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Capítulo 2

Ixiles y ladinos

“‘Si hay un Antiguo Testamento y un Nuevo Testamento, me preguntó el anciano ixil, ¿quién esta escribiendo la historia de ahora? ¿El Papa, los obispos, los periodistas?’ Le expliqué que ya se había terminado el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento; que gente como yo, historiadores, antropólogos, periodistas, escriben la historia de ahora; pero que todo dependía de ancianos como él. ‘Al morir este mundo, esta época, este siglo, me contestó, que haya algo escrito’.” —Catequista de Nebaj, 1989

En un siglo de nacionalismo, la historia de la región ixil puede ser interpretada fácilmente como una confrontación entre grupos étnicos. La conquista de los señoríos mayas por los españoles en el siglo XVI, la incursión de los ladinos en los primeros años del siglo XX y, finalmente, la guerra del Ejército Guerrillero de los Pobres contra el “ejército de los ricos”, fueron hechos que tuvieron fuertes connotaciones étnicas. Sin embargo, el drama del conflicto étnico ha distraído frecuentemente la atención de los conflictos entre los mismos grupos étnicos que son esenciales para comprender cómo una sociedad cambia. Para encontrar las contradicciones que llevaron a los nebajeños a actuar como lo hicieron y a cambiar el modo en que sus pueblos operaban, debemos hurgar en los conflictos entre ixiles y ladinos. Para los miembros de ambos grupos, los conflictos internos sobre la autoridad frecuentemente han importado tanto como las desigualdades entre los dos. El cambio se ha dado a través de no sólo la competencia étnica entre ixiles y ladinos, sino de reformas internas que cambian cómo los dos grupos se relacionan entre sí. Si miramos estas reformas internas, encontraremos además que las alianzas inter-étnicas juegan un papel importante en ellas.

Lo que sigue es una breve historia social de Nebaj antes del conflicto armado. Se basa en las notas de campo del antropólogo [54] Jackson Steward Lincoln (1939-1940), el libro ixiles y ladinos de Benjamin Colby y Pierre van den Berghe, (1976); el libro Rural Guatemala, 1760-1940 de David McCreery, la investigación de archivo inédita de Elaine Elliott, y las historias que recogí en mi propia investigación. Basado en estas fuentes, voy a describir la colonización de la región ixil desde los últimos años del siglo XIX.

Para resumir el argumento, sólo después de que los Ixiles perdieron muchas de sus mejores tierras y el control sobre el gobierno local, apareció una nueva clase de líderes, mucho más capaces de competir con los ladinos en una economía de mercado en expansión. Estos líderes surgieron a través de conflictos que se dieron entre los Ixiles sobre religión, jerarquía y autoridad; sin embargo, los fuereños jugaron un papel importante también. Los maestros de escuela ladinos, determinados a levantar a la raza indígena, fueron uno de estos grupos. Durante el período de reformas democráticas, de 1944 a 1954, los maestros trataron de crear un espacio para concretar la visión de una Guatemala populista, retando a los finqueros ladinos. Puede parecer que las luchas políticas resultantes no llegaron a ninguna parte, particularmente después de que Estados Unidos patrocinara una invasión derechista en 1954 a nivel nacional. Pero con la perspectiva del tiempo transcurrido, el populismo de este período tiene el crédito de haber alimentado a los primeros maestros de escuela indígenas en la región ixil. Mientras tanto, los sacerdotes españoles estaban siguiendo su propia visión de cómo levantar a la raza indígena. Entrenando jóvenes catequistas ixiles en el catolicismo ortodoxo, socavaron la autoridad de los mayordomos en las cofradías. En cada caso, las luchas por el liderazgo entre los dos grupos étnicos estimularon cambios en las relaciones de poder entre los dos grupos. Gracias a alianzas inter-étnicas, los Ixiles estaban haciendo progresos contra el sistema local de dominación mucho antes de la llegada de la guerrilla en los últimos años de los setenta.

La segunda conquista de la región ixil

“¿Pero de quién fue la culpa? Fue culpa de la gente porque rehusaron comprar la tierra… Ahora sólo estamos en medio del ganado de la finca. Estamos a punto de morir de hambre. No tenemos comida “y no tenemos milpas”. Las cosas serían mejor ahora si los ancianos de esos días hubieran [55] comprado la tierra. Entonces ahora tendríamos tierra. Pero ellos no la compraron. No, se pusieron enojados. Ah! los ancianos ya han cometido muchos pecados! … Bien, debido a todo esto, el ladino nos tiene hoy en la palma de su mano. Por su culpa no tenemos tierra… Quién puede ignorar cuál es nuestra situación ahora, porque los ancianos, nuestros padres, nuestras abuelas y abuelos, son responsables!” —Diego Chávez, “Cómo la gente de Ilom perdió sus tierras”, 1975{1}

Los ixiles han estado en la periferia de la sociedad mesoamericana en la mayor parte del último milenio. Tres sangrientas expediciones españolas, apoyadas en sus aliados mexicanos, fueron necesarias para someterlos. Nebaj fue tomado por asalto y reducido a cenizas en 1530; sin embargo, el área no atrajo a los colonizadores españoles debido a la falta de oportunidades para enriquecerse. Como muchas regiones del altiplano, los pueblos Ixiles estaban prohibidos a los no indios, a menos que fueran representantes de la Corona o del clero católico.{2} El “padre” se volvió el representante más importante de la autoridad colonial. Desafortunadamente, la práctica de la reducción de pueblos para imponer el cristianismo y recolectar el tributo fue, como en todos lados, seguida por devastadoras epidemias de viruela, tifus y otras enfermedades. La población alcanzó su punto más bajo alrededor de 1700 (véase la figura 1). Cuán bajo, es difícil de establecer debido a la práctica de evadir el tributo huyendo a las montañas.

Hacia el final del período colonial, el clero católico se quejaba regularmente de la intratabilidad de los Ixiles. La cuestión más visible era el control de las muy importantes cofradías, una institución importada de España que los mayas hicieron suya para sus particulares propósitos. Los sacerdotes católicos además se dieron cuenta de que sus feligreses frecuentaban cuevas en donde rezaban a sus antiguos dioses, los señores de los cerros. Después de la independencia de España, en 1821, cincuenta años de conflictos republicanos facilitaron que los Ixiles siguieran viviendo por sí mismos. Hacia el final del siglo XIX, los únicos habitantes no ixiles de las tres municipalidades parecen haber sido un sacerdote atormentado y unos cuantos ladinos que vivían como si fueran indígenas,{3} es decir, sin volverse una clase distinta y extractiva, como los colonos que llegarían después.

Lo que abrió la región ixil fueron los cambios políticos y económicos asociados a la Revolución Liberal guatemalteca (1871). [56] La agricultura de exportación, sobre todo café para Estados Unidos y Europa, fue la única esperanza de desarrollo para Guatemala hacia el final del siglo XIX. En Costa Rica y Brasil, el café era cultivado principalmente por pequeños propietarios, pero en Guatemala su cultivo estaba dominado por grandes finqueros cuyas políticas sofocaron las posibilidades de un desarrollo estable. Dignificado por elecciones ocasionales y la ideología del progreso, el partido liberal y sus herederos instalaron una dictadura tras otra desde 1870 hasta 1940. Mientras tanto, a través del reclutamiento de trabajadores y las deudas de peonaje, los finqueros coercionaban a los indígenas para trabajar en la economía del café. Los ladinos fueron animados para que se asentaran en los pueblos de indios y a titular propiedades, con el resultado de que los mayas se volvieron grupos étnicos subordinados en su propia tierra.{4}

Los sistemas de trabajo forzado tienden a aparecer cuando los campesinos tienen suficiente tierra y se rehúsan a trabajar para los finqueros. En América Latina, las élites a menudo han atrapado mano de obra monopolizando la tierra, es decir, cercando tanta tierra que a los campesinos no les ha quedado otro camino que trabajar para las fincas si quieren sobrevivir. En el caso de la Guatemala del siglo XIX, según David McCreery, los liberales adoptaron un método diferente. En lugar de agarrar la tierra de pueblos indígenas conocidos por su resistencia empecinada, los liberales enfrentaron el problema del trabajo directamente. Forzaron a más indígenas al peonaje utilizando varias de las formas de coerción que databan del período colonial.{5}

La más descarada de éstas fue el mandamiento, una orden del gobernador departamental dirigida al alcalde del pueblo para que reuniera un cierto número de trabajadores para una finca particular. La institución estaba tan en desacuerdo con la ideología del salario libre adoptada por los liberales que, mientras dependían de ella, durante medio siglo, fue declarada ilegal, y a los visitantes extranjeros se les decía que ya no existía.{6} Crítica para la expansión del mandamiento, según McCreery, fue la regla que establecía que los indígenas no podían ser reclutados si ya estaban ligados con otra clase de contrato de trabajo. Como resultado, los indígenas se protegían del mandamiento refugiándose en otra clase de trabajo forzado, la deuda por peonaje; es decir, se endeudaban con los enganchadores y los finqueros. Una vez que la mayoría de la población de un pueblo adoptaba esta táctica, los finqueros desesperados por mano de obra –tan desesperados, que estaban [57] dispuestos a sobornar al gobernador departamental por un mandamiento– enviaron sus enganchadores a pueblos más lejanos. Los Cuchumatanes eran lo suficientemente remotos que, antes del período liberal, parecían haber sido tocados por el sistema sólo superficialmente. En la década de 1890, sin embargo, las demandas de la nueva economía cafetalera eran tan voraces que las órdenes de mandamientos llegaban a lugares como Nebaj.{7}

¿Cómo hicieron los enganchadores para entrar en un pueblo indígena acostumbrado a la autonomía? es una pregunta intrigante. Los modales cuidadosos que los Ixiles contemporáneos observan frente a los extranjeros contrastan con la dura recepción que dieron a los presuntos colonizadores en 1890. Un colono fue disuadido de construir una casa durante varios años porque cada vez que reunía los materiales que necesitaba éstos eran quemados.{8} Cuando el viajero Robert Burkitt visitó Nebaj en los primeros años del siglo XX, señaló que los ladinos “tenían evidentemente cierto temor de los indios”.{9} Unos años atrás, en 1898, los enganchadores habían provocado una masacre de ladinos en el vecino pueblo de San Juan Ixcoy.

La culminación del episodio de San Juan –masacres aún más sangrientas de indígenas– demostró la nueva relación de fuerza que sopesó cálculos en ambos lados. Los liberales, armados con rifles de repetición y un nuevo sistema de telégrafos, usaron milicias ladinas para impresionar a los pueblos mayas y para ejercer un nuevo nivel de control en el área rural. Las revueltas que habían sido comunes eran, a finales del siglo XIX, casi inexistentes.{10}

Los recién llegados a Nebaj eran un grupo heterogéneo que incluía españoles, italianos y mexicanos, así como guatemaltecos.{11} La mayoría de los últimos provenía del departamento de Huehuetenango, situado hacia el oeste, particularmente del municipio ladino de Malacatán. Muchos comenzaron y terminaron sus vidas en el mismo nivel de los Ixiles, como agricultores de subsistencia. En el nuevo ambiente, sin embargo, algunos fueron capaces de elevar su modo de vida a través de las oportunidades que el régimen liberal ofrecía a los ladinos que vivían en pueblos de indios, especialmente como contratistas de trabajo, cantineros, y prestamistas.

Los secretarios municipales jugaron un papel revelador: invariablemente ladinos y generalmente provenientes de otros pueblos, eran nombrados desde arriba. Debido a que sus responsabilidades incluían [58] la autorización de contratos de trabajo, les fue fácil entrar en el negocio por ellos mismos.{12} En Nebaj el primer contratista, el capitán Isaías Palacios, llegó al pueblo con uno de tales nombramientos, que obtuvo del gobernador de Huehuetenango por servicios prestados durante una revuelta. De autorizar reclutamientos para los agentes de las fincas que llegaban con órdenes de mandamientos en sus bolsillos, Palacios pasó a exonerar a los Ixiles del mandamiento haciéndolos firmar sus propios contratos de trabajo.

Los eventos en Nebaj corroboran una de las conclusiones de Mc-Creery: que el impacto inicial de la economía cafetalera frecuentemente llegó, no en la forma de expropiación de tierra, sino como reclutamiento de trabajo.“Los adelantos y los salarios inyectaron una cantidad de efectivo sin precedentes en la economía local, lo que aceleró la conversión de la tierra en una mercancía, elevó los precios, marginalizó a los pobres y aceleró la diferenciación social.”{13} Entre otras cosas, los salarios provenientes del café “dieron a los indígenas lo necesario para tomar”.{14} Reflejando la larga experiencia en la explotación del trabajo nativo, la manera más efectiva de capturar ixiles para las fincas era venderles aguardiente y hacerlos caer en deudas. Cuando Burkitt visitó Nebaj por segunda vez en 1913, vio “un incesante ir y venir de enganchadores y agentes de fincas llevando grupos de indígenas para la costa del Pacífico … El lugar apesta a [ron]. Los indígenas están borrachos de la mañana a la noche … En los días en que estuve en Nebaj era raro ver a un indígena en la calle después de las nueve de la mañana que no estuviera ya mareado. Yo creía que Chichicastenango era el pueblo más borracho del país, pero ahora creo que es Nebaj”.{15}

Los ixiles acostumbraban beber para honrar a los santos. Pero aún los ladinos admitían que fueron sus propios compatriotas los “responsables de incrementar la cantidad y la fuerza del licor con el propósito de enriquecerse”.{16} La cita es de Jackson Steward Lincoln, el antropólogo norteamericano que llegó a Nebaj en 1939 y, antes de morir de neumonía, nos dejó la primera descripción etnográfica del pueblo.

Se dice que la práctica de destilar alcohol fue introducida por los malacatecos, los campesinos ladinos de Huehuetenango cuyos descendientes todavía forman un grupo social identificable. La caña de azúcar para destilar fue el primer cultivo introducido por los ladinos, no el café, que se volvió el dominante,{17} y casi todo el mundo operaba una venta de licor en un tiempo u otro. Gradualmente, la manufactura local [59] pasó a manos de empresarios ixiles, cuya “kuxa” hecha en casa era más barata y más popular que el aguardiente, que paga impuestos. Pero a pesar de su prominencia, el alcohol en el discurso moral local, como veremos en capítulos posteriores, fue sólo un instrumento para los efectos destructivos de monetizar una economía de subsistencia.

“Algunos ixiles encontraron patronos y algunos bebieron mucho”, dijo Shas K’ow, un sacerdote ixil, a Benjamin y Lore Colby. “Los patrones les daban dinero entonces, a veces mucho dinero, como mil pesos. Los ixiles tomaban el dinero e iban a la cantina … Sí, el dinero desapareció … Así que ellos pidieron más dinero a su patrón. El patrón los sacaba de la cárcel, y poco a poco quedaban en deuda con él. Algunos habían entregado sus tierras a su patrón como colateral, y así aumentaron sus posesiones.”{18}

Vendiéndoles licor y prestándoles el dinero necesario para irse de juerga, los ladinos despojaron a los Ixiles de muchas de sus mejores tierras. Si un simple adelanto era suficiente para jalar a los Ixiles a una cuadrilla de trabajo, adquirir su tierra requirió préstamos de dinero a una usurera tasa de interés. Ya sea que el préstamo fuera necesario para una emergencia médica, para patrocinar una fiesta o simplemente para tomar, cualquier cosa menos que un pago inmediato significaba que la casa o la tierra puesta como garantía podía cambiar de manos. El préstamo de dinero se volvió tan aceptado que, aún hoy, un interés del 10 por ciento mensual no causa ninguna sorpresa o protesta, aunque sea ilegal e inefectivo en la corte.

El otro método para obtener la tierra ixil era posible sólo para ladinos que tuvieran conexiones en la ciudad de Guatemala, además del dinero suficiente para sobornar a las autoridades. Obteniendo títulos del registro de la propiedad en Quezaltenango, podían tomar ventaja de la legislación liberal para pasar por encima del sistema maya de derecho de uso. En la época colonial, el problema de la tenencia de la tierra no había sido candente debido a que la población indígena declinó precipitosamente. La tierra, se asumía, pertenecía a un pueblo y a su gente, que la trabajaban tanto como lo necesitaran. Bajo el régimen liberal, le fue dado al municipio el título de toda la tierra dentro de su jurisdicción –excepto la que podía ser medida por un agrimensor– certificada por un notario público y reconocida por el registro de la propiedad.

Titular tierra no parece ser la manera más obvia de perderla, pero esa ha sido la experiencia de los indígenas, porque lo que puede ser [60] titulado puede ser alienado. En teoría, la tierra ya ocupada por indígenas no podía ser privatizada, pero en la práctica lo fue frecuentemente. Debido a lo caro de la titulación, la mayoría de los Ixiles continuaban en la posesión de sus tierras bajo la autoridad del pueblo y del título municipal, no a través del registro de la propiedad, lo que significaba que su tierra podía ser invadida por un fuereño con un título privado y el dinero suficiente para inclinar la corte a su favor. Según la investigación de registros hecha por Elaine Elliott, el primero de los tres municipios en titular la tierra de sus alrededores fue Cotzal, en 1885, que también perdió el más alto porcentaje a manos de los finqueros. El último de los tres municipios en titular su tierra, Nebaj, en 1903, perdió la menor cantidad de ella (Cuadro 2.1).{19}

Debido a que los pueblos indígenas perdieron tanta tierra a manos de la economía cafetalera a lo largo del pie de monte sur de México, Guatemala y El Salvador, debe enfatizarse que los Ixiles nunca perdieron la mayoría de la suya. Ni, de acuerdo con los patrones de apropiación en otras regiones de Guatemala, los finqueros trataron de monopolizarla.{20} Lo que los Ixiles perdieron fueron las tierras bajas –tierra templada– del norte y este de su territorio, bajo los mil metros de altitud. Estas eran más interesantes para los cafetaleros que las tierras altas –tierra fría– que rodean los tres pueblos Ixiles a dos mil metros de altitud. Tampoco fue la titulación de tierra impuesta por los liberales después de su victoria en 1871. Según documentos examinados por Elaine Elliott y David McCreery, los Ixiles de Nebaj estaban interesados en titular sus tierras comunales aún antes que los liberales llegaran al poder,{21} para alejar a otros mayas, incluyendo cotzales y chajules. [61]

Cuadro 2.1
Porcentaje de tierras tituladas de municipios ixiles


 Año de concesión del título municipalÁrea de caballerías según el Instituto Nacional de EstadísticaCaballerías transferidas al ejido municipal según el Registro Nacional de la TierraCaballerías transferidas a particulares según el Registro Nacional de la Tierra% del área total transferida a particulares

Nebaj190313401237 87 6.49
Chajul190033592424157 4.67
Cotzal1885 401 38818044.89
Triángulo Ixil 51004049424 8.31
 
1. Una caballería = 112,12 acres o 45,374 hectáreas.
2. Cifras cortesía de Elaine Elliott, comunicación personal, 2 de Mayo de 1990.

En la década de mil ochocientos noventa, los Ixiles también querían títulos municipales para proteger su tierra de los ladinos. Nebaj y Chajul sufrieron las pérdidas más serias al norte, en los valles fértiles y templados, propios para la siembra de café y de caña de azúcar. Dos asentamientos ixiles, establecidos desde mucho atrás –Sotzil e Ilom– se quedaron con la poca tierra en donde estaban asentadas sus casas y algunos otros –incluyendo Chel, Sacsihuán, e Ixtupil– también perdieron su tierra más productiva. El reclamante más prominente fue Lisandro Gordillo Galán, de origen mexicano, que hizo su primera aparición en 1895, como secretario municipal de Chajul. Eventualmente, su compra sostenida de concesiones previas de tierra incluyó una bajo el nombre de Manuel Estrada Cabrera, el dictador (1898-1920) inmortalizado en la novela de Miguel Angel Asturias, El señor Presidente. Desafortunadamente para Gordillo, sus títulos demostraron ser de tierra menos valiosa al oeste, no de los terrenos que él estaba ocupando, que había sido ya titulada a favor de Chajul. En 1928-29, dos tribunales dictaminaron que Gordillo había invadido tierra perteneciente a los chajules, sólo para ser revertido por la Corte Suprema del país. Ignorando los límites de Chajul, la corte legalizó un título fraudulento, una decisión para la cual no había apelación.{22}

La formación de fincas en la región ixil pasó por diferentes etapas. La primera fue un período de especulación de la tierra en los 1890, que terminó con la caída de los precios del café.{23} Mientras que unos cuantos títulos personales datan de esa época, muy pocos propietarios ladinos trataron de reclamar sus propiedades en las dos siguientes décadas. [62] Cuando al fin lo hicieron, encontraron resistencia. Por lo tanto, Isaías Palacios nunca fue capaz de tomar posesión de las quince caballerías{24} que reclamó en Acul, aunque eventualmente los aculeños fueron persuadidos de comprar el título de sus herederos. Un antiguo colono de las cercanías de Sotzil dice que, en los años veinte, su padre rechazó ataques regulares provenientes de los Ixiles vecinos. En 1924, la gente de Ilom encarceló a un agrimensor que tuvo que ser rescatado por la milicia de Nebaj y Cunén.{25} En otra ocasión, según cuenta uno de sus descendientes, Lisandro Gordillo y los pistoleros que lo acompañaban, mataron a tres habitantes de Ilom que protestaban. Para evadir la persecución, el finquero huyó hacia la capital para hacer una petición personal al dictador Ubico.

En los años veinte el préstamo de dinero, la apropiación de terrenos, y la caída de las municipalidades en manos ladinas fueron produciendo otras fincas. Se agrupaban en los valles bajos y templados y se dedicaban al cultivo de caña de azúcar y café, pero otras, cercanas al pueblo de Nebaj, fueron limpiadas para ganado, mientras que otras, en las tierras frías de Cotzal, se volvieron fincas de mozos. Estas eran fincas parceladas para campesinos ixiles a cambio de trabajar como mozos (temporales) en las fincas azucareras de la costa del Pacífico. Significativamente, no todas las fincas en la región ixil eran propiedad de ladinos.

La defensa de la tierra municipal era dirigida por los principales, algunos de ellos descendientes de la nobleza maya anterior a la conquista, que habían venido a ocupar los lugares más altos de las jerarquías civil y religiosa. Según los ladinos ancianos entrevistados por Lincoln en 1939-40, los principales que regían en Nebaj al iniciarse el nuevo siglo eran despóticos extractores del tributo de las castas de los Ixiles.{26} Los colonizadores tienden, por supuesto, a difamar el sistema de autoridad que ellos están suplantando. Pero aún ahora que los grandes principales debían estar bajo el manto de la nostalgia, los Ixiles los recuerdan con emociones encontradas. Mientras que sus descendientes defienden el buen nombre de sus progenitores, describiéndolos como tribunos de la raza indígena, otros describen al mismo hombre como un renegado opresor que extrajo contribuciones de su gente, y luego se vendió a los ladinos.

Los recuerdos de traición son más fuertes en Cotzal, que perdió casi la mitad de sus tierras a manos de los finqueros. El Cuadro 2.1 sugiere la intensidad de la titulación que se dio en el lugar; mientras que [63] el municipio comprende 404 caballerías, la municipalidad y los particulares reclamaron un total de 568.{27} Interpretado literalmente (lo que probablemente sea un error), 164 caballerías, o el 41% del área actual, fue peleada. El orgullo por la defensa de la tierra municipal es más fuerte en Chajul, donde los líderes del pueblo pelearon la posesión de la finca La Perla durante medio siglo, y resistieron a la poderosa familia Brol en los años sesenta.

Para sufragar los gastos en que se incurrió para defender la tierra municipal, –viajes a la capital, cuentas de abogados, y cosas parecidas– los principales pidieron la contribución de los habitantes. La sospecha de que ellos se habían quedado con el dinero o que habían sido comprados por los adversarios, fue muy fuerte cuando, como frecuentemente ocurría, ellos perdieron el caso. Su experiencia en el proceso de titulación llevó a los principales a reclamar grandes extensiones en nombre propio. La justificación era preservar la tierra para uso comunal. Pero eventualmente paró en las manos de sus hijos y sus nietos, si no en las manos de un ladino, cuando el dueño pasó de la manufactura de alcohol clandestino a la adicción.{28}

Dos de los principales más poderosos en tiempos de Lincoln desaprobaban las costumbres ixiles, se vestían como ladinos, y trataban a los demás ixiles tan mal como lo hacían los ladinos acaparadores de tierra. Tres de las nueve fincas de Nebaj eran propiedad de principales que habían aprendido a copiar los métodos ladinos, reportó Lincoln, y algunos se volvieron enganchadores. Se decía que el principal Gaspar Cedillo buscaba vecinos en apuros para ofrecerles préstamos, y después agrarrar sus terrenos, convirtiéndose en el mayor terrateniente de Nebaj.{29}

A los ladinos que estaban convirtiendo tierra municipal en fincas, les ayudó el hecho de que Nebaj estaba, simultáneamente, sosteniendo disputas de límites con no menos de seis municipios vecinos, para no mencionar la colonización K’iche’ proveniente de Quiché y Totonicapán. En cada caso, los campesinos mayas provenientes de pueblos carentes de tierra estaban usurpando trechos que no habían sido ocupados por los Nebajeños, quienes relativamente poseían más tierra. Dada la importancia de la influencia política en la capital, los ladinos eran considerados aliados importantes en estos conflictos, hasta que se asentaron (más o menos) en los años cincuenta.

A los ladinos también les ayudó la necesidad que los Ixiles tenían de un patrón que los protegiera de las leyes liberales de trabajo. [64] Cuando el presidente Jorge Ubico (1931-44) abolió el mandamiento y la deuda por peonaje en 1934, su legislación contra la vagancia requería que todos, excepto los indios más ricos, probaran que trabajaban por salario de 100 a 150 días al año. Mientras tanto, los finqueros ladinos habían obtenido más tierra de la que podían cultivar, dejando un superavit que podía ser prestado a los Ixiles a cambio de su trabajo. Para asegurar el número necesario de días en sus cuadernos de trabajo –y no tener que emigrar a las distantes e infestadas fincas de la costa sur– muchos ixiles aceptaron a un finquero local como su patrón, algunas veces el mismo que había tomado sus tierras.

Las relaciones entre los patrones ladinos y los Ixiles no eran sólo económicas; se volvieron fuertemente personales, siguiendo las costumbres de una sociedad que prefiere expresar la dependencia económica en términos de reciprocidad y parentesco, aun si la reciprocidad es desigual y la relación de parentesco debe ser inventada. De ahí la importancia del compadrazgo, la relación de padrinos entre ladinos e ixiles, en donde el ixil típicamente pide al ladino que acepte ser el padrino de su hijo. Otra práctica era la presentación de mujeres ixiles a los patrones ladinos,{30} ya sea como una garantía obligada ú ofrecida en espera de un favor. Algunos ladinos alardeaban de tener docenas de niños fruto de esas relaciones, y había suficientes de ellos como para afectar visiblemente la progenie del pueblo. Nebaj se vio poblado de medios hermanos y medias hermanas en ambos lados de la división étnica, algunos socializados como ixiles y otros como ladinos.

Con la ayuda de la legislación guatemalteca, el alcohol destilado y los principales ixiles, de los que desconfiaba su propia gente, los “principales ladinos” se apoderaron de la municipalidad. Durante cincuenta años, de 1920 a 1970, cada alcalde fue ladino, frecuentemente un finquero (véase el Cuadro 7.1 en el Capítulo 7). La mayoría de los concejales eran ladinos, con los Ixiles jugando un papel subordinado. Todos los trabajos asalariados en la municipalidad estaban ocupados por ladinos, mientras que los Ixiles eran requeridos para servir en posiciones sin paga como mensajeros y cargadores.{31} Ya que los alcaldes también ejercían como jueces, usaban su autoridad para ayudar a los contratistas a cobrar sus deudas. Algunos usaron su autoridad sobre la tierra municipal para poner más de ella bajo títulos de propiedad privados.

En 1950, la población ladina de Nebaj era de 1.101 (véase el Cuadro 2.2), que comprendía sólo el 8.3 de la población municipal total de 13.253. [65] Dos tercios de ellos vivían en la cabecera municipal donde eran el 21 por ciento de la población.{32} Su éxito en la adquisición de tierra se ve confirmado en el Cuadro 2.3. Basado en el censo de 1964, el cuadro muestra que los ladinos eran solamente el 9 por ciento de los propietarios de la región ixil, pero controlaban el 27 por ciento de la tierra cultivable, con aquellos que no vivían en el pueblo repartidos en las zonas cafetaleras.{33}

Cuadro 2.2
Crecimiento de la población ladina en Nebaj


Año del censoLadinosIndios% LadinoTotal

1893  66 5.879 1,1 5.945
1921 42110.436 4,010.857
1940c.65012.339 5,012.989
19501.10112.152 8,313.253
19641.80021.574 7,723.374
19732.16725.092 7,927.259
1981¹2.23115.90312,318.134
19842.12213.06614,015.188
 
Fuente:
 
Todas las cifras proceden del Censo Nacional excepto aquellas de 1984, que fueron concedidas por el Centro de Salud del gobierno local. Las cifras de los censos de 1893, 1921 y 1950 son cortesía de Pierre van den Berghe. Las cifras del censo de 1940 han sido calculadas de Lincoln, 1945:9. Las cifras del censo de 1964 fueron calculadas de Colby y van den Berghe, 1969:193.
1.El salto en el porcentaje de ladinos de 1973 a 1981 y 1984 es debido a que la violencia imposibilitó el recuento de la parte predominantemente indígena de la población rural.

Un examen cuidadoso de los datos (Cuadro 2.4) sugiere una sustancial diferencia de clase entre los ladinos. Mientras que unos pocos tenían un promedio de propiedad de 665 manzanas (467 hectáreas, o 10.3 caballerías), la mayoría de los ladinos tenían en promedio propiedades de 23 manzanas (16 hectárea, cerca de un tercio de caballería). Si hacemos un ajuste debido a las anomalías en los reportes, particularmente un número de fincas en Nebaj y Chajul que fueron incluidas en la categoría de pequeños propietarios, lo que se obtiene es una categoría de ladinos pequeños propietarios cuyas posesiones no son en promedio [67] más grandes que las posesiones indígenas, comprendidas en el rango de las 8 a 11 manzanas (5-8 hectáreas). Estas y otras contradicciones entre ladinos demostraron ser significativas en la forma en que Nebaj respondió a la apertura democrática del país en 1944-1954, y después en los setenta y los ochenta, cuando un sentido biétnico de comunidad sobrevivió al conflicto armado entre el ejército y la guerrilla.

Cuadro 2.3
Tenencia de la tierra por etnia, según el censo de 1964


 Agricultores y áreas de cultivo no indígenasAgricultores y áreas de cultivo indígenas

 Número total de agricultoresArea total en cultivo¹Número de agricultoresÁrea% de total de agricultores% del área totalTamaño medio de la propiedadNúmero de agricultoresÁrea% de total de agricultores% del área totalTamaño medio de la propiedad

Nebaj3.59332.686279 6.072 7,7718.5821,763.31426.61492,2381,42 8,03
Chajul31.60021.943194 6.64112,1330.2634,231.40615.30287,8769,7410,88
Cotzal1.75421.307119 7.517 6,7835,2863,171.63513.79093,2264,72 8,43
Total6.94775.93659220.230 8,5226,6434,176.35555.70691,4873,36 8,77
 
Fuente:
 
Dirección General de Estadística, 1968:232, 249.
1.Las medidas de la tierra son en manzanas (1 manzana = 16 cuerdas = 1,736 acres = 0,703 hectáreas, véase cuadro en nota 27).
2.Para simplificar, parto de la base de que todas las propiedades con personería jurídica (un estatus incorporado) eran propiedad de agricultores no indígenas.
3.En Chajul he excluido dos propiedades anómalas que suman cuatro manzanas y que aparecen en los documentos originales.

Cuadro 2.4
Propiedades con dueños ladinos en los tres municipios ixiles


 Agricultores ladinos con escrituras (grandes propiedades)Agricultores ladinos sin escrituras (pequeñas propiedades)

 Número total de agricultores ladinosTotal de las áreas de cultivo ladinasNúmero de ladinosÁrea escriturada% de total de agricultores ladinos% del área ladinaTamaño medio de la propiedadNúmero de ladinosÁrea sin escriturar% de total de agricultores ladinos% del área total ladinaTamaño medio de la propiedad

Nebaj279 6.072 2 1250,72 2,06  62,50277 5.94799,2897,9421,47
Chajul194 6.641 5 2712,58 4,08  54,20189 6.37097,4295,9233,70
Cotzal119 7.517 36.2532,5283,182.084,33116 1.26497,4816,8210,90
Total59220.230106.6491,6932,87 664,9058213.58198,3167,1323,34
 
Fuente:
 
Dirección General de Estadística, 1968:232, 249.
1.Las medidas de la tierra son en manzanas (1 manzana = 16 cuerdas = 1,736 acres = 0,703 hectáreas, véase cuadro en nota 27).

Maestros y finqueros

“Construimos la escuela ‘Gerardo Gordillo Barrios’, para incorporar a los indígenas a las corrientes de la cultura. Comenzó con varones porque así se les aconsejaba, que las mujeres no necesitaban escuela, pero hoy ya tenemos maestros y maestras ixiles, después que en esa escuela se formaron los primeros Promotores Educativos Bilingües. Fundamos escuelas en las comunidades de Sumal Chiquito, Sumal Grande, Ixtupil… Según los señores principales ladinos, eso es comunismo. Al indio no le gusta la escuela. Cuando el indio ya tiene escuela, quiere montarse al ladino. Las fiestas cívicas que antes eran especialmente para la aristocracia, las pocas familias de los principales ladinos, ya fueron fiestas para todos, sin diferencias sociales, eminentemente cívicas. Platicamos de cooperativismo, fundando la primera Cooperativa Integral Agrícola Lacuvan Canal, Vamos a triufar (Otra puntada comunista)… Se organizó la troja para el pueblo y, cuando el maíz subió hasta diez quetzales el quintal, allí se les daba a cuatro.” —Ex-alcalde ladino haciendo un recuento de sus logros en los primeros años de los cincuenta

La era liberal llegó a su fin en 1944, cuando el dictador Ubico fue derrocado por un levantamiento popular dirigido por profesionales de clase media. Durante los siguientes diez años, los gobiernos electos popularmente introdujeron numerosas reformas. La ley contra la vagancia fue abolida, se permitió a los trabajadores y a los campesinos formar sindicatos, la tierra fue redistribuida. La izquierda guatemalteca recuerda este período como la primavera de la democracia, pero la amenaza del desorden y una vuelta al gobierno militar se escondía bajo la superficie. Sólo la intervención del ejército desalojó al general Ubico del palacio nacional en 1944, y sólo los reformistas entre las filas del ejército [68] salvaron la revolución de volverse una nueva dictadura. El presidente Juan José Arévalo (1946-50) era un filósofo universitario de profesión, pero su sucesor Jacobo Arbenz (1950-54) era uno de los coroneles que habían derrocado a Ubico.{34}

La reforma agraria del gobierno de Arbenz apenas estaba empezando a afectar el norte del Quiché cuando fue destruida por la contrarrevolución de 1954. En la región ixil hubo arrestos aparentemente sin derramamiento de sangre, y el movimiento agrario dejó atrás pocas esperanzas y recuerdos. Pero antes de que el período democrático terminara, proporcionó una apertura temporal para los líderes disidentes ladinos e indígenas para derrotar a los finqueros en las elecciones. Las luchas consecuentes sugieren las contradicciones en la sociedad nebajeña que, en las décadas siguientes, permitió a los Ixiles recuperar el control de la alcaldía.

Cuando los nebajeños recuerdan la revolución de 1944-54, se inclinan a recordar el nombre de su congresista Gerardo Gordillo Barrios. Él fue uno de los muchos hijos fuera de matrimonio del finquero Lisandro Gordillo Galán, pero fue “reconocido”, es decir, aceptado como uno de sus hijos, talvez porque su madre fue una ladina maestra de escuela. Jackson Steward Lincoln apreció el conocimiento de Gerardo sobre las costumbres ixiles: fue uno de los primeros nebajeños que estudiaron más allá de la escuela secundaria. Su carrera política comenzó en la universidad de San Carlos, como presidente de la asociación de estudiantes durante el régimen de Ubico, a quien ayudó a derrocar en 1944. Según el recuerdo local, fue Gerardo Gordillo Barrios quien trajo la revolución a Nebaj, llegando heroicamente en una gira con una pistola pendiendo de la cadera, vestido con una camisa que provenía del guardarropa de Ubico.

Las historias acerca del joven Gordillo sugieren a un populista proveniente de la burguesía finquera fracasada, quien, en los primeros años de la reforma, arbitró una serie de compromisos entre las facciones políticas más visibles de Nebaj: por un lado, los viejos, señores, ladinos principales, ú “oligarquía” y los jóvenes, progresistas o “comunistas” por el otro. A pesar de los lazos de matrimonio y descendencia, la sociedad ladina se había diferenciado considerablemente desde la llegada de los primeros colonos, en “sociales” de clase alta (la “sociedad”) y obreros de clase baja.{35} La facción conservadora era liderada por finqueros, a quienes la retórica revolucionaria les producía ansiedad. [69] Para evitar ofender al partido en el poder, proclamaron su lealtad a los presidentes Arévalo y Arbenz, como lo había hecho con el dictador Ubico. Pero cuando la reforma agraria se aproximó, se movieron hacia los nuevos partidos políticos de derecha. La facción opositora era dirigida por maestros de escuela progresistas, quienes se sintieron los suficientemente fortalecidos por el movimiento de reforma nacional como para retar a los finqueros con quienes algunos de ellos estaban estrechamente emparentados.{36} Dada la pequeña escala de la sociedad ladina en Nebaj, el conflicto enfrentó sobrinos contra tíos y cuñados contra cuñados, en una época en que, según el historiador Jim Handy, “la prensa nacional y las élites locales ladinas sonaban alarmas estridentes sobre la organización de los indígenas en las áreas rurales … afirmando ver inminentes masacres a cada momento”.{37}

Dos ladinos reformadores fueron electos alcaldes en 1947 y 1949, respaldados por algunos de los Ixiles principales, pero ni uno ni otro logró terminar su período. Al negarse a encarcelar a los deudores ixiles, citando la prohibición que aparecía en la Constitución nacional, no les cayó bien a los contratistas acostumbrados al respaldo de la alcaldía. El segundo de los dos alcaldes, un maestro joven, fue una espina clavada particular. Amigo de hacer discursos, utilizó el nuevo autoparlante municipal para criticar a los patrones por no pagar el salario mínimo. Otro maestro, mientras tanto, enseñaba a sus alumnos a celebrar el día del trabajo con discursos en los que atacaba al imperialismo y a las grandes empresas. Cuando el conflicto local se hizo obvio en 1951, la Reforma de Agraria nacional todavía estaba a un año de ser promulgada. No obstante, el Congreso acababa de anunciar la expropiación de una parte de la finca La Perla, la segunda finca más grande en la región ixil.{38} Los finqueros acusaron al alcalde de ser un comunista que estaba complotando para agarrar las tierras y mujeres de otros. Temiendo que la reforma agraria pudiera afectar sus propias posesiones, los principales ixiles vacilaron y el alcalde fue obligado a abandonar el pueblo.

Amparados en el decreto 900 de 1952,muchos campesinos ixiles reclamaron las fincas locales. Durante mis entrevistas, treinta años después, el tema nunca apareció espontáneamente, y yo no tenía idea acerca de la extensión de la expropiación hasta que mi colega Elaine Elliott hizo investigación de archivo. Cincuenta y dos caballerías (2.343 hectáreas) de la finca La Perla en Chajul, fueron expropiadas para las aldeas ixiles de los alrededores. [70] Sin lugar a dudas, el dueño interpretaba el decreto como una venganza, pero aún más caballerías (86, es decir, 3.875 hectáreas) fueron tomadas de la finca San Francisco, entre cuyos propietarios se encontraba el mismo ministro de agricultura, el aparentemente imparcial Nicolás Brol. La tierra municipal en Cotzal y Chajul fue expropiada para campesinos pequeños propietarios, como lo fueron partes de algunas fincas más pequeñas cercanas a La Perla, pero aparentemente nada fue expropiado en Nebaj, debido tal vez a la victoria de los finqueros antes del decreto 900.{39} A juzgar por la información disponible, no hubo invasiones de tierra, ni violencia, y ninguna porción de tierra cambió de manos antes de que la reforma agraria fracasara por la invasión de los exilados derechistas y el motín del ejército contra Arbenz.{40}

Uno de los maestros que dirigieron la facción progresista en Nebaj insiste en que el principal problema con la “oligarquía” fue, no como pudiera creerse, la reforma agraria, sino la educación indígena, un tema por el que los reformistas tomaron especial interés. Basándose en el principio de que un poco de educación es una cosa peligrosa, los patrones ladinos temieron que los indígenas pudieran volverse contestatarios y causar problemas. (Eventualmente, los finqueros aceptaron la idea de la educación indígena, hasta el punto que uno de ellos, siendo alcalde, ordenó a los policías ixiles que agarrara a los alumnos renuentes). Aquí Gerardo Gordillo Barrios aparece otra vez en nuestra historia, como el congresista que, en 1945, motivó a dos maestros ladinos para que iniciaran una escuela en donde los Ixiles aprendieran el español. La Escuela de Castellanización fue uno de los varios experimentos oficiales para preparar a los alumnos indígenas para la escuela primaria convencional. Los maestros eran todos ladinos, pero los alumnos empezaban con aquellos maestros que sabían algo de ixil antes de pasar con otros que enseñaban sólo en español. La escuela sobrevivió el caos político de los primeros años de los cincuenta, y fue lo suficientemente novedosa una década más tarde como para que uno de los fundadores fuera invitado a la capital para reproducir el experimento con otros grupos mayas.

Empezando en 1967, el nuevo programa entrenó promotores bilingües, es decir, indígenas con un grado de educación mínima pero que podían preparar niños para la escuela primaria. Entre los involucrados estuvieron traductores norteamericanos de la Biblia del Instituto Lingüístico de Verano, [71] una misión evangélica que esperaba enseñar a los mayas a leer el Nuevo Testamento en su propio idioma.Hacer que los indígenas entraran en el sistema educativo nacional también atrajo a la embajada de los Estados Unidos. Con subsidios de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), el programa se expandió hasta incluir cientos de promotores en los diferentes idiomas mayas, entre los cuales estaban cuarenta y tres que trabajaban en los tres pueblos Ixiles.

El lenguaje de la educación bilingüe fue, para los estándares actuales paternalista. Podría “superar” al indígena, elevar su nivel cultural, ayudarlo a progresar económicamente, e integrarlo a la nación. El intento estaba claramente dirigido a incrementar la escasa lealtad de los Ixiles y otros Mayas hablantes hacia el estado guatemalteco. Sin embargo, los promotores fueron los primeros ixiles en volverse profesionales, es decir, miembros de un grupo asalariado con una profesión reconocida, en este caso, ayudando a otros miembros de su raza a entrar a la escuela. Ellos trabajaban en su propio idioma y debían promover los intereses de su propio grupo étnico. Como ha señalado el sociólogo Benedict Anderson, los cuadros étnicos que el Estado entrena para implementar las políticas de construcción de la nación pueden también ayudar a su propia gente a defenderse por sí mismos.{41} Los promotores bilingües fueron una nueva clase de líderes indígenas en Nebaj, y en el desorden de los primeros años de los ochenta, se volvieron un elemento crucial.

La revuelta de Acción Católica contra la gerontocracia

“Estas cofradías queman pisto, queman pisto.” —Catequista ixil, demócrata-cristiano y comerciante, 1989

Otro vehículo para una nueva clase de liderazgo ixil fue la iglesia Católica, una institución de gran influencia en pueblos como Nebaj, aunque no siempre de la manera que hubiera querido. Cuando los misioneros católicos impusieron su religión después de la conquista española, los mayas la interpretaron en términos de sus propias creencias, una sutil venganza que produjo los famosos sistemas rituales de Guatemala y el sur de México. Entre las instituciones católicas importadas [72] de España que los mayas convirtieron para sus propios fines están las hermandades religiosas o cofradías. Cada cofradía se dedicaba a la veneración de un santo para un ciclo anual de rituales que se volvieron parte de la jerarquías civiles-religiosas que gobernaban un pueblo. Empezando en su juventud, los hombres subían una escalera de obligaciones comunales, alternando típicamente entre las cofradías y la municipalidad. Aunque algunos tenían que ser forzados a tomar sus responsabilidades, los cargos estaban recompensados con prestigio. Los hombres que alcanzaban la cima de la jerarquía se volvían principales, los ancianos que gobernaban la comunidad.{42}

Los vestigios de esta jerarquía civil-religiosa se encuentran en cualquier comunidad maya, y algunas cofradías siguen prosperando. Sin embargo, como sistema han sido socavadas por la reorganización nacional del gobierno local, la introducción de los partidos políticos y otras fuerzas sociales.{43} A la cabeza del asalto estaba, paradójicamente, el clero católico. Para una nueva generación de misioneros españoles y norteamericanos, que llegaron en los años cincuenta, las fiestas en honor de los santos se habían vuelto excusas para la idolatría y el libertinaje. Para desalentar tal comportamiento, los sacerdotes organizaron capítulos de Acción Católica, una organización pastoral que pretendía convertir a los mayas en católicos ortodoxos.{44} Quien introdujo Acción Católica en la región ixil fue el padre español Gaspar Jordán, el único sacerdote en el norte del Quiché por varias décadas. Lincoln lo describe como un fraile campechano que deambulaba por un mundo casi medieval de pompa, incienso y superstición. No obstante, los nebajeños lo recuerdan por sus enfrentamientos con las cofradías. En una ocasión, los ancianos enviaron una delegación a la cabecera departamental para acusarlo de ser un “evangelista”.{45}

Cada una de las doce cofradías de Nebaj son atendidas por diez hombres y sus esposas, los mayordomos, de los cuales un nuevo grupo entra cada año, para un calendario lleno de procesiones y fiestas. Muy poco de las cofradías es ortodoxo: ciertamente no los nombres de los santos que ellos sacan a las calles. Seis de las cofradías están organizadas en pares masculino-femenino (del Rosario Hombre y Rosario Mujer, de la Cruz Hombre y Cruz Mujer y de la Concepción Hombre y Concepción Mujer) que sugiere la naturaleza andrógina de las divinidades mayas. Los tradicionalistas ixiles creen que tener contentos a los santos es esencial para el bienestar del pueblo. [73] Para hacer frente a las crisis personales y enterrar a los muertos, los tradicionalistas acuden a sus propios sacerdotes mayas, hombres cuyas raíces pueden ser rastreadas hasta antes de la conquista española. Sin el menor sentido de contradicción, los baalbastixes ixiles (literalmente, “padres ante Dios”) rezan tanto a los santos católicos que residen en la iglesia, como a los aanheles (“ángeles”) quienes, visualizados con las mismas caras europeas de los santos, viven en los cerros que rodean Nebaj. Los sacerdotes también rezan a las almas de sus ancestros, que viven con los aanheles, o señores de los cerros, en varias cruces de madera localizadas alrededor del pueblo y delante de pilas de cruces amontonadas en el cementerio. A los baalbastixes les están confiadas ciertas oraciones cruciales de las cofradías, la de la cosecha del maíz, para los nuevos asignados a un cargo político. Algunos son también aaq’ii (“hombre de día”), los adivinos que todavía cuentan los días según el calendario maya precolombino.{46}

Cuando Benjamin y Lore Colby recogieron la visión del mundo del sacerdote ixil Shas K’ow, lo que sobresalió fue una ética de gran tolerancia hacia los humanos y otras cosas vivientes. Pero como cualquier otro sistema religioso, la costumbre ixil no es completamente exitosa al resolver las contradicciones sociales. Las tradiciones que enfatizan el poder de los ancestros, como lo han hecho las de los Ixiles y las de sus vecinos los Akatekos-mayas, proveen razones obvias para la autoridad de los ancianos, es decir, para la gerontocracia. Donde los principales y otros ancianos gobiernan, los jóvenes dependen de ellos para heredar tierra y adquirir una esposa. Cuando una sociedad gerontocrática está más o menos en equilibrio, mucha de la desigualdad existente se compensa sobre el ciclo de vida. Los hombres y mujeres jóvenes trabajan para sus mayores y, cuando ellos se vuelven viejos, son compensados por el trabajo que reciben de los más jóvenes.

Desafortunadamente, la sociedad ixil no ha gozado de equlibrio durante mucho tiempo. Dos acontecimientos después de 1900 complicaron las relaciones entre generaciones, reduciendo la cantidad de tierra que los padres podían heredar a sus hijos. Uno fue la alienación de la tierra por parte de los finqueros. Cotzal perdió más del 45 por ciento de su tierra de este modo (véase el Cuadro 2.1), pero Nebaj y Chajul perdieron mucho menos (5-6 por ciento), aun cuando ciertas aldeas como Sotzil e Ilom fueron prácticamente tragadas. El otro factor que redujo la herencia era más ubicuo: el crecimiento de la población, [74] que tal vez se ha sextuplicado en el último siglo (véase Figura 1 y Cuadro 2.5). Según George Lovell, a la población de los Cuchumatanes le llevó más de cuatro siglos volver a alcanzar el nivel que existía en el tiempo de la conquista. Una vez que ese punto fue alcanzado, una generación fue suficiente para duplicar la población.{47}

El efecto sobre la cantidad de tierra disponible por herencia puede verse en el Cuadro 2.6. En 1893 los habitantes de la región ixil disfrutaban de 19.13 hectáreas por persona, en 1950 el número había decaído a 7.52 hectáreas, y en 1989 a a 3.30 hectáreas. También téngase presente que el número de hectáreas disponibles para cada nebajeño (1.86) y cotzaleño (1.01) en 1989, era mucho más pequeña que las disponibles para cada chajul (7.85), y que la cantidad de la tierra cultivable per cápita era más pequeña aún.{48} Según los nebajeños, la tierra que sus padres poseyeron y que les heredaron es todavía menor que la que los datos de arriba pueden indicar.

Para ilustrar este punto, el Cuadro 2.7 compara dos grupos muy diferentes: (1) la “élite del pueblo”, un grupo diverso de líderes religiosos, contratistas, comerciantes y profesionales que aparto por su prominencia y quienes en consecuencia no son necesariamente una muestra representativa, y (2) un cantón de la periferia del pueblo, que incluye muchas familias (48.5 por ciento del total) provenientes de aldeas, y desplazadas por la violencia, del cual mis entrevistadores y yo encuestamos todos los hogares. Los líderes del pueblo reportan que sus padres eran dueños de un promedio de 11.6 hectáreas, que ellos heradaron en promedio 2.1 hectáreas, y que ahora ellos son dueños de un poco más que eso, un promedio de 2.7 hectáreas. En lo que respecta al más pobre cantón Xemamatze, los cabezas de hogar reportaron que sus padres poseían un promedio de 4.2 hectáreas, que ellos heredaron en promedio 1.7 hectáreas, y que ahora son dueños de menos, un promedio de una hectárea. [75]

Cuadro 2.5
Colapso demográfico y recuperación en el Triángulo Ixil, 1529-1989


Periodo / año FuenteNebajChajulCotzalTotal

1529Estimada   20.000-25.000
1670/80Estimada   2.000
1740Estimada228352404984
1850Estimada   6.700
1893Censo nacional5.9453.3292.82512.099
1921Censo nacional10.8574.9684.59020.415
1950Censo nacional13.2538.2589.24430.755
1964Censo nacional23.37413.49712.15049.021
1973Censo nacional27.25918.09212.69858.049
1981Censo nacional18.13415.71310.94444.791
1981Proyección Censo nacional37.95329.59816.74282.293
1983-84Centros de Salud Gubernamental15.1886.360
(sólo urbana)
5.530
(sólo urbana)
27.078
1986-87Centros de Salud Gubernamental23.90613.46712.46749.619
1989Estimación N. U.46.38318.10317.94082.426
1989Estimación N. U. corregida32.70919.42317.94070.072
1989Proyección Censo nacional45.43838.67217.669101.779
 
Fuente:
 
Las estimaciones desde 1529 hasta 1950 proceden de Colby y van den Berghe, 1969:61-2. Las cifras de los censos de 1893 y 1921 son cortesía de Pierre van den Berghe. Las cifras del censo de 1950 y 1964 están recogidas en Colby y van Berghe, 1969:193, mientras que las de 1973 son de la Dirección General de Estadística, 1973. Las proyecciones del Censo Nacional para 1981 y 1989 son del Instituto Nacional de Estadística, 988:24. La estimación de Naciones Unidas de 1989 son cortesía de la oficina de Nebaj del Programa de Personas Refugiadas, Repatriados y Desplazados (PRODERE) del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas.

Aún si los encuestados están reportando menos de lo que tienen, como a menudo ocurre entre los campesinos, los datos sugieren las cantidades mínimas de tierra que los Ixiles están herendando de sus padres. La sensación de traición que esto puede generar es sugerida por el hombre de Ilom citado en el segundo epígrafe de este capítulo. A pesar de que su aldea fue sujeto de la descarada agresión de un finquero ladino y el sistema legal guatemalteco, él culpa a los ancianos de Ilom –”nuestros padres, nuestras abuelas y nuestros abuelos”– de no ser lo suficiente [77] previsores para comprar la tierra. O como un pastor evangélico comentó acerca de la pérdida de la tierra de su familia: “Muchos no quieren trabajar, caen en gran vicio, vendiendo sus terrenos, casas y milpas, y así dejando sus niños con nada.” Tales sentimientos de pérdida son la disposición con que los jóvenes cuestionan las verdades de sus mayores y experimentan con nuevas formas de autoridad.

Cuadro 2.6
La reducción del ratio de hectárea per cápita en los tres municipios Ixiles, 1893-1989¹


 Area Km²Población1993
Ha/persona
Personas
Km²
Población1950
Ha/persona
Personas
Km²
Población estimada1989
Ha/persona
Personas
Km²

Nebaj 608 5.94510,23 9,78 13.253 4,5921,80 32.7091,8653,80
Chajul1.524 3.32945,78 2,18  8.25818,45 5,42 19.4237,8512,74
Cotzal 182 2.825 6,4415,52  9.244 1,9750,79 17.9401,0198,57
Triángulo Ixil2.31412.09919,13 5,23 30.755 7,5213,29 70.0723,3030,28
Departamento de El Quiché8.37892.753 9,0311,07174.911 4,7920,88557.0441,5066,49
 
Fuente: Derivadas de los cuadros precedentes.
1. Tierra total, no tierra arable.

Cuadro 2.7
Herencia de tierras y propiedad en el Nebaj contemporáneo¹


 Promedio de las cuerdas poseídas por el padre²Nº de casosPromedio de las cuerdas heredadas (en caso de muerte del padre)Nº de casosPromedio de las cuerdas poseídas ahoraNº de casos% de quienes declaran tener suficiente tierraNº de casos% de quienes declaran tener suficiente maízNº de casos

Élite del Pueblo265,9015547,96 8061,2316749,715745,1153
Cantón de Xemamatze 95,13 8838,33 3924,02 9826,0 9626,3 95
Total203,2224444,8011944,4426540,625337,7248
 
1. Ejemplo: Cantón Xemamatze incluía todos o casi todos los hogares en el Catón. Pero los “líderes del pueblo” no son una muestra representativa ya que la finalidad de mis entrevistas era descubrir ciertas clases de ixiles notables, incluyendo a los maestros y promotores bilingües, líderes católicos y pastores evangélicos, hombres que habían actuado como cabezas de Sociedades Santas, contratistas laborales, propietarios de vehículos y comerciantes. aunque algunos son bastante pobres, por término medio son un grupo más privilegiado que Cantón Xemamatze, que incluye mucha gente desplazada por la guerra.
2. Una cuerda = 0,108 hectáreas = 0,44 acres y 22,77 cuerdas = 1 hectárea (véase cuadro en nota 27).

El antropólogo George Collier, basándose en la comparación de siete comunidades mayas del sureste de México y Guatemala, ha derivado una asociación entre la escasez de tierra, su herencia de padres a hijos, y la fuerza de la autoridad patriarcal. La comparación de Collier indica que, mientras la tierra escasea debido al crecimiento poblacional ú otros factores, la autoridad patriarcal en la familia aumenta. Continúa creciendo hasta que la tierra es tan escasa que el tamaño de la herencia se reduce a la insignificancia. Lo mismo sucede con la influencia en los hijos; en tal punto la autoridad patriarcal colapsa.{49}

Este fenómeno de inflación y deflación de la autoridad patriarcal parece haber ocurrido en Nebaj, que era conocido por el poder de los ancianos. Una indicación son las historias de principales tiránicos extrayendo tributo aun en este siglo, de ahí la popularidad de Acción Católica, que rechazó su autoridad. Lo que es cierto es que la autoridad de los padres sobre los hijos, la herencia de la tierra, y las lealtades religiosas eran temas relacionados en Nebaj. “Antes se respetaban los padres, pero ahora ya no es igual”, me dijo un anciano. “`Nuestro papá real no es aquí, su mero papá,’ dicen los hijos rebeldes, ‘nuestro papá está en el cielo.’ Hay unos padres que prefirieron vender su tierra porque ya no los respetan sus hijos.”

Para los Ixiles, una manera común de experimentar la reducción de sus recursos fue una agonizante revaluación del costo de sus obligaciones rituales, especialmente si servían como mayordomos de cofradía. De ahí el pastor evangélico que recuerda cómo su padre tuvo que vender su buey, después su vaca, para pagar ocho noches de marimba en honor a un santo. Los hombres sin animales que vender tenían que prestar dinero a un ladino, que podía terminar quedándose con su tierra. O la historia de otro pastor protestante cuyo abuelo principal y dos tíos se bebieron la propiedad familiar, dejándolos a su padre y a él sin herencia.{50} Las diferencias se agudizaron en la década de los cincuenta, cuando los sacerdotes españoles reclutaron ixiles jóvenes para Acción Católica. Los requisitos para integrarse al nuevo grupo incluían la [78] instrucción doctrinal, ser casados por la iglesia y la confesión. Lo más importante, a los catequistas se les prohibió participar en las cofradías, que los sacerdotes condenaban por paganas. Para impartir la ortodoxia, el clero animó a los jóvenes catequistas a desafiar a los ancianos cuya autoridad estaba siendo ya socavada por la reducción de la tierra.

En Nebaj, sólo el conflicto generacional puede explicar la intensidad con que los catequistas atacaron los símbolos tradicionales de la autoridad religiosa.{51} Cuando los costumbristas entraban a la iglesia borrachos, los catequistas apagaban sus velas y los arrojaban fuera. Ellos incluso quemaron las cruces de madera de la capilla en Juil, el centro del universo ixil.{52} Acción Católica “se comportaba con la arrogancia y la confianza de la juventud”, recuerda Pierre van den Berghe de Nebaj en 1966. “Ellos fueron duros con los costumbristas. No hay duda acerca de que Acción Católica versus la costumbre fue un asunto generacional, un resentimiento de los jóvenes contra los viejos, de los jóvenes rompiendo las reglas e insultando a los mayores.”{53} Las confrontaciones entre procesiones rivales enviaron a un devoto al hospital en fechas tan tardías como el viernes santo de 1973.{54}

La aparición de los evangélicos

“En Acción Católica todavía hay baalbastix, casi no hay cambio. Todavía hay copal, hay marimba, hay quema de cohete, el padre mismo usa incienso y candelas en la misa. Los evangélicos no hacemos esto porque estamos bautizados en el Espíritu Santo.” —Ex-presidente de Acción Católica que se volvió pastor protestante

Después de que Acción Católica fuera perseguida por el ejército, fue fácil pasar por alto políticas que los Ixiles podían considerar coercitivas. Ninguna inhibición semejante fue percibida por Horst Nachtigall, un etnólogo alemán que estudió Nebaj en 1973. Según costumbristas ofendidos, informó Nachtigall, el sacerdote se negaba a bautizar a sus hijos.{55} Esta pudo haber sido una medida punitiva, ya que el bautismo es un signo esencial de la identidad humana en los pueblos mayas. Años después, los costumbristas y catequistas acuerdan que el bautismo se brindaba a los costumbristas siempre y cuando éstos [79] tomaran clases doctrinales impartidas por catequistas. El párroco en los años setenta, Javier Gurriarán, era un joven y enérgico vasco, del Sagrado Corazón, la orden española asignada al departamento del Quiché.A pesar de los esfuerzos del ejército para desacreditar su nombre, es recordado por los nebajeños con afecto, incluso por algunos de sus catequistas que se volvieron pastores evangélicos. Siempre y cuando los tradicionalistas no llegaran borrachos a la iglesia y asistieran a las clases de doctrina requeridas para bautizar a sus hijos, el padre Javier les administraba los servicios rituales que ellos deseaban. Durante su estancia, Acción Católica se volvió menos exclusiva y las cofradías realizaron sus ceremonias en paz. Se dice también que Acción Católica daba sus servicios en los sitios mayas sagrados y pedía a los aldeanos que llevaran su maíz para ser bendecido.

Que Acción Católica haya perdido su carácter sectario en Nebaj en los años setenta no se debe solamente al padre Javier. Los catequistas de los años cincuenta y sesenta estaban llegando a la edad madura, y algunos de ellos caían en los ricos y alcohólicos rituales de su pueblo.{56} Irónicamente, la creciente tolerancia de Acción Católica hacia la tradición ixil se volvió un estímulo para el interés ixil en el protestantismo. A través de Acción Católica, el clero había proveído un escape para las tensiones generacionales. Mientras Acción Católica mantuvo una actitud sectaria hacia el sistema religioso tradicional, escoriando a las cofradías y sus fiestas, proveyó de una plataforma a los jóvenes ixiles predispuestos a la revuelta contra sus mayores. También se adelantó a la atracción potencial del evangelismo protestante como una forma de rebelión. Pero cuando Acción Católica se volvió más tolerante, evolucionado de la disciplina de una secta a una iglesia más comprensiva, según la tipología bien conocida, dejó de dar a los Ixiles que intentaban romper con la costumbre la satisfacción que ellos buscaban.{57}

De ahí los numerosos catequistas que dejaron la iglesia Católica para volverse protestantes, frecuentemente antes de la violencia. Ellos se quejan de que Acción Católica falló en mantener sus normas, forzándolos al culto a la par de tradicionalistas que fumaban y bebían, lo que los hacía sentirse contaminados. “A los costumbristas padre Javier los dejaba en paz”, se queja un catequista puritano que se volvió evangélico en los últimos años de los setenta. “Y este fue el problema. Cuando venimos a la misa, entre los cofrades están tomando, fumando en está iglesia, borrachos adentro, haciendo bulla. [80] Por eso pensamos que Dios no iba a venir. Allí hay bulla, está borracho, cigarro… ‘Si es desordenado, salgan de allí”. Claramente, los catequistas puritanos y los evangélicos estaban desarrollando una idea de lo sagrado diferente de la tradicional. La nueva religión en Nebaj enfatizaba en el auto-control, disciplinando el ser para competir de una manera más efectiva con los ladinos.

El partido revolucionario y los demócrata-cristianos

Nebaj es un ejemplo interesante de un cambio en la usual presunción acerca de la política opositora en el altiplano guatemalteco en los años sesenta y setenta. Los catequistas de Acción Católica fueron, debido a sus propios intereses y a los objetivos de modernización del clero católico, disidentes predecibles contra las estructuras del poder local. Los tradicionalistas, por otra parte, parecían los previsibles defensores de lo establecido. En los primeros años de los cincuenta, los investigadores sociales registraron la oposición de los principales a la reforma agraria en cierto número de pueblos indígenas,{58} y durante los primeros años de los ochenta en Nebaj, el número de principales asesinados por la guerrilla (yo recibí reportes de por lo menos seis) sugiere un continuo poco entusiasmo por la transformación social. Sin embargo, catequistas y tradicionalistas resentían las prerrogativas de los ladinos, y en Nebaj fueron los tradicionalistas los que alcanzaron la victoria simbólica de romper el monopolio ladino de la alcaldía.

Cuando Colby y Van den Berghe hacían sus estudios sobre etnicidad en 1966, el primer partido político controlado por los Ixiles en el pueblo, una filial del Partido Revolucionario (PR), estaba postulando una lista, encabezada por un ixil. El padre del candidato era Sebastián Guzmán –el más poderoso de los principales del pueblo–, el primer ixil en comprar un camión y también uno de los primeros en volverse contratista. Al igual que unos cuantos ixiles antes que él, Guzmán había aprendido a competir con los ladinos en sus propios términos. A diferencia de muchos de los principales poderosos antes que él, también defendía las tradiciones ixiles con orgullo. Para Colby y van den Berghe, Guzmán era un hombre de habla suave, sin pretensiones, que no daba señales de su autoridad como el agente del poder que reunía a los otros principales en su casa para deliberar sobre asuntos del pueblo. [81]

El propósito que declaraba el Partido Revolucionario era restaurar las reformas sociales de 1944-54. A pesar de que fue rápidamente corrompido por el ejército guatemalteco y desacreditado, algunos ixiles todavía aprecian a sus cuadros por haberles enseñado cómo llevar sus problemas al ministerio apropiado en la capital. Los ixiles también recuerdan al PR por haber establecido la igualdad étnica en la alcaldía. Lo que concentraba el resentimiento ixil era un vestigio de la jerarquía civil-religiosa, el requisito de que los indígenas sirvieran a la alcaldía sin paga, lo que los políticos ladinos volvían servicios gratuitos para ellos mismos. “Los ladinos tenían a los indígenas como esclavos”, recuerda un anciano. Mientras que todos los ladinos de la municipalidad recibían salarios, “sesenta o más ixiles eran obligados a trabajar sin paga”. “Nosotros los indígenas sólo regalábamos nuestro día … [éramos] mandaderos, nada más”, explica un viejo líder del PR. “Cuando hay fiesta, nos mandan para traer pino, la mitad para la fiesta y la mitad para ellos. Pero regalado. Entonces nosotros estudiábamos por qué estábamos regalando nuestro día, y ellos no. Esta fue la política por la cual el Partido Revolucionario ganó las elecciones.”

Transformar la ventaja numérica de los Ixiles en una victoria electoral no fue fácil. No obstante el sufragio universal, algunos analfabetos no votaban a menos que se les indujera con trago o dinero, proveídos por los activistas del partido. Muchos de los Ixiles que eran alfabetos y se oponían a vender su voto eran catequistas en contra de los tradicionalistas dirigidos por Sebastián Guzmán. Lo intenso de la lucha entre las dos facciones católicas es el porqué, en 1966, Colby y van den Berghe, encontraron que los catequistas habían dado su apoyo al Partido Institucional Democrático (PID), dominado por ladinos y aliado del ejército. El conflicto entre los catequistas y los tradicionalistas es también el porqué, a pesar del crecimiento del voto ixil consciente, los ladinos del PID fueron capaces de ganar las elecciones de 1966.{59}

Solo en 1970 el Partido Revolucionario ganó su primera elección en Nebaj –con un ladino como candidato a alcalde quien, con sus hermanos, era propietario de la finca más grande de la región ixil. Enrique Brol había prometido terminar con el trabajo sin salario en la municipalidad. Una vez electo, sucumbió a las peticiones de otros ladinos y no lo cumplió. El líder indiscutido del PR en Nebaj continuaba siendo Sebastián Guzmán. En las elecciones de 1972, otro de sus hijos fue el candidato, quien se convirtió en el primer alcalde ixil de Nebaj desde los años veinte. [82] El nuevo alcalde fue cuidadoso en repartir puestos municipales tanto a ladinos como a indígenas, pero una de sus primeras decisiones fue liberar a los jóvenes ixiles que servían en el ayuntamiento sin recibir paga. Fueron reemplazados por un número más pequeño de funcionarios asalariados, que desde entonces han sido asignados por el partido ganador.

Ausente de las dos descripciones antropológicas de Nebaj en este período estuvo el que pronto sería el principal partido de oposición en Guatemala, la Democracia Cristiana (DC). Según los nebajeños, la filial local de la DC data de 1965, cuando fue organizada por 120 hombres. La mayoría eran ixiles de Acción Católica, pero también había ladinos, algunos de ellos del movimiento reformador de 1944. La nueva filial de la DC no fue una contendiente en las elecciones de 1966 porque estaba peleando por su legalización a nivel nacional. Cuando los catequistas de la DC reaccionaron contra los tradicionalistas del PR apoyando al PID, aliado del ejército, no podía saber que, una década más tarde, el candidato del PID pondría a miembros de ambos partidos en una lista de muerte.

¿Reforma sin revolución?

“Se han despertado. Ya se sienten con derecho.” —Ex-alcalde ladino de Nebaj, 1992

Cuando un pueblo es colonizado, las técnicas usadas para controlarlos se inclinan a tomar ventaja de las contradicciones existentes en sus prácticas culturales. Tradiciones que son a la vez apreciadas y opresivas, se ven implicadas en nuevas formas de opresión. En el caso de los Ixiles, una sociedad dominada por ancianos dados a la borrachera ritual dio muchísimas oportunidades a los agentes de una nueva economía de exportación. Los colonizadores ladinos se mantuvieron en la misma posición de autoridad que ocupaban los principales mayas, pero usaron ese poder para nuevos fines, como obtener cuadrillas para las fincas. La opresión es más fácil de visualizar en términos de un agente de etnicidad y clase externa, como lo es un finquero ladino. Pero también era un problema interno, de prácticas culturales que, en una economía que se estaba monetizando rápidamente, podían llevar a la destrucción personal. [83] Las obligaciones tradicionales de honrar a los santos podían ser usadas para hacer caer a los Ixiles en deudas y quitarles la tierra.

Una manera de explicar la inadecuación resultante de la tradición ixil es en términos de liderazgo. Cuando el liderazgo existente fracasa, como ocurrió a los Ixiles en la primera mitad del siglo XX, lo que resulta es una demanda de una nueva clase de autoridad. Los ancianos de la jerarquía civil-religiosa eran, generalmente, demasiado analfabetos, monolingües, viejos y alcohólicos como para defender los intereses de los Ixiles en una era de rápida comercialización. De aquellos principales que aprendieron cómo negociar exitosamente con los ladinos, muchos de los más prominentes también aprendieron a usar métodos ladinos para explotar a su propia gente. El resultado fue lo que Eric Wolf ha llamado “una crisis en el ejercicio del poder”, en la que la sociedad ixil empezó a generar nuevas figuras de autoridad.{60} Como es frecuentemente el caso, las nuevas clases de autoridad fueron modeladas por formas ideológicas incorporantes de la sociedad colonizadora. Los catequistas, los pastores y los promotores tenían como propósito, según los misioneros y los educadores del Gobierno, convertir y elevar a sus vecinos. En el capítulo 7, veremos cómo esas figuras se combinaron en la figura del promotor, quien ha suplantado al principal como el ejemplo más visible de autoridad étnica.

A través de la escuela y de la religión reformada, los Ixiles aprendieron a defenderse de los ladinos en nuevas formas. A pesar de que la política en Nebaj fue configurada por la etnicidad, no dividió a los ladinos y a los Ixiles en dos grupos opuestos. En lugar de eso, las transacciones entre los miembros de los dos grupos étnicos ilustran la “economía moral” de James Scott, de obligaciones, recíprocas pero desiguales, entre miembros de diferentes clases sociales. En lugar de colisionar en un conflicto abierto, los Ixiles y los ladinos construyeron un universo moral compartido en el cual ellos podían estar de acuerdo, por ejemplo, sobre lo que constituye el comportamiento propio de patrones, clientes, y servidores públicos. Las facciones que competían por la municipalidad típicamente reclutaron miembros de los dos grupos étnicos, solo porque los Ixiles comprendían la gran mayoría de la población y tenían profundos desacuerdos entre sí sobre cómo comportarse en la nueva era. Para los ladinos, las diferencias de clase los llevaron a notables diferencias en ideología. [84] Los ladinos dirigieron las coaliciones populistas del período 1944-54 y después en los setenta, aun cuando su poder desproporcionado empezó a declinar. Debido en parte a muchas alianzas entre los miembros de los dos grupos étnicos, en los años setenta el sistema político local fue capaz de responder a las demandas ixiles por un tratamiento más igualitario.

Los logros graduales registrados por los Ixiles fueron parte de una tendencia más amplia en el altiplano. El norte del Quiché está en la periferia del sistema de mercados del altiplano, lo que significa que su población indígena todavía se concentra en la siembra del maíz y, como resultado de la creciente escasez de tierra, se ha vuelto más y más dependiente de la migración estacional a la fincas.{61} Sin embargo, cuando Carol Smith investigó el sistema de mercados regionales en los años setenta, encontró que “mucha menos gente de las comunidades de la periferia, incluyendo el área ixil, estaba buscando trabajo en las fincas”.{62} Ella encontró una gran diversidad de empleo local, en donde los artesanos y los comerciantes cubrían la mayoría de las demandas generadas por los mercados locales. Mucha gente de las comunidades periféricas estaba trabajando en obras de infraestructura del gobierno, y estaban exportando más bienes a otras partes del altiplano. El control ladino sobre las posibilidades comerciales estaba disminuyendo. Los ixiles estaban desarrollando alternativas al trabajo en las fincas y absorbiendo más de su trabajo en casa.

Dada la violencia política que se apoderó de la región ixil después de 1979, ¿hay alguna evidencia de insurgencia generada por las relaciones locales entre ixiles y ladinos? La respuesta es, más bien poca. A pesar de lo que los Ixiles sufrieron con la colonización, la violencia contra los ladinos fue una rara respuesta de su parte. En los años veinte los Ixiles se enfrentaron a los finqueros que inspeccionaban sus nuevas propiedades en los alrededores de Ilom, pero las únicas víctimas parecen haber sido ixiles. En 1935 una protesta pacífica contra los abusos en el trabajo, que se realizaba en el parque de Nebaj, se convirtió en un “levantamiento indígena” cuando un comandante ladino se volvió presa del pánico, pero las únicas muertes –siete en total– fueron de ixiles más bien que de ladinos.{63} En 1969, como veremos, los políticos ixiles de Cotzal conspiraron con la guerrilla para robar y asesinar a un finquero. Pero esta clase de incidentes tan espaciados no apoyan una historia de sublevación inminente en la región ixil.

Notas

{1} Extractos de un texto grabado por Stephen Elliott en Ilom y traducido por Thomas Lengyel. En, Lengyel 1987:339-380.“Diego Chávez” es un seudónimo de un anciano ixil.

{2} Smith 1990a:85.

{3} Colby y van den Berghe 1969:64-69.

{4} Esta fue una tendencia común cuando la agricultura de exportación se difundió en los siglos XIX y XX. Para situaciones paralelas en países vecinos, véase Durham 1979:42, que trata la expansión del café en El Salvador, y Wasserstrom 1983:113-116, para la región de Soconusco en Chiapas, México.

{5} McCreery, de próxima publicación.

{6} McCreery, de próxima publicación.

{7} McCreery, de próxima publicación. Para un análisis de los mandamientos, véase también McCreery 1986. Para el impacto del mandamiento sobre el pueblo Kaqchikel de San Andrés Semetabaj, véase Warren 1978:145-48.

{8} Lincoln 1945:61.

{9} Burkitt 1930:58.

{10} McCreery 1990:108-112; 1991, 9:18-19.

{11} Mientras que los nebajeños se refieren a los primeros colonos como españoles (Lincoln 1945:64), estos pudieron haber sido menos españoles peninsulares y más guatemaltecos de tez clara que aceptaron ser llamados “españoles” como un honorífico.

{12} McCreery, de próxima publicación.

{13} McCreery, de próxima publicación.

{14} McCreery, de próxima publicación.

{15} Burkitt 1930:57-58.

{16} Lincoln 1945:75-76.

{17} En 1913, Burkitt (1930:52) conoció a Pedro Brol como plantador de caña de azúcar. En 1939 Lincoln (1945:64) se refiere a él como un plantador de café, sugiriendo que los finqueros como él se dedicaron al cultivo del café durante el boom de los años veinte.

{18} Colby y Colby 1981:32-33.

{19} Elliott 1989:7-8; comunicación personal, mayo 2, 1990. Las 180 caballerías que Cotzal perdió a títulos privados no es mucho mayor que las 150 que perdió Chajul. La diferencia es que Cotzal perdió un mayor porcentaje (45 por ciento opuesto al 5 por ciento) de su menor cantidad de tierra. Para un informe detallado de la titulación liberal de tierra en el vecino municipio de Santa Eulalia, Huehuetenango, véase Davis 1970.

{20} Compárese con McCreery, de próxima publicación.

{21} Elliott 1989:6; McCreery, comunicación personal, abril 10, 1989.

{22} Elliott 1989:10-11. La ironía nunca cesa en esta clase de historias. Gordillo fue a la bancarrota unos pocos años después de haber ganado en la Corte. Según un viejo oponente suyo en Chajul, la razón fue todo el dinero que Gordillo gastó para comprar a los miembros de la Corte. Sin lugar a dudas, la aparición de la Gran Depresión también jugó un papel. La propiedad retornó al banco para cubrir la hipoteca. Cuando el dictador Ubico ofreció devolver la tierra a los Ixiles si ellos pagaban la deuda, los ancianos de Ilom se negaron, aduciendo que ellos no tenían que pagar por algo que era suyo por derecho. Eventualmente, la tierra fue comprada –o mejor, un pago modesto fue hecho– por Luis Arenas, el así llamado Tigre del Ixcán, cuyo asesinato por la guerrilla en 1975 es considerado como el inicio de la violencia en la región ixil.

{23} Compárese con McCreery, de próxima publicación.

{24} Según el cuadro de medidas de tierra presentado arriba en este capítulo, una caballería equivale a 45.374 hectáreas.

{25} El Imparcial, 1º de julio de 1924, citado por McCreery, de próxima publicación.

{26} Lincoln 1945:61-62.

{27} Las medidas de tierra en la región ixil tienen los siguientes equilavencias (según Stadelman 1940:130, considerando una hectárea = 2,471 acres = 22,27 cuerdas):


CuerdasManzanasCaballeríasEquivalencia inglesaEquivalencia métrica

1  0,108 acr0,040 ha
161 1,736 acr0,703 ha
1033,364,581112,120 acr45,374 ha
 

{28} Compárese con Davis (1970:36-37), en el municipio Q’anjob’al de Santa Eulalia.

{29} Lincoln 1945:9, 74, 88.

{30} Lincoln 1945:78.

{31} Colby y van den Berghe 1969:77, 122.

{32} Cálculo basado en el censo de 1950 (como aparece en Nachtigall 1978:46-50), en el que la población total del centro del pueblo es de 3.480. Según el censo de 1973, en los que la población ladina declinó al 7.9 por ciento de la población total del municipio, los ladinos compusieron el 26.1 por ciento de los 4.151 habitantes de la cabecera municipal.

{33} Lengyel 1987:55.

{34} Aunque Arbenz es recordado como un mártir de la democracia, fue forzado a defenderse de la derecha con sus propias tácticas de mano dura. Estas pueden haber incluido el asesinato de su rival, el coronel Francisco Javier Arana, más popular, conservador, y posiblemente inclinado a un golpe de estado. Para la evidencia en contra de Arbenz, véase Rosenthal 1962.

{35} Colby y van den Berghe 1969:110-11.

{36} Para una ilustración de cómo la sociedad ladina de un pueblo pequeño produce populistas agrarios, véase la autobiografía del padre Andrés Girón, un agitador a favor de la reforma agraria en los años ochenta, en Cambranes 1986:37-135.

{37} Handy 1990:173.

{38} Méndez Montenegro 1960:719-21.

{39} Elliott 1989:11-13.

{40} Para una explicación de cómo la reforma agraria alienó a los oficiales del ejército, véase el trabajo de Jim Handy (particularmente 1990:178), quien ha hecho el análisis más sofisticado sobre la tensión que rodeó a la reforma agraria.

{41} Anderson 1983:109-20.

{42} Para una reseña de la literatura sobre cofradías en Mesoamérica, véase Greenberg 1981:1-22 y Chance 1990. Según Chance (1990:39), las funciones civiles se añadieron a la jerarquía religiosa de las cofradías en una fecha posterior, en el siglo XIX. Los oficios civiles han sido también los primeros en las jerarquías en desintegrarse durante el siglo XX, debido a la reorganización del gobierno local y a la introducción de los partidos políticos.

{43} Según Colby y van den Berghe (1969:122-24), el lado civil de la jerarquía civil-religiosa todavía estaba vivo en el Nebaj de los años sesenta, a pesar de que la municipalidad estaba controlada por ladinos. En una reunión anual en octubre, los principales ixiles se reunieron para elegir no sólo a los responsables de varios oficios religiosos, sino también a los miembros indígenas del concejo municipal. Como se ve, la jerarquía civil-religiosa de Nebaj fue capaz de adaptarse a los cambios del sistema político guatemalteco. En los últimos años de la década de los ochenta, los miembros de la municipalidad todavía cooperaban con las autoridades religiosas tradicionales en ceremonias como la bendición de las varas, cuando había cambio de alcaldes auxiliares en el mes de enero. Pero los principales no escogían candidatos para los partidos políticos.

{44} Para descripciones de Acción Católica y sus conflictos con los tradicionalistas, véase Falla 1978, para el pueblo K’iche’ de San Antonio Ilotenango; Warren 1978 para el pueblo Kaqchikel de San Andrés Semetabaj; y Brintnall 1979a sobre el pueblo akateko de Aguacatán.

{45} La idea del padre Gaspar sobre la salvación era sin duda más sacramental que evangélica (Lincoln 1945:12). Pero para los Ixiles, ellos y su amada costumbre representaban el verdadero catolicismo.

{46} Colby y Colby presentan el recuento más profundo de la adivinación y los sacerdotes ixiles, pero dos misioneros metodistas (Lawrence y Morris 1969) han hecho un sumario muy útil sobre estas y otras tradiciones ixiles.

{47} Lovell 1990:10.

{48} Desafortunadamente, no pude encontrar información estadística sobre vertientes y tipos de suelo de la región ixil, lo que impide hacer un estimado sobre cuánta tierra está disponible para prácticas agrícolas.

{49} Collier 1975:76-78.

{50} Hinshaw (1975:55) señala que las contribuciones a una iglesia evangélica año tras año pueden exceder los gastos más episódicos para un santo. Significativamente, los pastores de Nebaj se quejan de que muchos de sus miembros no dan contribución, sugiriendo que la religión reformada puede ser de hecho más barata.

{51} Entre los akatekos, que han tenido un culto a los ancestros y una gerontocracia más fuerte que los Ixiles, el movimiento de Acción Católica fue motivado por una ruptura semejante entre padres e hijos. En Aguacatán, la introducción de un cultivo lucrativo –el ajo– ayudó a los hijos a romper con sus padres después de recibir sólo una parte de lo que les tocaba de tierra por herencia (Brintnall 1979a).

{52} Colby y Colby 1981:44-45.

{53} Pierre van den Berghe al autor, agosto 1º, 1989, corroborado por Palomino 1972:65.

{54} Nachtigall 1978:200, 328.

{55} Nachtigall 1978:329-30. Achilles Palomino (1972:57) reportó la misma regla.

{56} Compárese con Flavio Rojas Lima 1988:144,180, quien encontró una tendencia similar en el pueblo K’iche’ de San Pedro Jocopilas.

{57} John Watanabe (1984:208-212) reporta la misma tensión en la Acción Católica de Santiago Chimaltenango, un pueblo mam de Huehuetenango. Los catequistas sentían una animosidad considerable contra las celebraciones tradicionales, particularmente las borracheras que éstas incluían. Pero si los catequistas atacaron la costumbre vigorosamente en nombre del catolicismo ortodoxo, los tradicionalistas pudieron alienarse tanto que se volvieron evangélicos. Si los catequistas fallaron en condenar la costumbre, se expusieron a cargos de laxitud, animando a los frustrados católicos puritanos a volverse evangélicos.

{58} Adams, et al. 1972;Wasserstrom 1975.

{59} Colby y van den Berghe 1969:124-126. El apoyo catequista al PID no fue inusual, a juzgar por reportes de la misma clase de alianza en San Antonio Ilotenango, al sur del Quiché (Falla 1980:462-463), y San Juan Ostuncalco, Quezaltenango (Ebel 1988:175). Flavio Rojas Lima (1988:139) reporta una alianza entre Acción Católica y el PID en coalición con el Movimiento de Liberacion Nacional una década más tarde en San Pedro Jocopilas, Quiché. Estos casos sugieren cómo el faccionalismo local puede dar a los catequistas una trayectoria que contradice las presunciones de los observadores de fuera.

{60} Wolf 1969:282.

{61} Smith 1974.

{62} Smith 1987a:11.

{63} Lincoln 1945:67-69; Colby y van den Berghe 1969:76.

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