Separata de la revista El Catoblepas • ISSN 1579-3974
publicada por Nódulo Materialista • nodulo.org
El Catoblepas • número 94 • diciembre 2009 • página 5
Es cándida la suposición de que un análisis de la dinámica de la judeofobia bastará para comprender íntegramente la guerra contra Israel. Pero no es menos ingenuo creer que este conflicto puede entenderse haciendo caso omiso de la judeofobia.
Cabe identificar las maneras exactas en que el viejo odio influye sobre la guerra. Hay por lo menos dos facetas en que puede reconocerse ese influjo.
La primera es la constante demonización del Estado judío en los medios, a la que nos hemos referido reiteradamente. Una de sus últimas expresiones fue un artículo del previsiblemente antiisraelí Miguel Ángel Bastenier (El País, 25-11-09) en el que combina pertinaces sandeces («la creación de Israel se debe al Holocausto») con el sesgo judeofóbico que le es habitual («Israel saca rentabilidad política por recordar el Holocausto y así atribuirse copyright sobre el horror extremo»), y nobles recomendaciones al pueblo judío: que no «cincelemos a nuestra juventud con tan macabra evocación».
Cuánto mejor habría sido la sugerencia de que los medios europeos como el citado no cincelen a su juventud con prejuicios antijudíos, y he aquí precisamente el segundo aspecto en el que la judeofobia también moldea el conflicto. Esta faceta es aún más activa que la mera difamación, y consiste en invertir dinero en injerencia cultural, que termine siendo odio abierto.
Un ejemplo de la primera, la penetración, acaba de verse (25-11-09) en Bolivia. En ocasión de la visita del presidente de Irán a ese país (en un periplo que incluyó Brasil y Venezuela), se inauguró el Hospital República Islámica y pudo verse a todas las doctoras y enfermeras bolivianas cubiertas, no con atuendos aymaras, sino con velos islámicos.
La directora del hospital, Paola Antezana, declaró que se cubrieron «en señal espontánea de respeto» pero las funcionarias terminaron admitiendo anónimamente que se les había advertido que si no se islamizaban, perderían su trabajo a partir de enero (cuando comenzará a funcionar el hospital).
El Ministro boliviano de Trabajo, Calixto Chipana, comenzó por negar que los turbantes hubieran ahogado derechos laborales en su país, pero finalmente la verdad fue admitida por el diputado oficialista Gustavo Torrico: el procedimiento era válido, aclaró, explicando que «si Bolivia financiara un hospital en EEUU, los trabajadores estarían obligados a usar lluchus» (los sombreros de alpaca tradicionales en los Andes).
Ahora quedan claras las motivaciones del gobierno del país andino cuando rompió abruptamente relaciones con Israel (14-1-09) después de décadas de amistad.
La infiltración llega a Hispanoamérica
El pago iraní fue menos hospitalario y más violento en el caso del comediante francés Dieudonné M'bala M'bala, fundador en su país del Partido Antisionista, quien acaba de admitir abiertamente en conferencia de prensa (28-11-09) que Irán financia sus campañas de odio contra Israel.
En Europa, el incentivo iraní logra sembrar antiisraelismo en la opinión pública. Entre los árabes palestinos, consigue que desechen las ventajas de llegar a un acuerdo con Israel.
En efecto, la judeofobia opera eficazmente para impedir la solución del conflicto, cuando azuza a los palestinos para que nunca lleguen a la verdadera paz con Israel sino, como máximo, a tratados «de paz» que perpetúen el conflicto de diversas formas, hasta tanto el Estado hebreo pueda ser liquidado.
En su reunión (27-11-09) con el presidente de la Autoridad Palestina Mahmud Abbás, su homólogo venezolano declaró que el judío es «un Estado asesino que planea el exterminio del pueblo palestino».
La denuncia de estos designios secretos de los judíos son parte de una coprolalia a la que debemos agradecer que ponga de inmediato en evidencia la irracionalidad judeofóbica. Un reciente artículo de James Neilson (27-11-09) explica las motivaciones del resentimiento de Hugo Chávez.
Lo fundamental es que Abbás evitará dedicarse a la paz con Israel porque sabe que sus posturas más intransigentes son premiadas por aliados inesperados en el mundo entero. Especial y tradicionalmente en Europa, donde en estos días Suecia viene liderando una iniciativa para definir como postura oficial de la Unión Europea que Jerusalén sea arrebatada del pueblo judío. Si prosperara la línea sueca, será imposible que después de ello los árabes acepten menos, y el conflicto quedará irresuelto por muchos años más.
Así, la Unión Europea se pondrá casi a la altura de Irán en la perpetuación de la guerra en Oriente Medio, y los ayatolás seguirán impertérritos en su camino a adquirir arsenal nuclear para cumplir su anuncio de borrar a un país del mapa.
Hay un país que destaca en su apaciguamiento a Irán: Argentina. Que esta nación no haya roto relaciones con los ayatolás, a pesar de los ataques del terrorismo iraní en el centro de Buenos Aires que cobraron un centenar de vidas, revela que la línea en América Latina sigue siendo venderse a toda costa a la temible cuarta potencia petrolera mundial.
Para agravar las circunstancias, un judeófobo apólogo de los ayatolás acaba de ser designado (22-11-09) embajador argentino en Siria. Decididamente, Argentina no toma distancia del terrorismo islamista que la ha castigado.
Con mucha razón acaba de declarar Manouchehr Mottaki, el Ministro iraní de RREE, que «la penetración iraní en América Latina es un fracaso para Israel».
En rigor, es un fracaso para Occidente en su conjunto, pero sobre todo es un retroceso rotundo para América Latina.