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El Catoblepas, número 97, marzo 2010
  El Catoblepasnúmero 97 • marzo 2010 • página 12
Artículos

¿Cómo hacer filosofía entre dos extremos?

Mohamed Bilal Achmal

Reflexiones en torno al Día Internacional de la Filosofía en Tetuán

Compañeros y amigos, queridos todos{*}:

Me es grato darles las bienvenidas a este acto inaugural de las actividades culturales organizadas por la Asociación Filosófica Tetuaní con motivo del Día Internacional de la Filosofía. Es un día de considerable simbolismo en nuestra vida intelectual, cuyo transcendente significación nos incorporamos consciente y responsablemente al igual que tantos compañeros nuestros en los cuatros puntos del planeta. 

(I)

Nuestra asociación fue creada el día 26 de mayo del año 2006 por mera iniciativa de una pléyade de pensadores e intelectuales marroquíes que viven y trabajen en Tetuán. La peculiaridad de los límites geográficos, las exigencias de la historia reciente y lejana, nos hizo que nos responsabilicemos en presentar una nueva opción en la vida intelectual nacional: interesarse esencialmente por el pensamiento filosófico, partiendo del pensamiento marroquí como identidad, dialogando con el pensamiento español como circunstancia histórica y geográfica y con el pensamiento humano como proyección final. Nuestro quehacer intelectual tiene sus fines bien definidos: promover las condiciones razonables para un intercambio firme, solido y fructífero con el pensamiento filosófico humano, y de manera especial, con el pensamiento filosófico español. Con esa característica en la vida intelectual marroquí, hemos transcurrido etapas desmedidas hasta que hayamos logrado tener un nombre propio en los ámbitos intelectuales y culturales en nuestro país o fuera del mismo. Y gracias a los esfuerzos infatigables de algunos de nuestros compañeros, nuestra Paloma blanca pudo recuperar su papel intelectual y cultural añadido a otras virtudes que consolidaron su posición y la de nuestro país en el conjunto cultural árabe e internacional. Quizás llegaríamos algún día a superar todas las estereotipadas imágenes que de ella tuvieron la mayoría de la gente víctimas de una sobre dosis de la desgraciada tetuanofobia.

Y a pesar de tan sólo tres años de existencia efectiva en la vida intelectual nacional, hemos logrado ser unos de los principales interlocutores de la sección de filosofía y ciencias humanas de la UNESCO en nuestro país. Así mismo, nos llena de orgullo que poseamos un estimable balance de actividades culturales en el informe anual de la UNESCO sobre la filosofía y su vida en el mundo. Nuestra asociación es joven, sin apoyo institucional alguno, ni medios económicos considerables, ni tampoco una asistencia «ideológica» o mediática de cualquier órgano cultural o administrativo. Aún así, tenemos realizadas varias iniciativas y diferentes actividades culturales a través de los cuales hemos conseguido, y por primera vez en nuestra vida cultural caducada, hacer de la filosofía, como conocimiento y actitud, un ícono fundamental en las preocupaciones culturales, no sólo de los salones poco ilustrados de la elite, sino también en las juventudes tetuaníes que de ella esperemos mucho satisfacer nuestras expectativas para implantar algunos gérmenes de la difícil, pero posible, renovación espiritual de nuestra nación. Nuestra finalidad consiste, desde que creábamos nuestra asociación, en hacer de la filosofía una realidad visible en los establecimientos de enseñanza pública y privada sin que ello signifique que esté necesariamente coherente con los planteamientos oficiales. Consideramos que estos establecimientos son el terreno apropiado para el futuro y el espacio idóneo para experimentar intuiciones sobre la patria de la voluntad. Por eso, parte de nuestra estrategia es hacer constante nuestra presencia allí para aportar nuestra humilde contribución a la realización de esa voluntad. Nada pues es extraño que los mismos establecimientos hayan sido, desde la creación de nuestra asociación, el anfitrión de todas nuestras celebraciones, coordinando, bien entendido, con las autoridades educativas de la ciudad. En esa estrategia nuestra, hay un factor que nos proporciona enorme apoyo: la mayoría de quienes componen ese humilde proyecto, pertenecen al campo de la educación y de la enseñanza, y por consiguiente, perciben con inquietud, la enorme responsabilidad intelectual y moral que les toca cumplir para hacer realidad su ideal.

Así asegurábamos la presencia real de nuestra asociación en la textura cultural y educativa tetuaní a pesar de la confusión infundada de algunos de nuestros amigos con el nombre descentralizador de la AfT. Hemos hecho lo que nos correspondía hacer en nuestro frente de lucha feroz contra el nihilismo: optimizar actividades culturales, promover iniciativas intelectuales superando así este lamentable estado de flaccidez cultural que afecta a la mayoría de los des-intelectuales, sin dejar ninguna cabida en nuestros planes, a ese terrible espíritu de indiferencia total que domine parte de los aprofesionales de la filosofía.

Y de la misma manera que asegurábamos nuestra presencia en el mundo real, hemos fortalecido nuestra resistencia en el mundo virtual, pues hemos hecho de la red casi una barricada para extendernos hacia el mundo «irreal», o para decirlo de otra manera, convertir nuestro ser a su máxima extensión. Y entre la presencia y la resistencia, hemos logrado tener nuestro «hogar», por lo insignificante que parezca, pero un hogar del ser a la heideggeriana, cuyo portal abierto al infinito, consiguió ser un espejo de casi todo lo finitamente acaecido en la vida intelectual de nuestra ciudad. Las técnicas modernas de telecomunicaciones nos ayudaron demasiado en lograrlo. Nuestro modesto pero esperanzador portal informativo, nos proporcionó una extraordinaria expansión en el espacio virtual, y nos  favoreció amistades espirituales y reales en varios puntos del planeta. El camino está largo y difícil para alcanzar todos los objetivos, pero nuestras esperanzas son más largas que las distancias, nuestra voluntad es más fuerte que las frustraciones, y nuestra determinación es más firme que los defectos.

(II)

El Día Internacional de la Filosofía que celebramos hoy, se ha venido a conmemorarse desde el año 2002 por parte del UNESCO y ha sido registrado como día internacional en el año 2005. Y desde 2006, nos hemos empeñado a festejarlo organizando una serie de actividades culturales, coloquios, exposiciones y ciclos de charlas filosóficas cuyo eco llegó hasta confines inesperados. Ese día condensa el simbolismo de la razón en su continua meditación sobre el mundo, su re-interrogación preocupada por la realidad y el destino de éste; su redefinición de la actitud ante las cuestiones esenciales del hombre; su prolongado reintento de hacer del entorno general donde vive el hombre un entorno más humano y más digno de su nombre e integridad corporal y espiritual.

Los tres años de nuestra vida cultural celebrando el Día Internacional de la Filosofía, fueron una circunstancia agradable para meditar sobre «La filosofía en nuestro mundo», para realizar «El pensar en Marruecos: la existencia y el destino» y para «Historiar la filosofía en Tetuán». Para la mayoría de nosotros que integramos este humilde proyecto de la AfT, la filosofía es una especie de existencia racional, consciente de su ser dentro de la totalidad tangible y espiritual que se denomina Marruecos. Nuestra pertenencia a éste la habíamos elegido libre y responsablemente, partiendo eso sí, de la «ciudad» como ente moderna, aseguradora de nuestra unión nacional y favorecedora de nuestra riqueza cultural. Pero no para ello olvidemos la amplia pertenencia al mundo global de la humanidad. Sería un riesgo peligroso que nadie se interesara por el mismo. Y desde luego nadie estará dispuesto a tomar este letal riesgo. Pero desde luego este compromiso con el mundo tiene sus inevitables obligaciones. Y creemos que estaríamos voluntariamente dispuestos a asumir la parte que nos correspondiera de los mismos. De ahí el tema elegido para este año.

Hemos querido celebrar el Día Internacional de la Filosofía poniendo ésta en el blanco del destino. La filosofía, como bien sabéis, y en contra de quienes vean en ella sólo crítica del presente, es futurista por excelencia porque siempre cuestiona lo desconocido. ¿Y dónde podrá estar éste sino en los fondos de lo posible proyectado hacia la lejanía? Lo desconocido aspira siempre a lo venidero más que al presente que es, más o menos, cosa restringida de la ciencia.  «La filosofía y el destino de nuestro mundo actual» elegido para este año se inspira un poco en este esquema conceptual de la esencia y papel de la filosofía. Con su tono futurista, –una prognosis– pueda incitar a la reflexión y al debate. El problema del destino es un problema filosófico por antonomasia. Y desde la perspectiva filosófica, hemos querido cuestionar el mundo en su ida hacia este desconocido que curiosamente, nos proporciona hoy en día, algunos de sus dantescos datos. El proceso general de nuestro mundo nos preocupa: la destrucción ambiental que invade la tierra; el deterioro espiritual que afecta al hombre; las relaciones interhumanas deshumanizadas, desgraciadamente con porción de violencia y agresividad más que nunca; los violados derechos materiales e inmateriales del hombre; la angustia que nos domine como padres sobre el futuro de nuestros hijos en plena ausencia o perplejidad de un paradigma moral apto de idealizarse… &c. Todos esos ejemplos -y seguramente hay otros más-nos dejan preocupados por el estado del mundo siendo éste el hogar del hombre quien nos interesa por preferencia. ¿Y si no nos preocupábamos por el hogar del hombre hubiera sido razonable nuestra preocupación por éste?

Así hemos querido enfocar la cuestión del destino: de los valores si existen; del hombre si se le conserva su dignidad; de su mundo si es totalmente salvaguardo.

(III)

Hubiera sido imposible, hace unos años, que un grupo de hombres celebrasen el Día Internacional de la Filosofía en Tetuán. El estado general en nuestro país estaba preso del injustificado política y culturalmente «mal entendimiento», entre la filosofía y la gente; y de manera especial en nuestra ciudad conocida por su dedicación a las ciencias teológicas. Hoy por suerte, podemos hablar en torno del simbolismo que reviste la celebración del Día Internacional de la Filosofía como una celebración de la racionalidad en un clima más libre, más tolerante y más comprensible que hace más de una década. Posiblemente mucha agua habrá corrido bajo el puente de Marruecos. Y por eso quisiéramos que lo celebrásemos en su máximo esplendor. La fiesta es una porción temporal de existencia meditativa sobre el mundo y en el mismo tiempo, una circunstancia idónea para alegrarse por él. Pero ¿entenderíamos ese mundo para cambiarlo? así de fácil.

Algunos de nosotros hemos escogido desde el año 1995, la ardua tarea de celebrar el Día Internacional de la Filosofía siguiendo la vía más difícil: vivir «radicalmente» la filosofía. Y lo hicimos por varias maneras: Renovar la docencia de la filosofía en nuestra ciudad; repensar las cuestiones fundamentales del hombre y de la cultura; estar a la altura de una feliz circunstancia que nos hizo que ensenásemos la falsafa en un horizonte cultural e histórico como Marruecos arrojado al extremo del ser y en el corazón de Tetuán, dejada al extremo de la nada. Entre esos dos extremos, vimos personificada nuestra responsabilidad como intelectuales que ejercen el oficio del pensar: merecer nuestra pertenencia a nuestras condiciones históricas y culturales y si fuera posible, defenderlas también. Así hemos contribuido –si es preciso hablar y alabar un logro nuestro– a hacer las paces entre la gente y la filosofía pues habíamos ganado la siguiente apuesta de la sísifica paradoja: la sociedad que rechaza la filosofía es la misma quien envía sus hijos a estudiarla. Pero hay que ser realistas: hemos ganado la mitad de la apuesta. La otra mitad corresponde al conflicto social e histórico que nos sobrepasa como individuos hacia el destino de toda una sociedad. Pero ¿qué hacer salvo «encender una vela mejor que maldecir la oscuridad"?

(IV)

No estamos celebrando solos el Día Internacional de la Filosofía. Aquí está presente la sociedad al que representáis ustedes; ella también está aquí celebrando con nosotros la misma fiesta, y del mismo vaso de la alegría, con nosotros disgusta las delicias de la «sabiduría». Quizás por primera vez en la vida cultural e intelectual tetuaní que se produzca esa paz clara entre la filosofía y la sociedad: ésta viene para descifrar el «talismán» de la filosofía; los profesionales de la falsafa presentan sus buenas intenciones hacia la sociedad como si algún proceso de arreglo entre filosofía y sociedad fuera activado donde cada parte asume su responsabilidad ante un hecho común: el «futuro» de nuestros hijos. Cuando se trata del futuro de esas creaturas nuestras, no hay lugar para la discordia o la maniobra. ¡Es necesario entenderse para salvarse! El futuro al que estamos en cuestión no es sino el futuro de nuestra patria. ¿A qué no tenemos sólo ese Marruecos al que expatriábamos por su amor entre el extremo del ser y el extremo de la nada?

Antes de concluir, quisiera añadir otra reflexión: para los profesionales de la filosofía, quizás la otra mitad de la apuesta es que salen del liceo hacia la Ágora; que abandonen la Academia hacia la plaza pública; que se acerquen al Feddān saliendo del Instituto Rāzī; deben hacer lo mismo que se hizo durante los primeros días de la filosofía: regresar al «origen»; retornar a la plaza pública donde un día de máximo florecimiento racional, algunos hombres de buena fe, se dieron cita para debatir los temas fundamentales del hombre. Así se contribuye de verdad en la edificación de la conciencia del futuro, y cuanto fuera de la escuela y en plena sociedad mejor aún, para ganar el gran desafío que hace de la filosofía más despierta que cuando estaba en la «caverna», y de su razón más atenta a la malicia de la historia que cuando estaba sin biografía.

Nota

{*} Parte de la Intervención del autor en el acto inaugural de las actividades culturales organizadas por la Asociación Filosófica Tetuaní con motivo del Día Internacional de la Filosofía 2009.

 

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