El CatoblepasSeparata de la revista El Catoblepas • ISSN 1579-3974
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El Catoblepas · número 194 · enero-marzo 2021 · página 10
Artículos

La aportación de los “neocons” españoles a Vox

Luis de Castro Redondo

Guerras culturales, nacionalismo y política internacional

emblema

Los “neocons” españoles son un grupo de publicistas, algunos de ellos profesores universitarios que al final del siglo pasado introdujeron el pensamiento neoconservador en España de la “Tercera Edad” del neo-conservadurismo americano (en la terminología de Justin Vaïsse) interesado en temas de relaciones internacionales de seguridad. Tuvieron un efímero prestigio por su utilización por parte de José María Aznar como floreros intelectuales de su intervención en la Guerra de Irak y por su ubicua presencia como analistas de relaciones internacionales durante aquellos años en diarios como ABC y La Razón; a partir del Gobierno de Rodríguez Zapatero, y en conflicto con el Partido Popular trabajaron en asuntos (aunque ya habían sido tratados en sus publicaciones anteriores de manera periférica ) provenientes de la “Segunda Edad” del neoconservadurismo, que en los Estados Unidos se engloban en lo que se conoce como “Guerras Culturales”, pasaron a tener una posición central en sus publicaciones. Sus figuras más preeminentes como Rafael Bardají, Oscar Elía Mañu, José María Marco, Pedro Fernández Barbadillo… desembarcaron en Vox y a la vez que ocupaban puestos políticos importantes, soñaron con convertirse en la “cabeza pensante” de Vox, sin que nunca llegaran a ser más que una más de las fuentes ideológicas de Vox y no la más importante.

El nacimiento de Vox

Iván Llamazares y Luis Ramiro explicaban en un artículo publicado en 2006 en Pôle Sud que en España no había espacio para la extrema derecha porque el Partido Popular había logrado que dentro de él estuvieran representadas todas las sensibilidades de la Derecha, y además estos politólogos opinaban que el conflicto centro-periferia no daría lugar al nacimiento de un partido de extrema derecha porque, según ellos, el Partido Popular tenia fuertes raíces en los votantes nacionalistas de derecha:

«En fin de compte, l'enracinement du PP parmi les électeurs centralistes de droite et du centre-droit est très solide. On ne repère d'ailleurs aucun groupe important d'électeurs de cette appartenance qui, déçus par les politiques du PP dans le domaine des équilibres administratifs centre-périphérie, aient décidé de s'abstenir ou de voter blanc. Ceci peut indiquer que les positions du PP en la matière sont très favorablement reçues par les électeurs les plus centralistes, ce qui limite les possibilités d'émergence d'un parti de droite radicale qui prendrait ce thème pour cheval de bataille.»{1}

La situación política en Cataluña debida al proceso soberanista provocó el auge de Vox que obtuvo en las Elecciones Autonómicas de diciembre 2017 doce diputados autonómicos y en las elecciones generales de 2018 cincuenta y dos diputados{2}. Lo que se explica de acuerdo con Astrid Barrios porque el contenido ideológioc más saliente de Vox es su exacerbado nacionalismo:

«Le trait le plus caractéristique de Vox est son nationalisme exacerbé. De ce dernier découle une préoccupation fondamentale pour l’unité de l’Espagne, d’après lui menacée par les velléités du séparatisme catalan, passé d’autonomiste à sécessionniste, et du séparatisme basque qui, jusqu’à récemment, incluait le groupe terroriste ETA, désormais dissout, aux côtés des partis démocratiques. Vox se montre très critique vis-à-vis du modèle de décentralisation politique issu de la Constitution de 1978 et du système des communautés autonomes. Il lui reproche de générer des dépenses excessives et d’avoir été incapable d’intégrer les nationalismes périphériques. Vox prône la transformation de l’Espagne en un État unitaire, administrativement décentralisé, qui reconnaît sa pluralité culturelle, linguistique et institutionnelle, mais souligne l’hégémonie du castillan sur l’ensemble du territoire»{3}.

Desde el punto de vista de su ideología podíamos clasificar de acuerdo con Cas Mudde a Vox como un partido populista de la derecha radical{4} que al contrario que los partidos políticos de la extrema derecha que son: «grupos que se encuentran mucho más allá de los límites legales de la política democrática y está dispuestos a emplear acción directa violenta o, incluso, tácticas terroristas»{5} no hace una crítica global a las instituciones liberales sino sólo a algunos valores de la democracia liberal, como la protección institucional de las minorías.

Las Guerras Culturales

El origen de los dirigentes y militantes de Vox es plural, pero una buena parte de sus intelectuales son de adscripción “neocon”, Rafael Bardají, Oscar Elía Mañu, Pedro Fernández Barbadillo, José María Marco… e incorporan al ideario de Vox sus visión de las Relaciones Internacionales, del Nacionalismo y las ”Guerras Culturales”, entendemos que la “Guerra Cultural” se refiere aquellas creencias culturales que forman parte de maneras de pensar que afectan a lo más profundo de los valores humanos, como el aborto, el matrimonio de personas del mismo sexo, el feminismo y otros temas de contenido moral o ético… Santiago Abascal en una entrevista a la revista polaca Do Rzeczy afirma: «Nuestra lucha no es una lucha preelectoral, sino una guerra cultural»{6}. Los “neocons” (aunque no se hayan integrado en Vox e incluso no simpaticen con este partido) aportan a Vox, un acervo de argumentos y teorías; traen a Vox las “Guerras Culturales” en las que se vieron inmersos los “neocons” norteamericanos en sus luchas contra el consenso interpartidista del “Centro Vital”{7}, y como dijo Guy Sorman:

«Hay que ir a Estados Unidos; es allí donde ocurren las cosas. Aquel país sigue siendo el formidable laboratorio social, económico y político de Europa. Los franceses y los europeos, siempre han buscado en Estados Unidos un presentimiento, la vibración de su propio porvenir»{8}.

De Estados Unidos José María Marco (diputado autonómico por Vox en la Comunidad de Madrid) trajo un libro La nueva revolución americana: por qué la derecha crece en los Estados Unidos y por qué los europeos no lo entiende{9}. José María Marco afirma que la “Guerras Culturales” nacen de las convulsiones culturales de los años ochenta y de la acción política de la Nueva Izquierda que fragmenta el electorado y lo divide en minorías, mujeres, negros, ancianos, jóvenes, homosexuales y luego el partido de la izquierda (el Partido Demócrata) intenta dar satisfacción a las demandas de esos colectivos para conseguir una mayoría electoral con la suma de votos de todas las minorías. Su táctica es machacar cualquier posible mayoría que se fundamente en un consenso moral y político.

Oscar Elía Mañu{10} defiende que ni el multiculturalismo, ni el globalismo, ni la ideología de género son naturales y prosperan porque son financiadas por administraciones públicas. También ha escrito sobre el control de establishment socialista sobre los Medios de Comunicación, la Escuela y la Cultura{11}. Alberto Acereda colaborador del Grupo de Estudios Estratégicos (GEES) y de Libertad Digital ha tratado sobre el adoctrinamiento en la Universidad Española:

«Pese a las claras diferencias, ofrece también bastantes ejemplos de la manipulación universitaria para fines políticos. El gran ejemplo de la patética situación de la Universidad española tuvo lugar en 2002 con la polémica suscitada en torno a la sustitución de la socialista Ley de la Reforma Universitaria (LRU) por la Ley Orgánica de Universidades (LOU). Dicho cambio suponía el posible fin de una endémica endogamia universitaria, servil a los valores del socialismo y a menudo ligada a la politización de la Universidad por parte de las izquierdas españolas. Hablamos del sistema de la LRU por el cual, durante casi veinte años, para obtener un puesto académico universitario resultaba muy propicio estar afiliado al Partido Socialista Obrero Español. Así se explica que el 70% de los puestos adjudicados entre 1983 y 1996 tenían irrefutablemente ese sesgo o parentesco ideológico»{12}.

Alberto Acereda incide, también, en otros de los ejes de las “Guerras Culturales”, en un artículo publicado en Libertad Digital en el que expone el pensamiento de la antifeminista, Kate O'Beirne vertido en su libro Women who make the world worse{13}. Alberto Acereda glosando a Kate O´Beirne afirma que la radicalización del feminismo esconde un plan no en defensa de la mujer sino en el odio al hombre y su objetivo es plantar batalla contra el hombre, contra la familia y contra todas las instituciones que son juzgadas como "patriarcales" y "opresoras". El acoso sexual es casi sacralizado sin que apenas se dé opción de defensa al hombre. Este feminismo niega la familia como concepto nuclear de la sociedad y relativiza la importancia de la responsabilidad familiar, tanto la del padre como la de la madre.

En otro artículo{14} mantiene que la discriminación positiva a favor de las mujeres no es el método adecuado para acabar con la discriminación de género. Afirma que proporcionar tratos y subsidios a las mujeres no hace nada más que perpetuar la idea de que las mujeres necesitan ayuda especial. Considera falso el argumento que en las sociedades democráticas las mujeres cobran menos dinero por igual trabajo que los hombres.

Carlos Flores Juberías acusa a Rodríguez Zapatero de reescribir la historia a su manera desde el Boletín Oficial del Estado. Escribe que las políticas de “Memoria Histórica”:

«Cuando son llevadas hasta sus últimos y más absurdos extremos, las mal llamadas políticas de "memoria histórica" no son sino intentos suicidas de acabar con toda esa serie de señas de identidad, de tradiciones, vivencias e instituciones que la historia legó a los pueblos y que han acabado conformando su carácter como tales, para sobre esta tabula rasa construir un hombre nuevo a la medida del dictador de turno. Y cuando, como en España, son moduladas en función de criterios políticos tan sesgados y tan escasamente inocentes como los propuestos por el Gobierno de Zapatero, no acaban siendo otra cosa que torpes y seguramente fútiles intentos de suplantar a los historiadores por políticos a la hora de interpretar nuestro pasado, y de cercenar de éste aquello que no queremos dar a conocer a nuestros hijos, aún arriesgo de darles unas coordenadas incompletas con las que jamás podrán orientarse correctamente»{15}.

En defensa del General Franco, de los símbolos políticos del Franquismo, Francisco Fernández Barbadillo candidato al Senado por Vox pública el libro Eternamente Franco{16} que ofrece (según él) documentos, datos y testimonios no manipulados por el paso del tiempo sobre Franco y su época.

Ana Ortiz especialista en emigración del Grupo de Estudios Estratégicos aporta a Vox todo un argumentario en contra de la inmigración: que se sintetiza en la siguiente respuesta a una entrevista de Berta Álvarez-Miranda:

«Hay una serie de principios que no podemos perder de vista, ni nosotros, ni los que llegan, como es el caso de la igualdad ante la ley, la dignidad para el hombre y la mujer, la igualdad de oportunidades, la tolerancia y la pluralidad de opinión, el valor del esfuerzo. Si eso lo tenemos claro, será más difícil que nuestro sistema de valores se destruya, que la democracia se debilite. No hay civilización posible si no se dignifica al ser humano, sea del sexo que sea; si no se le permite vivir en libertad, opinar y participar ordenadamente en la estructura social. La asimilación de estos valores debe constituir una exigencia para los que llegan. Y hay que estar atentos para detectar si se asumen estos valores democráticos o no. De lo contrario, los Estados estarán en su perfecto derecho de mandarlos de vuelta a su lugar de origen»{17}.

En otro de los ejes de las “Guerras Culturales”, el cambio climático Fernández Barbadillo lanza una andanada de artículos en el medio digital Actuall defendiendo el negacionismo climático, entre otros, “Que no, que el mundo no se desertiza” (20/02/2019) y “Hemos frenado el calentamiento global” (20/02/2019). También está en esta línea negacionista Óscar Elía Mañu que acusa de los “medios” en particular a The Guardian y El País de alentar la censura de las críticas al Informe 2007 de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, al que Elía Mañu considera sólo una hipótesis que da por probado que el calentamiento global es un hecho y el culpable del calentamiento global es el hombre.{18}

El nacionalismo de Vox

La concepción nacionalista de Vox está fuertemente arraigada en mitos etnonacionales{19}. Mientras que el resto de partidos de ámbito estatal mencionan la Constitución de 1978 como fuente de la unidad nacional, Vox reivindica una concepción de lo español basada en hechos históricos como el Descubrimiento de América o la Reconquista frente a los musulmanes en la Edad Media; lo que le permite trazar una conexión histórica con la actualidad, donde una España de raíces cristianas sigue combatiendo al musulmán, al que estigmatiza a través de un discurso xenófobo contra la inmigración.

La aportación nacionalista de Vox bebe en primer lugar la Fundación para la Defensa de la Nación Española (DENAES) que afirma que no cabe confundir la soberanía nacional y la soberanía popular, como no cabe reducir la Nación al Pueblo.

«No cabe, en todo caso, confundir (reducir) soberanía nacional y soberanía popular (concepto de origen rousseauniano y de estirpe plebiscitaria –de plebe–,contractualista), como en cierto modo hace la Constitución de 1978, del mismo modo que no cabe reducir la Nación al Pueblo. En efecto –Pueblo– designa, ante todo, a una muchedumbre viva que, en el presente, es concebida, como capaz de expresar su voluntad política (–voluntad general–) mediante el sufragio; pero la-Nación- no sólo designa al Pueblo que vive en ella, sino también a los muertos que la constituyeron y mantuvieron, y a los hijos que todavía no han empezado a vivir (o incluso los que ya han nacido pero aún no tiene derecho al voto), pero ya están, sin embargo, contemplados en los planes presentes dirigidos al mantenimiento futuro de la nación.
Por eso, el pueblo no puede decidir, y menos aún una parte suya, sobre la Nación española, aunque si puede, sí las divergencias entre sus componentes son muy fuertes, hacer inviable la recurrencia de la Nación, lo que implicaría a su vez la dispersión de la propia muchedumbre popular, y con ello su ruina»{20}.

Los “neocons” aportan su visión de España al ideario de Vox que tiene una “aire de familia” con la de DENAES, en particular la de José María Marco y la de Oscar Elía Mañu que han acabado militando en Vox. José María Marco en su ensayo “La nación española”{21} defiende que antes de que se constituyesen los reinos cristianos como tales, siempre tuvieron la conciencia de pertenecer a una nación, España, que abarcaba la unidad geográfica de la península ibérica, un espacio histórico regional con rasgos propios y definidos y con conciencia de nación como los que tenían las unidades políticas de las grandes naciones de occidente, Francia, Italia y Alemania. En un artículo en la Ilustración liberal{22} arremete contra José Álvarez Junco que en su libro, Mater Dolorosa mantiene que la nación española ha sido inventada por curas, obispos, reyezuelos y burgueses impotentes, igual que las otras naciones del Estado Español (País Vasco, Cataluña y Galicia). Afirmación a la que José María Marco opone la realidad histórica de España. Oscar Elía Mañu ha manifestado en un sinnúmero de artículos su temor a la incorporación de Navarra al País Vasco, por lo que propone a los navarros una batalla ideológica contra el nacionalismo vasco:

«Para vencer necesita deslegitimar esa ideología anexionista y antidemocrática, desmontar sus falacias históricas y culturales, denunciar la importación de una cultura ajena por completo a Navarra y que corroe sus cimientos sociales... Asimismo, ha de desabertzalizar la Administración, frenar la euskaldunización educativa y social, acabar con la impostura del batua, llevar a cabo una política cultural y educativa de signo constitucional y, sobre todo, velar por que la Constitución se cumpla en todo el territorio»{23}.

Recientemente en un artículo sobre Vox, Óscar Elía Mañu ha dejado clara su posición sobre el nacionalismo español que para él no es una abstracción del “patriotismo constitucional” ni tampoco de la idea jurídica e institucional de España, sino que la nación: es una herencia, una cultura, una tradición{24}.

El nacionalismo de Vox, es también, una “Guerra Cultural”, como señala Martín Zamorano en su artículo, “Las Guerras Culturales de la Extrema Derecha”{25}. Según este autor en el caso español, el partido Vox que preside la Comisión de Cultura y Memoria Histórica en Andalucía, ha comenzado allí a promover un revisionismo histórico-cultural y señala que en las pocas páginas dedicadas a la política cultural en su Programa Electoral hay similitudes con los planes culturales del partido polaco, Ley y Justicia, que aparte de ampliar el apoyo público al sector cultural, estableció nuevos museos e instituciones (incluido el Museo de Historia de Polonia en Varsovia) y defendió la promoción de los valores y la moral católicos a través de las políticas culturales.

La Política Internacional de Vox

Santiago Abascal confiesa en la entrevista de Fernando Sánchez Dragó recogida en su libro, Santiago Abascal. España Vertebrada, sobre que piensa sobre la Política internacional: «¿Ves? Ahí me pillas. Ése es un mundo en el que no tengo demasiadas convicciones, más allá de nuestro compromiso de actuar siempre en pro de los intereses de España»{26}. Varios meses después es más concreto en una entrevista para la revista conservadora polaca Do Rzecyz{27}, afirma que Vox cree en el proyecto de una Europa común, pero no en su forma actual y critica que Europa niegue sus propias raíces, rechazando la herencia del Cristianismo, de Roma y de Grecia. Mantiene que en la Unión Europea existe un déficit democrático: no conocemos a nuestros representantes, no tenemos ninguna influencia en la forma en que trabajan y, esta máquina está más allá del control democrático. Acaba afirmando que el Parlamento Europeo debe ser repensado. Aparte como era de esperar se opone a la federalización de Europa.

Es verdad que Vox publicó un Programa Electoral, que anunciaba cien medidas, para la “España viva” pero sólo cinco desde la noventa y seis a la cien se refiere a la Política Internacional:

«96. Impulsar en Bruselas un nuevo tratado europeo, en la línea que defienden los países del grupo de Visegrado en cuanto a fronteras, soberanía nacional y respeto por los valores de la cultura europea y que aumente considerablemente el peso de España en la toma de decisiones, al menos tanto como lo hacía el tratado de Niza.

97. Reducción del gasto político europeo, eliminar duplicidades y agencias que se inmiscuyan en la soberanía nacional. Exclusividad del Estado, en lo que se refiere a relaciones internacionales (art. 149 de la Constitución). Supresión de toda representación política exterior de regiones o municipios.

99. Incidir en la bilateralidad en las relaciones internacionales, abandonando organismos supranacionales si son contrarios a los intereses de España. Reevaluación de la contribución española a dichos organismos. Creación de una Agencia para la ayuda a las minorías cristianas amenazadas, imitando la iniciativa de Hungría.

100. Impulsar un gran Plan Nacional de Cooperación Internacional con las naciones de la comunidad histórica hispana para la ordenación de las inversiones, ayuda a las empresas españolas, garantizar la seguridad jurídica en los países de acogida y ordenar el flujo migratorio»{28}.

En esta batería de medidas es difícil expurgar medidas concretas. Esta indecisión llega hasta el extremo de no saber en el momento en que se redactó el programa electoral en qué grupo parlamentario se iba a inscribir Vox en el Parlamento Europeo, porque como señala Miguel Urban sobre las posibles alianzas de Vox:

«Sus alianzas distan de encuadrarse de encuadrarse en la principal familia de la ultraderecha europea y responden más a una mexcolanza de reaccionarios, neocons y ultraliberales, que casan poco con la retórica proteccionista y pseudosocial de Le Pen o Salvini.No podemos perder de vista que Vox es, por encima de todo, un partido ultraconservador en lo moral y neoliberal en lo económico. Sobre estas dos premisas orienta sus alianzas internacionales, más allá de que alguna de sus almas ultraderichistas se sienta más cómoda con la familia política de Salvini y Le Pen»{29}.

Cómo pronosticaba Miguel Urban, Vox se integró en el Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos{30} que incluye a los tories británicos, a los polacos de Ley y Justicia, y a la Alianza Flamenca, en lugar de hacerlo Grupo Europa de las Naciones y de las libertades (ENF) que ahora se denomina “Identidad y Democracia” y que acoge a los partidos de Salvini y Le Pen.

En diciembre de 2018 Rafael Bardají ingresa en Vox como vocal en la Comisión Ejecutiva para encargarse del área de Relaciones Internacionales, (alardea que entre sus amigos actuales en la Casa Blanca están Jared Kushner, el yerno del Presidente, y John Bolton, el Consejero de Seguridad{31} y que gracias a su amistad con Steve Bannon éste puede ofrecer a Vox contactos y un proyecto político). Vox encarga a Rafael Bardají entablar relaciones con los republicanos de Trump y con el Frente Nacional Francés{32} por mediación de Steve Bannon (confiesa en una entrevista que concedió a Rosa Cuevas{33} que le conoció a través de un amigo del mundo financiero y que tuvo oportunidad de visitarlo en varias ocasiones y asegura que trabajó con él en un pequeño despacho del “Ala Oeste” de la Casa Blanca).

Steve Bannon es un banquero de inversiones que compró Breitbart News (un sitio web de noticias, opiniones y comentarios políticos) y le transformó en el altavoz del movimiento de la derecha alternativa, (Alt-Right){34}, que viene a ser una comunidad online donde se mezclan un gran número de prejuicios con la idea de que la principal amenaza para la libertad en EEUU es la corrección política, que conduce a la censura. Con esta lógica su actividad consiste en publicar los mensajes más racistas, anti -inmigrantes, misóginos y antisemitas posibles. Sobre Steve Bannon, Manuel Castells escribe:

«Llegó a ser consejero especial de Trump en la Casa Blanca incluso con un puesto relevante en el Consejo de Seguridad Nacional hasta que sus enfrentamientos con los directores del gabinete presidencial y con la familia Trump provocó su despido en agosto de 2017. En realidad el narcisismo de Trump no soportó que se atribuyera a Bannon el calificativo de creador de la estrategia del movimiento»{35}.

Steve Bannon intentó posteriormente crear una internacional soberanista que denominó “The Movement” para agrupar a los partidos de la derecha radical europea y a los nacional- populistas, pero su labor no tuvo mucho exito{36}, a pesar de los elogios que Steve Bannon regala a Salvini y a Orban{37}.

Lucia Mendez en una entrevista para el diario El Mundo le pregunta a Rafael Bardají: «¿Vox se parece más a Trump o a Le Pen?», y éste la responde:

«Con Le Pen hay pocas coincidencias, no podemos olvidar que los franceses nos invadieron. Y la cultura política francesa es estatista. Nos parecemos más a Trump, en su guerra cultural con lo establecido, con lo políticamente correcto, con esa filosofía de que todo tiene que ser consensuado, soft, blando. Coincidimos en el «América, primero». España y los españoles, primero»{38}.

Rafael Bardají en lo que se refiere a su ubicación y la de Vox en la Política Internacional sólo recoge lo que defiende el informe del Grupo de Estudios Estrátegicos (GEES)”. La nueva derecha europea: Qué es, Qué esperar, Qué hacer”, que se plantea dónde debe de estar un neoconservador español ante los retos que afronta Europa y que fuerza política se encuentra más cerca. El informe concluye diciendo que un neocons español puede identificarse sin gran esfuerzo con Donard Trump y añade, en menor medida, también, en política internacional.{39} Esta pequeña salvedad del Informe queda en nada porque a Rafael Bardají se le cooptó para el equipo dirigente de Vox por sus contactos con los “neocons” americanos y con Steve Bannon, paladin de una “internacional” de la derecha radical, pero al final la gestión política de Donarl Trump ha sido radicalmente cuestionada incluso desde la cúpula del Partido Republicano y de su política exterior lo menos que se puede decir es que es estrambótica. Podemos suscribir las palabras de Juan Tovar Ruiz sobre la Política Exterior de Donald Trump que se caracteriza en primer lugar por:

«La disfuncionalidad de un proceso de toma de decisiones problemático, que ha unido a un presidente emocional y con poca experiencia con un staff donde parte de los principales nombramientos – en especial en el Departamento de Estado– no han sido realizados, y donde las filtraciones son continuas, la estrategia sigue mostrándose inexistente y los esfuerzos del todavía jefe de gabinete, John Kelly, por reconducir la situación han sido notable. En segundo lugar, la falta de una visión estratégica clara que permita a Estados Unidos afrontar los enormes desafíos en el marco del sistema internacional. Es aquí donde se deben enmarcar los principales desafíos de la Administración y no tanto en un debate exagerado sobre la supervivencia del orden liberal internacional o en las continuidades en política exterior con su predecesor que, hasta el momento, han sido más frecuentes y relevantes de lo reconocido por la mayor parte de los analistas que se han pronunciado en los debates públicos, dentro y fuera de la potencia norteamericana»{40}.

Para comprender a Vox como escribe Angelo Panebianco hay que dejar aparte los prejuicios tan comunes en los politólogos que estudian los partidos políticos y entender que Vox en su ideario y en su organización se está construyendo cada día:

«Existe una notable resistencia, en la mayor parte de los trabajos contemporáneos a estudiar los partidos precisamente en aquello que tiene de más característico: su condición de organizaciones. En parte esta resistencia es sin duda el resultado de dificultades objetivas, propias de cualquier intento de análisis de los partidos políticos. Pero en parte es también el resultado de prejuicios, de hábitos mentales muy extendidos en la literatura sobre los partidos, que crean barreras y separaciones difíciles de romper entre el observador y el objeto observado»{41}.

En la renovación de la ejecutiva de Vox de febrero de 2020, Rafael Bardají sale del Comité Ejecutivo Nacional{42}. Su caída tiene mucho que vez con su sintonía con Donald Trump y con el fracaso de “The Movement” y sobre todo con en el proceso de consolidación de Vox y su búsqueda de una política exterior más “razonable” y en la línea con las políticas exteriores de los partidos nacional-populistas de Europa.

——

{1} Iván Llamazares & Luis Ramiro, “Les espaces politiques de la droite radicale espagnole. Une analyse des facteurs politiques de la faiblese de la nouvelle droite en Espagne”, Pôle Sud, 25 (2006), págs. 137-152.

{2} Cristian Campos, “Cuánto ha pesado Cataluña en el auge de Vox”, en Müller, J. (coord.): La Sorpresa de Vox, Deusto, Barcelona 2019, págs. 112-127.

{3} Fondation pour l’innovation politique (2019). Vox, la fin de la exception espagnole. Recuperado de http:// www.fondapol.org › Etudes

{4} Cas Mudde & Cristóbal Rovira Kaltwasser, Populismo: una breve introducción, Alianza, Madrid 2019.

{5} Pippa Norris, Derecha Radical. Votantes y partidos políticos en el mercado electoral. Akal, Madrid 2009, pág. 65.

{6} www.outono.net › elentir › 2019/06/10 › la-entrevista-a-s.

{7} Arthur M. Schlesinger, La Política de la Libertad, Dopesa, Barcelona 1972.

{8} Guy Sorman, La revolución conservadora americana, Folio, Barcelona 1985, pág 9.

{9} José María Marco, La nueva revolución americana:por qué la derecha crece en los Estados Unidos y por qué los europeos no lo entiende, Ciudadela Libros, Madrid 2007.

{10} Oscar Elía Mañu, “Los desporables de Abascal”, ABC, 11/09/2018.

{11} gees.org › revolucion-conservadora-razon-o-voluntad

{12} www.almendron.com › pdf › reflexion › reflexion_0840

{13} Alberto Acereda, ”Feminismos trasnochados”, Libertad Digital, 10/01/2016.

{14} www.gees.org › la-radicalizacion-del-feminismo (15/08/2018)

{15} Carlos Flores Juberías, “Memoria histórica y tentación totalitaria“, ABC, 26/01/2010.

{16} Pedro Fernández Barbadillo, Eternamente Franco, Homo Legens, Madrid 2008.

{17} Berta Álvarez-Miranda, “Entrevista con Ana Ortiz. Voces a contracorriente: diversidad y respeto a los valores occidentales”, Panorama Scial, 8 (2009), págs. 196-200.

{18} gees.org › articulos › ecocensura-cambio-climatico-y-s.

{19} Carles Ferreira, “Vox como representante de la derecha radical en España: un estudio sobre su ideología”, Revista Española de Ciencia Política, 51 (2019), págs. 73-98.

{20} Santiago Abascal & Gustavo Bueno Sánchez, En defensa de España. Razones para el patriotismo español, Ediciones Encuentro, Madrid 2011, pág. 148.

{21} José María Marco, “La nación española” en MICHAVILA, B. (Coord.): España en la nueva Europa. Madrid. Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, 2000, pp. 27-56.

{22} José María Marco, “Álvarez Junco, el deconstructor”, La Ilustración española: revista española y americana, 37 (2008)

{23} Oscar Elía Mañu, “Navarra desnortada”, Libertad Digital, 14/10/2008

{24} www.gees.org › articulos › la-espaia-viva-de-abasca

{25} www.bitacora.com.uy › auc

{26} Alfonso Goizueta Alfaro, “Ahí me pillas. La política exterior de Vox.”, ABC, 12/04/2019.

{27} outono.net › elentir › 2019/06/10 › la-entrevista-a-s...

{28} www.lainformacion.com › programa-electoral-de-vox-

{29} Miguel Urban Crespo, La emeregencia de Vox. Auntes para combatir la extrema derecha española, Sylone–Viento Sur, Barcelona 2019, pág. 83.

{30} “Vox se integrará en el Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos del Parlamento”, Okdiario, 13/06/2019.

{31} Luis Rendueles, “Vox se reunió en el capitolio con el consejero de seguridad de Bush”, El Periódico, 09/12/2018

{32} José Antequera, “La vieja Guardía Aznarista se pasa a Vox”, Diario 16, 30/11/2018

{33} Rosa Cuervas-Mons, “Entrevista a Rafael Bardají: ‘Si cae Israel, la siguiente batalla la damos nosotros’”, La Gaceta, 03/02/2018.

{34} Laura Raim, “La derecha alternativa que agita a los Estados Unidos”, Nueva Sociedad, 267 (2017), págs. 53-71.

{35} Manuel Castells, Ruptura. La crisis de la democracia liberal, Alianza, Madrid 2007, pág. 47.

{36} Ismael Monzón, “Bannon viaja a España para asesorar a Abascal. Vox ha logrado empujar al centro derecha al populismo”, La Razón, 26/03/2019.

{37} Daniel Verdú, “Salvini y Orbán son los políticos más importantes hoy”, El País, 25/03/2019

{38} Lucía Méndez, “Rafael Bardají, ideólogo de Vox: coincidimos con Trump no con Le Pen”, El Mundo, 4/02/2019.

{39} Grupo de Estudios Estrategicos (2016). “La nueva derecha europea: Qué es, Qué esperar, Qué hacer.” www.gees.org

{40} Juan Tovar Ruiz, “La doctrina Trump en política exterior: fundamentos, rupturas y continuidades”, Revista CIDOB d’Afers Internacionals, 120(2018), págs. 259-283.

{41} Angelo Panebianco, Modelos de partidos: organización y poder en los partidos politicos, Alianza, Madrid 1995, pág. 28.

{42} Álvaro Carvajal,“Santiago Abascal rearma la cúpula de Vox con perfiles más políticos e ideológicos”, El Mundo, 22/02/2020.

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