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El Catoblepas, número 39, mayo 2005
  El Catoblepasnúmero 39 • mayo 2005 • página 12
Artículos

¿Filosofía y Cine?

Carlos M. Madrid Casado

Crónica del 42 Congreso de Filósofos Jóvenes
(Salamanca, 11-15 de abril de 2005), Filosofía y cine

«'Salamanca enseña', dice,
Salamanca,
la enseña con que tu Escuela
hace de verdades gala.»
Miguel de Unamuno,
Salamanca, desde Hendaya.

Doña María Moliner recoge dos acepciones del sustantivo crónica. Una apunta a la obra histórica en que se exponen los acontecimientos por el orden en que han sucedido. Otra remite a la información periodística referente a sucesos actuales. Pues bien, el propósito de las líneas que siguen no es otro que realizar un bosquejo de crónica en el segundo de los sentidos. Así como Lino Camprubí acometió una minuciosa crónica, empleando la primera acepción del término, unos detallados anales del XLI Congreso de Filósofos Jóvenes, Filosofía y Locura, celebrado el pasado año en Barcelona (Cf. «La folie de la filosofía: el 41 Congreso de Filósofos Jóvenes», El Catoblepas, nº 29, pág. 15), nosotros pretendemos hacer algo más modesto: informar con cierta fidelidad del ambiente filosófico que se respiró en el reciente XLII Congreso de Filósofos Jóvenes, Filosofía y Cine, celebrado del lunes 11 al viernes 15 de abril de 2005 en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Salamanca, Omnium Scientiarum Princeps Salmantica docet.

XLII Congreso de Filósofos Jóvenes: lugar de celebración del evento

Decía Ortega casi al comienzo de Meditaciones del Quijote que tanto el periódico como el ensayo, la cátedra o la política eran en su caso modos diversos de dar salida a un mismo afecto, al amor intelectual de que hablara Espinosa. Acogiéndonos a este diagnóstico, digamos que, al tiempo que informemos, ejercitaremos ineludiblemente reflexiones filosóficas.

El autor de estas líneas llegó al congreso al día siguiente de su inauguración y lo primero con que se topó fue una comunicación sobre Deleuze: «Acerca de la productiva conexión filosofía-cine: una lectura a partir de '¿Qué es filosofía?' de Deleuze y Guattari», de Miguel Morueco. La primera en la frente. Los dos polos filosóficos entre los que transitó el congreso hicieron aparición. Por un lado, el polo espiritualista, de raigambre franco-alemana (Deleuze, Derrida, Heidegger...). Por otro lado, el polo materialista representado por los que somos seguidores del Materialismo Filosófico de Gustavo Bueno. Resulta paradójico que estando tan cerca de San Esteban, donde reposan los restos de Francisco de Vitoria o Domingo de Soto, nos viésemos enredados de continuo en farragosas citas de autores posmodernos, por supuesto, extranjeros –los únicos filósofos españoles citados fueron Bueno (por Rufino Salguero, Miguel Ángel Castro, Carlos Madrid...) y Ortega (por José Luis Molinuevo)–. Más tarde, ese mismo martes, el profesor Cirilo Flórez Miguel de la Universidad de Salamanca desgranó sus tesis sobre las relaciones que guarda el Cine con el Mito de la Caverna; tesis que, como se encargó de recordar Rufino Salguero (si me permite la expresión, el nunca bien ponderado Pepito Grillo materialista del congreso), ya había anticipado Gustavo Bueno en Televisión: Apariencia y Verdad. De nuevo, la callada por respuesta. Aquel martes nublado (meteorológicamente) culminó con la proyección del cortometraje «Atahualpa», que para variar recayó en la tópica Leyenda Negra...

A dios gracias, el miércoles se inició con la interesante conferencia de Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina. Partiendo de postulados próximos al Materialismo Filosófico, analizó la relación entre Fenomenología y Cine, tomando como pie la conocida anécdota que les acaeció a los físicos cuánticos Pauli y Dirac cuando viajando juntos en tren contemplaron un rebaño de ovejas. Tras reponer fuerzas, la castiza hora de siesta se vio salpicada por la surrealista comunicación «E pur si muove!» de Juan Jesús Rodríguez Fraile. En ella, como declaró dicho comunicante, se estuvo a vueltas con la cuestión del sentido y con el sentido de la cuestión... de la cuestión del sentido en que ir de un lugar a otro en una ciudad desconocida, vamos, como añadió, del sentimiento trágico de la ida –y, ¡cómo no!– de la venida. De tragicomedia. Seguidamente, intervinieron Miguel Ángel Castro (con su comunicación titulada «Una perspectiva del cine desde el conductismo radical. ¿Son cajas de Skinner las salas de cine?») y el que les escribe (con «Cómo ser John Malkovich o las paradojas lógicas»). Podría decirse que ambos trazamos ciertos rasgos propios de una filosofía, respectivamente, general y especial del cine partiendo de axiomas materialistas. Mención aparte merecen las noches del congreso: en cierto bar de cuyo nombre no quiero acordarme se desarrollaban (extenuantes) lecturas de poemas hasta bien entrada la madrugada. Todo ello rodeado del místico silencio de los insignes congresistas, cálidamente envueltos en el Mito de la Cultura. Personalmente, hubo momentos en que no sabía si estaba en misa o tomándome una copa. De hecho, más de una vez se nos mandó callar al grupúsculo materialista. Ergo acabamos cambiando de local.

XLII Congreso de Filósofos Jóvenes: congresistas en la Plaza Mayor de Salamanca

Jueves. Luis Arenas realizó en su conferencia matinal una atrevida lectura expresionista de la obra de Heidegger, desde una perspectiva etic (sic) del eje pragmático (sic). Aunque le faltó dar el paso al frente de negar propiamente el carácter filosófico de Ser y Tiempo, como nuevamente apuntó Rufino Salguero. (Por la tarde, el reducto materialista abandonó las dependencias del Congreso de Jóvenes Filósofos para dirigirse a escuchar la valiente conferencia que Arcadi Espada dictó en la Universidad Pontificia sobre las tensiones realmente existentes entre periodismo y verdad.)

El último día de congreso, viernes, Rufino Salguero gastó exitosamente el tiempo dedicado a su comunicación «Dogville o los sueños de la razón» en hacer balance del congreso, análisis crítico que levantó ampollas entre cierto público afín al deleznable Deleuze. Afortunadamente, su denuncia del posmodernismo también se alzó con el consentimiento de numerosos filósofos jóvenes hartos de tanta pseudofilosofía... ¿Cómo –pregunto– puede alguien seguir siendo posmoderno tras el Informe Sokal? A continuación, asistimos a diversas conferencias, entre las que destacaría la de Alfredo Marcos sobre Cine, Ética y Sociedad. Fundándose en un falibilismo epistémico y en un liberalismo práctico defendió los cuidados paliativos frente a la eutanasia, y mostró el progresismo que anida en filmes como Mar adentro. Tras la comida y el consiguiente capuchino en la Plaza Mayor, el autor de estas líneas regresó a Madrid.

Ojalá que estas tímidas pinceladas sirvan a los que no pudieron acudir para forjarse una idea del estado de la filosofía joven en España. Con ello, regresamos al principio y a la pregunta que planteaba el título de esta crónica: ¿Filosofía y Cine? Con más precisión, la pregunta que se sugiere es, a saber: ¿Hubo realmente filosofía y cine en el congreso Filosofía y Cine a la luz de lo contado? Si representamos la presencia de filosofía por F y la de cine por C, podríamos decir que en realidad estamos preguntando por la verdad de la fórmula lógica 'F y C'. Inmediatamente, según demos valores de verdad (1) o falsedad (0) a F y C, se nos abren cuatro posibilidades, de las que sólo una de ellas corresponde a la verdad de la conjunción. En efecto, de este modo, logramos una malla clasificatoria que cubre todos los posibles diagnósticos que los congresistas han podido realizar a su vuelta del CFJ:

• F = 1 y C = 1 → 'F y C' es verdadera

Probablemente, ésta será la opinión defendida por los organizadores o por la mayoría deleuziana o derridiana, satisfecha con su propia exégesis del cine.

• F = 1 y C = 0 → 'F y C' es falsa

Esta opción podrá ser sustentada, verbigracia, por congresistas de orientación más cinematográfica que filosófica (p. ej. estudiantes de cine), que habrán vistos todos los análisis filosóficos –sin reparar en sus coordenadas– como metafísicos ropajes que han ocultado la realidad cinematográfica pre-existente.

• F = 0 y C = 1 → 'F y C' es falsa

Esta opción, por su parte, podrá ser sostenida por cierta minoría no posmoderna –y no, necesariamente, materialista– que habrá visto en tal filosofía la muerte de todo filosofar y en sus muestras, por decirlo con Carnap, meras expresiones sentimentales de músicos fracasados.

• F = 0 y C = 0 → 'F y C' es falsa

Y, por último, ésta podría ser la opinión de un conjunto de congresistas de medida cero que, al tiempo, sostengan posiciones cercanas al par de grupos antes comentados.

A nuestro juicio, y con esto ponemos punto final, el congreso cumplió su objetivo esencial, equivalentemente, hubo filosofía y hubo cine (F = 1 = C → 'F y C' verdadera), puesto que existió verdadera filosofía –¡la materialista (que no necesariamente ha de ser filosofía verdadera) frente a la falsa filosofía posmoderna (que se resuelve en huero eruditismo)!– y existió cine –sencillamente, el de las múltiples películas sometidas a despiece más o menos certero–. Otro tema sería dilucidar si hubo filosofía materialista en la proporción adecuada, pero como todo el mundo sabe para que una fórmula existencial sea cierta basta con que al menos un individuo del universo de discurso la verifique y, en nuestro caso, contamos con tres (Rufino Salguero, Miguel Angel Castro y Carlos Madrid).

 

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