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El Catoblepas, número 11, enero 2003
  El Catoblepasnúmero 11 • enero 2003 • página 13
polémica

¿Progresismo? No, gracias indice de la polémica

Felipe Giménez Pérez

Ante las tesis sostenidas por el profesor cubano Jorge Luis Acanda
en su artículo de El Catoblepas número 10

En el número 10 de la revista El Catoblepas aparece un artículo del profesor Jorge Luis Acanda, de la Universidad de La Habana, defendiendo el progresismo como algo correcto, viable y con sentido. Quisiera contraponer a su visión optimista y positiva de tal posición ideológica otra descarnada e inmisericorde.

No se trata de defender que el progresismo sea falso porque lo digan determinados filósofos o amigos en una tertulia y a uno le hayan persuadido con argumentos de autoridad. No, tal vez eso me pueda suceder en otros terrenos, pero cuando uno ha vivido y vive el progresismo día a día como falsa conciencia y como algo alienante y que sirve para legitimar la opresión y la barbarie, entonces mi argumentación o mis afirmaciones están extraídas de la praxis vivencial directa e inmediata.

La Idea del Progreso se ha convertido en una Idea-Fuerza desde la Ilustración en el siglo XVIII y desde el Positivismo, el Idealismo y el Marxismo. Algunos ingenuos pensadores reaccionarios contrarrevolucionarios, Schopenhauer, Nietzsche, Donoso Cortés, Carl Schmitt nos advirtieron contra tal ideología de pretensiones salvíficas y de consecuencias devastadoras, pero como eran «de derechas», fueron despreciados y dejados de lado. Lukács el gran estalinista, abogado del totalitarismo progresista, amoral, maquiavélico escribió «El asalto a la Razón», denunciando la conexión entre irracionalismo, antiprogresismo y nazismo. Un totalitario ilustrado atacando a los totalitarios no ilustrados. En fin, esto luego se ha demostrado que ha servido para lo que ha servido, en nombre de la razón, del progreso y de la justicia, oprimir y sacrificar al vulgo a las inexorables leyes del destino o del desarrollo histórico para al final regresar al capitalismo.

El propio Marx admitió en su correspondencia de sus últimos años la posibilidad de que hubiera regresiones históricas. Un cierto marxismo teleológico, salvífico de final feliz de la historia de todos los tiempos se adueñó del movimiento obrero. Primero era el socialismo o comunismo a través de la dictadura del proletariado. Segundo, la socialdemocracia nos dice que a través del Estado del Bienestar llegaremos a la igualdad (luego se desvela que es la igualdad de oportunidades del Estado liberal tardío). El progresismo toma su verdadero cariz en la socialdemocracia, la enfermedad senil del marxismo. Mientras que el marxismo era y ha sido la ideología más clara, sistemática y precisa que ha habido en la Historia Universal, la socialdemocracia se ha convertido en progresismo. El comunismo ha muerto y la socialdemocracia con su contenido clásico también. Han confluido en algo difuso, viscoso, indefinido, vago, llamado progresismo y sus partidarios son denominados «progres». El progresismo es un cajón de sastre que igual vale para un roto que para un descosido. El progresismo se ha convertido en la ideología oficial u oficiosa de los Estados democráticos occidentales del Bienestar.

Lógicamente, debería decir en qué consiste la ideología progresista en cuanto a contenidos concretos. En un trabajo mío anterior «El progresismo como ideología y como sistema», lancé una diatriba contra el Estado de partidos que es España hoy. Yo diría que el progresismo es una serie de pensamientos vagamente hilvanados que sirve como conjunto de señas de identidad suficientes para identificar a los que se autodefinen como «progres». Es un conjunto difuso, borroso que invade todo, convirtiéndose en el más inquietante de los huéspedes. Está, pero no tiene contornos definidos. Los partidos políticos del Régimen tienen que hacer declaración expresa de progresismo. Unos son el analogado principal los demás son analogados secundarios de atribución. El progresismo es como el éter de Sir James Clerk Maxwell o Thomson, difícil de medir, registrar y localizar y sin embargo presente en todo.

Los temas progresistas son muy variados. He aquí una muestra de tópicos progresistas:

1º El progresista considera la democracia como algo sagrado y mucho más que un procedimiento técnico de secreción de los miembros de la clase política mediante elecciones por sufragio universal y regla de la mayoría. El epíteto «democrático» se utiliza abusivamente para todo tipo de realidades.

2º Los derechos humanos son otro tema muy manoseado por el progresismo. Se utilizan para todo tipo de discursos humanistas y lacrimógenos.

3º La pena de muerte. Es malo matar asesinos, mafiosos, bestias, enemigos públicos, enemigos del Estado, terroristas. Se prefiere la reinserción y la rehabilitación.

4º El progresismo no cree en la libertad del individuo. La educación debe ser obligatoria hasta los 16 años y todos tienen que aprobar aunque no quieran. También les gustaría que fuera obligatoria hasta los 18. El profesor debe ser un maestro de virtud que es una asignatura transversal. El progresismo se convierte en una ideología de la nivelación obligatoria. No hay derecho a la ignorancia. A fuer de negar tal derecho, se generaliza la ignorancia.

5º El progresismo desconfía del saber riguroso. En su lugar prefiere cursillos y dinámica de grupos. Pretende inculcar el saber sin renunciar a la felicidad de los alumnos como consumidores autosatisfechos.

6º El progresismo no cree en la autoridad. No quiere que nadie sea obligado en contra de su «conciencia» o impulsos espontáneos a cumplir la ley.

7º El progresismo es sectario. Fuera del progresismo no hay salvación. Los demás son «fachas», nazis, fascistas, racistas, &c.

8º El progresismo no es ateo, sino agnóstico, cristiano deísta vergonzante. Se odia a la Iglesia Católica y se consume a gusto su veneno. Se odia al Catolicismo y se adora al Islam y sus «encantos civilizatorios».

9º Se cultiva la tolerancia a cualquier precio de todo tipo de ideologías, puesto que se considera que todas son iguales.

10º Se cultiva el relativismo moral, cultural, &c. Todo vale.

11º El progresismo se preocupa mucho de los derechos de los homosexuales y de otras minorías sociales.

12º Es antinorteamericano visceral.

13º Desprecia el Estado y ama el secesionismo como algo chic y de buen gusto.

14º Utiliza el sistema de cuotas para minorías, mujeres, &c.

15º Es vegetariano, ecologista, amigo de los animales, &c.

Podría sacar más tópicos a relucir pero creo que es suficiente con mostrar algunos de los más famosos y manidos. Digamos que son un conjunto de ejes o nódulos que nuclean las respuestas ideológicas de los progresistas. Eso hace que se les identifique en el acto al oírlos hablar y al leer sus escritos.

Al final, ¿Qué es el progresismo? La ideología burguesa decadente en la que ha desembocado la llamada «izquierda» del Estado del Bienestar, en el vacío, en el nihilismo pasivo previsto por Nietzsche. El progresismo es la demencia senil o enfermedad de Alzheimer de la izquierda. Quiero aquí declarar que me refiero con el término «izquierda» a algo que nació en 1789 y murió en 1991. Hoy no tiene sentido alguno hablar de izquierda/derecha. Sólo tiene un valor motivacional en boca de los demagogos progres.

Leganés, 19 de diciembre de 2002

 

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