A Gustavo Bueno, in memoriam

Marcelino Javier Suárez Ardura

Tres sonetos en homenaje al maestro.

[Marcelino Javier Suárez Ardura y Gustavo Bueno debaten en la intervención de Marcelino en la Escuela de Filosofía de Oviedo, 20 de abril de 2015]

Isla ay de la Inmortalidad, bien cierta y bien cerca, que no ay cosa más inmediata a la muerte que la inmortalidad: de la una se declina a la otra. [...] De modo que lo que para otros es muerte, para los insignes hombres es vida.
Baltasar Gracián, III, 12

I

Un hombre construye el mapa -Dios, Mundo
Alma- levantando universal traza.
Un ingenio -tinta y sudor- abraza,
¡cada sillar!, un sistema fecundo,

revulsivo. En la misma materia
forjado, labra recio capitel:
largos años de acerado cincel
amolando. ¡Y lajas de miseria

filosófica saltan desveladas!
Alto estandarte, que acompaña
al filósofo, ora como ristre,

ya como estribo, frente a las mesnadas
serviles que marchan contra España.
Atalaya, fuerte que hoy resiste.

II

Un hombre, ni concesión ni descuido,
dice en español a todo el orbe
consonante discurso -¡tan acorde!-
sin mirar hacia el lado del olvido.

Una obra que el tesón ha esculpido
en múltiples y plurales mil modos.
Nada de entimemas, ni de recodos:
rigor y verdad, deber exigido.

Un hombre, Gustavo Bueno, ha sido
y es preceptor, y luz, y defensa
del costado abierto, esperido,

del español y de su patria inmensa.
Batallador contra el común sentido
de tahúres de progenie extensa.

III

Mapa que disuelve en coordenadas
tabulas, portulanos, planisferios;
atractor de legiones -¡oleadas!-
de ambos mundos y sendos hemisferios:

el tamiz cuyas tramas bien templadas
ponen freno a mitos y apariencias,
en estambre de mimbres enlazadas,
ordenando vida y arte y ciencias.

Filósofo, maestro y referente,
que lucha sin temer las emboscadas
-contemplando al rival siempre de frente-

de togas y mucetas orquestadas,
descansa, Gustavo Bueno, silente,
seguro de las cumbres conquistadas

Pola de Laviana, 18 de agosto de 2016
Marcelino Javier Suárez Ardura

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