español del CLC por la Sociología dará como resultado la confección, en 1963, de unos estatutos para constituir una Asociación Española de Sociología. Finalmente lo que se fundará dos años más tarde es el Centro de Estudios e Investigaciones (CEISA), clausurado por orden gubernativa en 1968.

En el intenso 1963{9} se publica el primer número de la segunda época de Revista de Occidente, –acontecimiento al que no fue ajeno el Comité español del Congreso por la Libertad de la Cultura– en cuyo consejo asesor figurará Sampedro, junto a, entre otros, Laín, Chueca, Aranguren o Marías. En el otoño de ese mismo año, de la mano de un Ruiz–Giménez que fuera orillado por los tecnócratas tras los disturbios universitarios de 1956, nacerá la revista democristiana Cuadernos para el Diálogo, publicación en la que también encontraremos a nuestro economista, acompañado de los habituales, a los que se sumarán elementos clericales aperturistas como el padre José María Llanos o jóvenes becados por el CLC como Ignacio Sotelo, a quien el 22 de abril de 1963 se le concede una bolsa de viaje por valor de 3.000 pesetas que provienen directamente de París, centro de operaciones del Congreso. El viaje de Sotelo tendrá como destino la Universidad de Colonia, donde terminará su tesis doctoral comenzada en 1960 y culminada en 1965. Titulada El problema de la Dialéctica en Sartre, la tesis tendrá como director al austriaco y husserliano profesor Ludwig Landgrebe (1902–1991).{10}

Como es sabido, las actividades del Comité eran diversas, y la captación de escritores noveles era uno de sus objetivos. En las ediciones de 1963 y 1965, Sampedro será miembro del jurado del Premio de los Escritores Europeos, que otorga sus premios a Caro Baroja y Guillermo de la Torre respectivamente. Paralelamente a sus apariciones en Cuadernos para el Diálogo{11}, participa en coloquios como el que en 1964 preside bajo el título: El desarrollo en los países mediterráneos, encuentro internacional que congrega a medio centenar de sociólogos y economistas.

Regresemos de nuevo a la SEP. Junto a Aranguren y Julián Marías, Sampedro se benefició también de la línea editorial auspiciada por la Ford. Su obra Los perfiles económicos de las regiones españolas (SEP, Madrid 1964) conocerá una edición bilingüe. Para darle continuidad a las citadas actividades, propondrá un seminario sobre los polos de crecimiento, en el que colaboraron Rafael Martínez Cortina, Francisco Muñoz Delgado, Julio Segura y Francisco Stuyk Collado.{12} Sampedro consideraba del máximo interés que los empresarios contestaran a cuestionarios propuestos por estos equipos. En una carta a Muñoz Rojas, citada por Anes, afirma:

«Coincidirás conmigo en que los empresarios han de jugar el papel que pueden y deben jugar, para que juguemos todos.»{13}

En septiembre de 1964, el Comité español del CLC está preparando un Seminario para la Formación del Hombre y el Desarrollo Económico (carta en francés de Pablo Martí Zaro a Pierre Emmanuel fechada el 10 de septiembre de 1964). Tal seminario pretendía celebrarse en la Facultad de Derecho. No obstante, al surgir dificultades, se sugiere el empleo de las instalaciones del Banco Exterior, cuyo subdirector era el propio Sampedro. Sin embargo, ante el viaje de Sampedro a Japón, es Martí Zaro quien continúa las gestiones, poniendo sus ojos en la Cámara de Comercio de Madrid, cuya biblioteca podría emplearse para tal fin.

En este documento, de reveladoras conexiones, Martí Zaro sugiere la incorporación al seminario de una figura clave: Joaquín Ruiz–Giménez. En la carta también se habla de la visita de Cuisenieur a Madrid y de sus contactos con Aranguren y Muñoz Rojas, quienes le habrían informado de la intención de formar una asociación civil para dotar de personalidad legal al equipo de investigadores, pudiendo así actuar de manera autónoma aunque manteniendo un nexo con la Sociedad de Estudios y Publicaciones, que tendría el control económico de las sumas vertidas por la Fundación Ford, algo que la propia fundación sopesaría en París en compañía de Raymond Aron.

En 1965, las relaciones entre Aranguren y Muñoz Rojas alcanzarán gran tensión, aumentada por la causa que sobre el profesor se abre tras su participación en los incidentes universitarios que condujeron a su expulsión de dicha institución. Ante esta situación, se sopesa la sustitución de Aranguren por Sampedro –con el conocimiento previo del primero– dentro de la SEP, decisión que contaba con la aquiescencia de Slater y Cuisenieur. Una oportuna gira de conferencias impartidas por Aranguren por Escandinavia, relajará las tensiones y servirá para salvar la situación.

La crisis producida en el mundo universitario, que había salpicado a varios miembros del Comité español, llevará a éste a reunirse de urgencia el 15 de septiembre. Durante la tenida, Sampedro llega a anunciar que está dispuesto a renunciar a su cátedra o pedir la excedencia, como ha hecho ya Antonio Tovar,{14} si bien, su impulsiva decisión se desvanecerá.

Todo ello no evitó que el proyecto aludido en la epístola continuara adelante al menos en un plano formal u oficial. Se trata de la constitución del PEN español, cuyos estatutos se redactan a principios de 1965 y se ponen en conocimiento de Carlos Robles Piquer, cuñado de Manuel Fraga y Director General de Información.{15} Simultáneamente se comenzará a constituir la editorial Seminarios y Ediciones S.A., en la cual, en un principio –octubre de 1965– se tratará de incluir a Jean–Yves Bouedo y a Roselyne Chenu. No obstante, por cuestiones legales, las acciones de éstos recaerán en la persona de Sampedro en 1966, cuando se constituye el Consejo Asesor de la editorial, de la que formará parte el economista nacido en Barcelona.

Como es sabido, 1966 será un año convulso para el CLC, pues el New York Times desvela la tutela que la CIA realizaba sobre el Congreso. Sampedro será uno de los firmantes de la carta que el Comité español envía a John Hunt el 13 de mayo de 1966. A pesar de todo, la crisis se supera con rapidez, hasta el punto de que, junto a Laín, Aranguren, Maravall, Tierno, Morodo y Julio Caro Baroja, firma otra carta dirigida al director de la revista Mañana, (Madrid, 13 de junio 1966), ofreciéndose para colaborar con la revista.

Querido amigo:

Desde sus primeros números, seguimos con el mayor interés la publicación de la bien orientada tribuna democrática que Vd. dirige. Consideramos que dicha publicación está redactada con suma oportunidad y corresponde, como ninguna otra, a las condiciones de nuestra vida social y a las necesidades de la oposición democrática española. Pese a las dificultades que existen para su difusión, su influencia y popularidad son ya notables. Por otra parte, no creemos que, en las condiciones actuales, la función que cumple pudiera ser sustituida fácilmente ni fuera ni, por supuesto, dentro de España, donde la prensa sigue funcionando bajo controles muy severos.

Por esta razón, le exhortamos a seguir adelante, y le ofrecemos para ello no sólo nuestra simpatía sino nuestra colaboración, esperando que sea posible superar las muchas dificultades que presenta una empresa tan desinteresada.

Le saludan muy atentamente [...]

En cualquier caso, tras la crisis de 1966/67, y el consiguiente cambio de nombre del Congreso, ahora rebautizado como Asociación Internacional por la Libertad de la Cultura, sostenida por la Fundación Ford, se producirán algunos cambios que además vendrán facilitados, así nos parece, por los incidentes universitarios antes citados, y tras los que Sampedro obtiene un puesto de profesor visitante en las universidades inglesas de Salford y Liverpool.

Sampedro, pese a todo, participará en el Congreso de Córdoba de 1968: el Coloquio sobre los Problema del Desarrollo Regional. No obstante, un año más tarde, en 1969, se traslada al colegio universitario femenino Bryn Mawr College, siguiendo la estela de otro hombre vinculado al CLC: José Ferrater Mora.{16} Es también durante ese año cuando participa en el libro colectivo La Universidad (Editorial Ciencia Nueva, Madrid 1969), en el que, junto a sus viejos compañeros de viaje, pide una serie de reformas en cuyo trasfondo se advierte la influencia de los modelos norteamericanos y, por lo tanto, la posibilidad de que en España, todavía demasiado estatalizada para estos adalides de la libertad, se abrieran las puertas a las universidades privadas.

Comenzará entonces un período en el que Sampedro se acerca y aleja de la administración, tanto en su vertiente académica como en la vinculada al mundo financiero y económico, ya sea en el Ministerio de Hacienda ya en el Banco Exterior de España, al que regresa en 1976. En 1984 retorna a la Dirección General de Aduanas, donde le llega la jubilación cuatro años antes de ser nombrado miembro de la Real Academia Española en virtud de una obra literaria de ficción que habrá ido adquiriendo cuerpo hasta el punto de sepultar popularmente los trabajos de sesgo económico antes citados.

Sin embargo, antes de que le llegara el éxito masivo como novelista, Sampedro mantendrá una intensa actividad como ensayista y conferenciante. La Fundación March, en cuyo patronato se integrará, acogerá su discurso, que ahora ha incorporado otros intereses que le acompañarán hasta su final. Entre ellos destacará la preocupación por los países en subdesarrollo, la ecología y una creciente fe en un pacifismo inevitablemente integrador de culturas. Destaca, entre sus intervenciones, la conferencia «El fin de la postguerra», inserta en un curso titulado: La economía mundial en el umbral del siglo XXI. Pronunciada el 27 de abril de 1976, en ella Sampedro habla, entre otras cosas, del debilitamiento de los dos bloques surgidos tras la II Guerra Mundial, de la emergencia de China y Japón y del efecto inevitable que él llama «mundialización». Su apuesta por el capitalismo y por Europa sigue siendo firme, dado que considera anacrónica a la nación soberana. Como curiosidad, hemos de decir que en esa misma intervención, Sampedro habla, casi de un modo premonitorio, de la Universidad de la Puerta del Sol, en la que figuraban gentes como Luis Carandell, refiriéndose acaso a algún grupo de debate que se reuniera en los aledaños de dicho espacio urbano.

Sea como fuere, Sampedro no abandonará el Comité español, cohesionado, al menos, en torno a la editorial Seminarios y Ediciones. Todavía en junio de 1976, las habituales firmas se arremolinan al pie de una carta dirigida a Adam Watson, sugiriendo que un grupo de jóvenes recojan el testigo de tal grupo, muchos de cuyos integrantes ya habían comenzado una sólida carrera política preparándose para el momento en el que el hecho biológico inevitable, apartara del poder a Franco.

Su contribución a una España socialdemócrata, europeísta y anticomunista como la que se hace visible con nitidez tras el franquismo, obtendrá premio de manos del nuevo monarca, que en 1977 lo nombrará senador dentro de la Agrupación independiente compuesta por: Justino Azcárate Flórez –portavoz del grupo–, Gloria Begué y Cantón, Jaime de Carvajal y Urquijo, Camilo José Cela, Enrique Fuentes Quintana, Domingo García Sabell, Antonio González González, Julián Marías Aguilera, Carlos Ollero Gómez, José Ortega Spottorno, Martín Riquer Morera, José Luis Sampedro Sáez y Víctor de la Serna Gutiérrez Répide.

El diario ABC publicará el jueves 16 de junio de 1977 la lista del total de senadores que lo fueron por designación real, lista en la que encontraremos familiares apellidos:

Nombrados los 41 senadores de designación real

Entre ellos, seis ministros del actual Gobierno

A las diez y cuarenta y dos minutos de la noche, la Dirección General de Coordinación Informativa del Ministerio de Información y Turismo facilitó la lista oficial de senadores de libre designación por Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I.

Dicha lista, por orden alfabético de apellidos, es la siguiente:

Abril Martorell, don Fernando; Ángulo Montes, don Luis; Arespacochaga y Felipe, don Juan; Azcárate, don Justino; de Begué, doña Gloria; Carvajal y Urquijo, don Jaime; Cela y Trulock, don Camilo José; de Diez Alegría, don Luis; Escámez y López, don Alfonso; Fernandez–Miranda, don Torcuato; Fuentes Quintana, don Enrique; Gamboa Sánchez–Barcaiztegui, don Marcial; García López, don Ignacio; García Sabell, don Domingo; González González, don Antonio; Gutiérrez Rubio, don Julio; Hernández Gil, don Antonio; Landáburu y González, doña Belén; Lavilla y Alsina, don Landelino; Luca de Tena, don Guillermo; Marías y Aguilera, don Julián; Martín Villa, don Rodolfo; Olarra, don Luis; Ollero y Gómez, don Carlos; Oreja y Aguirre, don Marcelino; Ortega Spottorno, don José; Osorio y García, don Alfonso; Pedrol Rius, don Antonio; Prado y Colón de Carvajal, don Manuel; Primo de Rivera y Urquijo, don Miguel; Ribera Rovira, don Andrés; Riquer, don Martín; de Salas Larrazábal, don Ángel; Sampedro, don José Luis; Sánchez Agesta, don Luis; Serna, don Víctor de la; Serrahima Bofill, don Mauricio; Silva Melero, don Valentín; Socias Humbert, don José María; Uría Epelde, don Juan Ignacio; Zelada de Andrés Moreno, don Fermín.

Los senadores designados fueron avisados por teléfono desde La Zarzuela.

Las personalidades que forman parte del grupo de 41 senadores, designados por el Rey Don Juan Carlos, recibieron, a lo largo del día de ayer, una llamada telefónica personal del Palacio de la Zarzuela confirmándoles el nombramiento.

El final del siglo XX y el principio del XXI, verán el esplendor novelístico de un Sampedro que se asoma con frecuencia a los medios e irá adquiriendo un perfil muy distinto al que había tenido en décadas anteriores. Manteniendo su fe europeísta, se preocupará por los efectos de la globalización mientras trata de conciliar ciencia y naturaleza en unos trabajos cada vez más variopintos.

Tras la barrera de los 90 años le aguardaría un último momento de gloria, la que le ofrecieron los episodios del 15M citados al inicio de este trabajo. Sampedro, el hombre vinculado a los bancos tanto privados como estatales, no tendrá rubor en unirse a estas huestes anticapitalistas; el congresista financiado por las fundaciones norteamericanas y la CIA, se sumará a las antiimperialistas voces que clamaban indignadas en la Puerta del Sol…

El 7 de abril 2013, la muerte visitó la casa madrileña de este gimnasta de la libertad.{17}

Iván Vélez

Notas

{1} No debe el lector extrañarse por la fascinación que el católico Sampedro dijo experimentar entre los representantes de la tercera generación de la izquierda definida. Un vistazo a las cabeceras de los periódicos clásicos del anarquismo español servirá para despejar dudas en cuanto a las relaciones entre anarquismo y cristianismo, prueba de ello es el periódico La Ilustración republicana federal, publicado entre 1871 y 1872, en cuya cabecera, alrededor de la palabra «Cristo» encontramos el lema: Amaos los unos a los otros, todos los hombres son hermanos.

{2} Marichu de la Mora Maura (1907–2001), nieta de Antonio Maura, estuvo próxima a José Antonio Primo de Rivera. Novia y musa de Dionisio Ridruejo, quien la llamaba Áurea, Pilar Primo de Rivera, la nombró Secretaria Nacional de la Sección Femenina de Falange. Casada con el aristócrata Tomás Chávarri y Ligues, fue madre del director de cine Jaime Chávarri.

{3} Véase Francisco Martín Martín, Palabras y memorias de un escritor: José Luis Sampedro, p. 22.

{4} Archivo personal de Pablo Martí Zaro, custodiado en la Fundación Pablo Iglesias.

{5} Cultura sin libertad. La Sociedad de Estudios y Publicaciones (1947–1980), p. 116.

{6} Cultura sin libertad. La Sociedad de Estudios y Publicaciones (1947–1980), p. 123.

{7} Todavía en 1981, en una publicación auspiciada por la Fundación Juan March: Europa, una economía en la encrucijada, podemos leer la idea que de Europa tenía Sampedro. La URSS quedaba excluida de tal estructura geopolítica:

«Pero, ante todo, ¿qué Europa? Porque la acotación espacial del tema no viene dada por la estructura física. Ese «pequeño cabo de Asia» que es Europa, según Paul Valery, solo cuenta como una de las cinco partes del mundo por «cortesía geográfica», como se dijo también... y porque esa geografía la hicieron los europeos. Por algo al correr de los siglos el confín oriental de Europa se ha desplazado con frecuencia.

Para acotar Europa hay que recurrir a criterios hu­manos, decisivos para nuestra conciencia de lo que es y lo que no es europeo. Ese enfoque eleva los Urales a frontera, pues claro que Rusia es Europa (no toda la URSS) como lo son Ucrania o Lituania, Rumania y Polonia. No obstante, excluiré aquí a los socialistas del Este porque sus deci­siones económicas son hoy ajenas al conjunto europeo occidental.

Llamaré, por tanto, Europa a los países situados en esta parte del mundo y que no son socialistas.»

{8} Archivo personal de Pablo Martí Zaro, custodiado en la Fundación Pablo Iglesias.

{9} Véase la conferencia de Gustavo Bueno Sánchez pronunciada el 10 de diciembre de 2013 e inserta en el actual curso de la Escuela de Filosofía de Oviedo: Panorama filosófico español 1963.

{10} El intercambio de cartas de Sotelo con Martí Zaro fue frecuente en esas fechas. Si bien casi todas las epístolas van referidas a la petición de fondos, Sotelo manda una desde Colonia el 27 de junio de 1963 en la que, tras ensalzar el libro de Aranguren, Ética y Política, «el hecho político más interesante de los últimos años», y señalar que en la estela de esta obra se podría dar la aproximación entre liberales e izquierdistas, añade:

«…y trabajo a Heidegger. Será todo lo reaccionario que se quiera, el buen nazi, dirán que está pasado, pero sigue siendo el pensador más importante del siglo XX, y después de él, no hay nadie. Una investigación ontológica ha de partir de él, ha de reaccionar contra él, y los cínicos que están en condiciones de hacerlo, los marxistas, lo rechazan con etiquetas. Estoy tomando notas –me parece que ya te hablé de esto– para una discusión ontológica de Heidegger desde el marxismo.»

Para concluir:

[…] «los marxistas no han aprendido una palabra de Ser y Tiempo y los heideggerianos ni una palabra sobre Marx.»

{11} José Luis Sampedro, «Eso de la productividad», Cuadernos para el diálogo, nº 1, Madrid, octubre 1963, pags. 11–12.

{12} Cultura sin libertad. La Sociedad de Estudios y Publicaciones (1947–1980), p. 130.

{13} Cultura sin libertad. La Sociedad de Estudios y Publicaciones (1947–1980), p. 131.

{14} José Luis Cano, Los cuadernos de Velintonia, Seix Barral, Barcelona 1986, p. 166.

{15} Carta Chueca Goitia a Robles Piquer, presidente del Comité español del CLC, fechada en Madrid el 20 de febrero de 1965 (Archivo personal de Pablo Martí Zaro).

{16} Véase Gustavo Bueno Sánchez, «José Ferrater Mora y el Congreso por la Libertad de la Cultura», El Catoblepas, n. 129, noviembre de 2012, p. 8.

{17} De un sui generis ejercicio de la libertad habló Sampedro en esta entrevista concedida en 2008 a TVE: http://www.youtube.com/watch?v=oqAkTSYJaOg#t=95

 

El Catoblepas
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