El CatoblepasSeparata de la revista El Catoblepas • ISSN 1579-3974
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El Catoblepas

El Catoblepas · número 182 · invierno 2018 · página 8
Artículos

El neogramscismo de Chicago

Ricardo Veisaga

Estudio de la influencia de Antonio Gramsci en el gobierno del imperio norteamericano

Hilaria Clinton
Hillary Clinton y Saul David Alinsky

Antonio Gramsci, nació en Ales, Cerdeña, el 22 de enero de 1891 y falleció en Roma el 27 de abril de 1937; fue un teórico marxista, político y periodista italiano. Escribió en el periódico de los jóvenes socialistas La Città Futura, publicado el 11 de febrero de 1917. Fue uno de los fundadores del periódico y secretario de redacción de L’Ordine Nuovo (reseña semanal de cultura socialista) en 1919. Escribió sobre teoría política, sociología, antropología y lingüística. Fue uno de los fundadores del Partido Comunista Italiano, fue electo diputado en las elecciones del 6 de abril de 1924. Participó en el movimiento de los Consejos de fábrica de Turín (1919-1920), escribió un importante ensayo sobre la cuestión meridional, un análisis del desarrollo político italiano desde 1894, año de los movimientos campesinos sicilianos, y la insurrección de Milan de 1896, reprimida por el gobierno, según Gramsci, la burguesía italiana.

La Cuestión meridional estaba planteada por la división del país en dos regiones económicas, social y culturalmente heterogéneas: el Norte industrial y el Sur agrario-latifundista. Según el sardo, la función hegemónica debía partir de esta realidad socioeconómica. Relaciona así el concepto de hegemonía (entendida como dirección y consenso) con un bloque nacional-popular, de alianzas dirigidas a establecer el nuevo poder político. Para ello, es necesario ganar a la sociedad civil para transformar el Estado y desarrollar un nuevo modelo de cultura. Para Gramsci la hegemonía es el ejercicio de las funciones de dirección intelectual y moral unida a aquella del dominio del poder político. El problema está en comprender cómo puede el proletariado o en general una clase dominada, subalterna, volverse clase dirigente y ejercitar el poder político, o convertirse en una clase hegemónica.

Gramsci fue condenado a veinte años de reclusión, el 21 de abril de 1937, diez años después, adquiere la libertad y muere el 27 de abril, a la edad de 46 años. En 1929, obtuvo autorización para escribir e inicia la escritura de sus Quaderni del Carcere. Los Cuadernos fueron revisados y publicados junto a sus Cartas de la cárcel, en seis volúmenes ordenados por temas homogéneos, bajo los títulos: El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce (1948), Los intelectuales y la organización de la cultura (1949), Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno (1949) Il Risorgimento (1949), Literatura y vida nacional (1950), y Pasado y Presente (1951).

El Príncipe invocado por Maquiavelo, para Gramsci es un organismo y “este organismo está ya dado por el desarrollo histórico y es el partido político: la primera célula en la cual se reasumen los gérmenes de voluntad colectiva que tienden a volverse universales y totales”; el nuevo Principe es el Partido revolucionario, el organizador de una reforma intelectual y moral, que se manifiesta con un programa de reforma económica. Afirmaba que todos los hombres son intelectuales, en tanto que todos tenemos facultades intelectuales y racionales, pero consideraba que no todos los hombres juegan socialmente el papel de intelectuales. Los intelectuales modernos no son simplemente escritores, sino directores y organizadores involucrados en construir la sociedad.

El grupo social emergente, que lucha por conquistar la hegemonía política, tiende a conquistar la propia ideología intelectual tradicional mientras, al mismo tiempo, forma sus propios intelectuales orgánicos. Los intelectuales orgánicos expresan, mediante el lenguaje de la cultura, las experiencias y el sentir lo que las masas no pueden realizarlo por sí mismas. Gramsci veía la necesidad de crear una cultura obrera, para educar y desarrollar intelectuales obreros, que compartan la pasión de las masas. Este sistema educativo de pedagogía crítica y educación popular fue teorizado y practicado más tarde por el brasileño Paulo Freire.

Fue opositor de la concepción fatalista y positivista del marxismo, presente en el viejo partido socialista, que sentenciaba que el capitalismo estaba necesariamente destinado a caer, dando lugar a una sociedad socialista. Esta concepción enmascaraba la impotencia política del partido de la clase subalterna, incapaz de tomar la iniciativa para la conquista de la hegemonía. Gramsci era consciente que para captar el concepto de hegemonía debía abandonarse todo rígido determinismo economicista, y en consecuencia la táctica de los movimientos revolucionarios en el Occidente desarrollado no debía ser de lucha frontal (guerra de maniobra, aplicada en la Revolución de Octubre) sino la de la guerra de posiciones. La novedad gramsciana consiste en la idea de que es posible obtener la hegemonía antes de la toma del poder, disgregando al bloque dominante existente; pero para ello, el socialismo deberá basarse en el máximo de consenso popular posible.

Antonio Gramsci, es citado por millones de personas, que dicho sea de paso, ni siquiera lo han leído. Muchos gobiernos acudieron a sus ideas, sobre todo, como dijo Emilio J. Corbiere: “a partir de la crisis del llamado "socialismo real" y del estancamiento de la socialdemocracia occidental”. Un ejemplo de esto fue el gobierno socialdemócrata de Raúl Alfonsín, en Argentina, quien entregó el aparato cultural a teóricos gramscianos, culminando en un gran fracaso. Leer a Gramsci, no era fácil en el siglo pasado, sus libros no eran fáciles de conseguir. Recuerdo que para estudiarlo, tuve que recurrir al escritor, historiador, periodista y dirigente socialista, Emilio J. Corbiere, quien me facilitó toda la bibliografía disponible y apuntes que me fue de gran ayuda. Gramsci, fue poco comprendido y muy menospreciado, fue atacado tanto por trotskistas, quienes lo acusaron de “revisionista” o por el otro extremo ideológico satanizándolo.

En el siglo pasado y en lo que va de este siglo, se ha especulado sobre cierto gramscismo en Estados Unidos, se atribuye a Saul David Alinsky ser discípulo del italiano, lo cual es una fábula. En primer lugar, Alinsky, no fue un teórico, ni formó ninguna escuela desarrollada en torno a las ideas de Gramsci. No niego que haya conocido a Gramsci, pero de oídas, por intermedio de otras personas. Recordemos que las obras de Gramsci aparecen recién en 1975 en su original italiano. Según mis investigaciones, en New York, en 1971, se publicó una traducción en inglés, pero no toda su obra, y que yo sepa Alinsky no hablaba italiano. Saul Alinsky, es otro personaje desconocido, pero muy sobrevalorado y convertido en un mito. El presentador televisivo William “Bill” Maher Jr., hace unos años dijo ante las cámaras: “¿and to who the fuck is Saul Alinsky?” O para decirlo más suavemente: ¿Y quién diablos es Saul Alinsky?

Alinsky, nació el 30 de junio de 1909 en Chicago. Hijo de Benjamin Alinsky y Sarah Tannenbaum, inmigrantes judíos-rusos, quienes se divorciaron cuando tenía 13 años; Saul se fue a vivir con su padre a Los Ángeles, regresaría después a Chicago para estudiar y doctorarse en arqueología. En la Universidad de Chicago tomó cursos en el departamento de la escuela de sociología en criminología y derecho. En sociología daban clases entonces los profesores Robert Ezra Park y Ernest Burgess, este último, fundador de la Escuela de Chicago. Esta escuela enseñaba que los estudiantes o sociólogos debían adentrarse en la vida de los grupos estudiados.

Saul Alinsky, realizó un trabajo sobre la mafia, como parte de sus estudios, y es por ese motivo que conoció a Frank Nitti, uno de los principales secuaces de Al Capone. Como joven profesional, participó en el Proyecto del Área en Chicago bajo la dirección de Clifford Shaw, siendo una de las primeras experiencias de sociología aplicada donde se atacaba a la desorganización social para la mejora de la vida social del barrio. Dejó el postgrado sin conseguir el título y se unió como sociólogo para la División de Investigación Juvenil en Illinois (IJR), en el Instituto de Criminología de la Prisión de Illinois, que estaba desarrollando proyectos comunitarios basados en la teoría, entonces novedosa, de que el crimen era el resultado de la pobreza y la agitación social en los barrios. Alinsky se abocó a desarrollar relaciones de confianza entre los residentes de la comunidad, con criminales y prisioneros.

Por esta época se casó con Helene Simon (la primera de sus tres mujeres), con la que tuvo dos hijos, Helene, murió ahogada en un accidente en 1947. En 1936, Saul Alinsky abandona el Chicago Area Project y su trabajo en las agencias estatales para cofundar (BackYard council) el Consejo de la Vecindad Back of the Yards, actualmente conocido como el Barrio de las Empacadoras, el barrio donde se desarrolla la exagerada novela La Jungla de Upton Sinclair, que lo volverá célebre. La entonces propietaria del The Washington Post, Agnes E. Meyer, dará a conocer artículos en junio de 1945 sobre la “BackYard Revolución” que darán notoriedad a Alinsky en el país. Back of the Yards era una comunidad irlandesa-católica del sudoeste de Chicago que luego de su prosperidad se había deteriorado con los años, actualmente poblada por inmigrantes hispanos y pandillas.

Alinsky organizó su vecindad por medio de protestas presionando al consejo para obtener asistencia. Para Alinsky fue su primer intento de crear un grupo para la reforma ciudadana de la vecindad, actividad que le dio a Alinsky la reputación de ser un reformador radical. En realidad, pasó la mayor parte de su tiempo como líder del sindicato de trabajadores de empacadores (los estadounidenses prefieren Unión a Sindicato por sus merecidas reminiscencias a la Mafia). Trataba de organizar a los empleados de la principal empresa de empaques de carne que dominaba el área. El sindicato entendía que necesitaba el apoyo de la comunidad para su lucha, y aunaron esfuerzos con Alinsky para organizar a los vecinos. En Back of the Yards, buscó o se inventó líderes locales en iglesias, ligas deportivas, negocios de vecindarios y otras redes. Transfirió tácticas de organización de base desde los talleres o fábricas a los vecindarios urbanos y congregaciones religiosas.

Más tarde, creó la Fundación de las Áreas Industriales (IAF), con el fin de llevar su método a las reformas en áreas urbanas en declive. Su trabajo práctico está cimentada en los métodos mafiosos aprendidos del número dos de Al Capone, Frank Nitti y de los tejes y manejes sindicales, su proximidad al célebre sindicalista estadounidense John LLlewellyn Lewis, presidente del Congress of Industrial Organization (CIO), quien planteaba organizar el movimiento obrero por industrias y no por uniones. Alinsky junto a Joseph Megan, supervisor de recreación en Davis Park, lograron ganar la confianza del obispo auxiliar de Chicago, Mgr. Bernard Sheil, quien había fundado la organización juvenil católica. También fue importante su amistad con Mgr. John Joseph Egan, de ideas progres, quien fuera influenciado en su juventud por Alinsky, Egan fue también miembro de Industrial Areas Foundation y activista social.

Alinsky no pretendía acabar con la Iglesia, y su consideración sobre ella difiere totalmente de Gramsci. La Iglesia fue importantísima para sus planes. Sheil lo ayudó a reclutar jóvenes sacerdotes (como Egan), lideres parroquiales y a suavizar la tensión entre católicos de diferentes orígenes étnicos. Megan y Alinsky persuadieron a Sheil a hablar en el acto de la fundación del Consejo Vecinal de Back of the Yards (BYNC), en 1939, que reunía a diversas organizaciones como sindicatos, grupos vecinales, iglesias, clubes deportivos, pequeñas empresas, &c. Un día después, Sheil, compartió escenario con el presidente de CIO, John Lewis, en un mitin con 10.000 personas. La alianza entre las uniones y la Iglesia era una garantía para BYNC, luego llegarían las presiones al gobierno de la Ciudad para proporcionar al vecindario, almuerzos escolares, programas de leche, agua potable procesada, una clínica de salud infantil y un campo de beisbol iluminado.

BYNC logró la atención de importantes patrones, mejor dicho, el Obispo Sheil le pidió a Marshall Field III que ayudara a fundar la nueva organización de Alinsky, la Industrial Areas Foundation (IAF), diseñada para capacitar a futuros dirigentes comunitarios y construir organizaciones comunitarias en otras ciudades. Marshall Field III, fue un banquero de inversiones, editor, propietario y criador de caballos de carrera, filántropo, nieto del empresario Marshall Field, heredero de la fortuna de la tienda departamental Marshall Field, un destacado partidario, financiero y miembro fundador de la organización comunitaria Industrial Areas Foundation, de Alinsky. En 1941 fundó el Chicago Sun, que más tarde se convirtió en el Chicago Sun-Times. También fue propietario de la revista semanal Parade, un suplemento para su propio periódico y para otros en Estados Unidos.

En 1946, Parade había logrado una circulación de 3,5 millones. En 1940 había creado la Field Foundation. Alinsky el padre del Community Organizing, puso en marcha la organización comunitaria, con el dinero de la Marshall Field Foundation y él como director ejecutivo. La relación de Alinsky con la Iglesia fue fundamental para el desarrollo de su obra, sin ella no hubiese sido posible su activismo, no sólo gozó de la ayuda de los obispos católicos de Estados Unidos, sino también de católicos famosos como el francés Jacques Maritain, un filósofo neo tomista, más neo que tomista, como decíamos en mi época de estudiante de filosofía.

Maritain fue un católico modernista, progre, que gozaba de las adulaciones del poder religioso, político y de los medios sociales. Maritain no era un desconocido para mí, había leído una crítica del tomista argentino, el padre Julio Meinvielle, De Lamennais a Maritain y algunos de sus libros como estudiante de filosofía tomista. Alinsky mantuvo una larga correspondencia con Maritain desde el comienzo de 1940 hasta 1970. Saul Alinsky era entonces desconocido en Francia. En 1989, un seminarista de la Misión de Francia, Thierry Quinqueton escribió un trabajo sobre Alinsky. Su libro Tratado para radicales fue traducido en 1971 como: Manual del animador social. El libro circulaba en los institutos de formación de los trabajadores sociales y en los centros sociales de la región Rhône Alpes y en cursos sobre el oficio de animador sociocultural.

Jacques Maritain quien no dudaba en atacar a los católicos ortodoxos, tenía una facilidad para mantener amistad con personalidades anticristianas, como sucedió con Alinsky, a quien conoció personalmente en su destierro norteamericano. En su libro Le paysan de la Garonne, Maritain afirma que Alinsky es uno de sus mejores amigos. Mantuvo estrecho y afectuoso contacto con él hasta la muerte de Alinsky, sucedida en 1972, un año antes que la del propio Maritain. Saul Alinsky envió a Maritain un ejemplar de su libro Rules for Radicals. Libro que lleva una dedicatoria impresa para “el primer radical que ha conocido el hombre, que se rebeló contra el sistema establecido y lo hizo de forma tan efectiva que finalmente logró su propio reino: Lucifer”.

Alinsky escribió en la dedicatoria: “Para mi padre espiritual y el hombre a quien quiero, de su hijo pródigo y díscolo”. En carta del 19 de septiembre de 1971, el filósofo francés Maritain le responde agradecido: “Mi queridísimo Saul, quedé encantado al recibir y leer tus Reglas para los radicales. Gracias de todo corazón. Indigno como soy de ella, la dedicatoria que escribiste en la primera página es para mí una bendición. Un gran libro, admirablemente libre, absolutamente audaz, radicalmente revolucionario...”. Luego continua: “Querido Saul, discúlpame por estas torpes observaciones de filósofo tozudo... recibe la ferviente admiración y el amor permanente de tu viejo Jacques”.

Maritain fue la llave para abrir muchas puertas, Giovanni Battista Montini, cuando era arzobispo de Milán, pasó dos meses consultando a Saul Alinsky, acerca de las relaciones con los sindicatos fabriles comunistas. En una visita que le hizo su gran amigo Maritain en enero de 1955, el filósofo francés concurrió acompañado por Saúl David Alinsky, el “Apóstol de la Revolución Permanente” y a quien Maritain, además de ser su amigo, consideraba como “uno de los grandes hombres del siglo”. Gracias a esta recomendación, Alinsky se hospedó durante quince días en el palacio arzobispal y se convirtió en consultor del Vaticano, posición que muy probablemente detentó hasta junio de 1963, cuando Montini fue elegido Papa, con el nombre de Pablo VI.

En Estados Unidos se publicó un libro titulado: El Filósofo y el Provocador, sobre la correspondencia entre el filósofo Maritain y Alinsky, que confieso no lo leí completamente. Hay que decir que Maritain decía que reconocía en el mundo occidental, entre los que estaban vivos en esa época, a solo tres revolucionarios cristianos dignos de ese nombre, Eduardo Frei en Chile, Saúl Alinsky en América, y él mismo en Francia, pero se eliminaba a sí mismo de inmediato “porque mi vocación de filósofo ha amagado completamente mi potencialidad de agitador”. En cuanto a Frei Montalva, afirmaba que él propio Frei tenía dudas que su revolución cristiana (en libertad) tuviera éxito. En cuanto a Alinsky, en nota al margen Maritain explicaba que Alinsky era uno de sus grandes amigos, un indomable y persistente promotor de “organizaciones populares” y líder anti-racista, cuyos métodos eran tan eficaces como poco ortodoxos.

Maritain, que enseñaba en Princeton, fue invitado a las universidades de Toronto y Chicago, a dar ciclos de conferencias. Alinsky estaba de moda en el ambiente universitario de Chicago que seguía con interés académico su obra de investigador social, como una nueva forma de comunitarismo radical. Ambos seguían los sucesos de la guerra civil española, Alinsky, colaboraba recolectando fondos para las Brigadas Comunistas Internacionales. En el libro El Hombre y el Estado (1952) Maritain cita varias veces el libro de Alinsky, para el que escribió un prefacio. “Creo que este libro señalará una época. No se origina en una pura teoría sino en una experiencia, en un conocimiento concreto del hombre y del amor por la gente. En mi opinión el movimiento Back of the Yard abre una nueva vía para una nueva democracia”. Maritain, de regreso en Europa, como Embajador de Francia ante el Vaticano, obtiene una entrevista con Pablo VI para su amigo Alinsky.

Su acceso al Papa Pablo VI constituía su mejor carta para obtener ayuda de la Iglesia, de hecho se habla extraoficialmente, que la Arquidiócesis de Chicago le aportó en ese tiempo varios millones de dólares. Su hijo David, hace unos 15 años estuvo en Chicago tratando de seguir viviendo de la Iglesia, sin éxito. La Iglesia está prácticamente fundida por los arreglos económicos debido a los abusos y los actos pederastas de sus miembros. Alinsky, recogió en 1946 su filosofía y métodos organizativas en un libro ya clásico denominado Reveille for Radicals (se podría traducir como Toque de diana para radicales), sin traducción al español. En ella describe los aspectos prácticos de la efectiva organización, el libro se convirtió en un best-seller hasta su siguiente libro: Rules for Radicals, en 1971.

Sus métodos no tenían una gran base teórica, sino que se guiaban por la premisa de que enseñar a las comunidades pobres como podían organizarse, no solo les restauraba su dignidad, sino que les permitía enfrentarse eficaz y estratégicamente a los poderosos. Su primer paso es la anarquista desorganización comunitaria. “Si tu función es atacar la apatía y llevar a la gente a participar, es necesario atacar los patrones preexistentes de vida organizada en la comunidad. El primer paso en la organización comunitaria es la desorganización comunitaria. El activista debe empezar con las tareas de agitación, restregar los resentimientos, airear las hostilidades y buscar las controversias.

Bernard Sheil
Bernard Sheil al centro, a su derecha Saul Alinsky

En 1971, un año antes de su muerte, publicó otro libro Rules for Radicals (Reglas para radicales), donde, mediante once reglas sintetizaba el fruto de su lucha comunitaria llevadas a cabo en su experiencia anterior de los años 40 y 50, y por la activa generación rebelde americana de los años sesenta (de las luchas por los derechos civiles, las protestas contra la Guerra de Vietnam). Su libro emula el estilo del breviario de El Príncipe de Maquiavelo. Alinsky, en realidad era un ferviente admirador del florentino y pretendía ser el Maquiavelo de los desposeídos. El organizador comunitario intenta crear un “ejército de masas” que incorpore el mayor número de activistas de organizaciones, iglesias, servicios comunitarios (incluidos, los de salud), sindicatos, bandas de barrio e individuos.

No me voy a detener en enumerar sus Reglas para radicales, ya lo hace todo aquel que escribe algo sobre Alinsky, reglas consideradas como libro de cabecera de organizadores sociales, gentes de izquierdas y “revolucionarios” de todo el mundo, que siguen soñando en un mundo mejor, es decir un mundo según el marxismo. Enfrentando a las clases, mientras tanto los directores como Alinsky, viven en grande con el dinero de los capitalistas.

La revolución para Alinsky, consistía en perpetuar esta modalidad de actuación social como forma de construcción de poder político, una especie de revolución permanente. Las necesidades satisfechas mediante la presión y el boicot sólo serán pasajeras (pan para hoy y hambre para mañana), encontrando siempre una nueva razón o conflicto para mantener la modalidad de boicot. La disrupción como modo de tomar el centro de la escena social (Disrupción, es una palabra mágica en el breviario alinskista, que gusta repetir al actual obispo de San Diego). Un ejemplo de su acción es: “…por ejemplo, amenazar con obstruir durante un día entero los baños del aeropuerto de Chicago. La sola amenaza provocaba un efecto disruptivo, sin que fuera del todo necesario llevar a cabo la acción. Una mirada especial merece su sentido ético. La moral consiste sólo en hacer lo que hace bien a la mayoría. En la medida que los objetivos sean más importantes, y los medios escasos, la moral tendrá poca importancia”.

Esto es lo que sucede en el tercer mundo (por ejemplo, en Argentina), el llamado piqueterismo, una anarquía social cotidiana que comienza a estar presente en el primer mundo, estudiantes de Berkeley impidiendo la realización de conferencias, movimientos Antifa, o las marchas contra Trump pagadas por George Soros. En esto Alinsky era un adelantado, los actos o boicots sociales como modo de irrupción como construcción del concepto de antisistema. En su libro, sostiene estar desprovisto de cualquier tipo de dogma o ideología, y pide a los destinatarios de sus reglas que recuerden “que hablamos sobre revolución y no revelación”, aunque intente disimular sus ideas siempre fueron marxistas.

El piqueterismo pisotea los derechos de las personas que ven interrumpidas sus actividades. La repetición abusiva de estas modalidades lleva como contraparte a un control policiaco permanente como control social. El proyecto de Alinsky, de darle poder o empoderar a la supuesta comunidad luchando por sus derechos, no era más que una excusa, le daba poder a grupos de base con la ilusión de alcanzar la revolución socialista. Las propuestas de Gramsci, no tienen nada que ver con esta porquería, es imposible imaginar a Gramsci proponiendo un concubinato con la Iglesia. Cualquiera que conozca un poco la política agonal en Estados Unidos, sabe, que si no hay dinero nadie se mueve. Los apologistas de Alinsky, cuentan como movilizaba a los afroamericanos para realizar protestas. Los afroamericanos poco afectos al trabajo no mueven su humanidad si no hay billetes.

Comparar su figura con Martin Luther King es un abuso, King luchó contra la discriminación racial, su lucha no fue contra el sistema capitalista, todo lo contrario, luchaba para que los negros pudieran integrarse plenamente en el mismo. Quería que “los hombres fueran escogidos por el contenido de su carácter y no por el color de su piel”. Alinsky en realidad pertenecía a lo que Gustavo Bueno llamó izquierda indefinida, indefinida respecto al Estado, pero que toman algo de cada una de las izquierdas definidas. Si bien simpatizaba con los marxistas, no se unió al partido comunista. Se consideraba a sí mismo como un independiente que no aceptaba dogmas cristianos ni comunistas, sostenía que un izquierdista debía tener flexibilidad para emplear cualquier medio para alcanzar sus fines. Alinsky no participó de la lucha armada propugnada por los Panteras Negras; se mofaba de las consignas maximalistas que decían que “El poder está en la punta del fusil”.

En una entrevista en abril de 1972, se le preguntaba: “¿Ha sido usted seducido alguna vez por una ideología?” A lo que contesta: “No, he ido siempre a tientas, siempre buscando. En los años treinta acudíamos al socialismo que debía traer infaliblemente el paraíso en la tierra, pero yo tenía demasiado sentido del humor para aceptar esquemas dogmáticos. La ideología y la risa no hacen buenasmigas, y mis amigos comunistas no reían jamás. Para adherirse a una ideología hace falta creer profundamente en una verdad primera que yo no poseo. Para mí la verdad es relativa. ¿Con tales principios cómo diantres podría adoptar una ideología? Cuando se está firmemente convencido de que “el poder pertenece al pueblo” se organiza a la gente para luego ser ellos quienes lo ejerzan. Esa es tu ideología. ¡Hay que dejar ir a la gente donde ella quiera!

Alinsky fue mencionado como el Lenin de la izquierda poscomunista, de la New Left, sin embargo en los 60s criticó severamente el movimiento y fue desdeñoso con los estudiantes universitarios de la New Left y el movimiento del Campus contra la guerra, no le gustaba su quema de banderas, las consignas maoístas y el estilo hippie. Creía que dependían demasiado de las protestas, las manifestaciones y las celebridades de los medios, que no entendían la importancia de crear organizaciones. Pensaba que la retórica revolucionaria de los universitarios era un tanto utópica, dogmática y alienante a su potencial base de clase trabajadora. Él recomendaba que los estudiantes activistas de extrema izquierda se cortaran el pelo, usaran trajes e infiltraran el sistema desde adentro. “Si el verdadero radical se da cuenta que tener el pelo largo interpone barreras psicológicas para la comunicación y la organización, se lo corta”, escribió en Rules for Radicals.

La New Left nunca estuvo vinculada al movimiento obrero ni a las reivindicaciones sindicales, fue anti estatista. Alejado del partido comunista y en muchos aspectos más cercano a lo que se conocía como socialismo libertario o anarquismo social. Fue un movimiento de intelectuales izquierdistas que resultaba muy atractivo para los universitarios, hijos mimados de la sociedad norteamericana. Estaban influidos por teóricos como Marcuse, que planteaban que toda represión era un efecto morboso de la cultura capitalista. La New Left acuñó entonces el nombre de “contracultura” para identificar la guerra contra todos los valores tradicionales de la sociedad norteamericana. Esta izquierda tuvo mucho éxito en las universidades que luego se trasladó a círculos intelectualoides de la progresía burguesa, los de la “superioridad moral”, a quienes Trump los enfrentó y derrotó en su propio terreno.

El Partido Comunista estadounidense, no tuvo relevancia en lo teórico ni en la práctica política, fue muy insignificante y sin peso alguno, salvo en las fantasías narradas en La otra historia de los Estados Unidos, de Howard Zinn, que no es una obra de historia, sino un panfleto, él mismo confesó que no trató de escribir una historia objetiva. El Partido Comunista, desde 1988 no presenta candidato a presidente, tradicionalmente votan al candidato del Partido Demócrata, en la última elección durante las primarias apoyaron a Bernie Sanders y calificaron a Hillary Clinton como una agente de Wall Street, pero terminaron votando por ella.

El problema de Alinsky (y de millones) fue su incapacidad de entender la cuestión de la “Sociedad civil”, algo que Gustavo Bueno, lo había advertido hace mucho tiempo: “En los años de estas primeras décadas del siglo XXI se ha incrementado notablemente, en los debates políticos, la apelación a la idea de la “sociedad civil”. Y no sólo en cuanto contradistinta a la idea de sociedad política, sino también como contrapuesta a ella. Se apela a la sociedad civil para justificar las reformas de la ley hipotecaria, o para recordar al gobierno la existencia de un poder distinto del que detentan los políticos demócratas; es decir, los diputados del partido que logró la mayoría absoluta en el Parlamento. Pero con esto se está sustantivando (hipostasiando) la idea de sociedad civil, como si ella fuera separable de la sociedad política, cuando únicamente es disociable de ella.”

Alinsky no fundó una escuela de pensamiento ni tuvo discípulos, solo segundones llamados organizadores comunitarios, deseosos de armar su propio kiosquito, su chiringuito o changarro, repitiendo las mismas reglas como si fuera las tablas de la ley de Dios. Hablar de discípulos es una exageración, como si los escritos de Alinsky fuesen las obras de Platón o Aristóteles, entender sus reglas no lleva más de 20 minutos. Decir que Hillary Clinton fue su discípula, es hablar con ligereza. Es innegable que hubo una amistad entre ambos, como lo muestra la foto de graduación universitaria de Hillary en 1969 con 23 años en el Wellesley College, donde presentó su tesis de licenciatura en ciencias políticas sobre Saul D. Alinsky, “There is only the fight: An analysis Alinsky model”. Hillary escribe en sus memorias: Living History, que Alinsky le ofreció un empleo tras su graduación del Wellesley College, aunque ella prefirió acudir a la Facultad de Leyes en Yale.

En Living History dijo: “Estoy de acuerdo con algunas de las ideas de Alinsky, en particular el valor de capacitar a las personas para ayudarse a sí mismas. Pero tuvimos un desacuerdo fundamental. Él creía que sólo se podía cambiar el sistema desde fuera. Yo no. Más tarde, me ofreció la oportunidad de trabajar con él cuando me gradué en la universidad, y no estuvo de acuerdo con mi decisión de ir a la escuela de leyes. Alinsky dijo que estaba perdiendo el tiempo, pero mi decisión era una expresión de mi creencia de que el sistema se podría cambiar desde dentro”. En otras palabras, Hillary como toda progre estaba encandilada por el trabajo de Alinsky, pero no comía vidrio. Ella no quería un chiringuito, ella iba por más, de hecho junto a su marido se hicieron millonarios viviendo y robando al Estado.

El neurocirujano Ben Carson, durante la Convención Republicana en Cleveland, resaltó la relación de Hillary Clinton con Saul Alinsky, el escritor que mostró su admiración por Lucifer en uno de sus libros. “Déjenme decir algo acerca de Saul Alinsky. Él escribió un libro titulado Tratado para Radicales. En la página de dedicatorias se homenajea a Lucifer, el radical original que ganó su propio reino”. Que Alinsky creyera en la existencia de Lucifer era su problema, peor para él, personalmente no me interesa ni creo en su existencia, lo que se trata aquí e importa es la política no la superstición.

Entre quienes siguieron su metodología de la organización comunitaria, como revolución permanente, se encuentran Edward T. Chambers, quien ocuparía el puesto de Director Ejecutivo de IAF, tras la muerte de Alinsky. Tom Gaudette, el profesor John L. McKnight, Michael Gecan, Wade Rathke, Ernesto Cortéz, Patrick Crowley. Gerald Jerry Kellman, Sheldon Trapp, Dom Elmer, Greg Galluzzo, ex jesuita, casado con la activista de Chicago Mary González, Mike Klonsky, futuro líder del Nuevo Movimiento Comunista.

El ex jesuita Gregory Galluzzo, en 1986, se convirtió en el director ejecutivo de la fundación Gamaliel (GF), estructurado como un instituto de liderazgo comunitario enfocado en capacitar activistas para “construir y mantener organizaciones poderosas en comunidades de bajos ingresos”. Una red de comunidades basados en la fe, presente en 18 estados de EE.UU, Sudáfrica y Reino Unido. La Fundación debe su nombre a un fariseo, que según el Nuevo Testamento, reprendió al Sanedrín por buscar la ejecución de los apóstoles de Jesús. Los afiliados a (FG) seleccionan sus nombres que forman acrónimos bíblicos. Michigan, por ejemplo, tiene la Estrategia Interreligiosa para la Incidencia y la Acción en la Comunidad (ISAAC); el de Wisconsin se llama unirse a nuestros vecinos, Advancing Hope (JONAH); y el de New York se llama Niagara Organizing Alliance for Hope (NOAH).

A mediados de la década de 1980, Galluzzo sirvió de mentor al joven Barack Obama en Chicago, en el Proyecto de Comunidades en Desarrollo, donde Obama trabajó por primera vez como organizador, era (y aún es) parte de la red de Gamaliel. A principios de 1988, Obama ya era consultor y formador de los organizadores de la comunidad de (GF); mantendría sus lazos a lo largo de sus años en el Senado de EE.UU. Galluzzo, dijo después de que Obama fuera elegido presidente en 2008: “Barack ha reconocido públicamente que había sido el director de un afiliado de Gamaliel. Ha apoyado a Gamaliel a lo largo de los años impartiendo capacitación (y asistiendo) a nuestras reuniones públicas”.

En 2001, Dennis Jacobsen, director del National Clergy Caucus de Gamaliel, publicó Doing Justice: Congregations and Community Organizing, un manual o guía ideológica para los organizadores religiosos de (GF). Representando a los Estados Unidos como una “sociedad enferma” que necesita una transformación radical, ridiculizando el sistema de libre mercado por dañar a los pobres. Jacobsen afirma que el objetivo de (GF) es fomentar la ira pública y “sacudir los cimientos de esta sociedad”. Elogia la propiedad comunal de los primeros cristianos y el “compartir radical” practicado por grupos africanos. Gamaliel organiza eventos enseñando “técnicas y metodologías que han funcionado en comunidades rurales, urbanas, suburbanas, blancas, negras, hispanas y de clase obrera”. Los métodos socráticos para promover un enfoque de agitación, ha desarrollado programas de capacitación dirigidos específicamente al clero y a las mujeres.

El ex organizador de la comunidad (GF) del área de Chicago, Rey López-Calderón, dijo que la “cultura” de Gamaliel es extremadamente “extraña y deformada”. “Galluzzo”, dice Calderón, “me dijo que quería que los organizadores fueran bastardos duros que podrían construir poder como los conquistadores”. Calderón revela que Galluzzo, en los seminarios, enseña a los aprendices a ser “despiadado” al hacer realidad de que “lo fines justifican los medios”. Gamaliel Foundation, recibe gran parte de sus fondos de la Campaña Católica para el Desarrollo Humano, a pesar de que los objetivos de la fundación están en desacuerdo con la enseñanza de la Iglesia. En 2010, David Ricken, obispo católico de Green Bay, Wisconsin, dijo que ciertos “principios de La Fundación Gamaliel es inconsistente con los principios de nuestra Doctrina Social Católica”. Uno de sus aportantes es la Open Society Institute de Soros. Galluzzo, ocupó el cargo de director durante 24 años.

Tomando como base el (IAF), Alinsky, consideró la construcción de una red de “organizaciones populares” en todo el país, imaginó a estos grupos junto a sindicatos formando la “base de un movimiento progresivo para la justicia social. En 1947, contrató a Fred Ross, un veterano organizador entre los trabajadores agrícolas migrantes de California. Ross creó Community Service Organization (CSO), en varias ciudades, principalmente entre los latinos, reclutando miembros en reuniones en casas o en conversaciones uno a uno. En San José (California) una de las personas a las que Ross había reclutado fue a César Chávez, posteriormente convertido en un mito latino. En Fresno a Dolores Huerta.

César Estrada Chávez

César Estrada Chávez nació en Yuma (Arizona) en 1927, sirvió en la armada norteamericana, fue obrero de la construcción, líder y activista en favor de los derechos civiles y laborales para los campesinos norteamericanos. Junto a Dolores Huerta formó la Asociación Nacional de Trabajadores del Campo (NFWA), sus siglas en inglés. Luego cambiarían a Unión de Trabajadores Campesinos (UFW). En 1965, Chávez y la NFWA dirigieron una huelga de los recolectores de uva en demanda de mejores salarios, apoyada por un boicot. Cinco años después, sus esfuerzos resultaron en la primera victoria importante para los trabajadores en EE.UU. Llegó a participar en tres huelgas pacíficas de hambre, logrando mejores salarios y condiciones laborales para los campesinos norteamericanos. Chávez de ideas de izquierdas, dio su apoyo a la causa del partido Trabajadores del Campo (National Farm Workers Association) que después se convertiría en la coalición Trabajadores del Campo Unidos (United Farm Workers).

César Chávez, se convirtió en un héroe del movimiento laboral por apoyar los derechos de los trabajadores norteamericanos en detrimento de los trabajadores indocumentados. Chávez además de vegetariano y defensor de los derechos de los animales, fue irónicamente reivindicado, por las organizaciones pro-inmigrantes, como una figura a favor de los inmigrantes indocumentados. Olvidando o, lo que es peor, ocultando, que su liderazgo consistió entre otras cosas en restringir la inmigración de trabajadores ilegales en el campo y la protección del mejor pago y los derechos de los campesinos estadounidenses sindicalizados. Combatió a los trabajadores indocumentados que hacían de rompehuelgas (esquiroles).

Protestó contra el empleo de migrantes mexicanos en el campo y trabajó hombro a hombro con el Servicio de Inmigración y Naturalización (la migra), para la deportación de campesinos que rehusaban unirse al sindicato de campesinos, UFW. Logró exitosas batallas, entre ellas la terminación del “Programa Bracero” favoreciendo ventajosamente a los trabajadores campesinos estadounidenses, como buen norteamericano. En 1973, organizó a miembros del sindicato de campesinos (UFW) para trazar lo que se llamó la “Wet Line”, la línea de los mojados, para impedir el cruce de inmigrantes indocumentados por la frontera con México (“mojado” se denomina despectivamente a los inmigrantes ilegales).

En un artículo que escribí sobre Chávez, hace unos 9 años, adjunté un audio video en donde se escuchaba a Chávez, indicando la ubicación de los inmigrantes llamándolos mojados. Este audio en la actualidad no se lo encuentra en las redes, desapareció. Los miembros del sindicato (UFW) contaron con una pequeña avioneta para vigilancia aérea, en su intento de bloquear el paso Arizona-Sonora. En este sentido fueron pioneros, se adelantaron a los conocidos como “Minuteman” de este siglo. Estas acciones no obstante favorecer a los trabajadores estadounidenses, llevaron a la discriminación, persecución de los trabajadores indocumentados. A César Chávez se le considera uno de los más importantes luchadores sociales por los derechos de los campesinos en los EE.UU.

Fred Ross, fue el principal mentor de Chávez, utilizó el entrenamiento y los métodos aprendidos que adoptaría para crear el Sindicato de trabajadores agrícolas, pero las relaciones entre Chávez y Alinsky no fueron buenas, no compartía la simpatía de Chávez por las luchas de los trabajadores agrícolas. “Fue como pelear en un lecho de sal en constante desintegración”, diría Alinsky. En los 60s Alinsky fundó la vecindad (TWO) en un intento para organizar las comunidades afroamericanas. A finales de esa década, se interesó más por entrenar a los ciudadanos de las clases medias para protestar contra el deterioro de las vecindades y zonas marginales. Organizó consejos de trabajadores blancos en Chicago, trabajadores del acero en Pittsburg, campañas en Buffalo, en Rochester, en New York, Saint Paul, Kansas City, a los indios en Canadá y a los chicanos (hijos de mexicanos nacido en Estados Unidos) en el sudoeste. Era un especialista en fomentar las rebeliones sociales. La IAF incluyó a PICO Red Nacional, la Fundación Gamaliel, y el Centro de Formación de Investigadores (DART).

Me voy a referir a Barack Obama, sólo en su relación con las ideas de Alinsky. En 1981, el joven de 20 años llegó a New York, había sido transferido a la Universidad de Columbia, donde se licenciaría en ciencias políticas en 1983. O lo que entienden por Ciencias Políticas, 2 o 10 años es lo mismo, da igual. Obama en sus dos libros de memorias habla muy poco de la ciudad, habla de New York como un entorno hostil, por donde vagaba en solitario sin amigos o conocidos. Sin embargo, circulaba hace unos ocho años un panfleto revolucionario firmado por Barack, una proclama antiimperialista que lo ubicaba a la izquierda de Fidel Castro, ese facsímil fue eliminado de internet.

Según él, recién licenciado, encontró un trabajo como consultor en las empresas Business International Corporation y New York Public Interest Research Group, una experiencia que en su libro retrata como un pequeño calvario personal. Lo cierto es, que en uno de esos días de mariguana y coca “cuando había dinero”, según sus palabras, en 1985, se encontró con Gerald Kellman en las páginas del The New York Times. Kellman era un organizador comunitario, seguidor de Alinsky, que trabajaba con las personas que habían perdido sus empleos durante la crisis de las siderurgias de Illinois e Indiana y vivía en el South Side de Chicago. El grupo de Kellman era blanco, y para ganarse la confianza de los desempleados decidió contratar a un negro. Publicó un anuncio y recibió el currículum de Obama.

“Me extrañó este nombre. Era exótico. Le pregunté a mi mujer, que es de origen japonés, si Obama era un apellido nipón”, dice Kellman quien trabaja en la parroquia católica de Chicago, Saint Mary of the Woods. Así que llamó a Obama y le preguntó si era japonés. Obama dijo que no, que era negro, y que su sueño era ser organizador comunitario. Obama aceptó el trabajo, con un sueldo de 10.000 dólares al año, inferior al de un trabajador de factoría, el más bajo en la escala salarial. Kellman le compró un coche de segunda, un viejo Honda que costó 2.000 dólares, cargó sus pocas pertenencias y condujo los 1.200 kilómetros entre New York y Chicago. Barack Obama y otros organizadores comunitarios comenzaron a coordinar su trabajo en el rectorado de la iglesia del Santo Rosario, un modesto edificio de ladrillo marrón en el barrio de Roseland, en el sur de la ciudad. En el barrio de Altgeld Gardens, muy cerca de su oficina, comenzó su trabajo social.

En aquella época, Obama no seguía ninguna religión, Kellman había sido judío, pero se convirtió al catolicismo. “Nosotros siempre le insistíamos a Barack para que buscara una iglesia”, explica. “Era difícil que los desempleados, que acudían a las parroquias a rezar, aceptaran su ayuda si no les ofrecía, al menos, el vínculo de la fe. La comunidad afroamericana es muy devota. Y yo veía, entre líneas, que esto ayudaría a Barack a encontrar su perdida identidad”. Obama allí fue entrenado en los métodos e ideas de Alinsky, y fue contratado como organizador comunitario y luego nombrado Director del DCP, Developing Communities Project (Proyecto para Comunidades en Desarrollo). Obama después diría que sus años como organizador le dieron la mejor educación de su vida. Obama también trabajará en estos años con ACORN, Asociación de Organizaciones de Comunidad a favor de la Reforma Ahora, una organización que surge de la National Welfare Rights Organization (NWRO), en los 60s, que organizaba protestas en Oficinas de Servicios Sociales.

En Los sueños de mi padre, Obama identificó a Martyn Kaufman como una influencia clave. Kaufman fue responsable de contratarlo para trabajar como organizador comunitario en Chicago. Maureen Down del The New York Times pudo identificar que su jefe en esos años fue Jerry Kellman. Entonces, así como Obama se refirió a Frank Marshall Davis simplemente como Frank, a Kellman se refirió como Kaufman para ocultar su identidad. En sus años trabajando en el Proyecto de Comunidades en Desarrollo introdujeron a Obama no solo en las tácticas y estilo Alinsky de organización comunitaria, sino también a otras varias personalidades de la izquierda radical. Aunque en un momento dado Obama y Kellman dejaron de trabajar para el Proyecto de Desarrollo de Comunidades, cada uno siguió según su propio estilo.

Kellman, que fue educado como judío, tuvo una experiencia de conversión y es el Director de Formación Espiritual de varias parroquias en la Arquidiócesis Católica de Chicago. Lidera un grupo de misiones parroquiales, retiros de fin de semana y grupos de discusión sobre los aspectos personales de la vida de los participantes. Recientemente Kellman habló sobre sus experiencias con Obama y su propia evolución como activista y creyente. “No tenemos diferencias, simplemente nos hemos embarcado en diferentes rutas profesionales. Su camino es lograr el cambio a través de la política y la legislación, operando a gran escala por lo que se refiere a los medios de comunicación y consiguiendo un lugar en la historia. Mi camino es tratar de cambiar el corazón de las masas. A menudo pienso que el mundo cambia con actos anónimos que tienen un gran impacto, y al llegar a las personas en nuestras vidas anónimas conseguimos tener un impacto del mismo calibre que el que puedan tener otras personas a gran escala”.

Luego de la Convención Nacional Demócrata en Colorado, el Boston Globe publicó una carta de David Alinsky, el hijo adoptivo de Saul Alinsky, en la que éste se jactaba de cómo Barack Obama había hecho un uso eficaz de su formación en los métodos de su difunto padre, el famoso radical de Chicago, Saul Alinsky. David Alinsky escribía entonces orgulloso: “Estoy orgulloso de ver que mi padre, un modelo en organización, se está aplicando con éxito más allá de la organización de la comunidad local y cómo esto puede afectar a la campaña de los demócratas en el 2008. Es un buen homenaje a Saul Alinsky ahora que nos acercamos al centenario de su nacimiento”. Alinsky, hijo, quiso reflotar el chiringuito, pero no obtuvo el apoyo económico que antes copiosamente le llegaba a su padre.

Obama
Obama desarrollando las tácticas de Alinsky, en la Universidad de Chicago

El Proyecto de Desarrollo de Comunidades de Chicago estuvo sufragado por las iglesias católicas del sur de la ciudad, al menos cuando Obama trabajó en este proyecto. En 1969, Alinsky, fue galardonado con el premio Pacem In Terris and Freedom. El presidente Lyndon B. Johnson, organizó la “guerra contra la pobreza” y ofreció a Alinsky una beca para poner sus ideas en práctica, pero no lo aceptó. Alinsky murió de un ataque repentino al corazón en 1972, en la esquina de una calle en Carmel, California, a la edad de 63 años. Sus lazos con la Iglesia Católica fueron intensos y estrechos, hablaba frecuentemente en Seminarios, aconsejando y adoctrinando a futuros sacerdotes, a poner en práctica la justicia social, como llaman a la Doctrina Social de la Iglesia. Por lo mismo siguen influyendo en el seno de la Iglesia Católica.

Red Nacional PICO

El jesuita Fr. John Baumann, fundó PICO en 1972 después de trabajar en Chicago entre su primer y segundo año de formación en el seminario. Allí, Baumann tuvo un contacto extenso con Saul Alinsky. Se proclaman como “una red nacional de organizaciones comunitarias basadas en la fe que trabajan para crear soluciones innovadoras a los problemas que enfrentan las comunidades urbanas, suburbanas y rurales”, PICO está presente en más de 20 estados. Fue conocido originalmente como el “Instituto del Pacífico para la Organización de la Comunidad”, pero más tarde como “Personas que mejoran las comunidades a través de la organización”. Entre 2012 y 2015, PICO recibió cerca de dos millones de dólares de la Foundation for Promotion of Open Society -Fundación para la Promoción de la Sociedad Abierta, del mundialista George Soros.

Baumann, dijo que Gaudette había sido “realmente útil como mentor para mí en los últimos años”: Saúl Alinsky fue una de las personas que nos entregó un taller y fue una persona fascinante. La forma en que podía describir la importancia de cómo hacer que la democracia funcionara en nuestras comunidades (énfasis añadido) y la importancia de reunir a la gente era notable… Así que con esa experiencia, con los talleres que dio Alinsky, nos dieron las coordenadas. Y mi campo estaba bajo la dirección de Tom Gaudette, que era teniente de Alinsky. Gaudette no fue un simple “teniente” para Alinsky; fue uno de sus principales seguidores. Gaudette se formó directamente con Alinsky y trabajó de cerca con Mons. John J. Egan. PICO National Network no es la única organización religiosamente-orientada, pro-Alinsky en la lista de beneficiados de la Open Society, también está la Fundación Gamaliel, que recibió más de medio millón de dólares.

Esta poderosa red de agitación social, además de las tácticas de Alinsky se basa en la Teología de la Liberación, como muchos la identifican como una mezcla de la vieja herejía modernista con las teorías de Karl Marx. PICO, como parte de su programa de formación de liderazgo femenino, incluye la Teología de la Liberación, como informa su sitio web: Women’s Theology of Liberation. “Durante las sesiones de capacitación sobre Teología de la Liberación de las Mujeres nos reuniremos como mujeres clérigos, líderes laicos y personal de la Red Nacional PICO para realizar talleres interactivos sobre teologías feministas, “mujeristas” y feministas de diversas tradiciones religiosas, reflejan cómo el género y la raza se cruzan en nuestro trabajo, y desarrollando habilidades tangibles en cómo podemos llevar una perspectiva de género a nuestras campañas de justicia racial y económica”.

PICO se encarga de agrupar a grupos “populares” de la izquierda latinoamericana que colaboran con el Papa. El “Primer Encuentro Mundial de Movimientos Populares de los Estados Unidos” se celebró en Modesto, California, del 16 al 19 de febrero, con la participación de dos cardenales, Peter Turkson, que representó al Vaticano, y habló a través de Skype, Joseph Tobin, arzobispo de Newark. Estuvieron presentes unos veinte obispos, sacerdotes, monjas y laicos, totalizando alrededor de setecientas personas. La reunión fue una iniciativa del Papa Francisco, y auspiciada por el Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, el movimiento “Terra, Domus, Labour” (Tierra, Techo, Trabajo), y la Campaña para el Desarrollo Humano de la Conferencia de Obispos Católicos de los EE.UU y PICO.

El Papa Francisco dijo en su mensaje a los participantes: “También quisiera destacar el trabajo realizado por la Red Nacional PICO y las organizaciones que promueven esta reunión. Supe que PICO significa ‘Personas que mejoran las comunidades a través de la organización’. Qué gran síntesis de la misión de los movimientos populares…” El cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga, dijo: “Por favor, sigan apoyando a PICO”. Otros dos eclesiásticos comprometidos con PICO son el arzobispo de Chicago, Joseph Cupich y el obispo de San Diego, Robert McElroy.

Faith In Public Life (FIPL)

Fue fundada en Chicago y luego se trasladó a Washington DC, trabaja para promover la justicia social de la izquierda. FIPL se proclama como un “centro de estrategia que avanza la fe en la plaza pública, como una fuerza positiva y unificadora para la justicia, la compasión y el bien común”. Otro objetivo estratégico es “cambiar la narrativa sobre el papel de la fe en la política, combatiendo con éxito la derecha religiosa y promoviendo la justicia social”. Si la referencia a la “derecha religiosa” no es una pista suficiente sobre la política de FIPL, está el hecho de que la Rev. Jennifer Butler, su directora ejecutiva, también sirvió como presidente del White House Council on Faith -Concilio Sobre la Fe de la Casa Blanca- y asociaciones vecinales durante la administración Obama.

Entre 2012 y 2014 recibió unos 1.7 millones de dólares en donaciones de la Fundación Soros. Y en 2015 reportó ingresos de 2.3 millones de dólares de la misma fundación. A FILP le dan órdenes junto al dinero, las encuestas que realiza son demandadas con anticipación por Soros. La Open Society Foundation identificó al cardenal Maradiaga como un promotor y aliado poderoso, comprensivo de la causa globalista. El cardenal hondureño, considerado la mano derecha de Francisco, hace poco tiempo se vio inmerso en actos de corrupción en su país. FIPL fue muy prolífico en sus ataques a la administración Trump, por ejemplo, en noviembre de 2016, FIPL publicó una carta firmada por 1.500 clérigos que condenaban el gabinete de Trump por ser los “embajadores del odio, la intolerancia y la intimidación”. Organizó una “marcha moral” opositora de 200 “líderes morales”, en contra de la nominación de Jeff Sessions como procurador general.

Bajo el imprimatur de John Gehring (director del programa Católico Romano de la FIPL), el grupo asumió un tono apostólico, afirmando que “las personas de fe que quieren dar una apariencia moral a las acciones de Trump están de espaldas a Jesús”. En febrero, publicaron una carta firmada por 4.000 clérigos “condenando cualquier cambio de política que bloqueara a refugiados por su religión o nacionalidad”. En marzo de 2017, pidieron la renuncia del Fiscal General Jeff Sessions. La FIPL, también se enfoca en “construir redes de clérigos en estados claves -como un oleoducto de liderazgo de fe- que puede ganar victorias políticas locales y nacionales”. Afirma tener contacto con unos 35.000 clérigos en América y de poner a estos líderes en contacto con los medios de comunicación con el objetivo de “ayudar a dar forma a los debates de la política nacional”.

Para promover esta agenda, FIPL publicó “Hacia una política de la regla de oro”, una guía electoral para el ciclo electoral de 2016, aprobada por unos 200 líderes religiosos que representan a varias organizaciones cristianas, judías y musulmanas. Centrada en la economía, el calentamiento global, la inmigración, la violencia armada, la justicia racial y la seguridad nacional, respaldada por un sitio web de FIPL, faithfulvoter.org. La FIPL ayudó a crear otra guía de votantes dirigida específicamente para católicos, titulada: Una Revolución de Ternura: Una Elección de 2016, Guía del Elector del Papa Francisco.

La presentación del FIPL al IRS en 2015 revela que gastó 224.613 dólares, “en la preparación para la visita del Papa Francisco a los Estados Unidos” al encargar una extensa investigación de opinión. Los resultados de la encuesta fueron reeditados en el sitio web de Open Society Foundation. La FIPL llamó a la visita del Papa “una tremenda oportunidad para ayudar a promover el cambio progresivo” y señaló que “la AFL-CIO, (Celebraron) decenas de eventos en todo el país explorando las declaraciones del Papa sobre la desigualdad”. El FIPL fomenta una “red de activistas en línea activistas de fe”. Esta red conocida como FaithfulAmerica.org, es una entidad independiente desde 2013. No se sabe cuánta gente participa en la red, que consiste en atacar a una institución o personalidades prominentes por estar fuera de lugar con la izquierda religiosa.

Mi contacto con el alinkysmo y la Iglesia Católica en Chicago

En mis primeros años en Chicago, fui un invitado constante a reuniones de todo tipo; pero especialmente a los de justicia social, nombre usado para suplantar a Doctrina Social de la Iglesia o Doctrina Social Cristiana (esa referencia religiosa fue eliminada ex profeso), reuniones que se llevaban a cabo en iglesias católicas, conformada por grupos de diversas confesiones religiosas y de diversas raíces étnicas, y con una clara conformación ideológica de izquierdas. Lo llamativo era que personas que se identificaran como católicos y preocupados por lo social y político, no conocieran lo que es la Doctrina Social de la Iglesia. Quiero aclarar que mi conocimiento de esta doctrina, se debe a mi estudio de Ciencias Políticas en una universidad católica, donde se estudiaba obligatoriamente como una materia anual (a muchos les provocará risa). Personalmente no estoy de acuerdo con una doctrina fundamentada en el iusnaturalismo y en una concepción idealista y armonista de la política.

A raíz de estas cuestiones, me hablaron de Alinsky, y también fui invitado a la sede del Arzobispado de Chicago. Primero mantuve reuniones con autoridades eclesiásticas y el encargado de Paz y Justicia. Luego, con laicos dedicados a la pastoral social, muchos de ellos originarios de latinoamérica que no ocultaban su pertenencia a la Teología de la Liberación, de hecho el material didáctico se apoyaba en autores como Juan Luis Segundo, Paulo Freire, Hugo Assmann, Leonardo Boff, Ernesto Cardenal, Gustavo Gutiérrez, Alberto Methol Ferré, John Sobrino, Frei Beto, &c. En esas reuniones tuve la confirmación de la ignorancia de la Doctrina Social de la Iglesia, por parte de la jerarquía y sus fieles.

La Doctrina Social de la Iglesia es un conjunto de normas y principios referentes a la realidad social y política, basados en el Evangelio y en el Magisterio de la Iglesia Católica. La expresión “doctrina social” se remonta a Pio XI, citada en la encíclica Quadragesimo anno (1931). La Rerum Novarum (1891), es el primer documento de la doctrina social de la Iglesia, en ella aborda la cuestión obrera a finales del siglo XIX. León XIII denuncia la penosa situación de los trabajadores de las fábricas, afligidos por la miseria, en un contexto transformado por la revolución industrial. Se trataba de establecer una relación justa entre trabajo y capital y por ello conocido como “cuestión obrera”. Rerum Novarum daba su apoyo al derecho laboral de “formar uniones o sindicatos”, pero también se reafirmaba en su apoyo al derecho de “propiedad privada”, se mostraba equidistante tanto del socialismo como del capitalismo. Además discutía sobre las relaciones entre el gobierno, las empresas, los trabajadores y la Iglesia, proponiendo una organización socioeconómica que más tarde se llamaría corporativismo.

Tras la Rerum Novarum, aparecerán diversas encíclicas referentes a los problemas sociales. En 1901 el Papa León XIII, con la encíclica Graves de Communi Re, rechazó el sindicalismo que implicaba la lucha de clases. Por lo que la Iglesia y su Doctrina Social jamás estarían de acuerdo con la metodología de Alinsky, de enfrentar a las clases. Juan Pablo II, escribió tres encíclicas de este tenor, como Laborem exercens, Sollicitudo rei sociales y la más importante Centesimus annus, con motivo de los cien años de Rerum novarum. Benedicto XVI (2005), en su encíclica social Caritas in veritate (2009), se va alejando del núcleo de la cuestión, y de Francisco no se puede esperar más que panfletos tercermundistas.

Juan Pablo II planteó la Doctrina social de la Iglesia como una rama de la teología moral y dio orientaciones sobre el modo en que esta disciplina debía ser enseñada en los seminarios e institutos de formación católica, de manera obligatoria, cosa que la Iglesia norteamericana no cumple. Durante encuentros amistosos con el entonces padre Alberto Rojas, hoy Obispo auxiliar de la arquidiócesis de Chicago, me confesó que durante sus años de formación en el seminario, no recordaba si fueron una o dos clases de doctrina social recibida. Me comentó su temor a no saber responder preguntas de algún feligrés, sobre lo que es una empresa y su función, un sindicato, sobre el salario, el trabajo, &c. desde la doctrina social.

En esos derroteros, conocí a Tomas W. Florek S. J., un sacerdote jesuita, muy conocido por su trabajo de muchos años con católicos hispanos a lo largo del país. En aquel entonces estaba ligado a la famosa Universidad de Notre Dame du lac, conocida comúnmente con Notre Dame, de South Bend, Indiana. Fui invitado a dar cursos en la universidad, pero el ambiente era igual. Los lectores recordaran la permanencia del padre de la Teología de la Liberación, Gustavo Gutiérrez, en dicha universidad, como profesor. Estas breves anécdotas están realizadas con el fin de clarificar el papel de la Iglesia Católica norteamericana, en la aparición de grupos y personajes como Alinsky.

Todas estas vivencias las compartí, en algunas comunicaciones mantenidas con la doctora Mary Ann Glendon, que coincidía totalmente con mi apreciación. Mary Ann Glendon, es abogada, escritora, profesora de derecho en la Universidad de Harvard. Escribió sobre el derecho comparado, derechos humanos, constitucional y teoría jurídica. Enseñó en Boston College Law School, la University of Chicago Law School y la Universidad Gregoriana de Roma. Fue la primera mujer en dirigir la Academia Pontificia de Ciencias Sociales del Vaticano, convocada por Juan Pablo II, en 1994, y al año siguiente encabezó la delegación de la Santa Sede a la Conferencia de la Mujer en Beijing. Fue nombrada por The National Law Journal como una de las “cincuenta juristas más influyentes de América”. Integró el consejo de bioética del Presidente de los Estados Unidos.

De 2007 a 2009 fue Embajadora de EE.UU ante la Santa Sede. En 2013 formó parte de la comisión especial sobre actividades del Instituto para las Obras de Religión, popularmente llamado “banco vaticano”. Mary Ann Glendon, fue foco de atención, cuando rechazó recibir la medalla “Laetare medal”, el más alto reconocimiento que otorga la catolicísima universidad de Notre Dame. El rechazo fue debido a la controversia suscitada por la concesión de un doctorado honoris causa al entonces presidente Barack Obama, el 17 de mayo de 2009. El rector de Notre Dame, Padre John I. Jenkins, alegó que el premio a Obama quería reconocer su histórica elección y su programa de lucha contra la pobreza. 50 obispos y el obispo de la diócesis en la que está asentada Notre Dame boicotearon la ceremonia en señal de protesta, además de los 300.000 ciudadanos que manifestaron su rechazo. Glendon, rechazó recibir la medalla en la misma ceremonia a la que estaba invitado Obama.

Todas estas referencias y vivencias personales, van dirigidas a mostrar dentro de que contexto tiene lugar la aparición y auge de Saul David Alinsky, y de su estrecha vinculación con la iglesia católica norteamericana, que en materia social y política está alejada de su magisterio social y por tanto es caldo de cultivo para ciertos personajes y doctrinas. Alinsky, no fue enemigo de la iglesia, todo lo contrario, fue una especie de obispo rojo, venerado por cierto clero ignorante. Tampoco su acción política anarquista de revolución permanente no debe ser equiparada a Antonio Gramsci. No fue un teórico de las ideas filosóficas o políticas. Y su supuesto éxito de sus ideas que, “habrían llevado a uno a la presidencia (Obama) y a otra, a la secretaria de Estado”, es un disparate total. Su organización comunitaria no sirvió para el desarrollo en el tiempo, Back of the Yards, hoy es un barrio pobre y lleno de pandillas, ni el poderío norteamericano se basa en organizar comunidades por medio de la lucha de clases, sino en sus misiles y poderío nuclear entre otras.

La trayectoria de Hillary Clinton, no se desarrolló por “organizar comunidades”, sino por desarrollar nexos con otros poderes. Los seguidores de Bernie Sanders, la denunciaron por ser la encarnación de Wall Street y digamos que ese mundillo poco tiene de organización comunitaria. A Obama las ideas de Alinsky, recibidas de sus seguidores, le sirvió para abrirse paso en Chicago, en especial sus lazos con grupos radicales de izquierdas, para lograr la nominación en cargos electivos (cuyos oponentes, fueron desapareciendo milagrosamente, allanándole el camino). Además Barack Obama, es el peor ejemplo de la lucha de clases, y esas míticas organizaciones comunitarias (que no abarcaban a toda la comunidad) no le cambiaron el rumbo al poderío del imperio norteamericano, creer lo contrario es ser muy ingenuo.

El gran error de Marx, fue ver la guerra como resultado de la lucha de clases, o una continuación de la lucha de clases. No se niega la lucha de clases, pero hay que ver la lucha de clases dialécticamente, a través de los estados. Desde el siglo XVIII, llamado con justicia el siglo de las grandes revoluciones, donde queda triturado el modo de producción feudal frente a las naciones estados por vía del capitalismo. Un capitalismo en manos de la burguesía industrial, una clase social victoriosa, que va controlando la capa conjuntiva del cuerpo político para llevar a cabo la planificación de su capa basal, impulsada por sus planes y programas. Disponiendo además de la capa cortical para enfrentar a quienes se opongan a sus planes.

Tanto Rusia como China, actualmente capitalistas, que en cuyo seno albergan clases sociales, en especial China (su porcentaje de pobres), cuando se enfrentan a otros Estados o Imperios, no lo hacen en función de una clase social, sino como un todo, como un superestado o Imperio. El motor de la historia no son las clases sociales, sino la dialéctica de Estados o Imperios, como nos enseñó Gustavo Bueno, y lo prueba la historia. Y mucho menos separando y enfrentado una supuesta sociedad civil de la sociedad política.

Chicago (Estados Unidos), febrero de 2018.

El Catoblepas
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