El CatoblepasSeparata de la revista El Catoblepas • ISSN 1579-3974
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El Catoblepas · número 194 · enero-marzo 2021 · página 14
Artículos

Sobre las ideologías

Pedro Espejo-Saavedra Roca

El diagrama de David F. Nolan y la política española en 2020

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Este artículo fue concebido el 24 de agosto de 2020 y perfilado en sus líneas generales inmediatamente en los días sucesivos. Fue motivado por el estupendo programa de Teatro Crítico titulado El diagrama de Nolan ¿Qué es la izquierda y la derecha?, realizado por dos mexicanos, Axel Juárez Rivero y Fernando López Márquez, en un estupendo español, el 8 de junio de 2020: www.teatrocritico.es/2020/p024.htm

Nosotros vamos a continuar dicha exposición, que se centra como es natural en la política mexicana pero que al aplicar el Materialismo Filosófico adquiere alcance universal, aplicando el rasguño del Gustavo Bueno Martínez publicado en el año 2010 en la revista El Catoblepas: “Sobre la transformación de la oposición política izquierda/derecha en una oposición cultural (subcultural) en sentido antropológico”. El sentido de mi comentario va a ser establecer una teoría de las ideologías políticas del presente infecto español a partir del diagrama del estadounidense David F. Nolan (1943-2010) que apareció por primera vez en 1971 en la revista mensual The Individualist de la Sociedad por la Libertad Individual en un artículo titulado Classifying and Analyzing Politico‑Economic Systems, y que ha sido la inspiración para infinidad test, de carácter sociológico o simplemente como entretenimiento, en la determinación de la orientación política de un individuo o de cualquier grupo humano sea de la naturaleza que sea. Nosotros vamos a partir de la idea de que esta orientación política así establecida tendrá carácter sociológico o a lo sumo ideológico. Porque nos parece que la política como tal es dependiente inexorablemente de una concepción filosófica crítica, que salvo que sea agnóstica, en tanto que exacerbación crítica, deberá ser sistemática. Es decir, dependiente de una concepción filosófica completa, y por tanto, salvo que se caiga en un fundamentalismo sociológico, no podrá ser envuelta por ningún test, por muy científico, en este caso sociológico, que sea. Lo cual no quita para que reconstruyamos el diagrama de Nolan para establecer una clasificación de las ideologías políticas españolas actuales. Porque, ni que decir tiene, que esta teoría de las ideologías será usada, sobre todo si tiene pregnancia, en sentido partidista ideológico, por otra parte inevitable, con lo que perderá progresivamente su vigor.

La intención de este comentario, es fundamentalmente, fomentar, mediante la crítica ideológica, políticas de Estado en España, dada, me parece la desmesurada ideologización de la confrontación política española de nuestros días. Para que el lector me sitúe políticamente, diré, que según mi criterio, la acción más decisiva que pueden realizar los españoles es vencer a los independentistas tanto vascos como catalanes, para evitar la peligrosa deriva política que está tomando la nación, y que repito según mi parecer, nos perjudicará gravemente, en cualquier acción soberana que intentemos llevar a cabo. Pero dejemos la política sustantiva, aunque no perderemos el criterio del Estado, como fundamento de la política, como muy bien han señalado Axel y Fernando en su vídeo para clasificar las ideologías. Este criterio, es, repito, como muy bien han señalado, un principio fundamental de la filosofía política del Materialismo Filosófico de Bueno, que nos sitúa de lleno en el espacio antropológico, ya que el Estado es la institución totalizadora de las naciones políticas.

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Este es el diagrama de Nolan, ligeramente modificado y simplificado, tal como aparece en primera imagen de la entrada Gráfico de Nolan de la Wikipedia.

Al referirnos a las ideologías del presente inevitablemente ordenaremos a los partidos políticos, no pretendemos con ello ser partidistas –aunque necesariamente lo sea al votar, y el voto en blanco también es un derecho constitucional–, porque su acción política será necesariamente sustantiva o no será, y las ideologías a lo sumo serán un condimento necesario para la confrontación dialéctica entre los partidos en la pugna electoral, pero que quedará completamente en la sombra de una acción verdaderamente sustantiva –es decir, eutáxica del Estado: perdurable en el tiempo y en beneficio de los ciudadanos–, y esto aunque la ideología tienda a ser lo más público de los partidos políticos. De ahí que nuestra crítica ideológica tenga paradójicamente un sentido de fomentar las políticas de Estado. Dicho de otra manera, lo peor que puede hacer un partido político es creerse su propia ideología o ser preso de una ajena, lo que es todavía peor, si ha sido generada, desde o por, los intereses de otra nación.

Una de sus principales ventajas es que es bidimensional, lo cual se adapta muy bien a la consideración de la Filosofía como saber teórico. Ahora bien, desde nuestras coordenadas teóricas y para nuestro objetivo teórico de clasificación de las ideologías vamos a plegar el diagrama de Nolan precisamente por el eje izquierda‑derecha y vamos a invertir la posición de la izquierda y la derecha. Esto lo hacemos por consideraciones de Filosofía de la Historia, ya que la izquierda surgió frente al Antiguo Régimen, aunque luego la derecha asumió también esta transformación. Este contexto es precisamente el de la Revolución Francesa y el nacimiento de las naciones políticas canónicas. Y ahora vamos incorporar las flechas a los propios términos de derecha e izquierda. En la fuente de las flechas pondremos al Estado, que nos remite al fundamento filosófico. Por otra parte anularemos la idea de centro, ya que toda acción política es partidista, aunque su resultado sustantivo afecte a la esencia de la nación política según muy diversos grados de profundidad. En definitiva, y asumiendo las críticas que sobre él se manifestaron en el programa mencionado de Teatro Crítico, propondremos el siguiente diagrama triangular transformado:

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Vamos a hacer algunas aclaraciones sobre este diagrama. La primera es que tanto el liberalismo como el autoritarismo aparecen en los dos lados adyacentes vértice del Estado, pero por razones de claridad del diagrama no lo he escrito. Si bien es cierto, que de manera inversa en cada lado, es decir, desde el lado de la Derecha el sentido del liberalismo es el Estado, mientras que el sentido del autoritarismo (no escrito) es la Filosofía de la Historia o punto de la Derecha; mientras que de lado de la Izquierda ocurre lo contrario, el sentido hacia el estado es el autoritarismo, el sentido liberal (no escrito) es el de la Filosofía práctica. La denominación de “autoritarismo” se corresponde con la denominación “totalitaria” del diagrama de Nolan, la hemos cambiado para evitar la correspondencia con los regímenes totalitarios, así llamados de comienzos del s. XX, fascismo italiano, nacional socialismo alemán o nacional catolicismo (franquismo) español. Preferimos esta denominación más neutral porque creemos que se ajusta más al carácter lisológico de las ideologías. Aunque en muchas ocasiones, la propia práctica ideológica use referencias históricas, generalmente de manera muy grosera, para descalificar a los rivales políticos.

Con respecto al cambio de lugar de la posición de la Derecha y la Izquierda de nuestro diagrama con respecto al de Nolan, diremos que viene motivada por un “convenio de signo”: dado que escribimos de izquierda a derecha, y la derecha en tanto que su génesis remite al Antiguo Régimen, que es precedente a la izquierda –jacobina según la conceptualización de Bueno en el Mito de la izquierda–, como promotora de Revolución Francesa, hacemos coincidir, por convenio, este sentido con el de la escritura. Un árabe, utilizaría, según este mismo convenio, el sentido contrario. Puede parecer externo, pero no lo es si pensamos que la Filosofía es un saber intrínsecamente discursivo. Si quieren, el convenio es estético, pero la estética es muy importante.

Según nuestras coordenadas filosóficas deberíamos haber usado en vez de la denominación Filosofía de la Historia, la denominación de Filosofía Especulativa, pero esto complica el ajuste con las ideologías políticas, y la correspondencia con del diagrama de Nolan que enfatiza la Economía. Nosotros preferimos la Historia por profundas razones teóricas de la composición de las filosofías centradas de las ciencias humanas. Aquí sólo indicaremos que tanto las filosofías centradas de la Economía, el Derecho, la Sociología y la Lingüística (como ciencias humanas) se sitúan internamente en el mismo plano que el Estado, es decir, en el espacio antropológico, mientras que la Filosofía de la Historia es la única que trascendental a dicho espacio, al igual que la Filosofía práctica. De ahí el cambio de nombre. De este modo el progressus de la dialéctica filosófica va de manera divergente del Estado a sus planos trascendentales, y el regressus converge al revés. Así encajamos el sentido de los lados triángulo, resaltado en grueso, en nuestro diagrama. Es claro, según esto, que tal triángulo tiene naturaleza política, acogiéndonos a la definición aristotélica del hombre como animal política.

Dicho esto, parece que nuestro diagrama con respecto al de Nolan, ha reducido las ideologías a las dos clásicas del siglo XVIII: izquierda y derecha. Pero no es así. Las ideologías –porque realmente sostenemos que sólo la estructura triangular es sustantiva con respecto a la esencia de la política– son los diversos caminos que ya partan de la posición de la Derecha o de la Izquierda alcance al Estado. Dichos caminos serán ideológicos, según los criterios de nuestro diagrama, por parciales con respecto a nuestra certeza en la estructura triangular de la política. Que no es otra cosa, que la misma naturaleza de la Filosofía.

Según nuestro diagrama –pensado para los partidos políticos españoles en torno al año 2020– las posiciones ideológicas son:

IdeologíaCamino ideológico al Estado

Partido político

Líder
Derecha indirectaA través de la izquierda.PPPablo Casado
Izquierda indirectaA través de la derechaPSOEPedro Sánchez
Izquierda directaAutoritariamentePodemosPablo Iglesias
Derecha directaLiberalmenteVoxSantiago Abascal

Desde nuestro diagrama los partidos independentistas no desembocan en el Estado (por lo menos en el español). Su ideología requeriría un estudio a parte que aquí no nos interesa. Sólo decir que su posición es sectaria respecto al poder delegado del Estado que los mantiene. Por eso su ideología se nutre del enfrentamiento o de las ventajas de su chantaje. Los partidos regionalistas o autonómicos leales a España mantienen una ideología acorde según su posición relativa con respecto al vencedor de las posiciones mayoritarias que son las que clasificamos (en torno al año 2020). Digamos que su posición ideológica es flotante, partidista como todas las mayoritarias, dentro del pluralismo político constitucionalmente establecido. El partido Ciudadanos dirigido por Inés Arrimadas recogería aspectos ideológicos que irían desde la izquierda indirecta hasta la derecha directa, pasando por la indirecta. Este partido se identificaría además de por su amplio espectro ideológico, por su defensa de España contra los independentistas, sobre todo catalanes.

Reiterar que nos estamos moviendo en el terreno puramente ideológico, es decir, no tratamos de valorar la oportunidad de las acciones políticas concretas que se proponen, según cursos publicitarios muy diversos, en cada momento. Es evidente, por otra parte, que las acciones políticas vencedoras, lo serán necesariamente, según nuestro criterio, cuando contengan completamente la estructura triangular de la esencia política. Esto es lo mismo que decir, cuando sean ciertamente políticas. Dicho de otro modo, cuando su finalidad alcance realmente al Estado.

Antes de comentar las diferentes posiciones ideológicas es preciso indicar que nuestro diagrama supone la disolución de la distinción sustantiva entre la derecha y la izquierda. Esta es la idea central que nos parece mantiene Bueno en su rasguño. De ahí que tanto la izquierda como la derecha sean mitos. De ahí también que desemboquen en izquierdas y derechas indefinidas, según la clasificación del propio Bueno, que aparece resumida en la página del programa Teatro Crítico mencionado. No se trata, por tanto, de elegir una generación ya sea de izquierda o de derecha dada históricamente más o menos conveniente, o de promover una nueva izquierda o una nueva derecha. Me parece que lo Bueno propone es la responsabilidad de los votantes más allá de la ideologías. Unos votantes desengañados pero comprometidos y que son muy conscientes de que el poder no estructurado por un Estado eutáxico corrompe. Creemos que nuestro diagrama va en esa dirección. Este principio se sitúa más allá de las formas de gobierno, y por tanto no queda sometido al fundamentalismo democrático. Aunque si mantiene necesariamente el concurso del pluralismo político que no sectarismo.

Los votantes, por tanto, están en la tesitura no de imaginar lo que van a hacer sus partidos cuando resulten victoriosos, sino de lo que van a lograr, y esto referido a un contexto inmerso en la dialéctica de Estados o coyuntura política. Entonces el lema no es “por su obras los conoceréis”, sino “por sus victorias los conoceréis”.

Desde este punto de vista, los dos libros de Bueno El mito de la izquierda y el mito de la derecha, aceptando nuestro diagrama, podrían interpretarse como dos modos de degeneración, de la derecha con respecto a los géneros especulativos, de la izquierda con respecto a la especie práctica.

Bueno, por otra parte, al comentar en el rasguño –que en realidad tiene carácter de síntesis de su teoría política– su trabajo La Ética desde la izquierda dice que en él se establecía una encuesta en el que se incluían rasgos estrictamente políticos y extrapolíticos, que nos parece se adecua más a la realidad española, en la misma línea de la aplicación del diagrama de Nolan o similares, pero que adolece, como ya hemos dicho de la limitación sociológica. No pretendemos disminuir con ello su importancia. Simplemente su verdad aunque determinante y referida a las clases sociales, es insuficiente para teorizar el carácter revolucionario de esencia política. Dicho de otro modo, los términos que se eligen o valoran en un test son insuficientes para caracterizar una teoría filosófica, ya que su capacidad crítica se debe a su carácter estromático, es decir, a la vinculación de los términos y las relaciones mediante las operaciones.

Este carácter revolucionario del complexo de la esencia política no es más que la dimensión diacrónica del carácter totalizador del Estado que Bueno estableció en su obra de 1970 El papel de la filosofía en el conjunto del saber. Este carácter complexo se establece a través de la consideración de que toda institución, y en general toda idea filosófica, es en realidad una esencia genérica o platónica, con núcleo, cuerpo y curso.

Volviendo a nuestro diagrama y a la asignación a la política española en torno a 2020, diríamos que las posturas indirectas tienen una cierta falsa conciencia: la derecha cuando se dirige a la izquierda, es decir, a la filosofía práctica, porque cree que su identidad histórica queda en entredicho por una supuesta radical libertad individual, de ahí su conservadurismo; por el contrario a la izquierda le sucede los mismo al dirigirse a la derecha porque cree que su radical libertad individual queda comprometida por un supuesto pasado ya acabado, de ahí su progresismo. El progresismo, sin embargo, tiene el marchamo de jugar a contracorriente, cosa que resulta muy atrayente a los artistas, que suelen confundir esta contracorriente, con el regressus del marco trascendental al fundamento antropológico. Quizás porque todavía recuerdan el fundamento ontoteológico de la Filosofía de la Historia vigente hasta Hegel. Esta ida y vuelta entre conservadurismo y progresismo se refleja muy bien en el dicho: si de joven no se es de izquierdas no se tiene corazón, y si de viejo no se es de derechas no se tiene cabeza.

La derecha indirecta concibe al Estado de modo negativo es decir de modo autoritario, por eso se aleja de él de modo liberal. Por el contrario la izquierda indirecta valora positivamente al Estado como la manera más eficaz de garantizar su libertad práctica, en eso consiste su liberalismo.

Las posiciones directas, sin embargo, huyen de la falsa conciencia, y se plantean de modo directo la relación con el Estado. Eso sí, a costa de ocultar un plano filosófico. La derecha directa, el aspecto moral o práctico. La izquierda directa el aspecto histórico. Así la derecha directa coincide con la izquierda indirecta en el peso del Estado, liberalismo. Pero ahora la derecha directa lo reclama desde la continuidad histórica. A su vez la izquierda directa coincide en su valoración autoritaria de la derecha indirecta, sólo que ahora no por motivos históricos, sino estrictamente prácticos. Aquí situamos, por ejemplo, el orgullo del carácter asambleario –presas quizás del fundamentalismo democrático– del que presumía al principio Podemos, aunque, me parece, que al final han tenido que reconocer que “donde hay patrón no manda marinero”. A parte de la broma, aquí se sitúa también la problemática del feminismo o de la “ideología de género” como reivindicación práctica contra la opresión del Estado. El ecologismo tiene peor encaje, salvo quizás, que se mantenga que hay una connivencia entre el Estado y las grandes empresas contaminantes. Decir también que esta ocultación de un plano filosófico de las ideologías directas les hace menos transversales, aunque más firmes.

Las ideologías directas en España quizás ha surgido en España para recoger cierto desánimo, quizás por falta de dinamismo en la renovación de los partidos indirectos o quizás debido a las dificultades que tiene para abrirse camino frente a los procesos de integración continental que se están produciendo fruto del desarrollo del modo de producción tecnológico. Pensemos en las grandes áreas geopolíticas: América a cuyo frente está el Imperio Norteamericano, la renovada, o en proceso de renovación, Rusia, el Estado Islámico, centrado en el antiguo Imperio Persa, el sudeste asiático con la gran China, pero también con India y la no menos importante, aunque más desconocida Australia, y sin olvidar, por supuesto, el lento caminar de la desarrollada Comunidad Europea o el gran potencial de África.

Esquemas menos ideológicos aunque un tanto lisológicos son, por ejemplo, la consideración de los gobiernos o candidatos a gobiernos según el par instruidos/no‑instruidos cruzado con el par con o sin ganas de trabajar. Desde luego son muy adecuados, aunque, por supuesto no completos, para intentar pronosticar los resultados de una posible futura acción de gobierno.

En definitiva, nuestro diagrama intenta recoger la ventajas del diagrama de Nolan y reflejar cierta estandarización de la política en el que el posicionamiento ideológico de los partidos políticos queda en cierto modo al descubierto si no va seguido de resultados políticos concretos, cuya valoración por otra parte, es muy complicada. El único camino que tenemos abierto es partir del desarrollo de las ciencias (naturales y humanas), no sólo de la Economía como proponía Nolan en la década de los años 70 del siglo pasado, para intentar conseguir una integración filosófica lo suficientemente potente.

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