El Catoblepas · número 200 · julio-septiembre 2022 · página 13

El PSOE y la II República: ¿democracia o comunismo?, de Javier R. Portella
Manuel Rodríguez Sancho
Crítica del libro publicado por Ediciones Insólitas (España, 2021)

Cuando supe de la existencia de esta obra sentí una profunda decepción. Todo parecía indicar que mi trabajo en el último cuatrimestre enfocado a una obra de las mismas características había sido superado. En cambio, más que enfado tuve la sensación de alivio porque, pese a ser un tema como el autor expone “necesario, absolutamente necesario”, me estaba provocando un profundo tedio y, cada vez más, me costaba sentarme a trabajar en el análisis. Pero, una vez leída la obra al completo, experimenté una segunda decepción porque, pese al atractivo título de esta, no deja de ser una recopilación de declaraciones de los líderes socialistas plasmadas en recortes de medios afines al PSOE durante la II República a los que el autor dedica un breve comentario, pero sin situar dichas notas en el contexto histórico ni analizar las influencias ideológicas que les hacen llegar a tales interpretaciones de la realidad, a saber, las obras de Marx, Lenin, Rosa Luxemburgo o Bernstein, como si la revolución, la persecución a las ideología contrarias, la quema de conventos o la matanza de clérigos se debiera a un impulso sádico y una condición humana facinerosa y no a una situación política europea donde las democracias liberales estaban en caída libre y desprestigiadas tras la I Guerra Mundial, tanto el nacional-socialismo como el fascismo integraban con éxito a las masas en el Estado y la Unión Soviética mostraba de forma implacable que la ejecución política del ideal marxista era posible.
Tras esta breve introducción, expongo mí crítica.
I
Mis tesis de partida
Mis tesis de partida, tanto para la crítica de la obra del Sr. Portella como en la que yo me ocupaba, son las siguientes:
a) Clasificación de las izquierdas
Según la clasificación del filósofo español Gustavo Bueno en su libro El Mito de la izquierda, las izquierdas presenten durante la II República y la Guerra Civil se podría encuadrar en la 3ª, 4ª y 5ª generación{1}: anarquistas, socialdemócratas y comunistas respectivamente. Teniendo en cuenta dicha clasificación y, como expone con acierto el autor, se constata que en el PSOE existía el cisma entre la 4ª generación de Besteiro y la 5ª de Largo Caballero. Además, el filósofo riojano aporta en dicha obra que «el comunismo, en cambio, desde el principio, se propuso la transformación revolucionaria y racional del Estado burgués imperialista en un Estado comunista que, a su vez se orientaba hacia la transformación de los demás Estados, como fase previa para la “extinción definitiva del Estado”»{2}. Pero el propio Largo caballero señaló en 1933 la importancia del Estado en su proyecto, alejándose en este aspecto de las posiciones comunistas más teóricas:
[…] ¿Libertad para qué? Un Estado que sea consciente de su misión histórica, como lo es el nuevo Estado Republicano de España, no puede permitir que en el seno de la sociedad exista otro Estado tan o más fuerte que él. Por definición, el Estado es un poder absoluto, ésta sobre todos los poderes sociales. Esta es la característica de un Estado vital, de un Estado que está a la altura de su destino.[…] La libertad absoluta de enseñanza como cualquier forma de libertad absoluta, es incompatible con todo estado creador. ¿Libertad para qué?, se pregunta un verdadero hombre de Estado. ¿Libertad para socavar los cimientos del Estado y demolerlo en la primera ocasión propicia? Sería una ingenuidad que los verdaderos republicanos y los socialistas no estamos dispuestos a acometer. […]{3}
Mussolini, en 1929, reconocía lo mismo en relación al Estado y la libertad:
[…] El Estado fascista organiza a la nación, pero deja margen suficiente a los individuos; ha limitado las libertades inútiles y nocivas, pero ha conservado las libertades esenciales. El que juzga en este terreno no puede ser el individuo, sino solamente el Estado. […]{4}.
Mi conclusión es que la “izquierda de Largo Caballero” se puede encuadrar en la 5ª generación de izquierdas dentro del periodo Estalinista, «el periodo de la estatalización y centralización»{5}, coetáneo con la II República y la dictadura de Primo de Rivera, donde el líder socialista formó parte del Consejo de Estado. No hay que olvidar el odio que le generaban los anarcosindicalistas, «enemigos de todo Estado y de toda ley, mentes infantilmente utópicas»{6}.
En el ámbito de la relación entre los anarcosindicalistas y socialistas, hubiera sido digno de análisis el proceso ideológico e histórico que llevó a ambos bandos a unirse en el Frente Popular, cuando el odio de los de la II Internacional hacia los de la I era palpable desde la primavera de 1933. A continuación, una muestra:
[…] Son los sindicalistas, los enemigos de la República, del proletariado y de la decencia. Vea el ministro de la Gobernación si hay manera de meter en cintura a esos valientes Lo que no haga el Poder Público es posible que lo tengamos que hacer nosotros. Mancos no somos. Y nunca nos pesaría en la conciencia haber quitado de en medio a un mal nacido.[…]{7}
En cambio, la izquierda del PSOE del Régimen del 78 no se puede encuadrar en ninguna de las categorías anteriores sino dentro las “izquierdas indefinidas”, la “extravagante”{8} y, desde Zapatero, la “fundamentalista”{9}. Claramente, las políticas de Pedro Sánchez y sus socios de Gobierno hasta la fecha de la publicación de este artículo van dirigidas a profundizar aún más en la “izquierda fundamentalista” que a un regreso a la “izquierda definida de 4ª o 5ª generación”. Esta es la principal discrepancia entre el objetivo de mi estudio y el de la obra criticada porque, aunque Pedro Sánchez pretenda “actuar de la misma forma que Largo Caballero actuó” o Carmen Calvo subraye “la importancia de honrar la memoria de Francisco Largo Caballero”{10}, es su ignorancia y una visión mitológica del pasado lo que les hacen llegar a tales conclusiones, como se demostrará más adelante.
b) La II República, como mitología
La II República, y como ocurre cada vez más con la Transición, se ha convertido en un momento de la historia donde grupos incompatibles con la realidad pertenecientes a las izquierdas indefinidas sitúan de forma anacrónica una verdadera ejecución de sus dogmas ideológicos actuales, al igual que ocurre con Al-Andalus, Tartesos, la Guerra de “Secesión” o las épocas precolombinas. Por desgracia, estos delirios y mitificaciones no se atenuarán con el tiempo conforme el sistema público de enseñanza se devalúa, sino que aumentarán sustentados en los dogmas ideológico de las izquierdas indefinidas que en forma de pedagogía excusan su presencia en los centros de enseñanza. Por el contrario, resulta curioso como estas izquierdas pretenden mitificar, incluso negar su existencia, a una realidad histórica como es el Imperio Español y su posterior Estado y Nación política{11}, una realidad, que en cambio, la izquierda definida encuadrada en la figura de Lenin, si reconocía como realmente existente:
[…] En la Europa continental, de Occidente, la época de las revoluciones democráticas burguesas abarca un lapso bastante determinado, aproximadamente de 1789 a 1871. Esta fue precisamente la época de los movimientos nacionales y de la creación de los Estados nacionales {En España se concretó con la Constitución 1812}. Terminada esta época, Europa Occidental había cristalizado en un sistema de Estados burgueses que, además, eran, como norma, Estados unidos en el aspecto nacional. Por eso, buscar ahora {año 1914} el derecho de autodeterminación en los programas de los socialistas de Europa Occidental significa no comprender el abecé del marxismo. {Como no lo comprendieron, y ni mucho menos lo defendieron, el católico Sabino Arana procedente de una familia carlista de constructores de buques, el notario y señorito andaluz Blas Infante convertido al islam en 1924 y el periodista, ensayista y licenciado en derecho Enric Prat de la Riba}{12}
c) Libertad burguesa o libertad socialista
El autor señala que su obra «trata solamente de impedir que se siga presentando como una lucha por la libertad y la democracia lo que era una lucha por la revolución y el comunismo. Punto. Eso es todo», donde su idea de democracia es la “democracia liberal” con su “economía de mercado”.
Si bien ha adjetivado, con acierto, el sustantivo democracia con liberal, para distinguirla de la democracia popular o la democracia orgánica, sin embargo, no ha realizado en su obra la misma operación para el término libertad. No es mi idea tratar el origen filosófico de este término sino simplemente indicar, que dentro de cada ideología o religión, existe intrínsecamente una idea de libertad que entra en conflicto con la del colectivo contrario:
Libertad burguesa y libertad proletaria. Los liberales burgueses nos acusan a los socialistas de antiliberales porque negamos la libertad de comercio e industria y pretendemos socializar todos los medios de producción y de cambio. Pretenden que el hombre sea libre para esclavizar a sus hermanos y nos llaman antiliberales porque les negamos esa libertad. Si fuese lógicos deberían reconocer la libertad del hombre para poseer esclavos. Olvidan que si esta libertad no sería justa, porque se opondría a la libertad de los esclavos, tampoco lo es aquella, porque se opone a la de cuantos no son propietarios de los medios de trabajo y tienen que depender de quienes los poseen, es decir, los burgueses. El Socialismo, no solamente es liberal, sino que ha superado al liberalismo burgués que reconoce al hombre toda suerte de libertades; pero le niega la de vivir.[…]{13}
La “democracia pura” es un embuste de liberal que embauca a los obreros. La historia conoce la democracia burguesa, que sucede al feudalismo, y la democracia proletaria, que sustituye a la burguesa. Cuando Kautsky consagra casi decenas de páginas a "demostrar" la verdad de que la democracia burguesa es más progresiva que el medievo y de que el proletariado debe utilizarla sin falta en su lucha contra la burguesía, eso no es sino charlatanería liberal que embauca a los obreros.{14}
Mi posición en este aspecto está clara, el PSOE actual con sus socios de Gobierno toman las posiciones del „renegado Kautsky“ en la disyuntiva entre democracia y libertad burguesa frente a la proletaria.
d) El problema religioso
Como se mencionó al comienzo del artículo, el autor no expone los motivos que llevaron a la quema de conventos e iglesias, quizás dando por hecho que el lector de su obra los conoce o accede condicionado a intuirlos. En la revista El Socialista existen infinidad de artículos y cartas al director desde el 14 de abril de 1931 que señalan los dos principales argumentos antieclesiásticos, especialmente contra los jesuitas, según mi parecer:
El PSOE consideraba, a imagen y semejanza de la Tercera República Francesa, la II República como una ruptura con el Antiguo Régimen, el cual aún seguiría en España vigente hasta la huida de Alfonso XIII, como si las Cortes de Cádiz jamás hubieran existido.
El primer homenaje popular de la República lo tributó el pueblo madrileño a la figura inmortal de Pablo Iglesias. […] Mirada desde los balcones la manifestación ofrecía un aspecto fantástico. Sobre las cabezas ondeaban multitud de banderas rojas. Y los manifestantes entonaban el himno de los trabajadores, “La Internacional”, y el republicano, la “Marsellesa”.{15}
[…] Ahora hay que luchar por la separación de la Iglesia y el Estado, expulsión de la órdenes religiosas y confiscación de sus bienes, enseñanza laica, escuela única.[…]{16}
En El Mito de la Izquierda encuentro un apoyo a mi tesis:
[…] Cabe afirmar que es en la Tercera República en donde la izquierda prístina de primera generación, como izquierda radical, encuentra su continuidad más aproximada, frente a las otras izquierdas que habrían ido ya organizándose. Se trata de una izquierda republicana y laica (separación de la Iglesia y del Estado, con tendencias anticlericales: (“Clericalismo, he ahí el enemigo”, decía Gambetta), que establece el impuesto progresivo sobre la renta (por influencia socialista) y sustituye el ejército permanente por milicias […]{17}
[…] La República fue el rótulo que aglutinó a las izquierdas españolas en 1931 (con excepción del grupo de derecha liberal, y de los nacionalistas vascos o catalanes). Pero la izquierda, mayoritariamente, entendía la República al modo de la tradición prístina, como República referida a la Nación española, es decir, como transformación de la Monarquía española en “República de trabajadores de todas las clases”.[…]{18}
Existía la necesidad de sustituir los contenidos religiosos en las aulas por los de las nuevas ideologías:
[…] pero llegará un momento, cuando se haya establecido una legalidad constitucional efectiva, en que volveremos a nuestras tiendas, para continuar nuestra obra de organización y educación de la masa obrera, preparándola para realizar su revolución, la revolución socialista. […]{19}
[…] Para mí no hay revolución simplemente porque se lleve a efecto un cambio de régimen político. Ni siquiera hay revolución cuando junto al cambio político hay un cambio social. Para mí, el ciclo revolucionario no termina hasta que la revolución no se haga en las conciencias. Y esa es la labor que tiene que hacer la escuela. Porque yo no concibo un revolucionario que no sea algo educador y un educador que no sea un revolucionario {En definitiva, un pedagogo}. (aplausos) La escuela tiene que ser el arma ideológica de la revolución. Yo dije en un mitin de maestros en Toledo que me satisfacían sus adhesiones a la República. Cómo me satisfacen cómo las vuestras. Pero yo no las acepto más que a título de crédito. Un crédito que vosotros hacéis a la República y que ella os hace a vosotros. Yo no desconfío de vuestro crédito. Y espero seguro que cumpliré 6 vuestra promesa, que eso es, y al cabo, adhesión. Pero donde yo quiero verla es en la labor diaria de la Escuela. (Aplausos)[…]{20}
En esta forma de educación, que no deja de ser pura pedagogía, si que coincide el PSOE del Régimen del 78 con el de la II República, sustituyendo las ideas marxistas revolucionarias por las inherente a la Democracia y su economía de mercado, pero disfrazadas con la palabra comodín del progresismo.
Aún así, desde El Socialista se culpaba a los propios monárquicos de la quema de los conventos, como si de un acto de falsa bandera se tratase:
[…] ¿En qué cabeza cabe que los republicanos tuvieran el menor interés en desordenar un régimen que con tanto tesón y limpieza trajeron el 12 y 14 de abril? No hay duda alguna: La quema de conventos fue obra de los enemigos capitales del régimen. No pueden ser otros que los monárquicos exaltados, los partidarios del poder personal del rey destronado. Pero, como ya dijimos, todo esto no se lo pondrá en claro, sin asomo de duda, el Juzgado que entiende en el asunto.{21}
II
Poca originalidad de las fuentes primarias
Con esto, no afirmo que el autor las desconozca o no las haya analizado, sino que en la obra no se reflejan. Quiero hacer notar, que debido a mi residencia en República Checa, aunque algunos fervientes lectores de esta obra y similares ya habrán considerado a estas alturas de mi crítica que sigo en Checoslovaquia, he adquirido una edición digital del libro que hace cosas muy raras con las imágenes y puede que no me muestre la totalidad de las pruebas gráficas. No obstante, expongo varios ejemplos:
a) El autor indica “las intenciones que Claridad, órgano de la corriente de Largo Caballero, atribuía a éste cuando afirmaba que ya había pretendido organizar milicias armadas el primer año de la República.” Pero, no es necesario viajar tan lejos desde el comienzo de la República para descubrir una prueba gráfica que muestre que Largo Caballero no cuenta ningún secreto, sino que ya existía un llamamiento a la formación de las mismas en la Revista el Socialista, como por ejemplo este del 10 de mayo de 1931:
[…] ¿Cómo puede ser la Milicia Republicana? A mi juicio, lo más análoga posible a la Reichsbanner alemana. Creo que bastaría, por los pronto, con medio uniforme, es decir, guerrera, correaje y gorra. La Guardia cívica y otras milicias improvisadas días pasados carecen, aún en el caso de que se las reorganizara, de aptitud suficiente. Hay que crear una milicia semimilitar, como en Alemania, que tenga su razón de funcionamiento en la seriedad y disciplina, y su razón de existencia en la defensa de la República y protección de todas las fuerzas políticas republicanas.[…]{22}
b) En referencia al comienzo de la Revolución de Octubre, el autor resalta, como si fuera el único objetivo, que comenzó “casi en las mismas fechas en que los camaradas soviéticos habían emprendido diecisiete años”, ampliando está declaración con la nota 30:
“Para que la coincidencia cronológica hubiese sido completa, la revolución española no hubiera tenido que estallar el cinco de octubre, sino el siete de noviembre, que fue cuando, según el calendario ulteriormente unificado con el resto de países, triunfó en Rusia la mal llamada Revolución de Octubre. Ignorantes de tales sutilezas, o anteponiendo al rigor cronológico el valor simbólico de los nombres, los socialistas adelantaron su revolución un mes.”
La Revolución de Octubre se trató de una respuesta a un suceso político real, como fue la toma de tres carteras ministeriales por parte de los ministros de la CEDA, partido que en 1933 resultó el más votado aunque su presidente, Jose María Gil-Robles, no accedió a la presidencia del gobierno en lo que quizás se convirtió en el primer caso de “derechita cobarde”. El Diario El Socialista así lo hizo saber a sus lectores el 3 de octubre de 1934:
Atención a la crisis: Vigilad el día de hoy, camaradas. […] No podemos ocultar nuestros temores: desconocemos lo que hará Lerroux con el encargó recibido, pero nos es suficiente suponer que intentará la formación de un Gobierno mayoritario, en el que Gil Robles esté fuertemente representado, para que, encarándonos con la clase trabajadora, digamos: Camaradas, en guardia. Volvemos a insistir en que no sabemos qué hará Lerroux, pero sospechamos que Lerroux se dispondrá a hacer, por todos los medios a su alcance, lo que mejor acomoda a los reaccionarios españoles: abrirles el acceso al Poder, colocarlos en condiciones de ventaja para aplastar á las organizaciones obreras y a los partidos revolucionarios. Es suficiente la sospecha para que nos consideremos obligados a exigir de todos los obreros españoles una vigilancia permanente. Está en litigio la victoria de mañana. Cuando en algún momento hemos hablado de la conveniencia de cerrar el paso de la Ceda al Gobierno, no hablábamos a humo de pajas. Si los republicanos oficiales son tan romos eme no se les alcanza el peligro que ello supone, no sólo para la clase trabajadora, sino también para el régimen, habrán de disculparnos que no los acompañemos en su extravío. La recusación que caos no consideran prudente establecer, la formulamos nosotros. De aquí nuestra apelación a todos los trabajadores: ¡En guardia! ¡Atención a la crisis! Luego pudiera ser tarde. No sabemos, ni queremos saber, […]{23}
Como bien indica el autor, la CEDA “de fascista tenía tan poco como ese mismo Largo Caballero al que Besteiro tildaba sin embargo de fascista”{24}, por tanto, no se puede reducir la Revolución de Octubre a una lucha contra el fascismo, como propuso Carrillo en el programa Negro sobre blanco en 2003{25}. Es el propio Largo Caballero quien negaba esa posibilidad en junio de 1933.
[…] La situación en España. En España, afortunadamente, no hay ningún peligro de que se produzca ese nacionalismo exasperado, porque no existen las causas que se dan en otros países. No hay un ejército desmovilizado y sin trabajo, como ocurrió en ciertos países al concluir la guerra. No hay millones de parados que oscilan entre la revolución social y el nacionalismo. No hay beligerantes de ayer a quienes culpar de las dificultades económicas creadas en gran parte por la racionalización, que tampoco es todavía muy intensa en nuestro país. No hay problemas de raza, y en España no sabemos bien, ni nos importa, en que se diferencia un ario de un judío {parece que Largo no leyó a los burgueses ideólogos del nacionalismo vasco y catalán{26}}. Para nosotros no hay más que miembros individuales, y juzgamos a cada uno según su conducta, no según su problemática sangre. No hay nacionalismo expansivo, ni militarismo que sueñe en colonias ni en guerras de conquista. No hay líderes nacionalistas. Nosotros tuvimos ya una dictadura {en la que Largo participó activamente}, pero pasó para siempre a la historia, y no volverá. […]{27}
Hubiera sido un hito que Falange Española, partido fundado en octubre de 1933, consiguiera fascistizar un país en menos de tres años y sin ningún acta de diputado en el Congreso. Por otro lado, he echado en falta alguna referencia a la detención de un barco perteneciente al PSOE, el Turquesa, al que se le incautaron múltiples armas en San Esteban de Pravia (Asturias) en septiembre de 1934. Y, para cerrar este punto, ¿están justificados, desde el punto de vista el autor, los métodos de los revolucionarios norteamericanos y franceses en pos de la Democracia y la Libertad?
III
El socialfascismo del PSOE desde la III Internacional
Una breve introducción a la idea de socialfacismo:
1929 «Moscou 14 (10 m.). El organo oficial Izvestia publica las tesis aceptadas por la décima reunión plenaria del Comité Ejecutivo del Komintern, concernientes a su “situación internacional y sus fines actuales”. He aquí algunas de las resoluciones votadas: Primera. Intensificar la lucha contra la socialdemocracia internacional, la cual constituye el eje más importante del capitalismo. Sobre todo, necesidad de luchar contra el ala izquierda de la socialdemocracia, porque es ella la que impide la desorganización de la socialdemocracia, creando la ilusión de la oposición a la política de las instancias directoras del partido, cuando en realidad sostiene la política del “socialfascismo”. Segunda. Desenmascarar del modo más implacable la socialdemocracia y su papel en la preparación de la guerra, sobre todo su izquierda, que es el aspecto más peligroso del socialimperialismo. (Radio.)» (“En Rusia. Acuerdos del Comite Ejecutivo del Komintern. Contra la socialdemocracia”, La Voz, Madrid, 14 de agosto de 1929, pág. 5.){28}
1932 «Maniobrando prudentemente Lerroux empezó a desarrollar una campaña contra el Gobierno, exigiendo sobre todo la salida de los socialfascistas de él, porque, ante todo la burguesía quiere conservar a los socialfascistas como su reserva fuera del gobierno para que estos no se desacrediten demasiado. Al mismo tiempo se han animado diferentes grupos monárquico-clericales y fascistas.» «Comenzaré por señalar algunas de ellas, destacando en primer lugar a los socialfascistas. El partido socialista tiene en el Parlamento 112 diputados, y 3 de sus exponentes más autorizados están en el gobierno Azaña y constituyen el nervio dirigente. Desde el gobierno y desde el Parlamento son los campeones decididos de la contrarrevolución. La participación de los socialfascistas en el campo de las actividades contrarrevolucionarias ocupa un primer plano que es necesario explicar.» «La política represiva del gobierno contra las organizaciones revolucionarias es dirigida especialmente desde el ministerio del Trabajo, representado por el socialfascista Largo Caballero, Secretario General de la U.G.T.» «El papel principal de la U.G.T., dirigida por los socialfascistas en España y que representa la Internacional de Ámsterdam, consiste en la participación activa en la ofensiva contra el nivel de vida de los trabajadores, y constituye uno de los principales obstáculos para la victoria de la revolución.» (Manuel Hurtado Benítez, “El P. C. de España en la revolución española”, La Internacional Comunista, número 7, octubre 1932.){29}
¿No es la sentencia del año 1932 “la burguesía quiere conservar a los socialfascistas como su reserva fuera del gobierno para que estos no se desacrediten demasiado” lo que define la forma de actuar políticamente del PSOE del Régimen del 78? ¿Que son, por ejemplo, el apoyo a la Agenda 2030 al igual que Goldmann Sachs, viejo enemigo suyo por la crisis económica de 2008{30}; la cesión de miembros del partido para cargos en las organizaciones internacionales fundadas por el gran imperio capitalista, como el nombramiento de Nadia Calviño como presidente del principal comité asesor del FMI{31}; el seguimiento de la conspiración del cambio climático creada por Margareth Tatcher para justificar el fin de los subsidios a los mineros ingleses{32}, reaccionarios desde las coordenadas de la izquierda indefinida para quienes los pudientes que conducen flamantes coches eléctricos son moralmente superiores a los que solo pueden permitirse un vehículo diésel de 20 años; la defensa a ultranza del aborto y la eutanasia, al igual que los autores anarcocapotalistas Rotherdan y von Misses{33} y la defensa de naciones fragmentarias de origen burgués fundamentadas en una diferencia racial, aunque tras la II Guerra Mundial se haya reducido a una lengua diferenciada y al sentimiento, sino un apoyo ideológico al actual sistema económico globalizado? El animalismo, en cambio, tiene un carácter pagano, como bien recogió la primera ley europea de protección animal, Tierschutzgesetz{34}, promulgada por el Partido Nacional-socialista Obrero Alemán liderado por aquel entonces por Adolf Hitler y aprobada por ellos mismos el 24 de noviembre de 1933. Cualquier lector habrá podido constatar que estos dogmas ideológicos no proceden de los principales epicentros socialcomunistas actuales, a saber, La Habana, Caracas, Pionyang o Pekin, ni pasados, Moscú, Belgrado, Berlin o Nom Pen.
Pero la característica definitiva, además de ser el brazo ideológico de la democracia de mercado global, es su adoración por el Estado, entendiendo las autonomías como una prolongación de este, ya que desde estas se busca, incluso rozando el delirio, una nación histórica o étnica según el caso, que justifique la existencia de la autonomía como una especia de estado necesario que la albergue. Y si hablamos de adoración por el Estado, entonces hablamos de fascismo, Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado{35}:
[…] Estamos en un Estado que controla todas las fuerzas que obran en el seno de la nación. Controlamos las fuerzas políticas, controlamos las fuerzas morales, controlamos las fuerzas económicas, estamos, por lo tanto, en pleno Estado corporativo fascista […]{36}.
Semejante afirmación define claramente la política general en las socialdemocracias actuales: «controlamos las fuerzas políticas» mediante partidos políticos, sindicatos, patronales, asociaciones, organismos, intelectuales, etc. subvencionados con dinero proveniente del Estado; «controlamos las fuerzas morales» mediante leyes que, por ejemplo, ponderen los delitos en función del sexo o la piel del delincuente, fijen sobre que se puede o no odiar, opinar o hablar, reduzcan la libertad de cátedra a un relato único de la historia consensuado por las “fuerzas políticas”, reduzcan por el bien de los ciudadanos sus posibilidades de consumo o gasto de su dinero o premien de más, por ejemplo con una mayor cantidad de publicidad institucional, a los medios de comunicación más cercanos a la “moralidad estatal” del momento, es decir, del discurso del partido que gobierne; «controlamos las fuerzas económicas» privatizando empresas (o al menos amenazando con ello), inventando posiciones para contratar a millares de funcionarios, creando miles de trabas burocráticas para disminuir las ganas de prosperar de las clases bajas y medias o subvencionado compañías, por poderosas que sean, cuya actividad productiva o campañas publicitarias estén conforme a los dictados del control de las «fuerzas políticas y morales» del momento. Pero por desgracia es difícil establecer con exactitud en este sistema globalista quienes son los verdaderos sujetos de la conjugación verbal «controlamos», quizás los mismos para los que trabajan los activistas en los que se apoyan los partidos en el actual gobierno. Al fin y al cabo, nada debería de escapar del control en un estado socialdemócrata perfecto e ideal, llegando a decidir incluso que es lo mejor para la jubilación, la salud y la educación de los ciudadanos y sus hijos.
[…] Pueden definirse como regímenes democráticos aquellos en los cuales, de cuando en cuando, se da al pueblo la ilusión de ser soberano, mientras que la verdadera y efectiva soberanía residen en otras fuerzas, a veces irresponsables y secretas. La democracia es un régimen sin rey, pero con muchísimos reyes a veces más exclusivos, tiránicos y ruinosos que un solo rey que también sea tirano […]{3 } {38}.
Parece que se refiriese a los clanes políticos que gobiernan en las comunidades autónomas.
IV
La generación de izquierda indefinida de la Guerra de Irak (2003)
José Luis Rodríguez Zapatero (Valladolid 1960) nació un año más tarde del Plan de Estabilización y tres de la Declaración del PCE por la Reconciliación Nacional{39}. Se hizo mayor de edad un año antes del XXVII Congreso del PSOE en Suresnes, donde este abandonó oficialmente el marxismo{40}, es decir, forma parte de esa generación nacida y criada en la época del Desarrollismo, que posteriormente engendraron a los gloriosos heroinómanos y los heroicos ninis, auténticos estandartes, junto a la corrupción política y la manipulación de los medios de comunicación, de la Democracia española realmente existente.
Vivió de un escaño en el Congreso desde 1986, por lo que contempló como político la caída de la URSS, el marxismo realmente existente. La Guerra Fría acabó, ya no era necesario comenzar conflictos en terceros países para confrontar dos modelos, el democrático contra el que no lo era, y ya no tanto el libre mercado contra la economía planificada porque, a esas alturas del siglo XX, ningún partido de origen marxista en Europa occidental discutía la propiedad privada y el libre mercado integrado en los Estados de Bienestar.
En el año 2000 llega a la presidencia del PSOE, tras una campaña llamada Nueva Vía, basada en la pasión por la libertad, la igualdad, la solidaridad y el avance social, defendiendo la obligación del Estado de ayudar a los ciudadanos{41}, en una Democracia, por supuesto, porque, como exponía el hegeliano Fukujama en 1992, «las sociedades igualitarias democráticas, ha pasado a ser inseparable de la mentalidad moderna del hombre»{42}. Fue en este periodo, como líder de la oposición, cuando ocurrieron los atentados del 11S, que provocaron la ofensiva militar enmarcada en la “guerra contra el terror”. El 7 de octubre comenzó la guerra contra Afganistán por cobijar y alentar el terrorismo internacional y en el año 2003 se pusieron en marcha las operaciones contra Irak bajo el pretexto de una supuesta existencia de armas de destrucción masiva. Esta última fue precedida por una auténtica campaña de propaganda prebélica que desembocó en la cumbre de las Azores preludio del comienzo de la guerra.{43} Y estas guerras mostraron nuevamente una realidad que había estado escondida desde la caída del Muro, si nos creemos que la desintegración de Yugoslavia se debió únicamente a las aspiraciones de unos pueblos oprimidos y libres de cualquier influencia extranjera: la Democracia mata en nombre de ella misma y la libertad, la igualdad, la solidaridad y el avance social. Y mucho. Esto es algo que un fundamentalista democrático como ZP y toda la tropa que le apoyaba con el famoso eslogan No a la Guerra podían aceptar. El objetivo estaba claro: Zapatero debía de encarnar una Democracia que se opusiera a la del trío de las Azores. Que conste que quien escribe este artículo no está de acuerdo con los motivos de esas guerras por carecer de interés para nuestra Seguridad Nacional.
Los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid abrieron la posibilidad a ZP de acceder a la Presidencia del Gobierno. Con esto no quiero decir que el PSOE sea el organizador y ejecutor de tales atentados, sino que aprovechó la circunstancia. Según trabaja históricamente este partido las grandes operaciones ilegales para un cambio político a su favor, no así la corrupción y el asalto de lo público, si hubiera ejecutado por sí mismo los atentados, la mitad de los trenes no habrían explosionado y los restantes lo habría hecho en diferentes días y lugares. A las pruebas me remito, ya que las pruebas, valga la redundancia, que llevaron a la opinión pública a creer que se trataba de un atentado yihadista como venganza por la guerra de Afganistán e Irak, se han demostrado que eran una verdadera chapuza, pese a la sentencia final{44}.
En definitiva, Aznar llevó a una España en plena expansión económica con un crecimiento anual del 2% y una tasa de paro descendiente desde que inició su primer mandato, según el Mundo, al mayor terremoto sufrido por los españoles desde la tragedia interminable de la Guerra Civil{45} (parece que ETA no ha existido) y el cual hubiera sido evitable, tal y como ZP venía denunciando como principal opositor a las políticas del PP de Aznar en materia internacional. Esta supremacía moral le valdría al leonés para proponer en la sede de la ONU en septiembre de 2004 una alianza de civilizaciones.
Todo lo expuesto en este punto es para anunciar mi siguiente tesis: la ley de memoria histórica no buscaba un reconocimiento del pasado marxista revolucionario del PSOE, sino más bien un lavado de cara para situarse en la historia como un verdadero partido de tradición liberal y democrática, tal y como lo entendemos en el presente, quizás como respuesta a la publicación en 2003 de la obra Los mitos de la Guerra Civil de Pio Moa. Para ello partimos del mito de la II República, como se expuso anteriormente, cuando un grupo de fanáticos dirigidos por Franco liquidaron únicamente por placer ese paraíso democrático, que en cambio el PSOE, si defendería con su sangre. Con esto, el PSOE sumaría más argumentos para proponer una democracia que se contraponga a la dictada por Estados Unidos y secundada por el sucesor de Franco y también enemigo vital del PSOE, Aznar. Una democracia irreal e idealista, que todos los que se criaron a partir de la época del Desarrollismo se han creído, sustentada en términos metafísicos carentes de significado político, a saber: Humanidad, Igualdad, Fraternidad, Solidaridad, Tolerancia o Multiculturalidad, ya que, si estos realmente actuaran, ¿por qué un Estado democrático repleto de demócratas radicales no puede evitar el encarcelamiento de ciudadanos críticos con sus dogmas, el pacto político con terroristas y secesionistas o las negociaciones con Estados dictatoriales para la exportación de armas, la importación de materias primas y la emisión de créditos financieros que cubran la deuda soberana que los propios agentes de la democracia han creado en nombre de la democracia? ¿Puede una democracia perdurar eternamente si permite votar a gente que, aunque defienda dichos dogmas metafísicos, nunca ha trabajado o cuyos ingresos dependen directamente del poder político, el cual además fomenta una predominancia económica y moral del sector improductivo sobre el productivo?{46}
Conclusión
En definitiva, esta obra viene al auxilio de los políticos, periodistas y gente de internet defensores del liberalismo económico y el individuo como fundamento de la vida política y que a su vez atacan al actual gobierno por sus medidas y decisiones socialcomunistas, como si estas no fueran el apoyo ideológico del capitalismo actual, es decir, son realmente puros y auténticos socialfacistas. ¿Que son la idea de que el ser humano pueda cambiar el clima del planeta, las ideologías de género, la defensa de nacionalismo fragmentario basado en el sentimiento o el fomento del aborto sino exaltaciones del individuo?
Por eso resulta difícil de aceptar que las alianzas entre el PSOE, y partidos de sus características, con millonarios y multinacionales, como la Agenda 2030, se deba a un plan socialcomunista globlal, y no una estrategia de estas potencias económicas para encauzar a partidos políticos que no pueden justificar su existencia ideológica tras la caída del Muro y, de este modo, poder adentrarse en los parlamentos de estados históricamente fuertes y soberanos. El denostado Proletario del mundo, uníos, debería de sustituirse por el de anarcocapitalistas del mundo, uníos{47}. Además, señores liberales (no declino el género porque creo que me dirijo a un público inteligente), se puede defender la propiedad privada, una sociedad próspera y el libre intercambio de bienes dentro de un Estado que no chupe la sangre sin encasillarse en tales dogmas individualistas ni buscar enemigos que no existen tal y como nos queréis vender.
En resumidas cuentas, si Largo Caballero resucitara en el momento político actual, mandaría a Pedro Sánchez y su Gobierno a Paracuellos del Jarama, pero no como milicianos, sino a recibir en el pecho su merecida bala marxista revolucionaria.
Y, por último, me gustaría acabar con una entrada de mi flamante novela que recoge de forma literaria el sentido de mi crítica.
Además de su formación en Derecho, la Baronesa poseía amplios conocimientos en historia y filosofía y, por tanto, sabía perfectamente que los individuos y los grupos pertenecientes a las popularmente denominadas clases media y alta, los cuales se divertían o encontraban su lugar en la sociedad simulando ser revolucionarios defendiendo públicamente cualquier ideología y personajes históricos incompatibles con su forma de vida, serían los primeros en cambiarse de bando o salir huyendo por tierra, mar y aire al cruzarse con verdaderos revolucionarios dispuestos a matar, que no a morir, por imponer su doctrina ideológica como única forma de vida. Por eso encontraba carente de ética, e incluso miserable, que afamados locutores que conocían perfectamente el origen, el contexto y las formas de actuación de los verdaderos revolucionarios denominaran también por ese nombre a personas ignorantes, ociosas o inservibles para un entorno laboral exigente y que además realizaban de forma rutinaria cantidad de actos estúpidos, molestos e irrelevantes, mayoritariamente en las redes “asociales”, con el único fin de llamar la atención, ser graciosos o simplemente sentirse diferentes respecto a los miembros de su misma clase social, quienes lógicamente no apoyarían jamás a partidos ni ideologías contrarias a su forma de vida. En definitiva, bufones que no sabían de qué hablar ni qué hacer en reuniones sociales donde no se tratara, con claras y simplonas posturas enfrentadas, cualquier tema de actualidad relacionado con lo que defendiesen en ese momento de su vida bajo las indicaciones de sus medios de comunicación, según ellos, los únicos críticos e independientes.{48}
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{1} Gustavo Bueno, El mito de la izquierda, capítulo 3, epígrafes 4, 5 y 6, págs. 163-195, Pentalfa 2021.
{2} Gustavo Bueno, El mito de la izquierda, capítulo 3, epígrafe 6, punto 2, pág. 186, Pentalfa 2021.
{3} Diario El Socialista, n.° 7608 pág. 3, Un discurso de Largo Caballero en Ginebra.
{4} Benito Mussolini, “La doctrina del fascismo” incluida en la decimocuarta Enciclopedia Treccani del año 1932. Capítulo XI: La unidad del Estado y las contradicciones del capitalismo.
{5} Gustavo Bueno, El mito de la izquierda, capítulo 3, epígrafe 6, punto 6, pág. 191, Pentalfa 2021.
{6} Diario El Socialista, n.° 7608, pág. 3, Un discurso de Largo Caballero en Ginebra.
{7} Diario El Socialista, n.° 6961, pág. 6, Los sindicalistas continúan cometiendo villanías. Además de esta reseña, desde el origen de la República a antes de las Constituyentes, aparecen varias reseñas contra los anarquistas en los siguientes números de El Socialista: 6948, 6957, 6958, 6959, 6961, 6965, 6973, 6975, 6977.
{8} Gustavo Bueno, El mito de la izquierda, capítulo 3, epígrafe 8, punto 3, pág. 209, Pentalfa 2021.
{9} Gustavo Bueno, El mito de la izquierda, capítulo 3, epígrafe 8, punto 5, pág. 212, Pentalfa 2021.
{10} Reseña en lamoncloa.gob.es el 23.03.2021, durante el acto de homenaje por los 75 años de la muerte de Francisco Largo Caballero.
{11} Gustavo Bueno, España frente a Europa, capítulo II, pág. 132: «La nación canónica es, en resolución, una nación que ha sido establecida desde un estado.» Pentalfa, Obras completas, 2019.
{12} Vladimir Ilich Lenin, El derecho de las naciones a la autodeterminación, febrero a mayo de 1914. Capítulo 1: ¿Qué es la autodeterminación de las naciones?
{13} Diario El Socialista, n.° 6964, pág. 6, Libertad burguesa y libertad socialista.
{14} Vladimir Ilich Lenin, La revolución proletaria y el renegado Kautsky, Fundación Federico Engels 2007.
{15} Diario El Socialista, n.° 6926, pág. 4, El primer homenaje popular de la República lo tributó el pueblo madrileño a la figura inmortal de Pablo Iglesias.
{16} Diario El Socialista, n.° 6976, pág. 1, Expulsión de los jesuitas.
{17} Gustavo Bueno, El mito de la izquierda, capítulo 3, punto 5, pág. 153, Pentalfa 2021.
{18} Gustavo Bueno, El mito de la izquierda, capítulo 3, punto 6, pág. 154, Pentalfa 2021.
{19} Diario El Socialista, n.° 6931, pág. 1, No olvidemos nuestro camino.
{20} Diario El Socialista, n.° 6976, pág. 4, Rodolfo Llopis prununcia un magnífico discurso.
{21} Diario El Socialista, n.° 6948, pág. 1, Los incendios de conventos.
{22} Diario El Socialista, n.° 6942, pág. 2, ¿Se puede organizar en España una Reichsbanner? Además de esta reseña, desde el origen de la República a antes de las Constituyentes, aparecen varias reseñas a las milicias en los siguiente números de El Socialista: 6931, 6932, 6945, 6959, 6974.
{23} Diario El Socialista, n.° 8007, pág. 1, Atención a la crisis: Vigilad el día de hoy, camaradas.
{24} Sobre las acusaciones hacia Largo Caballero, ampliar en la siguiente obra escrita por el secretario de Besteiro, Gabriel Mario de Coca, “Anticaballero: crítica marxista de la bolchevi-zación del Partido Socialista (1930-1936)”, Madrid: ediciones Engels 1936
{25} Programa Negro Sobre Blanco dirigido por Fernando Sánchez Dragó, con los invitados Gustavo Bueno y Santiago Carrillo, en la publicación de El Mito de la Izquierda (a partir del minuto 16).
{26} Manuel Rodríguez Sancho, El último tren de la democracia, Capítulo Fe de erratas, punto IV, págs. 204-210, Editorial Mascarón de Proa
{27} Diario El Socialista, n.° 7608, pág. 3, Un discurso de Largo Caballero en Ginebra.
{28} GBS, “fascio fascista fascismo antifascista antifascismo filofascista filofascismo socialfascista socialfascismo”, rótulo en Filosofía en español.
{29} GBS, “fascio fascista fascismo antifascista antifascismo filofascista filofascismo socialfascista socialfascismo”, rótulo en Filosofía en español.
{30} Goldman Sachs fija objetivos de reducción de emisiones de carbono para 2030: Euronews.
{31} La vicepresidenta Nadia Calviño presidirá el principal comité asesor del FMI: El Mundo.
{32} Margaret Thatcher apoyaba la lucha contra el cambio climático: ecologiaymedioambiente.es.
{33} Manuel Rodríguez Sancho, El último tren de la democracia, capítulo Fe de erratas, punto III, c) y d), págs. 189-196, Editorial Mascarón de Proa.
{34} Manuel Rodríguez Sancho, El último tren de la democracia, capítulo Fe de erratas, punto I, págs. 184-185, Editorial Mascarón de Proa.
{35} Benito Mussolini, Palabras pronunciadas en la cámara de diputados, el 26 de mayo de 1927.
{36} Benito Mussolini, Palabras pronunciadas en ocasión de instalar el nuevo directorio nacional del partido, 7 de abril de 1926, en Discorsi die 1926, pag. 120.
{37} Benito Mussolini, “La doctrina del fascismo” incluida en la decimocuarta Enciclopedia Treccani del año 1932. Capítulo VI: Contra las ideologías democráticas.
{38} Las notas y los comentarios de las notas 35, 36 y 37 pertenecen a la novela El último tren de la democracia, de Manuel Rodríguez Sancho, nota 53. Editorial Mascarón de Proa.
{39} “Declaración del Partido Comunista de España. Por la reconciliación nacional, por una solución democrática y pacífica del problema español” (junio de 1956).
{40} Algo más que el adiós al marxismo. El XXVIII Congreso del PSOE y el derecho a la autodeterminación. Revista Hispania, vol. LXXXI, n.° 267, enero-abril 2021, págs. 227-255.
{41} Diez años después de Nueva Vía: psoe.es.
{42} Francis Fujuyama, El fin de la Historia, 1992.
{43} Sucedió en 2001. Los atentados terroristas del 11-S: psoe.es.
{44} Recomiendo leer “El mito tenebroso del 11-M” de Daniel Miguel López Rodríguez, El Catoblepas 157:1, 2015.
{45} Un dolor que ya no está en el recuerdo. Aniversario 11-M: El Mundo.
{46} Manuel Rodríguez Sancho, El último tren de la democracia, capítulo II, pág. 41, Editorial Mascarón de Proa.
{47} Manuel Rodríguez Sancho, El último tren de la democracia, capítulo Fe de erratas, punto IV, pág, 203, Editorial Mascarón de Proa.
{48} Manuel Rodríguez Sancho, El último tren de la democracia, capítulo VIII, págs. 27-28, Editorial Mascarón de Proa.