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David Stoll · ¿Pescadores de hombres o fundadores de Imperio? El Instituto Lingüístico de Verano en América Latina

Los huaorani van al mercado

En 1956 cinco norteamericanos perdieron la vida tratando de llevar la Buena Nueva a una tribu intocada. Los Aucas o Huaorani se resistieron al mercado mundial como pocos otros a mediados del siglo XX, controlando una selva valiosa a ciento cincuenta kilómetros de la capital del Ecuador. Un centenar de guerreros de lanza Huao, divididos en cuatro bandas en guerra entre sí, defendían un siete por ciento de la república ecuatoriana contra cualquiera.

Los misioneros habían aterrizado en una avioneta en territorio Huao después de dejarse pasar la oportunidad de aprender el idioma. Actuaron en secreto y con prisa, llamando a su plan Operación Auca, y nombrando en clave al lugar de aterrizaje 'Playa Palma'. Sus restos fueron rescatados por colegas, el Ejército del Ecuador y el Servicio de Rescate de la Fuerza Aérea Estadounidense, del Comando de Panamá. Aunque los cinco hombres habían disparado sus armas de fuego y las consecuencias para los Huaorani eran desconocidas, se anunció como un martirio al mundo.

Las misiones evangélicas vieron su sangre vital revivida con un millar de voluntarios en una semana. “Aquellos valientes hombres… han preparado el camino para avanzar, no sólo sobre la Amazonía, sino a lo largo de todos los frentes pioneros”, proclamó Guillermo Townsend. “En recodos de la tierra hay unas 2.000 tribus que hablan 2.000 idiomas sin Biblia. Una marejada de avanzada misionera debe conquistar a todos para Cristo. Desde la pequeña franja de arena sangrante al lado del Río Curaray en el Ecuador hasta dos mil grupos sin Biblia… Una poderosa cruzada puede ahora ser puesta en marcha, la que alcanzará a cada tribu para el Señor Jesucristo en esta generación”{1}. [402]

Los Huaorani (su propio término para 'gente) hacen su primera e inconfundible entrada histórica en batallas con caucheros a la vuelta del siglo. Sus adversarios eran generalmente otros indígenas de la selva, especialmente Quichua del Oriente quienes, como los guías y mano de obra indispensable para las expediciones patronales, sufrieron la mayor parte de las bajas y acometieron la casi totalidad de las revanchas. Los Huaorani decidieron que todos los de fuera eran caníbales, debido posiblemente a experiencias en carne propia. Su propia ferocidad los hizo conocidos como aucas, la palabra Quichua para salvajes. Sin embargo, cometieron su delito más grave en la década del cuarenta, al hostilizar a los equipos de exploración petrolera de la Royal Dutch Shell{2}.

Menos de tres años después de Playa Palma, en 1958, una viuda y una hermana fueron a vivir con la banda que había lanceado a sus hombres. Una era Elisabeth Elliot de los Hermanos Plymouth, cuyos libros sobre la Operación Auca y su esposo estaban convirtiéndola en una autora evangélica de gran renombre. La otra era Raquel Saint de Wycliffe, cuyo hermano había piloteado la avioneta misionera hacia el territorio Auca. Se unieron a la banda con la ayuda de una mujer Huao, Dayuma, a quien Saint había encontrado enganchada en una hacienda. Pronto, los hombres que habían dado muerte a los misioneros fueron los ancianos de la nueva Iglesia Auca. El drama de los cinco mártires Auca, los cinco asesinos Auca, Elliot, Saint y Dayuma se convirtió en una leyenda evangélica insuperada, probablemente la misión evangélica más conocida del mundo, e hizo mucho por hacer de Traductores Wycliffe de la Biblia, lo que es hoy en día.

Años más tarde, saliendo de la tranquila base de Wycliffe en Limoncocha, columnas de humo se hacen visibles al tiempo que la avioneta se eleva por encima de la selva. El humo resulta estar ascendiendo de ciertos claros, cada uno al final de una carretera de tierra. Cuando la avioneta pasa entre las columnas de humo, se ve lenguas de fuego que se asoman desde la punta de torres de acero. Para algunos, estas son señales en el camino de la Tierra Prometida. La selva aquí es parte del campo petrolero Lago Agrio, que ha hecho del Ecuador miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Al borde de las carreteras que conducen a los pozos están cientos de pequeñas habitaciones, franjas de selva abierta y sembríos de maíz. Estos son los hogares de campesinos que han seguido a las compañías petroleras hacia la selva. [403]

Al sudeste de Lago Agrio, en lo que es hoy el campo petrolero Auca, el Instituto Lingüístico sacó la mayor parte de la gente de este nombre de tierra que el gobierno había concedido a compañías petroleras norteamericanas. Las avionetas llevaron a los conversos Huao volando sobre su gente, lanzaron regalos, propalaron mensajes a través de altoparlantes y soltaron desde los aires micrófonos escondidos. Después que los conversos trajeron a sus parientes y enemigos al puesto de la misión, el Instituto Lingüístico obtuvo una especie de reserva. Aquí trató de proteger a los Huaorani de competidores, a pesar de lo cual la reserva fue invadida por compañías petroleras.

En su momento máximo, las reubicaciones no chocaron con oposición alguna porque los planes de todo el mundo, desde la Gulf y la Texaco hasta los Quichua del Oriente, dependían de someter o exterminar a los Huaorani. El ILV se portó bien en comparación con muchas pacificaciones, por la simple razón de que casi todos los Huaorani la sobrevivieron. A mediados de los años setenta, unos seiscientos estaban aumentando a una tasa de más de dos por ciento al año{3}. Al limpiar el camino para las corporaciones y acabar con una molestia para el gobierno, los misioneros acabaron también con las incursiones lanceras a los asentamientos Quichua y con la mayor parte de las guerras entre bandas Huao.

Los Huaorani encontraron sus campeones sólo después de estar disponibles para otros proyectos. El Instituto Lingüístico había realizado una importante función, pero sus planes fueron pronto frustrados en la medida en que el armisticio misional condujo al próximo paso en la transformación de la selva aborigen en propiedad privada. Acontecimientos recientes sugieren cuatro etapas en la conversión de los Huaorani en mercancías: 1) guerra; 2) misión divina, en la que la lucha Huao el convertida en un símbolo de salvajismo y redención para consumo en Estados Unidos. Aunque algunos Huaorani son arrancados de la selva para exhibirlos temporalmente, la mayoría son explotados simbólicamente, para recaudar fondos y reclutas para el avance del Evangelio sobre otras fronteras: 3) turismo, en el que imágenes misioneras de los Huaorani son apropiadas para explotarlos directamente como curiosidades étnicas; 4) la mercancía convencional de trabajo, en la medida en que los Huaorani venden su fuerza de trabajo a las compañías petroleras.

La ruptura del sistema clientelista de Rachel Saint puede ser rastreada a las reubicaciones que produjeron una población desorientada y [404] fuertemente dependiente. El ILV trató de contener el hambre de mercancías que tanto había estimulado. Pero como observó un miembro, la mayoría de los Huaorani parecían menos interesados en el cristianismo que en adquirir posesiones y en hacerse tan parecidos como fuera posible a sus viejos enemigos Quichua convertidos en socios de intercambio. La política proteccionista estaba fracasando en responder a las demandas del nuevo cautiverio Huao y del sistema mayor. Una jurisdicción norteamericana dedicada a la gloria de Dios estaba siendo nacionalizada por empresarios ecuatorianos.

La ruina de Wycliffe resultó ser su conversa más famosa, Dayuma, la primera cristiana Auca, y su hijo Sam Padilla. Para 1976, los dos estaban planeando en convertir a los Huaorani, el terreno mártir de Playa Palma y hasta a Rachel Saint en una atracción turística. En desesperación, la filial ecuatoriana estaba tratando de reforzar a la gente que había desarraigado y desarmado. Estaba también tratando de retirar a la misionera más famosa de Wycliffe contra su voluntad. Raquel Saint esperaba que, si el turismo se hacía demasiado destructivo, los Huaroni se pondrían furiosos y le pondrían fin por sí mismos.

Notas

{1} p. 19 Translation primavera 1956.

{2} Para un resumen de los datos disponibles sobre los Huaorani antes de la llegada del ILV, ver Blomberg 1956.

{3} Yost 1981: 687.

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