David Stoll, ¿América Latina se vuelve protestante? Las políticas del crecimiento evangélico
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Pilahuín

En Pilahuín, donde comenzamos este capítulo, arriba de la ciudad de Ambato, el párroco se encontraba entre la espada y la pared. Los activistas católicos como él habían estimulado a los quichuas a organizarse en nuevas formas para defender sus derechos. Invariablemente, llegaba el momento en el que la gente les daba las gracias por su ayuda y seguían su propio camino.{105} Ahora, como una advertencia a cualquier misionero que pensaba quedarse más allá de su tiempo, cualquier católico o protestante podía remitirse al destino del Padre Tamayo. Como uno de los fundadores del Movimiento Indígena de Tungurahua (MIT), había sido un pionero de la causa indígena en la provincia. Construyó una impresionante operación en la concientización, la preparación de líderes y el desarrollo comunitario.

En 1981 las cosas empezaron a deshacerse. Los voluntarios extranjeros partieron, seguidos por muchos de los líderes indígenas más antiguos y de mayor influencia, quienes organizaron su propio Movimiento Indígena de Tungurahua. De acuerdo a sus muchos críticos, Tamayo había protegido a la MIT de la manipulación por parte de intereses políticos externos con tanto éxito que terminó dominándola él mismo. Los críticos sugieren que su propia creación lo había sobrepasado. Había estimulado a los quichuas a concientizarse, con el resultado de que ya no deseaban someterse a su autoridad.

Durante la lucha interna, Tamayo había perdido el financiamiento extranjero que necesitaba para mantenerse al día con las crecientes demandas para los proyectos de desarrollo. Ahora él veía a Visión Mundial acercarse a las comunidades que, en tiempos mejores, él y el Movimiento Indígena de Tungurahua habían organizado. Incluían a Chibuleo, uno de los lugares de rodaje de la película «Fuera de aquí» de Jorge Sanjines, una película anti-imperialista que compensaba su falta de presupuesto con lo que algunos consideraban como un exceso de ideología. La película acusaba a los filántropos norteamericanos de explotadores. Tamayo la había presentado a audiencias quichuas de toda la provincia, aparentemente con los resultados antiimperialistas deseados. Ahora, desafortunadamente, Visión Mundial se encontraba financiando proyectos aún en Chibuleo.

Lo peor, según el Padre Tamayo, era la población de Pucará a una corta distancia de su iglesia parroquial en Pilahuín. En Pucará, los jóvenes protestantes habían persuadido a la mayoría católica para que los eligieran para el cabildo. Los mismos jóvenes estaban a cargo de la Asociación Indígena Evangélica de Tungurahua (AIET), la misma que, ocasionalmente, patrocinaba campañas evangélicas. Por si fuera poco, estos mismos jóvenes también estaban dirigiendo la oficina de Visión Mundial. Con el dinero de Visión Mundial, financiaban proyecto tras proyecto en las comunidades alrededor de Pucará, luego –como líderes de la comunidad– pedían a la mayoría católica que participara a través del trabajo comunitario o minga.

Los católicos como el Padre Tamayo siempre habían acusado a los evangélicos de minar a las instituciones tradicionales del cabildo y de la minga. Ahora había evangélicos que no sólo estaban a cargo de aquellas mismas instituciones, sino que estaban uniendo las fuerzas de lo que había sido una comunidad débil y dividida. Los nuevos líderes evangélicos habían organizado una impresionante marcha de protesta hasta la ciudad de Ambato, para defender a la comunidad de un amenazante proyecto de agua. El Padre Tamayo había comprometido su vida por la defensa de la cultura quichua y sus tradiciones comunitarias. Por un cruel giro del destino, aquello significaba ahora aprender a convivir con Visión Mundial. A mediados de los años ochenta, parecía que los católicos quichuas de Pucará estaban más interesados en los proyectos de la nueva agencia que en convertirse a su religión. De acuerdo a un coordinador de Visión Mundial, la pequeña minoría evangélica de Pucará, cerca de trescientas personas, no había crecido mucho durante su ministerio.{106}

Notas

{105} Santana 1981: 33.

{106} Entrevistas del autor, Pilahuín y Ambato, mayo y junio de 1985.

 

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