Nódulo materialistaSeparata de la revista El Catoblepas • ISSN 1579-3974
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El Catoblepas, número 25, marzo 2004
  El Catoblepasnúmero 25 • marzo 2004 • página 16
De los foros de Nódulo

Pío Moa
y la Guerra Civil española (2)

Debate mantenido en los foros de Nódulo Materialista
del 16 de Octubre de 2003 al 11 de Febrero de 2004

De: José Manuel Rodríguez Pardo
Fecha: 13 de Noviembre de 2003
Asunto: Wenceslao Roces y la guerra civil: una polémica

Estimados amigos:

Sobre el tema de la guerra civil, hay unos documentos muy interesantes en El Catoblepas sobre la participación del traductor de Marx, Wenceslao Roces, en el secuestro, tortura y asesinato de Andrés Nin, líder del POUM. La recopilación se titula Wenceslao Roces y la guerra civil: una polémica, y en ella se muestra cómo el POUM fue denigrado a la condición de organización espía al servicio de Franco. Digamos que fue la versión española de los Procesos de Moscú, que por entonces ya se estaban celebrando. Pregunto yo a los contertulios: ¿qué historiador podrá defender que existiera legalidad republicana en 1937, cuando Nin fue asesinado? ¿Quién puede argumentar sobre la unidad de la izquierda, después de tales conflictos intestinos?

Un cordial saludo, José Manuel Rodríguez Pardo.

De: Antonio Sánchez Martínez
Fecha: 14 de Noviembre de 2003
Asunto: Enrique Moradiellos, el POUM y la guerra civil

Estimado José Manuel, aunque parezca imposible hay mucho progre que sigue cuestionando la versión de Bolloten sobre la guerra civil, el papel de Stalin, el asesinado de Nin (o el juicio a los miembros del Poum), &c.

Sin ir más lejos ayer encontré la página web de la revista Barataria (en otro mensaje daré más detalles) en que nuestro amigo Moradiellos realiza una reseña de la obra España Traicionada. Dicha reseña es un ejemplar único acerca del cacao mental de Moradiellos (o su mala fe). No he conseguido saber si está escrita antes o después de nuestra polémica en El Catoblepas, pero lo que está claro es que se contradice con su valoración (supuesta) expresada en otros artículos. Llega al absurdo de decir que el proceso a los miembros del POUM tuvo todas las garantías (no ve que se atrasó mucho y que si hubo garantías de «juicio abierto» fue por mantener el «camuflaje» frente a las protestas internacionales...). Dice que la obra de Radosh se contradice, cuando el que no deja de contradecirse es él mismo. Por ejemplo cuando critica la versión del Stalin «pérfido» con textos que muestran claramente dicha versión.... Viendo su forma de argumentar y retorcer los hechos uno llega a pensar que a Moradiellos le falla algo más que la buena fe.

Eso sí, hace mención a un gran aparato crítico (obras variadas), pero a la hora de exponer su utilidad no hace más que contradecirse. Y, por supuesto, no menciona para nada a autores como Bolloten, que debe ser su principal «bestia negra». Desprecia a un autor que ha dedicado más de 40 años al estudio de las dialécticas políticas de la guerra civil, precisamente en el bando «republicano». Pero ya sabemos que la «censura» es el recurso de los impotentes y resentidos. Una pena.

Un cordial saludo. Antonio Sánchez

De: José Manuel Rodríguez Pardo
Fecha: 14 de Noviembre de 2003
Asunto: Mala fe y memoria histórica

Estimados amigos:

Pienso que Moradiellos sí actúa deliberadamente de mala fe, en contra de la opinión de Antonio Sánchez, que mantiene algún rescoldo de esperanza sobre su sabiduría. De hecho, en la polémica sobre la guerra civil, se vio cómo claramente tendía a evadirse el Señor Moradiellos de los problemas centrales del asunto, acudiendo a la presunta insuficiencia de las obras de Pío Moa para tratar el tema de la intervención extranjera, sugiriendo, a veces de forma sibilina, otras abiertamente, que Moa era franquista, y encima sin citar párrafos de su trilogía o de Los mitos de la guerra civil donde se viera tal filiación.

Alguien que pretende discutir sobre una temática, evadiéndose de forma tangencial hacia otros problemas, llevando el agua a su molino, es decir, a su tesis doctoral, realizada a la medida de autores como el gran falsario Pablo Preston o Howson, y desvirtuando la temática. Moradiellos no quiere rectificar, aun a sabiendas de que su tesis ofrece muchas lagunas, porque eso sería admitir que los miembros de su gremio están errados. Le cuesta mucho al fiel alumno de Preston admitir cosas obvias.

Por otro lado, que Moradiellos afirme, como ya afirmó en la citada polémica, que a Andrés Nin le juzgaron según la legalidad, le sitúa dentro de la famosa memoria histórica: el extremeño de adopción se apunta a desenterrar huesos de supuestos republicanos, pero no recoge a los represaliados de ese mismo bando, a los que se considera simples muertos en actos de guerra. Pero Andrés Nin murió torturado y asesinado, sin juicio alguno ni tapadera. De hecho, aún hoy se ignora dónde fue a parar el cuerpo, y ninguno de los cínicos representantes de la citada memoria histórica se ha dignado siquiera en iniciar su búsqueda.

Un cordial saludo, José Manuel Rodríguez Pardo.

De: Antonio Sánchez Martínez
Fecha: 15 de Noviembre de 2003
Asunto: Enrique Moradiellos: con ira y cerrazón

(publicado en El Catoblepas, número 23, página 1)

De: Antonio Sánchez Martínez
Fecha: 17 de Noviembre de 2003

Asunto: Enrique Moradiellos y la censura

Me dice un amigo que Enrique Moradiellos ha publicado en Ayer (revista tuselliana) un artículo con los argumentos que utilizó en la polémica con Moa, sin mencionar dicha polémica y actuando como si no hubiera tenido contestación. Si esto es así, está claro que no quiere rectificar por nada del mundo, ni le preocupa lo más mínimo la verdad. La censura directa o encubierta es su estrategia. Espero que lo ocurrido, al menos, sirva para abrir los ojos de todos los que apenas conocíamos a D. Enrique.

Un saludo. Antonio Sánchez Martínez.

De: José Manuel Rodríguez Pardo
Fecha: 17 de Noviembre de 2003
Asunto: Moradiellos el manipulador

Estimados amigos:

Antonio, Enrique Moradiellos asume, dentro de la jerarquía universitaria, la tarea ingrata e innoble de realizar el trabajo sucio de los hispanistas. Es decir, que mientras Preston, Howson, Southworth y compañía realizan sus obras tendenciosas, Moradiellos se encarga de resumir tergiversadamente los argumentos de los opositores a tales tendencias. Así, una vez que el trabajo sucio está realizado, y el libro reseñado es tachado de franquista o de fascista, el pope correspondiente no tiene más que acudir a la reseña para, sin leer a los contrarios, seguir la descalificación. En cualquier caso, ninguno de ellos se lee los libros de marras, salvo tres o cuatro frases descontextualizadas.

El tercer libro de la trilogía de Pío Moa es reseñado por Enrique Moradiellos en su crítica titulada La segunda República y el Maniqueísmo Histórico. En ella realiza lo mismo que con el libro de Radosh, España traicionada, es decir: citar de forma escasa aquello que le contradice su versión, y sin embargo retorcer algunos argumentos de forma que parecen apoyar tesis opuestas. Pero lo más curioso es lo que señala Moradiellos, cuando dice que no se citan monografías sobre el tema escritas en español. Aquí es donde se ve el papel ingrato del reseñante manipulador: al final nadie se preocupa de los escuderos de Preston, pues ni el propio Preston merece crédito alguno para nadie serio. Pío Moa señaló esta situación como la que una vez comentaba Rubén Darío, a propósito de aquellos hispanos que salivaban y admiraban enfermizamente ante cualquier manifestación de lo francés: mucho preocuparse de los franceses, para no obtener de ellos ni una mueca de desprecio. Pues eso: ni el desprecio le cabe a Moradiellos.

Un saludo cordial, José Manuel Rodríguez Pardo.

De: Felipe Giménez Pérez
Fecha: 19 de Noviembre de 2003
Asunto:

Estimados contertulios: Si Pío Moa tiene razón, entonces toda la propaganda franquista era en lo esencial correcta y razonable y los antifranquistas unos tramposos. ¿Se han parado a pensar en las consecuencias que se derivan de todo esto? Ahora resulta que Franco tenía razón y que la Dictadura no fue tan mala y que la oposición a Franco eran una panda de malandrines. Hemos estado perdiendo el tiempo 28 años con propaganda, ideología y todo tipo de sandeces. Qué terrible es reconocerlo tras tanto tiempo de tantas mentiras. Si todos los franquistas muertos levantaran la cabeza dirían: Vamos si esto de Pío Moa lo hemos estado diciendo nosotros durante más de 35 años y los progres nos insultaban y se reían de nosotros. Al final se nos da la razón. Atentamente,

De: Antonio Iglesias Díez
Fecha: 19 de Noviembre de 2003
Asunto: Artículo de Lucrecio (Gabriel Albiac). Sin palabras

«La paradoja. Lucrecio. Libertad Digital, 19 noviembre 2003.
No es fácil acotar la paradoja. Chirriante. En el mejor momento económico de su historia reciente, asentada sobre un aplomo material y una relevancia internacional que hubiera sido impensable hace sólo dos décadas, la sociedad española parece en el límite mismo del despeñadero. La nación –esa invención de la burguesía del siglo XIX que forja la modernidad de Europa– afronta un desmoronamiento que muchos ya aceptan dar como inevitable.
Y, a los viejos conflictos de clase, sobre cuyas elaboradas mitologías, se desplegó lo más denso de la historia del siglo XX, los desplaza ahora una mitología arcaica, que hace casi nada hubiera dado sólo risa: la de ese hortera provincianismo de amor a la patria chica al cual se ha venido a dar solemne nombre de nacionalismo. Georges Brassens se guaseaba malévolamente, en sus conciertos en Bobino del invierno del 72, de los «imbéciles felices que han nacido en algún sitio», esos descerebrados que te dan la barra, sin el más mínimo sentido de la cortesía ni el ridículo, a costa de la celestial excelencia de su terruño. No se engañaba el viejo ácrata, sin embargo. Y la canción acababa en un tono bastante menos festivo: al final, los imbéciles felices que han nacido en algún sitio acaban siempre dándose el gusto de llevarse por delante a los pobres diablos que no aceptan participar en su carismática creencia. Digo creencia, porque el cursi provincianismo del amor al terruño al cual es convención llamar nacionalismo, no es más que una religión inconfesa: religión de la sangre y de la tierra. Y la política, en ese tipo de sociedades creyentes, no es jamás otra cosa que chamanismo.
Decir esto es necesario. Pero nada arregla, ni en nada consuela. Muy al contrario. Pocas cosas hay más perseverantes en el estúpido cerebro humano que la delectación en las formas más primitivas y más supersticiosas del chamanismo. Basta haber oído y leído a Carod estos dos días para constatarlo como el hecho determinante. Porque nadie se engañe, después de la noche electoral, en Cataluña sólo ha habido un político con iniciativa: el dirigente de Esquerra. Que su porcentaje de votos sea la mitad del de CiU o PSC, importa, a decir verdad, bastante poca cosa. En el punto en el que se han puesto las cosas, no son los votos, sino las mitologías, lo que cuenta. Y las mitologías, y, sobre todo, su artesanía chamánica, está en manos de Carod. La tendencia, hoy, le favorece: frente a un pujolismo que ha chocado con quienes hacen realidad de lo que en Pujol fuera retórica, y frente a un maragalismo, hecho de un verbalismo casi etílicamente contradictorio.
Desde el interior del gobierno autónomo o desde fuera, Carod va a determinar –es inevitable– la política catalana. La secuencia es matemáticamente previsible: reforma del estatuto catalán, primero; reforma de la Constitución española, de inmediato, para dar paso a un Estado federal, cuya forma, monárquica o republicana, habrá de ser negociada con vascos y catalanes. Todo muy sencillito, muy como de mesa camilla, si nos atenemos al tono de lo dicho en estos días. La nación existente se desconstituirá. Nacerán, de ella, otras tres (por lo menos). No pasa nada. Y la evocación de Eslovenia empieza a aparecer en todas las alusiones.
No pasa nada.
Salvo que después de Eslovenia vino Croacia. Y luego Bosnia. Y Kósovo. Y una catástrofe de dimensiones difícilmente reproducibles.
No pasa nada.
Salvo que la hipótesis Carod implica la doble quiebra, política y económica, de los atravesados por ella. Cataluña retornaría al último tercio del siglo XIX. Como las Vascongadas. Los costes se llevarían por delante cualquier estabilidad económica –no hablo ya de la política– en la Península por muchas décadas.
No es fácil determinar de dónde vino esta agria paradoja. Yo tengo para mí que de la torpe transición que diera a luz una Constitución mal redactada y un delirio autonómico más allá de lo narrablemente estúpido. Pero está aquí, esa paradoja. Para quedarse. Y para amargarnos la vida. Probablemente, mucho más de lo que ni siquiera imaginamos.»

De: José Manuel Rodríguez Pardo
Fecha: 23 de Noviembre de 2003
Asunto: Epístola de Pío Moa a los parlamentarios españoles

Estimados amigos:

Al parecer, coincidiendo con el 25 aniversario de la Constitución, se va a realizar un homenaje a las víctimas del franquismo, en el que presumiblemente van a participar todos los grupos políticos menos el PP. Como el asunto es denigrar aún más si cabe al anterior régimen, sin preocuparse por la verdad o falsedad de lo que se dice, el historiador Pío Moa ha escrito la siguiente carta, que acabo de recibir en mi correo y que aquí publico.

Un cordial saludo, José Manuel Rodríguez Pardo.

«ANTIFRANQUISMO Y DEMOCRACIA
(Carta abierta a los grupos parlamentarios, menos el PP)
Como ciudadano corriente y deseoso, al igual que tantos otros, de restañar viejas heridas en bien de la convivencia, y como aficionado al estudio de la historia, debo manifestarles mi sorpresa por su proyecto de homenajear en las Cortes, y con motivo del 25 aniversario de la Constitución, a las víctimas de franquismo en calidad de defensoras «de la libertad y la democracia». Creo legítimo, entiéndase bien, que cada grupo rinda tributo, como asunto de partido, a aquellos con quienes se sienta más identificado, pero pretender hacer de ello un acto institucional que presuntamente implicaría y representaría al conjunto de los españoles, me parece una perfecta usurpación y una grave manipulación histórica y política.
Como ustedes saben, en la guerra civil la democracia no fue un punto en cuestión, salvo en la propaganda. Pues nadie creerá en serio que defendían la democracia los comunistas, agentes de Stalin y muy orgullosos de serlo. O los socialistas de entonces, que en octubre de 1934 se habían rebelado contra un gobierno salido de las urnas, con el propósito explícito de comenzar una guerra civil e instaurar un gobierno revolucionario. O los nacionalistas catalanes, que participaron en la misma intentona antidemocrática y guerracivilista. O los anarquistas, que despreciaban explícitamente la democracia. O los republicanos de Azaña, que respondieron a las elecciones de 1933 intentando dos golpes de estado. O el PNV, entonces todavía más empecinadamente racista que ahora...
A estas alturas, insisto, no pueden creer ustedes, honesta y sinceramente, que aquellos partidos lucharan por la democracia y la libertad. ¡Y sin embargo intentan hacérselo creer a los ciudadanos, en especial a los jóvenes, que por unas u otras razones ignoran buena parte de nuestra historia reciente!
Tampoco armoniza con la reconciliación, sobre la que se ha levantado nuestra democracia, el tenaz empeño por recordar los horrores de la guerra y la represión sólo en lo que afectaron a un bando. Las viejas heridas están afortunadamente cerradas para la mayoría de los españoles, pero tales empeños buscan reabrirlas y sembrar un rencor que sólo puede servir a los propósitos de los fanáticos. Contra lo que los promotores de esas campañas afirman, la reconciliación y la democracia españolas no se han cimentado sobre un olvido que ellos vendrían a subsanar, sino precisamente sobre una memoria muy viva de los sucesos, y la decisión de no recaer en ellos.
Los viejos antifranquistas invocaban la libertad y la democracia, cierto, pero basta observarlos para percibir el equívoco. El eje de la oposición y único partido que luchó contra aquel régimen desde el principio al final, fue el comunista. Y en la estrategia comunista los lemas democráticos servían de encubrimiento y palanca para empujar la sociedad a un régimen como el simbolizado por el Muro de Berlín o el Gulag.
En los años 40, la forma principal de dicha oposición fue el «maquis», hoy glorificado muy antidemocráticamente, pues consistió en un intento, patrocinado y patroneado por los comunistas, de reanudar la guerra civil, y que no encontró siquiera el apoyo de los partidos y gobiernos no comunistas en el exilio.
Y siguieron siendo los comunistas los principales opositores al franquismo en las décadas posteriores, aunque en la de los sesenta, cuando la dictadura se había liberalizado notablemente, entraron en liza el nacionalismo terrorista de ETA y otros extremismos. Naturalmente, muchos comunistas y terroristas sufrieron la represión de Franco, pero ¿son por eso apóstoles de la libertad? Una vez más, es imposible que ustedes lo crean, y sin embargo intentan hacerlo creer a la ciudadanía.
Hubo, desde luego, una oposición no comunista ni terrorista, pero resultó muy llevadera para la dictadura, y apenas tuvo víctimas propiamente hablando, en el sentido de los «largos años de cárcel, fusilamientos», &c., mencionados en su convocatoria.
La oposición al franquismo fue, como también saben todos ustedes, muy minoritaria. Seguramente no participó en ella la inmensa mayoría de ustedes, entre los que por edad pudieron hacerlo; o participó de forma tan suave que Franco no se dio por enterado. Seguramente, al morir éste, habría muy pocos presos políticos del PNV, del PSOE, de CiU y de tantos otros grupos firmantes del homenaje.
Un claro objetivo de su homenaje es poner al PP contra las cuerdas: «Si el PP no firma –vienen a decir–, queda en evidencia que viene del franquismo y no defiende la democracia». Insisto, la democracia defendida por los comunistas y los nacionalismos terroristas, o antes de ellos los anarquistas, los antiguos socialistas y demás, no es en modo alguno la democracia en que queremos vivir casi todos los ciudadanos. Y la inmensa mayoría de ustedes también viene del franquismo, al menos en el sentido de que no lucharon contra él en cualquier forma que valga la pena mencionar, y asimismo en sentido más estricto. Por ironía, quizás haya en el PP, ahora mismo, más personas que sí combatieron a la dictadura, incluso en grupos extremistas, que entre ustedes, tan amigos de dar grandes lanzadas al moro muerto.
Ciertamente fue una dictadura el régimen de Franco, pero no debe ocultarse que de ella, al revés que de otras dictaduras defendidas por gran parte de sus enemigos, salió una sociedad próspera y políticamente moderada, muy distinta de la que sufrió la guerra civil. Sobre esa prosperidad y moderación ha sido posible edificar un régimen de libertades que dura ya un cuarto de siglo. Si observamos los peligros que ha corrido y corre nuestra democracia, vemos que en su mayor parte proceden de quienes, justificándose en un antifranquismo a deshora, falsean la realidad histórica.
Estos falseamientos de la memoria colectiva sólo pueden producir monstruosidades políticas, y de ningún modo asentar la democracia y la reconciliación, ni siquiera la simple convivencia en paz. ¿En qué otra cosa, si no, se apoya el asesinato sistemático practicado por un sector del nacionalismo vasco? ¿O la opresión y el miedo que han anulado prácticamente las libertades en las Vascongadas, o que, con menor virulencia, llevan a una masa importante de los catalanes a no sentirse representada en ningún partido? ¿O los actuales y peligrosos intentos de disgregar el país? Por sus frutos los vamos conociendo.
Comprendo que los comunistas de Izquierda Unida, o los secesionistas del PNV, siempre dispuestos, los últimos, a obtener réditos del terrorismo, promuevan tales convocatorias, pero no puedo, o al menos no quiero, creer que la mayoría de los firmantes del homenaje, aspiren a la clase de «libertad» implícita en sus palabras. Sería realmente dramático.
No habría motivo para esta carta si ese juego de usurpaciones e imposturas se limitase a una especulación caprichosa sobre el pasado. Pero sus repercusiones en la política actual son demasiado graves para dejarlo pasar por alto. Me alarma en especial que estas maniobras ocurran en un momento histórico en que los enemigos de la libertad y la unidad de España nos lanzan a todos su desafío. Parece como si estuviésemos retrocediendo muchos años, a la vieja alianza que abrió el camino a la guerra civil. Me gustaría hacérselo ver a ustedes, y sobre todo a los ciudadanos preocupados por lo que ocurre, a quienes se intenta desconcertar con estos juegos de sombras. Es mucho lo conseguido en los últimos veinticinco años, y no debemos permitir que lo arruine la demagogia. PIO MOA

De: Antonio Sánchez Martínez
Fecha: 24 de Noviembre de 2003
Asunto: Estrategias antiPP, cueste lo que cueste

Estrategias «antiPP»

Estimados amigos, después de leer el artículo de Moa sobre los propósitos de algunos grupos políticos ante la «represión» franquista, que tan amablemente nos ha facilitado José Manuel Rodríguez Pardo, tiendo a pensar que detrás de tanto intento por «recuperar la memoria histórica» hay algo más que un encomiable esfuerzo («sin ira y con estudio») por aclarar nuestro pasado reciente. Dada la fortaleza del PP en la mayoría de España y la debilidad (relativa) de los grupos de izquierda, soy proclive a pensar que hay grupos de poder perfectamente orquestados con la intención de derribar al PP «cueste lo que cueste» (aunque sea cargándose «lo que queda de España», como diría Federico Jiménez Losantos). Dentro de esos grupos hay que incluir, por supuesto, a historiadores empeñados en mostrar nuestro pasado reciente desde una perspectiva maniquea simplista. Sólo partiendo de tales supuestos cabe entender el partidismo cerrado con que algunos analizan la realidad del presente.

Hoy mismo aparece en El Mundo (24 de noviembre de 2003, pág. 18) un resumen del libro La Historia que nos enseñaron, 1937 -1975 (Editorial Foca), que, aún sin haberlo leído, nos atrevemos a decir que está en la línea de lo que hemos sugerido más arriba (en la línea de obras como El florido Pensil o la película La lengua de las mariposas, &c.). Se trataría de contribuir a derribar al PP asociándolo estrechamente con el franquismo. Esto, por sí mismo, no sería impertinente del todo. El problema está, más bien, en la cerrazón ideológica a la hora de interpretar, de una manera simplista («con ira y sin estudio»), la configuración, victoria y desarrollo del franquismo.

Obras como El florido Pensil recogen la enseñanza de la primera época franquista (con la guerra aún caliente dentro del mismo territorio recién arrebatado a las huestes estalinistas). Además, se centra especialmente en la enseñanza impartida en los primeros cursos de Primaria en la que, como dijo Platón, los «mitos» (si son esclarecedores) son muy buenos aliados para la implantación progresiva de las ideas. Dicha obra (escrita por un vasco que no se siente español) ridiculiza a buena parte de los personajes de la historia de España, pero no se percata de que la misma estrategia (o peor aún) es la seguida por buena parte de los nacionalistas en sus ikastolas respectivas. Sin embargo el análisis de la Historia ficción de los nacionalistas (Sabino Arana es un analogado ejemplar) no entra en los planes de los historiadores progres y nacionalistas.

En el artículo de El Mundo mencionado se mezcla y confunde todo, con la clara intención de encubrir la verdad y mostrar la educación franquista de una manera absurda y despreciable. Se habla de una educación desarrollada durante «más de 40 años», cuando los ejemplos escogidos son de los años previos a la guerra civil, de la contienda o de los primeros años de la victoria. Quien mantenga que en los últimos años 60 y durante los 70 se mantenía dicho tipo de enseñanza de manera generalizada, y más allá de los niveles más elementales, miente como un bellaco. Pero eso no parece preocupar a la progresía internacionalista y a los nacionalistas fraccionarios.

En dicho resumen se ofrecen ejemplos «escogidos» de tal enseñanza, mezclando textos claramente ridículos (desde una perspectiva secularizada y «democrático capitalista», como los referidos a «Los judíos» o a «La mujer») con otros que dicen verdades a medias («Los enemigos de España», «Los pobres» –que al menos rompe con el igualitarismo tan querido para ciertas izquierdas–, o «La libertad»), y con otros que podrían ser asumidos hoy día casi en su totalidad (desde nuestra perspectiva). En este último lugar habría que situar a la mayor parte de lo dicho en los apartados «El golpe de Estado» (sobre la quema de iglesias y centros de enseñanza por parte de los «rojos»), «Las elecciones de 1936» (matizando lo ajustado de la votación y resaltando la manipulación y destrucción de actas electorales por parte de «las izquierdas»), y «La colonización» (con un texto de Ramiro de Maeztu –Defensa de la Hispanidad– sobre el carácter «generador» –no depredador– del Imperio Español que parece no gustar al autor del libro). Pero ya vemos que los defensores del «lascasismo» pacifista y utópico, favorecedor de la Leyenda Negra, siguen arrojando «basura» (fabricada y/o «no desveladora» de la verdad) sobre la historia de España. En el terreno de la pedagogía ocurre otro tanto. La corriente de «pedagogos no dirigistas» no ven que, en muchos casos, son necesarios el adoctrinamiento y el «castigo razonable» (las «dos cruces», la cruz y la espada –la «cruz invertida»–) para poder llevar a cabo la «civilización» y «la formación doctrinal» de los alumnos. Como ya viera Platón, la labor de la filosofía sigue siendo primordial para «criticar» tanta confusión y oscuridad. Y en una sociedad de «átomos racionales» la mejor manera, seguramente, de favorecer la claridad y la distinción sea la que propone Gustavo Bueno: la diseminación por el «todo social» de, al menos, un número crítico de «filósofos gobernantes» o de «gobernantes filósofos», pues sólo a través de la irradiación de la Verdad es posible la eutaxia (de los estados que persistan) y la misma sobrevivencia de los hombres.

Menos mal que también se publican obras que parecen ir en la dirección contraria, como Los mitos de la Historia de España de Fernando García de Cortázar, publicado en la editorial Planeta.

Cada vez veo más claro que, en el momento actual, vendría muy bien la formación de un partido que pudiera definirse de izquierdas, pero que mostrara con claridad su patriotismo español. Y creo que mi opinión es compartida por muchos españoles, entre los que seguramente esté la mayoría de los participantes de este foro. Pero la partitocracia actual contribuye a impedir que cuaje dicha formación. Los partidos actuales están constituidos, en una parte esencial, por proyectos ideológicos provenientes del antagonismo de la guerra civil. En dicha contienda los franquistas vencieron (en gran medida) gracias a las raíces católicas confesionales («tridentinas») de la mayor parte de la población española (y a pesar de que dentro de la misma Iglesia se desarrollaron corrientes «protestantes» que, como la de Hans Küng, la minaron desde dentro). Dicho servicio prestado por la Iglesia aún le sigue cobrando peaje al PP (Opus, Legionarios de Cristo, &c.). Esto es aprovechado por las «izquierdas» (y los mismos nacionalistas como el PNV, a pesar de lo paradójico que pueda parecer) para seguir «echando en cara» a la derecha su raíces franquistas, a través de múltiples «leyendas negras» que lo confunden todo de manera sibilina, con el fin de mostrar dicha época como una simple continuación del pensamiento «reaccionario» español.

Las izquierdas españolas, cada vez más indefinidas, han perdido el norte (de la Razón y de España) hace mucho (raramente proponen proyectos para España y desde España), y el PP, como decimos, mantiene algunos componentes muy poco «racionales». No es casual que siendo el PP mucho más eficiente que el PSOE (de IU mejor no hablar) en multitud de proyectos políticos, sin embargo no acabe de cuajar en el ideario de buena parte de los españoles.

Estoy seguro que un partido decididamente español, pero claramente aconfesional (incluso ateo), tendría muchas posibilidades de dirigir los pasos de la mayoría de los españoles. El problema es que, en la tesitura partitocrática actual, quien denuncia ciertas políticas del PP contribuye a engrandecer a unas izquierdas cuyas alternativas son, aunque nos pese, peores para España.

Un saludo. Antonio Sánchez

De: Íñigo Ongay de Felipe
Fecha: 24 de Noviembre de 2003
Asunto:

Estimados Contertulios;

Me resulta extraordinariamente certero el último mensaje de Antonio Sánchez (como casi todos los suyos por otra parte, es menester reconocerlo) a este foro. De hecho yo también, y a mí pesar (pues soy «de izquierdas de toda la vida») he tenido que apoyar como he podido a ese «mal menor» del que habla Antonio...

¿Conocen los foristas en este sentido el Partido Nacional Republicano (www.tercerarepublica.org)? ¡Lo que son las cosas: ese partido es clasificado, en una página web de la que hace tiempo me habló José Manuel Rodríguez Pardo (www.areaplural.com) dentro de las fuerzas «derechistas»!

Atentamente, Íñigo

De: José Manuel Rodríguez Pardo
Fecha: 30 de Noviembre de 2003
Asunto: El asesinato de Nin

Estimados amigos:

En el número 21 de El Catoblepas se ofrece un artículo de Bernaldo de Quirós en el que se completa la información aportada sobre Wenceslao Roces del número 19. Se titula El asesinato de Andrés Nin y puede consultarse para proseguir el debate, si procede.

Un cordial saludo, José Manuel Rodríguez Pardo.

De: Antonio Romero Ysern
Fecha: 1 de Diciembre de 2003
Asunto: PP

Estimados amigos:

Antonio Sánchez escribió:

«Las izquierdas españolas, cada vez más indefinidas, han perdido el norte (de la Razón y de España) hace mucho (raramente proponen proyectos para España y desde España), y el PP, como decimos, mantiene algunos componentes muy poco «racionales». No es casual que siendo el PP mucho más eficiente que el PSOE (de IU mejor no hablar) en multitud de proyectos políticos, sin embargo no acabe de cuajar en el ideario de buena parte de los españoles. Estoy seguro que un partido decididamente español, pero claramente aconfesional (incluso ateo), tendría muchas posibilidades de dirigir los pasos de la mayoría de los españoles. El problema es que, en la tesitura partitocrática actual, quien denuncia ciertas políticas del PP contribuye a engrandecer a unas izquierdas cuyas alternativas son, aunque nos pese, peores para España.»

Al igual que Iñigo Ongay, yo también comparto los análisis de Antonio Sánchez, al que me alegra mucho, tanto en este tema como en el de la LOGSE poder leer. Sólo se me ocurre matizar que en realidad igual de piadoso es el PP que el PSOE, y en ese sentido tampoco ganamos nada con el segundo: si el primero está trufado de opusdeistas y legionarios, el segundo lo está de jesuitismo y «cristianismo de base». Por otro lado, creo que lo piadoso de muchos miembros del PP tampoco condicionan esencialmente sus programas ni actuaciones.

Por otro lado, creo que la idea de que el PP sea más eficaz que el PSOE habría que matizarla. Yo en líneas generales tampoco veo muchas diferencias. Mi inclinación por el PP sería en todo caso casi exclusivamente por el tema educativo, y aquí tampoco es que el PP sea como para tocar las campanas. Respecto a la unidad de España, es cierto que la postura del PP parece más eutáxica. Pero bueno, también anda por ahí Don Manuel hablando de reformar la Constitución...

Luego está la cuestión de las relaciones con Europa y con EEUU, donde Aznar ha hecho una apuesta muy fuerte. Interesante, valiente, pero arriesgada. En este sentido, las próximas elecciones son claves. Aunque ya se hayan celebrado elecciones municipales y regionales, la prueba definitiva es la de Marzo. Yo creo que sólo si Aznar gana con mayoría absoluta habría acertado en Irak.

En cualquier caso, incluso a largo plazo cualquier otra alternativa por vía de partidos pienso que es absolutamente inviable. La línea de pensamiento en la que creo estamos muchos aquí, está abocada al PP (o a votar en blanco, abstenerse...). Pero en la Andalucía rural en la que vivo la cosa está pero que muy cruda.

Saludos.

De: Antonio Iglesias Díez
Fecha: 1 de Diciembre de 2003

Asunto: Las izquierdas y la II república

Sólo decir que estoy de acuerdo en que durante 28 años la versión que nos han dado las izquierdas españolas sobre la historia reciente (y pasada) ha sido embustera y falaz y llena de esa simpleza que extienden a la solución de todos los conflictos. Porque la verdad es que no se andan por las ramas. El liberalismo y el capitalismo, no es que tengan contradicciones llenas de injusticia; todo él es una pura enfermedad la cual sólo se cura por medio del pelotón de ejecución, nada de remiendos. De nada sirve decir que por ahí anda con bastante salud, mientras el socialismo (democrático o no) ha sido y es un puro fracaso en todas partes. Negando como siempre sus propias culpas y responsabilidades los fracasos manifiestos de la sociedad socialista (marxista o no marxista) son atribuidos siempre al gran enemigo. En realidad el gran descubrimiento que hicieron fue...ver la necesidad de que para desarrollar sus programas sólo necesitaban...¡no encontrar ningún obstáculo ni tropiezos con la clase enemiga! Y si los encuentran en mala hora, hay que eliminarlos sea como sea. Eso es todo. Les da lo mismo qué se pone en juego y a qué precio. Los Llamazares y el caótico PSOE (el de siempre) son en el fondo estalinistas puros.

A veces algunos reconocen que no existe ni ha existido ningún ejemplar de sociedad socialista satisfactorio (aunque en general parece como si los hubiera a cientos) y entonces salen con que la verdadera justicia social es un reto al futuro y como creación de algo nuevo, todavía está por venir. Es decir, debemos por su real gana juzgar la democracia liberal, o sea el capitalismo, por otro sistema que todavía no existe. Y así todo.

Es repulsivo que juzguen la España de 1940 y no hagan lo mismo con cualquiera de los países de la órbita socialista en la misma década y mucho mas que comparen a la España de 1989 con la de cualquiera de ellos y no quieran sacar la conclusión de que España hace mas de treinta años es un país moderno y en la mayoría de los otros gobiernan las mafias, legítimas herederas de la clase dirigente soviética, por no hablar de la miseria igualitaria que han padecido durante 70 años. ¿Podemos imaginarnos cómo estaríamos en España si la inflación de otras épocas, o la actual, la resolviéramos estableciendo el trabajo forzoso para ese millón y medio de parados que tenemos?. Pues ellos, ni aún así. O precisamente por eso.

En la II República se plasmó la lógica del sistema estaliniano. Los comunistas fueron coherentes en su forma de conseguir el poder: una vez logrado, eliminar a los demás. Y los socialistas, los que no estaban lejos de los comunistas, dudaban y se peleaban entre ellos por ver qué camino y con qué rigor podían llegar a la destrucción del Estado, jugando con la ilusión de que podía haber otro comunismo que no fuera estaliniano.

A mi cada día me asombra más que con el fracaso que ha acompañado la organización de las sociedades socialistas, tenga tanto prestigio aún en nuestros países. Claro que eso debe ser precisamente porque no lo hemos sufrido. He estado recientemente en Polonia y he podido constatar que la opinión generalizada de los polacos es que los motivos de los fracasos del sistema socialista (al que aborrecen), no son «defectos» como defienden muchos aquí, sino vicios connaturales al mismo. Dicho de otra manera. Se sienten desconcertados cuando nosotros, en nuestros países, atacamos los defectos de nuestro sistema económico como si fueran el cáncer que ha de matarnos y vemos el fracaso socialista como consecuencia de la incompetencias personales y las «desviaciones» accidentales, y por supuesto, a causa de la presión imperialista.

De: Felipe Giménez Pérez
Fecha: 15 de Diciembre de 2003
Asunto: Carrillo como ejemplo

Estimados contertulios, permítaseme traer a colación un artículo de Pío Moa en libertad digital:

«Carrillo como ejemplo. Santiago Carrillo desempeñó un buen papel durante la transición, bastante menor que el PSOE, aunque a éste nadie le tomaba en serio sus radicalismos, mientras que al PCE nadie acababa de creerle su moderación. Fue el mejor papel en la vida del caudillo comunista. En función de él y de la reconciliación, casi todo el mundo prefirió olvidar otras historias siniestras. ¿Por qué ahora, un cuarto de siglo después, se le recuerda cada vez más en relación con los asesinatos en masa de Paracuellos? Por una razón muy sencilla: porque la izquierda y él mismo, están inmersos en una campaña incesante por refrescar, con las peores intenciones, los antiguos crímenes y no crímenes de la derecha (meten en el mismo cajón de las 'víctimas' a las que realmente lo fueron y a los castigados por asesinatos y terrorismo). La capacidad de rencor de la izquierda, a través de los años y de las generaciones, es sencillamente asombrosa. Y no menos su habilidad para sacar tajada política –y monetaria– de hechos que, sin necesidad de olvidarlos, debieran haber dejado de surtir cualquier efecto político.
Una de las más miserables mentiras de estos turbios jardineros del rencor es la de que 'durante cuarenta años las víctimas han sido olvidadas y ya es hora de reivindicar su dignidad'. En los últimos diez años del franquismo ya las víctimas más recordadas empezaban a ser las izquierdistas, y la cosa ha ido in crescendo durante los decenios siguientes, hasta hoy. Lo que ha predominado de manera absoluta y absolutamente abusiva en los medios de comunicación, y en toda esa literatura y arte de chiste que padecemos, es la referencia exclusiva a las víctimas de uno de los bandos. Las que han padecido en su dignidad y han sido condenadas al olvido han sido precisamente las otras. La derecha en general, ha tragado, y una parte de ella, a base de callar –otorgando– en aras de una «reconciliación» unilateral, y por tanto falsa, ha llegado a comulgar con buena parte de las ruedas de molino al respecto. Tanto más cuanto que las administraba P. Preston, unánimemente reverenciado a derecha e izquierda, y uno de los mayores fraudes historiográficos de los últimos diez o quince años; o Santos Juliá y otros de la misma cuerda.
Es muy lamentable tener que salir al paso de esta golfería, pero ya va siendo hora de hacerlo, porque si no, terminaríamos ahogados en la mentira más nauseabunda sobre nuestro pasado. César Vidal lo ha hecho hace poco, con Checas de Madrid, y habrá que insistir en ello.
Carrillo podría haber pasado a la historia fundamentalmente por su actitud constructiva en una época difícil, pero él y todos los demás parecen empeñados en convencernos de que si obraron entonces de manera sensata no fue por convicción, sino sólo por no haberse sentido con fuerzas para hacer lo que les pedía el cuerpo. Lo que está haciendo esa gente, desde Maragall a Anasagasti pasando por Llamazares y muchos socialistas no enlaza con la transición. Enlaza con la rebelión antidemocrática de 1934, con Paracuellos o con el Pacto de Santoña. Ojalá encuentren entre los españoles todo el desprecio que merecen.»

Arriba España.

De: Antonio Muñoz Ballesta
Fecha: 16 de Diciembre de 2003
Asunto: Pío Moa y cuando no dice ni pío

El Materialismo Filosófico no comparte el terrorismo. ¿No era el Grapo, en tiempos del «comunista» Pío Moa, un grupo terrorista? Debe el Materialismo Filosófico dar crédito a los historiadores que han sido del Grapo, o de la SS, &c. (pregunto).

Atentamente, AMB

De: Antonio Iglesias Díez
Fecha: 17 de Diciembre de 2003
Asunto: Esta Monarquía nuestra

Saludos.

Sobre el asunto de los ex-terroristas metidos a historiadores y el Materialismo Filosófico, yo digo ¿por qué no se las va a poder leer si han repudiado el terrorismo y no tienen penas pendientes de cumplir con la Ley? En el caso de Moa, no hay delitos de sangre, además. ¿Acaso la aprobación dada por G. Bueno a la URSS de los buenos tiempos marxistas-leninista, o la admiración de Carrillo por el estalinismo durante muchísimos años no son mucho peores?

Sobre el asunto, parece que el Rey ha dicho en los últimos días (sobre la crisis constitucional que se avecina) dos cosas:

1. «que nadie puede apropiarse de la Constitución»; me supongo que en alusión a la defensa relativa que hace el PP de la misma. ¿qué les parece la agudeza y el concepto que tiene de ella el ilustre personaje cuando atribuye un afán de «apropiarse» a la simple defensa o a la afirmación de que ya nos está bien así, aunque no nos guste, como a mí, precisamente porque recoge su figura? ¿Por qué dirá de forma tan familiar eso de «apropiarse»? Yo mismo me contesto a mí mismo.

2. «que hablando se entiende la gente». Yo lo que entiendo en que si los republicanos le plantearan, con los mismos métodos que amenazan utilizar los secesionistas, sólo una cosa: que no le queremos y que se largue, no entiendo de qué diablos podríamos dialogar.

Si esto fuera así a la vista, la soberanía española no sería considerada ni valorada como se debiera ni por el propio Rey, si es esto lo que ha querido decir. Si no que se explique mejor, que para eso cobra.

Porque yo tengo derecho a pensar que estaría dispuesto a pactar su legitimidad con los secesionistas (otra cosa es que pueda) o con quien sea, excepto los republicanos auténticos, claro, a cambio de la soberanía española y lo que ésta conlleva para todos los españoles,

Lo que no sabría es si se trataría de reencarnar en su dinastía las estructuras de poder de la antigua Monarquía Hispánica o simplemente abrir la puerta al mas puro caciquismo.

Un saludo. Antonio

De: Felipe Giménez Pérez
Fecha: 17 de Diciembre de 2003
Asunto:

Estimados contertulios: El materialismo filosófico ha de ser una filosofía del Estado, al servicio del Estado y realista. Pío Moa fue terrorista pero luego se hizo bueno y ya está. Sus libros me parecen positivos por lo verdaderos que son en cuanto a su contenido. Ha habido ex-etarras como Juaristi, Onaindía, Azurmendi, Teo Uriarte que se han convertido en verdaderos patriotas españoles. Es de felicitarse por eso. Atentamente,

De: Daniel Muñoz Crespo
Fecha: 17 de Diciembre de 2003
Asunto:

O sea, Felipe, que no hacemos nada con un ex-terrorista. «¿El que la hace la paga?» o bien «el que la hace no la paga». ¿No importa lo que haya hecho?... aunque sean enormes crímenes; crímenes que imposibilitan toda reinserción, atendiendo al concepto de Pena jurídica del materialismo filosófico, Persona cero, craso interés el de tal reinserción... (El sentido de la vida, Pentalfa 1996).

Sin embargo, dices que la pena a Saddam, «ha de ser ejemplar». Y ¿si se vuelve bueno? ¿Se le ha de dar la oportunidad?

De: Íñigo Ongay de Felipe
Fecha: 17 de Diciembre de 2003
Asunto:

Estimados contertulios:

Daniel: ni Moa, ni Juaristi, ni Teo Uriarte (el primero ex miembro del GRAPO, los otros dos de la ETA) a los que Felipe se refiere, cometieron a lo que parece, crimen horrendo alguno que requiriese la eutanasia procesal. Tampoco tiene sentido pretender que ellos se hayan arrepentido de sus actos (y si lo hacen pues peor para ellos; ya sabemos que «el arrepentimiento no es virtud...») ; únicamente –y no es poco– han rectificado acertadamente sus planes y programas.

Atentamente

De: Felipe Giménez Pérez
Fecha: 18 de Diciembre de 2003
Asunto:

Estimados contertulios: Ciertamente, tales individuos fueron miembros de ETA, pero no cometieron crimen horrendo alguno. En la cárcel estudiaron mucho y cambiaron. Otro caso es el del asesino llamado Soares Gamboa: Cometió muchos asesinatos: Se «arrepintió» y es dos veces miserable, por lo que hizo y por arrepentirse, pero el tío ahí lo tienes maldiciendo a ETA y queriendo claro está, salir de la cárcel como arrepentido y reinsertarse y tomarse unas copas por ahí. Este hombre merecería la muerte, aunque, como han pasado tantos años, en fin, defectos del sistema penal español. ¿Puede un asesino ser un filósofo? Sí, ahí tenéis al gran marxista llamado Louis Althusser: mató a su mujer y acabó sus días en un manicomio. Aunque Moa fuese un asesino en serie, eso no descalifica sus escritos lo más mínimo. Atentamente,

De: Daniel Muñoz Crespo
Fecha: 18 de Diciembre de 2003
Asunto:

En efecto, el que alguien haya, o hubiese sido «un asesino en serie», no descalifica, en absoluto sus escritos, sino todo lo contrario: ahí tenemos los procedimientos técnicos eugenésicos arios, los escritos de Stalin, las cartas de Alexander King. Comprendido Felipe.

De: Felipe Giménez Pérez
Fecha: 18 de Diciembre de 2003
Asunto:

Estimados contertulios: Daniel cree que la cualidad moral y personal de un escritor compromete el contenido de verdad de sus escritos. Debería saber que la verdad es verdad aunque la diga el porquero de Agamenón. Si Hitler dice que 5+7=12 y otro lo dice también, eso no lo convierte automáticamente en nazi. En fin, tener que defender cosas evidentes es algo penoso. Volviendo a Pío Moa, su influencia va a ser decisiva en los historiadores de los próximos años y sobre todo va a contribuir a limpiar de basura historiográfica el panorama intelectual español. Atentamente,

De: Javier Delgado Palomar
Fecha: 18 de Diciembre de 2003
Asunto: Influencias

Estimados amigos:

Que siete más cinco es igual a doce es verdad lo diga un eminente premio Nobel o un habitante del corredor de la muerte. Es una expresión que pertenece a un ámbito cerrado categorialmente y del cual se pueden segregar a los sujetos en esos procesos de identidad sintética. Dicho de otra forma, esa expresión posee una armadura que hace que no le afecten determinaciones causales peregrinas para ella.

Sin embargo, cuando dejamos de movernos en terrenos tan claramente cerrados, y nos adentramos por los pantanosos campos de la Historia, de la Política, de la Ética, de la Moral, de la Psicología... y por supuesto de la Filosofía, las conductas y las coherencias e incoherencias de los autores y sujetos de turno, sus filiaciones políticas y sus manías, son determinantes en muchas ocasiones (otras no), para entender y valorar en su justa medida sus obras: es necesario observar como premisa que Santo Tomás era un cura del siglo XIII para entender que se quisiera acercar racionalmente hacia Dios, por poner un sólo ejemplo (ahora que el aquinate vuelve a estar en el candelero de los foros). Y esto sin perjuicio de que el llegar a Dios por vía racional pudiera llegar a ser una necesidad interna del sistema tomista.

Uno no puede ir por el mundo predicando el comunismo o el cristianismo y luego visitar las casas de lenocinio o maltratar en privado a mujer e hijos sin poner en tela de juicio ese marxismo o cristianismo que el mismo sujeto ejercita. Asimismo, no se puede ser materialista y rezar todas las noches dos rosarios. Pero sí se puede ser geómetra y rezarlos tan ricamente.

Por lo que respecta a Pío Moa, a la Justicia le da igual si cometió crímenes horribles o no. La cuestión es que ha cumplido su condena y no le debe ya nada al Estado por esos antiguos delitos. El ser un expresidiario no le debe poner en la picota de la moralidad, cualquiera podríamos serlo.

De: Felipe Giménez Pérez
Fecha: 18 de Diciembre de 2003
Asunto:

Estimados contertulios: Antonio Muñoz Ballesta afirma que como Pío Moa fue terrorista, entonces lo que afirma en sus libros carece de valor teórico. Daniel Muñoz Crespo dice exactamente lo mismo y yo digo que lo que dice Moa es verdad independientemente de si es putero, terrorista, nazi o fascista. Así de claro. Creo que los escritos de Pío Moa son correctos y que las tesis que defiende son verdaderas. Que quede claro esto que digo y que lo digo yo y no digo otras cosas al respecto. Atentamente,

De: Javier Delgado Palomar
Fecha: 19 de Diciembre de 2003
Asunto: Interferencias entre vida y obra

Estimados amigos de los foros:

Intentaré aclarar, por si hubiera quedado oscurecida en el anterior mensaje, también brevemente, mi postura.

Si Pío Moa fuese terrorista en el presente, ese hecho le impediría publicar libros y verdades de ningún tipo. Estaría en la clandestinidad, perseguido por la justicia. Precisamente porque ha dejado de ser un terrorista y ha podido desconectarse de unos determinados planes y programas, quizá pasar por una fase de individuo flotante y cambiar estos planes y programas por otros (como apuntaba Iñigo en un mensaje anterior), puede acaso decir alguna verdad y dedicarse a la historia y a la investigación.

Las personas cambian y no pierden legitimidad por cambiar (rectificar es de sabios) y en algunos casos se elevan a las alturas aristocráticas cambiando, como es el caso de la futura princesa de Asturias, que puede ser además reina tras unas correctas clases de catolicismo y protocolo, pasando de la labor de introducir telebasura en los hogares españoles a través del telediario de TVE a las más elevadas de representar a España a través de la corona.

En fin, como conclusión, lacónicamente y por no alargar el mensaje más: todas las personas cambian, pero no todo vale.

Saludos, Javier Delgado

De: Daniel Muñoz Crespo
Fecha: 19 de Diciembre de 2003
Asunto:

Yo no dije, Felipe, que «los escritos de Moa carecen de valor teórico porque es un, o fue un, exterrorista». No lo dije; tampoco lo quise decir; y, mucho menos, dije exactamente eso. En realidad, yo había intervenido en este foro, para que explicases, por qué a unos se les puede dar la oportunidad de «volverse buenos» y, a otros, hay que aplicarles una «pena ejemplar». La verdad, es que eso era todo.

Y ya que hablamos de la verdad, permíteme que lleve más allá las acertadas explicaciones de Javier Delgado, y te diga, que existen múltiples verdades contradictorias (entre sí).

De: Felipe Giménez Pérez
Fecha: 19 de Diciembre de 2003
Asunto:

Estimados contertulios: Le respondo a Daniel diciendo que eso no depende de mí. Moa no mató a nadie. Según el materialismo filosófico, al autor de crímenes horrendos hay que aplicarle la eutanasia procesal para asesinos y punto y ahí yo creo que es razonable hacerlo. No sé a qué asesinos te refieres Daniel. Que las verdades son contradictorias e incluso peligrosas, pues sí. Ahora bien, que el sistema penal español es un desastre, eso es algo evidente. Que la eutanasia procesal para asesinos es necesaria, pues sí, pero no tengo el poder absoluto para imponerla y parece que el Régimen de 1978, nacido de las entrañas mismas del surgido el 18 de julio de 1936 no quiere saber nada de la eutanasia procesal para los asesinos a juzgar por lo que piensan los miembros de su clase política. Es asombroso: un régimen victorioso, triunfante, que se suicida y que luego reniega de sí mismo y consigue llevar el Estado al borde de la disgregación y en el cual la ideología dominante es diametralmente opuesta a la que tenía al principio. El Régimen del 18 de julio ha conseguido devenir al menos ideológicamente en su opuesto y ha conseguido que los ideólogos digan que el régimen de 1978 es sucesor de la II República, el régimen de la demagogia. Atentamente,

De: Antonio Sánchez Martínez
Fecha: 23 de Diciembre de 2003
Asunto: Ricardo de la Cierva frente a Julio Aróstegui, Moradiellos...

Estimados amigos, acabo de comprar el libro de Ricardo de la Cierva, Historia Actualizada de la Segunda República y la Guerra de España 1931-1939 («Con la denuncia de las últimas patrañas»), Ed. Fénix, Madrid, Septiembre de 2003 (con una segunda edición en noviembre).

Lo he ojeado (más bien hojeado), y creo que merece la pena, entre otras cosas por la bibliografía que recomienda al final (págs. 1158 y sigts.). En este apartado, además he visto que mi apreciación sobre la importancia de la obra de Burnet Bolloten no iba descaminada. Nos dice D. Ricardo que considera que la obra del galés es la más importante para entender la Guerra Civil, junto a los hermanos Salas Larrazabal, Martínez Bande, Azaña, Rojo y Pío Moa.

Al mencionar la obra de Bolloten dice: «Si debo elegir un solo libro sobre la guerra civil me quedo con éste, por mucho que le moleste al profesor Julio Aróstegui, cuyos libros conozco y precisamente por eso no me atrevo a recomendar ninguno» (p. 1161).

La anterior cita me sirve para deciros que he conseguido encontrar la revista Ayer en la que escribe Moradiellos, que cité en otra ocasión, y en ella también escribe un artículo deplorable Julio Aróstegui. En dicho texto el historiador de la Complutense desprecia la tesis central de la obra de Bolloten pero, por eso mismo, no puede salir de la trama de estupideces que construye, y concluye el artículo sin dar una explicación que sirva de réplica a la tesis de Bolloten que tanto desprecia (espero comentar algo de esto en el artículo que quiero hacer para El Catoblepas).

Por cierto el artículo que escribe Moradiellos es «La intervención extranjera en la guerra civil. Un ejercicio de crítica historiográfica», y, por lo que he visto, es básicamente el mismo que mandó en su primera réplica en El Catoblepas, nº 15. Por lo tanto corrijo lo sugerido con anterioridad al hablar de su recensión de la obra España Traicionada (sobre su orden de publicación). El citado artículo parece que lo mandó antes a la revista Ayer (pues exigen originales), aunque no tiene fecha de publicación (sólo hace referencia al 2003). Ahora entiendo por qué don Enrique fue tan raudo y veloz en su contestación a mi artículo de El Catoblepas, nº 14 (con un artículo tan «documentado»). El Sr. Moradiellos podía haber tenido la delicadeza de decir en El Catoblepas que el artículo que mandaba era un simple maquillaje del enviado a la revista Ayer, con lo que, de paso, podíamos haber analizado su introducción al «Dossier» sobre la guerra civil, y otros artículos como el del mencionado Aróstegui o los de Ismael Saz y Gabriel Cardona (que es un ejemplar paradigmático de la historiografía «progre» y humanitarista estúpida). Después de leer estos artículos uno entiende la crítica de Stanley Payne a los universitarios y becarios españoles (en Revista de libros de agosto de 2003, si no recuerdo mal), a pesar de que don Santos Juliá pretende rebatirle (en el número siguiente) haciendo mención de una gran «cantidad» de bibliografía reciente, pero que, me temo, tiene muy poca «calidad». Después de ver el Dossier de la revista Ayer (se supone que con lo más granado de la historiografía reciente) nos imaginamos la «basura historiográfica» (como diría Pedro Insua) que «en grandes cantidades» se produce en las universidades españolas.

Pero lo que más me ha sorprendido es que don Ricardo se atreve a dar dos obras como las peores sobre la Guerra Civil en su conjunto: la de José Manuel Cuenca Toribio y la de Paul Preston (padre historiográfico de Enrique Moradiellos), y añade que la peor de todas sería la de Tusell, si llega a ver la luz (p. 1162).

Un saludo. Antonio Sánchez

De: José Manuel Rodríguez Pardo
Fecha: 28 de Diciembre de 2003
Asunto: Alocución radiada de Franco el 17 de Julio de 1936

Estimados amigos:

Quisiera darle un giro a la discusión sobre la guerra civil española. Para ello, deposito aquí el texto de la alocución radiada del general Franco el 17 de Julio de 1936, oficialmente el primer documento de la guerra civil española.

«¿Españoles! A cuantos sentís el santo nombre de España, a los que en las filas del Ejército y la Armada habéis hecho profesión de fe en el servicio de la Patria, a cuantos jurasteis defenderla de sus enemigos hasta perder la vida, la nación os llama a su defensa. La situación en España es cada día más crítica; la anarquía reina en la mayoría de los campos y pueblos; autoridades de nombramiento gubernativo presiden, cuando no fomentan, las revueltas; a tiro de pistola y ametralladoras se dirimen las diferencias entre los asesinos que alevosa y traidoramente os asesinan, sin que los poderes públicos impongan la paz y la justicia. Huelgas revolucionarias de todo orden paralizan la vida de la población, arruinando y destruyendo sus fuentes de riqueza y creando una situación de hambre que lanzará a la desesperación a los hombres trabajadores. Los monumentos y tesoros artísticos son objeto de los más enconados ataques de las hordas revolucionarias, obedeciendo a la consigna que reciben de las directivas extranjeras, con la complicidad y negligencia de los gobernadores de monterilla. Los más graves delitos se cometen en las ciudades y en los campos, mientras las fuerzas de orden público permanecen acuarteladas, corroídas por la desesperación que provoca una obediencia ciega a gobernantes que intentan deshonrarles. El Ejército, la Marina y demás institutos armados son blanco de los más soeces y calumnioso ataques, precisamente por parte de aquellos que debían velar por su prestigio, y, entretanto, los estados de excepción de alarma sólo sirven para amordazar al pueblo y que España ignore lo que sucede fuera de las puertas de sus villas y ciudades así como también para encarcelar a los pretendidos adversarios políticos.
La Constitución, por todos suspendida y vulnerada, sufre un eclipse total; ni igualdad ante la ley; ni libertad, aherrojada por la tiranía; ni fraternidad, cuando el odio y el crimen han sustituido el mutuo respeto; ni unidad de la Patria, amenazada por el desgarramiento territorial, más que por regionalismos que los Poderes fomentan; ni integridad ni defensa de nuestra frontera, cuando en el corazón de España se escuchan emisoras extranjeras anunciar la destrucción y reparto de nuestro suelo. La Magistratura, cuya independencia garantiza la Constitución, sufre igualmente persecuciones y los más duros ataques a su independencia. Pactos electorales, hechos a costa de la integridad de la propia Patria, unidos a los asaltos a Gobiernos civiles y cajas fuertes para falsear las actas formaron la máscara de legalidad que nos presidía.
Nada contuvo las apariencias del Gobierno, destitución ilegal del moderador, glorificación de las revoluciones de Asturias y Cataluña, una y otra quebrantadoras de la Constitución, que en nombre del pueblo era el Código fundamental de nuestras instituciones.
Al espíritu revolucionario e inconsciente de las masas, engañadas y explotadas por los agentes soviéticos, se ocultan las sangrientas realidades de aquel régimen que sacrificó para su existencia 25.000.000 de personas, se unen la molicie y negligencia de autoridades de todas clases que, amparadas en un Poder claudicante, carecen de autoridad y prestigio para imponer el orden en el imperio de la libertad y de la justicia.
¿Es que se puede consentir un día más el vergonzoso espectáculo que estamos dando al mundo? ¿Es que podemos abandonar a España a los enemigos de la Patria, con proceder cobarde y traidor, entregándola sin lucha y sin resistencia?
¡Eso, no! Que lo hagan los traidores pero no lo haremos quienes juramos defenderla.
Justicia, igualdad ante las leyes, ofrecemos.
Paz y amor entre los españoles; libertad y fraternidad, exenta de libertinajes y tiranías.
Trabajo para todos, justicia social, llevada a cabo sin encono ni violencia y una equitativa y progresiva distribución de riqueza, sin destruir ni poner en peligro la economía española.
Pero, frente a esto, una guerra sin cuartel a los explotadores de la política, a los engañadores del obrero honrado, a los extranjeros y a los extranjerizantes que, directa y solapadamente, intentan destruir a España.
En estos momentos es España entera la que se levanta pidiendo paz, fraternidad y justicia; en todas las regiones el Ejército, la Marina y fuerzas del Orden público se lanzan a defender la Patria.
La energía en el sostenimiento del orden estará en proporción a la magnitud de la resistencia que se ofrezca.
Nuestro impulso no se determina por la defensa de unos intereses bastardos ni por el deseo de retroceder en el camino de la Historia, porque las instituciones, sea cuales fuesen, deben garantizar un mínimo de convivencia entre los ciudadanos, que, no obstante las ilusiones puestas por tantos españoles, se han visto defraudadas pese a toda la transigencia y comprensión de todos los organismos nacionales, con una respuesta anárquica, cuya realidad es imponderable.
Como la pureza de nuestras intenciones nos impide el yugular aquellas conquistas que representan un avance en el mejoramiento político social, el espíritu de odio y venganza no tienen albergue en nuestro pecho; del forzoso naufragio que sufrirán algunos ensayos legislativos, sabremos salvar cuanto sea compatible con la paz interior de España y su anhelada grandeza, haciendo reales en nuestra Patria, por primera vez y en este orden, la trilogía, fraternidad, libertad e igualdad.
Españoles: ¡Viva España! ¡Viva el honrado pueblo español!
Tetuán, 17 de julio de 1936.» (Publicado en ABC, jueves 23 de Julio de 1936, edición de Andalucía, pág. 1. Incluido en Fernando Díaz Plaja, La guerra de España en sus documentos, Plaza y Janés, Barcelona 1969, págs. 11-13.)

Si uno lee con detalle el manifiesto, observará que se corona con la referencia a la libertad, igualdad y fraternidad, es decir, los valores republicanos y de la izquierda de primera generación. En este caso, en España esos valores son recogidos por la izquierda de segunda generación, la liberal. Resulta sintomático que, en plena vorágine revolucionaria, fuera solamente Franco, teóricamente de derechas, quien reivindicara esos valores que Gustavo Bueno señala como propios de la izquierda genuina española. ¿No resulta sintomático que los historiadores apenas se acuerden de este manifiesto? Es bien sabido que Franco cambió pronto de actitud, motivado por las circunstancias y por la gran masa que estaba tras él, pero sin duda que este manifiesto es una prueba de que la rebelión del 18 de Julio de 1936 no era una rebelión fascista, ni tampoco puede denominarse como antirrepublicana.

Un cordial saludo, José Manuel Rodríguez Pardo.

De: Antonio Romero Ysern
Fecha: 28 de Diciembre de 1936
Asunto: Franco y la izquierda liberal

Estimados amigos:

Sorprendente y curiosísimo este documento que nos trae Rodríguez Pardo. Ahora bien, J. M. Rodríguez Pardo escribió: «Es bien sabido que Franco cambió pronto de actitud, motivado por las circunstancias y por la gran masa que estaba tras él...»

¿Podría J. M. Rodríguez explicar con más detalles ese cambio de actitud? Por otra parte, ¿hay constancia documental del pensamiento político de Franco anterior al texto que nos trae ahora J. M. Rodríguez? ¿No pudo ser este escrito puramente de circunstancia, cuando Franco aun pensaba en un golpe de mano, pero no en una guerra civil de varios años?

De: Felipe Giménez Pérez
Fecha: 28 de Diciembre de 2003
Asunto:

Estimados contertulios: Se me ocurre que querían restaurar la legalidad republicana, pero esa legalidad sólo era posible restaurarla con un golpe de mano que supondría la eliminación física del adversario político. La legalidad republicana sin oposición era una dictadura. El Frente Popular quería la revolución y la aniquilación física de las derechas. Por ello era imposible restablecer la república como democracia. Aún así, no se comprende el empecinamiento en mantener su régimen hasta 1975, hasta el final y no haber intentado a partir de 1956 una transición ordenada por él mismo como luego hizo el mismo Pinochet. Atentamente,

De: Íñigo Ongay de Felipe
Fecha: 28 de Diciembre de 2003
Asunto:

Estimados contertulios;

Que Franco no era precisamente anti-republicano (tampoco diré que fuera directamente republicano evidentemente, como en cambio sí lo fueron Mola, Queipo o Cabanellas) es algo que queda bien claro si tenemos en cuenta que hasta momentos muy próximos al mismo 18 de julio, se mantuvo remiso a implicarse en diversos movimientos derechistas contra el régimen establecido (movimientos, por cierto, a los que tampoco cabe decir que faltaran motivos de gran peso para ser llevados a efecto). De hecho cabe decir que Franco mismo , a las órdenes del gobierno radical-cedista, salvó (manu militari) la República del ataque golpista de las izquierdas en 1934, sofocando la Revolución anti-republicana de Asturias (otra cosa es que las mismas izquierdas rompieran ellas mismas la baraja en los dos años posteriores sin dejar otra opción a la derecha que atacar preventivamente). Otra cosa es que evidentemente, en el curso mismo del alzamiento, el propio «generalísimo» tuviera que contar con las corrientes monárquicas (requetés y alfonsinos) y falangistas (representados por ejemplo, para la década de 1940, por el ex-cedista «cuñadísimo»), y re-equilibarlas, lidiar con ellas (lo que hizo sin duda, admirablemente). Por todo ello –y en este sentido el texto presentado por José Manuel no podía resultar más elocuente al respecto– no debemos perder de vista que el alzamiento del 36 no estaba tanto dirigido a destruir el orden legal de 1931 (que por otra parte estaba ya destruido), cuanto a confrontar –en el sentido de un «ataque preventivo»– la amenaza revolucionaria incoada en el mismo Frente Popular. De esta manera, cabe desde luego, sostener una comparación como la que realiza Gustavo Bueno (y Stanley Payne) entre las sublevaciones de 1934 y 1936; sólo que con evidente «ventaja» para la segunda dado que si no cabe mantener seriamente el carácter fascista de la CEDA, de lo que no cabe duda es de que detrás del Frente Popular –y satelizándolo por así decir– estaba el imperio URSS.

Atentamente

De: José Manuel Rodríguez Pardo
Fecha: 28 de Diciembre de 2003
Asunto: República y franquismo

Estimados amigos:

Tiene razón Antonio Romero en lo sorprendente que resulta este texto que he publicado. En general, tiende a ser ocultado por los historiadores universitarios, cuando deberían leérselo mil y una veces para poder rectificar sus errores. Que Franco no era propiamente un republicano (ni tampoco masón, como algunos llegaron a sugerir) es algo bien sabido. No se mostró especialmente irritable respecto a los cambios políticos durante la Restauración, la dictadura de Primo de Rivera o la república, hasta que vio la situación como insostenible. De hecho, cuando Sanjurjo se rebeló baldíamente, Franco le amonestó por haber pasado, de un año a otro, a promover un cambio de régimen y querer destruirlo más tarde.

Respecto a la propia naturaleza del alzamiento del 18 de Julio, lo cierto es que se concibió como republicano, buscando tomar el poder en toda España y proponer un referéndum sobre la constitución. De esto he señalado algunas cuestiones en mensajes anteriores de esta sección, aunque parece que Felipe Giménez, que ya presentó la misma pregunta que ahora, no se ha dado cuenta.

Sin embargo, esa idea fue desechada por la caída estrepitosa de la legalidad republicana en la zona presuntamente leal al gobierno. El gobierno de Giral, en lugar de sostener la constitución, entregó armas a los sindicatos y jubiló a la práctica totalidad del ejército que había quedado bajo sus órdenes, aproximadamente la mitad. De ahí que luego campara a sus anchas una revolución anárquica, sin rumbo fijo, entre socialistas, anarquistas y comunistas los primeros meses, y se creara un ejército popular e indisciplinado en ese primer período. Bajo estas premisas, y viendo quiénes se habían alzado contra el Frente Popular, era evidente que la república no podía sostenerse, y que el régimen iba a derivar hacia una dictadura, monarquía constitucional o como queramos llamarla de corte corporativista, como en Portugal o Brasil (Franco no obstante, al contrario de en otros regímenes corporativistas, no eliminó la monarquía, pues realmente la restauró al final de su régimen). Fue un período de postración supuesto lento, pero al final de resultados ciertamente loables.

Un cordial saludo, José Manuel Rodríguez Pardo.

De: Felipe Giménez Pérez
Fecha: 29 de Diciembre de 2003
Asunto:

Estimados contertulios: En contra de Franco se puede aducir que el PIB de 1935 sólo se alcanzó en 1954. Además está el tema de la insólita crueldad de Franco y de los sublevados: a todo el mundo lo fusilaban. Hay algo ahí que falla en Pío Moa. Los fusilados después de 1939 fueron numerosos. Sobre las cifras puede haber discusiones. No, hubo exterminio político y eso no lo justifican las irresponsabilidades de las izquierdas. A mí me chirría la doctrina de Pío Moa que exalta a Franco y al franquismo. No sé, no vendría mal que algún progre nos expusiera su versión de los hechos, porque si Moa lo único que hace es copiar a Arrarás y a otros para entonar su palinodia política como miembro que fue del GRAPO, entonces, no cabría concederle el más mínimo crédito. ¿Qué pasó en la plaza de toros de Badajoz en 1936? Si la derecha era tan civilizada, pacífica, legalista, ¿Cómo en cuestión de días se convirtió en algo tan sanguinario? Atentamente,

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