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El Catoblepas, número 36, febrero 2005
  El Catoblepasnúmero 36 • febrero 2005 • página 14
Artículos

La historia y la fábula

Francisco Alamán Castro

Sobre la forma de escribir la Historia de algunos
historiadores universitarios y medios de comunicación

Decía el Bachiller Sansón Carrasco en El Quijote: «El poeta puede contar las cosas, no como fueron, sino como debían ser, y el historiador las ha de escribir, no como debían ser, sino como fueron, sin añadir ni quitar a la verdad cosa alguna.»

Hace tiempo, bastante tiempo, se cuenta en España la historia no como fue, sino como a la progresía patria le hubiese gustado que fuera. Lo cual está muy bien como ejercicio de fantasía, pero no es lo que pasó. ¡Que le vamos a hacer! Cierto es que la fábula entretiene más y es mucho más prestosa que la realidad. Pero la realidad es la realidad. Es algo que no tiene remedio.

Es esa escuela heredera de la Tuñón de Lara, interprete de la Historia como un elemento más de la lucha clases, tan querida de los marxistas. Ya se sabe que, en esa lucha, es verdad lo que conviene a una clase, independientemente de que, la realidad, sea esa o no. Caído el muro de Berlín, cierto es que, que la cosa, que iba tan bien, va más chunga.

La nueva escuela cuyo líder es el Sr. Preston, da una visión general, clara y sencilla de la Historia, por lo tanto fácil y cómoda de entender para el que no le interese demasiado la Historia. Tiene un pequeño defecto, que, para lograr dar esa visión tan magnífica, gratificante y fácil, ignora los hechos que, aunque ciertos, no encajen en su visión. Y, si es preciso, se los inventa.

Esta escuela tiene un gran apoyo en los medios; en los de izquierdas porque son marxistas vergonzantes, que es lo que se lleva, y en bastantes de los de derechas, por ese afán de quitarse de encima el pecado original del franquismo, pero ya se encargan las izquierdas, en cada elección, de recordarles que para ese pecado no hay bautismo.

Emplea un lenguaje insultante y despectivo, fascista, franquista, retrógrado, &c., silencia a sus discrepantes, véase cómo en El País, la SER. y medios progres nunca sale ningún historiador de derechas, aunque sea contestando a una critica previa de alguno de esos medios. Pío Moa, el escritor que más libros de Historia ha vendido en España, no existe.

Al contrario, en los medios no progres, entre otros El Catoblepas, tienen cabida historiadores de las más diversas tendencias. A nadie se le censura por el color de su cristal de mirar la Historia. Escribe incluso el coronel Blanco Escolá. Esto, por supuesto, no tiene nada que ver con el sectarismo tradicional de la izquierda. Esta historia actual es mucho más lucida.

De la antigua habían sacado, los que se interesaban por ella, que había un bando rojo y otro azul. Que los dos tenían sus muy serios motivos, más o menos razonables, para pelearse, y que fueron, más o menos, igual de bestias en sus pelea. En la de ahora nos explican que unos (los rojos) eran muy buenos, lo que siempre es de admirar, y los otros (los azules) muy malos, lo que siempre es de lamentar.

En toda fábula es de agradecer que Caperucita sea siempre muy buena, muy buena y el Lobo muy malo, muy malo. Pero, lamentablemente, la Historia no es así.

Ejemplo clásico asturiano actual: en Valdediós nos cuentan, con toda la seriedad del mundo, que, los azules muy malos, en octubre del 37 asesinaron a diecisiete personas rojas muy buenas, lo cual estuvo mal como es notorio.

Nos ocultan que en Villaviciosa, el concejo a que pertenece Valdediós, donde no había habido ningún alzamiento, ni siquiera la menor lucha; mucho antes de octubre del 37, ya, en el verano del 36, había habido 42 asesinados de los azules muy malos, de ellos 25 falangistas; se salvó uno que no estaba en la villa el día del festejo frentepopulista. Ver esquela publicada en La Nueva España (12-12-37). Empieza por don Juan José Valdés Rodríguez y termina por don Senén Fresno. En total: falangistas, 25, aunque para disgusto los rojos muy buenos se les escapó uno; curas, 5; generales retirados (75 años), 1; periodistas, 1 (de Región); y otros, 11. Fue una pena que, a los pobres asesinados del verano, no les diesen ocasión de demostrar lo muy malos que eran. Aunque seguro que serían bastante malos. ¡No eran del Frente Popular!

En La Nueva España (06-02-05) nos hablan de los niños de la guerra asturianos, qué huían de las represalias de Franco. No consta que los azules represaliasen a los niños. Sí consta que los rojos, al menos en Asturias, lo hicieron. O por lo menos así nos lo asegura un personaje tan cualificado como Azaña: sobre Asturias cuenta: «han logrado hacerse odiosos. Encarcelaban a niños de ocho años porque sus padres eran fascistas, y a muchachas de 16 a 18 años, sobre todo si eran guapas». M. Azaña, Obras Completas, Giner, Madrid 1990, Vol IV, pág. 847. «He recibido... la memoria del teniente coronel Buzón sobre lo ocurrido en el norte... prefiero dejarlo unido a estos apuntes». M. Azaña, Obras Completas, Giner, Madrid 1990, Vol IV, pág. 868. Informe de la pérdida del Norte que rinde el Jefe del Estado Mayor de Asturias, Francisco Buzón Llanes, al Presidente de la República. (A.G.L.- D.R.- Ejército del Norte - L. 853 - C. 8.). Valencia, 21-11-37. Decía entre otras cosas: «la Policía se dedicaba a la detención de muchachas agraciadas que acusaban de fascistas y que eran violadas en la cárcel».

Vayamos con las fábulas: Con motivo de la entrega del legado del general Miaja, por su familia, al Archivo de Indianos de Colombres, cosa muy de agradecer por todos los asturianos, se están diciendo una serie de cosas raras que claman al cielo.

Don Ignacio Quintana Pedrós, inspirador de dicho archivo, creo, asegura en La Nueva España (19.01.05), con toda seriedad, que Madrid fue asediado. La capital nunca fue asediada, para serlo debería haber estado cercada, no pudiendo sus defensores salir ni recibir socorros. Cosa que no sucedió durante ningún momento de la guerra.

Nos explica que es partidario de hacer un montón de exposiciones en España y América, de lo cual, evidentemente, es muy libre, resaltando la personalidad y actuación heroica del general.

He leído y oído esta temporada, a los señores Martínez Reverte, Lombardero y no se a cuantos más, manifestarse en el mismo sentido. Todos en nombre de la Memoria Histórica (la mitad aparentemente).

Sería interesante para la veracidad de esa media historia, que nos dicen el señor Quintana y otros, comentar, que, el general, aunque a veces valiente, otras no lo fue tanto, y contásemos toda la historia, las dos mitades.

Nos habla en su artículo de Cárdenas, también valiente y magnifico general mexicano, a la sazón Presidente de su país, al que, por lo visto, también se le va a homenajear en Madrid próximamente.

De Cárdenas nos cuenta alguien nada sospechoso de franquismo: Sale el Vita para México con las joyas saqueadas a particulares (*) al principio de la guerra, Negrín (**) era el remitente, Prieto que ya llevaba tiempo en México se lo apropia de acuerdo con el Presidente Cárdenas. H. Thomas, La guerra civil española, Grijalbo, Barcelona 1976. pág. 987. (*) Gran parte de ellas de las empeñadas por gente humilde en todos los Montes de Piedad de la España republicana, que fueron saqueados junto con los bancos. (**) Negrín era el único Presidente legal del Gobierno de la República reconocido por México, no obstante, después de fructíferas conversaciones con Prieto, Cárdenas le dio el Vita a éste. Luego el Presidente mexicano acabó quedándose con todo, aprovechándose de los terribles jaleos entre Prieto y Negrín, siempre, en medio, un montón de oro ensangrentado. El botín estaba valorado en 50 millones de dólares de entonces (17.140.000.000.000 de pesetas), según el historiador Javier Rubio.

También nos asegura don Ignacio, que medio millón de personas abandonaron forzosamente España en el 39. Esto es más o menos como el millón de muertos o los doscientos mil fusilados, que ya no se atreve a decirlo nadie..

Otros poco sospechosos de fascistas nos cuentan: En Cataluña, las tropas en retirada hacía la frontera, intentaban arrastrar con ellas a la población civil, y llegaron a fusilar a gentes que intentaban quedarse. S. Juliá y otros, Víctimas de la guerra, Alianza, Madrid 1999, pág. 260 y ss. B. Bolloten (Corresponsal de United Press en la zona republicana durante la guerra, prorrepublicano hasta que lo vivió), La guerra civil española. Revolución y contrarrevolución, Alianza, Madrid 1989, pág. 993.

Rivas Cherif, cuñado y biógrafo apasionado de Azaña, su amante decía, con evidente falsedad la propaganda de guerra nacional, nos explica algo de este éxodo masivo: «Vayo (ministro) se quejaba de que hubiese pasado a Francia la gente en masa. «¿Adónde van y qué temen?» Se olvidaba de nuestra propaganda... había proclamado... la suerte espantosa que cabía... a los pueblos ocupados por el enemigo, atribuyendo a las vanguardias italianas el fusilamiento en masa de mujeres, niños y ancianos sin distinción». C. Rivas Cherif, Retrato de un desconocido, Grijalbo, Barcelona 1979. pág. 426.

También nos asegura Juliá en Víctimas, que los exiliados entre Francia y América fueron unos 160.000. Es cierto que salieron unos 400.000, pero antes de que acabase el 39 regresaron la mayor parte. ¡Ya está bien como barbaridad 160.000! ¿Para qué exagerarlos? J. Rubio, La emigración de la guerra civil de 1936-1939, San Martín, Madrid 1977, pág. 123.

Sigamos con el general Miaja del que los señores Quintana y otros tienen tan excelente concepto. Veamos que opinaban de él sus compañeros de bando. Llega el 18 de julio y «no se sabía si el general Miaja... estaba o no con los rebeldes». H. Thomas, La guerra civil española, Grijalbo, Barcelona 1976, Tomo I, pág. 269.

Se portó valientemente, el general, cuando siendo ministro, con Martínez Barrios, se opuso a la entrega de armas a los sindicatos. La entrega posterior, por la autorización de Azaña, fue lo que posiblemente impidió a la República sofocar el muy débil, en su principio, alzamiento. MT. Suero Roca, Militares republicanos de la Guerra de España, Península, Barcelona 1981, págs. 297-298.

Aseguran que Miaja no quiso entrar en el Gobierno Giral, que entregó las armas a los sindicatos, después de la caída de Martínez Barrios, porque creía que triunfarían, sin duda, los generales rebeldes. M. García Venero, El general Fanjul, Cid, Madrid 1967, págs. 289-290. B. Bolloten, La guerra civil española, Alianza, Madrid 1997, pág. 467.

Miaja mandaba la columna que había intentado tomar Córdoba, defendida por muy débiles fuerzas de los rebeldes, y una quinta columna en el interior muy importante. A pesar del derroche de fuego de artillería y aviación no lo consiguió. Por ello fue relevado y mandado de gobernador militar a Valencia (15-8-36). Entonces desaparece misteriosamente y el Ministerio de la Guerra inicia una investigación, que cesa al aparecer de nuevo. B. Bolloten, La guerra civil española, Alianza, Madrid 1997, pág. 468. Miaja era «incompetente y vanidoso... había sido tan ambiguo en julio en Madrid, como desafortunado en agosto en Córdoba». H. Thomas, La guerra civil española, Grijalbo, Barcelona 1976, Tomo II, pág. 523.

El 22 de octubre, ante el rápido avance de los nacionales, se le nombra Jefe militar de Madrid, dicen las malas lenguas como chivo expiatorio. J. Aróstegui Sánchez, La Junta de Defensa de Madrid, Comunidad de Madrid, Madrid 1984, pág. 71.

«El general Miaja al que se utilizó como chivo expiatorio por el fracaso de la ofensiva de Córdoba». En Valencia se había portado con valor al denunciar la oleada de asesinatos que se estaban cometiendo. H. Thomas, La guerra civil española, Grijalbo, Barcelona 1976, Tomo I, pág. 572. Como consecuencia de esta denuncia fue amenazado de muerte por las organizaciones de izquierdas. Ese fue otro motivo para quitárselo de enmedio.

El 06-11-36, el Gobierno huye valientemente y con cierta prisa a Valencia. Largo nombra a Miaja Presidente de la Junta de Defensa de Madrid, le impone al teniente coronel Vicente Rojo como su jefe de Estado Mayor, y es éste el encargado de organizar la defensa. Largo deja en Madrid a los «hombres a quienes el Ministerio de la Guerra no había considerado lo suficientemente importantes para llevarlos a Valencia». A. López Fernández (capitán, ayudante de Miaja), Defensa de Madrid, AP Márquez, México DF 1945, pág. 105.

Rojo y Miaja pertenecían a la UME (Unión Militar Española), organización muy importante en la preparación del Alzamiento del 18 de julio, opuesta a la republicana UMRA (Unión Militar Republicana Antifascista). Causa General, págs. 289-290. Afiliación confirmada por: El coronel republicano Pérez Salas (condenado a muerte por los sucesos del 34), en B. Bolloten, La guerra civil española, Alianza, Madrid 1997, pág. 466. F. Largo Caballero, Mis Recuerdos. Cartas a un amigo, México 1954, págs. 213-214. Notas históricas sobre la Guerra de España, Manuscrito, Fundación Pablo Iglesias, Madrid, págs. 510-512. J. M. Gil Robles, No fue posible la paz, pág. 708.

Miaja, Ministro de la Guerra, telefonea a Mola el 18 de julio para que no se levante, este le contesta: «Voy a sublevarme en defensa de España, contra un Gobierno cuyo sistema la lleva a la ruina y el deshonor. Usted pensaba lo mismo, por lo menos cuando repetidas veces me instaba a afiliarme a la Unión Militar Española, en la época en que usted lo hizo». B. Félix Maíz, Mola, aquel hombre: Diario de la conspiración, 1936, Planeta, Barcelona 1976, pág. 307.

Afirmaba el director del Socialista, intimo colaborador del ministro de la Guerra (Prieto): «Nadie en el Gobierno podía admitir que Madrid se defendiese, pero menos que los ministros el presidente, que conocía demasiado exactamente el estado de confusión y abandono en que se encontraban todas las cosas militares... persuadido como estaba Prieto, de que a los tres o a los seis días, el enemigo lo habría tomado... se dio cuenta (Miaja) inmediatamente que había sido elegido como chivo expiatorio». J. Zugazagoitia. Historia de la guerra de España, Buenos Aires 1940, pág. 181.

El general Pozas (su inmediato superior) aseguraba: «Miaja casi lloró de rabia por lo que consideraba un intento deliberado de sacrificarle al general Franco». A partir de entonces la relaciones entre Prieto y Largo con Miaja fueron de franca hostilidad. B. Bolloten, La guerra civil española, Alianza, Madrid 1997, pág. 157.

Rojo es el «hombre que de hecho dirige toda la defensa de Madrid». «Miaja interviene muy poco en los detalles operacionales, está muy poco al corriente de ellos: lo deja todo en manos del jefe de Estado Mayor». Mijail Kolstov (representante de Stalin en España), Diario de la Guerra de España, Akal, Madrid 1978, págs. 33-34 y 86.

A pesar de su pasado poco heroico el PCE, para poder actuar con toda libertad, organiza una campaña de propaganda en torno a Miaja que sería su fachada. Lo convierte en la figura más ensalzada de la defensa de Madrid. Afirmaba el comunista Gustav Regler, comisario político de la XII Brigada Internacional: «la propaganda... necesitaba poner en el pedestal a un héroe...Por razones políticas... nosotros respaldamos esa imagen brillante». B. Bolloten, La guerra civil española, Alianza, Madrid 1997, pág. 468.

Asegura el miembro del Buró político del PCE, Pedro Martínez Cartón, gracias a esa campaña: «se convirtió en el general más querido de España».

Tras separarse Miaja del PCE, en la rebelión de Casado contra los comunistas y Negrín en marzo del 39, escribía, ya en el exilio, el miembro del Buró Central del PCE, Antonio Mije: «Para desnaturalizar la verdadera defensa de Madrid... hubo gente interesada en vincularla al traidor Miaja... no conocen nada de lo que allí pasó, ni de los frutos militares que Miaja pudo dar. Él no llegó a saber lo que pasó en Madrid... más que lo por lo que le contaron... un militarote obtuso carente de toda visión». España Popular, 9-11-40.

El general Cordón, secretario general técnico del Ministerio de la Guerra con Prieto, afirma que Miaja era un mediocre: «Expuse tímidamente mis dudas (al general Asensio) de que Miaja fuese el jefe indicado para asumir una responsabilidad tal. Me replicó: 'Para lo que va a durar... el pueblo elevaba a un general mediocre... y lo presentaba a los otros pueblos del mundo como representante de sus propias virtudes... De ese modo se fabricó el mito Miaja'». A. Cordón, Trayectoria. Memorias de un militar republicano, Grijalbo, Barcelona 1976, págs. 236, 278-9, 287-88.

Miaja es «un hombre completamente embrutecido por el alcohol y por la droga», P. Togliatti, Escritos sobre la guerra de España, Grijalbo, Barcelona 1980, pág. 273.

«Su total incapacidad para mandar las fuerzas bajo su mando... era desconocida del gran público... en la defensa de Madrid, donde él no se enteró de nada... se necesitaba un general y él era general y, aunque de cosas de guerra sabía muy poco, todos nos hemos esforzado de rodearle de un prestigio que maldito si se merecía, pero hacerlo era acertado por nuestra parte.. ello iba en beneficio de nuestra lucha». E. Lister, Nuestra guerra: Aportaciones para una historia de la guerra nacional revolucionaria del pueblo español, 1936-1939, Du Globe, París 1966, pág. 288.

«Miaja... esencialmente fue una figura decorativa», S. Carrillo, Demain l'Espagne, París 1974, pág. 59.

«Viejo enfermo desbordado por los acontecimientos», «figura decorativa». Ilya Ehrenburg (corresponsal de Izvestia en la guerra), Eve of War, 1933-41, Macgibbon, Londres 1963, págs. 146, 235.

El mariscal Malinovskiy, luego sería ministro de Defensa soviético, en España conocido por coronel Malinó, afirma que Miaja no tuvo nada que ver con la defensa de Madrid. R. Malinovskiy, Pod zuamenen, pág. 152, citado en B. Bolloten, La guerra civil española, Alianza, Madrid 1997, pág. 470.

Enrique Castro, miembro del Buró Central del PCE y ministro, decía de él y su trato con los comunistas: «hicieran lo que tenían que hacerse sin que el viejo militar estorbara». Hombres made in Moscú, Barcelona 1965, págs. 440-1, 452.

«La imagen del leal, obstinado y valeroso defensor de la República –una imagen fabricada desde los primeros días del sitio de Madrid– era un mito. Miaja era un hombre débil, sin inteligencia ni principios». Herbert L. Matthews (corresponsal en Madrid del New York Times), The Education of a Correspondent, Scribner's Sons, Nueva York 1946, págs. 143-4.

Miaja, sin solución de continuidad, pasó de la UME al PCE. Se explicaba muy bien: «Por mucho menos (pertenecer a la UME) habían dado el paseo a otras gentes». F. Largo Caballero, Mis Recuerdos. Cartas a un amigo, México 1954, pág. 213.

«El general Miaja tenía el carnet del Partido Comunista, aunque probablemente sabía tanto de comunismo como Francisco Franco. La propaganda comunista había hinchado su figura hasta convertirlo en un mito». L. Fischer (escritor USA prosoviético), Men and Polities, Duell, Sloan and Pierce, Nueva York 1941, pág. 593.

«Miaja se echó a reír... desabrochándose la guerrera sacó un carnet rojo que me mostró y que indicaba su afiliación al partido comunista». J. S. Vidarte (socialista, Secretario de Gobernación), Todos fuimos culpables, Fondo de Cultura Económica, Méjico D.F. 1973, pág. 755.

Ignacio Hidalgo de Cisneros, jefe de la Aviación roja, «aseguró que Miaja era miembro del partido». B. Bolloten, La guerra civil española, Alianza, Madrid 1997, pág. 471.

Miaja era comunista, según V. Rojo Lluch, ¿Alerta los pueblos? Estudio político-militar del periodo final de la Guerra española, López, Buenos Aires 1939, pág. 245.

«En realidad Miaja tenía el carnet de todos los partidos políticos que quedaban en Madrid, incluso el del movimiento juvenil unificado, a pesar de sus sesenta años». Malinovski, Bajo la Bandera de la España republicana, Moscú 1971, pág. 21.

El servicio secreto del Estado Mayor le informó que Miaja estaba «afiliado al Partido Comunista con el nº 28.695». F. Largo Caballero, Notas históricas sobre la Guerra de España, manuscrito, Fundación Pablo Iglesias, Madrid, pág. 512.

«El Presidente (Largo) ya se me había quejado del general (Miaja) a quien le imputa estar entregado a los comunistas y estorbar los planes militares del Presidente... Miaja por su parte vanílocuo y ligero como es... ha incurrido en la debilidad de hacerse comunista. La cosa es risible: ¡de donde le habrá venido a Miaja el comunismo, cuando hace cuatro años... me decía... con los socialistas no podía transigir y había que fusilarlos! Lo más probable es que... sea una medida de precaución, para ganarse el apoyo de un partido político... el «comunismo» de Miaja se traduce... en que todos los mandos importantes de Madrid se dan a comunistas; que las columnas mandadas por ellos obtienen cuanto piden, en tanto que se escatiman los recursos a las demás». M. Azaña, Obras Completas, Giner, Madrid 1990, Vol. IV, págs. 589, 590 y 591.

Miaja era el Presidente de la Junta de Defensa de Madrid, máxima autoridad con plenos poderes, que le daba el estado de guerra.. Durante su mandato, con su conocimiento y sin que moviese un dedo para evitarlo, se asesinaron sin formación de causa en Madrid 11.705 personas, relacionadas con nombre y apellidos. C. Vidal, Checas de Madrid, Belaqva, 2003, Barcelona, págs. 305-358.

Parece que los avisos de Valencia, recién empezada la guerra, dieron el resultado apetecido y en Madrid, sobre ese asunto, ni vio, ni oyó, ni habló.

Los asesinatos eran oficiales, conocidos por todo el mundo, mandados por Carrillo Consejero de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid, nombrado por Miaja y a sus órdenes directas.

07-11-36. Empiezan las grandes matanzas minuciosamente preparadas. Previamente se ordena a los alcaldes de los pueblos de Paracuellos del Jarama, San Fernando de Henares y Torrejón de Ardoz que abran tumbas. A los presos se les dice que se evacuan a Valencia, en autobuses de la Sociedad Madrileña de Tranvías se les lleva al lugar del asesinato, los días 7 y 8 de noviembre fusilan a 1.340. Siguen los fusilamientos y entre el 7 de noviembre y el 3 de diciembre asesinan a 2.936 personas. De toda esta gente hay listas con nombre y apellidos, varias de ellas firmadas por Carrillo o por subordinados nombrados personalmente por él. A. David Martín Rubio, Paz, piedad, perdón... y verdad, Fénix 1997, págs. 310,153.

Se les avisaba los días de ejecución para los enterramientos. Mientras tanto la Junta, cuyo presiente era Miaja, publicaba una nota en la prensa: «Saliendo al paso de una infamia... Ni los presos son víctimas de malos tratos, ni menos deben temer por su vida. Todos serán juzgados dentro de la legalidad». Causa General, Madrid 1944, cap. VII, pág. 239.

Los nacionales no entraron en Madrid por la superioridad en medios y hombres de los republicanos. Superioridad que, en campo abierto, era salvable con la adecuada maniobra militar, era imposible de salvar en una gran ciudad. En la lucha callejera los activistas socialistas y sobre todo los anarquistas estaban más entrenados que legionarios y moros.

Los nacionales frente a Madrid eran 10.000, 76 carros (eran tanquetas ligeras italianas sin cañón de 3 toneladas de peso), 41 cañones y 54 aviones. Los rojos eran 19.000, 44 carros (tanques modernos rusos con cañón, muchos de 20 toneladas), 15 cañones y 99 aviones. Las bajas nacionales hasta entonces eran 1.500 y las rojas 8.000. Carlos Fernández, Paracuellos del Jarama. ¿Carrillo culpable?, Argos y Vergara, 1983, pág. 38.

Miaja, posteriormente, y sin que nadie se fiase de él, traicionó también a la República, levantándose contra ella en el golpe de marzo del 39. Poco antes había jurado a Negrín fidelidad hasta la muerte, mostrándose «partidario de la resistencia a cualquier precio» en el aeropuerto de Los Llanos (Albacete). La semana anterior había sido ascendido a teniente general por el mismo Negrín. Días después (28-02-39) se pasó al bando de Casado, jefe del golpe. Su gran preocupación en este tiempo era tener un avión siempre a su disposición. B. Bolloten, La guerra civil española, Alianza, Madrid 1997, pág. 1.023. S. Casado, Así cayó Madrid, Madrid 1968, pág. 121. M. Benavides, La escuadra la mandan los cabos, Méjico 1944, pág. 451. H. Thomas, La guerra civil española, Grijalbo, Barcelona 1976, Tomo II, pág. 964.

Siento desilusionar a nuestro buen don Ignacio Quintana Pedrós, del Archivo de Indianos de Colombres y otros, pero las cosas son como son y no como nos gustaría que fuesen.

Ahora pónganle ustedes todas las placas que quieran y háganle los homenajes que gusten. Pero yo he cumplido enterándole con quien se juega los cuartos. Lo siento. ¡De verdad!

Vayamos con otra de las fábulas recientes.

Nos asegura el señor Martínez Reverte en La Nueva España (21-01-05), con la lozanía típica de los historiadores progres: que el alcalde nacionalista (PNV) de Guernica debería quedarse callado porque su padre, a lo mejor, había sido requeté con Franco.

El muy riguroso señor J. R. Pérez Las Clotas (LNE, 26-01-05), aseguraba que el padre (Jesús Martínez Tessier) y dos tíos de tan severo censor, eran falangistas, pero estos, seguro, seguro, y redactores del falangista Arriba en «su época más radicalizada». ¿Tendrá el señor Reverter que callarse, como manda hacer al alcalde?

También nos cuenta que lo del 34 estuvo mal por parte de la izquierda, pero que lo serio, serio fue lo del 36, porque «rompe el régimen democrático y la legalidad republicana». Tal parece que en el 34 la izquierda, no «rompe el régimen democrático y la legalidad republicana». Con la disculpa, para los del 36, que ellos no fueron los primeros, que, cuando yo era pequeño, era una muy buena disculpa, a mí por lo menos me servía en el colegio.

También acusa a los del 36: «que no querían instaurar nada democrático». Era evidente que se estaba hablando de «todo» democrático, cuando Largo Caballero en el cine Europa, decía: «Yo declaro... que, antes de la República, nuestra obligación es traer al socialismo... Hablo de socialismo marxista... socialismo revolucionario... somos socialistas pero socialistas marxistas revolucionarios... ¿Procedimiento? ¡El que podamos emplear». El Socialista, 13-01-36. Afirmaciones como ésta, si quiere el señor Reverte, le doy cien o más, él, seguramente, también me podrá dar a mi otras mil o más.

Otra cosa que le parece fatal, es que entrase en el Gobierno la CEDA (04-10-34), partido más votado en las elecciones, y eso era motivo suficiente para dar un golpe de estado, porque ya habían avisado que pasaría. Me parece que la democracia es eso, que gobierne el que más votos tenga. ¿O no?

Llama fascista a Pío Moa, pero, sigue la norma, no le rebate nada. El señor Reverte y la progresía en general lo tienen claro, alguien piensa distinto: ¡Fascista, fascista! ¿Para qué buscar razones? ¿Hay alguna más seria que ésta? La pena es que cada vez se les ve más el plumero.

Tenía, la progresía, montado su buen chiringuito, pensaban que sería eterno y rentable por los siglos de los siglos. Vino don Pío, le dio una patada al tenderete. Y ¡parece que se cae! ¡Qué le vamos a hacer! ¡Paciencia!

Yo aconsejaría al señor Reverte, si me lo permite, que además de llamar ¡fascista, fascista! Al señor Pío Moa, lea sus libros, seleccione cuidadosamente las muchísimas falsedades que escribe, y luego, en cualquier medio de los que tanto sale el señor Reverte, que no el señor Pío aun vendiendo infinitamente más libros que él, le rebata tan brillantemente como lo sabe hacer nuestro erudito censor.

Stanley G. Payne: «Quienes discrepen de Moa deben demostrar su desacuerdo en términos de una investigación histórica y un análisis serio que retome los temas cruciales en vez de dedicarse a eliminar sus libros por medio de censura de silencio o de diatribas denunciatorias más propias de la Italia fascista o la Unión Soviética que de la España democrática... Los comentarios sobre su obra se han visto a menudo reducidos a observaciones ad hominem aparentemente sensacionales, aunque completamente irrelevantes, sobre su antigua militancia en una organización revolucionaria marxista-leninista en los años setenta». Pienso que lo explica mejor que yo. ¡Hágale caso!

Nos asegura que Franco declaró a Madrid ciudad traidora. No tengo noticias. Sé que fueron declaradas provincias traidoras Guipúzcoa y Vizcaya, pero nada más. En vida de Franco se les quitó ese tonto título.

Tiene la osadía, la ignorancia o la frescura, de venir a Oviedo y decir que Madrid «fue la primera ciudad en la historia que sufrió bombardeos sistemáticos». ¿Somos fatos los de Oviedo?

Que nos vengan a contar en nuestra ciudad, arrasada en aquel octubre terrible, en el recinto de nuestra Universidad, incendiada y dinamitada hasta la ruina total por conmilitones de quien lo cuenta; a la sombra de nuestra Catedral, volada por aquellas bestias. Que lo del 34 fue una pijada sin importancia. ¡Manda huevos! Con perdón.

Y además como guinda lo del bombardeo, cuando fue Oviedo la ciudad más terriblemente bombardeada, cualitativa y cuantitativamente, de nuestra guerra. ¡Que falta de respeto!

Cuando todavía en Madrid no habían visto un solo avión nacional, estaban los carbayones aburridos de bombardeos sistemáticos. Lo contaban los defensores de Oviedo con resignación los pobres, y lo contaban los republicanos con gran orgullo en su prensa y en sus documentos oficiales..

Repasemos los partes de guerra republicanos, Memoria de la Guerra Civil española, Partes de guerra Nacionales y Republicanos, Belacqva, 2004, Barcelona. Los partes nacionales no los reflejo pues, como eran fascistas, algún zángano dirá: ¡seguro mentían! Estos cuentan de muchos más bombardeos a «ciudades abiertas». No copiaré todos los partes, que son muchos, sería demasiado monótono.

26-07-36, había pasado una semana desde el inicio de la guerra. «También las ciudades de Zaragoza, Logroño, Córdoba, Sevilla y Cádiz han sido bombardeadas». Por cierto el que mandó a la aviación leal bombardear Córdoba fue el general Miaja. No tenía muchos motivos, pienso yo, para quejarse cuando Madrid fue bombardeada meses después. Claro que, bien mirado, los unos eran azules y los otros rojos, no es lo mismo evidentemente.

27.7.36. «La Aviación ha seguido bombardeando hoy, originando daños y estragos importantes en las capitales que aun están bajo la tiranía de los sediciosos». 28-07. «Los aviones leales del gobierno han bombardeado las ciudades de Sevilla, Zaragoza y Córdoba». A las siete de la tarde se repiten los bombardeos.

Se siguen bombardeando las ciudades facciosas. 11-08-36. Dice el parte de ese día hablando de Granada: «en vista del pánico de la población ante el anuncio de un ataque aéreo por parte de la Aviación republicana». 13-08-36. Empieza el bombardeo de Oviedo: «se bombardea Oviedo con gran eficacia». 25-08-36. «Nuestra Aviación ha bombardeado intensamente Oviedo». 27-08. Parte de la mañana: «En Oviedo sigue el bombardeo de nuestra artillería y aviación». Parte de la tarde: «nuestra heroica aviación superior en elementos (*) y en hombres a la rebelde. Precisamente ayer... colocaron... de una forma matemática, 85 bombas –la mayoría de cien kilos–, que han causado desperfectos horribles y numerosas bajas. Ha sido uno de los bombardeos más fuertes y eficaces de los sufridos por Oviedo». (*) Lo cual era una inmensa verdad.

28-08-36. Bombardean los nacionales Madrid, no parece muy en serio, dice el parte: «Se trata de una bomba que un avión enemigo acaba de lanzar con el propósito de cundir una alarma». 05-09-36: «la aviación y el intenso fuego de artillería sobre la ciudad de Oviedo aumenta por horas la desmoralización... de la población civil». 06-09. «En Oviedo... bombardea sin cesar la ciudad». A la diez de la noche «continuó el fuego intenso sobre Oviedo... la moral...de la población civil... es muy baja». 07-09. «Oviedo, en la mañana de hoy, ha sufrido un fuerte bombardeo de la aviación gubernamental... la situación de la capital asturiana es cada vez peor». 08-09. «En las primeras horas de la mañana se ha iniciado un terrible fuego sobre Oviedo... de aviación, cuyos efectos pueden apreciarse a simple vista». 09-09. Parte de la mañana: «continúa el intenso bombardeo de la aviación ... sobre Oviedo». Parte de la noche: «Continúa... intenso fuego de nuestra... aviación». 10-09. Parte de la mañana: «Continúa el bombardeo... de la ciudad». Parte de la noche: «Sigue el bombardeo sobre Oviedo sin interrupción». Sigue el 11, el 12. Parte de la mañana: «Aumenta la desmoralización de ... Oviedo a consecuencia de la intensidad del fuego de los aviadores». Parte de la noche: «Oviedo ha sido bombardeada... por nuestra aviación». 13-10: «La aviación republicana ha lanzado sobre Oviedo más de doscientas bombas en la mañana de hoy. Sigue el 15, 16, 19, 21, 22. 24-09-36. Parte de la mañana: «Desde primeras horas de la mañana Oviedo sufre un ataque... intensísimo... de la aviación». Parte de la noche: «La aviación leal ha continuado el ataque contra la ciudad con intensidad y eficacia». 25-10. «Nuestra... aviación no ha cesado en todo el día de atacar la capital asturiana». 29-10. «Nuestra aviación ha iniciado el ataque en masa de la ciudad de Oviedo, habiendo lanzado en el día de ayer, exactamente, 2.000 proyectiles. El impresionante ataque de nuestros... produciendo un movimiento de pánico». Sigue el 30-10 y el 02-10-36.

02-10-36, parte nacional: «la aviación... efectúa el bombardeo 114 sobre Oviedo, lanzando bombas y líquidos inflamables». 29-10-36. Empiezan los bombardeos en serio sobre Madrid. H. Thomas, La guerra civil española, Grijalbo, Barcelona 1976, pág. 517. Nunca tan en serio como sobre Oviedo. Madrid estaba muy bien defendida por su aviación. Los Ratas y Chatos rusos eran los aviones de caza más rápidos de la época y estos eran los que tenía la República, más numerosos y modernos que los aviones nacionales. De hecho el bombardero soviético Katiuska era más rápido que cualquier caza enemigo.

La superioridad aérea roja duró hasta finalizada la batalla de Brunete (25-07-37), en la que el bando nacional recibió los cazas alemanes Messerschmitt (ME109). «Inferiores en número a los «chatos» rusos resultaron, en cambio, mucho más eficaces que estos». H. Thomas, La guerra civil española, Grijalbo, Barcelona 1976, Tomo II, pág. 769.

Hasta entonces la República tenía superioridad técnica y numérica, 450 aviones (200 cazas, 100 bombarderos), la mayoría pilotados por rusos; había perdido 150 aviones desde el 18-07-36. Los nacionales tenían menos de 400 aviones, 150 pilotados por españoles, 100 por alemanes y 120 por italianos. En el verano del 37 les empezaron a llegar aviones más modernos. H. Thomas, La guerra civil española, Grijalbo, Barcelona 1976, Tomo II, pág. 731.

14-11-36. Los redactores del parte republicano reciben ordenes de decir, que, los aviones leales, solo bombardeaban objetivos militares y en ningún caso ciudades.

Podíamos seguir con los partes nacionales, pero seguramente no serían de fiar. ¡Ya se sabe los fascistas cómo son!

«La ofensiva arrasó Oviedo con un bombardeo diario de 3.000 proyectiles de cañón y bombas de aviación del 21 de febrero a finales de marzo (1937)». Fundación Pablo Iglesias, AFLC XXIV, pág. 722.

Oviedo sufrió durante el sitio 130 bombardeos aéreos, algunos de 13 horas seguidas, 120.000 proyectiles de cañón, 10.000 bombas de aviación. La Nueva España, 06-03-04, pág. 48, Francisco Camarero Miguel.

Oviedo era muy fácil de bombardear. Los aeropuertos de Llanes y Carreño estaban a muy pocos kilómetros (80 y 30). El más cercano nacional era León, las frecuentes nieblas de la cordillera Cantábrica no permitían pasar a aquellos viejos aviones nada más que en contadas ocasiones.

Contra lo que afirma el señor Reverte, fueron los rojos los que empezaron los bombardeos a las ciudades, jactándose en la prensa de ello. Oviedo, Córdoba y Huesca fueron las que más sufrieron. Prácticamente todas las ciudades rebeldes fueron bombardeadas por la aviación roja. Al principio, naturalmente; a partir de la batalla de Brunete la superioridad aérea nacional se lo permitió en raras veces.

Del 19-11-36 al 23-11-36, durante la batalla de Madrid, «Franco ordenó un ensayo de actuación desmoralizadora de la población mediante bombardeos aéreos, desistiendo a los cinco días», afirma el jefe de la aviación nacional general Kindelán. En todo noviembre los bombardeos causaron en Madrid 312 muertos.

Los nacionales también, aunque más tarde, bombardearon ciudades. Estos bombardeos eran acompañados por sacas de presos, en la ciudades republicanas bombardeadas, que eran asesinados en masa. Véase: Gijón, Bilbao, San Sebastián, Madrid, Santander, cito de memoria, pero hubo muchas más. Nunca se asesinó a un solo preso por ese motivo en la zona nacional.

14-08-36. Los nacionales bombardean Gijón. Esa noche sacan a 116 prisioneros de la iglesia de San José y los fusilan. Diccionario Histórico de Asturias, La Nueva España, Oviedo, pág. 882, dirigido por el nada sospechoso de fascismo don David Ruiz. El día anterior Oviedo había sido bombardeado. No se había asesinado a nadie.

En apoyo a los sitiados en el Simancas habían bombardeado la estación de ferrocarril, el muelle y un cuartel.

El 14 fue un día especial. Dos horas después del bombardeo, se empezaron a sacar presos de la recién construida Iglesia de San José. Se eligió metódicamente a las víctimas que sufrieron grandes vejaciones y fueron transportadas en autobuses al cementerio de Jove, donde fueron asesinados (lo cuenta un superviviente, Bonifacio Lorenzo, Disparad sobre nosotros. Los cuarteles de Gijón y otros sucesos).

Los cadáveres permanecieron insepultos varios días, hasta que se les roció de gasolina y fueron quemados y sepultados en una fosa llena de cal viva. Existe una lapida con sus nombres, totalmente abandonada en el cementerio citado. Figuran en ella numerosos gijoneses de prestigio, entre ellos los diputados republicanos Romualdo Alvargonzález y Mariano Merediz, creadores de la Feria de Muestras y de la Escuela de Industrias, el último era asesor jurídico de la CNT. Alvargonzález tenía 80 años y estaba casi ciego. J. R. Pérez las Clotas, La Nueva España, 14-08-03, pág. 29.

Ya sé que es inútil pedirlo. Pero yo pienso que el señor Reverte nos debe una explicación a los sufridos carbayones. También sé que en la guerra fuimos azules y no nos la merecemos. ¡Pero sería un detalle!

 

El Catoblepas
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