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El Catoblepas, número 27, mayo 2004
  El Catoblepasnúmero 27 • mayo 2004 • página 18
Diablo hispano

El auge demográfico hispano y latino
a los ojos de Samuel Huntington
¿El capitán Ajab? ¿O un ultra asustado?

Eliseo Rabadán

El ideólogo norteamericano Huntington ha advertido en marzo de 2004 del reto que suponen los hispanos para poder mantener una identidad norteamericana anglosajona y protestante

«La continuación de esta migración (sin asimilación) podría dividir a Estados Unidos en un país con dos idiomas y dos culturas... Sería el fin de Estados Unidos como lo hemos conocido por más de tres siglos.» Samuel Huntington (en El reto hispano){1}

Introducción

Se ha formado un cierto revuelo a raíz de la publicación, en marzo de 2004, del artículo de Samuel Huntington en la revista Foreign Policy, que lleva el título «El reto hispano». Sus tesis son una lógica conclusión si tomamos en cuenta que, para este célebre investigador norteamericano, el ámbito de la «cultura» hispana o latinoamericana no aporta nada relevante a Occidente, pues ni siquiera reconoce Huntington que se haya asimilado plenamente el cristianismo en Latinoamérica, con lo cual malamente podrían asumir los valores no ya católicos, sino menos aún los valores del protestantismo luterano y anglicano, base según Huntington de todos los logros de la «civilización occidental»{2}. Claro que la cuestión de la lengua en que se habla es crucial, y en ello está, a mi juicio, el interés de este artículo de Huntington. Y hasta el momento no he visto ni un solo artículo que insista en este aspecto fundamental.

La estrategia de los neocons no parece tener en cuenta este asunto... pero

Podemos tratar de vincular las tesis de Huntington con las estrategias políticas de los llamados neoconservadores o neocons,{3} como se les conoce en EEUU. Pero, por lo que se puede ver, no hay indicios de que estos políticos tan influyentes en el entorno actual de la Casa Blanca tengan nada que ver con las tesis de Huntignton, al proponer más o menos directamente que las nuevas políticas de los EEUU han de tomar muy en serio la supuesta amenaza hispana para la prosperidad de EEUU, es decir, de ser ciertas las teorías de Huntington, la eutaxia de la sociedad política norteamericana estaría en juego.{4}

Parece que las críticas a la comunidad hispana y sobre todo a la mexicana, por parte de Huntington, coincide con la idea de estos neocons acerca de que EEUU debe tomar las riendas de la política mundial para lograr que ninguna otra civilización o cultura les imponga tanto a ellos (los norteamericanos) como al resto de los Estados democráticos culturas y valores inferiores. Por esto es preciso que los mexicanos se impliquen en la cultura y lengua inglesa (no se puede permitir el sueño americano sino únicamente el American Dream, es decir, el modelo anglosajón cristiano protestante, no el católico hispano). Hay excelentes trabajos que muestran lo falso de estas tesis, que abundan en lo que se viene denominando desde hace ya siglos La Leyenda Negra. Merece la pena destacar que las tesis de Huntington parecen incidir de lleno en algunas de las tesis que incluso mexicanos muy respetados en el mundo intelectual, como es el caso de Leopoldo Zea, caen en ese modo tan maniqueo de analizar los problemas de Iberoamérica. Calibán y Ariel, la América rica, próspera, con valores de justicia y progreso, la de Huntington y los WASP, frente a la América heredera de los atrasos medievales de la España oscurantista de la Contrarreforma.{5} Hay un autor español que también sería de utilidad para Huntington, y desde luego se alinea perfectamente entre aquéllos que defienden la tesis de la Leyenda Negra. Eduardo Subirats, en Memoria y exilio{6} plantea como algo muy negativo lo que para él fue la colonización gramatológica, sin advertir para nada el alcance liberador, en el terreno político, de esos indígenas que fueron gramatizados por los misioneros españoles. Desde luego, si hoy Huntington está preocupado por los hispanos, es en gran parte un efecto de esa lengua que según este afanoso crítico de la España imperial generadora (en el sentido de Bueno) fue uno de los peores males que se les infringieron a los indios por parte de los españoles (Leyenda Negra al parecer hoy absurda, dadas las circunstancias reales de la política en los EEUU).

Gustavo Bueno{7} critica la tesis megárica de la lengua que sostiene Huntington.

No parece que las teorías expuestas por Samuel Huntington sobre la peligrosa ascensión política, laboral, económica, cultural y demográfica de los inmigrantes (legales o ilegales) mexicanos en el Sur de los EEUU tengan base racional digna de ser tomada en cuenta. No existe ese peligro de que es portavoz Huntignton, porque no existen esas culturas aisladas de las que habla. No se puede aislar la cultura del American Way of Life. El artículo ha suscitado algunas respuestas en la prensa iberoamericana y norteamericana, especialmente, aunque en España ha tenido relativamente eco también. El caso de la publicada por el diario madrileño El País el 23 de marzo con una muy acertada réplica del escritor mexicano Carlos Fuentes. También en Panamá se publicó un artículo muy divertido, porque se lo tomaba con cierta sorna la periodista de origen cubano Gina Montaner. El diario electrónico La Raza simplemente afirma que «con enemigos como Huntington, para qué necesitamos amigos».{8}

El diario El Colombiano{9} aporta una pequeña guía práctica para entender la tesis de Huntington, a saber:

Ayuda al lector.
Qué significa ser un estadounidense. Huntington cita las siguientes características como las que definen al estadounidense típico, de valores protestantes y bases anglosajonas:
—Habla inglés.
—Es cristiano practicante.
—Cree en el imperio de la ley y en el Estado de derecho.
—Cree en la responsabilidad moral individual.
—Cree en el individualismo.
—Cree en la ética del trabajo protestante: el trabajo duro es camino de salvación.
Las características de la gran minoría El profesor Samuel Huntington critica las siguientes «características» hispanas:
—Desconfían de quien no es familiar suyo.
—Les falta iniciativa.
—Les falta autosuficiencia.
—Carecen de suficiente ambición para progresar.
—Tienen baja educación y no creen en ella como vía de progreso material y espiritual.
—Creen en la pobreza como virtud para entrar al cielo.
—No creen en el trabajo duro.

Hay otra cita que me ha parecido relevante para este comentario sobre el miedo a los chicanos y latinos por parte de los huntingtons en los EEUU.

«Los otros ataques han surgido de la campaña por la presidencia en Estados Unidos. Encuesta tras encuesta indica que la principal preocupación de los votantes estadounidenses es la falta de empleo, no la guerra. Desde que Bush llegó a la Casa Blanca se han perdido tres millones de empleos. Y muchos están culpando de esta crisis laboral a los inmigrantes mexicanos –que realizan los trabajos que los norteamericanos no quieren hacer– y a las empresas estadounidenses que utilizan a trabajadores en el extranjero.
Por lo anterior, no existe ninguna posibilidad de un acuerdo migratorio o una amnistía para indocumentados en este año electoral. Y además, está bajo ataque el Tratado de Libre Comercio (TLC) suscrito por México, Estados Unidos y Canadá. Este malestar ha sido captado por el candidato demócrata a la presidencia, John Kerry, quien propuso un período de revisión de 120 días del TLC. Estas son malas noticias para México.
Tanto las hipótesis antihispanas de Huntington como los ataques a inmigrantes mexicanos y al TLC tienen su base en miedos irracionales y en argumentos populistas, no en la realidad. ¿Enemigos mexicanos? Solo en su imaginación.» (De Los ataques contra México y los mexicanos, por Jorge Ramos.)

Como se ve, el hecho de que México, Canadá y los Estados Unidos de Norteamérica hayan firmado el tratado de Libre Comercio de América del Norte en 1994 no ha ayudado a Huntington a entender que los Estados se van relacionando en el momento presente desde la formación de agrupaciones estratégicas para definir las relaciones con otros Estados. Posiblemente el aliarse con Canadá y con México ayude a los Estados Unidos de Norteamérica a enfrentar los retos que la llamada globalización le va a presentar y la alianza con los propios hispanos será para ello imprescindible, en vez de ser tan sólo 300 millones pueden, uniéndose con México, superar en habitantes a la Unión Europea y al menos, contrarrestar la creciente fuerza de China... y el Islam. No parece que las tesis de Huntington vayan a tener otra influencia que la que pueda caber en el periodo electoral norteamericano, pero sí pueden provocar aún más problemas a los hispanos, tanto a los legales como a los ilegales.

Notas

{1} Publicado como artículo («El reto hispano») en la revista Foreign Policy http://www.fp-es.org/index.asp Parece que en mayo de 2004 se publicará un libro sobre el tema, en la editorial Paidós, con el título: ¿Quiénes somos? En inglés será Who we are: The Challenges to America's National Identity.

{2} Es muy pertinente recomendar y recordar el artículo de Gustavo Bueno Sánchez publicado en El Catoblepas, nº 2, pág. 10: «Babel redivivo o divide y vencerás», en este momento y al hilo de la insistencia de Huntington en la supuesta incapacidad, o de plano negativa actitud, por parte de los mexicanos a dejar de pensar y hablar en su lengua española.

{3} Duane Oldfield: «The Evangelical Roots of American Unilateralism: The Christian Right's Influence and How to Counter It Although the Christian right's unilateralism is not new, its proximity to power is. Three developments have helped make the Christian right a significant player in U.S. foreign policy: the election of a president with close ties to the movement, the growth of the Christian right's grassroots organizational strength, and the development of an alliance with neoconservatives, who have come to play a crucial role in the present administration.» Traduzco: Aunque el unilateralismo de la derecha cristiana no es nuevo, sí lo es su proximidad al poder. Tres desarrollos han permitido que la derecha cristiana se haya hecho un significativo elemento en la política exterior de los EEUU: la elección de un presidente con lazos fuertes hacia el movimiento, el crecimiento de las fuertes bases en fuerzas organizativas de la derecha, y el desarrollo de una alianza con los neoconservadores, quienes han llegado a jugar un papel esencial en la administración actual.

{4} http://www.newamericancentury.org/ STATEMNT OF PRINCIPLES. June 3, 1997. American foreign and defense policy is adrift. Conservatives have criticized the incoherent policies of the Clinton Administration. They have also resisted isolationist impulses from within their own ranks. But conservatives have not confidently advanced a strategic vision of America's role in the world. They have not set forth guiding principles for American foreign policy. They have allowed differences over tactics to obscure potential agreement on strategic objectives. And they have not fought for a defense budget that would maintain American security and advance American interests in the new century. We aim to change this. We aim to make the case and rally support for American global leadership. As the 20th century draws to a close, the United States stands as the world's preeminent power. Having led the West to victory in the Cold War, America faces an opportunity and a challenge: Does the United States have the vision to build upon the achievements of past decades? Does the United States have the resolve to shape a new century favorable to American principles and interests? We are in danger of squandering the opportunity and failing the challenge. We are living off the capital –both the military investments and the foreign policy achievements– built up by past administrations. Cuts in foreign affairs and defense spending, inattention to the tools of statecraft, and inconstant leadership are making it increasingly difficult to sustain American influence around the world. And the promise of short-term commercial benefits threatens to override strategic considerations. As a consequence, we are jeopardizing the nation's ability to meet present threats and to deal with potentially greater challenges that lie ahead. We seem to have forgotten the essential elements of the Reagan Administration's success: a military that is strong and ready to meet both present and future challenges; a foreign policy that boldly and purposefully promotes American principles abroad; and national leadership that accepts the United States' global responsibilities. Of course, the United States must be prudent in how it exercises its power. But we cannot safely avoid the responsibilities of global leadership or the costs that are associated with its exercise. America has a vital role in maintaining peace and security in Europe, Asia, and the Middle East. If we shirk our responsibilities, we invite challenges to our fundamental interests. The history of the 20th century should have taught us that it is important to shape circumstances before crises emerge, and to meet threats before they become dire. The history of this century should have taught us to embrace the cause of American leadership. Our aim is to remind Americans of these lessons and to draw their consequences for today. Here are four consequences: –we need to increase defense spending significantly if we are to carry out our global responsibilities today and modernize our armed forces for the future; –we need to strengthen our ties to democratic allies and to challenge regimes hostile to our interests and values; –we need to promote the cause of political and economic freedom abroad; –we need to accept responsibility for America's unique role in preserving and extending an international order friendly to our security, our prosperity, and our principles. Such a Reaganite policy of military strength and moral clarity may not be fashionable today. But it is necessary if the United States is to build on the successes of this past century and to ensure our security and our greatness in the next.
Elliott Abrams, Gary Bauer, William J. Bennett, Jeb Bush, Dick Cheney, Eliot A. Cohen, Midge Decter, Paula Dobriansky, Steve Forbes, Aaron Friedberg, Francis Fukuyama, Frank Gaffney, Fred C. Ikle, Donald Kagan, Zalmay Khalilzad I, Lewis Libby, Norman Podhoretz, Dan Quayle, Peter W. Rodman, Stephen P. Rosen, Henry S. Rowen, Donald Rumsfeld, Vin Weber, George Weigel, Paul Wolfowitz.

{5} El trabajo de Pedro Insua, «Quiasmo sobre Salamanca y el Nuevo Mundo», publicado en El Catoblepas, nº 15, página 12, resulta imprescindible para entender el sentido de esto que planteo, es decir, que no existe base alguna, salvo las que aporta la basura historiográfica, para sostener el inferior valor de la cultura hispana de los hispanos que han de someterse a la superior anglosajona de Huntington, &c. Son también imprescindibles los siguientes artículos, «España y la inversión teológica», de Pedro Insua y Atilana Guerrero, El Catoblepas, nº 20, pág. 19; y de Atilana Guerreo, «La expulsión de los judíos: otra historia», El Catoblepas, nº 15, página 13.

{6} Publicado por editorial Losada, Madrid 2003.

{7} Gustavo Bueno, en El Catoblepas, nº 20, pág. 2, octubre 2003. Cito algunos textos del artículo de Bueno que son a mi juicio, clave para criticar las teorías de Huntington:

—Pero hay quienes, en los últimos años, han dudado de la capacidad del español como lengua de pensamiento. (...)
—La lengua española, precisamente por su desarrollo internacional (la segunda «primera lengua» del mundo) no se circunscribe a la España peninsular, sino que se extiende a la totalidad de la «comunidad hispánica». (...)
—Desde el reconocimiento de los límites del lenguajes «a partir del Mundo» podemos admitir la posibilidad de un aumento de la riqueza del español (no sólo de su «copia») sabiendo que ella no es insuperable. Y no ya porque esté superada por otras lenguas, sino por ella misma, en tanto no es una lengua clausurada. (...)
—Dos son los principales métodos para ensanchar el español como lengua de pensamiento: la traducción (asimilación, calcos lingüísticos, &c.) de ideas ofrecidas por otras lenguas, y la creación de neologismos correspondientes a ideas estrictamente definidas (y que acaso ni siquiera se encuentran expresadas en otros idiomas). (...)
—Y si nos atenemos a lo que llevamos dicho, el desarrollo, o simplemente el cultivo del pensamiento en español, no podrá fundarse exclusivamente en el simple despliegue del «tesoro» de la lengua española. No podemos esperarlo todo del análisis inmanente, por meditativo, que este análisis sea, de la prosa del Quijote. (...)
—Esto nos lleva a tener que admitir que el desarrollo del pensamiento en español no tiene por qué ajustarse siempre a las formas armónicas o «pacíficas». El desarrollo requiere también las formas dialécticas y polémicas. El «pensamiento» sólo puede desarrollarse enfrentándose a otros pensamientos a propósito de las «cosas» del Mundo («si no hubiera existido Cleantes, yo no sería Carnéades»). Dicho de otro modo: no cabe esperar que el «manso discurrir» del pensamiento islámico, alemán, azteca o gallego, pueda desembocar en un pensamiento integrador o globalizado susceptible de ser traducido al español, y reflejado cuidadosamente en sucesivas ediciones del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Es esta misma integración o globalización la que suscitará enfrentamientos, roces y hasta incompatibilidades irreductibles.(...)
—Pues no estamos refiriéndonos únicamente al desarrollo de un lenguaje de primer orden, que se alimenta de los nuevos descubrimientos científicos o de los nuevos inventos técnicos (y tampoco aquí lo nuevo se acumula sin más a lo antiguo, porque a veces lo desplaza, como el «telescopio» desplaza al «catalejo»). Estamos hablando de la vida y del desarrollo de un lenguaje de pensamiento. Y aquí no cabe tanto integrar por acumulación enciclopédica, cuanto asimilar, pero sabiendo que la asimilación presupone, casi siempre, como ocurre en los organismos vivientes, la destrucción del alimento, su «demolición» hasta llegar al nivel molecular. (...)
—la cuestión de la equipotencia de los lenguajes. Desde luego, tenemos que rechazar la posición que defiende la equipotencia absoluta. Ante todo, porque sería preciso diferenciar al menos, las lenguas primitivas de los lenguajes más desarrollados o superiores. De hecho, es imposible traducir la Ciencia de la lógica de Hegel al lenguaje de los bosquimanos. El debate habría que restringirlo, en cualquier caso, al terreno de los lenguajes de segundo orden, a los «lenguajes de pensamiento». Ahora bien, no conocemos otra forma de defender esta equipotencialidad que no sea la traducibilidad de los pensamientos expresados en un lenguaje en pensamientos expresados en otro lenguaje. Pero esta forma de defensa encuentra cerrado el paso por el relativismo cultural-lingüístico.
—Sin embargo, lo cierto es que el argumento principal del relativismo lingüístico, como el del relativismo cultural en general, es el argumento de la inmanencia: no podemos hablar del Mundo mas que desde un lenguaje, ni podemos hablar del lenguaje más que desde el propio lenguaje o desde un metalenguaje que forme parte del lenguaje-objeto (no podemos hablar de otra cultura más que desde nuestra cultura, &c.)
—Pero el argumento de la inmanencia, lingüística o cultural, se apoya en el supuesto de esa misma inmanencia como identidad megárica de una «lengua» o de una «cultura». Este supuesto está implícito en el conocido criterio de las «señas de identidad», puesto que la idea misma de unas señas de identidad da por descontada una identidad preexistente, y esta es la que se trata de demostrar. (Lo que se trata de demostrar es que la identidad alegada es algo distinto de las propias señas que de ellas se aducen). Pero este supuesto es no sólo gratuito sino erróneo. No existe una inmanencia lingüística, puesto que entre dos lenguajes siempre cabe establecer operaciones no lingüísticas que permiten la comunicación o incluso la traducción sin intérprete de un lenguaje desconocido por el traductor, al menos si este lenguaje es primario. Ni existe inmanencia cultural, sencillamente porque las culturas, como unidades (o identidades) internas o cuasi-sustanciales u orgánicas, son unidades o identidades míticas (sustantivaciones de multitudes de rasgos culturales descomponibles); por lo que la tantas veces invocada disyuntiva entre el etnocentrismo cultural, el relativismo y el pluralismo cultural no es tal disyuntiva (sólo podría haber pluralismo cultural si hubiese culturas idénticas y cerradas en sí mismas incompatibles entre sí

{8} Se lee en La Raza: «Samuel Huntington, The voice of fear: The constant flow of Hispanic immigrants threatens to divide the United States into two separate societies, two cultures and two languages. At this time the only immediate and the most serious challenge to the traditional identity of this country comes from the enormous and continuos immigration from Latin America, specially from Mexico. These two "jewels" produced by fear and ignorance are in the core of the new work by Samuel Huntington a Harvard professor whose specialty is to divulge racist, catastrophic and dangerous mirages of this world we live on. In 1997 this disoriented alarmist published an essay with the name of The Clash of Civilizations and the Creation of a New World Order. In the work of reference he asserted that in this moment in our history the main event is the clash between the civilizations of the Christian and Islamic worlds. It was not an auspicious beginning, after September 11 his theory became a favorite of the ultra and neo conservatives who prefer TO IGNORE that what we are living IS NOT a clash between religions or cultures, it is one more chapter of the confrontation between oppressors and oppressed, between rich and poor. Now the magazine Foreign Policy publishes his latest work, it carries the title of The Hispanic Challenge, using a language that pretends to be academic historically defames the Mexican immigrants, influenced by his ignorance and reactionary ideology distorts the evident facts of reality. Some Latino leaders have voiced their irritation against Professor Huntington, but, as matter of fact we should not lose our composure. As a literary piece is outright mediocre, his numbers are wrong and his interpretations of reality are the result of the most vulgar racism we encounter every day.
It is BETTER to know how the individuals in his group think. It is BETTER to know that there are newspapers and magazines willing to afford him some of their space. But, it is GOOD to know that are many people of good will, Latinos and Anglos ready to put the dots on the i. Rather that feel insulted, we should feel pity that a Harvard professor can be so blind and so ignorant capable of writing so many absurdities. But more to the point, in his article Huntington despises the Blacks more than he does the Mexicans. In the very first page Huntington defines the United States as white and Protestant emphasizing, another contributions of the European culture, and ignores, without mentioning, the contributions to the history, culture and economy of this country by the descendants of Africans. Using the wrong definition a tricky one at that, of what the United States stand for he has no difficulty in falling for all the existing prejudices describing Mexicans as the greatest danger for those "white and Protestant United States" that he considers the only viable identity of this country. The supposedly academic tone can not disguise his friendly feelings for what he describes as the "white nationalism", yes, that is the way he wrote it. Once more, we should not feel offended, we should seize the moment to star an ideological battle we are bound to win. With enemies as dumb as Professor Huntington we do not need any friends.»

{9} http://www.elcolombiano.terra.com.co

 

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